A la eterna chica de rojo

Duele cada vez que llegas, mucho, tanto que quisiera que no volvieses más, pero no puedo evitar sentirme aliviada y feliz cada vez que estás aquí. Te necesito, tú, mi compañera desde la adolescencia, mi fiel acompañante hasta la senectud, tú, que aún después estarás siempre en mis pensamientos, tú, a la que añoraré en cuanto se vaya, tú.
Tú, que haces llorar a tantas féminas con tu ausencia, tú, que nos maltratas con tu presencia tú, que tanto tu presencia como tu ausencia pueden ser símbolo de alegría, tú, ¿quién eres tú? Quizás solamente seas yo misma o quizás estés en todas las mujeres del mundo, porque eres ahí estás, dentro de nosotras, tú.

Dueles, eres engorrosa y me gustaría muchas veces no haberte ni conocido, pero no te vayas, no, porque si te vas, yo me estaré yendo también y no quiero eso, porque no quiero tener que olvidarte, no quiero que me olvides, no quiero que el mundo se acabe y simplemente ya no estés tú. Tú. Embarazosa en mi juventud, pero ahora tan importante, tú.

Baja una vez más las escaleras de mi interior y cumple con los designios de la naturaleza, pues eres y serás, mi mayor alegría y mi mayor tristeza. Tú.

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A ver si alguien cae en la cuenta de quién es esa chica de rojo. Pista: No es Caperucita Roja.