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  1. Capítulo 6: ¡Ella no es mi novia!

    Esa mañana de martes con gusto a fin de semana, tenía tanto desazón como una disco de día, botellas y vasos plásticos estaban tirados por todas partes en el primer piso, colillas de cigarrillo y restos de papelillos desfilaban en la tierra del ante jardín y la cerveza derramada estaba empezando a dañar el piso flotante.

    Con los rayos de sol que entraban libremente por las ventanas de la residencia, algunos huéspedes ocasionales empezaban a revivir, otros solo cubrían sus caras con la almohada más cercana y un caso especial fumaba en la azotea, deleitándose con la grandiosa vista del amanecer.

    Shikamaru miraba distraído las brillantes nubes, esponjosas, con relieves dorados como el oro, flotando una tras otra, como si se estuvieran moviendo a grandes velocidades, como si el tiempo pasara más rápido de lo que realmente era y dejara atrás todas sus preocupaciones banales, como a la clase a la que debía asistir en media hora, o que Ino estuviera ahí abajo durmiendo acurrucada junto a Sai, todo pasaba a su lado, resbalando por sus costados y dejando a su paso solo lo realmente importante. Lo importante ¿Qué le importaba de verdad?

    ¿Que nos importa de verdad a cada uno de nosotros? En realidad no creo que lo sepamos, los humanos podemos ser realmente fríos a veces, cuando pensamos las cosas con lógica te das cuenta de que muy pocas cosas valen la pena de preservar. Puedes estar loco de amor un día y al siguiente tirar todo por la borda, puedes estar comprometido con una causa, en una noche de dudas abandonarla y a la semana volver a incorporarte en ella. No somos simples, no somos aburridos, no somos tranquilos, nos movemos constantemente y nuestra mente y cuerpo crecen con experiencias de todo tipo, ¿sabías que las más grandes ideas del hombre se han dado bañándose en la ducha? Lo que quiero decir, es que no sabemos que será, ni cuándo será, pero nuestra vida está a punto de cambiar y hará que todo lo que veas y hagas, se sienta como la primera vez.

    Peligroso, el sonido del peligro es sutil, y casi se confunde con una canción apacible, de notas largas y extendidas, cuerdas de guitarra disonantes que crean una melodía excitante. Será por eso que no vemos el peligro cuando lo tenemos justo en frente de nosotros, cuando lo escuchamos por alto parlante. Es que la sensación de peligro nos parece tan apasionante, nueva, misteriosa, que no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo. Siempre todo sale bien, ¿Por qué esta vez no? Decimos con confianza desfundada. Será por eso que Naruto estaba, de una forma u otra, sumergiéndose en un mar de peligro que se lo llevaba lejos, muy lejos de aquí. Pero como siempre no te das cuenta de que tan profundo caíste, hasta que la realidad te llega de golpe.


    Esa mañana, igual que la anterior, Naruto se despertó con los intensos rayos de sol que entraban por su ventana. Trató de detenerlos con el revés de su mano, pero los destellos llegaron a sus ojos igualmente. En esta ocasión ningún molesto pitido hizo que se levantara, la casa estaba en silencio sepulcral a pesar de que había gente esparcida por todas partes, pero el rubio estaba solo, incorporándose lentamente un su colchón, bostezando profundamente y estirándose, quitándose la pereza de la noche, en la cual no había podido descansar demasiado. Pero estaba feliz de poder vivir un nuevo día, eso pensaba, mientras se abrazaba a sí mismo e imaginaba a Neji con un cuchillo en sus manos. Estaba seguro de que lo que había pasado había sido un milagro, que algún dios pervertido lo quería en el cielo y lo había salvado.

    Flash Back

    Cuando Neji salió a la azotea vió las lámparas de papel encendidas y supo que alguien estaba ahí, con la esperanza de que fuera su prima terminó de subir por la escalera para encontrarse con Naruto, sentado cómodamente sobre uno de los muros de ladrillo a medio construir.

    - ¡Yo! Neji, llegas tarde – Saludó con una mano en el aire y una sonrisa que a Neji le pareció un poco forzada.

    - Te dije que no estaría en todo el día ¿Qué haces aquí? ¿Estás solo? – A Naruto se le erizaron todos los bellos del cuerpo y el sudor que recorría su cuerpo, producto del excitante ejercicio que había estado realizando se enfrió de golpe.

    - Hem…. Esto, ahora que lo dices – Dijo nervioso, haciendo que Neji agudizara sus sospechas – Estoy algo ocupado, Neji – Dijo con malicia en sus palabras y una mirada arrogante dirigida justo a los ojos del chico de pelo largo.

    No valía la pena negarlo, en esa casa las reglas de, “nada de chicas después de las 21:00” no existía, los chicos tenían una estricta regla de, “Lo que se hace en la casa, se queda en la casa” y como caballeros, los secretos se guardaban. Lo que importaba en ese momento era, que Neji no se diera cuenta de quién estaba ahí con Naruto.

    Hinata estaba a punto de colapsar, se cubría la boca con las manos para que Neji no pudiera reconocer su respiración, toda su sangre se iba a sus pies, dejándola más palida de lo normal y escuchar como Naruto “Controlaba la situación” no la tranquilizaba en lo absoluto.

    - Bien ya entendí, me largo – Dijo volviendo a entrar a la trampilla – Salúdame a Shion – Dijo burlonamente antes de que su cabeza desapareciera por el agujero del techo.

    Neji bajó lentamente por la escalera y al estar ya sobre el piso, empujó los peldaños para que se elevaran, generando una reacción en cadena que dejó de nuevo la azotea cerrada. Así se cubrían las espaldas unos con otros en la residencia, si tan solo supiera el crimen que había estado a punto de presenciar ante sus ojos, proteger a Naruto sería lo último que pensaría.

    - ¿Qué haces Neji? – Preguntó el Azabache desde el tercer piso, parecía que estaba escapando por unos minutos del bullicio de la fiesta de abajo, estaba solo y con un grueso libro en la mano.

    - ¡Ah! ¿Querías subir Sasuke? Lo siento, está ocupado – Dijo mientras bajaba para encontrarse con su huésped.

    - Quería leer – Dijo fastidiado y con un pequeño puchero en los labios.

    - Naruto lo está usando mejor – Dijo poniéndole una mano en el hombro a Sasuke

    - ¿El dobe? ¿Cuándo llegó?

    - Y yo que sé, está culiandose a Shion, ese idiota nunca aprende.

    - ¿Shion? – Sasuke dudó. Naaah… hace mucho que el dobe no caía en eso de nuevo, y por como lo había visto ese día, embobado y volando bajo por la nueva inquilina, ya sabía lo que estaba pasando, ya había visto eso antes.

    - Por cierto, ¿has visto a Hinata? La he buscado por todas partes y no la encuentro.

    - Si claro… salió a comprar hace un rato, seguro que está por volver – Dijo sin una pisca de inseguridad en sus palabras.

    - ¡Ah! Está bien, la esperaré afuera entonces – Dijo mientras bajaba por las escaleras. Cuando ya estuvo fuera de su vista Sasuke dijo para si – Me debes una, dobe idiota.

    ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

    - Vamos Hinata, ¡Rapido! – Le dijo a la chica mientras saltaba de la muralla, justo en el momento en el que la trampilla se cerró con fuerza.

    - ¿Eh? A… ¿a dónde?

    - Sígueme – Le tomó la mano con firmeza y la jaló para ayudarla a pararse. Hinata dió un par de saltitos para salir del suave colchón y corrió de tras de Naruto, que la llevó hasta una esquina del edificio – ¡Hay que bajar!

    - ¡¡¡¿Qué?!!! Naruto-kun, ¡Estamos en un cuarto piso! – Le gritó con pánico.

    - Tonta… por la escalera de incendios – Le dijo mientras saltaba a una estructura de metal que empezaba a verse por debajo del último ladrillo de la fachada, Naruto le extendió su mano para ayudarla a bajar.

    Hinata con un adorable puchero, tomó la mano de su compañero y saltó con miedo a donde él había llegado con tanta facilidad, Naruto la abrazó por la cintura para ayudarla a caer suavemente teniéndola en sus brazos una vez más, el momento había sido tan frenético que ambos habían olvidado la comprometedora situación en la que se encontraban hace solo unos instantes y esa cercanía, ese calor familiar que transmitían sus cuerpos cuando estaban uno al lado del otro, los despertó nuevamente de su misión imposible de escape.

    Los dos se quedaron mirando en medio de la obscuridad, solo el brillo de sus ojos delataba lo profundo de su ansiedad y confusión por lo que había pasado, de lo que estuvo a punto de pasar. Naruto no la soltó, no quería hacerlo, por algún motivo creía que si lo hacía, no podría tenerla en sus brazos otra vez. El movimiento del salto hizo que la polera de Hinata se subiera levemente y Naruto pude sentir su suave piel entre sus dedos. No quería dejarla ir.

    - Naruto-kun – Dijo tímidamente, mientras ponía su mano en el pecho de Naruto, haciendo que se separaran unos centímetros, pero el chico reacio a soltarla, mantuvo su mano en la cintura de ella – Dime… ¿Quién es Shion? – ¡Mierda! Naruto se bloqueó, Neji tenía que abrir su bocota, que Hinata preguntara quien era Shion era lo último que se esperaba, él solo pensaba que quería besarla una vez más antes de dejarla ir.

    - Ella… no es algo de lo que quisiera hablar ahora – Respondió cortante, ladeando la cabeza para no mirarla directamente.

    - Hm… ya veo – Dijo Hinata soltándose del agarre de Naruto. Él se sintió tan devastado como si le hubieran quitado su juguete favorito a un niño pequeño, ella se giró y empezó a bajar las escaleras de metal.

    - ¡Espera Hinata! ¿Qué fué lo de ahora? Lo que hicimos, ¿qué significa?

    Hinata se giró levemente para mirar a Naruto con una mirada fría y determinada – No es algo de lo que quiera hablar – Volvió a voltearse y bajó las escaleras con prisa para no arrepentirse de sus palabras. Naruto se desplomó desecho al escucharla decir eso, quizás se lo merecía, se sentó en el primer peldaño de la escalera de incendios, escuchó el golpe metálico que los barrotes producían mientras su obsesión bajaba aceleradamente. No podía seguirla, como hubiese querido, si Neji lo veía ahí abajo con ella estaba frito. Decidió quedarse ahí sentado, recorriendo una vez más en su mente el bello cuerpo de la chica que lo había dejado como un lastre. Definitivamente no entendía a esa mujer, le daba una de cal y otra de arena, como si de una cruel estrategia de seducción se tratara y él caía como un idiota sin remedio.

    Naruto se quedó ahí por poco más de una hora, mirando las estrellas e ignorando el estridente sonido de los parlantes con pensamientos cálidos y contradictorios a la vez. Hasta que decidió irse a la cama, bajó un par de pisos por la escalera de metal y llegó a la ventana de su cuarto, la abrió de un empujón, azotándola fuertemente y saltó hacia adentro, se desvistió completamente y se metió a la cama para dormir, la mañana llegaría pronto y maldita sea, recién era martes, esta iba a ser la semana más dura de su puta vida.

    Fin del Flash Back

    Naruto se levantó pesadamente de la cama, dispuesto a darse una buena ducha, refrescar su mente y crear un nuevo plan de acción con un café cargado. Después de todo, el plan conocer bien a Hinata primero, no había funcionado, pero, sí que la había conocido un poco mejor. Entendió un poco mejor su corazón, su corazón atrapado en las garras de un idiota que no la merecía, porque quien fuera el tipo que dejó a una chica tan hermosa, adorable y espectacularmente sexy como ella, no podía tener dos dedos de frente. Naruto estaba determinado, no dejaría que Hinata siguiera sufriendo así.

    El rubio no dejaba de encantarse con Hinata, no importaba que lo hubiese dejado de esa forma tan fría en la noche, sabía que de cierta manera él lo había provocado, por no contarle su historia con Shion, pero ese no era el momento indicado, ¿Quizás que cosas se estaría imaginando? ¿Qué ella era su novia? ¡No! Claro que no, cuando se conocieron Naruto había dejado bien claro que no tenía novia. Pero… ya había pasado un tiempo desde ese día en el que se conocieron en la facultad, quizás Hinata pensó que él había encontrado novia en ese tiempo.

    - ¡Oooooooh! ¡No! ¡Nada de eso! – Naruto se puso sus Jeans con rapidez, junto con la polera sucia de la noche anterior y abrió la puerta del cuarto sobresaltado, miró la puerta justo al frente de la de él, estaba cerrada. Se acercó lentamente, con miedo, como si estuviera a punto de hacer algo muy, muy malo. Pero no podía dejar que Hinata pensara que estaba en algún tipo de relación, él nunca estaría con una mujer si no estuviera disponible, no quería que esa linda chica pensara mal de él. Su mano temblaba levemente al acercarse a la puerta, ¿Estaría durmiendo? ¿O quizás ya se habría ido? ¿Qué puta hora era? Miró hacia abajo para ver reloj colocado al lado de la puerta de entrada, inclinándose para buscarlo con la mirada y la vió. Hinata pasó rápida como una liebre por el pasillo de la sala a la cocina, Naruto apenas percibió el rastro de su hermoso cabello volando tras ella. Con rapidez bajó las escalera – Esto… Hina…

    Naruto paró en seco cuando vió a Hinata vestida con su uniforme de instituto, al más pleno estilo occidental, una falda tableada de tartan rojo y negro que llegaba hasta la mitad de los muslos, usaba unas calcetas largas y negras que dejaban ver unos diez centímetros de la blanca y suave piel que había podido tocar la noche anterior. Tenía una blusa blanca desabotonada en el cuello hasta la clavícula, una corbata roja bien anudada, pero no bien ceñida, caía sobre su busto y su lengua se ocultaba tras un chaleco gris con botones cerrados bajo su escote. Naruto palideció ¿Qué era esto? ¿Otra tortura más? Eso era como ponerle en frente una de sus más perversas fantasías y no dejarlo acercarse. ¿Qué jodida escuela dejaba que las chicas fueran vestidas así? ¿Y por qué no estuvo matriculado en ella?

    - ¡Buenos días Naruto-kun! – Saludó alegre y amigablemente antes de guardar una caja de almuerzo en su mochila – Eso Naruto no se lo esperaba, Hinata sonriéndole de ese modo, tan linda como siempre, sintió que todo estaría bien, que su despedida de anoche solo había sido un mal entendido, que lo resolverían y podrían seguir conociéndose mejor, que quizás podrían llegar a ser algo más que amigos y…

    - ¡Al fin te despertaste Naruto! Ven a ayudarme, que tu casa no se limpia sola – Esa femenina voz lo sacó de su sueño de fantasía, las cosas no se iban a arreglar tan fácilmente, menos cuando uno de esos errores había sido propasarse con esa chica, que por mucho que le gustara, acababa de conocer. Hinata solo estaba actuando, tenía que hacer parecer que nada había pasado entre ellos dos la noche anterior y él tenía que seguirle el juego.

    - Ya voy Sakura-chan – Respondió mientras se rascaba la cabeza y simulaba que seguía medio dormido.

    - Yo, ya me tengo que ir –Dijo Hinata poniéndose su mochila en la espalda. Naruto la miró fijamente, sabiendo que solo ella podría ver esa mirada de “Tenemos que hablar” que le estaba dando. Hinata por toda respuesta, lo miró desafiante por un par de segundos y con una linda sonrisa solo dijo – Que tengan un lindo día, y salió por la puerta.

    - Tú también Hinata-chan – Se despidió Sakura que barría el piso con un escobillón enorme en donde arrastraba latas de cerveza, colillas y pedazos de pizza.

    Naruto se quedó de piedra al ver a Hinata salir por la puerta, con un cuchillo metafórico clavado en su espalda y la palabra”Ignorado” se escribió nítidamente en su frente. Parece que Hinata seguía enojada con él y un tortuoso día lo esperaba.

    - ¡Naruto! ¡Que en una hora tengo clases! Tú sabes que a nosotros nos toca limpiar el salón.

    - Sí, ya te ayudo Sakura-chan.

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    Hinata cerró la puerta tras de ella con falsa determinación, esperaba irse de casa antes de que Naruto despertara, pero no tuvo suerte, al menos no tuvo que enfrentarlo en ese preciso momento, estaba tan nerviosa, apenas y pudo pegar ojo después de lo de anoche, sus pensamientos estuvieron reviviendo ese encuentro de la azotea por horas. Naruto había sido muy tierno al hablar con ella de esa manera, al consolarla y hacerla sentir protegida, pero en algún punto confundió la protección con posesión y las cosas se torcieron de una manera endemoniadamente candente. Había sido tan tonta, dejarse atrapar así, por esa atracción inexplicable que sentía por Naruto, no fué lo más sensato. Su mente se fué de viaje a alguna parte y su cuerpo le pidió con desesperación que no se alejara de ese rubio que la besaba y acariciaba con ternura, pasión y de una manera que nunca antes había sentido y ella lo hubiera dejado seguir si no fuera porque Neji llegó justo a tiempo para devolverle algo de razón. Porque lo hubiera hecho ¿O no? Si Neji no hubiera llegado, ¿Su conciencia le hubiera permitido detener el acto? En ese momento ella no quería detenerse, pero definitivamente había sido lo mejor que pudo pasar, porque en realidad ella no conocía en nada a Naruto, él solo era el dulce y guapo compañero de piso, el chico que se deja besar por chicas extrañas en la universidad, el chico que lleva a mujeres a la azotea para abordarlas, el chico que… tenía una novia llamada Shion.

    La idea de que Naruto tuviera una novia la destrozó. Con miedo de que el chico en el que pensaba saliera por la puerta, emprendió camino a paso rápido hacia su escuela, el cambio de domicilio la pillaba un poco lejos de esta, así que debía caminar hasta la estación de metro, un viaje de una hora la esperaba antes de llegar a territorio seguro y solo quedaban 45 minutos para que comenzaran las clases, empezó a correr tan rápido como podía. Hasta sus tristes y conflictivos pensamientos se quedaron tras de ella, esperaba que eso siguiera así por el resto del día, hasta que tuviera que ver a Naruto a la cara otra vez.

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    -Sakura-chan ya tengo que ir a ducharme, hoy hay un evento en la universidad y no puedo faltar – Dijo el rubio subiendo por las escaleras, habían barrido, trapeado, sacudido y limpiado cada mancha del salón, solo faltaba botar la basura.

    -Está bien Naruto, yo saco la basura, pero tú me llevas a la Uni – Le gritó con una caja llena de botellas bacías en las manos.

    -¡Hecho! Pero pídele a Sasuke las llaves de la moto – Dijo antes de cerrar las puerta del baño en el segundo piso. El sonido de las gotas de agua a presión cayendo no se hizo esperar, Naruto se metió al agua caliente lo más rápido que pudo para disfrutar de la cálida sensación por el mayor tiempo posible. Sakura lo había tenido entretenido por una media hora, después de una buena fiesta como la de anoche, cada uno sabía lo que tenía que hacer, los sectores de la casa se dividían y cada cual se encargaba de limpiar a la perfección el lugar que le correspondía. Ya que Sakura era una huésped regular, también le tocaba una parte de trabajo y como Naruto siempre se correteaba de sus obligaciones, decidieron ponerlo junto a ella para controlarlo. Después de todo Naruto era un caballero y no dejaría sola a Sakura con todo el quehacer. Al principio le gustaba mucho, porque se sentía profundamente atraído por la peli rosa, pero cuando se dió cuenta de que no tenía posibilidades, empezó a verlo como un gran, gran error.

    Pero los gritos y ordenes de Sakura se habían detenido al fin, y su mente podía volver a escucharse a sí misma, graso error, la mente y el corazón no quieren escucharse mutuamente, no se llevan bien ¿Cuándo vamos a entenderlo? La mente es un lugar donde la razón se impone, donde hacemos la estrategia y razonamos, sea un buen razonamiento o no. Y el corazón solo deja sentir, las hormonas y las sensaciones lo alborotan. Todos quisiéramos hacerle caso a nuestro corazón siempre, pero eso solo causaría nuestra propia destrucción.

    Naruto rememoró la silueta de Hinata saliendo por esa puerta, después de su claro y conciso “Tenemos que hablar” Pero claro, quizás a Hinata no se le daba muy bien la telepatía, en ese caso no podría culparla, pero juraría que la mirada que le dio ella era un claro “No quiero hablar contigo” ¡Otro puñal! ¡Directo a la nuca! Él solo quería aclarar las cosas, decirle que no tenía una relación de ningún tipo con nadie y que no se arrepentía de lo que había pasado, que no la quería hacer sentir mal y si ella no quería que se repitiera, no volvería a ponerle la mano encima, él entendía que ella estaba en una situación de fragilidad y él se había aprovechado de eso. Pero él quería estar bien con ella, aunque eso significara no volver a tocarla. Aunque eso significara caer en la locura extrema, tenerla frente a él todos los días con ese uniforme tan sexy y esa ropa tan simple pero atractiva que solía usar lo matarían lentamente. Su mente se fue de nuevo a ese colchón maltratado, a su rechinar pausado, al cuerpo de Hinata sobre él y al de él sobre ella, a la caricias sobre su suave y aromática piel, a cada una de sus exuberantes curvas, al rebote de esos increíbles senos que estuvo a punto de tener en sus manos. Trató de imaginarse como se sentirían y jugó con sus manos como intentando agarrarlos, pero no sabía cuánto debería cerrar sus manos para sostenerlos. Sollozó contra la pared de la ducha por la idea de nunca poder descubrirlo.

    - Soy un idiota, ¡perdí mi oportunidad! – Lloriqueo mientras golpeaba la pared con su puño.

    - ¡Naruto! Maldición, se hace tarde ¿No estabas apurado? – Gritó Sakura desde fuera del baño – Ya tengo las llaves.

    - Ya salgo Sakura-chan – Grito a su vez, cerrando el agua de la ducha – Y ahora… ¿Qué hago contigo? – Dijo en un susurro mirando su miembro erecto.

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    Sakura caminó hacia la puerta para dejar las botellas en el portón, hoy pasaba la basura, así que se llevarían todos los restos de la fiesta de anoche, esperaba que Hinata se hubiera divertido, la verdad la fiesta no era más que una excusa para conocerla mejor y estimar porcentualmente cuanto riesgo representaba, pero el factor, Neji, de “El que toca a mí primita está muerto” y el rollo sobreprotector de Kiba no daba muchas posibilidades a represalias. Así que el resultado final era un mísero 10%, los únicos factores peligrosos eran que Hinata era en extremo bonita y que era un cielo de chica, pero tampoco creyó que el tipo inocente fuera la predilección de Sasuke. Así que se quedó más tranquila, iba con una sonrisa hacia la puerta cuando escuchó unos pasos en las escaleras.

    - Buenos días Sakura – Saludó Shikamaru con pereza – Eso se ve pesado, déjamelo – Le ofreció mientras bajaba por las escaleras.

    - Gracias Shikamaru, buenos días – Le pasó la caja, que de hecho si estaba un poco pesada – La llevaba a la calle.

    - Ok – Respondió sin más – Por cierto, si buscas a Sasuke, se quedó frito en el Kotatsu del tercer piso.

    - Gracias, iré a verlo – Sakura subió las escaleras apresuradamente y al llegar a su destino, se encontró al chico de sus sueños durmiendo profundamente, con medio cuerpo echado sobre la mesa. Caminó de puntillas para no despertarlo, pero si el ruido del crujir de los escalones no lo había inmutado, ningún sonido lo haría.

    Sakura se sentó a su lado y miró su varonil rostro que yacía apoyado sobre sus brazos cruzados sobre la mesa, miró con detenimientos sus facciones, sus largas pestañas, la sombra de barba que empezaba a crecerle por no haberse afeitado aún. Sakura conocía todo de él, cada pequeña peca, cada cicatriz y quería empezar a conocerlo más, más profundamente, pero él era todo un caso, no dejaba que nadie se acercara lo suficiente. ¿Por qué estaba tan determinada?

    De súbito recordó que estaba atrasada, buscó con la vista en donde podría tener las llaves de la motocicleta y sus ojos encontraron el brillo del llavero en su bolsillo izquierdo. Sakura delicadamente acercó la mano al llavero y tiró de él con cuidado, pero la llave no salió, los pliegues del pantalón de Sasuke la habían atrapado, con las mejillas rojas y movimiento tembloroso, metió la mano en el bolsillo del chico para desatorar las llaves. En ese momento, la rápida y sagaz mano de Sasuke la sujetó por la muñeca y la alzó a la altura de su rostro.

    - ¡Sakura! – Dijo sorprendido, soltando con más calma a la chica. Le tomó un segundo darse cuenta de lo que estaba pasando, la verdad es que ver el rostro de Sakura frente al suyo al despertarse lo desconcertó. Por un instante pensó que había hecho al indecoroso.

    - Jeje… lo siento Sasuke-kun, no quería despertarte, pero Naruto y yo queríamos usar la moto y… ¿Tú no tienes clases hoy, verdad?

    - Tengo una conferencia, pero es en la tarde, tengo tiempo de ir a pie – Dijo calmadamente – Llévatelas – Le dió las llaves a la chica y luego se estiró para quitarse la pereza del cuerpo.

    - Eto… Gracias Sasuke-kun – Dijo levantándose

    - Por cierto Sakura – Dijo el moreno deteniéndola – Ponte esto – Sasuke sacó de bajo de las mantas del Kotatsu un casco blanco con pétalos rosas dibujados delicadamente sobre el brillante barniz.

    - Eso… ¿Es para mí? – Preguntó crédula sin poder creer el tierno gesto del azabache. Recibió el casco con las manos levemente temblorosas y acarició los pétalos rosados con extrema ternura, como si realmente se tratara de los pétalos de cerezo que tanto le gustaban – Es hermoso Sasuke-kun.

    - Ya que siempre te estoy llevando conmigo, pensé que ese te vendría bien – Sakura lo miró encantada, con la sonrisa mas linda que había puesto en mucho tiempo, sus ojos brillaban de emoción y parecía que lloraría de felicidad en cualquier momento – Además ahora que hay otra chica en el grupo, así Hinata también lo usa cuando Neji o alguien más la lleve – Dijo secamente mientras se quitaba un mechón de pelo de la cara.

    - Ah… Soo – Dijo Sakura con el rostro más sombrío y deprimente que se pueda imaginar – Entonces, no era solo para mí – pensó con una pequeña vena asomándose por su frente – Gracias Sasuke-kun – Dijo parándose enfadada y bajando las escaleras con estrepitosos pasos, sin mirarlo de nuevo, llevando el casco bajo un brazo.

    - ¿Eh? ¿Qué le pasa ahora? – Se preguntó a sí mismo el azabache, quien se daba cuenta una vez más, que nada sabía sobre las mujeres. Sin darle más vueltas como siempre, volvió a acurrucarse en las mantas del Kotatsu para dormir un poco más.

    Naruto y Sakura se montaron en la moto, Naruto encendió el motor y este ronroneo con potencia, partieron de inmediato, dejando una estela de tierra tras ellos. El rubio era muy bueno conduciendo, adelantaba los autos como un verdadero artista, le encantaba esa motocicleta y se la quitaba a Sasuke cada vez que tenía una oportunidad. Pensaba que ya era tiempo de comprarse una propia, pero sus ahorros los guardaba para su proyecto de fin de carrera. Así que por el momento, disfrutar de la sensación de velocidad con la Yamaha YZF de Sasuke era suficiente.

    Sakura se aferraba con fuerza al abdomen de Naruto, la verdad ya no tenía miedo, pero las primeras veces había entrado en estado de pánico al subirse a esa moto. Pero ya había aprendido a disfrutarlo, aprendió a poner toda su confianza en el piloto de turno, sin cuestionamientos, los chicos podían ser un poco locos con la velocidad a veces, pero cuando la llevaban a ella detrás, nunca se pasaban de la raya. Y si hablamos meramente de las habilidades de conducción, se sentía mucho más segura cuando montaba con Naruto, él era mucho más suave para realizar sus movimientos y su cuerpo se desplazaba fluidamente con la máquina, haciendo que ella también pudiera seguir el ritmo.

    Pararon en un semáforo en rojo, Naruto bajó un pie de la moto para estabilizarse, llevar a alguien atrás podía ser más incómodo que ir solo, pero Sakura era tan liviana y se movía a su ritmo sin problemas, así que nunca la rechazaba si le pedía un aventón.

    - Por cierto, Sakura-chan, ese casco, te queda muy bien – Dijo sin girarse.

    - Jeje ¿tú crees? – Preguntó alegremente

    - Claro, y con tu pelo rosa se ve aún mejor.

    - Gracias, pero… seguro que a Hinata se le vería mejor que a mí – Aseguró con la voz cabizbaja.

    - ¿Eh? ¿A Hinata? – Otra vez, por momento había conseguido olvidarse de ella, pero ahí estaba de nuevo en sus pensamientos, el comentario hizo que se la imaginara con el casco puesto, quizás sí se vería linda, pero a ella le vendría mejor uno gris perla, para que combinará con sus preciosos ojos y tal vez un lindo mono de motociclista, de esos bien ajustados, oh… si… eso sería genial. Pensó pervertidamente, agradeció que Sakura no pudiera ver su enfermiza cara.

    - Naruto, está en verde – Le dijo Sakura, sacándolo de sus sueños perversos.

    Por toda respuesta Naruto aceleró, “Fuera, fuera, fuera, fuera” Pensaba sacudiéndose de la cabeza su imagen mental.

    - Es que… Sasuke-kun me dió este casco hoy, pero dijo que Hinata también podría usarlo.

    - Ese teme no sabe cómo tratarte Sakura-chan, eso es todo, es cosa le ver el casco, lo compró para ti, él solo es un poco corto, no lo pienses mucho.

    - ¡Que tú digas que Sasuke-kun es un poco corto, no me consuela mucho! – Dijo gritando a todo pulmón para hacerse escuchar. Otro semáforo los detuvo.

    - Oye ¡recuerda quien te está llevando! Sé más amable – Dijo Naruto burlándose con una sonrisa zorruna.

    - Jajaja está bien, amablemente hablando, tu eres más corto que Sasuke-kun en muchas cosas – Dijo devolviendo la broma.

    - ¿Ah sí? ¿En qué? – Dijo volteándose por primera vez en esa conversación.

    - Tú… quizás seas un poco popular, pero no tienes idea de cuando le gustas a una chica de verdad – Lo increpó

    - ¿Un poco? ¿Quieres decirle eso a las chicas de ahí? – Señaló con su mano un grupo de jóvenes universitarias que caminaban en dirección a su facultad, pero que al ver a Naruto en la motocicleta se detuvieron para cuchichear y reírse nerviosamente.

    - Esas fangirls tuyas no cuentan, además, te recuerdo que de una de ellas salió Shion – Dijo antes de lanzar una carcajada.

    Naruto volvió a ponerse en marcha, ya estaban muy cerca de la Universidad dobló por una esquina y entró al amplio estacionamiento al aire libre que podrían utilizar los estudiantes.

    - No me recuerdes eso, Shion es lo último en lo que quiero pensar.

    - Tú no reconocerías una buena chica aunque la tuvieras en tus narices, tienes pésimo gusto – Dijo Sakura bajando de la moto y sacándose el casco, moviendo con soltura su sedosa cabellera.

    - Te recuerdo que tú me gustabas – Él también se quitó el casco, pero se quedó sentado apoyándose en el manubrio para ver detenidamente a Sakura.

    - Sí, la chica que siempre rechazó ir a tus fiestas y que no te hacía caso ni en tus sueños, ¡Muy buena elección Naruto! – Le respondió mientras empezaba a caminar por el pasto que rodaba el estacionamiento.

    - Eso dolió – Gritó apenado, mientras guardaba el casco rápidamente en el compartimento trasero para seguir a su amiga – Pero eso no es mi culpa, ellas solo quieren mi cuerpo – Bromeo con una sonrisa encantadora.

    - Jajaja solo tienes que ser un poco más perceptivo, hay chicas lindas a quienes les gustas.

    - ¿Ah sí? ¿Cómo quiénes?

    - Pueees…. déjame pensar, Ayer cuando fuimos de compras, Hinata dijo que eras lindo, parecía que estaba interesada – Dijo Sakura con un dedo en su mejilla, sin meditarlo mucho. Pero ella no sabía las devastadoras consecuencias que eso traería a la psiquis de su obsesivo amigo. Naruto se quedó estático, con la mirada fija en la espalda de Sakura quien se seguía alejando - ¿Eh? ¿Qué pasó? ¿Naruto? – Pregunto volteándose y haciéndole señas con sus palmas.

    ¿Hinata había dicho eso? Eso fue ante de lo que pasó anoche, entonces, ¿Sí le gustaba? ¿No fue que solo se sintiera vulnerable? Hinata había estado con él, lo había dejado hacer esas cosas, porque ¿ella sentía algo por él?

    - Oye… Na…

    - SAKURA-CHAN – Dijo Naruto con sobresalto y agarrando a Sakura de los hombros con más fuerza de la necesaria – Dime, ¿Dijo algo más?

    - ¿Eh? ¿Quién? – Preguntó Sakura estupefacta

    - ¡Hinata! Vamos mujer, ¿dijo algo más de mí? ¡Piensa! – Sakura era sacudida por los brazos de Naruto con fuerza, y no la dejaba pensar con claridad – ¡Dime!

    - ¡¡¡YAAAA!!! – Le gritó mientras se soltaba de su agarre y le daba un fuerte golpe en la cabeza al rubio – No sé qué te pasa, pero ya es suficiente, ¡si quieres saber qué piensa de ti pregúntaselo tú mismo! – Le dijo con su vena palpitante en la frente.

    - Es que… no puedo hacerlo… - Dijo acariciándose su nuevo chichón y con un puchero en los labios – Hinata no quiere hablarme – Era como si un pequeño le confesara sus problemas de amor a su mamá, Naruto no miraba a la cara a Sakura, se sentía triste y tenía miedo de lo que ella pensara.

    - Naaaarutooooo – La atmosfera maligna rodeó a Sakura y lo miró con ojos brillantes y acusadores - ¿Queeee hicisteee?

    - Nada, nada mami, o nada tan malo, lo juro – Confesó muerto de miedo – Pero Sakura-chan, necesito pedirte un favor.

    - ¿Cómo tienes el descaro de pedirme algo? – Le gritó enfadada.

    - Por favor, es necesario, si lo haces, no le digo a Sasuke que te robaste su polera favorita para usarla de pijama – Los cabellos de Sakura se erizaron por la súbita amenaza.

    - Está bien ¿Qué quieres?
  2. La azotea

    Las fiestas de la residencia eran todo un acontecimiento entre los estudiantes de la Universidad, podría decirse que era uno de los eventos sociales más populares del último tiempo. Era típico que se hacía por lo menos una gran fiesta una vez al mes, la última había sido la correspondiente al inicio del año escolar, solo se puede decir que hubieron más estudiantes en la residencia que en la fiesta que organizaba la universidad. Y esta noche, que por cierto, apenas era lunes, se abría la segunda gran fiesta del año en honor de la llegada de la prima de Neji.

    Las 12:00 de la noche se aproximaban y la casa estaba repleta de estudiantes, de los enormes parlantes que Sasuke había instalado en rincones estratégicos del primer piso se podía escuchar una estridente música electrónica que hacía a todos los presentes saltar y derramar cerveza por el pulido piso de madera. Y aunque parecía que no podía entrar más gente en el lugar, cada 10 minutos aparecía alguien nuevo en la puerta con una botella de algún licor fuerte en las manos como cuota de entrada, la mesa del comedor era una barra impresionante y la torre de vasos rojos de plástico no hacía más que descender. Los primeros en llegar a la fiesta, que también eran los invitados recurrentes de la pensión, se habían desplazado a los sillones de la sala de estar, mejor conocidos como el sector VIP del singular antro.

    - Ese dobe ¿Dónde rayos se metió? Me dejó sólo con todo el trabajo de los amplificadores – Se quejó Sasuke antes de darle un sorbo a su wiski en las rocas, él era un hombre de gustos finos.

    - Ahora que lo dices, no lo he visto desde la clase de esta mañana – Dijo Sakura, que solo pudo escucharlo por el hecho de estar sentada al lado suyo, en el brazo del sillón, ya que la música apenas los dejaba hablar unos con otros.

    - Esto sí que es raro, él nunca se pierde una fiesta – Grito Kiba desde el otro lado de la mesa de café, que esta vez estaba llena de vasos vacíos y el enorme cenicero de cristal estaba repleto de colillas de cigarrillo.

    - ¿Qué mierda con tu oído biónico Kiba? – Le gritó Sasuke – Sakura y Hinata lanzaron unas encantadoras carcajadas ante los gritos de los chicos.

    Kiba, que estaba sentado en el brazo del otro sillón de un cuerpo, estaba haciendo el trabajo de perro guardián de Hinata, la cual estaba sentado al lado de él. Sabía bien que ella no era una chica muy fiestera, así que no quería que ningún idiota la pasara a llevar en su primera noche en la residencia, por esto la había estado arrastrando de un lugar para otro toda la noche, incluso estaba conteniendo sus ganas de ir al baño para no dejarla sola, aunque… bueno, nada pasaría si la dejaba en manos de Sakura unos minutos para ir a buscar algo a la barra.

    - Oye Hinata ¿se acabó tu bebida? ¿Te traigo algo más? - Le dijo acercándose a su oído para no gritarle.

    - Hem… claro, gracias Kiba-kun – Le dio su vaso con una linda sonrisa. La verdad es que ya había bebido más de lo normal, pero la estaba pasando tan bien que no estaba contando los vasos. Kiba lo recibió y se fue directo a la barra.

    - ¿Y el otro desaparecido? ¿Dónde está Neji? – Preguntó Shikamaru que estaba sentado en un costado del sillón grande.

    - Me envió un mensaje hace poco, dice que está por llegar – Le respondió Hinata mientras prendía su celular para ver hace cuanto había llegado el mensaje.

    Kiba llegó con dos vasos llenos y se volvió a sentar al lado de Hinata, ella recibió la cerveza con una mano y abrió su whatsapp con la otra. Kiba miró lo que estaba haciendo por curiosidad y no pudo evitar darse cuenta de algo que llamó su atención.

    - ¿Aun tienes su número? – Dijo en apenas un susurro para que nadie más los escuchara.

    Hinata quedó petrificada, había olvidado que Kiba estaba ahí, tenía cuidado de no ser tan tonta como para dejar que vieran su lista de contactos en la escuela y no ser bombardeada por cuestionamientos, pero el alcohol había hecho de las suyas y ese error no le saldría barato.

    - Yo… casi no hablo con él… - Dijo también en un susurro.

    - ¡Pero lo has hecho! - Dijo con una mueca de enfado y levantando un poco la voz, haciendo que los demás del grupo se dieran cuenta. Kiba se detuvo un momento y se levantó del sillón – Ven, hablemos afuera, hay menos ruido.

    Hinata se quedó ahí unos segundos mirando su teléfono con semblante triste, luego sin replicar se levantó y siguió a Kiba, quien le ofreció su mano para ayudarla a pasar por la multitud, ella la tomó con el mismo semblante triste.

    - ¿Esos dos están saliendo? – Pregunto Sai a Sakura.

    - No, nada de eso, son amigos de la infancia.

    - Es cierto, amigo o no amigo, Neji no permitiría que alguien se acercara a su primita – Dijo Ino divertida un poco borracha – Oye Sai vamos a bailar ¿sí? Hemos estado sentados toda la noche – Por toda respuesta es chico se levantó y le ofreció su mano a Ino para conducirla a algún espacio en donde bailar – ¡Sí! Vamos chicos, ¡Anímense! – Gritó antes de adentrarse en la multitud.

    Ino y Sai se habían conocido en la residencia. La primera vez que Sakura aceptó la invitación a una de las fiestas de los chicos, no se sentía muy confiada como para ir sola a una casa donde vivían solo hombres, así que le pidió a Ino que la acompañara, la rubia aceptó encantada, hace semanas que había escuchado de una residencia que se salía de control los fines de semana, pero no había dado con el lugar aún. Así que cuando escuchó la descripción de un chico rubio y coquetos ojos azules y un guapo adonis de pelo obscuro que se hacía el difícil hasta con la mujer más bella, Ino supo que había encontrado su Atlantis.

    Muchos eventos sucedieron esa noche, pero no nos distraigamos del evento principal. Luego de que el par de tortolos se perdieran en la pista Shikamaru se dió cuenta de que estaba solo con el anfitrión de la fiesta y la eterna enamorada, así que decidió desaparecer elegantemente

    – Se me acabaron los cigarrillos, voy a la licorería a comprar más – Sin más se levantó y aventuró en la masa de gente para salir por la puerta.

    Sakura miró de reojo a Sasuke, que ya había acabado con su wiski y solo estaba sentado con una mano sosteniendo su mejilla, le dio un vistazo rápido a su compañera y le divirtió ver lo nerviosa que estaba, con las mejillas un poco sonrojadas y una tierna sonrisa torcida – Abrá que ir también – Dijo antes de pararse del sillón – Sakura lo siguió con la mirada, confundida – A bailar – El rostro de la chica se iluminó totalmente y siguió a Sasuke a la pista dando saltitos de alegría.

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    -Creí que habíamos dejado bien claro esto Hinata, ¡¿Cómo vas a superarlo si sigues hablando con él?! – Por toda respuesta, Hinata sumisamente bajaba la mirada – O es que ¿Quieres arreglar las cosas? ¿No habías renunciado de una vez? Eso me dijiste la última vez que lo hablamos.

    -Yo… Sé que hay cosas que no tienen arreglo Kiba-kun, pero no es que quiera volver con él, solo tengo su número para saber cómo está de vez en cuando, eso no es malo.

    - ¡Claro que lo es! ¡Es malo para ti! ¿No te das cuenta? Es por eso que te pones así cada vez que sale el tema, te pones tan triste que apenas puedes levantar la mirada – Solo en ese momento Hinata se dió cuenta de que tenía los ojos fijos en las convers de su amigo. Levantó levemente la mirada y vió el rostro de Kiba, sus ojos se humedecieron, parecía una niña pequeña sin su globo. Kiba no pudo con ese rostro, se acercó a ella y la abrazó con fuerza, Hinata enterró su rostro en la chaqueta de cuero de su amigo y unas gotas escurrieron por la rugosa tela – Si al menos me dijeras que fue lo que pasó ¿Por qué no quieres hablar de eso?

    Con un poco más de fuerzas, por el abrazo de Kiba y al sentir su protección pudo hablar – Ya te lo dije, él no me hizo nada, solo terminamos.

    - No te creo, ¡Algo te tiene que haber hecho! – Dijo sin soltar a Hinata, pero alejándola un poco para verla a la cara.

    - ¡No me hizo nada Kiba-kun! – respondió subiendo el tono igual que Kiba, mientras unas lágrimas saltaban de sus ojos.

    - ¡No es posible Hinata! ¡Nadie terminaría con una chica como tú sin razón!

    - Quizás, solo se aburrió de mí… - Su mirada volvió al suelo. Pero Kiba no dejó que sus ojos se cerraran, la tomó de la barbilla y la obligó a mirarlo a los ojos.

    - Tendría que estar loco – Dijo con voz suave y dulce – Eres perfecta – Los dos se miraron fijamente por unos segundos, Hinata estaba sorprendida por las palabras de Kiba, pero sabía que solo quería hacerla sentir mejor.

    - ¡Hey, Kiba-kun, Hinata-san! – Una voz estridente hizo que se alejarán de un salto, esa voz era inconfundible, era Lee, el mejor amigo de Neji – Que bueno que los encontré, ¿Cómo están? – Se acercó agitando su brazo desde lejos con demasiado entusiasmo. Cuando llegó al lado de sus amigos y miró a Hinata, vió un rastro de lágrimas secas en sus mejillas - ¿He? ¿Qué pasó Hinata? ¿Estás bien?

    - Eh, sí, estoy bien Lee-kun – Dijo limpiándose las mejillas con las manos – Solo subiré un momento por mi chaqueta, hace frio aquí – Diciendo eso, Hinata entro a paso rápido a la casa.

    - ¿EHh? ¡Espera… Hi…!

    - ¡Kiba-kun! – Lee lo detuvo con una sola mano y lo lanzó hacia atrás, lo sostuvo de los hombros y zamarreó como un muñeco de trapo - ¿Le hiciste algo a Hinata-san? ¿Sabes lo que hará Neji cuando lo sepa?

    - ¿Qué? ¿Neji? Yo no hice nada Lee, ¡te lo juro! – Dijo sin poder zafarse del agarre de Lee.

    - La primavera de la juventud es muy ardiente a veces, pero debes controlarla ¡Kiba-kun! – Gritó zamarreándolo con más velocidad.

    - ¡¡¡¡Lee!!!! ¡¡¡ ¿Cuánto Bebiste?!!! ¡Sueltameeeeee!

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    Naruto estaba sentado en el tercer escalón del segundo piso, había entrado hace una media hora, pero no tubo las fuerzas para hablar con nadie, se ocultó de sus amigos tras la masa humana de universitarios que bailaban en la entrada, no le dió tiempo ni de pasar cerca de la barra para tomar una cerveza, pasó lo más rápido que pudo, pero la risa de Sakura y Hinata hizo que mirara hacía la sala de estar. Ahí estaban todos, pasando un grato momento, sin él, las chicas se reían a carcajadas de alguna tontería que habría dicho Kiba, quién estaba sentado justo al lado de Hinata, ambos en su sillón de un cuerpo favorito. La sangre le hirvió como nunca, se planteó por un momento, ser un completo idiota y acercarse para arrancar a Kiba de su cómodo puesto, pero pudo controlarse, siguió caminando derecho por el pasillo y justo antes de doblar pudo ver como Kiba le susurraba algo a Hinata en el oído – Maldición – Pensó cerrando los ojos y sus puños con fuerza. Empezó a subir la escalera y mirando los escalones, recordó el tierno beso que Hinata le había dado esa mañana – Traidora – Susurró apretando los dientes.

    Sin fuerzas ni para encerrarse en su habitación, se quedó ahí, sentado en la escalera, escuchando el alboroto de la fiesta. Normalmente estaría abajo bebiendo y haciendo el tonto con los chicos, quizás tratando de ligar con alguna chica. Pero hoy no podía hacerlo. No cuando sus pensamientos lo habían estado atormentando todo el día, los pensamientos de una sola personita que estaba justo allá abajo, siendo acaparada por Kiba Inuzuka. Parecía que no la iba a dejar tranquila en toda la noche, y lo peor era que a ella no parecía importarle. Le sonreía y hablaba con una ternura tal que parecían novios, pero quien sabe ¿Quizás lo fueron una vez? ¿Quizás Hinata se había venido a vivir a la residencia solo para estar con Kiba? ¡Maldición! Se volvía loco solo de pensarlo. Se agarraba la cabeza enredando sus dedos en sus largos cabellos rubios. Menos mal que nadie estaba ahí para ver su expresión, se sentía humillado y ni siquiera tenía una razón de peso para sentirse así. Hinata solo lo había utilizado, por eso lo besó, por eso pudo sentir esos suaves labios y no volvería a pasar, tenía que hacerse a la idea.

    - ¿Naruto- kun? – Por la intensidad de sus pensamientos, ni siquiera había sentido como los escalones crujieron ante la llegada de la dueña de sus pensamientos, eso le estaba pasando muy seguido – ¿Estas bien? ¿Por qué no estas abajo? – Naruto no estaba de humor para ser cortes, había estado carcomiéndose la cabeza todo el día por esa chica, era simple chica que se presentaba ante él como si nada, que se divertía con otro como si nada, que lo besaba como si no significara nada. Estaba cansado.

    Naruto se limitó a mirarla, sin decir palabra, un aire parecido al de Sasuke lo rodeó. Hinata estaba desconcertada, ¿Cuándo había llegado Naruto? ¿Y por qué estaba ahí solo? Su estrategia de salir corriendo a su habitación había funcionado con Kiba, pero no esperaba encontrarse al rubio en ese lugar, espera, ¿Por qué la estaba mirando así? – ¿P… pasa algo? –

    - ¿Por qué estabas llorando? – Los ojos de Hinata la acusaron y también la sorpresa que sintió al escuchar la pregunta de Naruto, ¿Cómo se dio cuenta en esa obscuridad del rastro de sus lágrimas? – ¿Fue Kiba? – Pregunto otra vez, parándose de la escalera con los puños cerrados y caminado hacía abajo.

    - ¡No! – Gritó aferrándose al fuerte brazo de Naruto, deteniéndolo en seco – No es por Kiba-kun – Sus ojos volvieron a humedecerse y miró directamente al rubio para que le creyera. Naruto, solo se detuvo y la miró con detenimiento, ¿Cómo podía hacerlo? En un momento estaba terriblemente enojado con ella y en un solo segundo estaba dispuesto a pelearse con uno de sus mejores amigos para protegerla, ¿Cómo era posible? Vió en el rostro de Hinata tanta angustia, tanto dolor, tanta vergüenza, que decidió mostrarle algo.

    - Ven – Tomó su mano sin esperar ver su reacción y la hizo subir por las escaleras.

    Hinata no dijo nada, solo lo siguió sin cuestionarlo, miraba su espalda al subir escalón tras escalón, la figura de Naruto se veía algo borrosa por las lágrimas en sus ojos, pero pudo seguirlo por la guía que le daba esa cálida y fuerte mano que no la soltaba. Llegaron al tercer piso, lugar que Hinata aún no había pisado. Era igual que el segundo piso, con una amplia sala de estar, un acogedor kotatsu y mullidos cojines alrededor. Una televisión empotrada en la pared yacía apagada en el pulcro salón, seguramente estaba mucho más segura ahí, en el tercer piso, donde nadie excepto los residentes podían pasar, que en la sala de estar del primer piso donde pelotas de futbol volaban sin control.

    Era un lugar muy agradable, el ruido de los parlantes a penas se escuchaba en el tercer piso, pero no era a donde se dirigían, Naruto no se detuvo ni un momento para dar un improvisado y carente de sentido tour. Siguió a paso acelerado por las escaleras que daban a un altillo muy reducido en donde había un montón de objetos apilados y cubiertos por sábanas blancas. Un cordel anudado en un extremo descendía desde el techo como una telaraña, Naruto lo agarró y tiró de él, haciendo que una trampilla se abriera y una escalera callera estrepitosamente. Se puso delante de Hinata justo en el lugar indicado para que la escalera no tocara a ninguno de los dos.

    - Ten cuidado – Le advirtió girándose un poco para mirarla, pero cuando se dió cuenta de que estaban tan cerca el uno del otro por el reducido espacio, volvió a girarse. Naruto subió por la escalera encaramándose a ella como un mono araña, mientras que Hinata subía lento, con un poco de dificultad. Miró hacia arriba por unos segundos, Naruto ya había desaparecido de su vista y solo podía ver el cielo estrellado a través del estrecho agujero del techo. Era una imagen tan pacífica y tranquilizante que por un momento olvidó porqué corrían esas lágrimas por sus ojos.

    El rostro de Naruto apareció de repente, interrumpiendo la apacible atmosfera, le extendió su mano para ayudarla a subir y Hinata la tomó con fuerza, de un solo tirón, la chica estuvo arriba en dos segundos, y se encontró con una espaciosa azotea, algunos muros detenían su amplitud, parecía que iban a seguir construyendo, pero por alguna razón no lo hicieron. Los pequeños muros de ladrillo estaban conectados con linternas de papel de colores y hacían que el lugar se viera mágico, como si las estrellas bajaran al alcance de tu mano por una sola noche. Algunos sillones y sillas viejas estaban distribuidos por todo el lugar, estaban rotos y desteñidos, pero eso no importaba cuando se estaba de fiesta, después de todo, cuando se ve un club nocturno de día la magia se rompe, porque ves todos los defectos, la noche nos protege de ver lo que no queremos, las luces de los focos nos enceguecen y nos volvemos zombies en busca de alcohol y música para mover el cuerpo, una charla ambigua y estúpidas con personas tan borrachas como uno mismo. Pero si tienes suerte, de verdad mucha suerte, puedes encontrarte con alguien que no está ahí solo la pasar el rato, alguien que no esté fingiendo ser alguien que no es, o que esté buscando un acostón de una noche. Si tienes de verdad mucha suerte, quizás encuentres a alguien con quien tener una conversación de verdad, un momento único e inolvidable, pero para que ese momento dure para siempre, solo hay una cosa que no debes hace…

    - Ven, siéntate aquí – Sin soltarle la mano, Naruto condujo a Hinata detrás de una pared de ladrillo, ahí había tirado en el sucio suelo de cemento un colchón de dos plazas cubierto por una lona de plástico. Naruto soltó a Hinata y quitó la cubierta del colchón para sentarse.

    Hinata se sentó en una orilla del colchón sin decir palabra, levantó el rostro para mirar nuevamente las estrellas que tanto le habían gustado, una tira de linternas de colores se alineaba sobre ellos, iluminando tenuemente el lugar.

    - Este lugar está bajo mi jurisdicción – Alardeó Naruto mientras se sentaba al lado de ella - De vez en cuando cambiamos el lugar de las fiestas y traemos a toda la gente aquí arriba, es mucho más genial que estar hacinado en el primer piso. Ya verás lo increíble que es la fiesta de Halloween que haré aquí – Naruto solo trataba de romper un poco el hielo, pero no sabía si realmente estaba logrando apaciguar un poco el ambiente, Hinata no le daba indicios – Escucha Hinata, no es necesario que me digas nada si no quieres, pero si alguien te hizo algo, solo dilo, y de la paliza que le daré no lo podrá salvar nadie – Dijo con la voz más sería que se le había escuchado hasta el momento.

    - No es necesario que hagas eso Naruto-kun – Respondió con apenas fuerza para mirarlo a la cara – Estoy bien.

    - Obviamente no lo estas.

    - ¿Por qué tendría que hablarte de esto a ti? A penas te conozco – ¡Puñal! Directo al corazón del rubio.

    - Porque confías en mí – Le dijo secamente, sin signos de interrogación, ni dudas en sus palabras, Hinata se sorprendió por el atrevido comentario y sacó su cara del escondite que sus rosillas le habían proporcionado – Si no, no me abrías besado ese día en la universidad y tampoco me hubieras seguido hasta aquí – Dijo esto sin mirarla a la cara, la vergüenza que le daba mencionar ese momento no le permitió devolverle la mirada.

    Hinata no dijo nada y volvió a esconder su cara en sus rodillas, ¿Cómo podía decir eso? Este chico realmente rebosaba de confianza, era precisamente el tipo de chicos por los cuales evitaba ser cortejada en la escuela, pero él, era diferente, no es que desbordara confianza avasalladora de todos sus poros, él solo estaba muy consiente de todos sus actos y los ella también. Es cierto, si Naruto no le hubiera dado esa inesperada sensación de seguridad ese día en la facultad, ni loca lo hubiera besado, de hecho, no se imaginaba haciendo ese espectáculo con nadie más, ni siquiera con Kiba. En Naruto había encontrado algo que hace mucho no sentía, protección, amabilidad, seguridad, calidez, no quería alejarse de él ni por un momento, por eso mismo, a penas lo vió sentado en la obscuridad del segundo piso, no dudó en ir escaleras arriba con él. No sentía peligro, y aunque lo hubiera, no estaba consciente de ello, era como sumergirse en un mar cálido, enorme y vacío, se sentía en paz a su lado y eso era extraño, sobre todo cuando estaba siendo increpada por este chico que no hacía más que sorprenderla.

    - Tienes mucha confianza en ti mismo Naruto-kun – Dijo después de varios minutos de silencio, pero Naruto no la presionaba, solo se quedó ahí sentado, mirando las lámparas y la noche veraniega hasta que su compañera estuviera lista – Admiro eso, quizás si yo hubiera sido un poco más como tú, no me abrían dejado – Naruto solo sonrió a las estrellas y suavemente movió su cuello para mirarla a ella otra vez, lo había logrado.

    - Sí que hay idiotas, mira que dejarte escapar – Hinata le devolvió la sonrisa, con los ojos nuevamente humedecidos y simplemente asintió con la cabeza.

    - Quizás dejé de representar un reto para él o algo así, tú sabes cómo son los chicos – Sin respuesta – Pero ahora tengo miedo, me dejó con una inseguridad horrible, tengo miedo de no ser lo suficientemente buena para nadie. No ser lo suficientemente bonita, o no ser alguien especial.

    - ¡Eso no es cierto Hinata! – Dijo sobre saltadamente – Por favor, inseguridad es lo último que deberías sentir, ¡no dejes que un idiota con complejo de superioridad te haga sentir así! ¿No entiendes que eres la chica más hermosa de esta fiesta? ¿No entiendes que tu risa hace que todos se fijen en ti en un cuarto repleto? Si eso no es ser especial, no sé qué es.

    - Naruto-kun

    - No sé por qué mierda ese idiota te dejó y parece que tú tampoco, pero no puedes dejar que sus decisiones influyan en ti de esa manera. ¿Por qué sigues tan atada a él? ¿Por qué no puedes olvidarlo y seguir adelante? Todos lo hacen.

    - Porque… él fué muy bueno conmigo, como puedes superar a alguien, tratar de odiar a alguien para sacarlo de tu mente y tu corazón, ¿si nunca hizo nada mal? – No hubo respuesta, pero Naruto estaba por salir de sus casillas, estaba entendiendo que ese idiota, era alguien irremplazable para ella y no lo soportaba – Hubiera sido mejor que me fuera un idiota de verdad, que me hubiera hecho daño de alguna manera para poder enterrar mis sentimientos, pero cada vez que pienso en él solo me vienen buenos recuerdos, hermosos momentos y eso no me sirve para dejar de quererlo – Su rostro volvió a enterrarse en sus piernas, ya no tenía ganas de hablar más.

    Naruto estaba devastado, se sentía peor de lo que se había sentido en todo el día. Miró a Hinata sin saber qué hace o qué decir, ¿Por qué ese idiota no podía ser como todos los demás? Haberse equivocado en algo, nada demasiado grabe, nada peligroso, pero algo, y así, quizás, Hinata podría encontrar consuelo en él.

    - ¿Quién podría querer a alguien así Naruto-kun? Alguien que no puede deshacerse de los fantasmas de su pasado, alguien que no puede avanzar.

    Naruto entendió entonces que no era el único que estaba sufriendo, aunque su razón fuera completamente diferente. Miró el rostro de Hinata aun cubierto por unas lágrimas que cruzaban por sus mejillas y se sintió terriblemente atraído por ella. Quizás era un instinto primitivo de querer proteger a una mujer, el ser el fuerte, el príncipe azul. Pero él sabía perfectamente que no era ningún príncipe gallardo. Él solo quería aliviar el sufrimiento de ambos de alguna manera, aun cuando el sufrimiento de Hinata fuera un corazón roto y el de él un deseo desquiciante.

    - Aunque no lo creas Hinata, siempre hay alguien que nos está esperando, alguien que está atento, desde lejos, ansioso por una oportunidad.

    Sin pensar más a fondo lo que hacía, pasó su brazo por los hombros de Hinata con aire protector, ella sintió el movimiento de Naruto y lo aceptó como una forma de consuelo.

    - ¿ Cómo lo sabes?

    Volteó levemente su rostro hacia él y sintió de lleno el cálido aliento de Naruto sobre su mejilla. La humedad de sus lágrimas intensificó la sensación de calidez y se sintió algo reconfortada, a pesar de la invasiva distancia. Se dió cuenta de que la cercanía de Naruto no la incomodaba, si no que la tranquilizaba, quizás la razón era las circunstancias de su primer encuentro, pero la verdad no le importaba saberlo, solo quería ser protegida por ese abrazo y por el calor que le llegaba del cuerpo de su compañero.

    Naruto sentía el cálido y suave cuerpo de Hinata estrechándose en su pecho, tenía miedo de que pudiera escuchar lo rápido que estaba latiendo su corazón, así que bajó su rostro hasta la altura del de ella y acarició con sus labios las mejillas de Hinata, tomando con ellos las lágrimas que habían derramado sus ojos.

    - Porque yo espero por ti.

    Cuando Hinata escuchó eso, se sobresaltó un poco. Sin poder moverse, miró a Naruto de reojo y observó sus masculinas facciones, sus ojos se encontraban cerrados y sus labios besaban con ternura las gotas de su rostro con tal delicadeza que simulaba el tacto de las alas de una mariposa. De un momento a otro Naruto entreabrió los ojos y sus miradas se encontraron. Hinata pudo ver en esos ojos azules algo que no pudo descifrar muy bien, era un brillo sutil, un poco obscuro, sereno y desconcertante. Él se separó solo un par de centímetros de ella para lamer sus propios labios, ahora húmedos, en un movimiento sexy y provocador. Hinata posó su vista en ellos, mirando con curiosidad, el gesto la hizo sentir inquieta y un poco ansiosa, el recuerdo del beso en la universidad invadió su mente, las suaves caricias, la humedad, el vértigo, todo apareció de repente en su mente y no se dió cuanta de cuando Naruto estrechó nuevamente la distancia, haciendo que está vez sus labios cayeron sobre los de ella con la misma delicadeza que antes.

    Naruto se había roto, no pudo aguantar, no teniéndola así de vulnerable entre sus brazos y la verdad ni siquiera intentó reprimirse con todas sus fuerzas, si no besaba a Hinata de nuevo, sentía que iba a enloquecer. El cuerpo de ella se sentía un poco rígido, de hecho sus labios no respondían a su beso, pero tampoco sentía su rechazo, Naruto estaba desconcertado, no sabía muy bien que hacer, quizás debería alejarse y disculparse, le entró miedo al pensar que podía estarla hiriéndola más de lo que ya estaba, decidió detenerse, aunque su cuerpo le estuviera rogando que lo intentara un poco más, estaba a punto de parar cuando una de las delicadas manos de Hinata se aferraron a su camiseta, obligándolo a acercarse más a ella, sus labios respondieron finalmente, con algo de torpeza, en contraste con los delicados movimientos de los labios de Naruto, pero esto, solo le pareció adorable.

    Naruto estaba perdido, no podía contener más sus deseos, menos cuando sintió la aceptación de Hinata. Tomó la nuca de la chica con una de sus manos, como lo había hecho en su primer beso y de súbito la empujó con su cuerpo para que quedara acostada sobre el colchón, su mano amortiguó la caída de la cabeza de la chica y la acomodó tiernamente, mientras que él recostado a su lado, empezó a besarla nuevamente, esta vez, Hinata no tardó en responder, los brazos de ella se enredaron en su cuello para acercarlo y respondió al beso con ansiedad. Hinata fue la primera en aumentar la intensidad del beso, lamiendo los labios de Naruto, este acepto extasiado, abriendo su boca para enredar sus lenguas en un beso que emulaba al primero que habían compartido. Naruto se aventuró a cubrir levemente el cuerpo de Hinata con el suyo, separando las blancas piernas de Hinata con su rodilla, ella detuvo el beso mientras él lo hacía, aun no se sentía lo suficientemente cómoda, pero Naruto no hizo más movimientos, volvió a besarla con ternura, esperando su aprobación. Dejó caer un poco de su peso sobre el torso de Hinata y sintió sus suaves y redondos senos bajo sus pectorales, como deseaba seguir tocándola, pensó que nunca más podría sentir esos suaves labios, el maravilloso tacto de su juguetona lengua o esas alarmantes curvas que se escondían bajo su ropa. Sin dejar de besarse, Naruto acarició el cuello de Hinata con la yema de sus dedos, ascendiendo por él y llegando a enredar sus dedos en los largos cabellos obscuros de la chica. Los acarició y acomodó con delicadeza sobre el colchón para que su mano no los aplastara. El movimiento fue tan amoroso que Hinata sintió la profunda ternura del gesto, la empatía y la protección que Naruto le trasmitía. Esto la relajó tanto que por fin se sintió libre de hacer lo que quisiera, quizás no tenía fundamentos reales para pensarlo, pero confiaba en que ese adorable rubio no la lastimaría de ninguna forma posible.

    Hinata desenredó sus manos del cuello del chico para volverlas a unir detrás de su fornida espalda, las yemas de sus dedos descendieron por la columna de Naruto hasta llegar al borde de su camiseta y se infiltraron en ella para empezar a subir nuevamente. La piel de Naruto no solo era bronceada y tersa, era cálida y bien definida, Hinata lo acarició como si sus dedos se deslizaran por mantequilla, hasta llegar a sus omoplatos, en donde sus uñas lo rasguñaron al sentir como Naruto movía sus manos al unísono, pasando de sus hombros a sus costillas, agarrando con firmeza su cintura bajando a sus caderas y finalmente infiltrándose en su espalda baja, llegando a tomar su trasero con aparente desesperación.

    -¡Ah…! – Gimió Hinata sorprendida y excitada por el brusco movimiento, sus caderas se elevaron inconscientemente, por mero instinto animal, haciendo que su propia intimidad se rozara con el muslo de Naruto y que las caderas de ambos chocaran precipitadamente.

    -Hmm… Hinata – Gruñó Naruto en el cuello de su amante antes de darle un sutil mordisco, distraído por el dulce aroma de la piel de Hinata, no se dio cuenta de que ella también estaba siendo muy audaz en sus caricias, hasta que sintió las uñas de ella recorrer sus hombros. Naruto decidió ser un poco más travieso, dejando sin ganas el firme trasero de la chica y colocando una de sus manos en el borde de la pretina de sus cortos shorts, bajándolos solo un poco, para acariciar el pequeño hueso de su cadera, al atrevido contacto, Hinata volvió a mover sus caderas hacía arriba, generado nuevamente esa peligrosa fricción que a Naruto lo estaba volviendo loco. Esta vez Hinata pudo sentir como de los jeans del joven se asomaba, dura y firme la excitación que le estaba provocando.

    El rostro enrojecido de Hinata demostraba por sí mismo todo el calor que su cuerpo estaba sintiendo y no tenía nada que ver con el licor que había estado bebiendo, rogaba porque Naruto no se diera cuenta de lo excitada que estaba por sus descaradas caricias y besos desquiciantes. Pero si él llegaba a aventurarse un poco más debajo de lo que estaba, seguro descubriría la intensa humedad que le estaba provocando. Pero su mano no se movió de ahí, siguió acariciando la tierna piel de su costado mientras que la otra subió por debajo de la camiseta de Hinata, la cual ya estaba sucia y manchada de polvo, siguió subiendo por la levemente humedecida tela hasta llegar al borde de la copa de su sostén, acarició y dibujó el borde de sus senos con sus yemas, mientras miraba la cara Hinata con malicia, la veía estremecerse y respirar agitadamente, sabía que lo estaba disfrutando tanto como él.

    En ese momento se escuchó el crujir de madera, los dos chicos despertaron del sueño en el que estaban sumergidos, y sintieron por primera vez después de quizás cuanto tiempo, ruido exterior. Venía de la escalera de la trampilla por la que habían subido hace un rato, Naruto había olvidado cerrarla desde arriba.

    -Mierda – Maldijo Naruto separándose de Hinata, pero sin levantar la cabeza, estaban ocultos tras la muralla de ladrillos. Hinata se arregló la camiseta rápidamente y obedeció a Naruto quien con un dedo en sus labios le dijo que guardara silencio.

    - Hinata, ¿Estás ahí?

    - Mierda – Susurró Hinata sorprendida y arrastrándose hacia atrás de la pared, quedándose inmóvil, era Neji, y ambos lo sabían.

    La cabeza del administrador apareció por el agujero de la trampilla, Naruto se escondió al lado de Hinata y la miró rápidamente, su cara de espanto era inigualable, y no solo eso, su rostro siempre nívea, estaba sonrojado hasta las orejas, su escote tenía rastros de sudor, para que hablar de sus respiración que seguía entrecortada y…. ¡Rayos! Había dejado una marca en su cuello, definitivamente Neji no podía verla en esas condiciones, sería demasiado obvio. Tenía que hacer algo.
    a dango le gusta esto.