El oceano

Quizás debería visitar mundos nuevos, mundos que no están por encima del los árboles, si no bajo el agua.
Quizás debería conocer el océano, tocar con las yemas de las manos su superficie, y poco a poco empezar a hundirme, viendo como los colores van cambiando, como la luz del sol va desapareciendo, haciendo paso a un azul oscuro. Es como si anocheciera, en un mundo húmedo. Allí abajo todo se mueve como un ligero baile, un vaivén incesante, musical. Aquí todo va lento, como si el tiempo hubiera decidido que la prisa no viene bien para maravillarse con el sinfín de colores.
El océano es como un cielo oscuro, y las estrellas, las innumerable criaturas que viven en aquella ciudad acuática.

La gente aspira a tocar el cielo, el espacio, las estrellas, cada vez mas lejos, como si la altura te hiciera más importante, pero quien aspira a tocar el suelo del océano o a bailar al son de las olas