[+18] El Extraño Mundo de la Reina Patricia. Capítulo 9
Publicado por J.Nathan Spears en el blog El blog de J.Nathan Spears. Vistas: 420
Buenos días, o buenas tardes, o cualquier webada dependiendo de la hora a la que lo leen ustedes, pajilleritos xD
Les dejo el episodio número nueve de este fanfiction bien loquisho... como siempre dejo advertencia
El siguiente episodio contiene escenas de sexo entre Pokémon.
Y también un poquito de sangre...
Ya están advertidos.
Ya, ahora sí a la acción.
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Capítulo 9: Reiniciando esa vieja Chispa.
La batalla dio inicio. Primero, los Mightyenas más pequeños pero veloces avanzaron hacia todos los Pokémon y también algunos fueron directo hacia Claire.
—[¡Alejaos!] — Exclamó Maxima en su idioma, mientras soltaba su ataque Onda Tóxica repetidamente hacia los lobos.
El plan de aquel Swampert era que si no los podían debilitar los ataques de los demás Pokémon, entonces Maxima podía posiblemente envenenarlos y hacer que se fueran por su cuenta. No podía usar Terremoto porque eso también afectaría a los demás, y en especial a Claire y a su madre. Podría usar Agua Lodosa, pero ese ataque tardaba más en ejecutarse y solo sería útil cuando muchos Mightyena lo rodeasen a él, y solo a él.
Al rato, Nathan anunció su vuelta, lanzando una horca (herramienta típica de granjero) a la garganta de un Mightyena que estaba a punto de abalanzarse desde el lado izquierdo de Claire. Ella se sorprendió al ver lo cerca que estuvo de ser mordida y la puntería que Nathan mostró.
—Perdone usted lo simplón de mi rescate, pero fui incapaz de hallar un arco con flecha, o algún arma más sofisticada.
—Gracias, Nathan. — Dijo ésta, reponiéndose de la impresión, mientras otro Mightyena intentaba morderla, pero ella lograba electrocutarlo con facilidad
En tanto, se pudo ver que el joven de pelos de trigal no solo se había traído ese tenedor para montones de heno, sino que también el hacha que la familia usaba para cortar la leña. Nathan avanzó valiente (y quizás, estúpida) mente hacia la jauría de Poké-perros enormes y comenzó a apartar a todo aquel que se le cruzase usando el lado sin filo de aquella herramienta, puesto que él jamás querría matar a un Pokémon.
Claro que esa estrategia (o falta de ella, a decir verdad) le valió recibir una mordida en el hombro, no obstante, él jamás se detuvo.
Ligeramente (e irónicamente) intimidados por el valor de aquel muchacho desconocido, el macho Alfa de la jauría ladró unas órdenes que los defensores de las ovejas no pudieron descifrar, pero que se entendieron a la brevedad: Los Mightyena que quedaban pasaron de Nathan y se concentraron en los demás. Maxima, Scarlett, Claire y las Pokémon de ésta lograron repelerlos… o eso parecía. Dos Mightyena se habían ido a otro flanco más extremo, y comenzaron a correr. El joven entrenador Pokémon pudo verlos
—¡¡Cuidado a la izquierda!! — Advirtió al mismo tiempo que lanzó la horca hacia uno de ellos, incrustándose ésta en el costado. Pero el otro se impulsó corriendo sobre una carretilla posicionada entre él y Scarlett, por lo que dio un tremebundo salto con la intención de comerse a esa vieja Ampharos.
—¡¡Mamáaaa!! — Gritó Claire, horrorizada.
Pero no contaba con que el Swampert se pondría detrás de Scarlett y usara Protección, formando un muro contra el cual aquel Mightyena se estrelló. Raudamente Maxima lo agarró del cuello y pudo ver el miedo en los ojos de aquel Pokémon de tipo Siniestro.
—[Mírate nada más… en jauría son muy machitos, ¡¡Pero por sí solos son unas escorias!!]
Acto seguido, el Swampert lo mandó a volar como si fuese Popeye luego de comer su lata de espinacas (¿Eso era espinaca realmente?). El líder de la jauría, en tanto, vio cómo sus compañeros estaban seriamente lastimados y decidió ladrarles a todos para que ejercieran retirada. Él fue el último en retirarse, gruñéndole al Pokémon de Nathan y diciéndole en su idioma “¡Volveremos!”
—[¡Atrévanse y les irá peor, bola de hijos de perra!] — Le gritó de vuelta Maxima.
Una vez que esa crisis fuese evitada, tanto Claire como su mamá abrazaron con fuerza al poderoso Swampert. Entonces, él pudo notar una cosa… no. Cuatro cosas suaves y mullidas
Por su derecha, sintió los pechos copa C que la joven híbrida ostentaba cerca de sus mofletes.
Y por la zurda, también pudo sentir otro par de tetas, pero más aguadas. Eran las de Scarlett, la Ampharos con la que Maxima se estaba acomodando la gallina no hace mucho.
Esta vez el fortachón de tipos Agua y Tierra se dio el tiempo de fijarse mejor en aquella Pokémon de avanzada edad pero con una sorprendente líbido de quinceañera. Pudo notar que su tocado estaba hecho de plumas semi-oxidadas de Skarmory, pero que tenían cierto encanto. Además, si bien las hembras de Ampharos no tienen casi nada de delantera, anatómicamente hablando, él pudo deducir que al haber dado a luz a Claire, también se tomó su tiempo para amamantarle… por ende, se habían formado unos pechos de una copa aproximadamente equivalente a la medida B, pero un poco caídas por la edad.
No obstante, eso no le quitaba atractivo alguno. Al menos eso pensaba el Swampert, quien debió luchar para no tener otra erección incómoda.
Su entrenador, sin embargo, solo pensó…
—(Jajajaja… qué afortunado, mi pana)
Ya cuando las dos guapas hembras soltaron al inicial de Nathan, declararon que era hora de cenar. Aparte, les enseñaron a los invitados del siglo XXI cómo guiar a todos los Pokémon oveja dentro del granero para que así pudieran dormir tranquilos. No fue tan complicado, puesto que la mente simplona de aquellos Pokémon no les daba para más que comer algo de heno o derechamente tirarse en el piso y entregarse a Morfeo.
Y no mucho después, era hora de que toda la familia durmiese. A Nathan le tenían una humilde habitación pequeña, la cual apenas tenía una cama, unos percheros, una mesita de noche y una tea (Nota del autor: Una “tea” es una vela pequeña con una base de metal con dimensiones todavía más chiquitas). Pero a Nathan le pareció perfecto, puesto que, siendo sinceros, en su época odiaba casi todo lo que pasaban por la Televisión. Él se recostó en aquella cama, la cual era algo dura, pero al mismo tiempo infinitamente mejor que el suelo. Al cabo de poco tiempo se durmió.
Maxima, en tanto, tuvo que dormir en una cama hecha de paja, en un compartimiento un tanto apartado del granero. De hecho, era una caballeriza común y corriente… pero si un Ponyta o Rapidash podía dormir a gusto ahí, un Swampert no tendría por qué quejarse.
Claire tenía una habitación propia, la cual no era por mucho más grande que la que le dieron a Nathan… pero ella ya estaba más que acostumbrada. Sus padres dormían en una vieja cama de doble ancho y además solían dormir abrazaditos como cualquier pareja que ya hubiese pasado por sus bodas de plata sin problema alguno.
No obstante, hay días en que para Scarlett, eso no es suficiente…
Ella ama con todo su corazón a Sebastian, su esposo… ella jamás podrá olvidar el día en que sus vidas estaban destinadas a entrelazarse.
Hacía ya más de 34 años… Él era un tipo cualquiera, sin muchas ambiciones salvo quizás las de formar familia y tener un humilde negocio del cual vivir. Ella no era más que una Flaaffy extraviada. Él lo estaba pasando mal, puesto que no podía hallar algo redituable para hacer una pequeña fortuna. Intentó fabricar chocolates, hacer pan y también mazapán, pero solo acabó con algunas deudas. Él era demasiado orgulloso para que lo vieran llorar. Por eso yo fui la primera en sacar su lado sensible.
Claro, muchos habrán tratado a Sebastian como el tonto del pueblo por confesarle sus penurias a un Pokémon salvaje, pero a él poco y nada le importaba. Entonces, él pensó en iniciar el negocio que llevaría a cabo hasta la actualidad: Tener una granja de ovejas.
Él intentó por mucho tiempo buscarme un macho para que procreáramos… pero nunca tuvo éxito y se sintió el ser más fracasado de toda la existencia. Entonces Scarlett, quien en ese entonces no tenía nombre, pero sí comenzaba a tener esa líbido insaciable, comenzó a aplicar un delicioso fellatio… y de ahí toda la tensión de Sebastian comenzó a desaparecer, para dar paso a la lujuria…
Ella jamás olvidaría que fueron seis veces las que su ahora marido eyaculó directo en su útero esa noche. Al poco tiempo, ella evolucionó en una hermosa Ampharos, y Sebastian se sintió todavía más atraída hacia ella. Así que formalmente la llamó Scarlett, tuvieron una humilde ceremonia nupcial en secreto y volvieron a tener relaciones… solo que en esa ocasión Scarlett resultaría preñada. Al poco tiempo ella pudo poner nada menos que… ¡¡Diez huevos de Mareep! ¡Eso era lo que el negocio necesitaba para arrancar!
Con el transcurso del tiempo, él decidió vender la mitad de los huevos que Scarlett ponía y con el dinero comprar otro número de Mareep, Flaaffy y a veces Ampharos fértiles. Y como la líbido de Scarlett era, como ya se mencionó antes, insaciable, ella estaba constantemente fornicando y poniendo huevos. Casi siempre salían en camadas de entre cinco y ocho huevos a partir de ese punto, ya que tanto Sebastian como su amada Ampharos eran muy fértiles.
El negocio tuvo muchos altibajos pero siempre hallaban cómo mantenerse vigentes. Había que pagar las deudas de los anteriores negocios fallidos de Sebastian. También lidiar con los altos impuestos que la familia gobernante, valga la redundancia, imponía sobre todos los negocios una vez que tenían cierto éxito. Probablemente esas medidas eran para evitar que la burguesía y los gremios obtuvieran mucho poder. Pero de todas maneras, la empresa de esos dos siguió de forma saludable.
Y claro, también tuvieron a su preciosa hija, Claire, quien a diferencia de los demás Mareep, les salió una especie humanoide. Era raro que, entre un híbrido como Sebastian y una Pokémon como Scarlett, salieran híbridos. Pero bueno, ella recibió educación básica y pasó a ayudar en la granja. Actualmente ella tiene 29 años de edad y ambos padres están orgullosos de ella. El día en que ella nació podría considerarse el día más feliz de la vida de Scarlett.
Por otro lado, el día más triste de ella fue cuando descubrió que el tiempo no perdonaba a nadie. Tanto Sebastian como ella mantenían relaciones sexuales, pero con menor frecuencia, y sin “producción” de huevos. Entonces llegaron a la conclusión de que ambos eran demasiado viejos para esto. No mucho después, descubriría que su amado esposo tenía disfunción eréctil… (y como en ese tiempo no existía la pildorita azul, pues…)
Pero ella aún tenía ganas de sexo. Con o sin procreación de por medio, ella seguía siendo una mujer con necesidades. Y luego, descubrió que ciertos Flaaffy y Ampharos, tanto machos como hembras, eran demasiado tímidos como para reproducirse. Entonces ella decidió que se dedicaría a ayudar a aquellos que tuviesen problemas. ¡Incluso una vez Sebastian se la prestó a un amigo que criaba Tauros y Miltank! Ella realmente “ordeñó” a esos Pokémon Toro como si su vida dependiera de ello, para luego volver a su casa como si nada hubiera pasado.
Mayoritariamente, a pesar de todo, ella ayudaba a los de su propio corral, haciendo felaciones y cunnilingus a por doquier. Se sentía relativamente bien al ver que ella todavía tenía un propósito en la vida.
Pero aun así… no era suficiente para ella. Deseaba, muy en el fondo… que alguien joven, fuerte y caliente; como el Sebastian de antaño, la agarrara, la dominara y la tratara como si fuese su perra.
No le bastaban los otros machos de su propia especie. Ella quería algo nuevo… algo con olor a peligro.
Y ese Swampert recién llegado se veía prometedor…
Así que ella se levantó de la cama y caminó despacio hacia el granero. Luego ella abrió una puerta corrediza y encontró a Maxima, durmiendo de espaldas sobre ese montón de paja que él mismo se formó, roncando e incluso con un caricaturesco globo de mocos saliendo de su invisible nariz.
—[(Uuuuh… qué guapo se ve mientras duerme. Me pregunto dónde tendrá esa cosa que tanto quiero…)]
Ella se puso a manosearle al azar, puesto que no sabía nada de anatomía de la especie del Pokémon que Nathan trajo consigo. Hasta que dio con un pequeño bulto rosado
—[(Awww… su amiguito está dormido también. Es hora de despertarle)]
Y así ella comenzó a lamerle la puntita a la “lanza” de Maxima. Ella había practicado lamiendo a los de su especie, así que fue capaz de hacerle “alzar el papalote” en poco tiempo. Al final se encontró con enorme pica de veinte centímetros de largo y unos seis de diámetro de circunferencia.
—[(No me defraudes, jovencito…)] — Pensó ella mientras comenzaba a chupar…
Continuará…
No olviden dejar sus Me Gusta y sus comentarios n__n. Nos veremos en otra ocasión :V
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==Nathancito vive aquí OwO==
(2010 - ????)
a Graecus le gusta esto.
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