Creo que soy una persona densa.

Y escribo por todos lados lo que pienso.

Hay cosas que se quedan en las notas, porque soy yo queriendo escribir algo, pero sin querer que nadie sepa.

Pero en esta ocasión la nota que presentaré la traigo en notas porque, primero, parece que los nanos no permites las frases reflexivas como tal.

Segundo, me van tirar ban si sigo saturando en la zona de Lo que la gente comenta.

Así que se me ocurrió hacer este viaje reflexivo y exponer a mi yo del pasado comparándola con mi yo del presente.

Creo que la única diferencia es que ahora spameo más, reflexiono en voz alta, con gente de carne y hueso, en persona o internet, pero no conmigo en un papel olvidado en los binarios de mi cuenta de Google.

Sin más dilación:

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Contenido oculto: Antes

Vamos a re descubrirme juntos, porque ni yo recuerdo qué escribí acá.





23 de agosto, 2018, 14 años.

Bastante acorde a la edad, creo. Sigo viéndome reflejada en lo que trasmite esta chica, digamos que ese año marcó un antes y un después.

Sigo causando problemas, ahora sé que hay cosas malas y cosas buenas, que el ser humano es una gama de grises interesantes y, por más buenos que queramos ser, algo saldrá mal, pero parece que, genuinamente, hay gente que es mala y está cómoda siendo mala...

Y eso es más verídico que un bueno que no sabe que es bueno.

Y es que en bienestar perfecto, entiéndase perfección a esa medida imaginaria imposible de replicar en la realidad, como lo sería un círculo, no existe. Es más fácil ver lo malo que puede ser alguien que admitir que nadie se libra de hacer algo mal, por más bueno que sea.

¿Que es el bien, que es el mal?

No, no quiero que un dios me dé la respuesta.

Quiero verlo.

Quiero analizarlo.

Quiero vivirlo.

Quiero comprenderlo.

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