[Desafio a Julio] Día 09: Por todos esos idiotas que conoci... y por tolerarme

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Les contare una historia... de una calabaza solitaria y como aprendió a dejar de ser solitario pese a que le gustaba >: v

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Era el año 1820, estábamos en pleno proceso de reconstrucción de las vías del tren, mi viejo murió cuando unos caballos le pasaron por encima, y a mí me criaron los vegetales de la granja y las calabazas me enseñaron a leer y escribir...

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El que me conozca, sabe que a veces saco de quicio a las personas o que directamente caigo mal porque tomo cualquier cosa con tonalidades de humor, aunque sean malas, muy malas.


Mi carácter es fuerte, nunca fui de esos en el cole ni en bachiller de esos donde "todos somos un equipo, debemos apoyarnos" eran frases en las que creyera (y aún no creo en ellas). Siempre fui a mi paso, si otros necesitaban ayuda, pasaba de largo, si yo necesitaba ayuda echaba la cara a otro lado y encontraba la forma de salir del aprieto sin necesidad de ayuda de otro ser humano. Me gustaba ser solitario, era simple, todo era muuucho mas fácil al no depender de nadie y me ahorraba ponerme volátil al no enojarme si olvidaba algo, puesto que el único culpable seria yo.


Pero en bachiller conocí a dos idiotas que luego serían un pasaje para conocer otros idiotas en un futuro más cercano. No eran normales, uno era enano y parecía drogo, el otro era alto como yo pero se pasaba de buena gente... y luego estaba el desgraciado del grupo que era yo, fueron muy buenos tiempos.


Fue la primera vez que encontré gente por la que pensé "con estos al infierno y de regreso con los ojos vendados", finalmente había conocido gente que no solo toleraba mi humor a veces muy sobrepasado de la línea (los chistes sobre gente con cáncer o enfermedades letales/la muerte me son normales de hacer en cualquier situación, en cualquier momento) y mi carácter que no es muy flexible que digamos cuando entro en un entorno de competencia intelectual como lo son los estudios.


Fue una buena época, muy buena y me pego duro el decirle adiós cuando termino esa etapa. A mitad de bachiller por fin tenía todo lo que quería un adolescente en sus manos hasta cierto nivel, y aprovechando que en 3ro nos cambiaron de grupo a casi todos (fue un milagro que quedáramos los 3 juntos, pese a todo pronóstico) pude notar que ahora se me hacía más fácil confiar en gente nueva y que estos pensaran bien de mi o llegaran a necesitar ayuda y que estuviese dispuesto a darla... fue un paso gigante.


Les agradezco mucho a esos dos idiotas, aprendí a controlar mi carácter y sobre todo a hacerme ver que no todos son malos o unos completos inútiles, les doy las gracias por todo eso.


En resumen: Me enseñaron que a veces, puedes encontrar gente con la cual la palabra "equipo" puede sonar mucho más como "familia".

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