Amigos con divergencias.

Es una charla que tuvimos con mi hermana, lo difícil que era tener amigos con neurodivergencias.

A veces son una, a veces dos... algunas más comunes, otras super peculiares... A veces son cinco, a veces tenemos ayuda, en otra no queremos nada.

Un sube y baja de emociones cuanto menos, ya sea para la persona neurodivergente en cuestión o para el neurotipico, ¡Aunque no se crean! Entre neurodivergentes es claro que también nos agotamos.

Y es una carga vivir con la idea de que eres un estorbo, ¡Pero no!

Como le dije a una amiga: Hay padres neurotipicos que son malos padres, ser neurodivergentes no nos hará peor o mejores...

Es importante la red de apoyo para una persona neurodivergente, ¡Aunque para cualquier persona con una condición o enfermedad crónica! Y bueno, para todos en general, pero los neurodivergentes tenemos el temita de que, siento yo, somos más difíciles de lidiar.

Agotadores, para nosotros mismos y para los otros.

Y ha sido un recorrido aceptar que sí, soy diferente. Y sí, no está mal ser diferente.

Con eso no quito el esfuerzo que muchos hacen día a día para vivir con sus divergencias en un mundo que los apunta con el dedo, diciéndoles que es su deber poco menos adaptarnos a la sociedad.

Mi tío nunca se adaptó, ahí lo tienes, siendo cuidado por un montón de personas. Claro, mis familiares son los que sacan la plata de su bolsillo, pero ahí se ve:

No es nuestra obligación adaptarnos. Es eso o nada...

¿Y qué sentirías tú si te dijeran que por ser pelirrojo tienes que teñirte el cabello de negro?
Eso es lo que me duele cuando la gente espera que un neurodivergente reaccione y lidie con sus problemas como cualquier otro neurotipico.

Sin mucho más que agregar, dejo este pequeño pasaje que busca sacar de mi interior cosas que pienso.