El arte de besar

Publicado por Renesmee Hyuga en el blog Neko Thoughts. Vistas: 278

Los hay suaves y delicados… dulces y sensuales… rápidos y divertidos… lentos y apasionados... y ¿Quién sabe? Se pueden descubrir muchos más. La imaginación es el límite y si tú y tu pareja tienen esa curiosidad por lo desconocido, no les será muy difícil encontrar un mundo de posibilidades en este y puede que en otros ámbitos.


Pero bueno, sin importar el tipo, los besos son actos que siempre tienen algo nuevo que aportar. Un beso trae consigo un millar de emociones que se revolucionan en tu fuero interno con agresividad. Imaginemos a las emociones como líneas de colores sin fin alguno, todas parten de un mismo punto y se extienden por todo el cuerpo, serpenteando con total libertad sin nada que perturbe su camino, entrelazándose sin llegar a enredarse de una manera increíblemente armoniosa, e incluso, casi perfecta. Hasta puede que el coro de los ángeles se deje escuchar de fondo si son lo suficientemente creativos.


Técnicamente un beso es solo el roce o choque, dependiendo del caso, de los labios con alguna zona del cuerpo de su contraparte, bien sea los labios, las mejillas, frente, nariz, cuello y la lista continua.


Pero más allá de ser solo una acción que involucra a dos personas en determinados momentos y/o circunstancias, puede llegar a ser algo un poco más complejo. El gesto es simple pero el intermedio y lo que esto genera puede ser más que solo poner los labios y ya.


Por ejemplo, hablemos de los besos labios vs labios.


Generalmente son el sello de la pareja. Su forma de saludo y muestra de cariño personal, pero el asunto no muere en estos detallitos.


La esencia de un beso, depende de muchos factores. Ninguna persona besa igual a otra. Es algo curioso porque el acto es el mismo.


Varía la sensación y la forma en que se realiza… cada quien tiene su manera… su estilo y así como nadie besa igual, el sentir del beso también cambia.


Algunos te pueden decepcionar, como los besos robados por la persona equivocada o cuando tus expectativas con respecto al beso de una determinada persona son muy altas y al llegar el momento la realidad te deja un sentimiento algo molesto al darte una cachetada mental que te hace bajar de la nube en la que te subiste.


Otros te pueden volver adictos. Algunos explotan tu lado pasional y si eres curioso no podrás parar de seguir descubriendo.


Cuando todo se basa en atracción, los besos generan una emoción de éxtasis combinado con las ganas de sentir ese cosquilleo en la boca del estomago, son algo nuevo que no quieres dejar ir.


Cuando la atracción cruza la barrera y los sentimientos toman su puesto en el trono, los besos, aparte de adictivos se vuelven un refugio, digamos que se vuelven parte de tu pequeño mundo perfecto donde solo existes tú, tus emociones y tu imaginación, donde no hay problemas que te perturben ni nada que pueda dañarte. Tu lugar de confort.


Basada en mi experiencia personal, los besos (viniendo de una persona muy especial) son lo más exquisito que he probado, después del chocolate claro. Es aquel famoso momento donde el mundo no es más que un entorno vacio y lo único en lo que mi mente puede concentrarse es en sentir.


Sentir su presencia…


El calor de su cuerpo junto al mío...


La fragancia que emana y con la que me envuelve...


Sus manos rozando con cariño mi piel...


Sus labios sobre los míos embriagándome con su sabor y su ternura...


La vista no es necesaria. Requieres de su ausencia para sentir en toda su totalidad el beso. Fundirte en él y probar cada nueva sensación que como gotas de lluvia caen de manera torrencial.


Es un baile magistral cuyo inicio varia y su coreografía es una serie de improvisaciones que aunque parezcan ensayadas son coordinadas por el calor del momento y los pasos jamás se repiten. Cada beso es un baile nuevo y para la pareja es natural dejarse llevar por el ritmo de la música de sus corazones. Una melodía que solo ellos pueden escuchar… la música del alma combinada con el sentimiento más bello que una persona puede sentir: El amor.


Las notas viajan como las emociones por todo tu ser y te inspiran a seguir sintiendo, seguir explorando… seguir descubriendo nuevas melodías.


Todos tenemos un compás propio que nos identifica y nos diferencia del resto.


Mezclar notas y crear una nueva melodía en cada beso es algo espectacular.


Los sentimientos juegan un papel importante en este baile y lluvia de notas. Va mucho más lejos de solo gustar de alguien. Cuando se ama a una persona el baile que se crea es tan abstracto para los demás que solo los compositores pueden apreciar el arte que crean. No necesitan que su obra sea admirada por los demás. El valor que ellos mismos le dan a semejante acto es suficiente para que su arte sea importante. Mientras la llama sea avivada constantemente, siempre existirá esa explosión artística única y privada. Algo que les pertenece a ellos solamente.


Unen sus pequeños mundos creando uno nuevo donde ambos conviven tranquilamente por unos instantes con sus melodías y su preciado baile exótico. En soledad. Una soledad pacifica y placentera donde sus mentes pueden descansar de los problemas del mundo exterior. El mundo “real”.


Y tú… ¿Has probado el maravilloso arte de besar?
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