De amigos y sentimientos... pt.2

Publicado por HaNi Venator en el blog Venator. Vistas: 199

Lindo día, hermoso clima, aire fresco, sol, buena música, felicidad. Me sentía…próspera.

Afirmada en Holy observaba el ambiente con una bebida energizante en la mano. Había más gente de lo normal, la reapertura del estacionamiento había llegado a todos los oídos jóvenes y bohemios del sector. La emoción se sentía en el aire. Al parecer unos nuevos pollitos se presentarían esa tarde en el escenario, más las batallas y alguna presentación de los artistas destacados.

Vi a Namjoon y a Tony moverse de un lado a otro, recuperando apuestas y cobrando. La última batalla estuvo interesante, ese tal Mark era bueno, se desenvolvió bien. Interesante.

- ¿Disfrutas?

- Estoy cómoda. – Sonreí.- ¿Cómo va el dinero?

- Se ha hecho algo. Hay bastante gente. – comentó mientras me mostraba los billetes celestes.

- Suena bien.

- ¿No subirás hoy? – quiso parecer desinteresado, fallando trágicamente.

- Sabes que no, Tony. – respondí tomando bebida.

- La gente te pide, streetfighter. – sonrió ampliamente. Lo miré y golpeé juguetonamente su brazo.

- ¿¡A cómo va la pasta, Tony amigo mío!? – volteamos a ver, encontrándonos con Geun Suk y Jungkook caminando hacia nosotros.

- Se acabó hace una hora, hermano. – se saludaron con un juego de manos, golpes, llaves, ¿eso era lucha libre?

- Debiste haberme guardado, eres un perro.- exclamó Geun Suk siendo atacado por una llave inmovilizante. Seguían peleando, alejándose un poco para tener espacio.

- ¿Cómo va la resaca, Kookie? – saludé con una sonrisa mientras me acomodaba en Holy.

- No tengo.- respondió con orgullo.

- Ese es mi chico.- le guiñé un ojo.

- ¡Claro, él puede ser tu chico! – escuchamos a lo lejos el grito de Geun Suk, negué con la cabeza.

- ¿Lo ignoramos? – preguntó Jungkook.

- Lo ignoramos.- afirmé.

- ¿Crees que vengan los chicos?

- Si te refieres a los amiguitos de mi primo…tal vez. Se notaban emocionados.

- ¿Y las chicas?

- Soyu viene.

- Eso da miedo. Nunca viene a estas cosas.

- Viene por Hoseok. – Afirmé burlonamente.- Tienen química esos dos.

- Te diré quien más tiene química. – lo miré sin entender. Levantó sus cejas repetidas veces, para luego mirar hacia el frente de nuestra ubicación, al otro lado del estacionamiento, atravesando la fila de apostadores. Seguí su mirada con precaución, había que tener cuidado con Jungkook y sus lecturas.

- ¿Jackson? – susurré.

- Sí. Él y tú, noona. Quí-mi-ca. – moduló lentamente en mi cara con una sonrisa.

- Me cae bien. – sonreí pícaramente mirando a Jackson de nuevo. Estaba apoyado en el capó de un Camaro naranjo con líneas negras.

- Uuuuh. – se burló golpeándome suavemente con el codo mientras yo reía.

- ¿Quién te cae bien? – Geun Suk y Tony, al parecer, habían dejado de “saludarse” como los subnormales que eran y volvían con nosotros.

- Nadie.- respondí indiferente.

- Debo seguir con el patrullaje. Luego hablamos.- Tony caminó lejos y se perdió entre la gente.

- Hey, quiero unos cigarros.- dijo Geun Suk.- ¿HaNi?

- Hoy no, pero si es que me arrepiento… Pull Man verde.

- Hecho.- y sin decir más se alejó también.

- Me motivaré.- sonreí. Cogí las llaves de Holy y levanté el asiento. Venía equipada con unas seis latas de Monster para pasar la tarde con dulzor. Tomé una y cerré el compartimiento.

- ¿Irás con Jackson? – miré en la dirección del chico rubio y linda sonrisa. Me estaba mirando, y al notar que correspondía a su mirada, sonrió con coquetería. Levanté la Monster ofreciéndosela, él pareció entender y asintió guiñándome.

- Así es.- dije lentamente.

- Disfruta.- comentó cuando comencé a alejarme.

- Cuida a Holy.

- Con mi vida.- afirmó haciéndome reír.

Caminé entre la gente bajo la atenta mirada de Jackson. Pasando entre medio de todo tipo de chicos y chicas, marihuaneros, drogos… Este lugar siempre terminaba en un caos más allá de las una de la mañana. Las tardes solían ser más tranquilas, aunque no dejaban de ser revoltosas. Normalmente yo me iba a las doce y algo, no me gustaba ver cómo tanto chicos como chicas se despojaban de sus ropas a causa del éxtasis inyectado, o ver como se armaban peleas eternas, a golpes, navajas, y más de una vez con armas de fuego. Pasado las una ese lugar se salía de control. No quería ni pensar cómo acabaría ese día, había más gente de lo normal.

- Su alteza ha vuelto a su castillo. – comentó Jackson sonriendo ampliamente cuando me detuve frente a él.

- Algo por el estilo.- alargué el brazo esperando que recibiera la Monster.- Manera de opacar un auto de ese calibre.

- ¿Por el color? – Recibió la Monster sin dejar de sonreír, volteando brevemente a ver el auto tras él.- Lo mismo pienso.

- ¿Es tuyo? – pregunté analizando el auto con la vista. No estaba mal, de hecho estaba como nuevo. No tenía luces de neón en la parte de abajo, y el modelo parecía original. Sólo me jodía el color.

- No. Es de un amigo.- abrió la lata y dio un pequeño sorbo.

- Al menos no tiene luces de neón. Creo que esas cosas le quitan todo el encanto a un clásico.

- Sí. Es una estupidez enchular un auto.

- Sí.- le sonreí. Nos quedamos unos segundos en silencio, sin quitar la vista de los ojos del otro, conociéndonos y recorriéndonos con la mirada.

- Y, ¿quién es ese chico?, ¿otro pretendiente? – volvió a hablar antes de beber más bebida moviendo la cabeza en dirección a Jungkook. Reí suave al escuchar su comentario.

- Es un amigo y compañero de trabajo. – señalé.

- Ah. Ahora que lo dices, estaba en el café, ¿no? – Asentí.- Hum. Siempre estás rodeada de chicos, ¿es eso normal? – ahora no aguanté las carcajadas y rompí a reír.

- No me llevo muy bien con algunos hombres. Aunque la mayoría de mis amigos sean chicos, también tengo amigas, ¿sabes?

- Eres toda una celebridad en cuanto a chicos. – sonrió de nuevo.

- En cuanto más me dicen eso, más me convenzo de que debería matarlos a todos.

- Uh, tranquila.- rió levantando las manos, haciendo que yo también riera.

- Veo que tienes buena compañía, Jackson.– un chico de cabello castaño muy claro, casi rubio, se acercaba a nosotros rodeando el Camaro con una sonrisa en su rostro.- Hola, soy Mark.- extendió su mano hasta mí.

- HaNi.- respondí cortésmente estrechando su mano.- Tú eres el ganador de la última batalla, ¿no?- inquirí.

- Wow, la gran HaNi se ha fijado en mí. Jackson, pellízcame. – dijo feliz estirando su brazo cerca de Jackson. Él solo rodó los ojos.

- Mark es un amigo de la infancia y él dueño de esta naranja con neumáticos. – explicó.

- Hey, deja el color de mi bebé tranquilo. – se quejó Mark.

- Te recomiendo o el negro o el gris. Resaltará más la figura.- propuse.

- ¿Ves? Ella me entiende.- dijo Jackson ante la mirada fugaz de Mark.

- Tienes buenos gustos. – dijo Mark. Sonreí.

- ¿Ves esa moto de allá? – señalé a Holy, aparcada a unos metros, al otro lado del estacionamiento. Él asintió.- Tony la pintó.

- ¿El chico de las apuestas? – Asentí.- ¿Crees que podrías derivarme con él? – rió Mark.

- No será problema. Siempre y cuando elijas un buen color.- bromeé. Los chicos rieron.

- Hey, me gusta esta chica.- le comentó Mark a su amigo.

- A mí también.- Jackson me miró directamente a los ojos con su sexy sonrisa dibujada. Correspondí a su sonrisa coquetamente.

- ¿La moto es tuya? Es una hermosura.- comentó Mark, interrumpiendo el momento, mientras miraba medio boquiabierto a Holy.- Deberías mostrarle tu auto, Jackson.- volvía fijar mi mirada algo sorprendida en el chico rubio.

- ¿Tienes auto?- pregunté realmente interesada. No sabía que tenía uno. Bueno, digamos que no tenía cómo saberlo. Llevábamos muy poco tiempo hablando, realmente hablando, que es diferente a miraditas coquetas y guiños a larga distancia.

- ¿Quieres conocer mi juguete? – sonrió pícaramente.

Recorrimos medio estacionamiento, hasta salir del edificio en ruinas. La entrada al lugar estaba siendo controlada por, supongo, colegas de Namjoon. No dejaban entrar a personas sospechosas o que tengan algún antecedente, en realidad chismes, de boca-floja o cosas por el estilo. Después de lo sucedido hace unos días estaban siendo demasiado precavidos desde mi punto de vista.

Salimos al fresco aire de la tarde otoñal, pasando a un lado del control de la entrada. Yo seguía a Jackson desde cerca, caminando sobre sus pasos.

- Wow, señorita. Un gusto verla.

- Hola, Brooki. – saludé velozmente.

- ¡HaNi! Deja la pasta.

- ¿Cómo estas, preciosa?

- Oye, ¿sabes si Tony tiene más polvo?

- ¡Me debes una cerveza de la otra vez!

Y otros comentarios, tipo saludos, recibí al pasar a un lado de la fila siguiendo a Jackson. Algunos, pasados de tono, otros amigables, otros burlescos…Respondí a la mitad de ellos, no tenía tiempo de sobra.

- Tan famosa.- escuché decir al chico frente a mí.

- ¿De verdad piensas que soy una celebridad? – reí.

- Todo el mundo te conoce. Todos quieren ser tus amigos.- se detuvo de pronto volteando hacia mí, casi haciéndome chocar contra su firme torso al ir tan cerca.

- Sólo quiero pasarla bien. – señalé al apartarme un poco.

- Es este.- indicó con la cabeza hacia su derecha, ignorando por completo mi comentario. Volteé a ver algo incrédula.

- Por las esferas del dragón. – exclamé con los ojos bien abiertos, acercándome lentamente al monstruo frente a mí. – No me jodas, Jackson. Un Mustang, un jodido y estúpido Mustang.

- Mustang Mach 5.- dijo orgulloso. El maldito auto, precioso a más no poder, era de un color gris perla muy hermoso, de última generación, nuevito de paquete. Llegó a Corea del Sur ese mismo año. Son los antecedentes que yo sabía gracias a Tony y sus explicaciones al ver esas exposiciones por la televisión.

- ¿Cómo conseguiste ésto? – no podía dejar de mirarlo, incluso a través de los vidrios polarizados. Según yo no había otro igual en Corea del Sur, por lo menos en Seúl, no había otro.

- Es mi regalo de cumpleaños.- lo miré, se había cruzado de brazos mientras mantenía la mirada fija en mí. – Cumplí veintiuno hace tres días.

- Oh. Es un buen regalo.- baje la mirada.- Un muy buen regalo.- repetí en un susurro.

- Entra, quiero mostrarte algo.- me dijo haciendo un movimiento con la cabeza haciéndome entender que entrara por el lugar del copiloto. Abrí la puerta con cuidado, no quería echarme un auto así, y me adentré en el Mustang. – Te gusta la vieja escuela, supongo.- dijo mientras ponía las llaves y daba contacto al motor.

- Sí, obvio.

- Lo mejor de este auto…- encendió la radio del auto con su típica sonrisa.-… es el sonido. – y de pronto una explosión de sonido retumbó en mis tímpanos, y estaba más que segura, que en todos los lados posibles. “The Next Episode”, de Snoop Dogg y Dr.Dre acogió mis oídos en su animado compás y melodiosa base de hip hop de la old school justo en el segundo diez de la canción. El bass del equipo dejaba sentir sus vibraciones por cada parte del auto, los asientos, las ventanas, las puertas, el techo…Sin duda el mejor equipo de música para un auto.

-Take a seat, hope you ready for the next episode. Hey ey Heyey.... ¡Smoke weed everyday! – cantamos la última estrofa del coro intentando movernos al ritmo de la base pegajosa.

- Es el mejor sonido que he escuchado en mucho tiempo.- grité por sobre la música.

- Quizás sea la mejor parte del auto.- respondió de la misma manera. Pausó la canción y las vibraciones del mejor tema conocido, a mi parecer, se detuvieron.

- Es increíble. Un buen regalo.- comenté mirándolo.

- Pienso igual. – Sonrió.- Deberíamos volver.- asentí y abrí la puerta para salir. Puso la alarma con sus llaves y nos quedamos parados frente a frente delante del auto.

- ¿Te gustó?- me preguntó sin despegar sus ojos de los míos.

- Es lo mejor.- respondí bajito.

- Algún día…podría darte una vuelta.- propuso.

- O mejor, podríamos salir.- contrataqué. Me miró algo sorprendido con una ceja alzada.

- ¿Hablas enserio? – preguntó incrédulo. Reí.

- Te debo algo por tu cumpleaños.- comenté aparentemente indiferente.

- Yo encantado.- sonrió de nuevo.

- Dame tu teléfono.- estiré la mano para recibir su celular. Me lo entregó algo desconfiado y comencé a escribir en él.- Es lo menos que puedo hacer para tus veintiuno.- le devolví el teléfono. Miró la pantalla y sonrió al ver mi nombre y mi número en la lista de contactos.

- ¿¡HaNi!? – se escuchó un chillido a lo lejos, aparentemente desde la entrada.

- Ya debo irme. Llámame cuando estés libre, ¿ok?

- Dalo por hecho. – respondió él.

- ¡HaNi! ¡Ayuda! ¡HaNi!– los gritos desesperados de una chica se seguían escuchado. Volteé a ver algo preocupada.

- Nos vemos, Jackson.- me despedí rápidamente para salir andando hacia la entrada.

Troté sobre el camino de piedras observando, o intentándolo… por mi baja estatura… hasta que logré ver a un montón de chicos reunidos en la entrada discutiendo con los aparentes colegas de Namjoon. Entre ellos divisé a Soyu, con aire desesperado moviendo sus manos nerviosamente, mientras Jin y Hoseok discutían con los tipos.

- Ustedes no habían estado aquí antes. No puedo dejarlos pasar hasta que Zico les dé el visto bueno.- ¿Zico? ¿Qué tiene que ver Zico aquí?

- Y yo te digo que esto es injusto, es un estúpido lugar público.- Jin, Jimin y Hoseok estaban con Soyu entre el montón de personas. Muchos habían comenzado a silbar y a gritar que se apresuraran y que dejaran de estorbar, eso sólo motivaba a los aires de tensión y enojo que sentí en el aire a escasos metros de ellos.

- Las reglas de aquí están claros, pijo. – Dijo el tipo de la expansión en la oreja.- Así que…o se largan, o esperan a que Zico esté libre.

- Oye, que somos amigos de HaNi. Soy su amiga, déjame hablar con ella.- logré oír. Uno de los chicos de la entrada miró a mi amiga con perversión, alzando la ceja y sonriendo no muy decentemente.

- Quizás, si te vienes con nosotros logremos encontrarla y preguntarle qué tan amigas son.- propuso el que tenía un tatuaje de dragón el del costado izquierdo del cuello.

- Hey, amigo, qué te pasa con la chica.- se quejó Hoseok, se estaba enojando, y muy rápido.

- Tú no te metas que esto es con ella.- gritó el otro chico.

- Sólo déjennos pasar, ¿sí? – soltó Jimin más que frustrado.

- Claro, pero la chica se viene con nosotros.

- Estás muy equivocado si crees que la dejaré contigo, imbécil.- Hoseok iba a explotar, y cuando él lo hacía ya no había vuelta atrás. Soyu se veía aterrada. Era su primera visita al estacionamiento y era obvio que había hecho esfuerzos sobrehumanos para acceder a venir. No le estaba gustando esta pelea. - La chica se queda.- Mi primo y el chico se habían acercado lo suficiente como para que sus cuerpos estuvieran a la par, cerca, listos para golpearse.

- ¿Quién lo dice?- preguntó burlesco y desafiante el de la expansión.

- Yo lo digo.- solté al fin, interrumpiendo.

- HaNi.- chilló Soyu con alivio, como si hubiera visto al mismísimo Dios en la Tierra.

- La chica se queda y todos pasan al evento. – sentencie. Jin había apartado a Hoseok y se había interpuesto entre él y el chico antes de que iniciara una dura pelea. De pronto el silencio en la fila se había hecho notar. Nadie movía ni un músculo, nadie silbaba ni gritaba que los dejaran pasar rápido, todos expectantes.

- Jung, no podemos hacer eso.- dijo el de la expansión de diez en la oreja izquierda.- Zico nos...

- ¿Zico? – Indagué. Caminé posicionándome frente a él.- Zico no tiene poder aquí. Así que hazte a un lado.

- Pero…-intentó reclamar el del tatuaje.

- Te mueves o te muevo, capullo.- sonreí.

Parecieron dudarlo por unos momentos. Era claro que no les convenía comenzar una pelea ahí mismo. Quizás muchos se les echarían encima en mi ayuda. Los del grupo de Zico eran claramente una disyunción en el estacionamiento, imponiendo sus reglas y sentenciando sin ser aprobados. Lo cierto era, que ese lugar no le pertenecía a nadie, era público para el que quisiera divertirse y respetar las normas a democracia que eran conocidas por todos los visitantes. Respeta para que te respeten, cuida de los tuyos, y no te metas en otros asuntos sin saber que puedas ganar. El resto quedaba a elección personal. Sin un grupo estable, estabas muerto. Solo, estabas muerto. Más valía mantener el ambiente agradable entre los grupos o de seguro que todo esto terminaría en un tiroteo.

Finalmente se hicieron a un lado y, no sin antes dedicarle una mirada de advertencia, caminé seguida de los chicos, internándonos en el edificio en ruinas. Busqué y a lo lejos vi a Namjoon y a Zico conversando sobre algo cerca del escenario. Era mi oportunidad debía hablar con ambos. Examiné con la mirada a Tony, a Geun Suk o a Jungkook, alguien que me ayudara, hasta que di con Tony cerca de Holy, bebiendo una cerveza mientras reía a carcajadas con un chico identificado como Jong In.

- Soyu, ¿estás bien?- pregunté con preocupación tomando una de sus manos.- Lo siento, no volverá a pasar, ¿ok? – dije cuando asintió afirmando. Soyu era más sensible de lo normal en los ambientes grotescos y violentos.

- ¿Qué onda esos chicos? – preguntó Jimin, seguía muy frustrado.

- De verdad lo siento. Si me hubiesen llamado al celular eso no habría pasado.

- Estabas ocupada.- se burló Soyu. Ah, con que había recuperado el don del habla.

- Ajá. No se preocupen. Esos dos recibirán lo que se merecen.- dicté.- Por ahora, vayan con Tony.- señalé.- Él los ambientará. – les sonreí.

- ¿Vendrás? – me preguntó Hoseok.

- Iré en unos minutos. Tengo unos asuntos que arreglar. – miré hacia donde estaban Namjoon y Zico.

- No te metas en problemas.- rió Jin comenzando a alejarse con el resto.

- No les prometo nada.- susurré.

Habían anunciado por los parlantes dispersos en el primer piso del estacionamiento, que pronto comenzaría una de las presentaciones preparadas por un nuevo artista secreto. Los jóvenes comenzaban a reunirse frente a la imitación de escenario al centro del lugar. No tenía idea de quien podría tratarse. Me había desligado totalmente de los movimientos de los eventos en el barrio después de que volví a la universidad. Ya no tenía el tiempo suficiente como para organizar a los raperos, ni preparar las pistas para ellos, ni retroalimentarlos en cuanto a técnicas. Había dejado todo eso de lado…hay cosas más importantes, ¿cierto?

- Deberías ver a quién le confías las puertas del local, Namjoon.- reclamé llamando la atención de ambos chicos a la vez que me cruzaba de brazos. Zico y yo atravesamos miradas.- Controla a tu gente, Zico. No estoy dispuesta a que pasen a llevar a los míos por culpa de tu complejo de superioridad.

- ¿De qué hablas? – preguntó Namjoon confundido.

- Dos chicos, uno con tatuaje de dragón y uno con expansión en la oreja izquierda, le impidieron la entrada a unos amigos y pervirtieron a mi amiga. – Expliqué.- Eso no suena para nada bien, ¿o sí?

- No alegues, HaNi. Cada uno debe cuidarse por su cuenta. Si no son lo suficientemente machitos ni mujercitas valientes, deberían pensar tres veces antes de venir aquí, ¿no crees? – reparó Zico sin expresión.

- Eso no justifica que tu supuesto “personal” se tome atribuciones que no les corresponden. Según las políticas de seguridad impuestas por ti, Namjoon, cualquiera es libre de entrar al recinto siempre y cuando cumpla con las tres reglas. Si se le sorprende rompiendo una, dos, o las tres, será sacado por la voluntad, o a la fuerza, sólo y cuando existan pruebas suficientes. Dudar de una persona sólo porque es desconocida para el resto es discriminación y falso prejuicio.- señalé con seguridad.- Tú personal, Zico…-me acerqué más a él.- …no está haciendo un buen trabajo con eso.

- Deja de llorar por tus amigos, HaNi. Tus amigos saben defenderse solos.- no desconectamos los ojos del otro ni por un segundo, luchando por el control. Sólo hasta que cierta perra rastrera, falsa, prostituta barata de los barrios bajos de la ciudad más baja del país apareció por detrás del chico que una vez titulé como mi novio, abrazándolo por los hombros.

- ¿Pasó algo, amor? – le habló moviendo sus rojos y operados labios. La miré y no pude evitar soltar un bufido. Era lo menos que necesitaba ahora. Una visita de la gata con garras falsas.

- Lo solucionas tú, Namjoon, o lo soluciono yo. Es fácil.- solté una sonrisa recargada de advertencias.

- ¿Solucionar qué? – insistió Hyuna, aún aferrada al torso inerte y aparentemente desinteresado de su novio.

- Tú no te metas gata. Supongo que tienes problemas más grandes con los que lidear.- dije frunciendo mis labios para que entendiera la indirecta.

- Muy bien, HaNi. – interrumpió Namjoon.- Veré que puedo hacer.

- Más les vale.

- Acompáñame quiero presentarte a alguien.- cambió de tema mientras me empuja hacia la multitud que esperaba al nuevo underground, dejando al parcito de tortolos atrás. – Lo siento por lo de tus amigos. No sabía que Zico había mandado a su gente a la entrada.- se defendió.

- Zico y sus estupideces me tienen harta. – Comenté agotada mentalmente tocándome la cien delicadamente.- Si se vuelve a meter con mi primo y mis amigos, definitivamente no esperaré a que hagas algo, líder, moveré mis propios hilos y rodarán cabezas.

- Lo sé.

Una basé bastante melancólica pero rítmica tronó a través de los parlantes. Piano y bombo sonaban intercalándose, uniéndose y creando una melodía hermosa interrumpida por el sonido de una caja de batería. La gente enloqueció, emocionada por lo que se avecinaba, comenzaron a gritar y a saltar. No estaba poniendo atención, más bien esperaba a que alguien llegara. Namjoon me había dicho que quería presentarme a alguien ¿no? Entonces, ¿dónde estaba?, ¿por qué el líder solo se enfocaba en el escenario, sonriente y emocionado?, ¿quién sería ese alguien? Seguí su mirada hasta el escenario justo en el momento en que el nuevo subía al piso de un metro de madera. Micrófono en mano, gorro negro, cadenas grises como collar, poleron ancho, jeans rotos a lo thrasher, zapatillas deportivas blancas y…personalidad de sobra.

¿YoonGi?

Rapeaba con el alma, con tanta gracia que de nuevo ese típico y maldito escalofrío recorrió toda mi espina dorsal poniéndome los pelos de punta. Su voz… por Dios, su voz. Ronca, grave, y en los momentos cúspides soltaba uno que otro desfase en la afinación, típica de los raperos en las calles graciosas de Nueva York.

Pero otra cosa llamó mi atención, aparte de su repentina y para nada esperada aparición… la letra. ¿La escribió él?, ¿enserio? Tan profunda…

Mismo día, misma luna.
24/7 cada momento se repite.
Mi vida está entre medio de desempleados veinteañeros, le tienen miedo al mañana.
Es chistoso, tú piensas que cualquier cosa
es posible cuando eres un niño.
Inclusive tu sientes lo difícil que es pasar un día sintiéndote como el "control" ritmo, sigue descargándolo.
Cada día es una repetición de ctrl+c, ctrl+v.


Eso y otras cosas muy profundas. Casi podía ver su alma. Su aura alrededor de su figura desplazándose con suficiencia de un lado a otro en el escenario. Es como si se despojara de todo lo material y simplemente su espíritu roto quedara sobre el lugar, dándose a conocer de la forma más humilde posible, humilde, pero con personalidad. Algo dentro de mí se retorció. Su voz, sus letras, su desplante, su talento…algo sonó…

Clic.

Miré a mí alrededor. De pronto todo se había vuelto en cámara lenta. Los chicos y chicas que antes se veían entusiasmados, movían uno de sus brazos al ritmo del bombo en la base, moviendo la cabeza del cielo al suelo. Volteé a ver a Namjoon, se veía feliz, y me miraba entusiasmado. Vi a Tony y Jungkook, mis amigos, entre medio del choclón de gente, en la misma onda que el resto, disfrutando la canción. Jimin, Jin, Taehyung y Hoseok saltaban apoyando a YoonGi con gritos y coros. Soyu me miraba alegre, mientras SunHi me mostraba ambas manos con los pulgares alzados.

Sigue tu sueño como un breaker,
inclusive si se rompe, oh mejor,
sigue tu sueño como un breaker.

Inclusive si se rompe, nunca te eches para atrás, nunca.

Volteé hacia el otro lado del escenario. Zico y Hyuna estaban uno al lado del otro observando atentamente a YoonGi con odio sincronizado. Algo así como envidia y recelo de verse desplazados por algo nuevo, algo que yo nunca había experimentado personalmente, alguien que yo nunca había experimentado.

No te alejes demasiado, mañana.
No te alejes, mañana.
No te alejes demasiado, mañana.


- Mi nombre es Min YoonGi. Llámenme Suga. –habló al finalizar con voz grave y agitada.

Y ese simple golpe, no mental, me hizo volver a pisar la tierra. Suga… Si los espectadores estaban emocionados, ahora se habían vuelto locos. Saltaban coreando por más versos, por más música, por más hip hop. YoonGi sonrió y salió de mi periferia visual. Lo busqué con la mirada, intentando ver por sobre las cabezas de los chicos delante de mí. Namjoon tampoco estaba a mi lado, y me sentía atrapada en medio de la bulla enloquecida. Salí de en medio a tropezones, dando empujones y golpeando algunos torsos. Me faltaba el aire y estaba hiperventilando cuando llegué a la seguridad de mi moto. Me afirmé en ella y tomé todo el aire que había perdido en el camino y en el trance. De acuerdo, no más bebidas energizantes por un tiempo.

- Wow, eso fue increíble.

- No tenía idea que YoonGi-hyung tenía tanto talento.

- Todos enloquecieron. ¡Les gustó!

- Veo un futuro próspero en mi buen amigo.

- Iré a cobrar mis apuestas.

- ¡SunHi!

- ¿¡Que!?

- ¡Jajajaja!

- Tiene buena voz, ¿verdad HaNi? – escuché la voz Tony volviendo desde lejos.

Levanté la mirada y tenía puestos encima más ojos de los que debería ver. Me erguí acomodándome en Holy y tomé aire nuevamente.

- Oye, ¿estás bien? Te ves pálida.- Tony tocó mi frente.- ¿Te pasó algo?

- Nada. Un alza de azúcar, es todo. – intenté sonreír con sinceridad.

- Deja la pasta, HaNi.- rió Jimin.

- La pasta no causa eso, tonto.- escupió Hoseok.

- No, pero las bebidas energéticas si.- señaló Geun Suk.- ¿Cuántas llevas?

- No importa, ya estoy mejor. – tres.- Iré a la parte de atrás. Cuídalos, Tony.

- Si, Jung.

La atmósfera seguía eufórica ahí adentro. Y realmente las Monsters me habían pasado la cuenta. Tres latas, tres latas sin contar la mitad que tomé de la lata de Jackson camino a su auto. Necesitaba respirar a solas y tranquilizarme. Los ataques de azúcar no eran muy comunes en mi cuerpo, pero ya me habían ocurrido las veces suficientes como para saber controlarlos. Nota mental, dejar las energéticas.

Llegué al pasillo que daba a la parte de atrás completamente en ruinas. Los cementos desparramados por el suelo, llegaban hasta el pie del cerro que rodeaba Seúl en su magnitud. Me acerqué a una baranda en el límite del lugar y me afirmé en ella respirando profundamente el fresco aire.

¿Qué fue todo eso? No es como que la presentación de Suga… o sea, YoonGi, me haya gustado a tal nivel de llegar a perder la cabeza por escasos minutos que parecieron eternos, ¿verdad? Aún ante mi negación, no podía decirle que no a la sensación extraña alojada en alguna parte de mi cuerpo. Estómago, pulmones, cerebro, espina dorsal, ni idea, pero sabía que estaba ahí, latente, y esperando. Pero… ¿esperando qué?

- Aquí estás. Fui a buscar a YoonGi para presentártelo personalmente.- Oh. Volteé lentamente con miedo a lo que me podría pasar. Me encontré con Namjoon y YoonGi esperando alguna respuesta de mi parte.

- Ah. Eh…fui a beber agua. – Golpe mental, qué clase de respuesta improvisada era esa…

- En fin. Él es YoonGi, estará presenté bastante seguido por acá.- indicó al chico pálido que se encontraba a su lado.- A que su presentación ha sido la mejor.- inquirió.

- Eh. Sí. Bueno, fue realmente… profunda. - sí, profunda era la palabra.

- Los dejo para que conversen. Tienen mucho en común, ¿sabes? Me recordó a cuando tu debutaste con tu “Wanna fuck me” hace algunos años. – hice una mueca al escuchar el título de un viejo tema en mi época preadolescente. Espera… ¿qué?, ¿¡conversar de qué!?

- Gracias por dejarme subir hoy Namjoon.- habló YoonGi. – Me divertí.- sonrió. ¡Sonrió! ¡Y no de manera arrogante o burlesca!

- Cuando quieras. – el líder le golpeó el hombro amistosamente y caminó de regreso.

Me quedé ahí, sin decir nada, mirando a YoonGi en silencio. Él volvió sus ojos gatunos hacia mí y yo esquivé su mirada, volviendo a apoyar mi peso en la baranda, dándole la espalda. Escuché sus pasos acercándose y cerré los ojos por inercia, sin entender el por qué, y esperé a que algo pasara.

- Deberías dejar las bebidas energéticas.- habló luego de un momento. Abrí los ojos y lo vi no muy lejos de mí apoyado de la misma manera en la baranda. – A la larga te jugarán una mala pasada.- me atrapé viendo el movimiento de sus labios al hablar y me reprimí de seguir haciéndolo.

- ¿Cómo sabes que...?

- Estuve en las cabinas del segundo piso todo este tiempo y te vi.- ¿Me vio? ¿Todo este tiempo? Me sentí perseguida por un minuto.- Definitivamente tres energéticas en menos de dos horas no hacen una buena reacción.

- Espera… ¿me estabas espiando? – acusé.

- Oye, relájate. Estaba trabajando, ¿ok? – se defendió. Volteó su cuerpo y afirmó su espalda en los fierros.

- Ajá. O sea que ahora trabajas para Namjoon de psicópata, ¿no? – hablé recriminándolo.

- Jung, para algunos no eres el centro de su mundo.- escupió mirándome con ojos fríos.- Estaba en el estudio haciendo las últimas revisiones de mi base, es todo.

- Pues, te aviso que tienes serios problemas de concentración porque yo estaba hasta atrás de local, en un lugar poco concurrido.- alegué.

- No es difícil localizarte con ese cabello morado que tienes y esa ropa que usas.- comentó sonriendo con malicia. Miré hacia abajo buscando alguna falla en alguna de mis prendas. Mi polera blanca una talla más grande, mis pantalones ceñidos negros con un tajo en la rodilla y mis vans negras. Nada raro había…ni siquiera tierra.

- ¿¡Qué tiene mi ropa!? – grité molesta.

- Sólo mira a las otras chicas, Jung. – indicó hacia dentro del edificio. Deslicé mi vista por toda la primera planta y comprendí que quería que viese. Había algunas chicas con cortísimos top en la parte superior de su cuerpo, dejando a la vista su vientre, se paseaban de un lugar a otro prácticamente dando saltitos en cada paso, haciendo que sus pechos revotaran. Otras de ellas, las que vendían cervezas en una camioneta cuatro por cuatro, traían faldas más o menos de unos treinta centímetros… nada quedaba para la imaginación. Hice una mueca al ver como una de ellas se inclinaba a recoger una moneda que un imbécil apropósito había dejado caer. Dios, al menos llevaba ropa interior. Volví la vista a YoonGi, quien esperaba algún comentario, mirándome expectante.

- Bueno…- pensé.-…parecen prostitutas.- él sonrió por el comentario, una sonrisa divertida.

- Exacto.- me llevé una mano al mentón mientras ataba cabos y trataba de entender que me quería decir.

- ¿Me dices que no soy como ellas? – indagué al fin. Me estaba costando pensar.

- Te costó un poco. Eres más lenta de lo que pensé.- fruncí el ceño.

- Es bueno ser diferente. Es lo que busco.- dije más relajada.- No sabía que rapeabas. – comenté cambiando de tema, intentando no sonar demasiado interesada. Él volvió a verme y sonrió grandemente dejando ver sus rosadas encías.

- ¿Te ha gustado? – Lo miré y asentí.- Entonces merezco un trofeo o algo.- rió sarcástico. Fruncí nuevamente el ceño.

- ¿Rapeabas en Busan? – apartó su mirada de la mía y la dirigió hacia el cerro frente a nosotros.

- A veces.- sentenció.

- Ah.

Se armó un leve silencio entre ambos. Tenía muchas dudas sobre su llegada aparentemente repentina a Seúl. Cada vez que le preguntaban sobre Busan se tensaba y esquivaba las preguntas, o respondía a medias. ¿Qué razones tenía para estar aquí? ¿Qué clase de “asuntos personales” lo trajeron a Seúl?

“Decidimos transferirnos hasta la capital para acompañar a YoonGi que se mudaba con sus tíos aquí. Él no la ha pasado muy bien.”

¿Con sus tíos?, ¿qué pasa con sus papás?, ¿estarán separados?, ¿habrán peleado?, ¿él no la ha pasado muy bien?... ¿¡Qué se supone que significaba eso!?

Lo miré disimuladamente por el rabillo del ojo. Afirmaba sus brazos en el fierro de la baranda y tenía la cabeza levemente levantada hacia el cielo con los ojos cerrados. La luna estaba en el cielo nocturno, en la cima del cerro. Algunos rayos de luz se reflejaban en su piel pálida haciéndola ver más blanca de lo real. Parecía concentrado y relajado.

¿Qué tantos misterios podría esconder este chico? Recordé la junta que habíamos tenido la noche anterior, cuando mi hermano le había preguntado por qué estaba en Seúl. Recordé su cambio de ánimo a uno tenso y evitante, sus amigos dedicándose miradas nerviosas y preocupadas, y nosotros preguntándonos que rayos pasaba.

“Dejémoslo en asuntos personales.”

¿Cómo se puede interpretar eso?

- ¿Te gusta lo que ves? – irrumpió en el silencio, haciéndome dar un saltito. Estaba mirándome con ojos acusadores.

- ¿Eh? – pregunté sin entender.

- Me estabas mirando.- sonrió con hipocresía. Golpe mental.

- Si insinúas que te estaba mirando porque me gustas estás muy equivocado.- me defendí con la mirada.

- Ten cuidado con tu novio. Puede darse cuenta.- sus ojos gatunos parecían sonreír, al igual que su poseedor, con burla.

- Yo no tengo novio.- ¿es que no podemos tener una conversación normal?

- Ah. Entonces te gusta jugar. Era obvio, después de toda la atención que tienes sería difícil mantener una relación seria.- abrí mis ojos de par en par y creo que mi boca también. ¿¡Quién se creía como para sacar conclusiones de ese calibre!?

- Creo haber dejado en claro ayer que mi futuro novio, si es que llego a tener, sería el hombre más desafortunado de toda la tierra. Es elección mía estar con alguien o no. Mi supuesta “popularidad” no tiene nada que ver.- expresé sulfurada.

- Sí, sería muy desafortunado, ¿no? – intentó parecer pensativo ante esa preguntar/afirmación, pero solo le salió algo peor, que fue el sarcasmo. ¿¡Ignoró todo el resto de mi frase!? Abrí la boca y me erguí bien sobre mi cuerpo lista para gritarle, pero alguien interrumpió mi detonación.

- HaNi, YoonGi hyung. Los estamos esperando adentro. – dijo Tae sonriendo con su cuadrada sonrisa.

- Sí, ¿de qué tanto hablan, perdedores? Vamos a divertirnos.- SunHi, que parecía ya estar media borracha, tomó del antebrazo a Tae y lo arrastró corriendo hacia dentro de la tumba de cemento.

YoonGi y yo no miramos por un breve segundo hasta que rompí el contacto de nuestros ojos. Me sentía molesta de nuevo. ¿Acaso siempre nos llevaríamos mal? El parecía disfrutar burlarse de mí y yo estaba en desventaja, él sabía más de mí, que yo de él. Era totalmente injusto debido a que nunca hablaba.

- No hagas esperar a tus súbditos, HaNi.- dijo cuando comenzó a caminar.

- No son mis súbditos. – susurré.

Cómo puede arruinar una conversación de un momento a otro.

Lo aborrezco. Es un idiota que no tiene modales… Si, HaNi, es un idiota que presentó una canción tan profunda que te ha revuelto todo lo que se llama organismo. En mi defensa, había bebido tres Monsters ¡Fue un alza de azúcar! Pero fue como un electro shock. Confrontación mental.

- Mierda.

Estaba en problemas…
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