"Cada persona es un mundo"

Dicen que cada persona es un mundo, refiriéndose a que cada persona tiene sus gustos, habilidades y maneras de enfrentar las cosas. Pero yo soy un mundo... extraño. Llamadlo raro, llamadlo exótico; llamadlo cómo queráis. No quiero decir que sea una persona "rara" en el termino de referirme a que haga cosas raras, porque no me refiero a mi en ese modo, no hago nada raro (justificando like a boss) sino que soy, de algún modo, diferente al resto (por lo menos a la mayoría de gente, tampoco me considero el cero a la izquierda). No hago lo que la mayoría hace, por decirlo de algún modo. Bueno, ya sabéis que hoy en día la juventud se la pasa de fiesta y bebiendo o fumando y todo es muy bonito y bla, bla, bla (generalizo, pero no todos son así). Los pocos adolescentes que no hacemos nada de eso nos la pasamos pues, leyendo, escribiendo, pensando; haciendo cosas que la mayoría no tiene cómo prioridad o no presta atención (estoy orgulloso de ser cómo soy). Tampoco tengo ese gran grupo de amigos con el que pasar la mayoría de las tardes (lo tenía, pero eran tan subnormales que llegó un momento en el que debía separarme de ellos, ya sabéis eso de "mejor sólo que mal acompañado") aunque me gustaría, de algún modo, tener algún grupito así de gente agradable y no gilipollas (respetando a los que van con gilipollas). Puedo estar muy bien y feliz y al momento deprimirme o sentirme mal, debido a lo increíblemente nostálgico que soy, ya que si de pronto algo me recuerda o me hace pensar en que las cosas podrían irme mejor, PUM, caigo. Me hundo en mis pensamientos (tampoco es que entre en depresión, por favor, coherencia) y tardo lo mío en salir de ahí. Soy así, y es inevitable. Pienso en que sería de mi en ese momento de haber cambiado algunas decisiones de mi vida, o de haber elegido otro camino viable; ¿sería más feliz? ¿siquiera sería un tanto feliz? ¿sería peor que ahora? Imposible de saber. Con todo esto no quiere decir que no esté contento con lo que soy o que no sea feliz, de hecho, las cosas no me parecen ir mal, y, hay días en los que a optimista no me gana nadie. Soy una persona que toma decisiones morales por si propio bien, y no es ser egoísta ni egocéntrico, sino previsor. Porque los problemas te pueden saltar en la cara si andas despistado, o si cometes algún error garrafal del que te das cuenta tarde. Pero ya no, ya no a mí. Si algo va a explotarme en la cara, sabré porqué y cómo evitarlo. Tengo pocos amigos con los que ir, de hecho, los puedo contar no con ambas manos, con una. Es difícil encontrar gente que piense cómo tú o que acepte tu locura y la disfrute, y sobretodo, que esa persona también esté loca de cojones. No muchas personas llegan a caerme bien, y veo claramente las intenciones de cada uno conmigo. Se ganará mí confianza quien sea tal y cómo es y no cambie de faceta con otras personas. A veces, pienso que yo soy el raro y que no tengo mucha gente a mi alrededor porque no hay quien me entienda, salvo yo. Y es así, sólo yo me puedo entender. Pero, ¿qué tendría de interesante si no fuese un misterio el resolver mis jodidos acertijos mentales? Puede que yo sea el raro, y los demás normales. O puede que sea al revés. Al fin y al cabo, cada persona es un mundo.