You are my

You are my​

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Waaa~ es mi primer fic n.n, por favor díganme como está, ¿Le agrego algo, le quito algo?, díganme todo, léanlo~

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Capítulo 1.- “Encuentro”

Tres de la mañana, marcaba el pequeño reloj que estaba en la parte superior de su habitación, no dormiría de eso estaba seguro.

Dio un par de vueltas en la cama, miro al techo, suspiró, ¿Realmente tenía que irse ahora? Ahora que se había convertido en el chico más popular de la preparatoria, ahora que su novia era la líder del equipo de porristas, ahora que había entrado en el equipo de futbol, ¿Ahora? Estaba cansado, enojado, además de que le daban fobia los aviones, ¿Había algo peor? ¡Oh! Sí que lo había, se haría solo con su madre, sus padres se habían divorciado, Dios.

Volvió a mirar el reloj, cuatro de la mañana, ya era hora. Se quitó las cobijas que lo cubrían, bostezó y se levantó. Fue al baño, se dio una ducha de media hora, ya era tarde, demasiado tarde, se puso lo más ligero que tenía, una sudadera que en la parte de atrás tenia grabado su nombre, unos jeans, los más ligeros, una chaqueta, y por último unos tenis.

– ¡John! Ya es hora de irnos – era su madre gritando desde la planta baja.

Dios, que flojera le daba, además de que sus piernas temblaban como gelatina, agarro sus dos maletas, que según el pesaban más de 5 quintales, camino arrastrando los pies.

Después de casi salir volando por las escaleras, al fin, estaba en ese maldito aeropuerto.

A un paso del avión, Dios, le habían dado náuseas, estaba pálido, sudaba frio, sus piernas temblaban peor que gelatina. Odiaba los aviones, y Dios como lo hacía.

–John ¡Sube!–de nuevo su madre molestándolo. ¿Es que no encontraba algo mejor que hacer? ¿Es que no vio su estado? Claro, eso sería si su madre se preocupara.

Con vómito y todo subió al maldito avión. Se acomodó en su asiento, se puso los audífonos y se durmió, ya no escuchó si su madre le regañaba, si, después lo castigaría, de seguro que lo haría.

Se despertó adormecido, con más nauseas, y por un momento pensó que estaba en su casa, en su cama, cuando escuchó un fuerte ruido, se sobresaltó, habían aterrizado, se maldijo por despertar justo en ese momento.

Apenas escucho “Se pueden desabrochar el cinturón de seguridad” se paró, golpeado al señor del lado y a su madre, ¿Qué más daba? Saco la mochila, que la había guardado antes de “dormitar” se la puso y…

–John, sal antes de que me demanden–“como siempre tan exagerada” pensó, pues así era su madre; exagerada y loca.

Salió sin más, empujando a las personas, quería salir de ahí, cuando salió fue a esperar sus maletas.
Dios, ¿Cuánto podían tardar unas maletas en salir? Ya estaba aburrido. ¡Al fin! Sus maletas, estaba por tomarla, pero alguien lo empujo, ¡Por un demonio! Tendría que esperar otra vuelta más.

Vio al lado derecho, donde estaba ese alguien que lo había empujado, y quedo embobado; era una linda chica, un cabello color castaño oscuro, dios brillaba como él sol, unos ojos profundos, una boca acorazonada…, incluso llego a pensar “es más linda que yo” si era absurdo, lo sabía, pero él siempre se alago así mismo, así era él y estaba más que orgulloso.

–Pe-perdón–dijo la chica, apenada, mientras pasaba su mano por su cabello para arreglarlo.

–N-no te preocupes-dijo sin más, la chica para él era la más hermosa que vio en su vida, y ¡Oh! Que había visto muchas, era la primera con la que se ponía nervioso, ni él lo podía creer.

La chica se fue, Dios, se quedó embobado. Sin más volvió a ver dónde estaban sus maletas, y de nuevo las vio irse.

Se maldijo un par de veces, y cuando la vio no dudo en tomarlas con fuerza, en fin.

Su madre llego regañándolo, según ella él era un rebelde sin causa, ¿Pero que podía hacer? Así era el, un chico frenético de 16 años.

Llegaron a lo que sería “su nueva casa”, era grande, de un color verde mate, era bonita para que negarlo. Su madre se desesperó porque según ella “no le habían dado la llave” aunque después la encontró en su bolso. En fin, por dentro era más hermosa, en la plata baja había una cocina y sala, eran grandes, arriba el cuarto de él y de su madre, también había un sótano en la parte de abajo.

Entro a su “habitación”, era azul, bien estaba bien, tenía un closet pegado a la pared, tenía una cama, normal, y un peinador, para su gusto estaba muy grande, en fin, como la mudanza había llegado dos horas antes, se dedicó a acomodar sus cosas, no era un chico flojo, solo rebelde sin causa, como dice su madre. Al terminar ya eran las 6 de la tarde, quería salir y así lo hizo.

Como le sobraba preguntarle a su madre salió por la ventana, si por la ventana,él sabía cómo trepar casas, como bajarlas, incluso le decían “ratero” ¿Qué tan malo era trepar de casa en casa? Nada malo, según él.

Vio un poco su calle, como era, en fin, vio que su vecino tenía un perro más grande que un caballo, San Bernardo, esa era su raza, se quedó un buen rato viendo al perro, hasta que una chica salió de ahí, ¡Era la misma chica del aeropuerto! Era ella.

–Puku–dijo la chica saliendo de su casa, alargando más el nombre en la última “u”, el perro al escuchar la voz de su dueña se levantó y le lamio la cara, el perro alcanzaba era muy alto–ahora vengo ¿Si?, iré a traer tu corre, te llevare a la peluquería, según esto está a dos cuadras de aquí–al escuchar eso el perro chillo, pero después la chica le sonrió.

Dios para los ojos de John era la chica más bella, y no estaba equivocado, era muy bonita y tierna.

La chica salió y le puso la correa a “Puku” a si lo llamo ella.

Cuando estaba por asomarse un poco más cayo, si cayo, estaba encima de un techo, se dio con el pasto de la chica.

La chica dio un pequeño salto y se dio la vuelta y vio a John.

– ¿Estás bien?–dijo la chica asustado arrodillándose hasta él.

Pues si se había lastimado, pero no tanto, lo que estaba mal en él era su corazón, este latía como bomba, a mil…

–Si…–dijo tímido, la chica estaba tan cerca.

– ¿Seguro? Puedo llamar a mi papa que…–

–No–dijo interrumpiendo rápidamente–estoy bien–dijo parándose, la chica también lo hizo.

–Bueno…–dijo apenada, pues pensó que tal vez no debía preocuparse tanto.

–Disculpa la molestia–dijo mirándola, él era dos cabezas más alto que ella–de seguro ya te tienes que ir-dijo John sonriéndole–un gusto…-

–Krystal, un gusto–dijo extendiéndole la mano.

–John, espero que volvamos a vernos–dijo regalándole otra sonrisa, la chica se la devolvió.

Y sin más se fue con un corazón a punto de estallar…
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Gracias por leer, espero que les haya gustado, por favor háganme saber mis errores, gracias y no leemos~ n.n

 

Hola~ n.n, gracias a los que leyeron esta historia, espero que les guste esta historia, de verdad estoy intentando hacerlo bien, gracias de verdad.


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Capítulo 2.-“¿Vamos?”

Paso una semana desde que John vio por última vez a Krystal, se estaba muriendo, quería hablarle pero no podía, no la volvió a ver, además se ponía nervioso, y Dios que era la primera vez que estaba nervioso, y odiaba el sentimiento.

Esta mañana se levantó ansioso, se ducho, y se fue caminar.

La verdad es que estaba muy ansioso por ver a Krystal, tal vez la encontraba paseando con el tal… mmm… ¡Ah! Si Puku, ¿Es un nombre raro? Quien sabe, sin más empezó a caminar. Veía las casas, si, por que esta vez sí fue caminando, vio algunos niños paseando con sus padres, otros adolecentes con sus perros, y otros solitarios adolecentes como él. Y ahí fue cuando recordó, el instituto, empezaría a ir el próximo lunes, que fastidio.

Caminaba pero no la encontraba, y ahí pensó en lo estúpido que era, como pensó que se la encontraría, suspiro pesadamente, se dio la vuelta y volvió a caminar hacia su casa, pero no, como el mundo lo odiaba, según el, se tropezó y “algo” junto con él.

–Pe-perdón–al escuchar aquella voz, y al oler aquel aroma que adormeció sus sentidos, se le fue, se le fue todo; el enojo, la cordura, todo…

–N-no te preocupes–se maldijo un par de veces, ¿Es que de nuevo estaba nervioso? Dios, cuanto odiaba-amaba ese sentimiento.

Enseguida se levantó ayudando a Krystal a pararse, ¿Es que era la única forma en la que se podían encontrarse?, ¿Chocándose?, ¿Cayéndose? Al parecer si, pero estaba feliz, la había encontrado, ¿O ella aél?, de todas formas ella estaba en frente de él.

La vio, estaba con un short verde, una sudadera muy pegada, de color plomo, unos tenis verdes, su cabello estaba recogido en una cola, para John era simplemente hermosa. Y de nuevo ese corazón que odiaba, bombeaba a mil.

– ¿John?–dijo Krystal al verlo bien, John estaba muy feliz, lo había reconocido, lo había hecho.

–Sí, soy yo, Krystal–le regalo una sonrisa, se sentía tan estúpido, en otra ocasión hubiera dicho “¿Ah?, ¡Ah!, Eres la chica esa, ¿La que me compro un dulce?, no, no espera, ¿La de las compras?” claro que hubiera inventado de todo, pero no, no, Krystal era diferente.

–Un gusto verte de nuevo–dijo la chica devolviéndole la sonrisa, John pensó que estaba soñando, tanta perfección no era posible.

–I-igualmente–¡Dios! De nuevo estaba nervioso.

–Bueno estaba yendo a comprar leche, y me perdí…, cuando pasa eso me pongo nerviosa, y empiezo a correr, lo siento–en otra ocasión hubiera pensado “Que estúpida chica” pero no ella no era “otra más” no era Krystal–disculpa pero ¿me podrías ayudar?– ¿Si le podría ayudar? Dios, el haría mucho más que eso.

–Sí, ¿Dónde es?–claro que la ayudaría, claro que lo haría.

–No lo sé, ¿Conoces algún lugar?–la chica era un poco ¿Tonta? Si, si lo era, pero para John seguía siendo “perfección”

–Mmm… ¡Sí!, un supermercado–gracias al cielo que la anterior semana estuvo recorriendo todo el manzano y pudo ver un supermercado no muy lejos, a ocho cuadras, ¿Qué? ¿Lejos?, para él no lo era.

–Vamos–dijo Krystal esbozando una sonrisa, la más linda del mundo…, según John.

Así los dos se dirigieron al supermercado que está cerca, según John.

John estaba más que feliz, Krystal le había contado que vivía con su padre y que se habían mudado hace una sema, igual que él, también le conto acerca de Puku, su perro, para ella era alguien muy querido, alguien de la familia, John hubiera pensado que es estúpido, pero como se trata de ella. También le conto que toca el violín, no como el que ni aprendió que era un pentagrama, ¿Un lugar donde metes…? Mmm… como se llama ¡Ah! Si notas. Y que Krystal era hija única, igual que él, además de que le encantaba la moda, y se notaba, no como John que se pone lo primero que ve.

Después de terminar de comprar la leche habían decidido ir a una plaza, esta si estaba cerca.

John se dio cuenta de que Krystal no era tan tímida como creía, más bien era una persona muy segura y lanzada, además de directa.

–John ¿Me podrías dar tu número de móvil?–pregunto Krystal de lo más tranquila, pues si, ella era así, lanzada, directa, sincera, segura, y torpe.

–Si–dijo John muy feliz, podrían intercambiar números.

Después de verificar unas diez veces si no había escrito mal, y otras diez si realmente lo había guardado, habían decidido volver.

Se sentía todo un estúpido, ¿Es posible enamorarse de una persona en dos días?, realmente era un estúpido.

Después de dejar a Krystal en su casa, pues él vivía a dos cuadras, se fue saltando de un pie, ¡Dios!, ¿Es posible que te duela la cara de tanto sonreír? Eso John lo comprobó ese día.

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Waaa~ Gracias por leer, nos leemos~