Algo por lo que lucho (Abril te desafía)

Soy estudiante de Letras Latinoamericanas. Y cuando comencé la carrera muchos me preguntaban: ¿Para que diablos estudias eso? Y si, lo admitiré, al principio entre con la idea de que nos formarían como futuros escritores que serían nominados al Premio Nobel de Literatura pero al pasar los días me di cuenta de que el propósito de la carrera era diferente y en lugar de desanimarme, me enamore de ese ideal.

Había que reivindicar la literatura y en especial la producida en América Latina. Es muy triste aceptar que aún en la actualidad existen personas que están criticando lo producido por su país sin detenerse a resaltar lo bueno que tiene. Otros tantos se quedaron con lo publicitado con el Boom y no se detienen a mirar que existen escritores contemporáneos que son excelentes en lo que hacen.

Y yo lucho por eso, por lograr un reconocimiento a esa historia literaria que muchos hacen de menos y que otros tantos ni siquiera voltean a ver. Es triste darte cuenta que tus compatriotas prefieren mirar otras literaturas que han sido sobre explotadas y, al estudiarlas no hacen algo propositivo. Y yo me pregunto, ¿no sería mejor e incluso desafiante detenerte a mirar la evolución de la literatura en tu país y en el continente?

Yo creo que es maravilloso estudiar la literatura de Latinoamérica y más aún, profundizar y teorizar sobre lo que se escribe en español. No le diego al César lo que es suyo, porque los grandes nos dejaron una base, pero ¿qué sentido tienen quedarte ahí? ¿Donde queda la evolución?
Por ello yo trato de hacer algo por Latinoamérica al no hacerla de menos y aceptar que tiene un futuro bueno, que hay obras excelentes en la actualidad y que no todo fue dicho por Juan Rulfo, Octavio Paz, Julio Cortazar, Carlos Fuentes y otros nombres tan sonados.
¿Entonces que sucede con Virgilio Piñera, Mauricio Molina, Servero Sarduy, Maritza Buendía y tantos otros que aun desconocemos por tener la mirada puesta en otro lado?