El águila sobre la cima del árbol (recuerdo de niñez)
Publicado por Sonia de Arnau en el blog El blog de Sonia de Arnau. Vistas: 368
No recuerdo que edad tenía, pero más o menos unos siete u ocho años. Bueno, mi primo que es de mi edad, vivía a un lado de nosotros. Él era, además de primo paterno, vecino y amigo porque vivíamos relativamente cerca, por lo solíamos jugar con él.
Él solía, a mi y a mis hermanos, contarnos historias o “anécdotas” que él vivió; nosotros lo escuchábamos porque disfrutábamos mucho de hacerlo. Detrás de nuestro patio, había un terreno vacío, ahí había un árbol alto, muy alto porque podimaos verlo apesar de que el patio estuviera amurallado. Un buen día él apuntó la cima de dicho árbol y nos preguntó si alcanzábamos a ver lo que había arriba. Nosotros miramos a la vez que asentíamos; ya días atrás nos habíamos dado cuenta que había algo marrón arriba, mas no sabíamos que era.
Mi primero nos dijo que esa cosa era un águila, y que su papá le contó que tuvien comúnéramos mucho cuidado porque era un ave muy peligrosa, era tan grande que se podía llevar a los niños y además, atacaba sin piedad. Después nos preguntó si recordábamos a Fulanito, quien era un amigo/vecino que ya no veíamos (spoiler; se mudó), bueno que esa águila lo había atacado y que lo mandó al hospital y que casi moría. Le creímos y recuerdo muy bien que mis hermanos y yo, desde ese día teníamos miedo de salir al patio por temor a que aquella gigantesca águila nos atacara.
De solo acordarme me da un poco de risa porque en verdad cuando salíamos al patio trasero, siempre mirábamos la cima del árbol, jugábamos, pero siempre estábamos pendientes de dicha águila y nos tranquilizábamos al ver que estaba ahí, y siempre estuvo ahí, nunca se movió y es curioso porque las semanas pasaron, los meses y ese “águila” siempre estuvo en ese mismo lugar. En esa misma cima.
Los años pasaron; y nos habíamos olvidado de todo ese cuento, no obstante, una tarde que salimos y nos asomamos hacia la cima, se nos hizo raro no observar al “águila” (o esa cosa). Así que decidimos ir al terreno vacío y al acercarnos al árbol, nos dimos cuenta que a un lado, a varios metros de la copa había un gran pedazo de plástico color amarillo; un plástico viejo y quemado pro el sol, supusimos que "esa" era el águila.
De acordarme de eso, me da risa. Y algo de verguenza porque duramos mucho tiempo creyendo que en verdad ese plástico era un águila.
Bueno, esa es la anecdora de mi infancia. Es para la actividad de diciembre te desafía.
a Mori le gusta esto.
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