El caballero enmascarado y la ángel. |historia corta|

Desde la primera vez que ella lo había observado llegar sabía que algo cambiaría en ella, o en ambos. Su apariencia constaba de un cabello corto, de color violáceo casi azul. Su piel pálida como una delicada muñeca casi un ángel. Sus labios finos, ojos dorados como los rayos del sol. Siempre andaba sola, no había quien permaneciera a su lado, por lo que empezó a cambiar su actitud dulce por uno frío.

Ocasionando que todos la teman, esparciendo el rumor que era la más peligrosa de todo Montequiu, una aldea ubicada en algún pueblo cercano a la aldea de la lluvia. Ella disfrutaba de su paz hasta que le era interrumpido por hombres que la buscaban para obtenerla por dinero, por placer o por la curiosidad de ver si en realidad era de tenerla. Por lo que así fue comenzando sus días acabando con todos aquellos hombres con malas intenciones, su habilidad era el arte de crear origami,con ellos podía aparecer y desaparecer con delicadeza de los lugares, aunque también era un gran y letal arma, ya que cada papel ante el contacto de algún enemigo era acompañado con papeles bomba o inmovilizadores letales. Asesinaba de manera limpia y sencilla.

Hasta que un día llegó aquel enmascarado a sus tierras, al parecer algunos pueblerinos le había contado sobre ella. Al tomarse el tiempo de observarlo, una curiosidad nació en ella, aquel rostro del desconocido que era oculto por aquella máscara de espirales, solo con un pequeño orificio dejando a ver aquel ojo rojo, sin igual.

Ella se presentó ante él con sus alas hechas de origami, ocasionando que aquel enmascarado la observará como un ángel sublime y sin igual.

—Así que eres tu —dice una voz grave y masculina.

Ella posa firme sus pies en el suelo, y su expresión era neutra, tranquila y delicada.

—¿Me buscáis con que fin? —pregunta aquella joven de cabello violáceo.

—La curiosidad ha removido mi ser, trayéndome junto a su hogar —dice sincero, aquel enmascarado.

Ella lo observa atenta, y asiente conforme con su respuesta.

—¿Que deseáis preguntarme caballero? —pregunta seria pero con su mirada menos friolenta.

—¿Cómo os llamáis? Soy Nobius, un placer —se presenta el enmascarado.

Ella se acerca sin miedo ante él, su cuerpo se movía por una voluntad totalmente desconocida por parte de ella.

—Soy Nunali, Caballero Nobius, un placer conocerlo —corresponde el saludo.

Ambos se quedan un momento suspendidos al tener contacto visual, sus corazones empiezan a latir. Élestaba sorprendido y sonrojado por tal cercanía de aquella sublime ángel, sino fuera por la máscara estaría aun mas avergonzado.
Pero ante el contacto visual sintió como su mundo cambiaba al ver aquellos ojos dorados ocultos de la luz y que a la vez transmitían luz para los desafortunados de la vida. Por instinto roza su mano por la mejilla de aquella dama, un poco temeroso por que podría ofender la, pero algo lo removía y deseaba sentir aquella piel tan delicada y ahora suave. Al observarla, nota como cierra los ojos delicadamente para disfrutar aquel inocente y suave toque suyo.

—¿Realmente queréis conocerme, Caballero u se marchará en el momento que lo deje ingresar a mi corazón?—pregunta directa Nunali.

El enmascarado se sorprende ante tal pregunta, pero al querer negar, su corazón empieza a fallar, como si fuera que ni desease separarse de ella. Sentía que si se separaba toda la tranquilidad y plenitud se esfumaría, quizás se arriesgaría ante tal decisión pero sentía que su corazón la había elegido.

—No me alejaría nunca del ángel mas hermoso que ha visto mi ser, si lo hiciera sólo sería cavar mi tumba. Por que mi hermosa ángel Nunali, usted a conseguido que pueda afirmar que... El amor a primera vista existe, y no es más que una realidad —afirma.

Desde el momento en que había escuchado aquellas simples, graves y sinceras palabras sintió como su corazón se acojonara.

—¿Por qué justo cuando decido dejar de creer en el amor aparecéis?—pregunta mientras lágrimas de entusiasmo e ilusión resbalan por sus mejillas.

—Por que todo ángel bello como usted, lo merece, por mas que la vida pareciera que no la quisiera. Tarde o temprano el amor llega —finaliza Nobius.

Ella con el corazón acelerado, sin dudar lo abraza como si nunca fuese a despegarse de él, ocasionando que él le corresponda, tampoco queriéndola soltar.

—Gracias... No te arrepentirás, os lo prometo —pronuncia la bella ángel.

Y es allí como dos almas son unidas con la promesa de amarse hasta el final.