Cansancio

Publicado por Kaisa Morinachi en el blog Crazy house. Vistas: 83

Estaba tratando de escribir una respuesta a algo y mi mamá andaba viendo cosas en mi pieza y preguntando por cosas y en una terminé como que angustiada y le terminé pidiendo medio a gritos que se fuera de la pieza.

Es complicado, sé que no estuvo bien y ella no tenía ninguna mala intención, pero pensar que incluso de reojo podía ver lo que hacía me hizo sentir con esas ganas de pedirle que se marchara, el cansancio creo que me llevó a decirle que se marchara de una manera más brusca.

Y es que yo siento que he mejorado en cuanto mostrar cosas que nunca antes mostraba, a sido un progreso enorme, pero hay momentos en los que necesito ser esa chica casi que misteriosa, pero en realidad esa de la que quiere que no sepan nada.

Puedo conversar mucho, cuando agarro confianza suelto mucho la lengua y me encanta mostrar todo lo que cargo dentro, desde comentarios, opiniones hasta mis fantasías de mundos y personajes, pero tengo patrones y reglas estrictas dentro.

Tengo cosas amarradas, cosas ocultas, cosas que no puedo llegar y dejar fuera así como así. Escribir y dibujar en gran parte han sido cabos que me han mantenido atada, que entre tanto desorden me han dado una ligera oportunidad de tener alguna conexión entre el caos, pero el tema es que son cosas muy personales y yo soy muy desconfiada como para dejar que cualquiera.

Y es terrible, porque mis padres en verdad son lo mejor, no sé sí sobre otros, pero no podía haber pedido más que lo que me han dado, sería avaricioso y mal agradecido de mi parte y no soy tan desgraciada para eso. Pero una cosa no quita otra: Selectiva, muestro un poco de mí a cada personas con la que convivo.

Pocas personas conocen cosas de mí, cosas que les muestro con confianza sin el temor de ser desde juzgada a criticada y rechazada. Pocas personas y la mayoría son gente a la que no le veo la cara. Conozco sus voces, sus narraciones, algunas creencias y sobre todos sus emociones, pero no las caras.

Porque me dan un jodido... que no encuentro palabras para describir aquel rechazo.

Rechazo, me cuesta quererme, me cuesta confiar en lo que quiero y me preocupa que otros puedan atacarme por lo que soy. Cargo con esto desde muy pequeña, a los 11 años ya me moví en base a esos temores, lo recuerdo, tal vez no era tan intenso, pero a estado conmigo siempre.

Es mi temor, me controla, me condena y, como siempre, quiero mejorar...

Pero hay días en los que solo estoy cansada y no quiero a nadie mirándome, ni tocándome. Charlar siempre me agrada, pero no siempre de tú a tú, no por nada escribir es otro escape.

Sin mucho más que agregar, gracias por leer. Y recuerden, no siempre digo lo que quiero y a ratos tan solo hablar significa mucho más que simplemente decir las cosas.
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