Día 25

Publicado por Marina en el blog Marinaland. Vistas: 357

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Día 25: Algún objeto valioso.

Tengo un objeto que es lo más valioso que he tenido y que tendré siempre y ese es un libro. Uno cuyo contenido me ha dejado estupendas lecciones. Es un libro amado por muchos y odiado por otros. Sí, me refiero a la Biblia.

La palabra Biblia se deriva a través del latín, de la voz griega bi·blí·a, que significa libritos y la palabra libritos procede de bi·blos, término que se refiere a la parte interior de la planta del papiro, de la que se hacía un papel primitivo. Los griegos llamaron Biblos a la ciudad fenicia de Gebal, famosa por su fabricación de papel de papiro. Con el tiempo, bi·blí·a llegó a significar un conjunto de escritos, rollos o libros. Eso es la colección de pequeños libros que compone la Biblia. Jerónimo nombró a esta colección Bibliotheca Divina.

Y para mí es uno de los mejores libros y con respecto a ésta, estoy de acuerdo con John Quincy Adams que escribió: “De todos los libros del mundo, es el que más contribuye a hacer a los hombres buenos, sabios y felices”. (Letters of John Quincy Adams to His Son, 1849, pág. 9.)

El famoso escritor inglés Charles Dickens me ha quitado las palabras, pues diría justamente lo que él dijo: “Es el libro más extraordinario que ha visto y verá el mundo, pues enseña las mejores lecciones que puede aprovechar el ser humano”.

Además, en mi caso se cumplen las palabras de este erudito de principios del siglo XX cuyo nombre es William Lyon Phelps que dijo: “A todo el que conozca bien la Biblia puede considerársele verdaderamente culto. No hay ninguna otra clase de saber o cultura, por extensa o elegante que sea, capaz de sustituirla. Nuestras ideas, nuestra sabiduría, nuestra filosofía, nuestra literatura, nuestro arte y nuestros ideales se basan más en la Biblia que en todos los demás libros juntos. Opino que un conocimiento de la Biblia sin una carrera universitaria es de más valor que una carrera universitaria sin la Biblia."

La Biblia, mi objeto más preciado, más valioso, más instructivo y no me queda más que citar el pensamiento del poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe que escribió: “Yo por mi parte la apreciaba y valoraba [la Biblia], pues debía casi únicamente a ella mi formación ética." Y sí, como en su caso, debo mi formación ética a ese bellísimo libro.

Nos vemos. Cuídense.
a Hinagiku y Sonia Vongola les gusta esto.
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