Denominación

Publicado por Borealis Spiral en el blog El blog de Borealis Spiral. Vistas: 392

Algo raro me ha tenido que picar como para que me den ganas de hacer esto, pero bueno.

A partir de hoy publicaré pequeños relatos sin relación con los personajes de mi historia "No necesitamos decirlo". Reitero que no es que estén relacionados con la historia principal; de hecho, muchos serán como fanfics de la obra, lo que indica que me tomaré muchas libertades con los personajes y sentimientos. Eso sí, mantendré las personalidades y esencias de cada uno de ellos.

La idea principal surgió porque mi mente no se queda quieta y porque estoy loca y porque no puedo mantener mi lado fangirl desquiciada de lado y necesito drama con estos personajes que empiezo a querer tanto, pero como no puedo darme ese gusto en la obra original, aquí estoy.

Muy bien, suficiente blablabla y a la acción. ¡Disfruten!

Denominación
A él siempre le había gustado tener las cosas claras. Se consideraba una persona lógica y ordenada en todos los aspectos, por lo que no era sorpresa que cuando no comprendía algo o no le gustaba cierta cosa, diera su opinión al respecto o investigara por qué causa o motivo pasaban las cosas o eran lo que eran. Era enigmático él mismo, pero no le gustaban los enigmas. Por ello, tampoco era sorpresa que de vez en cuando se preguntara con desconcierto e intriga cómo describir exactamente su relación con la chica sentada a un lado de él y que se mantenía ajena a sus pensamientos, muy concentrada en resolver el problema de Matemáticas que se mostraba ante ella.

Él podría no saberlo con exactitud, pero los que los rodeaban sí que tenían sus términos para ellos.

Amigos. Y era verdad, eran amigos, pero también eran mucho más que simples amigos.

Mejores amigos. Eso era más que sólo amigos, ¿cierto? Podría ser la que mejor los describiera, mas la realidad era que tampoco englobaba todo lo que ellos y su lazo representaban. No incluía esos momentos en los que se perdían en la mirada del otro, esos en los que la necesidad del uno por el otro quedaba al descubierto, esos en los que, aún sin palabras, era claro para ellos que la persona más importante para uno era el otro.

Novios. Tampoco eran novios ni amantes. Él no estaba especialmente interesado en el romance y las relaciones de pareja, mientras que ella en realidad ya tenía a su príncipe azul, quien por cierto era una gran persona y amigo suyo; quizás el mejor. Así que no, no eran enamorados.

Amigos con derecho. Y aunque a veces pareciera que actuaban como tal, en realidad estaban lejos de cumplir los supuestos derechos de los que se gozaban en ese tipo de relaciones.

Familia. Ese era probablemente el calificativo que más aborrecía, aunque podía entender por qué los clasificaban así pese a la evidente diferencia en aspecto, actitud y bueno, todo. Que él fuera dos años menor, que ella lo arrastrara a diestra y siniestra, que lo abrazara sin miramientos a cada rato y que lo tratara y le hablara como a un niño eran algunas de las razones por las que los consideraban familiares; hermanos, primos cercanos o lejanos, o de cualquier otro tipo. No obstante, él no era alguien que tuviera en alta estima el término "familia" y por eso nunca se emocionaba cada que se los aplicaban. No necesitaba una hermana; de hecho, no quería a ninguna.

Vecinos. Por supuesto que lo eran, pero de ningún modo le hacía justicia a su vínculo. Eran mucho más que meros vecinos.

—¡Lo hice, Emilio!

La entusiasta voz de su compañera lo sacó de sus reflexiones y llevó toda su atención a ella, quien alzaba en alto la libreta en la que había estado escribiendo.

—Ahora sí creo que lo hice bien, Emilio. De veritas, de veritas —aseguró, feliz.

—Veremos. —Fue la simple respuesta de él en lo que tomaba el cuaderno que ella le ofrecía y revisaba el problema—. Está bien.

—¡Siiií! Lo hice, ¡yey! —chilló, feliz, haciendo una pose de victoria—. Ah, claro que todo es gracias a ti, Emilio. Como siempre se te da súper bien enseñar. Es tan genial. Muchas gracias por la ayuda. —Y le sonrió como sólo ella sabía hacerlo.

—Da igual. Vamos, muéstrame que es cierto que soy buen maestro y haz el resto por tu cuenta, anda.

—Okey.

Ella volvió a los suyo y él también.

Alumna y maestro. Sí, claro. Ese sí que estaba fuera de la cuestión, pues aunque básicamente cumplían con los decretos típicos, no mantenían para nada el profesionalismo propio de dicha relación.

Y volvió al principio: nuevamente no supo exactamente cómo describir su relación con ella. Sin embargo, mientras la observaba allí sentada junto a él, su ceño fruncido en concentración, determinada a mostrar el buen tutor que era, decidió que no importaba. Amiga, hermana, vecina, alma gemela, conocida, novia; daba igual, la denominación no importaba. Lo importante era que ella era muy preciada para él y que la amaba tanto como ella lo amaba a él, sino es que más —probablemente más.

Sabiendo que entre ellos existía el sentimiento más sublime, puro e importante, lo demás terminaba sobrando.


Y eso es todo xD Espero que les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo.
Hasta otra.
a Marina le gusta esto.
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