Eres de quien te sueña, y yo, cariño, siempre sueño contigo. Eres de quien te ama, y yo, amor, siempre te amo. Eres como eres, y se lo muestras al mundo, así, sin ningún pudor, sin vergüenza sin miedo. Y yo soy como soy, y solo te lo muestro a ti cuando tú eres conmigo como con nadie más. Y yo soy como soy pero solo soy si soy contigo. Soy aquello que la gente odia, aquello que ven con malos ojos, soy todo lo malo que puede existir. Y tu eres belleza. Y sueño. Y deseo. Y amor. Eres todo aquello que los demás aman. Y aquello que los demás odian. Eres luz y oscuridad. Eres paz y guerra. Eres amor y odio. Pero lo mas bonito de ti, es que eres tú. Tú, con el brillo de tus ojos. Tú, con tu sonrisa y tu tristeza. Y lo mas bonito de ti es que eres ese poema que nunca, nunca, me cansaré de leer.
El niño sale de su escondite, mira a un lado y seguidamente a otro. En el suelo, cuerpos de judíos asesinados y desnutridos. En las calles un silencio sepulcral. Casas vacías. Cielos sin aves. El niño se para, observa un cadáver y vuelve a andar. Repite este proceso varias veces. De repente, ruido. De repente, una voz. De repente, una esperanza. Un hombre sale corriendo hacia él, con los brazos extendidos, al grito de: "Giosué". El niño le reconoce enseguida. Es su padre. Guido le abraza y, pensando en su mujer, echa una mirada al pasado recordando su vida tranquila en Italia de camarero. Un tanque se para enfrente suya, y de él sale un soldado estadounidense que se los lleva de ahí. Por el camino encuentran miles de prisioneros libres que se dirigen a sus casas. Entre ellos una mujer. Dora. Su mujer. Al verlos se lanza a sus brazos. Guido tenía razón; habían ganado.
¿Sabéis lo que es que tu prima de 6 años se siente encima de tus piernas, te mire a los ojos y te pregunte que dónde está tu abuelo? ¿Que por qué se fue? Siempre le decía: "está en el cielo, ahora mismo estará viendo el fútbol o los toros desde ahí arriba." acto seguido mi prima miraba al techo como si le pudiera ver. Recuerdo cuando iba a casa de mi abuela con mis padres y mi hermano, siempre estaba sentado en su silla, en frente del televisor diciéndole a los futbolistas lo malos que eran. Era lo más facha que te podías echar a la cara, adoraba los toros, el fútbol y era algo religioso. Recuerdo cuando mi hermano y yo nos sentábamos en la terraza, y nos poníamos a contar los autobuses rojos y verdes que pasaban mientras nuestro abuelo nos hacía unas palomitas. Recuerdo cuando pasaba por su bar favorito "la gata azul" y le veía ahí viendo el fútbol y con un cigarro en la mano. ¿Y ahora dónde estás? Cada vez que paso por ese bar ya no te veo, te has ido y no vas a volver, y aún 4 años después sigo sin asimilarlo porque creo que eso es algo que no se puede superar. No te veo yendo a comprar el pan, ni trayendo esas magdalenas valencianas que nos desayunábamos todos los días. Si te soy sincera nunca he creido en el cielo ni en ninguna religión, mas bien creo que en el mismo momento en que una persona está muriendo, otra está naciendo, y el alma de esa persona que muere pasa a la persona que nace ya sea humano, animal o planta, pero creo que contigo fue distinto, me aferro a la idea de que tu alma se quedó nosotros hasta hace diez meses, cuando nació Santiago, quizá es simplemente porque se llama igual que tú pero creo que tu alma se ha metido en el cuerpo de nuestro Santiago, vamos que ahora eres un crío baboso y mofletudo, se que esto no está bien dicho pero a ese crío le tengo un cariño especial solo porque siento que eres tú. Por último me gustaría decirte que te fuiste muy rápido, y que, por desgracia, tuve que ver como te daba un infarto y como desaparecías para siempre. No quiero que nadie pase por lo que nosotros hemos pasado, desde aquel 28 de Julio en el que te fuiste he odiado el tabaco y no quiero volver a ver a alguien a quien quiero ingresada en un hospital por un cáncer de pulmón. Te quiero abuelo, y estés donde estés espero que no te hayas olvidado de nosotros.
"Queridos Reyes Magos: Me jode un montón la carta de este año, siempre el día de reyes fue un día especial en el que los gritos y el jolgorio despertaban al resto del vecindario, y no porque nos regalaseis un coche o un apartamento, si no, porque sencillamente era un día de pequeños caprichos. Y ya, ya se que a los Reyes Magos no se les puede decir palabrotas, y yo las estoy diciendo, pero, ¿sabeis qué? Que me cansé de hablar bien y creer en los peces de colores, uno no puede mantener el tipo cuando está desesperado, y yo lo estoy. Estoy desesperada. Desesperada porque en la televisión cuentan historias espeluznantes y reales de niños que no tienen para comer y abuelos que con 500 euros tienen que alimentar a su hijo, su nuera y sus nietos y mal viven, gente que se tira por la ventana porque no pueden pagar su piso y se lo van a quitar. Queridos Reyes Magos... Este país está muy jodido y nosotros también, estamos cansados de ver como la gente sufre y la alegría que se percibía en la calle ya no se ve, camino a casa de mi madre, la calle estaba vacía, los comercios con la gente en las puertas casi rogando que comprases algo. Perdimos la alegría, la ilusión y creo que hasta la esperanza. Estamos desanimados, apáticos y a veces hasta somos agresivos. Os puedo asegurar que éramos un pueblo alegre y optomista. Queridos Reyes Magos queremos salir de esta, nosotros solo queremos trabajar para darle de comer a nuestros hijos, que ningún abuelo tenga que alimentar con 500 euros 6 bocas, que a nadie le quiten el piso que con tanta ilusión compraron. Debí meterme a política de pequeña, tendría el trabajo asegurado, son pequeños charlatanes de feria con un sueldo asegurado. Hace unos años creíamos en ellos, hoy, nos parecen unos simples personajillos que se burlan de nosotros mientras comen caliente. Queridos Reyes Magos: ¡quiero trabajo! Y no solo para mi, quiero trabajo para los 6.202.700 millones de parados en España, queremos trabajar y que nos dejen de vender gilipolleces."
"Aquella mañana el sol se escondía, tímido, entre las copas de los árboles, solo a veces se asomaba para contemplar tu radiante belleza, que era capaz de eclipsar hasta el más potente sol de Agosto. Incluso ciertos árboles se habían puesto rojos de vergüenza al sentir tal belleza tan cerca suya. Otros se movían nerviosos cada vez que tu pelo hondeaba al son de los murmullos del viento, y las cascadas dejaron de verter agua al ver que la más bonita era la de tu pelo rubio, llenas de envidia intentaron mojarlo para que el color se fuera. Ellas también querían verter rubia cerveza, sin comprender que lo que realmente te hacía especial, era tu sonrisa."
“Esta era la última foto que conservaba de ellos. La última foto antes de que todo estallara. La última antes de que todo se convirtiera en escombros. No sé quién hizo la foto, ni siquiera sé quién me la dio, solo sé que en ella aparecen mis padres, mi hermana y mis amigas, con las que yo jugaba todas las tardes. Lo único que recuerdo de esa tarde es que iba corriendo dirección al parque cuando, de pronto, todo retumbó a mi alrededor, en ese momento solo escuchaba un pitido muy agudo. Cerré los ojos. Cuando los abrí había un edificio caído y debajo de éste, debajo de esos escombros, mi familia. Todas echamos a correr sin saber muy bien donde ir y sin comprender qué era aquello que había caído del cielo. Estaban destruyendo el pequeño barrio judío en el que vivíamos. Unos hombres vinieron a por nosotras. Desperté en una habitación cochambrosa llena de literas en no muy buenas condiciones. Había telarañas en todas partes y cucarachas andando entre los hombres de aquel cuarto. Estaban todos muy sucios y extremadamente delgados. De pronto un hombre se me acercó: -Hola pequeña ¿qué tal la siestecita? Yo me eché a llorar al recordar a mis padres. -¿Dónde estoy?- Conseguí balbucear enjuagándome las lágrimas. -Quédate aquí escondida y tus padres vendrán pronto a por ti- dijo con una sonrisa débil y haciendo caso omiso a mi pregunta- Toma, me han traído esto para ti- Me entregó una fotografía que guardé en el pequeño bolsillo de ese traje similar al de una penitenciaría. Pero nunca volvieron a por mí. Me llamo María, solo soy un número más de los millones de muertos en aquellos campos de concentración. Solo una más en esas fosas comunes en un lugar Dios sabe dónde junto a Dios sabe quién. Mamá, papá, hermanita, vuelvo a reunirme con vosotros.” 10 de Septiembre de 1942.