¡Ella no es mi novia!
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Capítulo 6: ¡Ella no es mi novia!
Esa mañana de martes con gusto a fin de semana, tenía tanto desazón como una disco de día, botellas y vasos plásticos estaban tirados por todas partes en el primer piso, colillas de cigarrillo y restos de papelillos desfilaban en la tierra del ante jardín y la cerveza derramada estaba empezando a dañar el piso flotante.
Con los rayos de sol que entraban libremente por las ventanas de la residencia, algunos huéspedes ocasionales empezaban a revivir, otros solo cubrían sus caras con la almohada más cercana y un caso especial fumaba en la azotea, deleitándose con la grandiosa vista del amanecer.
Shikamaru miraba distraído las brillantes nubes, esponjosas, con relieves dorados como el oro, flotando una tras otra, como si se estuvieran moviendo a grandes velocidades, como si el tiempo pasara más rápido de lo que realmente era y dejara atrás todas sus preocupaciones banales, como a la clase a la que debía asistir en media hora, o que Ino estuviera ahí abajo durmiendo acurrucada junto a Sai, todo pasaba a su lado, resbalando por sus costados y dejando a su paso solo lo realmente importante. Lo importante ¿Qué le importaba de verdad?
¿Que nos importa de verdad a cada uno de nosotros? En realidad no creo que lo sepamos, los humanos podemos ser realmente fríos a veces, cuando pensamos las cosas con lógica te das cuenta de que muy pocas cosas valen la pena de preservar. Puedes estar loco de amor un día y al siguiente tirar todo por la borda, puedes estar comprometido con una causa, en una noche de dudas abandonarla y a la semana volver a incorporarte en ella. No somos simples, no somos aburridos, no somos tranquilos, nos movemos constantemente y nuestra mente y cuerpo crecen con experiencias de todo tipo, ¿sabías que las más grandes ideas del hombre se han dado bañándose en la ducha? Lo que quiero decir, es que no sabemos que será, ni cuándo será, pero nuestra vida está a punto de cambiar y hará que todo lo que veas y hagas, se sienta como la primera vez.
Peligroso, el sonido del peligro es sutil, y casi se confunde con una canción apacible, de notas largas y extendidas, cuerdas de guitarra disonantes que crean una melodía excitante. Será por eso que no vemos el peligro cuando lo tenemos justo en frente de nosotros, cuando lo escuchamos por alto parlante. Es que la sensación de peligro nos parece tan apasionante, nueva, misteriosa, que no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo. Siempre todo sale bien, ¿Por qué esta vez no? Decimos con confianza desfundada. Será por eso que Naruto estaba, de una forma u otra, sumergiéndose en un mar de peligro que se lo llevaba lejos, muy lejos de aquí. Pero como siempre no te das cuenta de que tan profundo caíste, hasta que la realidad te llega de golpe.
Esa mañana, igual que la anterior, Naruto se despertó con los intensos rayos de sol que entraban por su ventana. Trató de detenerlos con el revés de su mano, pero los destellos llegaron a sus ojos igualmente. En esta ocasión ningún molesto pitido hizo que se levantara, la casa estaba en silencio sepulcral a pesar de que había gente esparcida por todas partes, pero el rubio estaba solo, incorporándose lentamente un su colchón, bostezando profundamente y estirándose, quitándose la pereza de la noche, en la cual no había podido descansar demasiado. Pero estaba feliz de poder vivir un nuevo día, eso pensaba, mientras se abrazaba a sí mismo e imaginaba a Neji con un cuchillo en sus manos. Estaba seguro de que lo que había pasado había sido un milagro, que algún dios pervertido lo quería en el cielo y lo había salvado.
Flash Back
Cuando Neji salió a la azotea vió las lámparas de papel encendidas y supo que alguien estaba ahí, con la esperanza de que fuera su prima terminó de subir por la escalera para encontrarse con Naruto, sentado cómodamente sobre uno de los muros de ladrillo a medio construir.
- ¡Yo! Neji, llegas tarde – Saludó con una mano en el aire y una sonrisa que a Neji le pareció un poco forzada.
- Te dije que no estaría en todo el día ¿Qué haces aquí? ¿Estás solo? – A Naruto se le erizaron todos los bellos del cuerpo y el sudor que recorría su cuerpo, producto del excitante ejercicio que había estado realizando se enfrió de golpe.
- Hem…. Esto, ahora que lo dices – Dijo nervioso, haciendo que Neji agudizara sus sospechas – Estoy algo ocupado, Neji – Dijo con malicia en sus palabras y una mirada arrogante dirigida justo a los ojos del chico de pelo largo.
No valía la pena negarlo, en esa casa las reglas de, “nada de chicas después de las 21:00” no existía, los chicos tenían una estricta regla de, “Lo que se hace en la casa, se queda en la casa” y como caballeros, los secretos se guardaban. Lo que importaba en ese momento era, que Neji no se diera cuenta de quién estaba ahí con Naruto.
Hinata estaba a punto de colapsar, se cubría la boca con las manos para que Neji no pudiera reconocer su respiración, toda su sangre se iba a sus pies, dejándola más palida de lo normal y escuchar como Naruto “Controlaba la situación” no la tranquilizaba en lo absoluto.
- Bien ya entendí, me largo – Dijo volviendo a entrar a la trampilla – Salúdame a Shion – Dijo burlonamente antes de que su cabeza desapareciera por el agujero del techo.
Neji bajó lentamente por la escalera y al estar ya sobre el piso, empujó los peldaños para que se elevaran, generando una reacción en cadena que dejó de nuevo la azotea cerrada. Así se cubrían las espaldas unos con otros en la residencia, si tan solo supiera el crimen que había estado a punto de presenciar ante sus ojos, proteger a Naruto sería lo último que pensaría.
- ¿Qué haces Neji? – Preguntó el Azabache desde el tercer piso, parecía que estaba escapando por unos minutos del bullicio de la fiesta de abajo, estaba solo y con un grueso libro en la mano.
- ¡Ah! ¿Querías subir Sasuke? Lo siento, está ocupado – Dijo mientras bajaba para encontrarse con su huésped.
- Quería leer – Dijo fastidiado y con un pequeño puchero en los labios.
- Naruto lo está usando mejor – Dijo poniéndole una mano en el hombro a Sasuke
- ¿El dobe? ¿Cuándo llegó?
- Y yo que sé, está culiandose a Shion, ese idiota nunca aprende.
- ¿Shion? – Sasuke dudó. Naaah… hace mucho que el dobe no caía en eso de nuevo, y por como lo había visto ese día, embobado y volando bajo por la nueva inquilina, ya sabía lo que estaba pasando, ya había visto eso antes.
- Por cierto, ¿has visto a Hinata? La he buscado por todas partes y no la encuentro.
- Si claro… salió a comprar hace un rato, seguro que está por volver – Dijo sin una pisca de inseguridad en sus palabras.
- ¡Ah! Está bien, la esperaré afuera entonces – Dijo mientras bajaba por las escaleras. Cuando ya estuvo fuera de su vista Sasuke dijo para si – Me debes una, dobe idiota.
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- Vamos Hinata, ¡Rapido! – Le dijo a la chica mientras saltaba de la muralla, justo en el momento en el que la trampilla se cerró con fuerza.
- ¿Eh? A… ¿a dónde?
- Sígueme – Le tomó la mano con firmeza y la jaló para ayudarla a pararse. Hinata dió un par de saltitos para salir del suave colchón y corrió de tras de Naruto, que la llevó hasta una esquina del edificio – ¡Hay que bajar!
- ¡¡¡¿Qué?!!! Naruto-kun, ¡Estamos en un cuarto piso! – Le gritó con pánico.
- Tonta… por la escalera de incendios – Le dijo mientras saltaba a una estructura de metal que empezaba a verse por debajo del último ladrillo de la fachada, Naruto le extendió su mano para ayudarla a bajar.
Hinata con un adorable puchero, tomó la mano de su compañero y saltó con miedo a donde él había llegado con tanta facilidad, Naruto la abrazó por la cintura para ayudarla a caer suavemente teniéndola en sus brazos una vez más, el momento había sido tan frenético que ambos habían olvidado la comprometedora situación en la que se encontraban hace solo unos instantes y esa cercanía, ese calor familiar que transmitían sus cuerpos cuando estaban uno al lado del otro, los despertó nuevamente de su misión imposible de escape.
Los dos se quedaron mirando en medio de la obscuridad, solo el brillo de sus ojos delataba lo profundo de su ansiedad y confusión por lo que había pasado, de lo que estuvo a punto de pasar. Naruto no la soltó, no quería hacerlo, por algún motivo creía que si lo hacía, no podría tenerla en sus brazos otra vez. El movimiento del salto hizo que la polera de Hinata se subiera levemente y Naruto pude sentir su suave piel entre sus dedos. No quería dejarla ir.
- Naruto-kun – Dijo tímidamente, mientras ponía su mano en el pecho de Naruto, haciendo que se separaran unos centímetros, pero el chico reacio a soltarla, mantuvo su mano en la cintura de ella – Dime… ¿Quién es Shion? – ¡Mierda! Naruto se bloqueó, Neji tenía que abrir su bocota, que Hinata preguntara quien era Shion era lo último que se esperaba, él solo pensaba que quería besarla una vez más antes de dejarla ir.
- Ella… no es algo de lo que quisiera hablar ahora – Respondió cortante, ladeando la cabeza para no mirarla directamente.
- Hm… ya veo – Dijo Hinata soltándose del agarre de Naruto. Él se sintió tan devastado como si le hubieran quitado su juguete favorito a un niño pequeño, ella se giró y empezó a bajar las escaleras de metal.
- ¡Espera Hinata! ¿Qué fué lo de ahora? Lo que hicimos, ¿qué significa?
Hinata se giró levemente para mirar a Naruto con una mirada fría y determinada – No es algo de lo que quiera hablar – Volvió a voltearse y bajó las escaleras con prisa para no arrepentirse de sus palabras. Naruto se desplomó desecho al escucharla decir eso, quizás se lo merecía, se sentó en el primer peldaño de la escalera de incendios, escuchó el golpe metálico que los barrotes producían mientras su obsesión bajaba aceleradamente. No podía seguirla, como hubiese querido, si Neji lo veía ahí abajo con ella estaba frito. Decidió quedarse ahí sentado, recorriendo una vez más en su mente el bello cuerpo de la chica que lo había dejado como un lastre. Definitivamente no entendía a esa mujer, le daba una de cal y otra de arena, como si de una cruel estrategia de seducción se tratara y él caía como un idiota sin remedio.
Naruto se quedó ahí por poco más de una hora, mirando las estrellas e ignorando el estridente sonido de los parlantes con pensamientos cálidos y contradictorios a la vez. Hasta que decidió irse a la cama, bajó un par de pisos por la escalera de metal y llegó a la ventana de su cuarto, la abrió de un empujón, azotándola fuertemente y saltó hacia adentro, se desvistió completamente y se metió a la cama para dormir, la mañana llegaría pronto y maldita sea, recién era martes, esta iba a ser la semana más dura de su puta vida.
Fin del Flash Back
Naruto se levantó pesadamente de la cama, dispuesto a darse una buena ducha, refrescar su mente y crear un nuevo plan de acción con un café cargado. Después de todo, el plan conocer bien a Hinata primero, no había funcionado, pero, sí que la había conocido un poco mejor. Entendió un poco mejor su corazón, su corazón atrapado en las garras de un idiota que no la merecía, porque quien fuera el tipo que dejó a una chica tan hermosa, adorable y espectacularmente sexy como ella, no podía tener dos dedos de frente. Naruto estaba determinado, no dejaría que Hinata siguiera sufriendo así.
El rubio no dejaba de encantarse con Hinata, no importaba que lo hubiese dejado de esa forma tan fría en la noche, sabía que de cierta manera él lo había provocado, por no contarle su historia con Shion, pero ese no era el momento indicado, ¿Quizás que cosas se estaría imaginando? ¿Qué ella era su novia? ¡No! Claro que no, cuando se conocieron Naruto había dejado bien claro que no tenía novia. Pero… ya había pasado un tiempo desde ese día en el que se conocieron en la facultad, quizás Hinata pensó que él había encontrado novia en ese tiempo.
- ¡Oooooooh! ¡No! ¡Nada de eso! – Naruto se puso sus Jeans con rapidez, junto con la polera sucia de la noche anterior y abrió la puerta del cuarto sobresaltado, miró la puerta justo al frente de la de él, estaba cerrada. Se acercó lentamente, con miedo, como si estuviera a punto de hacer algo muy, muy malo. Pero no podía dejar que Hinata pensara que estaba en algún tipo de relación, él nunca estaría con una mujer si no estuviera disponible, no quería que esa linda chica pensara mal de él. Su mano temblaba levemente al acercarse a la puerta, ¿Estaría durmiendo? ¿O quizás ya se habría ido? ¿Qué puta hora era? Miró hacia abajo para ver reloj colocado al lado de la puerta de entrada, inclinándose para buscarlo con la mirada y la vió. Hinata pasó rápida como una liebre por el pasillo de la sala a la cocina, Naruto apenas percibió el rastro de su hermoso cabello volando tras ella. Con rapidez bajó las escalera – Esto… Hina…
Naruto paró en seco cuando vió a Hinata vestida con su uniforme de instituto, al más pleno estilo occidental, una falda tableada de tartan rojo y negro que llegaba hasta la mitad de los muslos, usaba unas calcetas largas y negras que dejaban ver unos diez centímetros de la blanca y suave piel que había podido tocar la noche anterior. Tenía una blusa blanca desabotonada en el cuello hasta la clavícula, una corbata roja bien anudada, pero no bien ceñida, caía sobre su busto y su lengua se ocultaba tras un chaleco gris con botones cerrados bajo su escote. Naruto palideció ¿Qué era esto? ¿Otra tortura más? Eso era como ponerle en frente una de sus más perversas fantasías y no dejarlo acercarse. ¿Qué jodida escuela dejaba que las chicas fueran vestidas así? ¿Y por qué no estuvo matriculado en ella?
- ¡Buenos días Naruto-kun! – Saludó alegre y amigablemente antes de guardar una caja de almuerzo en su mochila – Eso Naruto no se lo esperaba, Hinata sonriéndole de ese modo, tan linda como siempre, sintió que todo estaría bien, que su despedida de anoche solo había sido un mal entendido, que lo resolverían y podrían seguir conociéndose mejor, que quizás podrían llegar a ser algo más que amigos y…
- ¡Al fin te despertaste Naruto! Ven a ayudarme, que tu casa no se limpia sola – Esa femenina voz lo sacó de su sueño de fantasía, las cosas no se iban a arreglar tan fácilmente, menos cuando uno de esos errores había sido propasarse con esa chica, que por mucho que le gustara, acababa de conocer. Hinata solo estaba actuando, tenía que hacer parecer que nada había pasado entre ellos dos la noche anterior y él tenía que seguirle el juego.
- Ya voy Sakura-chan – Respondió mientras se rascaba la cabeza y simulaba que seguía medio dormido.
- Yo, ya me tengo que ir –Dijo Hinata poniéndose su mochila en la espalda. Naruto la miró fijamente, sabiendo que solo ella podría ver esa mirada de “Tenemos que hablar” que le estaba dando. Hinata por toda respuesta, lo miró desafiante por un par de segundos y con una linda sonrisa solo dijo – Que tengan un lindo día, y salió por la puerta.
- Tú también Hinata-chan – Se despidió Sakura que barría el piso con un escobillón enorme en donde arrastraba latas de cerveza, colillas y pedazos de pizza.
Naruto se quedó de piedra al ver a Hinata salir por la puerta, con un cuchillo metafórico clavado en su espalda y la palabra”Ignorado” se escribió nítidamente en su frente. Parece que Hinata seguía enojada con él y un tortuoso día lo esperaba.
- ¡Naruto! ¡Que en una hora tengo clases! Tú sabes que a nosotros nos toca limpiar el salón.
- Sí, ya te ayudo Sakura-chan.
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Hinata cerró la puerta tras de ella con falsa determinación, esperaba irse de casa antes de que Naruto despertara, pero no tuvo suerte, al menos no tuvo que enfrentarlo en ese preciso momento, estaba tan nerviosa, apenas y pudo pegar ojo después de lo de anoche, sus pensamientos estuvieron reviviendo ese encuentro de la azotea por horas. Naruto había sido muy tierno al hablar con ella de esa manera, al consolarla y hacerla sentir protegida, pero en algún punto confundió la protección con posesión y las cosas se torcieron de una manera endemoniadamente candente. Había sido tan tonta, dejarse atrapar así, por esa atracción inexplicable que sentía por Naruto, no fué lo más sensato. Su mente se fué de viaje a alguna parte y su cuerpo le pidió con desesperación que no se alejara de ese rubio que la besaba y acariciaba con ternura, pasión y de una manera que nunca antes había sentido y ella lo hubiera dejado seguir si no fuera porque Neji llegó justo a tiempo para devolverle algo de razón. Porque lo hubiera hecho ¿O no? Si Neji no hubiera llegado, ¿Su conciencia le hubiera permitido detener el acto? En ese momento ella no quería detenerse, pero definitivamente había sido lo mejor que pudo pasar, porque en realidad ella no conocía en nada a Naruto, él solo era el dulce y guapo compañero de piso, el chico que se deja besar por chicas extrañas en la universidad, el chico que lleva a mujeres a la azotea para abordarlas, el chico que… tenía una novia llamada Shion.
La idea de que Naruto tuviera una novia la destrozó. Con miedo de que el chico en el que pensaba saliera por la puerta, emprendió camino a paso rápido hacia su escuela, el cambio de domicilio la pillaba un poco lejos de esta, así que debía caminar hasta la estación de metro, un viaje de una hora la esperaba antes de llegar a territorio seguro y solo quedaban 45 minutos para que comenzaran las clases, empezó a correr tan rápido como podía. Hasta sus tristes y conflictivos pensamientos se quedaron tras de ella, esperaba que eso siguiera así por el resto del día, hasta que tuviera que ver a Naruto a la cara otra vez.
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-Sakura-chan ya tengo que ir a ducharme, hoy hay un evento en la universidad y no puedo faltar – Dijo el rubio subiendo por las escaleras, habían barrido, trapeado, sacudido y limpiado cada mancha del salón, solo faltaba botar la basura.
-Está bien Naruto, yo saco la basura, pero tú me llevas a la Uni – Le gritó con una caja llena de botellas bacías en las manos.
-¡Hecho! Pero pídele a Sasuke las llaves de la moto – Dijo antes de cerrar las puerta del baño en el segundo piso. El sonido de las gotas de agua a presión cayendo no se hizo esperar, Naruto se metió al agua caliente lo más rápido que pudo para disfrutar de la cálida sensación por el mayor tiempo posible. Sakura lo había tenido entretenido por una media hora, después de una buena fiesta como la de anoche, cada uno sabía lo que tenía que hacer, los sectores de la casa se dividían y cada cual se encargaba de limpiar a la perfección el lugar que le correspondía. Ya que Sakura era una huésped regular, también le tocaba una parte de trabajo y como Naruto siempre se correteaba de sus obligaciones, decidieron ponerlo junto a ella para controlarlo. Después de todo Naruto era un caballero y no dejaría sola a Sakura con todo el quehacer. Al principio le gustaba mucho, porque se sentía profundamente atraído por la peli rosa, pero cuando se dió cuenta de que no tenía posibilidades, empezó a verlo como un gran, gran error.
Pero los gritos y ordenes de Sakura se habían detenido al fin, y su mente podía volver a escucharse a sí misma, graso error, la mente y el corazón no quieren escucharse mutuamente, no se llevan bien ¿Cuándo vamos a entenderlo? La mente es un lugar donde la razón se impone, donde hacemos la estrategia y razonamos, sea un buen razonamiento o no. Y el corazón solo deja sentir, las hormonas y las sensaciones lo alborotan. Todos quisiéramos hacerle caso a nuestro corazón siempre, pero eso solo causaría nuestra propia destrucción.
Naruto rememoró la silueta de Hinata saliendo por esa puerta, después de su claro y conciso “Tenemos que hablar” Pero claro, quizás a Hinata no se le daba muy bien la telepatía, en ese caso no podría culparla, pero juraría que la mirada que le dio ella era un claro “No quiero hablar contigo” ¡Otro puñal! ¡Directo a la nuca! Él solo quería aclarar las cosas, decirle que no tenía una relación de ningún tipo con nadie y que no se arrepentía de lo que había pasado, que no la quería hacer sentir mal y si ella no quería que se repitiera, no volvería a ponerle la mano encima, él entendía que ella estaba en una situación de fragilidad y él se había aprovechado de eso. Pero él quería estar bien con ella, aunque eso significara no volver a tocarla. Aunque eso significara caer en la locura extrema, tenerla frente a él todos los días con ese uniforme tan sexy y esa ropa tan simple pero atractiva que solía usar lo matarían lentamente. Su mente se fue de nuevo a ese colchón maltratado, a su rechinar pausado, al cuerpo de Hinata sobre él y al de él sobre ella, a la caricias sobre su suave y aromática piel, a cada una de sus exuberantes curvas, al rebote de esos increíbles senos que estuvo a punto de tener en sus manos. Trató de imaginarse como se sentirían y jugó con sus manos como intentando agarrarlos, pero no sabía cuánto debería cerrar sus manos para sostenerlos. Sollozó contra la pared de la ducha por la idea de nunca poder descubrirlo.
- Soy un idiota, ¡perdí mi oportunidad! – Lloriqueo mientras golpeaba la pared con su puño.
- ¡Naruto! Maldición, se hace tarde ¿No estabas apurado? – Gritó Sakura desde fuera del baño – Ya tengo las llaves.
- Ya salgo Sakura-chan – Grito a su vez, cerrando el agua de la ducha – Y ahora… ¿Qué hago contigo? – Dijo en un susurro mirando su miembro erecto.
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Sakura caminó hacia la puerta para dejar las botellas en el portón, hoy pasaba la basura, así que se llevarían todos los restos de la fiesta de anoche, esperaba que Hinata se hubiera divertido, la verdad la fiesta no era más que una excusa para conocerla mejor y estimar porcentualmente cuanto riesgo representaba, pero el factor, Neji, de “El que toca a mí primita está muerto” y el rollo sobreprotector de Kiba no daba muchas posibilidades a represalias. Así que el resultado final era un mísero 10%, los únicos factores peligrosos eran que Hinata era en extremo bonita y que era un cielo de chica, pero tampoco creyó que el tipo inocente fuera la predilección de Sasuke. Así que se quedó más tranquila, iba con una sonrisa hacia la puerta cuando escuchó unos pasos en las escaleras.
- Buenos días Sakura – Saludó Shikamaru con pereza – Eso se ve pesado, déjamelo – Le ofreció mientras bajaba por las escaleras.
- Gracias Shikamaru, buenos días – Le pasó la caja, que de hecho si estaba un poco pesada – La llevaba a la calle.
- Ok – Respondió sin más – Por cierto, si buscas a Sasuke, se quedó frito en el Kotatsu del tercer piso.
- Gracias, iré a verlo – Sakura subió las escaleras apresuradamente y al llegar a su destino, se encontró al chico de sus sueños durmiendo profundamente, con medio cuerpo echado sobre la mesa. Caminó de puntillas para no despertarlo, pero si el ruido del crujir de los escalones no lo había inmutado, ningún sonido lo haría.
Sakura se sentó a su lado y miró su varonil rostro que yacía apoyado sobre sus brazos cruzados sobre la mesa, miró con detenimientos sus facciones, sus largas pestañas, la sombra de barba que empezaba a crecerle por no haberse afeitado aún. Sakura conocía todo de él, cada pequeña peca, cada cicatriz y quería empezar a conocerlo más, más profundamente, pero él era todo un caso, no dejaba que nadie se acercara lo suficiente. ¿Por qué estaba tan determinada?
De súbito recordó que estaba atrasada, buscó con la vista en donde podría tener las llaves de la motocicleta y sus ojos encontraron el brillo del llavero en su bolsillo izquierdo. Sakura delicadamente acercó la mano al llavero y tiró de él con cuidado, pero la llave no salió, los pliegues del pantalón de Sasuke la habían atrapado, con las mejillas rojas y movimiento tembloroso, metió la mano en el bolsillo del chico para desatorar las llaves. En ese momento, la rápida y sagaz mano de Sasuke la sujetó por la muñeca y la alzó a la altura de su rostro.
- ¡Sakura! – Dijo sorprendido, soltando con más calma a la chica. Le tomó un segundo darse cuenta de lo que estaba pasando, la verdad es que ver el rostro de Sakura frente al suyo al despertarse lo desconcertó. Por un instante pensó que había hecho al indecoroso.
- Jeje… lo siento Sasuke-kun, no quería despertarte, pero Naruto y yo queríamos usar la moto y… ¿Tú no tienes clases hoy, verdad?
- Tengo una conferencia, pero es en la tarde, tengo tiempo de ir a pie – Dijo calmadamente – Llévatelas – Le dió las llaves a la chica y luego se estiró para quitarse la pereza del cuerpo.
- Eto… Gracias Sasuke-kun – Dijo levantándose
- Por cierto Sakura – Dijo el moreno deteniéndola – Ponte esto – Sasuke sacó de bajo de las mantas del Kotatsu un casco blanco con pétalos rosas dibujados delicadamente sobre el brillante barniz.
- Eso… ¿Es para mí? – Preguntó crédula sin poder creer el tierno gesto del azabache. Recibió el casco con las manos levemente temblorosas y acarició los pétalos rosados con extrema ternura, como si realmente se tratara de los pétalos de cerezo que tanto le gustaban – Es hermoso Sasuke-kun.
- Ya que siempre te estoy llevando conmigo, pensé que ese te vendría bien – Sakura lo miró encantada, con la sonrisa mas linda que había puesto en mucho tiempo, sus ojos brillaban de emoción y parecía que lloraría de felicidad en cualquier momento – Además ahora que hay otra chica en el grupo, así Hinata también lo usa cuando Neji o alguien más la lleve – Dijo secamente mientras se quitaba un mechón de pelo de la cara.
- Ah… Soo – Dijo Sakura con el rostro más sombrío y deprimente que se pueda imaginar – Entonces, no era solo para mí – pensó con una pequeña vena asomándose por su frente – Gracias Sasuke-kun – Dijo parándose enfadada y bajando las escaleras con estrepitosos pasos, sin mirarlo de nuevo, llevando el casco bajo un brazo.
- ¿Eh? ¿Qué le pasa ahora? – Se preguntó a sí mismo el azabache, quien se daba cuenta una vez más, que nada sabía sobre las mujeres. Sin darle más vueltas como siempre, volvió a acurrucarse en las mantas del Kotatsu para dormir un poco más.
Naruto y Sakura se montaron en la moto, Naruto encendió el motor y este ronroneo con potencia, partieron de inmediato, dejando una estela de tierra tras ellos. El rubio era muy bueno conduciendo, adelantaba los autos como un verdadero artista, le encantaba esa motocicleta y se la quitaba a Sasuke cada vez que tenía una oportunidad. Pensaba que ya era tiempo de comprarse una propia, pero sus ahorros los guardaba para su proyecto de fin de carrera. Así que por el momento, disfrutar de la sensación de velocidad con la Yamaha YZF de Sasuke era suficiente.
Sakura se aferraba con fuerza al abdomen de Naruto, la verdad ya no tenía miedo, pero las primeras veces había entrado en estado de pánico al subirse a esa moto. Pero ya había aprendido a disfrutarlo, aprendió a poner toda su confianza en el piloto de turno, sin cuestionamientos, los chicos podían ser un poco locos con la velocidad a veces, pero cuando la llevaban a ella detrás, nunca se pasaban de la raya. Y si hablamos meramente de las habilidades de conducción, se sentía mucho más segura cuando montaba con Naruto, él era mucho más suave para realizar sus movimientos y su cuerpo se desplazaba fluidamente con la máquina, haciendo que ella también pudiera seguir el ritmo.
Pararon en un semáforo en rojo, Naruto bajó un pie de la moto para estabilizarse, llevar a alguien atrás podía ser más incómodo que ir solo, pero Sakura era tan liviana y se movía a su ritmo sin problemas, así que nunca la rechazaba si le pedía un aventón.
- Por cierto, Sakura-chan, ese casco, te queda muy bien – Dijo sin girarse.
- Jeje ¿tú crees? – Preguntó alegremente
- Claro, y con tu pelo rosa se ve aún mejor.
- Gracias, pero… seguro que a Hinata se le vería mejor que a mí – Aseguró con la voz cabizbaja.
- ¿Eh? ¿A Hinata? – Otra vez, por momento había conseguido olvidarse de ella, pero ahí estaba de nuevo en sus pensamientos, el comentario hizo que se la imaginara con el casco puesto, quizás sí se vería linda, pero a ella le vendría mejor uno gris perla, para que combinará con sus preciosos ojos y tal vez un lindo mono de motociclista, de esos bien ajustados, oh… si… eso sería genial. Pensó pervertidamente, agradeció que Sakura no pudiera ver su enfermiza cara.
- Naruto, está en verde – Le dijo Sakura, sacándolo de sus sueños perversos.
Por toda respuesta Naruto aceleró, “Fuera, fuera, fuera, fuera” Pensaba sacudiéndose de la cabeza su imagen mental.
- Es que… Sasuke-kun me dió este casco hoy, pero dijo que Hinata también podría usarlo.
- Ese teme no sabe cómo tratarte Sakura-chan, eso es todo, es cosa le ver el casco, lo compró para ti, él solo es un poco corto, no lo pienses mucho.
- ¡Que tú digas que Sasuke-kun es un poco corto, no me consuela mucho! – Dijo gritando a todo pulmón para hacerse escuchar. Otro semáforo los detuvo.
- Oye ¡recuerda quien te está llevando! Sé más amable – Dijo Naruto burlándose con una sonrisa zorruna.
- Jajaja está bien, amablemente hablando, tu eres más corto que Sasuke-kun en muchas cosas – Dijo devolviendo la broma.
- ¿Ah sí? ¿En qué? – Dijo volteándose por primera vez en esa conversación.
- Tú… quizás seas un poco popular, pero no tienes idea de cuando le gustas a una chica de verdad – Lo increpó
- ¿Un poco? ¿Quieres decirle eso a las chicas de ahí? – Señaló con su mano un grupo de jóvenes universitarias que caminaban en dirección a su facultad, pero que al ver a Naruto en la motocicleta se detuvieron para cuchichear y reírse nerviosamente.
- Esas fangirls tuyas no cuentan, además, te recuerdo que de una de ellas salió Shion – Dijo antes de lanzar una carcajada.
Naruto volvió a ponerse en marcha, ya estaban muy cerca de la Universidad dobló por una esquina y entró al amplio estacionamiento al aire libre que podrían utilizar los estudiantes.
- No me recuerdes eso, Shion es lo último en lo que quiero pensar.
- Tú no reconocerías una buena chica aunque la tuvieras en tus narices, tienes pésimo gusto – Dijo Sakura bajando de la moto y sacándose el casco, moviendo con soltura su sedosa cabellera.
- Te recuerdo que tú me gustabas – Él también se quitó el casco, pero se quedó sentado apoyándose en el manubrio para ver detenidamente a Sakura.
- Sí, la chica que siempre rechazó ir a tus fiestas y que no te hacía caso ni en tus sueños, ¡Muy buena elección Naruto! – Le respondió mientras empezaba a caminar por el pasto que rodaba el estacionamiento.
- Eso dolió – Gritó apenado, mientras guardaba el casco rápidamente en el compartimento trasero para seguir a su amiga – Pero eso no es mi culpa, ellas solo quieren mi cuerpo – Bromeo con una sonrisa encantadora.
- Jajaja solo tienes que ser un poco más perceptivo, hay chicas lindas a quienes les gustas.
- ¿Ah sí? ¿Cómo quiénes?
- Pueees…. déjame pensar, Ayer cuando fuimos de compras, Hinata dijo que eras lindo, parecía que estaba interesada – Dijo Sakura con un dedo en su mejilla, sin meditarlo mucho. Pero ella no sabía las devastadoras consecuencias que eso traería a la psiquis de su obsesivo amigo. Naruto se quedó estático, con la mirada fija en la espalda de Sakura quien se seguía alejando - ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Naruto? – Pregunto volteándose y haciéndole señas con sus palmas.
¿Hinata había dicho eso? Eso fue ante de lo que pasó anoche, entonces, ¿Sí le gustaba? ¿No fue que solo se sintiera vulnerable? Hinata había estado con él, lo había dejado hacer esas cosas, porque ¿ella sentía algo por él?
- Oye… Na…
- SAKURA-CHAN – Dijo Naruto con sobresalto y agarrando a Sakura de los hombros con más fuerza de la necesaria – Dime, ¿Dijo algo más?
- ¿Eh? ¿Quién? – Preguntó Sakura estupefacta
- ¡Hinata! Vamos mujer, ¿dijo algo más de mí? ¡Piensa! – Sakura era sacudida por los brazos de Naruto con fuerza, y no la dejaba pensar con claridad – ¡Dime!
- ¡¡¡YAAAA!!! – Le gritó mientras se soltaba de su agarre y le daba un fuerte golpe en la cabeza al rubio – No sé qué te pasa, pero ya es suficiente, ¡si quieres saber qué piensa de ti pregúntaselo tú mismo! – Le dijo con su vena palpitante en la frente.
- Es que… no puedo hacerlo… - Dijo acariciándose su nuevo chichón y con un puchero en los labios – Hinata no quiere hablarme – Era como si un pequeño le confesara sus problemas de amor a su mamá, Naruto no miraba a la cara a Sakura, se sentía triste y tenía miedo de lo que ella pensara.
- Naaaarutooooo – La atmosfera maligna rodeó a Sakura y lo miró con ojos brillantes y acusadores - ¿Queeee hicisteee?
- Nada, nada mami, o nada tan malo, lo juro – Confesó muerto de miedo – Pero Sakura-chan, necesito pedirte un favor.
- ¿Cómo tienes el descaro de pedirme algo? – Le gritó enfadada.
- Por favor, es necesario, si lo haces, no le digo a Sasuke que te robaste su polera favorita para usarla de pijama – Los cabellos de Sakura se erizaron por la súbita amenaza.
- Está bien ¿Qué quieres?
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