Childish Thoughts

Publicado por Antonionoventayseis en el blog Antonio's Cave.... Vistas: 372

Primero que nada, se suponía que esta historia era más larga, pero se me dificultó tanto desarrollar la trama que, por desgracia, me rendí ante esto. Por suerte se me ocurrió hacer un solo capítulo de lo que sería el final y publicarlo. No me gustaba dejarlo en el olvido. Espero les guste, nos leemos luego.


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Había mucho frío. No contaba con que el ambiente se encontrara así en mi encuentro con ella. No estaba muy seguro de lo que tenía que hacer, solo estaba allí sentado a orillas de mi cama espectando su maravilloso cuerpo frente al mío. Mi garganta seca de los nervios no me permitía decir palabra alguna, aunque tampoco creo que sean necesarias ahora mismo.

Apartó a un lado la ropa que a sus pies descansaban para así dar lentos pasos en mi dirección con su estupenda expresión de inocencia plasmada en el rostro. Nunca antes la habia visto de esta forma. Es tan sureal... tan... imposible de creer. El mundo de mis pensamientos da vueltas a riendas sueltas sin mostrar signos de calmarse.

Al estar lo suficientemente cerca, llevé ambas manos a su cadera para atraerla a mí y besar su vientre antes de reposarme allí sintiendo como sus manos acariciaban mi cabello. Con lentitud llevé una de mis manos hacia su muslo para apretar un tanto cosa que la hizo desbalancearse un poco. Por suerte la tenía bien sujetaba para que no cayera y empeorara las cosas más de lo que estaban.

Se me arruga el corazón de tan solo pensar en lo que podría pasar a futuro. Tal vez no vuelva a verla. Siempre está presente una pequeña probabilidad que de tan solo pensarlo me inquieta. Fue esto el deseo de ambos. De verdad no deseo que se vaya de mi lado por más que su familia lo niegue... no quiero eso.

La tomé en mis brazos para recostarla en su cama con tanta delicadeza como me fuese posible. Sus ojos azules como el cielo apuntaban los míos queriéndome decir que estaba lista. La observé de arriba a abajo siendo testigo de la luz que emanaba de su blanca piel gracias a los rayos de luna que por la ventana entraba y caían sobre ella.

--Toda una Diosa-- Dije susurrado. Pero a decir verdad, tales palabras quedan muy cortas a lo que en verdad estoy espectando --Te deseo tanto, Hera--

Me recuesto a su lado plantándole el primer beso este día en sus labios. Hera accedió a este girando su cuerpo hacia el mío para así abrazarla y pegarla a mí. Danzando nuestras lenguas en aquella oscura habitación sin ruido alguno, ambos emanamos el vapor de nuestros cuerpos ignorando con totalidad el frío hacía poco estaba molestando.

--Roy...-- La oí decir al separarse un tanto de mí. Por su mejilla vi correr una pequeña lágrima que me alarmó, sin embargo, justo antes de decir algo, Hera me silenció posando sus dedos en mis labios --Estoy bien, es solo que...--

--¿Hice algo mal?-- Intenté mantenerme tranquilo pero ella solo negó sonriendo.

--No es eso-- Paseó su dedo desde mi labio hacia la barbilla y de ahí al pecho --A veces pienso que fue una crueldad del destino revelar nuestro amor sabiendo el final del camino--

--Yo no creo eso-- Respondí --Sí, sé cómo terminará esto. Pero eso no quiere decir que será el final definitivo de lo nuestro-- Aparté las hebras de cabello rubio de su rostro para besarla una vez más --Por ti haría lo que sea para no dejar morir este sentimiento. No me importa que tan lejos te lleven tus padres para que tengas esa vida perfecta que tanto quieren que tengas, yo voy a estar siempre contigo--

Me miró con sorpresa. Creo que desde que la conozco, no he dicho algo así. Sí, no es la gran cosa, pero es muy distinto decir algo desde corazón a decirlo como una oración cualquiera. Simplemente se nota.

Otra vez la besé con ganas para por lo menos desahogar estos pensamientos de abandono que estaban empezando a aparecer en mi conciencia. Con una mano ya bajo su cintura, levemente la levanté para tomar una almohada y colocarla por debajo. Luego comencé a hacerle caricias en la entrepierna mientras bajaba aquellos besos míos de su boca hasta llegar a sus senos.

--Más, por favor-- Liberó en un bajo chillido a lo que succioné delicado su durito pezón. Con ambas manos tomó mi cabeza para apretarme en su pecho mientras arqueaba la espalda.

--No te voy a perder-- Volví a prometer.

Lamí su alrededor al mismo tiempo que amasaba su seno libre con la otra mano. Con esto hecho, ya solo me queda la mano cuyos dedos jugaban en su entrepierna y que de ahí dirigí a los labios de su intimidad.

Con el dedo medio acaricio desde el inicio de la comisura hasta un poco más arriba de lo que sería ser el clítoris el cual se estaba mostrando con levedad. Cada movimiento la hacían gemir de una forma que solo puedo definir como "cómica". Respiraba apresurada pero sin hacer un gesto que me indicara terminar la conexión que estábamos pasando.

Dudo que con esto pueda expresar lo que en verdad quiero hacerle saber, pero estoy seguro que podré dar a entender aunque sea una parte.

De entre mis dedos fueron corriendo sus fluidos señal de que ya podíamos avanzar. Libero su seno para al final besarla. De aquí no seguiré hasta tener su permiso, tiene todo el derecho de querer parar en este punto. Bajo la mirada hacia su zona íntima el cual se veía levantado tal cual una montañita. En eso me tomó de la barbilla para asentir en respuesta.

--Lo haré con cuidado-- Medio callado le dije --Si te molesta algo, o te duele... bueno, me avisas-- Se me escapó una sonrisa.

Qué pena. Siento calor en todo mi rostro indicándome que me estoy sonrojando... en un momento como este... justo en el momento en el que consumaremos nuestro amor juvenil. Y creer que todo comenzó con un simple "te quiero" en la graduación del liceo.

Miré hacia la mesita que se encontraba al lado de la cama en busca del preservativo que compré a escondidas. Sé que es normal comprar uno por seguridad, pero por una parte no quiero que otros se enteren para después recordarmelo todo los días. Sin embargo, al momento de tomarlo, Hera detuvo mi brazo a lo que comenzaba a balbucear con enrojecimiento en su rostro.


--Antes de eso... Roy-- Respiré hondo esperando a que sus palabras salieran --En caso de que... tú sabes... no nos volvamos a ver--

--Hera, no pienses en eso--

--No no no-- Me silenció --Es importante-- Con lentitud se acomoda boca arriba en la cama acariciándose el vientre --Ya que nos estamos expresando nuestro amor... y no puedo tenerte cerca...-- Casi con la voz quebrantada, Hera cogió mi mano y la llevó a su vientre juntándolo como un puño --Al menos quisiera tener evidencia de esto... Quiero llevar una parte de tu sentimiento conmigo... Cuidarlo...--

Se acelera mi corazón con esto dicho. De inmediato capté su punto y la idea se desarrolló en mi mente. En este mundo lleno de posibilidades, hay que pensar varios caminos para el futuro que nos depara. En este caso, si de verdad no nos volvemos a encontrar, algo tendríamos que dejar como evidencia de los sentimientos hoy plantados.

--Un bebé-- Siquiera terminé de decirlo, Hera se rió un poco a la vez que varias lágrimas corrían.


--Un bebé-- Repitía --Es una extraña petición pero...--

--Te entiendo-- Le interrumpí --Será nuestro regalo... no creo que haya mejor evidencia que tener un bebé--

Borré la idea del preservativo. Hera me presentó un buen punto el cual acepté sin rechistar. Joder, ¡que es la mejor idea que pudimos tener! La abracé fuerte y rodamos varias veces por la cama teniendo cuidado de no caer al piso. Así estuvimos un par de minutos comiendonos a besos y toqueteos íntimos hasta que nos detuvimos dispuestos a seguir.

Cariñosa alborotó mi roja cabellera mientras yo la observaba con atención. Al yo estar arriba, pude ser testigo de como su rubio cabello se extendía por toda la almohada como un halo angelical que brillaba gracias a la luna. Si no lo dije antes, lo diré ahora. Toda. Una. Diosa.

Con delicadeza paseé mi mano hasta su pierna y la separé. Ya con una mejor vista de su sexo, pulsé el botoncito que se encontraba entre sus labios. Todos esos gemidos provocados encienden mis ganas hasta el punto de no poder aguantar más.

Con una señal le avisé que iniciaría y así separé con mis dedos sus labios los cuales estaban pegados gracias a la viscosidad de sus fluidos que aún salían de a poco. Tomé mi miembro erecto cuando Hera volvió a detenerme.

--Q-Quiero hacerlo yo-- Dijo entre risas.

Lo cogió como si un juguete suyo se tratara. No sabía como "manipularlo" bien porque en un momento apretaba y en otro solo tocaba con curiosidad. Todo eso mientras se reía juguetona. Llegó un momento en la que parecía querer decir algo pero que al final se lo dejaba. Era una sensación fenomenal, no era como las veces en las que me bañaba y obviamente tocaba ahí, esta vez era muy distinto. Ahora no se trataba de mi mano, sino de la suya, en eso no tengo control y ya queda en su libre albedrío.

No fue hasta el minuto que se llenó de valor para seguir y llevar la cabeza de mi pene a las puertas de su intimidad. Efectuó algo de fuerza por unos segundos hasta que una parte estuvo dentro. Su interior se encontraba apretado más no tanto.

En sus ojos se dibujaba la lujuria y la forma en la que se mordía el labio inferior... uff... Rodeó con sus piernas mi cintura a lo que yo la abracé para susurrar en su oído lo que tenía que hacer.

Empecé con un vaivén lento para acostumbrarme a tenerla así de cerca y que ella también se acostumbrara ante esto. El golpeteo que su corazón hace puedo sentirlo en mi pecho como si fuesen los míos. Los segundos parecían pasar como horas provocando la sensación de haber estado una eternidad.

Su respiración tibia golpeaba el costado de mi rostro al ritmo que penetraba. Allí llevé ambas manos hacia sus nalgas para levantarla y dejarla caer para llegar hasta el fondo y asegurarme de que se dé nuestro objetivo. Gradualmente acelero el ritmo de cada penetración hasta el punto de escuchar con más claridad cada uno de sus alaridos.

--Nos van a escuchar...--

--No me importa-- Le robé otro beso de lengua --Este momento es nuestro, de nadie más--

--Ah... sádico...-- Bufó --Voy a... voy...--

--¿Correrte...?-- Pregunto intentando pegarla... pero no.

--No... voy a... gritar-- Dijo entre resoplidos cuando alzó tanto la voz que no vi de otra que callarla con besos.

--Ya entendí-- Me reí con ella --Bajaré la velocidad--

--No dije que quería eso-- Con un puchero miró a un lado como una niña malcriada --Quería verte asustado--

--¿Asustado...?-- Tenía que ser una broma, obvio, pero no sabía que se trataba de eso --Pues lo conseguiste--

Luego de un largo rato, ambos nos dimos la vuelta quedando ella arriba acostada en mi pecho moviendo la cintura de arriba abajo al igual que yo. Nuestros labios de por sí podrían haberse degastados de tantos besos y nuestras lenguas entrelazadas de todo el rodeo que se daban. Sentía con cada minuto que el final se acercaba cada vez más junto a las penetraciones.

--Hera...--

--Ya te ayudo-- Respondió. Se sentó sobre mi miembro para dar brincos e intentando que penetrara cada vez más a fondo, ahí vi que todo lo que estaba bajo mi ombligo se encontraba mojado, se había corrido ya --¿Cuánto te falta?--

--No sé, poco... tal vez unos segundos... digo yo...-- Intenté bromear. ¿Cómo voy a saberlo? Nunca llegué a hacer esto con ella en una ocasión pasada. Y estoy muy seguro que no habría diversión si lo supiera.

--Bien, entonces vengo yo-- Lo que hizo me sorprendió. Se tronó los huesos de las manos y me cabalgó con furia mientras se callaba los gemidos.

No vi de otra que seguir su ejemplo y penetrar con rapidez hasta que no pude aguantar y con un solo empujón deposité todo el esperma dentro de ella. Hera se dejó caer en mi pecho ya satisfecha con su corazón resonando en la habitación junto al mío.

Mis brazos la rodearon para no dejarla ir. Ya habíamos acabado y ahora solo quedaba esperar a que el día llegara... o tal vez ya llegó, no lo sé, no tengo ganas de ver la hora porque después será peor.

No debería de estar pensándolo, menos en un momento como éste. ¿De verdad tiene que ser así? La verdad es que no quiero que se vaya...

--No te preocupes por eso-- Comentó a lo bajo. Al parecer sabía en lo que estaba pensando.

--Incluso después de lo que te dije... Hera, no puedo parar de pensarlo... Maldita sea, temo por no volver a verte después de haberte prometido aquello desde el corazón--

--No seas pesimista-- Me hizo cosquillas bajo la barbilla tal cual un perrito --Debemos ser positivos. Cosas como estas no pueden terminar mal, creeme, lo sé--

Se acomodó a mi lado haciéndome ojitos pidiendo seguir --Está bien...--

--Aprovechemos lo que nos queda de noche para asegurarnos de tener a nuestro bebé-- Rodeó mi cuello con sus delgados brazos --Quiero hacerlo toda la noche contigo. Aseguremos de que sea un momento inolvidable--

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Y así como estuvimos toda la noche concibiendo ese deseo que nos mantendría juntos... Desgraciadamente el sol hizo acto de presencia sobre las montañas iluminándonos con fuerza.

Ahora mismo son las 11am y me encuentro sufriendo el frío sentado en una parada frente al aeropuerto. Han pasado 4 horas ya desde su partida que no tengo deseos de ir a algún otro lado. Solo quiero desahogar el dolor.

Personas pasan frente a mí mirándome a los ojos como si preguntaran el porqué la cara larga...

Sin embargo, estoy consciente de que éste no será el final de todo, sino un pequeño obstáculo. Prometí estar a su lado sin importar las circunstancias. Y para lograr eso, saldré de la universidad con las mejores notas que me sean posible. Me prepararé para el momento en el que nos volvamos a ver.

Reaccioné ante la voz de un compañero de la universidad el cual llamaba mi nombre.

--¿Roy...? Es extraño verte por aquí, qué haces?--

--Cumpliendo una promesa-- Decidido me paré sacudiendo mis manos en el pantalón --¿Y tú...?--



==END.
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