Terminé en una biblioteca —no era del tipo de biblioteca que me gustara, era pequeña y tenía más adornos que libros interesante—, sentada junto a la chica nueva, como yo, Vanesa y Yayi y un grupo de chicos. Todos teníamos expresiones distintas, unas de inseguridad, otras de alegría o seriedad, algunas hasta daban miedo. Frente a nosotros se presentó Lucy, nuestra profesora guía. Parecía nerviosa . Al parecer también era nueva en la institución. Se veía muy joven y tierna. Nos propuso participar en un juego para que todos nos presentáramos. Al principio no me gustó. No quería hablar delante de todos. Me daba mucha vergüenza. Siempre fui muy tímida. — Estás cosas me ponen nerviosa — susurré a la chica de antes, la que compartía mi dolor en ese momento. — Sé lo que se siente — me sonrió. En eso, el chico que estaba a mi lado derecho se giró a verme a mi y a la chica. — ¿Les gusta el minecraft? — sonreí al escuchar eso. Tenía una cara muy dulce y por lo que vi era muy alto. — Si — susurré, el asintió y giró su cara para escuchar la explicación de Lucy. El juego consistía en que escribiéramos 3 de nuestras características, luego enrollaríamos el papel y tomaríamos otro, después debíamos adivinar a quién pertenecía el papel que escogimos y éste a su vez debía presentarse. En mi papel coloqué: "me gusta leer" y algo más. Para mi desgracia el chico que adivinó, lo hizo porque utilizo lentes, según él, eso se relaciona. Estereotipos tontos. Lo más horrible de todo es que me equivoqué al presentarme y todos se comenzaron a reír de mi. ¿Dónde está Meg cuando se le necesita? Por cierto, Meg era mi mejor amiga, la cual no pudo asistir, pero lo haría al día siguiente. Después de ese suicidio social —como diría Meg—, se presentaron varios chicos, dos de ellos no parecían muy relevantes, jamás pensé que se volverían tan importantes para mi...
Estaba realmente nerviosa, no conocía a nadie y, lastimosamente, mi mejor amiga no estaba ahí para acompañarme. Todas esas personas, que nunca había visto, me agobiaban. Quería salir corriendo y llorar de pánico. Giré la mirada y mi mamá me sonrió, brindando su apoyo en esta nueva etapa de mi vida. Detrás de mi estaba una chica, le pregunté por mi fila, y la respuesta fue un nervioso: "no sé". Era nueva, igual que yo. Después de una bienvenida corta, dos chicas se me acercaron. Una era pequeña y rellenita. La otra, alta y delgada. Ambas me sonrieron, sin dudas algo estaba mal en ambas. -¡Hola! Soy Vanesa y estoy loca - se presento la más pequeña - Ella es Yayi y también está loca - sonrió - ¿Estás en 4 de electrónica? - contesté con un "sí" tembloroso - Genial, estamos en el mismo salón - agarró mi mano, y la de la chica que estaba detrás de mi, y comenzó a arrastrarnos en una dirección desconocida para mi. Desde ese momento supe dos cosas: 1.- Mi vida cambiaría por completo. 2.- Todos en ese lugar estaban locos.