Dibujando en mi alma (Kuroshitsuji-Sebastian) Chapter I: Ese mayordomo, llegando
Publicado por KateMukami en el blog El blog de KateMukami. Vistas: 569
Un nuevo contrato...
Una nueva venganza...
¿Un amor imposible?
Nuevos peligros y villanos.
La persona que esta a mi lado, ¿Será de fiar?
Lo que no sabía es que esa misma noche tormentosa mi vida daría un giro de 360°, y todo lo que creía bello y maravilloso, se volvería mi peor pesadilla y me envolvería en un gran vació de dolor insoportable.
¿Qué aventuras le esperan a Roxanne?
La noche oscura y tormentosa azotaba los cristales del vagón del tren, el frió era estremecedor, las luces hacían corto a medida que saltaba en los rieles. Me encontraba sentada del lado del pasillo leyendo mis apuntes sobre la historia del arte, últimamente la universidad no ah sido tan fácil de sobrellevar, pero eh aprobado casi todas las materias del segundo cuatrimeste del 3° año. Mi meta es terminar la universidad amo el arte, siento que lo llevo en la sangre desde pequeña cuando dibujaba en las clases, es claro decir que mis maestros me regañaban por eso, o por escribir novelas fantasiosas que jamás nadie leería, pero no me importo jamás, y no me detuvo para lograr lo que quería, ser algo así como Dalí o Picazo, o escribir como Edgar Alan Poe. La vida que llevo es común solo somos tres en mi casa, mi madre, mi gato Orus y yo. A casi lo olvido mi nombre es Roxanne Tanner, tengo 22 años, y me creen algo "rara" a decir verdad, solo por el echo de que me guste el arte y las lecturas de Poe, mi libro favorito "Ojos del gato negro", si es posible lo leería una y mil veces más, otra cosa por la que me ven así es por mi ropa, camisetas negras vaqueros y converse, dependiendo del día me recogía el pelo o me lo dejaba suelto. Yo no soy de esas chicas a las cuales se le pueden decir bonita, quizás lo único que consideraba lindo de mi era mi cabello castaño largo y con pequeños bucles y mis ojos cafés oscuros. Lo que no sabía es que esa misma noche tormentosa mi vida daría un giro de 360°, y todo lo que creía bello y maravilloso, se volvería mi peor pesadilla y me envolvería en un gran vació de dolor insoportable. Luego de casi media hora en el maldito tren, que justo esa noche se le ocurrió ir mas lento de lo normal, pude ver salir corriendo de mi casa a un muchacho de cabello rubio y ondeado que, a simple vista reconocí, era uno de los chicos de la universidad a decir verdad el más popular Yan Tayler, el cual a mi también me parecía realmente lindo. Pero eso no importaba ahora, entre a mi casa quedándome helada, por el solo hecho de ver a mi madre en el centro de la sala tirada en el piso rodeada por un charco de sangre, su sangre, ella estaba muerta, me había quedado completamente sola y mis vecinos no se encontraban por su trabajo, no podía pedir ayuda, quizás tuviera la suerte de encontrarme con alguien en la calle, a pesar de la densa tormenta que había.
-¡Que alguien, quien sea me ayude!- grite sin pensarlo dos veces.
Claro, no tenia idea de lo que pasaría, no sabía lo que esas palabras habían desatado, lo que cambiaría en mi vida, tal vez no tendría que haberlas pronunciado jamás, pero ya era tarde allí estaba delante de mi, una criatura alta de ojos rojizos rasgados como serpiente, una sonrisa que causaba pavor por sus afilados colmillos, a quien había llamado sin pensar, fue a un demonio.
-¿cuál es tu deseo?- dijo con una voz algo siniestra pero a la vez cautivadora
-Mi deseo...-balbucee en voz baja-pues...
-Anda ¿dime que deseas?-habló esta vez mas seductor.
-Yo... yo quiero vengarme de la muerte de mi madre- dije finalmente
-Pues así será, firmaras un contrato conmigo, te seré fiel hasta el final, pero una vez finalizado el contrato
-Tendrás mi alma... lo se- no quería ser grosera al interrumpirlo, pero realmente lo sabía, porque en muchas oportunidades pude leer de este tipo de contratos con los demonios- solo una cosa más, me cuidaras en todo momento, si te necesito en cualquier cosa vendrás a mi ayuda
-Yes, my lady
-Lady...-las palabras salieron de mi boca sin poder detenerlas - pero, tengo una duda ¿como te llamaré?
-jajaja-río con malicia- me llamaré como el ama lo desee
-Te llamaras-vacilé un momento- Sebastian... Sebastian Michaelis, y debes verte como un humano, no puedes ir con tu forma real por todas partes.
-Dicho esto el contrato esta echo, ahora solo debe decirme donde quiere llevar la marca del mismo
-La quiero en mi mano izquierda- era un lugar dentro de lo que se podía aceptable, ya que nadie pensaría en esta época que es un contrato con un demonio, sino que se vería mas como un tatuaje exéntrico, como los que están de moda ahora.
El solo me miro y beso la zona donde indique que hiciera la marca, el tacto con sus labios sobre mi piel realmente me causo escalofríos, por un segundo sentí que se me cortaba la respiración, pero eso acabo, cuando el pentagrama comenzó a marcarse sobre la piel haciendo que gotas de sangre cayeran de el, era algo impresionante para la vista y tan doloroso que quemaba la carne. Respiré hondo aguantando el dolor evitando gritar, cerré los ojos, pero abrí uno un poco, viendo la sonrisa del demonio, que disfrutaba de verme sufrir por el dolor. Cuando el ardor del sello seso, me mire la mano, dándome cuenta de lo que había echo y que ya no había marcha atrás, firme con mi sangre un contrato con Sebastian, un contrato que no podía romperse jamás, hasta el día de mi venganza.
Sin más, lo hice pasar a mi casa, ya que de ahora en más el estaría conmigo, cerro la puerta tras de mi como si fuera un caballero medieval dejando pasar a su dama, pero cuando levanto la mirada se quedo petrificado, sus ojos rojos observaban algo a lo lejos, no era el cuerpo sin vida de mi madre, sino que al parecer, miraba a Orus, mi gato negro y ojos celestes, como si fuera un tesoro que nadie encontró jamás. Lo tomo en sus fornidos brazos, y este lo miraba ronroneándole felizmente, la blanca piel del demonio resaltaba con sus fríos ojos carmesí y ni hablar con su cabello negro sobre su fino rostro, cuando le pedí que pareciera humano, lo dije para no levantar sospechas con nadie, pero no pensé que iba a ser... bueno tan sexy, sacudí mi cabeza para alejar ese pensamiento de mi mente.
-Sebastian, veo que ya conociste a Orus y le caes bien, pero quiero que me ayudes con...-no termine de hablar
-Yo me encargo señorita-dijo tomándome la barbilla con una de sus manos mientras me veía a los ojos-usted haga lo que tenga que hacer.
Mis mejillas enrojecieron como si fuera un par de tomates, corrí la mirada y me encerré en mi habitación apoyándome en el escritorio. Apoye las manos en mi cebeza tratando de contener las lágrimas, por haber perdido a mi mejor amiga, mi confidente, mi madre ¿Quién le hizo esto? ¿Cuál seria el motivo para matarla? ¿A caso fue por alguna deuda? ¿Porque a ella? ¿Porque?, realmente sentía que me había quedado sola. Suspire solloza, y tome el libro de historia de mi mochila, comenzando a leer desde donde lo había dejado, realmente muchas de las cosas de la historia del arte y cada movimiento artístico eran complicados, pero muy pocas personas podían comprenderlos, por ejemplo en el arte abstracto muchos pueden ver a trabes de el pero otros simplemente lo ignoran.
-¿señorita, que esta leyendo?
-¿QUÉ HACES AQUÍ?
-Lamento importunarla, pero eh llevado a su madre al hospital para la autopsia y eh limpiado la sala- me hizo una reverencia- espero no este molesta.
-Oh, entiendo- dije al oír lo de mi madre- ¿pero como terminaste tan rápido?
-No dude de mis habilidades como demonio, My Lady- me dedico una sonrisa.
Me quede en silencio mirándolo algo roja, creo que el lo noto pero no dijo nada al respecto.
-señorita, ¿Por donde quiere que comencemos la investigación?
-sospecho de alguien pero no estoy segura...- mire hacia la ventana empañada por la diferencia de temperatura de adentro y afuera.
-si la señorita me lo permite, investigare a esa persona- dijo acercándose a la puerta y mirándome sobre el hombro- solo deme la orden, y lo haré.
-¿Orden?-jamás le he ordenado a alguien, eso es nuevo para mi-esta bien- respire hondo y lo mire a los ojos- es una orden Sebastian investiga a Yan Tayler.
-Yes, my lady.
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario