Reset

Este drabble está dedicado y es un regalo para Poke Orange por la navidad, y tomemoslo como por el añor nuevo.

Poke, no te conozco pero seguramente sos una muy buena persona y te deseo todos los mejores deseos que se pueden pedir.

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Había una vez un chico enamorado, y ese chico estaba apunto de perder la vida.

Entumecido, ya casi no sentía el dolor, el sufrimiento cada vez se volvía distante a cada segundo de que su vida se iba acortando cada vez más. No sentir el dolor era bueno pero los sentimientos de angustia, desesperación, y el amor que sentía por Sakura eran más dolorosos que mil espadas atravesándole el cuerpo. Aun no perdía el sentido del gusto, el sabor metálico de su sangre ahogándole se mezclaba con la dulzura del recuerdo que tenía de los labios de Sakura, que solo había besado en sueños, y disipaba el sabor de la sangre de apoco. El tacto apenas lo tenía pues la parálisis se había extendido por todo su cuerpo pero, de alguna manera misteriosa, su mente recreaba las sensaciones que una vez había Sakura provocado en su piel: ese escalofrío recorriéndole la espalda cada vez que ella le tomaba de la mano, como se le erizaba la piel cada vez que sentía que ese contacto era más profundo que una simple amistad, como todo su cuerpo transpiraba antes de que pudiera decirle te amo, pero no pudo.

Las lágrimas de Syaoran salían copiosamente por los orbes de chocolate, enjuagando la mugre y la sangre de sus mejillas, la convulsión del llanto lo hacía perder más las energías, la sangre en su boca le hacía perder el aire, iba a morir. Sabía que tenía los ojos abiertos pero estaba inmerso en una completa oscuridad, como una noche eterna previa al final, solo que al fondo no había ninguna luz cálida esperándole. Sakura.

Y ahí estaba, era muy pequeña, tan diminuta como para detectarla a simple vista pero el nombre de su amor era definitivamente mágico, ella le estaba dando la oportunidad de empezar de nuevo, lo sabía, no tenía idea de si eso era la muerte o si se traba de un nuevo comienzo pero, por un momento cerró los ojos cuando esa luz de repente se agrandó y devoró toda la oscuridad.
Abrió los ojos lentamente, la luz del día era tremendamente fuerte para su vista, apretó con fuerza los parpados y los volvió a abrir entrecerradamente. Había otra luz aparte del sol, una luz verde esmeralda, emocionado volvió a abrir los ojos. No le importaba si aquel hermoso fulgor le quemaba.

Sakura.