Afrontar el fracaso

Publicado por MrJake en el blog En la cabeza de un GM. Vistas: 273

Esta entrada va a ser... bastante distinta a todo lo que he hecho ahora. Y sé que va a quedar muy rara ahí, en medio de todas las reseñas por el reto de videojuegos, pero creo que me va a sentar muy bien sentarme aquí a escribir esto, desahogarme y compartirlo un poco. Supongo que es una forma de catarsis personal, para liberarme un poco de esa angustia extraña que de vez en cuando se me sube a la garganta.

Voy a empezar desde el principio. Cuando era un adolescente, en el instituto, era el primero de mi clase, y de hecho, fui el que más nota sacó de mi instituto en la prueba de acceso a la universidad. Varios de mis amigos suspendieron selectividad, incluso, y yo solía ayudarlos en las materias, era para ellos la "referencia" en cuanto a quién acudir. Era "el listo", el que sabía siempre todo. Esto no lo digo porque me sintiese superior, ni mucho menos; pero es un punto importante para explicar lo que me pasa ahora.

Entré a la universidad y escogí el doble grado de Derecho y Criminología. Empecé en 2013. En realidad, mi verdadera pasión siempre fue ser profesor, la enseñanza, pero conforme yo crecía, menos me iba atrayendo la idea de dar clase a niños. Primero decía que sería profesor de infantil, luego de primaria, luego de secundaria, y... acabé apartándolo un poco, y a la hora de escoger carrera universitaria, decidí tirar por Derecho+Criminología porque era lo que me interesaba; bueno, particularmente la Criminología me interesaba, el Derecho lo cogí como añadido porque la nota me alcanzaba de sobra y porque me aseguraba unas salidas profesionales adicionales que siempre estaban ahí (cosa que, seamos claros, Criminología no iba a darme). Siempre me tomé la universidad como un aprendizaje, como un sitio no para desarrollar una profesión, sino para adquirir conocimientos y crecer como persona. Cuando empecé con el Derecho penal, en solo el segundo curso (2014-2015), descubrí un campo que me entusiasmaba de verdad: me encantaba esa rama, porque a diferencia de otras áreas del Derecho, es muy abierta, reflexiva, interpretable, y hay múltiples respuestas para los problemas y casos que uno se encuentra; no era cerrada, invitaba a pensar, a razonar. Invitaba a lo que me gustaba de mi carrera y de la universidad: reflexionar e ir adquiriendo pensamiento crítico, opiniones formadas, sentir que creces como profesional, no en un trabajo concreto, sino en tu materia especializada.

Por eso, más o menos a mitad de camino, en el tercer curso (2015-2016) fue cuando descubrí un poco cómo funcionaba el proceso para llegar a ser profesor de universidad, y decidí que ese sería mi objetivo y mi futuro profesional. Siempre quise ser profesor, pero no me convencía del todo ir hacia instituto o colegio, así que, ¿por qué no universidad? No solo podría dedicarme a la enseñanza, sino que también podría hacerlo enseñando Derecho penal, si me especializaba en esa rama. Podría estudiar algo que me apasionaba y dedicarme a enseñárselo a otros. Sonaba ideal.

Pero, ¿conocéis el proceso para entrar en la universidad pública, al menos aquí, en España? Básicamente, hay tres formas de acceder: puedes obtener un contrato temporal como sustituto de profesores que dejen sus puestos vacantes por bajas, jubilaciones y etc (lo que se llama "profesor sustituto interino", o "PSI"); puedes obtener un contrato laboral en el que solo colaboras con la universidad, teniendo un trabajo independiente (por ejemplo, abogado) y dando algunas clases como complemento a ese trabajo (lo que se llama "profesor asociado"); o puedes ser profesor a jornada fija, siendo funcionario a todos los efectos, e ir abriéndote camino en la larga jerarquía de puestos profesionales que tiene la docencia universitaria (profesor ayudante < profesor contratado < profesor titular < catedrático). Si tu pasión es la que yo tenía, dedicarte a la docencia, querrás esta tercera opción, obviamente. Aunque siempre puedes empezar por la primera, por PSI, y ganar algunos puntos que te vendrán bien.

Vale. Para acceder como asociado, debes haber trabajado previamente por al menos 3 años en un puesto no relacionado con la universidad pero vinculado a tu área. Abogado es lo más rápido en mi caso. Lo descarté, porque no me hacía gracia la idea de ser abogado a priori. Entonces, en segundo lugar, tienes entrar de PSI para ir conociendo el trabajo docente en la universidad. Genial, ahí te basta con tener un título universitario... pero valoran miles de requisitos más: publicaciones en revistas, becas y ayudas que hayas recibido, colaboraciones en congresos, contratos previos con universidades... y lo que termina pasando es que mucha gente permanece continuamente en las listas de PSI, cada vez acumulando más puntos por experiencia previa, y te dejan en posiciones muy bajas. En esencia, no te llaman. Yo he hecho esto ya unas... ¿cuatro veces? Y he echado como en 8 bolsas distintas. En la que más alto quedé, fue con posición 40ª de entre todos los solicitantes. Ni que decir tiene que nunca me llamaron.

Viendo el panorama, evidentemente, mi yo universitario decidió que apostaría por su sueño de verdad e iría directamente a la tercera opción, a hacer carrera universitaria. Así que contacté con una profesora de mi carrera que me gustaba mucho y le pedí ayudarme y ser mi directora para la tesis. Porque sí, para ser profesor a tiempo completo, como trabajo en sí mismo, necesitas un Máster y después un Doctorado, que es en esencia realizar un trabajo de investigación de unas 400-500 páginas y con toda una serie de requisitos de originalidad, que aporte algo nuevo, etc., defenderlo públicamente y superar la evaluación de un tribunal. Y eso debe supervisarlo alguien que ya sea Doctor/a en tu área, es decir, un profesor universitario. Pues bien, yo contacté con mi Directora y acordamos empezar desde prontito a ir preparándome para tener buenas oportunidades de acceder. Ella me animó mucho y me dio muchas esperanzas, pues mis notas eran bastante decentes en la carrera (mi media era en torno a 8 puntos de 10 -en España requerimos 5/10 para aprobar-), y quizá estaba entre los 5 mejores de la clase o así, pero de todos ellos, yo era el único que quería hacer carrera universitaria, así que todo genial. Entré en una beca que me concedieron, de iniciación a la investigación. En esa beca, colaboré en un par de congresos académicos como organizador y moderador, y publiqué en ellos un par de artículos que quedaron para la posteridad en libros científicos sobre Derecho penal, claro. Todo esto lo hice en quinto de carrera, el último curso (hablamos de 2017-2018).

Terminados mis grados, mis carreras universitarias, tuve al final un 8,4 de media en la carrera de Criminología, y un 8 en la de Derecho. Me encontraba, con 22 años, con 3 artículos publicados en libros, una ayuda para la investigación ya disfrutada, y dos carreras. En cuanto consiguiese el máster, podría entrar al Doctorado, así que decidí estudiar un Máster de Derechos Humanos, destinado sobre todo a enriquecerte en la materia, con objetivo de investigar, no de formarte para una profesión. Un máster que me gustó mucho, y que cursé en el curso 2018-2019. Acto seguido, entré en el Doctorado.

Un Doctorado en España no tiene ningún tipo de curso o clases asociadas. Simplemente, uno tiene a su director/a de tesis y se organiza a sí mismo con la ayuda de dicho director/a; se le dan 3 años (5 si estás a tiempo parcial), que pueden ampliarse incluso hasta 5 (7 si estás a tiempo parcial), para que se termine y se exponga la tesis, y listo. Claro está, en ese tiempo, uno no cobra nada por ser estudiante de doctorado y publicar cosas o contribuir con eventos de la universidad; solo cobras algo si recibes alguna beca. Y mi directora siempre me dijo que iba a obtener becas, que lo tendría fácil para acceder, que quizá me costaba un par de años, pero lo conseguiría.

Aquí empezó mi declive. La beca principal para estos estudios es la llamada FPU (formación de profesorado universitario), que básicamente te financia tu tesis pagándote un sueldo de 1000-1500 € (sube a cada año) al mes durante 3- 4 años. Además, en ese tiempo, como becario, tienes la posibilidad de empezar ya a dar clases bajo la tutela de tu director, por lo que a efectos prácticos, que te den la FPU implica que ya empiezas a trabajar en el mundo de la enseñanza universitaria. Claro está, entrar no es fácil; las becas son anuales y debes pedirla y pasar dos fases, una en la que criban a los candidatos en función de la nota media, otra en la que, una vez pasada la primera, valoran tus méritos y los de tu director, principalmente. Solo unos pocos en el país consiguen beca, pero bueno, esos "pocos" son cientos para cada área, no es tan difícil, ¿no?

El primer año que la eché, 2019-2020, no entré en la primera fase. Mi nota más alta era criminología (8,4), así que puse esa carrera como la principal. Resulta que el Ministerio, encargado de entregar las becas, dijo que mi tesis iba a ser de Derecho, y aparentemente Criminología no tiene relación, por lo que me bajaron sustancialmente la nota. Recuerdo que ese año quedó en un 8,2 el corte, habría entrado de haber tenido la nota completa.

El segundo año, eché la beca con Derecho (8), porque me lo recomendó mi directora. No entré por poco, porque quedó en 8,2, de nuevo.

Tened en cuenta que en ese momento, yo ya tenía el tema de tesis más o menos planteado, pero estaba esperando a saber si tendría beca o no para poder ponerme a ello de verdad. Porque aunque siempre tuve muchas esperanzas porque mi directora me animó, sabía que podría encontrarme con problemas, y sabía que no era fácil entrar igualmente; así que en 2019-2020 no hice nada, solo doctorado, y empecé a publicar más cosas, leer, escribir algo, etc; pero en 2020-2021, tras la pandemia que agitó un poco todo más aún, decidí que, mientras seguía intentando entrar en la beca (y probaba suerte con otras becas distintas, mientras tanto), haría el Máster de Abogacía (en España, necesario para poder ejercer como abogado; sin el máster, no puedes. Es más, requieres del máster y de superar un examen público de acceso posteriormente). No quería realmente ejercer de abogado, pero lo consideré un plan b por si acaso no salía bien el resto, y además, me serviría para mi currículum académico, de cara a tener más méritos para las ayudas.

Tercer intento de la FPU, en 2021-2022. Estaba ya terminando mi máster de Abogacía. Esta vez, pasé la primera fase; para poder hacerlo, sin embargo, tuve que recurrir a cambiar por completo el enfoque de mi tesis, y hacerlo más social, más criminológico y menos jurídico, para así poder justificar que la temática era criminología y que la nota de dicha carrera me contase al 100%; solo así tendría opciones reales. Claro, esto implicaba que el poco progreso que tenía y las pocas ideas que formé tenía que cambiarlas bastante, pero no importaba, todo iba bien, porque entré en la primera fase. Sin embargo, no pasé la segunda. Solo en este año descubrí (porque mi directora no sabía nada al respecto y nunca me enteré previamente) de cómo funcionaba la valoración en esa segunda fase... y era terrible. Entre otras cosas, porque requería de muchísimos datos que tardabas días en reunir sobre tu director, sobre otros profesores que debían avalarte, etc.; y además, volvían a tomar tu nota media y a contar los puntos. Yo entré en la primera fase, pero el corte se quedó en torno al 8,3; por lo que era de los que partían con más desventaja en la segunda fase, ya que esa nota se traduciría en puntos para esa fase, y yo sería de los que menos tendría.
No entré, pues; pero no por no reunir puntos, sino porque resulta que existía un requisito que exigía tener al menos 4/10 puntos en la valoración de tu currículum personal para poder siquiera tener opciones de pasar. Y, sorpresa: de esos 10 puntos, 2,5 eran tu nota media, y básicamente el resto eran premios académicos que solo conceden a los mejores expedientes (de los cuales ni siquiera había oído hablar hasta entonces, y valían hasta 5 puntos), y otra serie de ayudas y becas que hubieses disfrutado. Yo tenía una, la de iniciación... pero esa no contaba nada, no la puntuaban. Tenía que ser nacional. La mía no lo era. Todo lo hecho, para nada.

En ese tiempo, la universidad donde estudio sacó una beca para "colaborar" con la Unidad de Doctorado (es decir, para ayudar en las gestiones administrativas de la universidad en el área que lleva las cuestiones de Doctorado), y me la dieron; básicamente, esto implicó trabajar por 600 euros durante 18,5 horas semanales. Estuve desde abril de 2021 hasta diciembre de 2022 en la unidad, y disfruté mucho, la verdad. Cobré un sueldo por primera vez, y era uno que era bastante decente teniendo en cuenta mi jornada laboral tan cortita. Me daba tiempo para mis cosas mientras trabajaba y ganaba algo para sustentarme, y lo podía compatibilizar con el máster de abogacía sin problemas; todo genial.

Cuarto intento de echar la FPU... y último. Curso 2022-23. Supero la primera fase por los pelos, y esta vez parecen haber suprimido el requisito de los 4/10 puntos en currículum, así que tengo esperanzas. Echo la ayuda con los dedos cruzados. Y los resultados de la segunda fase... me dejan fuera. Con al menos 20 o 30 personas por delante de mí. Esta era mi última oportunidad de echar la FPU, además, porque la beca tiene un requisito para poder siquiera aspirar a que te la den, y es que hayan pasado como mucho 4 años desde que te graduaste. Me gradué en el curso 2017-2018, así que el curso 2022-2023 era el último en el que podría pedirla. Y no me la dieron.

Intenté más becas, claro está. Becas Andaluzas (mi Comunidad/región dentro de España, algo a nivel más regional y no nacional), muchas bolsas de PSI, otras becas propias de la universidad... nada. No me dieron nada. Cuando no me faltaban requisitos, me quedaba a las puertas. Lo único que tuve era la beca de colaboración, la del trabajo administrativo, y aunque mi trabajo me gustaba mucho, la fecha de caducidad era diciembre de 2022, y no tenía nada que ver, además, con la enseñanza, ni con la tesis

En este tiempo, desde 2019 aproximadamente (desde que empecé el doctorado), mi directora de tesis fue nombrada Directora General de Postgrado. A efectos prácticos, es lo mismo que ser Ministro en un Gobierno de un país, pero dentro del microcosmos que es la universidad. Se convirtió en política. Siempre estaba ocupada. Mis mensajes no los leía en semanas, y cuando me reunía con ella me cancelaba reuniones en el último momento o me hacía esperar hasta 3 horas para una conversación de 3 minutos o para que me dé una mísera firma de algún documento. Y después de esto, a meses y meses de que me negasen la FPU final, me llama para preguntarme si me la dieron, sorprendida de que no la haya conseguido, y me dice que "debo darme prisa para entregar la tesis".

Sí, podría entregar la tesis pronto y tratar de entrar al mundo de la enseñanza sin becas. Probablemente sea complicado, porque igual que con la PSI, tendré miles de personas con becas por delante de mí, da igual que tenga miles de másteres y grados. Gente con experiencia dando clases en la universidad estará por delante. Pero podría. El punto es que no tengo la tesis. Ni siquiera empezada. Primero estuvo la espera de esa FPU que tenía "casi asegurada" y nunca llegó; luego, la pandemia. Luego, el cambio de enfoque. Luego, el trabajo. Y mi directora no ayudaba. Mucha gente entraba a la universidad sin becas, pero lo hacía porque sus directores de tesis tenían proyectos financiados por el Gobierno o la Junta de mi Comunidad, o por la propia universidad, y lograban enganchar ahí a sus estudiantes. Entonces entraban con un sueldo no dado por una ayuda competitiva, sino por una asignación a dedo de parte de su director/a, que evidentemente tiraba de su alumno para proporcionarle ese puesto. Mi directora no lo hizo conmigo, nunca me lo ofreció; tampoco tuvo muchos proyectos. Estaba ocupada con su otro cargo, claro.

Y podría seguir echando la culpa a las circunstancias, porque ciertamente la tienen, en parte; pero la realidad, en el fondo, solo es una: no hice la tesis porque no la hice, punto. Porque no me sentía con fuerzas, porque me sentaba delante del ordenador y no me salía nada, porque siempre me veía atascado, porque pensaba que era inútil y que sería un tiempo de mi vida invertido en algo que luego no me daría resultados (sin beca, entrar en la universidad sería difícil incluso con el Doctorado). Por lo que fuese, pero no la hice. Y cuando mi directora me dijo que tendría que sacarla pronto, me quedé en blanco y decidí que era suficiente. Ya no más. No más fingir que esto iba a algún lado.

No iba a ser profesor de universidad, eso ya lo podía ir descartando. Había fracasado, sin más. Por falta de trabajo por mi parte, por mala suerte, por mal asesoramiento, por lo que sea, no importa: el punto es que no lo conseguí.

Sin embargo, durante mi trabajo en la universidad, con la beca de colaboración (2022), un alumno que vino a verme para temas administrativos, estudiante de Derecho también, me habló de que estudiaría el MAES, el "Máster de Acceso a la Educación Secundaria", para ser profesor de instituto (sí: también debes tener ese máster en España para poder dar clases en instituto, y no solo eso, sino luego sacar unas oposiciones, otro examen público donde luego compites con otros candidatos). Yo no tenía idea de que con la carrera de Derecho podías aspirar a entrar en dicho máster, pero resultaba que sí, que podías entrar para ser profesor de la rama de Economía. Inmediatamente valoré la opción, y en el curso 2022-2023 entré a ese máster. Lo de abogado nunca funcionó, porque ese mundo nunca me gustó, y no tuve oportunidades de quedarme en mi despacho de prácticas ni nada por el estilo, como otros compañeros sí tuvieron. Al final, en el MAES, acabé reencontrándome con mi pasión por la enseñanza, y mientras otros compañeros sufrían y se quejaban, yo me sentía momentáneamente entusiasmado y feliz porque, por fin, encontraba entusiasmo y opciones de futuro más realistas. Sí, acabé por optar por dar clases a adolescentes, algo que antes descarté... pero al menos era dar clases, era enseñanza. Era mi pasión. Y cuando di mis prácticas en un instituto real con alumnos reales, la verdad... mi experiencia solo confirmó que aquello sí me gustaba, que sí era lo mío.

En 2023 convocan, entonces, unas oposiciones para acceder a la profesión de profesor de instituto. Las oposiciones que yo debo superar para entrar a la docencia. Solo que, como mi máster terminaba después de dichas oposiciones, no podría participar en ellas y tendría que esperar a la siguiente convocatoria. Resulta que la convocatoria de 2023 saca más de 200 plazas para Economía, algo inédito, muchísimas plazas, una barbaridad. Y yo no puedo aprovechar esa oportunidad. Mi mente no para de decirme: "si hubiese hecho esto desde el principio, si hubiese estudiado este máster desde el comienzo... ahora estaría con mi puesto fijo de profesor". Pero bueno. Habría más convocatorias.

En 2024 sacan otras, y yo ya tengo mi academia contratada y estoy dispuesto a opositar, a estudiar por un año completo, a dejarme ahorros en prepararme para esas oposiciones. Pese a que en estas hay solo 25 plazas, porque son "especiales" y más sencillas, confío en poder entrar en las listas de interinos, para que me llamen si surge, y acumular puntos para el futuro. Pero no puedo evitar tener miedo y sentirme inseguro. Porque todo parece girar en mi contra siempre, y temo que esta vez pase lo mismo. Porque temo que no lo consiga e invierta mi tiempo en vano, una vez más.

Tengo casi 28 años y dos años de experiencia en trabajo administrativo. Tengo dos carreras universitarias y tres másteres. He publicado cuatro novelas y varios artículos científicos. Tengo buen nivel de inglés, y me defiendo un poquitín con el italiano. Se supone que lo he hecho todo bien. Pero tengo casi 28 años, y todo lo que tengo es académico; lo poco que tengo de experiencia profesional es papel mojado. Toda mi vida se ha enfocado a una meta que nunca salió, que no conseguí, que ya prácticamente he descartado. Y ahora eso no me va a servir para casi nada, ahora tengo que empezar de cero en otra cosa, y, aunque quiero hacerlo, me siento inseguro, tengo miedo. No quiero otro fracaso. No soportaría otro fracaso.

¿Recordáis cuando dije que era el listo de clase y que algunos amigos suspendieron la prueba de acceso a la universidad y acudían siempre a mí? Ahora, uno de esos amigos es dentista y le llueven las ofertas. Otros tantos amigos son médicos desde hace un par de años, sacándolo todo a la primera. Compañeros de universidad están ya con su trabajo como policía, como abogado, como funcionario de prisiones, o incluso tengo una compañera que es jueza.

Yo no tengo nada. Solo tengo "conocimiento". Eso que admiraba tanto de la universidad, ahora parece un peso muerto que me tira hacia abajo. Que me ahoga. Antes yo era el listo; ahora, a cada esquina que miro veo gente triunfando, o que parece que están triunfando, al menos... y yo solo fracaso, y fracaso.

En los últimos años, no he parado de hacer cosas: ya me habéis leído, hice másteres, tuve un trabajo, hice idiomas, jamás he estado un año sin hacer nada. Y con todo, siento como si no hubiese hecho nada. Las horas libres las intentaba dedicar a escribir la tesis, pero no podía. Acababa, y sigo acabando a día de hoy (aunque haya dejado la tesis) enfrascado en una espiral de YouTube, videojuegos, este foro, lo que sea con tal de distraerme del hecho de que, en mi mente, no estoy haciendo nada con mi vida. Y sí, sé que es mentira. Sé que sí he hecho cosas, que tengo muchos logros que otra gente no, lo sé, y lo razono, y lo entiendo: pero aunque mi mente me diga "anímate, David", mi cuerpo, mi corazón, lo que sea, no lo acepta. Y no me animo. Aunque mi pareja, mi familia, todos a mi alrededor me digan lo que valgo y yo lo sepa en el fondo, no me siento sino inútil. Con arrepentimientos por el pasado, y con miedo por el futuro. Un inútil asustado.

Siempre me he considerado una persona alegre y positiva, y rara vez me muestro especialmente desanimado, triste o apenado. Pero la realidad es que en cuanto mi mente se distrae, acabo en este pozo. Por eso intento distraerme constantemente. Pese a todo ese refuerzo positivo que tengo a mi alrededor, pese a tener la suerte de tener a mucha gente que me quiere y me apoya, me basta con que una persona que sé que me quiere y que no tiene sino las mejores intenciones me dijese cuando trabajaba que "cobro poco" para que me deprima y me sienta inútil. Basta con que un familiar me pregunte qué voy a hacer el año que viene para que responda con miedo e inseguridad, por pensar que puedo decepcionar a alguien por seguir todavía estancado buscando un camino. Basta con que vea en alguna red social a uno de mis amigos y conocidos con sus viajes y vidas laborales aparentemente exitosas para, pese a saber que no es oro todo lo que reluce, sentirme el más inútil de todos a mi alrededor. Pese a todo, soy positivo, porque repito, me considero alegre, e incluso me considero fuerte, y tengo a gente que me anima y me quiere... pero en estos últimos tiempos me siento muy inestable, y pequeñas cosas pueden romper esa capa de alegría con la que me cubro.

Hace tiempo que incluso valoro que, quizá, empiezo a tener algunos síntomas de depresión, o algo parecido. No soy psicólogo, ni mucho menos, pero me conozco lo suficiente como para saber que estoy a un paso de rozarla con los dedos. De momento, solo quiero que se termine ya el verano, para ocuparme en las oposiciones, para ver como avanzo, para ver si me veo capaz de adaptarme de nuevo a una rutina sana. Quiero hacer ejercicio, estudiar en condiciones, y hacer mi día a día algo productivo para que mi mente se sane un poco después de tanto tiempo hundida. Me he dicho muchas veces cosas parecidas, y siempre las acababa apartando, pero... creo que esta vez, con esta nueva meta que me asusta, pero me entusiasma, quizá lo consiga. Y para todo el que me lea y se lo pregunte, tranquilos/as: si veo que no puedo, seré el primero en buscar ayuda profesional. Pero de momento, creo que aún me mantengo fuera de la fina línea, aunque la roce. O eso quiero creer.

Si alguna vez di alguna mala respuesta a alguien en el último año o así, si veis que no participo mucho de las conversaciones, o si sentís que paso tiempo sin responder en roles o algo, este es el verdadero motivo. Digamos que no me siento bien, en general. Al menos a veces. Ahora me ha dado con un poco más de fuerza, en estos últimos días... pero intento seguir ahí. No estar ocupado no me hace bien, y me parece tremendamente irónico que para algo que tengo que me da ocupación, este foro y los roles, sea ahora cuando menos ganas tengo de atenderlos. Me pasa en cosas más mundanas, también: tengo conversaciones importantes para organizar una despedida de soltera de una amiga, por ejemplo, y la tengo profundamente desatendida, porque simplemente no me sale. Quiero responder, y lo hago, pero luego llueven mensajes y no me dan fuerzas para responder hasta que no pasa un tiempo y ya aparezco de nuevo.

Son tiempos raros, días raros. Nunca pensé que el fracaso me afectaría tanto. Nunca pensé que cosas que para muchos serían una tontería y que yo mismo pensaría "¡qué tontería, con todo lo que tiene!" serían precisamente las que lograrían hacerme sentir así a mí. Ojalá tener un interruptor que cediese todo el control a la parte lógica de mi cabeza, porque de hacerlo, ahora mismo me diría cuatro cosas.

Y bueno, pues eso es todo. Como digo, solo quería, no sé, soltarlo. Me siento más desahogado ahora, y eso que aún no le di al botón de "Crear".

Si lo has leído todo, seas quien seas... gracias por tomarte el tiempo. No tengo problema en que me comentéis al respecto, si alguien quiere. No me voy a sentir avergonzado ni nada, no os preocupéis. Pero eso sí, no me gustaría que cambiara la forma en la que interactuamos por estos lares, o por otros, a raíz de leer esto, ¿sí?

Un abrazo, gente.
a Yugen, Bruno TDF, Graecus y 5 más les gusta esto.
  • Graecus
  • Yugen
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario