Es una verdad mundialmente reconocida, que quien escribe, es porque tiene imaginación, porque aprovecha ese don -- Si, para mi, eso es un don-- porque sabe aprovechar su inspiración, para darle vida a un relato, que sera leído por cientos, que será agradable, y para otros no lo será tanto, pero para el escritor, no hay nada mejor que recibir la opinión de sus lectores, pues eso lo hace quien es. Acepta tanto las buenas, como las malas criticas, porque eso lo hace mejorar. Disfruta, cuando alguien da su punto de vista sobre alguna historia, y le hace ver, que su relato puede ser visto de otra manera, pues cada quien puede interpretarlo de diferente manera. Pero siempre, al final, termina orgulloso de su trabajo, dandose cuenta, que todo ese esfuerzo, a valido completamente la pena. ¿Yo? Yo sinceramente, no se porque escribo; tal vez sea porque a pesar de que me falta mucho camino por recorrer, amo esa sensación de las teclas bajo mis dedos, porque me agrada ese extraño sentimiento cuando me surge repentinamente una historia completamente nueva. O quizá, tan solo lo hago, porque me gusta sentir esa emoción cuando premedito cada capítulo, porque sí, amo pasar horas pensando en nuevos sucesos, y sutuaciones, amo compenetrarme con cada personaje, y compartir su sentir. Como dije antes; realmente no se porque escribo, pero aunque pasen los años, estoy segura que esta sensación tan indescriptible que me llena al hacerlo, no desparecerá nunca, y espero, una vez yo no este aquí, sean mis sucesores quienes lleguen a sentir lo mismo que yo, por la escritura.