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    xkagomex

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    Piscis
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    Waoo, después de tiempo conecto y este es el primer fic que leo , me encanta lo veo muy interesante. Me encanta que Sesshomaru este interesado en Kagome, pobre de ella casi siempre (por no decir siempre xD) sufre, espero que haga que Naraku se arrepienta de humillarla, aunque pensar que Inuyasha pueda sufrir...me da algo de tristeza T_T .
    Bueno me gustó mucho el capitulo, espero pronto la continuación.
    Chauu.
     
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    Naru-Chan

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    Konichi amiga!! >.<
    Bueno que te puedo decir,mmmm, me dio un poquito de bronca
    que Kagome quiera utilizar a INU, osea el estaba enamorado de ella,
    y no se si todavia siente lo mismo, seria orrible que el vuelva a tener ese
    sentimiento hacia ella y descubra que solo lo estaba engañando, aunque quien
    sabe lo que puede pasar en el futuro no jeje
    ummm, y sigo con la inmensa curiosidad de la promesa que le hizo Sesshy a
    Kagome, bueno en todo caso eso se sabra mas adelante n.n
    Avisame cuando subas la conti n.n
    chaito!!
     
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  3.  
    Kikuz-sama

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    Hola ya volvi!!!!
    Peronen la tardanza pero he estado trabajando con otros proyectos y algunos trabajos del instituto pero ya estoy aqui con la conti.
    Primero que nada, hare un par de aclaraciones:
    1.- El capitulo de hoy sera desde el punto de vista de un personaje que tal vez no les guste mucho pero es absolutamente necesario.
    2.- Algunos capitulos seran desde el punto de vista de otros personajes pero solo los que esten estrechamente ligados a la vida de Kagome.
    Ahora si aclarado todo les dejo la conti espero la disfruten!!

    CAPITULO 5

    “ADVERTENCIAS”

    Una chica de cabello azabache largo e increíblemente lacio, entra a la oficina de su jefe con expresión fría e indiferente.

    –Kikyo, ¿ya han confirmado la asistencia los Tashio?

    –No Naraku, dudo mucho que quieran ir –dijo depositando unas carpetas sobre el escritorio.

    –¿Por qué lo dudas? –inquirió molesto.

    –Has hecho de Kagome la mujer más infeliz de este mundo, ¿crees que tanga la intención de ir a ver cómo le entrega su vida a un ser tan despreciable como tú?

    –Kikyo no olvides que tú me has ayudado a hacer de su vida una pesadilla.

    –Si pudiera lo evitaría –musito con triste voz la azabache mostrando por primera vez, en mucho tiempo, sus emociones.

    –Pero no puedes –dijo Naraku levantándose de su silla para ir hacia ella, la tomo de la cintura y la beso en los labios. Ella sin poder evitarlo, movió el rostro en señal de repulsión ocasionando que Naraku la fulminara con su mirada carmesí.

    –Kikyo recuerda que te tengo en mis manos

    La joven lo miro con frialdad antes de tomar su rostro entre sus manos y rozar sus labios con los de él para dar lugar a un beso que derrochaba pasión. Naraku la aparto, teniendo en su mirada un brillo de lujuria mientras que la chica de tez clara lo miraba indiferente, sin demostrar la repulsión que le causaba tener las manos de ese despreciable ser sobre su cuerpo.

    –¿Se te ofrece algo más? –lo cuestiono fastidiada, tratando de no delatar la prisa que tenia por salir.

    –Puedes retirarte –la chica se alejo con deliberada lentitud, como lo hacia todos los días.

    Cerró la puerta detrás de ella y fue con gran prisa al tocador. Cerró los ojos con fuerza apoyándose contra la puerta, enfada consigo mismo y con la vida. Llevaba reclusa en esa prisión cerca de diez años y no podía siquiera desear la libertad porque, literalmente, ella le pertenecía a Naraku. Camino con paso acompasado hacia el espejo en el cual contemplo por un par de segundos su imagen.

    –¿Quien eres tú? –se preguntó a si misma al descubrir con dolor que ya no se reconocía.

    La mujer que se hallaba frente a ella era una total desconocida, en sus ojos achocolatados ya no había ni una pizca de la decisión que antes tenia, ya no tenían vida parecía una muerta impulsada a seguir con vida por un alma atormentada por un amor no correspondido que la lanzo a los brazos del despreciable Naraku obligándola a servirle, siendo una mas de sus marionetas.

    –Soy humana pero al mismo tiempo no puedo serlo, demostrar mi debilidad solo le dará mas armas para destruirme –musito clavando su fría mirada sobre el espejo –por eso debo ser así, fría, indiferente dando la impresión de estar hecha de barro, de ser una mujer que no logra sentir ningún dolor… -respiro profundamente esbozando una sonrisa de medio lado –pero cada día es mas difícil mantener esta mascarada –suspiro melancólicamente dejando caer una lagrima de dolor –Kagome somos tan parecidas pero al mismo tiempo tan diferentes, nuestro verdugo es el mismo pero nuestra celda es diferente…

    La puerta se abrió de golpe revelando en el marco de esta a una mujer sumamente bella de cabello oscuro, el cual lo llevaba recogido en una coleta adornada con una pluma, poseedora de una enigmática mirada carmesí que de inmediato clavo en la achocolatada de Kikyo.

    –Kagura, ¿Qué se te ofrece? –cuestiono la azabache, limpiando al instante la única lagrima que derramo.

    –Vengo a ver a Naraku –musito colocándose a su lado –pero al no verte en tu lugar…

    –Te preocupaste por mi –dijo sarcásticamente para reírse segundos después -¿Kagura desde cuando eres tan caritativa?

    –Déjate de juegos –les espejo con frialdad, dirigiéndose a la puerta para echar el seguro –tengo un nuevo plan para escapar –La azabache la miro con desconfianza, recordando lo ocurrido la ultima vez que intento huir.

    INICIO FLASHBACK

    La noche era fría y tormentosa, con el cielo oscurecido por las densas nubes que descargaban con furia su lluvia sobre la ciudad como si llorase todo el dolor que llevaba recluido durante años, de esa manera se sentía cierta chica de tez blanca que estaba dispuesta a desafiar a su suerte en esa noche tan tenebrosa para obtener lo que mas ansiaba en esos momentos, su preciada libertad.

    Esta era su única oportunidad para salir de esa prisión en la que tenía años recluida y que poco a poco le arranco la vida, como si el alma se le acabara, carcomida por el dolor y sufrimiento. Subió al auto de su cómplice, dispuesta a arriesgarlo todo por conseguir su libertad. Recorrieron un largo tramo sin ser localizadas aun por lo que esa pequeñez les dio un minúsculo atisbo de esperanza que tal vez en esta ocasión saldrían airosas de esta osadía.

    –No creí que fuera así de fácil –susurro Kagura con una pequeña sonrisa llena de alegría.

    –Yo tampoco –puntualizo la azabache pensativa, Naraku no era ningún tonto… Sus pensamientos fueron interrumpidos por la fuerte sacudida que el automóvil recibió.

    –Sujétate –le ordeno Kagura mientras aceleraba, tratando de dejar atrás al auto que intentaba sacarlas del camino.

    Por el retrovisor lograron ver a Goshinki, una de las tantas marionetas de Naraku que, seguramente siguiendo sus órdenes, intentaba lanzarlas al precipicio. La chica acelero, tomando cierta ventaja sobre su persecutor, sorteando las curvas del camino, tratando de no perder el control del auto y así lanzarlas a los brazos de la muerte.

    En una de las tantas cuervas con las que el camino contaba, Goshinki las alcanzo, dándole un ligero empujón al auto lanzándolas así al precipicio. Los gritos de ambas mujeres resonaron el el silencio de la noche antes de que el lujoso Jaguar XJ220 rojo se impactara contra un árbol evitando así su estrepitosa caída hacia el vacio. Con dificultad, Kikyo y Kagura salieron del auto encontrándose con el ser que menos deseaban ver en esos momentos.

    –Es una lastima que un auto tan hermoso como este haya resultado dañado por su estupidez –musito mordazmente tomando a amabas mujeres de la cabellera, arrastrándolas hasta su automóvil y arrojándolas con fuerza frente a él.

    –Goshinki –musito llamando a una de sus marionetas, a lo que el aludido apareció con un látigo en la mano –hoy estoy de buen humor, no las mates solo dales una lección –Kikyo miro asustada a Naraku, prefería morir a seguir con esa tortura.

    –¿Por qué no vas a matarnos? Inquirió la chica de tez blanca, tratando de ocultar su miedo bajo una mascara de indiferencia.

    –Aun me son utiles –musito el hombre fríamente-la muerte es un premio a los traidors que ustedes aun no merecen… -se levanto y camino hacia Goshinki, asintió y este se acerco peligrosamente a ambas mujeres.

    –Después de esto no les quedaran ganas de volver a escapar –dicho esto dos hombres aparecieron y sujetaron a ambas jóvenes mientras Goshinki las azotaba sin piedad.

    Las dolorosas lágrimas del odio y del sufrimiento corrieron por las mejillas de Kikyo, mientras su corazón se encogía con cada latigazo que hería su blanca piel. Ella juro que algún día ella le haría pagar cada una de las heridas que le causo haciéndolo derramar lágrimas de sangre.

    FIN FLASHBACK

    –Kagura la última vez casi nos mata –dijo Kikyo indiferente.

    –¿Desde cuando te volviste una cobarde? –la cuestiono furiosa Kagura-¿Acaso no deseas tu libertad? –Libertad, por supuesto que la deseaba, era lo que mas anhelaba, lo que por las noches le quitaba el sueño pensando en cuando recuperaría la paz que su alma tanto necesitaba.

    –Por supuesto –susurro –pero aquel día tuvimos suerte, solo nos castigo a nosotras pero esta vez podría matar a Kohaku y a Mayu.

    –¿Qué te hace pensar que esa anciana me importa? –inquirió indiferente mirando con despreocupación sus perfectas uñas.

    –Naraku sabe que esa anciana te importa…

    –Kikyo deja de decir tonterías –musito la chica con indiferencia –y si cambias de opinión búscame, la oferta seguirá en pie –se dio la vuelta y con paso elegante salió del tocador dejando sola a la azabache.

    <<Debo pensar muy bien lo que voy ha hacer, no solo mi vida esta en juego además se que nunca consiguiere la paz de mi alma hasta que haga pagar a Naraku todo el sufrimiento que me ha hecho pasar, no puedo irme antes de vengarme…>> pensó suspirando y salió del tocador para continuar con la rutina de su vida.
     
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    Naru-Chan

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    bueno bueno ya estoy por aqui n.n
    vale admito que no me agrada Kikyo, pero despues de leer esto me dio
    mucha pena la pelinegra...
    al principio creia que era malvada y que disfrutaba haciendole la vida imposible
    a Kagome, pero ahora veo que no...
    ese imbecil de Naraku otra ves esta en las mismas, haciendo sufrir a cuan ser vivo
    se le aparesca en frente....pero lo que no entiendo por que tiene a Kikyo en su poder...
    Kohaku tiene algo que ver??es algun familiar de ella??
    bueno, aqui me han surguido nuevas dudas, pero sabes eso es bueno, siempre capta la
    atencion deceando que se continue pronto n.n
    avisame cuando lo actualices n.n...chaito!!!
     
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  5.  
    xkagomex

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    Hola! gracias por avisarme.^^
    Bueno...ami tampoco me gusta Kikyo, pero saber que está siento utilizada por Naraku...me da un poco de pena.
    Aunque...tengo mucha curiosidad por saber por que tiene a Kikyo en sus manos, me pregunto que sera lo que Naraku planea.
    En fin...espero pronto la continuación. Nos vemos!^^
     
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  6.  
    Beautiful Blue Moon

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    Perdona por tardarme en pasar por aqui u_u he estado de todas formas menos bien pero ya estoy aqui.
    Me dejaste intrigada sobre el papel de Kohaku y de esa tal Maya pero lo que mas me dejo de O_O,
    fue las palabras de Kikyo.Como ha sufrido la pobre! ese Naraku es un miserable (pensar que lo amo)
    Espero me sigas invitando moi.^^besos byebye!
     
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  7.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

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    Hola, después de tener tan avandonada esta historia les traigo continuación!!!
    De verdad perdonen por la tardanza pero ando en las nuves y casi podia jurar que ya había subido el capitulo, bueno ahora si apartir de ahora la verdadera trama va a empezar y pronto comenzaran a comprender cual es el plan de Naraku y que papel tiene cada uno de nuestros adorados personajes en sus planes.
    Ahora sin mas que decir les dejo la conti!!!

    CAPITULO 6

    “RECUERDOS”

    <<Aquellos momentos de alegría y felicidad son los que vale la pena conservar>> pensó Kagome mirando el álbum fotográfico que frente a ella se hallaba. La azabache observo, con una media sonrisa, la primera foto que son su querido protector se tomó, recordando que en aquel tiempo aun era demasiado frio y reservado. Una gran nostalgia se apoderaba de ella al recordar la primera vez que vio a Sesshumaru, a pesar de ser tan solo un pequeño, era frio, indiferente y hasta cierto punto cruel con las personas que se encontraban a su lado.

    –Tu actitud casi me mata –susurró tomando la foto –pero gracias a ese incidente nos volvimos mas unidos…

    INICIO FLASHBACK

    Abrió los ojos lentamente, para observar los primeros rayos del sol, hoy era el gran día, iría a la mansión de los Tashio a pasar unas semanas pues sus padres saldrían de viajes de negocios y sus socios muy amablemente habían ofrecido cuidar a la niña.

    –Buenos días, niña Kagome

    –Buenos días Kahede –musito la pequeña frotándose los ojos –¿mis papas ya se fueron?

    –No pequeña, la esperan para llevarla con los Tashio –le dijo cariñosamente mientras la llevaba al tocador para bañarla. Mientras Kagome jugaba con el agua, pensaba en su encuentro con los hermanos Tashio, Inuyasha le agradaba y mucho, se hicieron amigos de inmediato pero Sesshumaru…

    –Es un niño feo –murmuró la niña en voz alta llamando así la atención de su nana.

    –¿Quién es un niño feo, pequeña? –le cuestiono la mujer con una cálida sonrisa.

    –Nadie –susurró sonrojada, alzando los brazos para que Kahede la sacara de la bañera.

    Su nana la ayudó a vestirse, poniéndole un lindo vestidito azul, la sentó frente al espejo y cepillo su cabello azabache, el cual le llegaba hasta los hombros enmarcando así su linda carita. Puso un moñito azul en su cabellera y le dedico una encantadora sonrisa a la mujer que cuidaba de ella. Kagome suspiro y de un salto bajo de la silla para sacar su mochilita, Kahede la ayudo a hacer su maleta y en poco tiempo estuvo lista. Junto con su nana bajo por las escaleras para encontrar al final de ellas a sus padres hablando por teléfono.

    –Buena suerte, niña Kagome –musitó la mujer abrazándola y dándole un dulce beso en la frente.

    –Voy a extrañarte –le aseguro con lágrimas en los ojos, viendo como su nana se alejaba. Sus padres no le dijeron nada al subir al auto, ella miro por la ventanilla sintiéndose sumamente triste, siempre era lo mismo.

    –Pórtate bien con los Tashio –sentenció su padre –no quiero quejas.

    –No papá –susurró melancólica la pequeña azabache. Llegaron a la mansión, siendo recibidos por Inu no Tashio y su espesa Izayoi.

    –Bienvenida pequeña Kagome –murmuró el imponente hombre de cabellera blanco y orbes doradas.

    –Gracias –exclamó un tanto asustada ante la figura un poco atemorizante de Inu no Tashio.

    –Pequeña no te asustes –dijo Izayoi con su voz cantarina tratando de tranquilizarla con una encantadora sonrisa. La azabache guardo silencio unos segundos antes de responder a la sonrisa de Izayoi.
    –¿Dónde está Inuyasha? –preguntó un poco sonrojada, ocasionando una sonrisa en todos los presentes.

    –No tardara en venir –le aseguro la mujer de cabellera negra.

    –¿Con Sesshumaru? –cuestiono dejando intrigados a todos los presentes.

    –Basta de preguntas Kagome –la reprendió su padre dedicándole una mirada severa. Ella asintió y guardo silencio.

    La despedida estaba próxima, ella lo sabía y no podía evitar que el dolor de su ausencia estrujara con fuerza su corazón. La azabache entendía que era necesario que ellos se fueran pero lo que le dolía era la actitud indiferente que en ciertos momentos mostraban para ella, era una niña y los necesitaba lo que parecía que sus padres no entendían.

    Fue con ellos hacia el auto y recibió las últimas recomendaciones de su padre y un escueto beso de su madre. Al ser tan apegada a las costumbre de las familias de alta alcurnia, no se permitía mostrar abiertamente su cariño en presencia de extraños y sin saberlo, dañaba el frágil corazón de Kagome que sin entenderlo creía que sus padres no la querían.

    Observo con melancólica mirada como el auto se alejaba, pensando en que hacia mal para que sus padres se comportaran de esa manera con ella. Suspiro y luego una cálida sonrisa sus labios adorno al sentir el afectuosos abrazo que le era entregado por cierto albino de ojos dorados.

    –¡Kagome! –le sonrió dulcemente a Inuyasha correspondiendo así a su abrazo, buscando el cariño que le faltaba y que sus padres no le proporcionaban.

    Durante todo el día jugaron, se divirtió y rio mucho, quedándose, tiempo después, dormida en los brazos de Inuyasha bajo la sombre de un gran árbol. Cuando despertó, se aparto de su amigo y camino hacia el otro jardín encontrando a Sesshumaru solo. Lo observo un par de segundos, reconociendo esa estoica apariencia que al parecer nunca abandonaba sus bellas facciones y esa frialdad que nunca dejaba sus orbes doradas.

    –Hola –dijo con timidez, él la miro fríamente al responder a su llamado y segundos después la ignoro. Ella frunció el ceño pero no se fue, se sentó a su lado lo que ocasiono que él le dedicara otra fría mirada.

    –No te he autorizado para que te sientes a mi lado –musitó con frialdad.

    –¿Por qué eres tan malo? –lo cuestiono con su voz cargada de tristeza.

    –Eso es algo que a ti no te importa –le espeto mordazmente –eres un fastidio, vete de aquí.

    –¡Tonto! –le gritó antes de irse, con las lagrimas corriendo por sus mejillas.

    –¿A quién le has llamado tonto? –inquirió molesto Sesshumaru, poniéndose de pie frente a ella.

    –A ti, yo no te he hecho nada para que me trates así… –lloriqueó.

    –Has venido a interrumpir mi paz con tu fastidiosa presencia, ahora desaparece, no quiero presencias tus absurdos lloriqueos –le dijo con indiferencia para, segundos después, darle la espalda.

    Ella salió corriendo, se sentía lastimada, Sesshumaru había sido cruel, con ella que solo tenía cuatro años y que no le había hecho nada para que la tratara así. En ese momento noto que la puerta del jardín estaba abierta por lo que salió corriendo por ahí, deseando encontrarse lo más lejos que le fuera posible de ese arrogante niño que la trataba peor que ha basura.

    Las lágrimas que se quedaban atrapadas en sus pestañas no le permitieron observar que un auto, a toda velocidad y sin la posibilidad de frenar iba en su dirección. Cuando lo noto era demasiado tarde para intentar cambiar el rumbo de su carrera por lo que presa del pánico solo atino a gritar, cerrando instintivamente los ojos, como si de esa manera pidiera desaparecer el auto o evitar lo que estaba a punto de pasar.

    Temblaba de pies a cabeza, asustada, pero al no experimentar ninguna clase de dolor decidió abrir los ojos, encontrándose con la dorada mirada de cierto albino que la miraba preocupada, demostrándole así que en ese corazón que parecía de piedra existían sentimientos. Por primera vez desde que lo conoció pudo ver algo más que frialdad en esas orbes doradas al momento en el que la tomo en sus brazos.

    –Kagome… –fue lo último que escuchó antes de cerrar los ojos y sumergirse en las aguas de la inconsciencia.

    FIN FLASHBACK

    <<Después de aquel día no quise volver a verlo>> pensó teniendo la fotografía en sus manos <<pero él iba todos los días a verme y aunque frio e indiferente, esa era su forma de demostrar su preocupación por mí>> sonrió al poner la foto en su lugar.

    –Lo perdone después de un mes y desde entonces él me protege, aunque siempre tendré la intriga de saber si lo hace porque aun siente culpabilidad por lo ocurrido hace tantos años o porque de verdad le importo.

    <<Creo que nunca lo sabré>> pensó la azabache, guardando el álbum y yendo a su cama para descansar pues el día de mañana seria en el que su suerte se decidiría.

    XxXxXx

    Sesshumaru Tashio miraba inexpresivamente la fotografía que se hallaba frente a él, en la que se encontraba con Kagome. Aquella foto fue tomada en el cumpleaños de ella, hace seis años, fue la primera, la cual por complacerla accedió y ambos tienen una.

    –¿Me llamo amo? –pregunto Jaken su fiel sirviente.

    –Vigila a Naraku

    –Amo bonito, ¿para qué quiere que haga eso?

    –Jaken no preguntes, solo limitate a obedecer –musito dedicándole una mirada fulminante.

    –Si amo –dijo él haciendo una reverencia.

    –Ahora retirate –le ordeno y su sirviente salió silenciosamente de su habitación.

    Sesshumaru tomo la fotografía y la observo por largo rato. Admirando la dulce sonrisa que en los labios de la azabache se hallaba y pensando en todo lo que había pasado a lo largo de todos estos años. Él siempre se encontraba cerca de Kagome, observando su vida, sin interferir en sus decisiones… pero esta vez era diferente, no podía y no quería permitir que entrelazara su vida con Naraku…

    No lograba comprenderlo, pero de solo pensar en la azabache, la razón de su existir, compartiendo su vida con un ser tan despreciable como Naraku hacia que su sangre hirviese. Cerró los ojos con fuerza, Kagome era una parte muy importante de su vida, tal vez mas de lo que él, por su orgullo, alguna vez aceptaría, pero de algo estaba seguro, el mantendría su promesa, aquella que hace años le hizo.

    <<Te di un mes pero no creo poder mantener mi palabra, voy a protegerte incluso si debo hacerlo de ti misma, una vez casi te pierdo…>> pensó colocando la fotografía en su lugar.

    Apagó la luz y salió de su habitación. Necesitaba pensar que haría para salvar a Kagome de las garras del demonio.
     
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    Naru-Chan

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    Hola amiga n.n cuanto tiempo, por fin pusiste conti :3
    Haber sobre el capitulo, bueno por lo visto Sesshy tiene sentimientos por Kagome-chan, al igual que mi amado Inu♥, vamos a ver con quien se queda al final la azabache, ojala que sea con Inu jeje
    Pobre de ella, encima que desde pequeña tuvo muy poco afecto de parte de sus padres, estuvo a punto de morir, pero por suerte Sesshy llego justo a tiempo y de ahí se volvió su protector .3 aunque hay que reconocer que Inu también estuvo con ella cuando lo necesitaba, claro sacando el tiempo de que el se fue por que Kagome acepto al idiota de Naraku...
    Bueno vamos a ver como sigue todo, solo el tiempo dirá quien es el amor de Kagome-chan n.n avísame cuando subas la conti si, un beso!
     
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    Kikuz-sama

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    Hola, disculpen la tardanza :P pero como saben el tiempo no alcanza pero aqui traiugo la conti y espero sea de su agrado :)

    CAPITULO 7
    “INDECISIÓN”

    –¿Por qué nunca respondiste a ninguna de mis llamadas? –inquirió la azabache mirando fijamente las orbes doradas de Inuyasha.

    ¿Cómo podía decirle que estaba dolido con ella, por su decisión de casarse con Naraku?, el ambarino desvió la mirada, cerrando las manos en puños, tratando de contener el enfado que tenia hacia él y hacia ella.

    <<Por cobarde la perdí>> pensó frunciendo el ceño <<pero creí que ella sabría que la amaba, que solo bastaban mis miradas para que ella se diera cuenta de lo mucho que la quería>>

    –Inuyasha… –musitó Kagome sacando de sus reflexiones al ambarino. Él la miró aparentemente enfadado, tratando de ocultar su dolor y recibiendo como respuesta de parte de ella una dulce sonrisa que lo descoloco.

    –Feh, mujer loca, ¿Por qué sonríes? –la cuestionó haciendo que la sonrisa de Kagome se ensanchara –¿No estabas molesta conmigo?

    –Lo estaba –admitió mirando hacia otro lado –pero recordé que siempre has sido así éramos niños y te preguntaba por qué me veías tan fijamente, tú reaccionabas así, orgulloso… –Volvió a sonreír e inesperadamente se lanzó a los brazos del albino –Te extrañe demasiado –susurró enterrando el rostro en su pecho –por favor no me vuelvas a dejar…

    Aquellas palabras sonrojaron a Inuyasha, haciendo que su corazón latiera furiosamente y dejándolo paralizado por unos instantes. Kagome sin saberlo lo hacia el hombre más feliz en esos momentos, lentamente correspondió a su abrazo y la acuno contra su pecho, desenado detener el tiempo en ese momento y tomando la determinación de seguir a esa mujer a donde fuera.

    <<Te seguiré aunque me pidas ir al mismo infierno>> pensó aferrándose más a la azabache, mientras trataba de protegerla de todo y de todos. Se sorprendió al sentir a Kagome temblar en sus brazos y la humedad en su camisa.

    –¿Estas llorando? –Preguntó asustado, apartándola un poco para poder mirarla, temiendo que su comportamiento la hubiese ofendido –¿Qué te pasa?

    –Me siento muy sola –musitó dándole la espalda –las cosas no han sido como yo esperaba.

    Sus palabras lo desconcertaron, lo había notado el día anterior en el elevador, la sonrisa de Kagome se esfumo al escuchar el nombre de su prometido, pero Inuyasha pensó que su reacción se debía a alguna discusión no a que ese maldito no la hiciera feliz. La sangre le hirvió, ¿Cómo se atrevía Naraku a hacer infeliz a un ser tan hermoso como Kagome?

    –Kagome… –dijo él tomándola del brazo, obligándola a mirarlo, sus miradas se cruzaron por un momento y un furioso sonrojo tiño las mejillas de la azabache.

    –No te preocupes Inuyasha –musitó suspirando, secando el resto de las lagrimas que quedaron en sus mejillas.

    El albino se sonrojo estando notablemente nervioso –Feh no importa –murmuró mirando hacia otro lado, tratando de ocultar sus sentimientos.

    –Tan orgulloso como siempre –escuchó que Kagome decía al tomarlo de la mano –pero tenemos que terminar de desayunar antes de que… –la azabache calló abruptamente haciendo que el albino la mirara y se soltara de su agarre.

    –¿De qué? –inquirió frunciendo el ceño al ver que la chica no se atrevía a mirarlo –¡Maldita sea!, Kagome responde –musitó cuando el silencio fue demasiado largo.

    –¡No me grites! –le espeto furiosa la chica cerrando en puños las manos.

    –Feh, mujer loca tu eres la que se comporta raro.

    –No me comportaría así si no fueras tan tonto –exclamó exasperada.

    –¿Tonto yo?, si tu eres la niña malcriada que se la pasa gritando todo el tiempo –le gritó a la azabache cerrando en puños las manos.

    –¡Eres un tonto! –Musitó la chica alzando la voz –¡eres tan despistado que no te das cuenta de nada!

    El albino la miro confundido, ¿De qué se había perdido?, ver a Kagome así de enfadada frente a él y no conocer el motivo lo desesperaba al punto de querer tirar de su largo cabello plateado.

    –¡Ah Kagome no logro comprenderte! –exclamó mirando hacia otro lado y cruzándose de brazos.

    Escucho el largo suspiro de la chica y luego nada. Eso lo molestaba pues era tan orgulloso que no se disculparía con ella, aunque la incertidumbre mantuviera a Kagome en sus pensamientos más del tiempo acostumbrado.

    –¿Inuyasha vas a terminar de desayunar o ya puedo perder que se lleven los platos?

    –Feh has lo que quieras –le dijo indiferente, sin mirarla.

    Segundos después escucho como los platos eran recogidos y la voz de una mujer que le avisaba a la azabache que su prometido la llamaba. La sangre le hirvió al pensar en ese maldito y relacionarlo con la cara de dolor que Kagome tenía en esos momentos.

    –Dile que estoy ocupada –le ordenó ella a la mujer.

    –Ya se lo he dicho pero insiste en que es algo importante.

    Inuyasha al no escuchar respuesta por parte de Kagome se giró y la observo. En el tiempo que llevaba aquí se le estaba haciendo habitual ver esa trsite mirada en el rostro de Kagome y eso no le gustaba. Quería matar a Naraku con sus propias manos por hacer infeliz la vida de su amada Kagome; ante ese pensamiento se sonrojo, su orgullo no le permitía aceptar abiertamente sus sentimientos por ella y en eso la azabache tenía razón, era un tonto.

    –Bien, tomare la llamada –musitó con un suspiro y recibió el teléfono de mano de la empleada –Gracias –La mujer hizo una reverencia y se alejo, Kagome respiro profundo varias veces antes de poner la bocina junto a su ojera y contestar.

    –¿Qué es lo que quieres Naraku? –la hostilidad con la que le hablo, le arranco una sonrisa a Inuyasha pero en ese mismo instante una duda lo invadió, ¿Si su relación era de esa manera, por que seguían juntos?

    Preguntándole no llegaría a nada, ya lo había intentando y fracaso; pelearon como de costumbre y así fue como llegó a desayunar con Kagome, ¿Y cómo acabo todo?, en una pelea al igual que siempre, pero es que ella es tan desesperante…

    –Bien Naraku, yo iré por ellos –finiquito la conversación sin esperar su respuesta –Inuyasha puedes quedarte el tiempo que quieras pero yo debo irme ahora.

    –A buscar a Naraku ¿no? –le dijo mordazmente, demostrando así su molestia porque la azabache lo dejara para ir con él. Ella lo ignoro, entro a la casa e Inuyasha lo observo fulminándola con la mirada –Tonta, como detesto que me hagas esto –musitó en voz baja sentándose en el lugar en el que anteriormente se encontraba. Pasaron un par de minutos en el que el albino siguió malhumorado, esperando a que Kagome se dignara a salir.

    –¿Por qué tan solo Inuyasha? Le preguntó la anciana Kahede al salir al jardín.

    –Feh esa tonta que se ha enojado –dijo despreocupado, mirando hacia otro lado.

    –¿Qué le hiciste? –preguntó la mujer al sentarse a su lado.

    –¿¡Por qué si ella se enoja siempre preguntan qué fue lo que le hice!? –gritó enojado el ambarino.

    Kahede solo movió la cabeza y se retiro, dejando nuevamente solo a Inuyasha, quien ahora se debatía entre ir a buscar a Kagome o dejar las cosas como estaban. Pero como siempre el orgullo gano esta batalla y no se movió ni un milímetro de su lugar. Él no estaba dispuesto a ir a buscarla y pedirle perdón por algo en lo que él no tenía la culpa.

    –Inuyasha… –involuntariamente giró y sus ojos se clavaron en los ojos achocolatados de la azabache –me hubiera gustado que por un día me hubieras ayudado a salir del infierno en el que vivo –sonrió dulcemente –pero ni hablar, peleamos como siempre –tomo un mecho de su cabello, obligándolo a que se pusiera a su altura. Inuyasha estaba a punto de reclamarle pero al ver el brillo en los ojos de la azabache calló, ¿Qué se proponía esa tonta?

    –Kagome…

    –Me gustaría que me salvaras de este infierno –la chica no le dio tiempo de respoinder ya que aprisiono sus labios en un dulce beso que sorprendió al albino.

    Poco a poco fue correspondiéndole, sujetando a Kagome por la cintura, tomando lo que tanto ansiaba, disfrutando del cielo en los labios de la chica, deleitándose con su sabor, deseando más de lo que en ese momento podría obtener, así que con un esfuerzo sobrehumano se obligo a alejarse de ella, rompiendo aquel mágico momento y sonrojado la miró. Las mejillas de ella también estaban ruborizadas y en sus ojos chocolate se podía mirar esa alegría que en antaño la caracterizaba.

    –Kagomer yo… –pero ella no le permitió hablar ya que poso una de sus blancos dedos sobre los labios del albino –Aun no me respondas, solo piénsalo… –la azabache le dedico una última mirada antes de alejarse e irse.

    Inuyasha se quedo ahí de pie, mirando el lugar por el cual la azabache había desaparecido pensando en lo ultimo sucedido entre ellos, ¿Acaso ella le proponía que fueran amantes? <<No, eso no puede ser…>> pensó y confundido salió de la casa, dándole vueltas a lo que haría, él amaba a Kagome de eso ya no había dudas pero ¿Aceptaría su propuesta?

    ¿Y que les ha parecido?, ¿me lanzaran botellazos?, ¿tomatazos?
    Gracias por su tiempo y lindo día :)
     
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  10.  
    MzzMuñeQuitaInu

    MzzMuñeQuitaInu Entusiasta

    Aries
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    Ay amiga porque lo dejaste aiii yo necesito
    saber cual es la respuesta de inuyashaaaa
    aii pobre aome solo ella sabe lo que esta viviendo bueno
    ay amiga mil perdona que no abia comentado
    esque e estado algo ocupada pero ya aki estoy
    ansiosa porque benga la proxima conti :D
    xoxoxxoxoxox
     
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  11.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

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    hola amiga lamento no haberme pasado antes, pero aqui estoy...
    bueno me encanto la conti y realmente no me esperaba ese beso por parte de kagome, me da un poco de isteria que ella este usando al pobre de inuyasha que no hace más que amarla ayyyy ¿que le vamos a hacer?
    avisame cuando la conti este lista
    sayo...
     
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  12.  
    Misaky-chan

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    Hola! y gracias por invitarme akire-chan esta genial tu historia!!
    me pregunto que pasara a partir de ahora
    espero que inuyasha acepte a kagome y la saque de ese infierno en el
    cual ella vive con naraku (Desgraciado) espero que pronto todo se normalice
    y sinceramente meda mucho pesar con kagome todo lo que sufrio
    pobre mujer espeor que inuyhasha le recompense con su amor todo lo que ha sufrido
    bueno en fin nos vemos en el proximo capitulo besos y cuidate!
    ;)

    Misaky-chan fuera! Paz..!
     
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  13.  
    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
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    OMG! que capitulo, te salio super, super y sabes porque....¡¡¡Por el beso!!! es genial porque ellos dos se lo dieron, solo espero que al final Kagome deje todo por Inu y que estén juntos, ahh eso seria lo mejor ^^ super Kawaii...
    Supongo que si me preguntaran en otra ocacion diría que eso de los amantes esta mal, pero si me lo pones a Inu como tal, por Dios quien se podía negar a eso jiji...ojala que el acepte, así puede ir enamorándola de a poco hasta que al final sea solo de el ^^ aunque creo que con el idiota de Naraku en el medio se va hacer medio difícil U.U
    Espero que puedas continuarlo pronto, avísame lo estaré esperando.
    Matta ne ^^
     
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  14.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

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    Drama
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    Palabras:
    2005
    Hola, después de lo que parece una etenidad sin publicar nada aquí en mi adorada historia, traigo al fin la conti!!!!


    CAPITULO 8
    “FRATERNIDAD”

    Bajó del auto y recorrió un corto camino para llegar a la mansión, este estaba en medio de un amplio jardín en el que predominaban las rosas rojas, subió el pequeño porche y tocó el timbre; permaneció un par de segundos frente a la preciosa puerta de caoba hasta que esta se abrió revelando a una de las empleadas.

    –Buenos días señorita Higurashi, ¿Viene a buscar a los mellizos? –Inquirió amablemente la mujer, la azabache asintió dedicándole una encantadora sonrisa –Están en el jardín, en un momento los llamo.

    –No hace falta, yo iré a buscarlos, gracias –dicho esto recorrió el pasillo hacia la terraza mientras observaba la exquisita decoración de la casa.

    No importaba cuantas veces visitara esa casa, nunca dejaría de sorprenderse por el buen gusto que Naraku tenía porque, en definitiva, esa mansión debía ser la mejor de todo el país. Suspiró, Naraku podría procurarle todo lo material pero en el aspecto emocional él la destruía por completo, alguna vez llegó a soñar con compartir su vida con el pelinegro pero ahora lo que con más vehemencia ansiaba era detener esa boda a toda costa.

    Un escalofrió la recorrió al recordar el beso entre Inuyasha y ella, todo había sido perfecto, nunca antes se sintió de esa forma, ni siquiera con Naraku cuando lo creyó el amor de su vida, él nunca la hizo estremecer por la ternura con la que la besaba o por la devoción con la que la miraba. El albino la hacía sentir segura, como hace años no lo hacía, como cuando era niña y tenía la certeza de que Inuyasha la protegería, de que siempre la querría.

    Tal vez hubiese sido mejor dejar crecer el amor que hace algunos años sintió por el ambarino, mucho antes de que Naraku apareciera pero… oh claro olvidaba un pequeño detalle, Kikyo apareció y la hizo desistir, obligándola a ver a Inuyasha como solo un amigo, casi como a un hermano, suspiró con melancolía y recordó esa tarde.

    Kagome corría al encuentro del albino, cerca de la Shikon no Tama, donde siempre se veían pues ese era su lugar especial, donde solo ellos dos existían y ese día seria único pues estaba decidía a confesarle a Inuyasha que ya no lo veía como un simple amigo, que lo quería como algo más que a un hermano. Jadeante llegó al Goshinboku esperando ver al ambarino solo como todos los días, esperando por ella, pero sorprendida observo que él se hallaba con Kikyo y como ellos tiernamente se besaban.

    Por un momento se quedo paralizada, rogando porque todo fuese una pesadilla pero al ver que los segundos pasaban y ella no despertaba, se dio la vuelta y salió corriendo. Las lágrimas pugnaban por salir pero se resistió a dejarlas correr, no había razón por la cual sentirse traicionada. Tratando de aplacar el dolor que poco a poco rompía su corazón pensó que él no la había traicionado, simplemente tomó una decisión y a ella la eligió. Las lágrimas atrapadas en sus largas pestañas, le hacían borrosa la visión por lo que no vio con claridad su camino y accidentalmente con alguien chocó.

    –Yo, lo siento –musitó la chica con la voz ligeramente rota.

    –No importa –exclamó un hombre con una voz que le parecía extrañamente familiar. Se secó las lágrimas y alzó la mirada para encontrarse con unos ojos de un intrigante color carmesí.

    –¿Qué haces aquí? –inquirió apenas audiblemente, mirando fijamente a ese hombre con cara de ángel.

    –Paseó frecuentemente por aquí –murmuró con amabilidad dedicándole una encantadora sonrisa –¿Te gustaría acompañarte en mi paseo?

    La chica lo miró por un par de segundos, indecisa entre acompañarlo o seguir con su inútil sufrimiento, suspiró resignada y asintió, tomando el brazo que ese joven le ofrecía. Fue ese día en el que firmó su condena, permitiendo que él la ayudara a enterrar aquel frágil sentimiento que comenzaba a nacer hacia el albino, convenciéndose tontamente de que Naraku si la quería y así, facilitándole el trabajo, en poco tiempo él cautivo su corazón.

    <<Que tonta fui>> pensó mientras las lágrimas pugnaban por salir <<Tal vez hubiese sufrido en un amor no correspondido pero no estaría sufriendo un infierno como en el que ahora vivo>>

    Fue sacada abruptamente de sus pensamientos cuando una que pequeña mano se aferró a la suya en forma de saludo, Kanna, una niña adorable, que de rostro aparentemente indiferente, le enterneció el corazón al punto de olvidar el infierno en el que vivía para brindarle un poco de alegría pues aquella pequeña niña parecía sufrir mucho más que ella.

    –Hola Kanna –susurró al colocarse a su altura mientras le daba un dulce beso en lo alto de la cabeza. La niña no le respondió, solo le dedicó una mirada que había cobrado un atisbo de vida, Kagome le sonrió y camino junto con la pequeña hacia Hakudoshi, el cual se hallaba desayunando.

    –Buenos días –le dijo al niño de ojos violetas acariciando tiernamente su cabellera, lo cual provocó un ligero sonrojo en las mejillas del infante.

    –¿Qué tiene de bueno?, tengo que pasar todo el día contigo –le espetó mordaz, sin dignarse a mirarla.

    –Yo también te extrañe –exclamó la azabache burlonamente al mismo tiempo que lo abrazaba.

    Siempre que se veían era lo mismo, el orgullo del albino no le permitía aceptar abiertamente que la quería igual que Kagome a él, Hakudoshi y Kanna eran como los hermanos que siempre deseó y nunca pudo tener. Claro el chico de ojos violetas constantemente lograba sacarla de sus casillas hasta el punto de querer ahorcarlo aunque lo comprendía, vivir con Naraku no era fácil y dudaba mucho que ambos niños hubiesen conocido alguna vez lo que era el cariño. La azabache no podía concebir una vida así, donde nadie los abrazara o los hiciese sentir seguros, en definitiva ella no permitiría que ellos siguieran llevando esa vida.

    –¿Y a dónde iremos? –inquirió el niño sacudiendo los hombros para que la azabache lo soltase.

    –Al hipódromo –murmuró haciendo que ambos infantes la miraran con una chispa de alegría en la mirada –Y bueno, también pasaran toda la noche conmigo así no volverán hasta mañana –finiquitó arrancándole una sonrisa a Hakudoshi.

    –Por lo menos algo bueno tendrá que pasemos juntos este día –puntualizó poniéndose en pie –Vamos Kanna, debemos preparara nuestras cosas –la pequeña niña no dijo nada como era costumbre, solo se limitó a seguirlo.

    La chica los miró alejarse y luego ocupó el lugar en el que anteriormente Hakudoshi estaba, suspiró y sus pensamientos rápidamente se trasladaron a Inuyasha y en lo que pasaría si el decidía aceptar su propuesta, ¿Aquellos pensamientos resurgirían? No, en definitiva ella no deseaba eso, exponer su corazón nuevamente no era algo que desease pero era mayor su desesperación, haría lo que fuese con tal de no unir su vida con la de Naraku Takeda. No lo soportaría, no quería alargar ese infierno, no deseaba estar unida a un hombre que no la amaba y del cual no tenía la menor idea de que era lo que buscaba de ella.

    <<Maldito idiota>> pensó rencorosa.

    –Señorita, ¿se le ofrece algo? –la cuestionó una de las empleadas.

    –No, muchas gracias

    La empleada la dejó sola y minutos después aparecieron los hermanos, Kanna y Hakudoshi, cada uno con una pequeña maleta en mano, ninguno de ellos dijo nada, salieron en silencio y subieron al auto; el chofer tenía sus órdenes ya dadas por lo que no tuvo nada que aclarar la azabache. El camino fue tranquilo, lo único llenaba el silencio era la dulce melodía de claro de luna de Beethoven, la cual era la favorita de la azabache pues Inuyasha una vez la tocó para ella cuando eran niños, ese era su pequeño secreto pues a aparte de Sesshumaru y los padres de este, nadie más lo sabía. Peligroso era el juego que estaba por jugar ya que no solo su vida era la que estaba en peligro, sino algo más importante y eso era su corazón, ¿Acaso Inuyasha era el indicado para custodiar un objeto tan delicado?

    –Hemos llegado –le indicó el chofer, sacándola de sus cavilaciones.

    Con una sonrisa le abrió la puerta a los infantes y juntos entraron al hipódromo, Hakudoshi iba a su lado mientras Kanna la tomaba de la mano; Dentro no había nadie más que los empleados y en la cara del niño de ojos violetas se podía apreciar la impaciencia. Eso le arrancó una sonrisa a Kagome pues la posesión más valiosa del pequeño albino era su preciado caballo blanco llamado Entei, fue lo único amable que Naraku hizo por el pequeño al regalárselo en su cumpleaños hace dos años. Claro, con la intensión de matarlo ya que este caballo se caracterizaba por su rebelde carácter atacando a todo aquel que se acercase.

    –Encilla a Entei y a Lilai –le pidió la chica al hombre que se aceraba a ellos.

    –Inmediatamente –dicho esto se dio la media vuelta y se fue a los establos.

    –Hakudoshi ve a cambiarte –le pidió al infante con una dulce sonrisa a lo que el niño le respondió con una fría mirada antes de irse a los vestidores.

    La chica se encogió de hombros mientras se internaba en la pieza para sustituir sus ropas y las de Kanna por el traje de montar. No tardaron mucho, salieron y se dirigieron a la pista encontrando al pequeño albino montando ya en Entei, saltando con gran agilidad y gracia los obstáculos mientras una sonrisa de autentica alegría surcaba sus labios.

    –El día presagia a ser muy agradable –dejo antes de montar a Lilai junto con Kanna para unirse a Hakudoshi.


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  15.  
    Kohome

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    HOLA, (la primera woooju), bueno me gusto mucho, al principio dije ¿ mellizos, qué mellizos?, y luego me dije oh claro ellos jeje, Kana y Hakudoshi.
    Bueno, me gusto el detalle de agregar a Entei, no estoy diciendo "oh, pero que alegría apareció mi caballo anime favorito" (XD) ni nada de eso, solo que fue un detalle original.

    ¿Y qué les ha parecido?

    Buenísimo por no decir que excelente, no puedo esperar a ver que pasará.

    Una última cosita, no se si lo fue, pero tal vez hiciste Bashin con Kikyo, te recomiendo eso.
    Sin más me retiro
    avísame cuando este tu conti, sayo...
     
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  16.  
    kagome de taisho

    kagome de taisho Iniciado

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    hola. este finc es de lo mejor me encanta
    una de mis dudas (alpareser por lo que entiendo de este finc) es que al pareser hay un triangulo amoroso(creo)
    entre kagome inu y sessho
    al pareser kagome estuvo enamorada de inu pero inu estaba con kikyo
    conocio a naraku se enamoro (ya no)
    inu nuca dejo de querer a kagome
    kagome lo quiere utilizar (eso es malo)
    y sessho en que momento se enamoro de kagome
    y los mellizos de donde salieron que son de el
    bueno porfa abisame cuando subas la conti:)
     
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  17.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

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    Hola, después de una larga, muy larga ausencia traigo la conti por fin, espero que no se hayan olvidado de esta historia y me me disculpen por tenerla tan abandonada.
    Ahora sin más les dejo el capi :D


    CAPITULO 9
    “ACCIDENTADO ENCUENTRO”

    Sólo por la calle iba un joven albino de fría mirada dorada que indiferente miraba a las personas que pasaba a su lado, pensando en aquella promesa que años atrás de hizo a Kagome, sin prestarle atención a los que a su alrededor pasaba se perdió en sus recuerdos.

    Recordaba perfectamente que después de aquel pequeño incidente en el que la fastidiosa niña casi muere, se sintió culpable, por primera vez tuvo la certeza de haber hecho algo muy malo y al observar esos ojos achocolatados sólo lo hacía sentir peor. Por un momento estuvo tentado a mandar todo al diablo y dejar de ir cada tarde a verla; pero mirarla recostada en esa cama con esa apariencia frágil y delicada se lo impedía.

    –Kagome…

    –Veté –Le dijo ella, con su voz aniñada y sus ojos vidriosos, como si estuviera a punto de llorar.

    La observó por un par de minutos hasta que ella dejó de mirarlo, se recostó en la cama y se cubrió con la sabana. Pro dentro sonrió al ver esa escena, la azabache se escondía como si con eso fuera a desaparecer, absurdo en todo sentido era su comportamiento, ahora más que nuca, no podía dejarla sola; enmendaría su error aunque para eso tuviera que tragarse su orgullo. Aunque eso parecía imposible.

    Permaneció inexpresivo un par de minutos antes de suspirar resignado y hacer la única excepción con ella, al mostrarse un poco más cálido y amable. Extrañamente tenía el impulso de protegerla, incluso de sí mismo y a costa de ella. Se acercó lentamente a la cama, se sentó en la silla y le quitó suavemente la sabana. La pequeña permanecía con los ojos cerrados, evitando a toda costa mirarlo y en definitiva eso le dolía.

    –Veté –Susurró de nueva cuenta, con la voz rota.

    Temblaba notablemente por las lágrimas que intentaba retener y que rebeldemente, unas cuantas se escapaban y rodaban por sus blancas mejillas.

    –No llores –Le ordenó mientras la tomaba en brazos, se subía a la cama, la sentaba en su regazo y los arropaba a ambos.

    Intentaba consolarla aunque su intento era inútil pues su llanto se intensificó mojando así su camisa. Sesshomaru no sabía qué hacer, nunca en su corta vida había intentado reconfortar a nadie, ni intentar enmendar alguna acción, ni siquiera cuando su padre le ordenó disculparse con Izayoi por los acostumbrados desplantes que le hacía. Permaneció calmado, hasta que la pequeña azabache agotó sus lágrimas y secó el resto de estas de sus marfileñas mejillas; fue entonces cuando se digno a mirarlo, dejando al descubierto una profunda tristeza. Mirando esos ojos, la culpabilidad, un sentimiento que hasta ahora le era desconocido, se hizo presente, no tenía la menos idea de cómo comenzar ni de qué decir y eso para Sesshomaru Tashio era ridículo.

    –¿Por qué has venido? –Inquirió insegura la infanta.

    –Mi padre me ordenó que cuidara de ti –Mintió y de nueva cuenta vio esa triste mirada, por un par de segundos lo observó y después la desvió.

    –Veté –Volvió a pedirle pero esta vez con un ligero tono de molestia en su voz, lo cual lo sorprendió y una pequeña sonrisa le arrancó.

    –Nadie me da órdenes –Musitó, ocasionando que la niña suspirara y minutos después se quedara dormida en sus brazos.

    Sólo hasta entonces pudo observarla, en definitiva ese chiquilla era demasiado frágil pero sobretodo bella, sus rasgos infantiles sólo la hacían ver adorable y eso en cierto modo lo molestaba, nadie, absolutamente nadie, en sus cortos ocho años había logrado llamar su atención como esta pequeña infanta. ¿Acaso Sesshomaru Tashio estaba volviéndose débil? Eso le arrancó una arrogante sonrisa, únicamente era que ella le había hecho conocer un sentimiento nuevo, lo cual le causaba curiosidad; solamente de eso se trataba. Kagome se movió, aferrándose más a él y eso hizo que tomara una decisión.

    –Voy a protegerte, de quien sea, a costa de lo que sea, procurando tu felicidad en todo momento –Murmuró solemnemente.

    –Sesshomaru… –Susurró la pequeña como si respondiera a lo que anteriormente le dijo, arrancándole así una sonrisa, la observó un par de segundos más antes de cerrar los ojos y entregarse a los brazos de Morfeo.

    Cuando anunció su compromiso con Naraku le hizo nuevamente esa promesa y ahora se sentía frustrado y furioso por no poder cumplirla. Kagome en esos momentos era infeliz y él no podía hacer nada para remediarlo, quería matar a Naraku con sus propia manos por lastimar tan descaradamente a la razón de su existir, a la única persona que ante su estoica apariencia y su fría mirada no salía corriendo y siempre le regalaba una dulce sonrisa.

    <<Estas enamorado Sesshoamru>> Recordó las palabras que alguna vez Sara le dijo, frunció ligeramente el ceño, molestó ¿El gran Sesshomaru Tashio sintiendo ese absurdo sentimiento?

    Por supuesto que no, él no era igual a los otros patéticos humanos, que se dejaban guiar por simples emociones como esa, no, él era diferente. Recuerdos de su ultima discusión con Sara quisieron salir a floté, ocasionándole una ligera molestia, Sara, Sara, últimamente recordaba mucho sus palabras, palabras que le reprochaban haberle entregado su corazón a Kagome Higurashi.

    <<Estúpidos humanos>> Pensó al detenerse en un cruce, esperando que la luz verde le diera el paso para continuar con su camino. Los autos pasaban a gran velocidad frente a él dando muestras de lo que él anteriormente pensaba, los humanos eran estúpidos e imprudentes.

    –¡Cuidado! –Gritó un hombre sacando de sus reflexiones al albino, giró y en su campo de visión entró una chica de cabello azabache.

    Esta iba tan concentrada en sus pensamientos que no notó que los autos corrían a gran velocidad y que de la manera más estúpida y temeraria exponía su vida. Quiso ignorar aquello pero no pudo evitar prestar atención cuando un automóvil iba directo hacia ella, la chica estaba a punto de ser atropellada. Sesshomaru corrió hacia la chica, tomándola por la cintura y la atrajo hacia él; evitando de esa manera que el auto la arroyara. A pesar del ruido a su alrededor, escuchó claramente como jadeaba la chica, tal vez siendo hasta ese momento consciente de lo que había estado a punto de ocurrir. La joven levantó el rostro, mostrándole una cara con rasgos aniñados y unos grandes y profundos ojos marrones que en aquel momento reflejaban una profunda tristeza.

    –Gracias –Musitó con la voz temblorosa e insegura.

    Él la miró fríamente y se puso en pie; ya había cumplido con su cometido. No tenía nada más que hacer, siguió con su camino y dejó más aturdida a la pobre chica.

    ¿Y que les ha parecido?
     
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