Resulta paradójico que tengamos que sobrevivir al conflicto, cuando a veces precisamente al eludirlo lo que hacemos sin darnos cuenta es crearlo. Cuando no te sumas a lo que hace la mayoría, porque simplemente no lo compartes, no te sientes identificado con ello y por no entrar en conflicto, te mantienes al margen; al no entrar en el grupo, te estás saliendo de él y como consecuencia te estás autoexcluyendo. Estás sobresaliendo por lo que no estás haciendo y estás generando un conflicto con ellos, por no seguir la “norma”, cuando en el fondo te estás evitando un conflicto contigo mismo.