El aullido del lobo... Cap 8: El centro comercial... y conociendo más a Luke

Publicado por KateMukami en el blog El blog de KateMukami. Vistas: 566

Cap 8
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El centro comercial... y conociendo más a Luke
-Aquí Kate.- La voz que hablaba a través de mis pensamientos era suave y a la vez ruda, casi alegre, pero profesional.-Estoy junto a la cafetería. No he visto nada todavía. A lo mejor ella no está aquí, ya estoy vestido y en mi forma humana ven a hacerme compañía. -A lo mejor- dijo Kate en tono seco pero amable... acercandose a donde el se encontraba apoyado en la pared con los ojos cerrados.-Pero se supone que le encanta ir de compras, y su manada esta aquí y dijeron que vendría. Es la mejor pista que hemos conseguido. Tendremos que esperar o seguir buscando.- concluyo la joven.

Luke se aproxima hacia Kate, se detiene a unos centímetros lo suficiente como para no invadir su espacio. -La verdad es que quería hablar contigo-dijo finalmente. Kate lo miró directamente a la cara. -¿Sí?- Él se estremeció pero intentó ocultarlo. -Debería habértelo contado desde el principio.- Kate se temía lo peor, no tenía ganas de iniciar una discusión al respecto. -¿Qué quieres? -Podemos entrar ahí- eso era más una orden que una pregunta. Indicó con la cabeza lo que parecía una biblioteca. Kate hubiera preferido no hacerlo, pero no se le ocurrió ninguna razón aceptable para rehusar, así que lo siguió y cruzó los brazos cuando el cerró la puerta. -Me salvaste la vida.- No estaba del todo vuelto hacia ella; miraba las estanterias repletas de libros. Recortado contra él, tenía un perfil parecido al de un joven príncipe en una moneda antigua. Kate se encogió de hombros, no entendía lo que pasaba. -Tal vez. O tal vez no. ¿De qué te salve?.

-Si no te hubiera conocido yo...yo no seria quien soy.

-Yo no se a que te refieres no hice nada.

-Pero intentabas salvarme la vida. Nunca nadie lo había echo.- agacho la cabeza y se paso sus manos por su cabellera rubia y brillante despeinandose, Kate sabía bien a que se refería. Ella lo había salvado de si mismo, gracias a ella, él domestico a la bestia, mejor dicho la bella había domado a la bestia. -Hice algo que probablemente fue estúpido... otra vez... y tuviste que sacarme del apuro.

-Lo hice porque eres mi mejor amigo, Luke. Es lo que yo hago.

-Resultaste herida por mi culpa. Cuando conseguí escapar de la cárcel de tu familia, pensé que te había perdido para siempre.- Lo dijo en un tono cansino, sin una entonación especial. Pero a Kate se le erizó el vello de los brazos.

-Tengo que regresar junto a Cora.- Algo le pasaba a ella. Miraba en dirección a la puerta, saliendo ya, pero su voz la detuvo en seco.

-Kate, por favor.

Fue consciente de que él se le acercaba por detrás.


Kate sintió la piel de gallina. Erademasiado consciente de que él estaba allí, ese era el problema.Podía percibir el aire que desplazaba el calor corporal quedesprendía.

Él se limitó a permanecer allíde pie.

-Kate. Ya desde el primer momento enque te vi...-Paró y volvió a probar-. Tú.... relucías. Todo esecabello castaño arremolinándose a tu alrededor y esos ojos caféstornando al rojo vivo. Y entonces te transformaste. No creo quecomprendiera jamás realmente lo que significaba ser sobrenaturalhasta que vi aquello. Eras una chica y luego un lobo, pero en todomomento eras ambas cosas- Soltó una bocanada de aire-. Me estoyexpresando muy mal.

Kate necesitaba pensar en algo quedecir... ¡ya! Pero no podía, no parecía poder moverse.

-Cuando vi aquello, por primera vez,quise cambiar de forma. Antes de aquel momento, en realidad no meimportaba lo que pasara después, solo quería matar, y todo el mundosiempre me decía que tuviese cuidado porque sea la primera vez en miforma es con la que me voy a tener que quedar. Pero eso no es lo queintento decir. Intento...

Alargó la mano. Kate sintió lacalidez de su mano entre los omóplatos, a través del pelo, a travésde la tela de su mono nuevo que Cora le había regalado.

Kate tiritó.

No pudo evitarlo. Se sentía tan rara.Atontada y con la mente clara de modo sobrenatural al mismo tiempo.Débil.

No sabía que le sucedía, únicamenteque era potente y terrible.

La mano de Luke permaneció en en suespalda, con la calidez que emanaba calándole la piel.

-Me doy cuenta de la gran aversión quesientes por mí- dijo Luke sosegadamente; aunque no habíaautocompasión en su voz, parecía sacar las palabras con grandificultad-. Yo no voy a intentar cambiar eso. Tan solo quería quelo supieras. También me doy cuenta de lo que has hecho en mí.Necesitaba darte las gracias.

Algo empezaba a hincharse en el pechode Kate como si fuese un globo. Cada vez más grande. Apretó confuerza los labios, asustada como no lo había estado nunca cuando seencontraba rodeada de verdaderos monstruos.

-Y... no lo olvidaré- seguía diciendoLuke, todavía con voz sosegada-. Algún día encontraré un modo decorresponderte.

Kate se sentía desesperada. ¿Qué leestaba haciendo aquel chico? Había perdido el control de sí misma;temblaba y le aterraba que lo que sentía en el pecho fuese aescapar.

Todo lo que era capaz de imaginar eradarse la vuelta y pegarle, como un animal atrapado que arremetecontra alguien que intenta rescatarlo.

-Es tan extraño-dijo él, y Kate tuvola sensación de que casi la había olvidado y hablaba consigomismo-. Cuando estaba creciendo, rechacé irme con mi abuela a vivira España. Se suponía que aquí ya no me quedaba nada. Pensé queera mejor no pelear... si es era posible.

Ahora parece poco realista.

Kate podía sentir más que calorahora, pues pequeñas chispas eléctricas se propagaban al exteriordesde la mano de Luke y discurrían por la parte interior de susbrazos. No eran chispas auténticas, desde luego. Ni Joaquín como elle hablaba podía provocarle y causarle tan efecto y desorden en símisma. Pero se le parecía terriblemente. Todo el cuerpo de Kateestaba lleno de zumbidos.

Algunas personas no tendrían quepelear, pensó atolondradamente. Pero, no, eso era descabellado. Todoel mundo tenía que pelear; de eso iba la vida. Si uno no peleaba,era débil. Era la presa.

Él seguía hablando en un tonoabstraído.

-Sé que piensas...

El pánico de Kate alcanzó el puntoálgido y la joven giro en redondo.

-Tu no sabes nada de mi. Nada. No seque te puede haber hecho pensar eso.

La miró sobresaltado pero no a ladefensiva. La luz plateada que brillaba a su espalda iluminaba loscontornos de sus finos cabellos.

-Lo siento-dijo él con dulzura.

-Perdón yo... Sólo no te disculpes.

Kate estaba a punto de salir pero algola detuvo sujetandola de la cintura acorralandola, pero la tomó con mucho cuidado como si fuese un animal herido pidiendo a gritos ayuda. Ella supo qué pretendía hacer, en que punto Luke por el hecho de su incomoda cercanía y el modo en que este la miraba. Le sonrió, con amabilidad y picardía, y bajo su mirada aún sin soltarla. Él la miró. Y a pesar de todo lo que ella sabía sobre él, le sorprendió la terrible intensidad de su conmoción. La miró fijamente con aquellos ojos grises y azulados que continuaban a lo largo de kilómetros... y luego la pegó más a el, como si eso no fuera posible. Kate se sobresaltó. La había visto en acción. ¿Cómo podía ser tan estúpido como para agarrarla? Parecía no ser en absoluto consciente del peligro que corría. No había nada tranquilo o vacilante en él ahora, y la miraba fijamente con una especie de ternura acongojada, como si estuviera a punto de perderla para siempre. Era como si el joven intentase verter amor, calidez y luz dentro de ella mediante una conexión directa.

Tú estas loco, pensó Kate, y sintió la imperiosa necesidad de escapar en ese mismo instante. La sensación de vacío se estaba convirtiendo en una debilidad terrible que se esfumaba por toda ella. -Tu vida ha sido tan dura... Mereces que te sucedan cosas buenas ahora... únicamente cosas buenas. Ojalá...- Se interrumpió, y una especie de temblor le recorrió el rostro.

No-pensó Kate-, no permitiré que me vuelvas débil. No escucharé más tus mentiras.

Pero el problema era que Luke no mentía en absoluto. Era uno de aquellos idealistas idiotas que decían lo que pensaban. Y a ella no debería importarle lo que él creyera, pero descubrió que sí le importaba. Le importaba terriblemente. Luke se limitó a permanecer allí mirándola con lágrimas en los ojos que brillaban igual que piedras preciosas. Algo se desgarró dentro de Kate. Y entonces todo cambió. Al principio, no podía comprender lo que sucedía. Presa del pánico, en todo lo que podía pensar era en que se perdería a sí misma. Perdía la coraza, la dureza, todo lo que necesitaba para permanecer con vida. Alguna parte de la zona más profunda de su ser se derretía, fluyendo en dirección a Luke.
Intentó recuperarla por la fuerza, pero no sirvió de nada.
No pudo pararla. Con distante conmoción, advirtió que había cerrado los ojos, y caía, caía... y no le importaba. Algo la atrapó.

Sintió la calidez de unos brazos rodándola, sosteniéndola. Y sintió cómo se recostaba en aquella calidez, relajándose, dejando que él sostuviera parte de su peso, como si alguna otra persona le controlara el cuerpo.

Había tanta calidez...

Fue entonces cuando Kate descubrió algo extraño. Que la calidez podía provocarle escalofríos. Estar así de cerca, sentir a Luke afectuoso y sólido y allí para aferrarse a él... hizo que la recorriera un escalofrío de placer. Y entonces percibió la auténtica conexión.

No fue algo físico. La chispa que pasó entre ellos les conectó mente con mente, y fue un fascinante fogonazo de comprensión total. A Kate casi le estalló el corazón.

Eres tú. Dijo él, su voz estaba en su mente, la misma voz que había escuchado en sus sueños. Ella estaba repleta de asombro y descubrimiento. Eres tú... aquella a la que he estado buscando. Eres ella...

Y Kate le habría dicho lo demencial que era aquello, salvo porque era justo lo que ella misma sentía. Era como se acabase de girar y se hubiese encontrado inesperadamente frente a una figura sacada de uno de sus sueños. Una persona a la que conocía instintivamente, igual a como conocía su propia mente.

Yo también te conozco- dijo Luke esta vez en voz alta- Somos tan parecidos...

Estas demente- pensó Kate

Nos pertenecemos el uno al otro- Dijo Luke con sencillez-. Así.

Cosquilleos cálidos. Kate podía sentir la fuerza de su amor igual que una luz fuerte brillando hacia ella. Y no pudo... resistir... más.

Sus brazos se alzaron para enredarse en el cuello del joven. Su rostro se alzó ligeramente, lo suficiente para llegar a él, porque ella era más baja, y los labios de ambos estaban ya solo a dos centímetros de distancia. El beso fue estremecedor, delicioso y muy dulce... Se separaron por falta de aire, Kate volvió a estremecerse.

Hay algo... algo que tengo que recordar...

Te amo, replicó Luke.

Sí, pero hay algo que he olvidado...

Estamos juntos-pensó él-. No quiero recordar nada más.

Y eso probablemente era cierto. No podía culparlo en realidad. ¿Quién querría perturbar aquella calidez, intimidad y dicha serena?

No permitiré que estés sola, eres mi ancla, dijo él.

Le acarició el pelo con las yemas de los dedos. Eso fue todo, pero provocó casi un cortocircuito en el proceso mental de Kate. Pero no del todo.

Te amo...-dijo Luke y sus brazos la ciñeron con más fuerza.

Kate fue a responder pero algo, mejor dicho alguien.

Se separaron con un tirón, se desasió. Descubrió que estaba de pie en la biblioteca, mirando fijamente a la persona al frente de ceño fruncido quien miraba con odio al rubio. Este tenia un semblante conmocionado y acongojado como si lo hubiesen arrancado de un sueño de un bofetón.

Ya está aquí, salgamos- dijo el de mirada fría y postura de macho alfa.

PDV de Kate:

¡Dios mio, me gusta Luke y lo bese!

Joaquín, ¿Vio todo, inclusive el beso? Oh claro que lo vio si no fuera la misión de seguro se estarían matando entre los dos. ¿Por que no lo habíamos visto?, es decir se que había otra presencia pero no me importo.
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