Capitulo 5 de Ella está Prohibida
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La azotea
Las fiestas de la residencia eran todo un acontecimiento entre los estudiantes de la Universidad, podría decirse que era uno de los eventos sociales más populares del último tiempo. Era típico que se hacía por lo menos una gran fiesta una vez al mes, la última había sido la correspondiente al inicio del año escolar, solo se puede decir que hubieron más estudiantes en la residencia que en la fiesta que organizaba la universidad. Y esta noche, que por cierto, apenas era lunes, se abría la segunda gran fiesta del año en honor de la llegada de la prima de Neji.
Las 12:00 de la noche se aproximaban y la casa estaba repleta de estudiantes, de los enormes parlantes que Sasuke había instalado en rincones estratégicos del primer piso se podía escuchar una estridente música electrónica que hacía a todos los presentes saltar y derramar cerveza por el pulido piso de madera. Y aunque parecía que no podía entrar más gente en el lugar, cada 10 minutos aparecía alguien nuevo en la puerta con una botella de algún licor fuerte en las manos como cuota de entrada, la mesa del comedor era una barra impresionante y la torre de vasos rojos de plástico no hacía más que descender. Los primeros en llegar a la fiesta, que también eran los invitados recurrentes de la pensión, se habían desplazado a los sillones de la sala de estar, mejor conocidos como el sector VIP del singular antro.
- Ese dobe ¿Dónde rayos se metió? Me dejó sólo con todo el trabajo de los amplificadores – Se quejó Sasuke antes de darle un sorbo a su wiski en las rocas, él era un hombre de gustos finos.
- Ahora que lo dices, no lo he visto desde la clase de esta mañana – Dijo Sakura, que solo pudo escucharlo por el hecho de estar sentada al lado suyo, en el brazo del sillón, ya que la música apenas los dejaba hablar unos con otros.
- Esto sí que es raro, él nunca se pierde una fiesta – Grito Kiba desde el otro lado de la mesa de café, que esta vez estaba llena de vasos vacíos y el enorme cenicero de cristal estaba repleto de colillas de cigarrillo.
- ¿Qué mierda con tu oído biónico Kiba? – Le gritó Sasuke – Sakura y Hinata lanzaron unas encantadoras carcajadas ante los gritos de los chicos.
Kiba, que estaba sentado en el brazo del otro sillón de un cuerpo, estaba haciendo el trabajo de perro guardián de Hinata, la cual estaba sentado al lado de él. Sabía bien que ella no era una chica muy fiestera, así que no quería que ningún idiota la pasara a llevar en su primera noche en la residencia, por esto la había estado arrastrando de un lugar para otro toda la noche, incluso estaba conteniendo sus ganas de ir al baño para no dejarla sola, aunque… bueno, nada pasaría si la dejaba en manos de Sakura unos minutos para ir a buscar algo a la barra.
- Oye Hinata ¿se acabó tu bebida? ¿Te traigo algo más? - Le dijo acercándose a su oído para no gritarle.
- Hem… claro, gracias Kiba-kun – Le dio su vaso con una linda sonrisa. La verdad es que ya había bebido más de lo normal, pero la estaba pasando tan bien que no estaba contando los vasos. Kiba lo recibió y se fue directo a la barra.
- ¿Y el otro desaparecido? ¿Dónde está Neji? – Preguntó Shikamaru que estaba sentado en un costado del sillón grande.
- Me envió un mensaje hace poco, dice que está por llegar – Le respondió Hinata mientras prendía su celular para ver hace cuanto había llegado el mensaje.
Kiba llegó con dos vasos llenos y se volvió a sentar al lado de Hinata, ella recibió la cerveza con una mano y abrió su whatsapp con la otra. Kiba miró lo que estaba haciendo por curiosidad y no pudo evitar darse cuenta de algo que llamó su atención.
- ¿Aun tienes su número? – Dijo en apenas un susurro para que nadie más los escuchara.
Hinata quedó petrificada, había olvidado que Kiba estaba ahí, tenía cuidado de no ser tan tonta como para dejar que vieran su lista de contactos en la escuela y no ser bombardeada por cuestionamientos, pero el alcohol había hecho de las suyas y ese error no le saldría barato.
- Yo… casi no hablo con él… - Dijo también en un susurro.
- ¡Pero lo has hecho! - Dijo con una mueca de enfado y levantando un poco la voz, haciendo que los demás del grupo se dieran cuenta. Kiba se detuvo un momento y se levantó del sillón – Ven, hablemos afuera, hay menos ruido.
Hinata se quedó ahí unos segundos mirando su teléfono con semblante triste, luego sin replicar se levantó y siguió a Kiba, quien le ofreció su mano para ayudarla a pasar por la multitud, ella la tomó con el mismo semblante triste.
- ¿Esos dos están saliendo? – Pregunto Sai a Sakura.
- No, nada de eso, son amigos de la infancia.
- Es cierto, amigo o no amigo, Neji no permitiría que alguien se acercara a su primita – Dijo Ino divertida un poco borracha – Oye Sai vamos a bailar ¿sí? Hemos estado sentados toda la noche – Por toda respuesta es chico se levantó y le ofreció su mano a Ino para conducirla a algún espacio en donde bailar – ¡Sí! Vamos chicos, ¡Anímense! – Gritó antes de adentrarse en la multitud.
Ino y Sai se habían conocido en la residencia. La primera vez que Sakura aceptó la invitación a una de las fiestas de los chicos, no se sentía muy confiada como para ir sola a una casa donde vivían solo hombres, así que le pidió a Ino que la acompañara, la rubia aceptó encantada, hace semanas que había escuchado de una residencia que se salía de control los fines de semana, pero no había dado con el lugar aún. Así que cuando escuchó la descripción de un chico rubio y coquetos ojos azules y un guapo adonis de pelo obscuro que se hacía el difícil hasta con la mujer más bella, Ino supo que había encontrado su Atlantis.
Muchos eventos sucedieron esa noche, pero no nos distraigamos del evento principal. Luego de que el par de tortolos se perdieran en la pista Shikamaru se dió cuenta de que estaba solo con el anfitrión de la fiesta y la eterna enamorada, así que decidió desaparecer elegantemente
– Se me acabaron los cigarrillos, voy a la licorería a comprar más – Sin más se levantó y aventuró en la masa de gente para salir por la puerta.
Sakura miró de reojo a Sasuke, que ya había acabado con su wiski y solo estaba sentado con una mano sosteniendo su mejilla, le dio un vistazo rápido a su compañera y le divirtió ver lo nerviosa que estaba, con las mejillas un poco sonrojadas y una tierna sonrisa torcida – Abrá que ir también – Dijo antes de pararse del sillón – Sakura lo siguió con la mirada, confundida – A bailar – El rostro de la chica se iluminó totalmente y siguió a Sasuke a la pista dando saltitos de alegría.
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-Creí que habíamos dejado bien claro esto Hinata, ¡¿Cómo vas a superarlo si sigues hablando con él?! – Por toda respuesta, Hinata sumisamente bajaba la mirada – O es que ¿Quieres arreglar las cosas? ¿No habías renunciado de una vez? Eso me dijiste la última vez que lo hablamos.
-Yo… Sé que hay cosas que no tienen arreglo Kiba-kun, pero no es que quiera volver con él, solo tengo su número para saber cómo está de vez en cuando, eso no es malo.
- ¡Claro que lo es! ¡Es malo para ti! ¿No te das cuenta? Es por eso que te pones así cada vez que sale el tema, te pones tan triste que apenas puedes levantar la mirada – Solo en ese momento Hinata se dió cuenta de que tenía los ojos fijos en las convers de su amigo. Levantó levemente la mirada y vió el rostro de Kiba, sus ojos se humedecieron, parecía una niña pequeña sin su globo. Kiba no pudo con ese rostro, se acercó a ella y la abrazó con fuerza, Hinata enterró su rostro en la chaqueta de cuero de su amigo y unas gotas escurrieron por la rugosa tela – Si al menos me dijeras que fue lo que pasó ¿Por qué no quieres hablar de eso?
Con un poco más de fuerzas, por el abrazo de Kiba y al sentir su protección pudo hablar – Ya te lo dije, él no me hizo nada, solo terminamos.
- No te creo, ¡Algo te tiene que haber hecho! – Dijo sin soltar a Hinata, pero alejándola un poco para verla a la cara.
- ¡No me hizo nada Kiba-kun! – respondió subiendo el tono igual que Kiba, mientras unas lágrimas saltaban de sus ojos.
- ¡No es posible Hinata! ¡Nadie terminaría con una chica como tú sin razón!
- Quizás, solo se aburrió de mí… - Su mirada volvió al suelo. Pero Kiba no dejó que sus ojos se cerraran, la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos.
- Tendría que estar loco – Dijo con voz suave y dulce – Eres perfecta – Los dos se miraron fijamente por unos segundos, Hinata estaba sorprendida por las palabras de Kiba, pero sabía que solo quería hacerla sentir mejor.
- ¡Hey, Kiba-kun, Hinata-san! – Una voz estridente hizo que se alejarán de un salto, esa voz era inconfundible, era Lee, el mejor amigo de Neji – Que bueno que los encontré, ¿Cómo están? – Se acercó agitando su brazo desde lejos con demasiado entusiasmo. Cuando llegó al lado de sus amigos y miró a Hinata, vió un rastro de lágrimas secas en sus mejillas - ¿He? ¿Qué pasó Hinata? ¿Estás bien?
- Eh, sí, estoy bien Lee-kun – Dijo limpiándose las mejillas con las manos – Solo subiré un momento por mi chaqueta, hace frio aquí – Diciendo eso, Hinata entro a paso rápido a la casa.
- ¿EHh? ¡Espera… Hi…!
- ¡Kiba-kun! – Lee lo detuvo con una sola mano y lo lanzó hacia atrás, lo sostuvo de los hombros y zamarreó como un muñeco de trapo - ¿Le hiciste algo a Hinata-san? ¿Sabes lo que hará Neji cuando lo sepa?
- ¿Qué? ¿Neji? Yo no hice nada Lee, ¡te lo juro! – Dijo sin poder zafarse del agarre de Lee.
- La primavera de la juventud es muy ardiente a veces, pero debes controlarla ¡Kiba-kun! – Gritó zamarreándolo con más velocidad.
- ¡¡¡¡Lee!!!! ¡¡¡ ¿Cuánto Bebiste?!!! ¡Sueltameeeeee!
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Naruto estaba sentado en el tercer escalón del segundo piso, había entrado hace una media hora, pero no tubo las fuerzas para hablar con nadie, se ocultó de sus amigos tras la masa humana de universitarios que bailaban en la entrada, no le dió tiempo ni de pasar cerca de la barra para tomar una cerveza, pasó lo más rápido que pudo, pero la risa de Sakura y Hinata hizo que mirara hacía la sala de estar. Ahí estaban todos, pasando un grato momento, sin él, las chicas se reían a carcajadas de alguna tontería que habría dicho Kiba, quién estaba sentado justo al lado de Hinata, ambos en su sillón de un cuerpo favorito. La sangre le hirvió como nunca, se planteó por un momento, ser un completo idiota y acercarse para arrancar a Kiba de su cómodo puesto, pero pudo controlarse, siguió caminando derecho por el pasillo y justo antes de doblar pudo ver como Kiba le susurraba algo a Hinata en el oído – Maldición – Pensó cerrando los ojos y sus puños con fuerza. Empezó a subir la escalera y mirando los escalones, recordó el tierno beso que Hinata le había dado esa mañana – Traidora – Susurró apretando los dientes.
Sin fuerzas ni para encerrarse en su habitación, se quedó ahí, sentado en la escalera, escuchando el alboroto de la fiesta. Normalmente estaría abajo bebiendo y haciendo el tonto con los chicos, quizás tratando de ligar con alguna chica. Pero hoy no podía hacerlo. No cuando sus pensamientos lo habían estado atormentando todo el día, los pensamientos de una sola personita que estaba justo allá abajo, siendo acaparada por Kiba Inuzuka. Parecía que no la iba a dejar tranquila en toda la noche, y lo peor era que a ella no parecía importarle. Le sonreía y hablaba con una ternura tal que parecían novios, pero quien sabe ¿Quizás lo fueron una vez? ¿Quizás Hinata se había venido a vivir a la residencia solo para estar con Kiba? ¡Maldición! Se volvía loco solo de pensarlo. Se agarraba la cabeza enredando sus dedos en sus largos cabellos rubios. Menos mal que nadie estaba ahí para ver su expresión, se sentía humillado y ni siquiera tenía una razón de peso para sentirse así. Hinata solo lo había utilizado, por eso lo besó, por eso pudo sentir esos suaves labios y no volvería a pasar, tenía que hacerse a la idea.
- ¿Naruto- kun? – Por la intensidad de sus pensamientos, ni siquiera había sentido como los escalones crujieron ante la llegada de la dueña de sus pensamientos, eso le estaba pasando muy seguido – ¿Estas bien? ¿Por qué no estas abajo? – Naruto no estaba de humor para ser cortes, había estado carcomiéndose la cabeza todo el día por esa chica, era simple chica que se presentaba ante él como si nada, que se divertía con otro como si nada, que lo besaba como si no significara nada. Estaba cansado.
Naruto se limitó a mirarla, sin decir palabra, un aire parecido al de Sasuke lo rodeó. Hinata estaba desconcertada, ¿Cuándo había llegado Naruto? ¿Y por qué estaba ahí solo? Su estrategia de salir corriendo a su habitación había funcionado con Kiba, pero no esperaba encontrarse al rubio en ese lugar, espera, ¿Por qué la estaba mirando así? – ¿P… pasa algo? –
- ¿Por qué estabas llorando? – Los ojos de Hinata la acusaron y también la sorpresa que sintió al escuchar la pregunta de Naruto, ¿Cómo se dio cuenta en esa obscuridad del rastro de sus lágrimas? – ¿Fue Kiba? – Pregunto otra vez, parándose de la escalera con los puños cerrados y caminado hacía abajo.
- ¡No! – Gritó aferrándose al fuerte brazo de Naruto, deteniéndolo en seco – No es por Kiba-kun – Sus ojos volvieron a humedecerse y miró directamente al rubio para que le creyera. Naruto, solo se detuvo y la miró con detenimiento, ¿Cómo podía hacerlo? En un momento estaba terriblemente enojado con ella y en un solo segundo estaba dispuesto a pelearse con uno de sus mejores amigos para protegerla, ¿Cómo era posible? Vió en el rostro de Hinata tanta angustia, tanto dolor, tanta vergüenza, que decidió mostrarle algo.
- Ven – Tomó su mano sin esperar ver su reacción y la hizo subir por las escaleras.
Hinata no dijo nada, solo lo siguió sin cuestionarlo, miraba su espalda al subir escalón tras escalón, la figura de Naruto se veía algo borrosa por las lágrimas en sus ojos, pero pudo seguirlo por la guía que le daba esa cálida y fuerte mano que no la soltaba. Llegaron al tercer piso, lugar que Hinata aún no había pisado. Era igual que el segundo piso, con una amplia sala de estar, un acogedor kotatsu y mullidos cojines alrededor. Una televisión empotrada en la pared yacía apagada en el pulcro salón, seguramente estaba mucho más segura ahí, en el tercer piso, donde nadie excepto los residentes podían pasar, que en la sala de estar del primer piso donde pelotas de futbol volaban sin control.
Era un lugar muy agradable, el ruido de los parlantes a penas se escuchaba en el tercer piso, pero no era a donde se dirigían, Naruto no se detuvo ni un momento para dar un improvisado y carente de sentido tour. Siguió a paso acelerado por las escaleras que daban a un altillo muy reducido en donde había un montón de objetos apilados y cubiertos por sábanas blancas. Un cordel anudado en un extremo descendía desde el techo como una telaraña, Naruto lo agarró y tiró de él, haciendo que una trampilla se abriera y una escalera callera estrepitosamente. Se puso delante de Hinata justo en el lugar indicado para que la escalera no tocara a ninguno de los dos.
- Ten cuidado – Le advirtió girándose un poco para mirarla, pero cuando se dió cuenta de que estaban tan cerca el uno del otro por el reducido espacio, volvió a girarse. Naruto subió por la escalera encaramándose a ella como un mono araña, mientras que Hinata subía lento, con un poco de dificultad. Miró hacia arriba por unos segundos, Naruto ya había desaparecido de su vista y solo podía ver el cielo estrellado a través del estrecho agujero del techo. Era una imagen tan pacífica y tranquilizante que por un momento olvidó porqué corrían esas lágrimas por sus ojos.
El rostro de Naruto apareció de repente, interrumpiendo la apacible atmosfera, le extendió su mano para ayudarla a subir y Hinata la tomó con fuerza, de un solo tirón, la chica estuvo arriba en dos segundos, y se encontró con una espaciosa azotea, algunos muros detenían su amplitud, parecía que iban a seguir construyendo, pero por alguna razón no lo hicieron. Los pequeños muros de ladrillo estaban conectados con linternas de papel de colores y hacían que el lugar se viera mágico, como si las estrellas bajaran al alcance de tu mano por una sola noche. Algunos sillones y sillas viejas estaban distribuidos por todo el lugar, estaban rotos y desteñidos, pero eso no importaba cuando se estaba de fiesta, después de todo, cuando se ve un club nocturno de día la magia se rompe, porque ves todos los defectos, la noche nos protege de ver lo que no queremos, las luces de los focos nos enceguecen y nos volvemos zombies en busca de alcohol y música para mover el cuerpo, una charla ambigua y estúpidas con personas tan borrachas como uno mismo. Pero si tienes suerte, de verdad mucha suerte, puedes encontrarte con alguien que no está ahí solo la pasar el rato, alguien que no esté fingiendo ser alguien que no es, o que esté buscando un acostón de una noche. Si tienes de verdad mucha suerte, quizás encuentres a alguien con quien tener una conversación de verdad, un momento único e inolvidable, pero para que ese momento dure para siempre, solo hay una cosa que no debes hace…
- Ven, siéntate aquí – Sin soltarle la mano, Naruto condujo a Hinata detrás de una pared de ladrillo, ahí había tirado en el sucio suelo de cemento un colchón de dos plazas cubierto por una lona de plástico. Naruto soltó a Hinata y quitó la cubierta del colchón para sentarse.
Hinata se sentó en una orilla del colchón sin decir palabra, levantó el rostro para mirar nuevamente las estrellas que tanto le habían gustado, una tira de linternas de colores se alineaba sobre ellos, iluminando tenuemente el lugar.
- Este lugar está bajo mi jurisdicción – Alardeó Naruto mientras se sentaba al lado de ella - De vez en cuando cambiamos el lugar de las fiestas y traemos a toda la gente aquí arriba, es mucho más genial que estar hacinado en el primer piso. Ya verás lo increíble que es la fiesta de Halloween que haré aquí – Naruto solo trataba de romper un poco el hielo, pero no sabía si realmente estaba logrando apaciguar un poco el ambiente, Hinata no le daba indicios – Escucha Hinata, no es necesario que me digas nada si no quieres, pero si alguien te hizo algo, solo dilo, y de la paliza que le daré no lo podrá salvar nadie – Dijo con la voz más sería que se le había escuchado hasta el momento.
- No es necesario que hagas eso Naruto-kun – Respondió con apenas fuerza para mirarlo a la cara – Estoy bien.
- Obviamente no lo estas.
- ¿Por qué tendría que hablarte de esto a ti? A penas te conozco – ¡Puñal! Directo al corazón del rubio.
- Porque confías en mí – Le dijo secamente, sin signos de interrogación, ni dudas en sus palabras, Hinata se sorprendió por el atrevido comentario y sacó su cara del escondite que sus rosillas le habían proporcionado – Si no, no me abrías besado ese día en la universidad y tampoco me hubieras seguido hasta aquí – Dijo esto sin mirarla a la cara, la vergüenza que le daba mencionar ese momento no le permitió devolverle la mirada.
Hinata no dijo nada y volvió a esconder su cara en sus rodillas, ¿Cómo podía decir eso? Este chico realmente rebosaba de confianza, era precisamente el tipo de chicos por los cuales evitaba ser cortejada en la escuela, pero él, era diferente, no es que desbordara confianza avasalladora de todos sus poros, él solo estaba muy consiente de todos sus actos y los ella también. Es cierto, si Naruto no le hubiera dado esa inesperada sensación de seguridad ese día en la facultad, ni loca lo hubiera besado, de hecho, no se imaginaba haciendo ese espectáculo con nadie más, ni siquiera con Kiba. En Naruto había encontrado algo que hace mucho no sentía, protección, amabilidad, seguridad, calidez, no quería alejarse de él ni por un momento, por eso mismo, a penas lo vió sentado en la obscuridad del segundo piso, no dudó en ir escaleras arriba con él. No sentía peligro, y aunque lo hubiera, no estaba consciente de ello, era como sumergirse en un mar cálido, enorme y vacío, se sentía en paz a su lado y eso era extraño, sobre todo cuando estaba siendo increpada por este chico que no hacía más que sorprenderla.
- Tienes mucha confianza en ti mismo Naruto-kun – Dijo después de varios minutos de silencio, pero Naruto no la presionaba, solo se quedó ahí sentado, mirando las lámparas y la noche veraniega hasta que su compañera estuviera lista – Admiro eso, quizás si yo hubiera sido un poco más como tú, no me abrían dejado – Naruto solo sonrió a las estrellas y suavemente movió su cuello para mirarla a ella otra vez, lo había logrado.
- Sí que hay idiotas, mira que dejarte escapar – Hinata le devolvió la sonrisa, con los ojos nuevamente humedecidos y simplemente asintió con la cabeza.
- Quizás dejé de representar un reto para él o algo así, tú sabes cómo son los chicos – Sin respuesta – Pero ahora tengo miedo, me dejó con una inseguridad horrible, tengo miedo de no ser lo suficientemente buena para nadie. No ser lo suficientemente bonita, o no ser alguien especial.
- ¡Eso no es cierto Hinata! – Dijo sobre saltadamente – Por favor, inseguridad es lo último que deberías sentir, ¡no dejes que un idiota con complejo de superioridad te haga sentir así! ¿No entiendes que eres la chica más hermosa de esta fiesta? ¿No entiendes que tu risa hace que todos se fijen en ti en un cuarto repleto? Si eso no es ser especial, no sé qué es.
- Naruto-kun
- No sé por qué mierda ese idiota te dejó y parece que tú tampoco, pero no puedes dejar que sus decisiones influyan en ti de esa manera. ¿Por qué sigues tan atada a él? ¿Por qué no puedes olvidarlo y seguir adelante? Todos lo hacen.
- Porque… él fué muy bueno conmigo, como puedes superar a alguien, tratar de odiar a alguien para sacarlo de tu mente y tu corazón, ¿si nunca hizo nada mal? – No hubo respuesta, pero Naruto estaba por salir de sus casillas, estaba entendiendo que ese idiota, era alguien irremplazable para ella y no lo soportaba – Hubiera sido mejor que me fuera un idiota de verdad, que me hubiera hecho daño de alguna manera para poder enterrar mis sentimientos, pero cada vez que pienso en él solo me vienen buenos recuerdos, hermosos momentos y eso no me sirve para dejar de quererlo – Su rostro volvió a enterrarse en sus piernas, ya no tenía ganas de hablar más.
Naruto estaba devastado, se sentía peor de lo que se había sentido en todo el día. Miró a Hinata sin saber qué hace o qué decir, ¿Por qué ese idiota no podía ser como todos los demás? Haberse equivocado en algo, nada demasiado grabe, nada peligroso, pero algo, y así, quizás, Hinata podría encontrar consuelo en él.
- ¿Quién podría querer a alguien así Naruto-kun? Alguien que no puede deshacerse de los fantasmas de su pasado, alguien que no puede avanzar.
Naruto entendió entonces que no era el único que estaba sufriendo, aunque su razón fuera completamente diferente. Miró el rostro de Hinata aun cubierto por unas lágrimas que cruzaban por sus mejillas y se sintió terriblemente atraído por ella. Quizás era un instinto primitivo de querer proteger a una mujer, el ser el fuerte, el príncipe azul. Pero él sabía perfectamente que no era ningún príncipe gallardo. Él solo quería aliviar el sufrimiento de ambos de alguna manera, aun cuando el sufrimiento de Hinata fuera un corazón roto y el de él un deseo desquiciante.
- Aunque no lo creas Hinata, siempre hay alguien que nos está esperando, alguien que está atento, desde lejos, ansioso por una oportunidad.
Sin pensar más a fondo lo que hacía, pasó su brazo por los hombros de Hinata con aire protector, ella sintió el movimiento de Naruto y lo aceptó como una forma de consuelo.
- ¿ Cómo lo sabes?
Volteó levemente su rostro hacia él y sintió de lleno el cálido aliento de Naruto sobre su mejilla. La humedad de sus lágrimas intensificó la sensación de calidez y se sintió algo reconfortada, a pesar de la invasiva distancia. Se dió cuenta de que la cercanía de Naruto no la incomodaba, si no que la tranquilizaba, quizás la razón era las circunstancias de su primer encuentro, pero la verdad no le importaba saberlo, solo quería ser protegida por ese abrazo y por el calor que le llegaba del cuerpo de su compañero.
Naruto sentía el cálido y suave cuerpo de Hinata estrechándose en su pecho, tenía miedo de que pudiera escuchar lo rápido que estaba latiendo su corazón, así que bajó su rostro hasta la altura del de ella y acarició con sus labios las mejillas de Hinata, tomando con ellos las lágrimas que habían derramado sus ojos.
- Porque yo espero por ti.
Cuando Hinata escuchó eso, se sobresaltó un poco. Sin poder moverse, miró a Naruto de reojo y observó sus masculinas facciones, sus ojos se encontraban cerrados y sus labios besaban con ternura las gotas de su rostro con tal delicadeza que simulaba el tacto de las alas de una mariposa. De un momento a otro Naruto entreabrió los ojos y sus miradas se encontraron. Hinata pudo ver en esos ojos azules algo que no pudo descifrar muy bien, era un brillo sutil, un poco obscuro, sereno y desconcertante. Él se separó solo un par de centímetros de ella para lamer sus propios labios, ahora húmedos, en un movimiento sexy y provocador. Hinata posó su vista en ellos, mirando con curiosidad, el gesto la hizo sentir inquieta y un poco ansiosa, el recuerdo del beso en la universidad invadió su mente, las suaves caricias, la humedad, el vértigo, todo apareció de repente en su mente y no se dió cuanta de cuando Naruto estrechó nuevamente la distancia, haciendo que está vez sus labios cayeron sobre los de ella con la misma delicadeza que antes.
Naruto se había roto, no pudo aguantar, no teniéndola así de vulnerable entre sus brazos y la verdad ni siquiera intentó reprimirse con todas sus fuerzas, si no besaba a Hinata de nuevo, sentía que iba a enloquecer. El cuerpo de ella se sentía un poco rígido, de hecho sus labios no respondían a su beso, pero tampoco sentía su rechazo, Naruto estaba desconcertado, no sabía muy bien que hacer, quizás debería alejarse y disculparse, le entró miedo al pensar que podía estarla hiriéndola más de lo que ya estaba, decidió detenerse, aunque su cuerpo le estuviera rogando que lo intentara un poco más, estaba a punto de parar cuando una de las delicadas manos de Hinata se aferraron a su camiseta, obligándolo a acercarse más a ella, sus labios respondieron finalmente, con algo de torpeza, en contraste con los delicados movimientos de los labios de Naruto, pero esto, solo le pareció adorable.
Naruto estaba perdido, no podía contener más sus deseos, menos cuando sintió la aceptación de Hinata. Tomó la nuca de la chica con una de sus manos, como lo había hecho en su primer beso y de súbito la empujó con su cuerpo para que quedara acostada sobre el colchón, su mano amortiguó la caída de la cabeza de la chica y la acomodó tiernamente, mientras que él recostado a su lado, empezó a besarla nuevamente, esta vez, Hinata no tardó en responder, los brazos de ella se enredaron en su cuello para acercarlo y respondió al beso con ansiedad. Hinata fue la primera en aumentar la intensidad del beso, lamiendo los labios de Naruto, este acepto extasiado, abriendo su boca para enredar sus lenguas en un beso que emulaba al primero que habían compartido. Naruto se aventuró a cubrir levemente el cuerpo de Hinata con el suyo, separando las blancas piernas de Hinata con su rodilla, ella detuvo el beso mientras él lo hacía, aun no se sentía lo suficientemente cómoda, pero Naruto no hizo más movimientos, volvió a besarla con ternura, esperando su aprobación. Dejó caer un poco de su peso sobre el torso de Hinata y sintió sus suaves y redondos senos bajo sus pectorales, como deseaba seguir tocándola, pensó que nunca más podría sentir esos suaves labios, el maravilloso tacto de su juguetona lengua o esas alarmantes curvas que se escondían bajo su ropa. Sin dejar de besarse, Naruto acarició el cuello de Hinata con la yema de sus dedos, ascendiendo por él y llegando a enredar sus dedos en los largos cabellos obscuros de la chica. Los acarició y acomodó con delicadeza sobre el colchón para que su mano no los aplastara. El movimiento fue tan amoroso que Hinata sintió la profunda ternura del gesto, la empatía y la protección que Naruto le trasmitía. Esto la relajó tanto que por fin se sintió libre de hacer lo que quisiera, quizás no tenía fundamentos reales para pensarlo, pero confiaba en que ese adorable rubio no la lastimaría de ninguna forma posible.
Hinata desenredó sus manos del cuello del chico para volverlas a unir detrás de su fornida espalda, las yemas de sus dedos descendieron por la columna de Naruto hasta llegar al borde de su camiseta y se infiltraron en ella para empezar a subir nuevamente. La piel de Naruto no solo era bronceada y tersa, era cálida y bien definida, Hinata lo acarició como si sus dedos se deslizaran por mantequilla, hasta llegar a sus omoplatos, en donde sus uñas lo rasguñaron al sentir como Naruto movía sus manos al unísono, pasando de sus hombros a sus costillas, agarrando con firmeza su cintura bajando a sus caderas y finalmente infiltrándose en su espalda baja, llegando a tomar su trasero con aparente desesperación.
-¡Ah…! – Gimió Hinata sorprendida y excitada por el brusco movimiento, sus caderas se elevaron inconscientemente, por mero instinto animal, haciendo que su propia intimidad se rozara con el muslo de Naruto y que las caderas de ambos chocaran precipitadamente.
-Hmm… Hinata – Gruñó Naruto en el cuello de su amante antes de darle un sutil mordisco, distraído por el dulce aroma de la piel de Hinata, no se dio cuenta de que ella también estaba siendo muy audaz en sus caricias, hasta que sintió las uñas de ella recorrer sus hombros. Naruto decidió ser un poco más travieso, dejando sin ganas el firme trasero de la chica y colocando una de sus manos en el borde de la pretina de sus cortos shorts, bajándolos solo un poco, para acariciar el pequeño hueso de su cadera, al atrevido contacto, Hinata volvió a mover sus caderas hacía arriba, generado nuevamente esa peligrosa fricción que a Naruto lo estaba volviendo loco. Esta vez Hinata pudo sentir como de los jeans del joven se asomaba, dura y firme la excitación que le estaba provocando.
El rostro enrojecido de Hinata demostraba por sí mismo todo el calor que su cuerpo estaba sintiendo y no tenía nada que ver con el licor que había estado bebiendo, rogaba porque Naruto no se diera cuenta de lo excitada que estaba por sus descaradas caricias y besos desquiciantes. Pero si él llegaba a aventurarse un poco más debajo de lo que estaba, seguro descubriría la intensa humedad que le estaba provocando. Pero su mano no se movió de ahí, siguió acariciando la tierna piel de su costado mientras que la otra subió por debajo de la camiseta de Hinata, la cual ya estaba sucia y manchada de polvo, siguió subiendo por la levemente humedecida tela hasta llegar al borde de la copa de su sostén, acarició y dibujó el borde de sus senos con sus yemas, mientras miraba la cara Hinata con malicia, la veía estremecerse y respirar agitadamente, sabía que lo estaba disfrutando tanto como él.
En ese momento se escuchó el crujir de madera, los dos chicos despertaron del sueño en el que estaban sumergidos, y sintieron por primera vez después de quizás cuanto tiempo, ruido exterior. Venía de la escalera de la trampilla por la que habían subido hace un rato, Naruto había olvidado cerrarla desde arriba.
-Mierda – Maldijo Naruto separándose de Hinata, pero sin levantar la cabeza, estaban ocultos tras la muralla de ladrillos. Hinata se arregló la camiseta rápidamente y obedeció a Naruto quien con un dedo en sus labios le dijo que guardara silencio.
- Hinata, ¿Estás ahí?
- Mierda – Susurró Hinata sorprendida y arrastrándose hacia atrás de la pared, quedándose inmóvil, era Neji, y ambos lo sabían.
La cabeza del administrador apareció por el agujero de la trampilla, Naruto se escondió al lado de Hinata y la miró rápidamente, su cara de espanto era inigualable, y no solo eso, su rostro siempre nívea, estaba sonrojado hasta las orejas, su escote tenía rastros de sudor, para que hablar de sus respiración que seguía entrecortada y…. ¡Rayos! Había dejado una marca en su cuello, definitivamente Neji no podía verla en esas condiciones, sería demasiado obvio. Tenía que hacer algo.
a dango le gusta esto.
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