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  1. ¿Por qué ocurrió? ¿Que la habrá hecho cambiar de parecer? Un día ella tenía deseos de tomar mi mano, de mirarme a los ojos y dedicarme una sonrisa. Ahora solo cuenta los minutos para que se haga de noche y así poder descansar de mí.

    Me acuerdo ese día en que la conocí. Ella era alguien linda y divertida a quien no le importara lo que piensen los demás de ella. Decidí ir al grano, mis sentimientos estaban confusos pero estaba claro lo que quería. No podía dejar que esa sonrisa se extinga bajo ningún motivo. Quería conocer a la portadora de tal belleza y personalidad. Y de alguna forma me dio el placer de poder conversar.

    Los días pasaron. Nos dedicábamos cada beso, cada abrazo y cada una de las palabras más bellas que se nos ocurrían. Empecé a conocer más sobre ella y descubrí que detrás de esa sonrisa había una persona fuerte, pero que ocultaba un corazón frágil que ya habían dañado más de una vez. Sentía que de alguna forma u otra debía ayudarte a ver el lado positivo de la vida, quizá así podía mantener esa sonrisa de la que me enamore la primera vez.

    Fuimos abriéndonos más el uno con el otro. Por primera vez sentía que podía ser de lo más sincero con una persona, incluso si me aceleraba en ciertas ocasiones. Logre aprender de mis errores, e intente ser más cuidadoso con mis palabras, ya que no quería causar el infortunio de ofenderla.

    Pero un día, algo ocurrió. Me mando esos mensajes diciéndome que ya no quería dañarme, que quizá lo que teníamos no era lo correcto, y que debíamos dejarlo por las buenas. Decidí aceptarlo. Quizá tenía razón, probablemente esto no esté bien. Decidimos cortarlo, pero seguimos conversando. Sin embargo, ya no era lo mismo de antes. Las bellas palabras dedicadas se convirtieron en fríos intentos de ser amistosos mutuamente. Y aun intentando ser un poco más cariñosos entre nosotros, el otro no se atrevía a dar respuesta. Quizá para no dañar a la otra persona.

    Ya ha pasado un tiempo. Aun hablo con ella, con la esperanza de, algún día, poder corresponderle de nuevo. Ahora vuelvo a ver sus mensajes, desde el primero al último pensando qué fue lo que hice mal para que ella decidiera cortar eso tan bello que teníamos. Ahora no se realmente que es lo que me hace más daño, la frialdad que existe hoy en día entre nosotros o ese sentimiento de culpa por haber sido, quizá, la persona que borró esa sonrisa que tanto quise proteger.