Capítulo 6

Publicado por BndW Owl en el blog El blog de BndW Owl. Vistas: 16

“Wann wirst du uns in Frieden leben lassen? Scheiße aus XANA…”

Un preocupado Ulrich esperaba para entrar a la clase de Física, juntamente con otros alumnos, en el tercer piso. Por suerte, una silueta femenina deteniéndose delante de él lo sacó de ese tóxico trance.

— Mierda, pensaba que no llegaba… ¡Qué alivio! — Julia Santana resopló con desahogo al comprobar que todos aún estaban esperando para entrar.

— ¿Estás lista para una emocionante avalancha de teorías y fórmulas matemáticas? — le preguntó Ulrich, guiñándole un ojo.

— Eso dependerá de lo muermo que sea la persona que las explique.

— No te mentiré. Madeleine Meyer no es precisamente de lo mejorcito que hay en Kadic… Pero tampoco te pegarías un tiro. Yo creo que sobrevivirás.

A Julia le parecía que Ulrich Stern era una persona increíblemente agradable. La chica veía con claridad las razones de su indiscutible popularidad, pero lo más interesante de todo era que a él toda esa fama y notoriedad no le importaban lo más mínimo. El chaval iba totalmente a su bola, consiguiendo alejarse de todas esas chorradas redundantes y superficiales, y esa admirable actitud fascinaba a Julia. Ese tipo de gente le caía realmente bien.

— Mira, te seré sincera… Creo que, si Sissi me ve hablando demasiado contigo, estoy más que muerta. — bromeó ella.

— ¡Bah! Que le den a esa. Pasa de todo, mujer. Sissi suele ladrar mucho, pero nunca ha mordido a nadie. Y tú no serás ninguna excepción, te lo aseguro.

— Tranquilo, la verdad es que no me preocupa en absoluto. Además, siento decepcionarte, pero no eres mi tipo.

— ¡AUCH! ¡Aaaauuuchhh! Dios… Vaya puñalada… Oye, eso ha dolido… ¡Y mucho!

Julia se reía con ganas. Era obvio porqué a Sissi Delmas le gustaba tanto Ulrich, pero ella, sin saber muy bien la razón, no llegaba a sentir ni una pizca de fogosidad al estar frente a ese chico… Curiosamente, Julia veía más a Ulrich como ese hermano mayor que nunca tuvo. Alguien a quién se le podía pedir consejo, o incluso con el que pasarse varias horas charlando, pero sin dejar de sentirse como una niña inmadura a su lado. En otras palabras, él le parecía un tipo demasiado masculino para tener sólo dieciséis años… En realidad, pensó que era mejor así. Julia no pretendía en absoluto ser el punto de mira de la escuela. Lo único que quería era vivir una adolescencia sin sobresaltos ni dramas, y así por fin conseguir pasar página de su terrible pasado…

En ese momento, Odd Della Robbia subía las escaleras a toda prisa hacia el tercer piso. Se había entretenido demasiado charlando con Lola Kieffer, una morena quinceañera a la que, por lo que parecía, le llamaban demasiado la atención los chicos con pendiente. Por supuesto, cualquier excusa era buena para que Odd usara sus dotes de seducción frente a una chica, y con la tontería, se le fue el santo al cielo. Se despidió de Lola con un “Llámame pronto” y corrió como una bala hacia su clase. Al llegar al tercer piso, divisó a Ulrich hablando con Julia, y pensó que no importaba retrasarse unos segundos más por una buena causa: Enamorar a ese angelito caído del cielo. El italiano respiró hondo, olió su aliento, confirmó que todo estaba bien, y caminó con disimulo en dirección a su amigo y la nueva.

— ¡Hostia, Ulrich! No sabía que tenías clase en el tercer piso. ¡Igual que yo, qué casualidad! — Odd empujó amistosamente al alemán, el cual ya había visto sus intenciones desde el principio. — Me sorprende verte aquí con… esto… ¿Cómo te llamabas, preciosa?

— … Julia Santana. — ella miró al italiano con indiferencia. Ulrich no fue el único capaz de intuir el verdadero propósito de Odd, y es que ese chico era un auténtico libro abierto.

— ¡Aaaaah claro! Lo tenía en la punta de la lengua. — Odd apoyó una mano en la pared, observándola con ojos persuasivos. — Seguramente te acordarás de mí… Nos hemos visto antes en el comedor, y también en clase de Inglés.

— Por supuesto, Odd Della Robbia. – confirmó Julia, con una sonrisa en los labios. — Eres el empanado mental al que le dio un blancazo al abrirme la puerta esta mañana… ¿Cómo podría olvidarme de ti?

A Odd se le quedó el cuerpo petrificado, sin saber cómo reaccionar a aquel inesperado asalto. “Emm… Sí, bueno… Yo…”. El pobre chico balbuceaba palabras sin sentido, y no tenía ni la más remota idea de cómo contraatacar.

— Pues nada. Encantada de conocerte… precioso. — continuó la chica, intimidándole con la mirada y poniendo cierto énfasis en esa última palabra.

Ulrich se quedó con la boca abierta, mirando a primero a Julia, después a Odd, y así repetidamente. Al cabo de unos segundos de silencio, no pudo aguantarlo más y comenzó a desternillarse. Esa chica le había visto el plumero a su amigo desde el primer momento que puso su pie en el instituto, y acababa de darle su primera paliza emocional. Ulrich lloraba de la risa, y Odd no tuvo más remedio que fingir gustarle el comentario de Julia y seguir hablando para aparentar que su ego no estaba afectado en absoluto.

— Una chica con sentido del humor… ¡Me gusta! — el chico simulaba pasárselo bien, mientras una gota de sudor frío descendía por su cogote. — Bueeeeeeeno, chicos, voy tirando hacia Historia del Arte. Algunos tenemos que culturizarnos un poco, ¿sabéis?

Odd le dio una palmada tan fuerte en la espalda a Ulrich que lo desestabilizó. “Pórtate bien con ella, ¿eh, colega?”, dijo mientras le guiñaba un ojo a Julia “Un placer, Jules. ¡Hasta la próxima!”. El italiano abrió a toda prisa la puerta del aula que le tocaba, y desapareció tras ella. La española se giró hacia su compañero de clase, y le observó con cara de extrañeza.

— … ¿Jules? ¿Qué coño significa Jules? — preguntó, levantando una ceja.

— Conociéndole, imagino que ha usado la mitad de tu nombre y lo ha fusionado con la primera letra de tu apellido. — Ulrich se masajeó la adolorida espalda con la mano antes de continuar. — ¡Felicidades! Ya tienes un apodo por cortesía de Odd Della Robbia.

— Ya… Genial, lo que me faltaba… — Julia resopló con desagrado. Ese curso se le iba a hacer muy largo si tenía que estar aguantando las gilipolleces de ese tío. — Por cierto, Ulrich… ¿Pretendías portarte mal conmigo?

— Joder… Te juro que no tengo ni idea de porqué ese idiota ha dicho eso… Por favor, sólo olvídalo, ¿vale? — se excusó Ulrich, avergonzado.

Los dos rieron de nuevo, y fue entonces cuando la profesora Meyer apartó a varios estudiantes de su camino para llegar a la entrada del aula. Jadeaba por haber subido las escaleras de dos en dos, y se disculpó por el retraso mientras les abría la puerta. Para Ulrich y Julia, esa clase se sintió agradablemente distinta a la demás, porque sabían que los dos habían hecho una nueva amistad.

…​

… Tal y cómo explicamos durante la última clase, la pintura renacentista abarca el período de la historia del arte europeo entre la Edad Media y el barroco. Al igual que todo el arte del Renacimiento, la pintura de esta época estuvo directamente relacionada con la idea de volver a la antigüedad clásica y hacerla renacer…

“Me ha llamado empanado mental… Con un par… ¡Hay que joderse!”

… Podríamos caracterizar a la pintura renacentista por el dominio de la ideología humanista y su convergencia con nuevas técnicas artísticas como, por ejemplo, el descubrimiento de la perspectiva. Por supuesto, hay otras especificaciones que distinguen este tipo de pintura de su inmediata antecesora, la pintura medieval…

“Nunca en mi vida me he topado con una tía tan borde… ¿Quién se cree que es?”

… En particular, se considera a Italia como la cuna de la pintura renacentista, donde se conservaban a la vista monumentos del período greco-romano y se usaban como modelos de armonía y belleza. Odd Della Robbia, ¿crees que podrías decirnos en qué ciudad de tu país de origen, y bajo la tutela de qué importante familia italiana, comenzó el perfeccionamiento de este tipo de pintura?………… ¿Odd?………… ¿Odd, me estás escuchando?

“… La hostia, Jules, cómo me gustas… Me lo vas a poner difícil ¿verdad?”
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