El eco otra vez [Echo y Again, feat. Gumi-Crusher]

Publicado por Kaisa Morinachi en el blog Crazy house. Vistas: 44

Vocaloid ya no se fue de mí y estaré escuchando canciones roboticas por la eternidad, es todo un mundo y es el mundo donde yo más estoy cómoda en cuanto a música respecta, tantos bancos de voz y autores, es imposible no encontrar al menos una que te guste.

Y hay una que siempre vuelve, junto a otras, pero esta ha sido objetivo de muchas de mis reflexiones. Desde que debía tener entre 11 y 12 años, hasta ahora que tengo 17, antes sentía que las llegaba a comprender y, después de meterme al mundo de los roles y conocer ese universo extraño y atemorizante que generan... Nada, cada canción que antes sentía que llegaba al menos a comprender en su gran medida, ahora cada vez que las vuelvo a escuchar más y más sentido me hacen.

Ahora no es un intento de comprenderlas, ahora las voy comprendiendo y no dejan de maravillarme. Así que con eso dicho, les dejo dos de mis canciones favoritas de Gumi, hechas por el o la compositora Crusher.

Sin más dilación, tan solo disfrútenlas, analícenlas o ignórenla, yo con solo compartir mi opinión he tenido más que suficiente.

No me he puesto a revisar sí el autor dijo y desmintió algo sobre estas dos canciones y no lo veo muy necesario.
Altas para la interpretación, Again y Echo son canciones que cualquier adolescente puede amar con facilidad, porque tal vez pocas canciones reflejan esa dualidad de temor, desconcierto, ansiedad y, sobre todo, querer hacer lo correcto sobre todo.

La vida puede ser fácil, muy, muy fácil... o tu vida puede ser una reverenda desgracia sin salida.
En mi humilde opinión, cualquiera de esas dos opciones se ven agravadas en la adolescencia y nos puede durar hasta ser adultos jóvenes incluso, sobre todo sí no tenemos tiempo en frenarnos y decir: ¿Por qué he llegado acá, por qué me siento así y, en realidad, qué quiero hacer y sentir?

¿Puedo cambiar?
¿Hay opciones?
¿Soy capaz, o necesito ayuda?

Tu vida, independiente del resto, puedes verla como muy, muy difícil o no tan, tan difícil.
Puedes ver el vaso lleno o medio vacío.

Puedes ser optimista o siempre estar sumido en la miseria.

Puedes ser muchas cosas, pero algunas cosas son básicas.

No somos unos sin los otros, pero antes de ser los otros, debemos aprender a reconocer quienes somos.
Muchos problemas de la adolescencia, inevitablemente, nacen en la niñez. Yo misma lo he visto en mis propias vivencias y millones de casos de asesinatos, de enfermedades mentales e incluso los problemas más mundanos... tienen la real raíz en eso: La niñez. La adolescencia, en parte, por eso es tan compleja. No somos niños ni adultos, no somos nada en realidad, porque perdimos lo que éramos y no estamos, al menos todos, seguros de qué queremos hacer: ¿Qué es lo correcto? ¿Decepcionaré a alguien? U otras como: ¿En verdad quiero crecer, no podría seguir siendo un niño? E incluso quienes no ven su vida más allá de los treinta, veintisiete, veintitrés o incluso dieciocho...

Aquellos que sienten que el mundo, entre sus 11 y 14 años, es demasiado pesado para ellos o uno mismo es muy débil como para afrontarlo.

Cualquiera de esas sensaciones aterran, nos frenan y a veces quedamos en puntos sin salida, en callejones sin recovecos, en un mar aislado de posibilidades. Las formas de verlo y sentirlo varían infinitamente, porque a pesar de que todos somos humanos y compartimos bastante similitudes... ninguna vida será exacta a la otra e incluso sí compartes casi todas las características con otro... sigue siendo otro y tu tienes decisión sobre ti mismo, independiente del otro.

Hablo por mí y no quisiera hablar por esos otros, pero en realidad no solo baso mis palabras en mis propias creencias y vivencias, porque sí por algo he sido una estudiosa empedernida, es para entender mi alrededor no solo por el temor de ser herida...

También para encontrar el valor de querer cambiarlo. Todo eso que me hizo mal no solo a mí: Sí no a mis abuelos, a mis padres, a mis mas preciados amigos y a mis más estimados conocidos.

La vida es difícil, no nos mintamos. Y ser humano es muy, muy complicado. Somos complejos, algunos parecen más sencillos que otros, porque así es su manera de vivir y ser, es completamente válido. Luego están los similares a mí, que aman irse por las ramas y explorar hasta las posibilidades más inauténticas.

Porque así terminé y por algo llegué donde estoy.

¿Cómo cerrar esto? Ni idea, porque no es algo con cierre, podría volver en una sema, tres meses o dos años y seguir hablando, again, de la canción de echo. Porque es un gran tema que abarca un gran problema: Nosotros y nuestras decisiones.

En fin, siempre abierta al dialogo, se despide Mori de esta entrada.

(Eso significa que pueden comentar y yo encantada de leer y seguir reflexionando)

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