Las primeras veces son, en su gran mayoría, horribles. Puede que haya muchas buenas, no se debe generalizar, pero casi todas las primeras veces tienden a ser desastrozas en algún sentido por el hecho de que está involucrada la inexperiencia, los nervios, el miedo, las expectativas, etcétera...
La mía fue en un baño, dios. Y, como era predecible: fue horrible. Por dios, si fue en el baño de mi colegio y yo tenía catorce años. Además, el plus era que había la celebración de la coronación de la virgen afuera (sí, estudié en un colegio de monjas) y la posibilidad de que nos descubrieran era muy grande. O sea, ¿qué iban a pensar si veían a una chica de segundo con uno de quinto metidos en un baño? Probablemente pensaran justo lo que estábamos haciendo...
Fue un momento de adrenalina, hay que admitirlo. Pero, joder, demasiados fluidos involucrados, movimientos torpes y el lavamanos contra mi espalda no ayudaba en nada. Y yo no pensaba en lo sensual que podía ser todo aquello, dado que ni siquiera sabía qué carajo estaba haciendo... sino en que no pasaría mucho hasta que alguien entrara y me expulsaran.
Después de eso, nunca volví a hablarle al muchacho.
No me gustó nada mi primer beso.
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