Día uno de muchos.

Debido a que mi escuela consume la mayor parte de mi tiempo entre semana unos amigos y yo decidimos hacer diversas actividades antes o después de ir a nuestra respectiva institución para sobrellevar un poco la carga. Entre nuestros planes se encuentran exposiciones o recorridos sobre temas de interés que andan de visita en nuestra ciudad por este mes y unos cuantos días del otro.

Un ejemplo es hoy.

Visitamos una exposición sobre asesinos; al menos algunos de los personajes más sobresalientes a lo largo de la historia en diversas partes del mundo. Todo esto unido a que volví con mi manía sobre el ficticio Hannibal.

La presentación se dividió en diecisiete partes con veinticinco personajes en total y, como en la mayoría de las exposiciones, las fotografías se encontraban prohibidas salvo algunas excepciones y sin flash; pese a eso admitiré enormemente mi completo gusto por esta en particular.

Además de que conseguí un libro espectacular... gratis.

Bien, bien. ¿De qué trató en sí? Básicamente de dónde vienen, en qué tiempo fue su gran polémica, las presuntas muertes que realizaron y las que sí se pudieron confirmar. Fueron 17 secciones donde, acompañados de audífonos, nos contaban de su perfil psicológico, la manera en que murieron y las últimas grabaciones realizadas por los susodichos -si es que se realizaron- en defensa ante una corte o antes de morir.

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