No quiero llorar

Prólogo.

Muchas veces la gente o mis amigos me dicen que tengo una mirada fría y es cierto, pero esa mirada no fue siempre así, esa mirada nació hace 7 años.
Esa noche hacia mucho frió, me encontraba caminando junto con mis padres por la plaza. Mi padre me cargaba en sus hombros y mi madre iba a nuestro lado. Hacia mucho frió y casi no había personas en calle, habíamos ido a cenar porque era mi cumpleaños y ahora regresábamos a casa.
Yo estaba riendo, los 3 reíamos, la verdad es que no puedo recordar porque lo hacíamos pero no me sorprende, ellos siempre me dieron todo. No solo cosas materiales, ellos me dieron su Amor.

La caminata siguió, estábamos cerca de casa, yo estaba temblando de frió.
Al ver eso, mi padre me cubrió con su campera de cuero y lana que me devolvió el calor rápidamente. Esos serian los últimos momentos que podría disfrutar a su lado.
Faltaban unas 6 cuadras para llegar a casa, las luces de las calles no funcionaban, estaba muy oscuro y apenas se podía ver.
El canto de los grillos era lo único que me calmaba en es momento, me hacia recordar que no estaba solo. Su melodía también me recordaba las noches en las en que mi madre me cantaba cuando no podía dormir. Era realmente tranquilizante.

Estaba a punto de dormirme cuando alguien grito que nos detengamos, 3 personas encapuchadas aparecieron, una de ellas estaba armada.
Mi madre gritaba y yo estaba llorando. Mi padre me bajo de sus hombros y me dijo que todo estaría bien, el parecía no tener miedo, pero hoy en día estoy seguro de que lo hizo para que no tenga miedo. Incluso en esa situación, ellos hacían todo lo posible para que yo este bien.
El hombre encapuchado que llevaba el arma le dijo a mi padre que le de todo el dinero, y el lo hizo sin oponer resistencia pero ellos siguieron insistiendo, querían mas.
Fue en ese momento que otro de los encapuchados me tomo de la mano y me arranco de los brazos de mi madre, esa misma persona, saco una navaja y la puso a tan solo unos centímetros de mi cuello. Apenas podía respirar, mis ojos temerosos se reflejaban en la hoja de la navaja, aunque sentía ganas de gritar no podía hacerlo, una sensación horrible me invadía, nunca tuve tanto miedo.
Mi padre, que hasta el momento se había mostrado tranquilo, no pudo resistir y golpeo en la cara al hombre que me tenía atrapado y ahí fue… cuando ambos me gritaron que corra.

Ese seria el momento en que los vería por última vez.
Ese seria el adiós para siempre.

Comencé a correr lo más rápido que pude mientras intentaba mirar hacia atrás aunque sabia que no debía hacerlo.
Mi padre estaba tirado en el suelo y los tres encapuchados lo estaban golpeando, mi madre intentaba detenerlos.
Deje de mirar, no podía soportar eso.
Unos segundos después, escuche un sonido que nunca mas desee escuchar, el sonido que destrozo mi corazón, el sonido con el que hoy en día sigo teniendo pesadillas, el sonido que marco el adiós.

Dos disparos se escucharon, seguí corriendo aun más rápido que antes mientras las lagrimas corrían por mis mejillas, no tuve el valor de mirar hacia atrás nuevamente.

— el despertador suena, es hora de ir a la escuela.

 

Capitulo 1: El extraño sentimiento.

Hora de ir a la escuela pensé, normalmente no tengo ganas de ir pero esta vez esas ganas eran aún mas fuertes. Me tome un minuto mas para odiar ese despreciable sonido taladrando mis odios y finalmente no tuve mas opción que salir de la habitación de manera obligada mientras maldecía entre dientes a uno de los peores inventos jamás creados.

—Buenos días Isamu — dijo mi tío que se encontraba preparando el almuerzo.

—Buenos días tío — tome asiento y espere el almuerzo mientras hojeaba el diario de hoy.

Olvide decirlo antes mi nombre es Isamu Ekiguchi, actualmente tengo 16 años y vivo con mi tío desde los 9 años, cuando mis padres fueron asesinados.

— ¿Tienes pensado volver tarde hoy Isamu? — pregunto mi tío mientras me servia una taza de té.

—No, hoy regresare temprano a casa — susurré al mismo tiempo que decoraba una de las tostadas con un poco de mermelada de naranja.

—Eso es bueno, hoy día no es muy seguro estar afuera de noche, además así podré preparar temprano la cena.

— ¿Quieres que compre las cosas cuando salga de la escuela?

— Te lo agradezco Isamu pero debo de ir a varios lugares hoy, no es necesario — dijo mientras me explicaba a donde debía ir, al mismo tiempo que hacia gestos con las manos para facilitar la explicación, aunque no los llegue a comprender por completo.

—Bueno, en ese caso me retiro o llegare tarde a la escuela — conteste mientras me levantaba de la silla y tomaba mis cosas.

—Que tengas una buena mañana Isamu — sonrió.

— Que tengas buena mañana tío — dije junto con la mejor sonrisa que pude ofrecer mientras abría la puerta, digamos que ser expresivo no es mi fuerte.

Salí de la casa, las hojas de los árboles estaban empapadas por el rocío de la mañana y el sol se reflejaba en las pequeñas gotas haciendo que estas brillen.
El canto de las aves creaba una melodía de fondo que en combinación con lo descrito anteriormente, conformaban un paisaje digno de observarse aunque sea por unos minutos.
Valió la pena levantarse después de todo pensé.
Unas nubes negras se asomaban a los lejos, el diario había pronosticado fuertes tormentas para hoy.

—¡¡Hey Isamu!! ¡Tenemos un asunto pendiente contigo! — grito uno de los tres jóvenes con uniforme de la misma escuela que aguardaban por el en una esquina.

Otra cosa que puedo destacar de mi es que suelo atraer peleas, no porque me guste hacerlo, lo que me caracteriza es tener una mirada muy fuerte, fría, o como quieran llamarlo que siempre me causa problemas.
Varios chicos de la escuela no se atreven a acercarse a mi por temor, y otros solo buscar pelear conmigo porque creen que los miro de mala manera, como esos tres idiotas que esperan en la esquina.
No me gusta pelear solo lo hago para defenderme, pero lo admito, nadie pudo ganarme aún.

—Me alegra que se hayan tomado la molestia de venir a saludar — dije ya casi llegando a donde se encontraban ellos.

—No quieras hacerte el gracioso imbécil — dijo furioso el idiota de los pelos verdes que parecía ser el líder de los otros dos —No pasarás — replico y se puso delante de mí.

—Disculpa pero no tengo tiempo para tus problemas ahora, llegare tarde a la escuela, pero si quieres — sacando un lápiz y un trozo de papel de su bolsillo — puedo darte mi numero así me llamas en otro momento, o también puedes dejarme un mensaje si lo deseas.

— ¡¡IDIOTA AHORA VERAS!! — Grito y se abalanzo furiosamente contra Isamu junto a sus dos ayudantes.

—Como gustes — tome a el idiota de los pelos verdes de su brazo deteniendo su ataque y le di un golpe con la rodilla seguido de una fuerte patada en el estomago empujándolo contra uno de sus amiguitos y haciendo que caigan al suelo.

—¡¡Detrás de ti idiota!! — dijo uno de los muchachos que tenia un piercing en la nariz, dándole un golpe en la cara a Isamu cuando este se dio la vuelta.

—Diablos, no pude verlo por estar con los otros dos — mi nariz sangraba un poco pero no era nada preocupante, cuando el chico del piercing intento golpearme nuevamente lo tome del brazo al igual que a el de cabello verde pero no lo golpee en el estomago, sino que lo tire hacia delante haciendo que caiga de espalda al suelo.

—¡¡Eres un idiota Isamu, te arrepentirás de esto!! — nuevamente, el muchacho de cabello verde se abalanzó sobre Isamu, esta ves con una botella de vidrio que había recogido del suelo.

—Parece que no quieres rendirte — dijo el joven que ya estaba cansado de los ataques diarios, seguido a eso salto y antes de que su enemigo puede proporcionarle un golpe con la botella le dio una patada en la cara que finalmente lo dejo inconsciente.

— ¡Ya vámonos! — los dos ayudantes del líder finalmente cedieron.

— Estoy cansado de esto — pensé mientras intentaba limpiar las gotas de sangre que habían caído sobre mi camisa cuando mi nariz sangraba.

Finalmente llegue a la escuela…

— ¡Quince minutos tarde! — exclamó el profesor que ya estaba exhausto de mis “apariciones fuera de horario”.

Así llamaba el a los días en que yo llegaba tarde, o sea todos los días.
De más esta aclarar que esto se debía a las “visitas” que recibía, estas tenían un nombre diferente a las llegadas tarde, mi profesor las llamaba “Excusas”.
De todas maneras, ¿15 minutos tarde? Era un nuevo record, lo usual era veinte minutos.

—Alumnos, tengo una importante noticia que darles.

¿Que tan interesante puede ser una noticia de un profesor de historia? Pensé con sarcasmo.
¿Algún examen sorpresa? ¿Habrían encontrado un mensaje de un antiguo presidente?
Sinceramente prefiero dormir, estoy cansado.

—Hoy recibiremos a una nueva estudiante en nuestra clase, saluden a Haru Aragami.

— ¿Eh? — levante la cabeza para ver ya que me encontraba acostado sobre mis brazos, ella estaba sonriendo, parecía algo avergonzada pero no se que paso, simplemente no pude dejar de verla.

—Haru, ¿Serias tan amable de tomar asiento? Deberás disculparme — agrego con un tono penoso el profesor — pero solo queda un lugar junto a Isamu — dijo mirándome con desprecio.

Le devolví su despreciable mirada al “Viejo decrepito” y luego observe a la nueva mientras se aproximaba.

—Hola Isamu, es un gusto conocerte, mi nombre es Haru — dijo demostrándose muy alegre.

—Hola, el gusto es mío — conteste asombrado, fue todo lo que pude decir.

¿Por qué me miraba así? Estaba sonriendo y me miraba fijamente.
De verdad me hacia sentir incomodo, no estaba acostumbrado a que la gente me hable de esa manera, lo normal era que al sentirse incómodos por mi mirada simplemente se queden callados, pero ella…ella era diferente.
Mi lengua se trababa y apenas podía decir algunas palabras.

¿Acaso ella no me tenia miedo?

 

Capítulo 2: Dulce helado de menta

—Ella tomo asiento.

—Que fascinante es su rubio cabello pensé sin poder dejar de mirarla, es lacio y muy largo pero lo mas sorprendente es la manera en la que brilla. Y sus ojos… Nunca vi algo así, son de un color celeste demasiado extraño pero a la vez hermoso.

— ¿Disculpa Isamu, hay algo en lo que pueda ayudarte? Eh notado que no dejas de observarme por lo que pensé que podrías necesitar mi ayuda en algo — dijo haciéndome despertar de mi extraño estado de “hipnosis”.

— me sonroje —Eeh...Yo...No, disculpa — susurré y le saque la vista de encima rápidamente.

—No te preocupes si necesitas algo solo dímelo. Por cierto, pareces ser algo tímido — expreso ella mientras una delicada sonrisa se formaba en su rostro.

¿¡Tímido!? ¿¡Tímido!? ¡Yo no soy tímido! ¡La gente teme de mí!
O por lo menos así fue hasta el día de hoy, pensé mientras veía su sonrisa que verdaderamente me hacia sentir muy incómodo.

—No, no es eso, es solo que… — el timbre que indicaba el cambio de hora sonó.

—Oh, deberás disculparme pero debo cambiar de salón, estoy en la clase avanzada — dijo mientras tomaba sus cosas que estaban sobre la mesa.

—No hay problema — contesté y vi como se marchaba.

—Salvado por la campana — me dije a mí mismo y me volví a recostar sobre mis brazos como lo estaba antes de que la niña de la cabellera dorada y los ojos color cielo se siente a mi lado. Las horas restantes pasaron muy lentamente pero luego de una larga y agotadora mañana finalmente la hora de abandonar ese repulsivo lugar llegó.
Ver como los demás se iban junto a sus amigos me hizo dar cuenta de la soledad que había en mí, no recuerdo haber tenido un amigo, incluso creo que estoy empezando a olvidar el significado de la palabra amistad.

—Hola Isamu — escuché a alguien decir detrás de mí.

—Me di vuelta y ahí estaba ella con sus brillantes ojos viéndome y como era de esperarse, con su reluciente sonrisa — Hola Haru ¿Sucede algo? — era la primera ves que podía dirigirle la palabra sin actuar como un idiota frente a ella, espero que aunque sea pueda mantenerme así durante cinco minutos.

—Vine a disculparme por haberte cortado la conversación en el salón. ¿Qué era lo que ibas a decirme? — por su tono de voz pude notar que realmente tenia interés en escuchar lo que tenia para decirle.

—No, no te preocupes Haru no hay ningún problema, en cuanto a lo que iba a decir no tiene mucha importancia.

El problema no era mi extraña timidez hacia ella…Bueno tal vez un poco, pero el verdadero motivo por el cual no quería hablar con ella es que simplemente no me gusta contarle mis problemas a las personas, prefiero guardármelos para mi y resolverlos por mi cuenta.

—Para mí si la tiene — agrego con firmeza — ¿Por qué no quieres decirme que sucede? ¿O crees que soy una mala persona? — la felicidad que abundaba en su rostro se transformo en desilusión.

¡Genial! Finalmente cuando creo que estoy empezando a acostumbrarme a su sonrisita hipnotizante ella decide revelar un arma nueva a la cual no estaba preparado para enfrentar, es imposible resistir esa mirada de “gatito inocente”.

—Esta bien prometo contarte luego pero ahora no puedo, es que prometí a mi tío que llegaría temprano a casa — si, yo también tenía mi arma secreta bajo la manga y en una situación como esta no tuve más opción que utilizarla a toda costa.

— ¿Vives con tu tío? — pregunto nuevamente con su tono que demostraba cada vez mas intriga en todo lo que respectaba a mi vida personal.

— Eso es correcto, de verdad discúlpame Haru pero debo irme ahora — mi escape debía ser rápido o su interrogatorio seguiría y quedaría atrapado teniendo que responder sus preguntas, como cuando un insecto cae en las redes de una araña.

— ¡Tengo una idea! — Agrego con aire victorioso — ¿Qué tal si te acompaño camino a casa? Supongo que así tendrás suficiente tiempo para explicarme todo.

Es buena lo admito, me atrapó. “Haru uno, Isamu cero”

Así fue como empezamos el recorrido, las nubes que traerían la supuesta lluvia que pronosticó el diario habían desaparecido y el sol había hecho su aparición nuevamente.
El viento arrastraba suavemente las hojas dispersas en el suelo y hacia descender a las que se encontraban en las copas de los árboles o cualquier otro lugar elevado.

— ¿Y como decías que se llama tu tío?

— Su nombre es Daichi y vivo con el desde los 9 años — nos dirigíamos a mi casa mientras ella por su parte me ametrallaba a preguntas. Estaba contestando todo lo que preguntaba evitando hablar sobre mis padres claro.

— Discúlpame Isamu, debe ser muy doloroso vivir sabiendo que tus padres ya no están.

Muy bien, esto ya es demasiado pensé.

— ¿Cómo sabes eso? — ella se volvió a disculpar, parece que tuve un tono de cierto disgusto al preguntar.

— Una de las chicas de la escuela me lo contó. Pensé que vivías solo, es por eso que cuando dijiste que vivías con tu tío se me despertaron algunas dudas.
.

Al parecer ella siempre esta un paso mas adelante que yo. “Haru dos, Isamu cero”
Lo admito nuevamente, es buena

—Bueno no quería contarte acerca de eso, es que no me gusta recordar mi pasado — dije con mi mirada enfocada en el suelo.

—Entiendo, verdaderamente debe de ser muy duro — su voz sonaba algo triste, parecía preocupada por mí.

—No te preocupes — dije con intenciones de calmarla — estoy acostumbrado a estas cosas, apenas mis padres fueron asesinados y yo volví a la escuela todos hablaban y me preguntaban acerca de eso y pese a que no era agradable termine por acostumbrarme.

—Eres una gran persona Isamu — susurro ella.

— ¿Qué? — me sonrojé, tenia la guardia baja no me esperaba eso.

—Así es, tuviste unas infancia muy dura y hoy en día te encuentras rodeado por una gran soledad pero aún así, pese a que todos te malinterpretan o te toman como la persona que no eres sigues adelante tratando de vivir una vida tranquila y guardándote tus problemas para no preocupar a los demás.

— B…Bueno, solo hago lo que creo que es correcto — ella soltó una pequeña carcajada, sabía que yo estaba algo nervioso.

¿Alguna ves conociste una persona a la cual instantáneamente sentiste que amabas, y que era esa persona la que siempre soñaste encontrar?
Es exactamente como me sentí al verla por primera vez en la escuela y también como me siento ahora, pero ¿Cómo puedo amarla? Después de todo no hace siquiera un día que la conozco. Quizá solo este confundido ya que es la primera persona a quien puedo expresar lo que en realidad siento.

—Bueno, fue un placer tener esta discusión contigo Haru — nos encontrábamos a tan solo 1 cuadra de la casa de mi tío, pero la suya quedaba en otra dirección por lo que tuvimos que despedirnos.

—Lo mismo digo y disculpa si en algún momento te moleste con mis preguntas — luego de decir eso me dio un beso en la mejilla y siguió su camino.

Durante el transcurso de toda la noche se me hizo verdaderamente difícil dormir, no pude dejar de pensar en ella ni un solo segundo, incluso cuando estaba cenando mi tío pregunto si había tenido algún problema en la escuela puesto a que no había dicho ni una sola palabra desde el momento en que había llegado a casa.

“Como dije antes, no puedo amarla, solo estoy confundido”…Ese pensamiento no estuvo dentro de mi cabeza mucho tiempo ya que finalmente descubrí que estaba totalmente equivocado.

— ¿Te acompaño a casa Isamu? — dijo ella exactamente como lo hacia todos los días. Ya habían pasado 3 semanas desde que la conocí, durante todos esos días ella me acompaño a casa por lo que aunque yo diera un “no” como respuesta, ella lo haría de todas formas.

—Claro Haru, no hay problema.

— ¿Estas cansado? — preguntó — pareces estar exhausto

—Un poco, últimamente me está costando dormir.

— ¿Por eso dormías en las horas de gramática, biología e historia? — comenzó a reír.

— ¿Historia? siempre duermo en las horas de ese viejo cascarrabias, no soporto verlo es verdaderamente irritante.

—No es tan malo, si aunque sea intentaras escucharlo un poco podrías ver que no lo es.

—Eso dices tú, puede que contigo sea así pero no conmigo — contesté disgustado.

—Sabes que tengo razón — expresó ella con tono de superioridad.

—No, no la tienes.

—Si la tengo — balbuceó.

—Como digas — respondí con indiferencia.

— ¡Mira Isamu! — exclamó señalando a la heladería que se encontraba a tan solo unos pasos.

— ¿Quieres un helado Haru?

— ¡Me encantaría!

— ¿De que sabor lo quieres?

— ¡Vainilla y fresa!

—Está bien, tú toma asiento — entre a la heladería y espere mi turno ya que había tres personas delante de mí.

— ¿Qué necesítas joven? — preguntó la robusta señora cuando finalmente se desocupo.

— Un helado de vainilla y fresa y uno de menta por favor — pague los dos helados, luego me dirigí hacia afuera donde se encontraba Haru y me senté junto a ella — Aquí tienes Haru.

— ¡Muchas gracias! — exclamó junto a su característica sonrisa.

—De nada.

— ¿Te gusta el helado de menta? Es algo fuerte para mi gusto e incluso juraría que se siente mas frió que los demás sabores.

—Es cierto, es fuerte y además no es tan dulce ni tan acido como los demás. Podría decirse que es algo así como un sabor “neutral” es por eso que me gusta.

Hablamos por mucho tiempo, cuando pude darme cuenta ya había anochecido.
La luz de la luna se reflejaba en los ojos de Haru haciendo que estos se vean plateados en lugar de celestes.

—Isamu ¿Puedo hacerte una pregunta? — dijo mientras sus orbes plateados me miraban fijamente.

— ¿Acaso no lo haces siempre? — contesté con sarcasmo — es broma claro que puedes.

— ¿Por qué siempre que te veo a los ojos tú miras hacia otro lado? — preguntó, parecía algo nerviosa lo que era es nada normal en ella.

—Bueno acerca de eso, no es por ti Haru no te preocupes.

—Tengo una idea, como se que probablemente no querrás hablar acerca de eso dime, si pudieras identificarte con algo, un animal, un objeto, un insecto, lo que sea. ¿Con que lo harías y por qué?

— ¿Qué? No entiendo a que quieres llegar con eso.

—Tu solo responde, se que suena raro pero por favor responde.

— luego de pensar un poco logre encontrar con que identificarme. —Con un cubo de hielo respondí, es hielo es frió y resistente pero se derrite con el calor.
Al igual que el hielo parezco una persona fría y solitaria pero en realidad no lo soy, es mas, aunque todos creen que mi mirada es fuerte la realidad es que me cuesta mirar a las personas a los ojos, ya que cuando lo hago suelen sentir temor. Y con respecto al calor…Haru…Tú eres la única persona que me comprende y también la única que no tuvo problemas en acercarse a mi…Por eso no quiero mirarte a los ojos...No quiero perderte Haru…Eres muy importante para mí.

No sé como, pero de alguna manera logro hacer que diga lo que tanto ocultaba.
“Haru tres, Isamu cero” Ella gano y ahora conocía la verdad.

— ¿Por qué nunca me lo dijiste Isamu?

—Acabo de decírtelo, no quería perderte Haru.

— ella me miro fijamente por un tiempo — Pon tu mano en mi pecho.

—No entiendo a que quieres llegar con esto Haru, ya te eh dicho la verdad.

—Solo hazlo — dijo sonriendo.

—Me acerque a ella y puse mi mano sobre su pecho, podía sentir su corazón el cual latía considerablemente rápido

— ¿Sabes por qué mi corazón late de esa manera?

— Cuando me lo pregunto comencé a preocuparme — ¿Te sientes mal?

—No tontito, respondió mientras continuaba mirándome fijamente a los ojos, mi corazón late así por ti.

Acerque mis labios a los suyos lentamente al igual que ella lo hizo hasta que pude sentir su respiración.
Ella tenía sus ojos cerrados y esperaba a que yo haga el último movimiento.
Finalmente me acerque y junte sus labios con los míos al mismo tiempo en que la abrasé y la bese suavemente.
Sentir sus labios me dio ganas de vivir, ya no sentía soledad, tristeza, nada. Solo sentía ganas de estar a su lado.

 

Capítulo 3: Momento Inoportuno

Nuestros labios se separaron luego de unos minutos y retomamos nuestra posición original, nos miramos fijamente pero ninguno pudo decir ni una sola palabra hasta que me decidí a romper el hielo.

— No creo que el beso haya sido tan malo ¿o sí?

— Al contrario, me gustaría repetirlo en otro momento pero ahora debo irme o mi madre se enfadara, ya es tarde — dijo Haru con algo de nerviosismo.

—Te acompañare a tu casa entonces ¿Qué te parece? — pregunté con delicadeza, no podía dejar que vuelva sola a su casa y menos a estas horas de la noche.

— ¡Me encantaría! — Exclamo rápidamente y se aferró a mi brazo derecho.

Finalmente llegamos a su casa, por las ventanas podía verse que las luces del interior estaban encendidas por lo que seguramente su madre la esperaba dentro.

—Bueno, supongo que nos veremos mañana en la escuela — mencioné, mientras observaba el reflejo de la luna en sus ojos.

—Isamu, ¿Te molestaría si mañana vamos juntos camino a la escuela? — preguntó ella con cierto tono de inquietud.

—Claro que no, prometo estar aquí mañana — ella me miro extrañada.

— ¿No te dormirás o si? — Soltó una pequeña carcajada — es broma, confió en tí.

—Entonces nos veremos mañana, debo irme o mi tío también se preocupara por mí, adiós Haru.

—Hasta mañana Isamu — me dio un beso en la mejilla y se despidió desde la puerta.

Hacia frió y estaba por desplomarme del cansancio que sentía, estos últimos días me siento demasiado exhausto. Al llegar a casa me recosté sobre mi cama y en cuestión de segundos mis ojos se cerraron.

— El despertador sonó indicando el inicio de la rutina.

—Hora de empezar otra vez, odio esto — murmuré — igualmente debo hacerlo, le prometí a Haru que iríamos juntos camino a la escuela.

—Buenos días Isamu — dijo su tío que se encontraba preparando el almuerzo como todas las mañana.

—Buenos días tío — respondí mientras tomaba mis cosas para ir a la escuela.

— ¿No desayunaras hoy?

—No, quiero llegar temprano a la escuela.

—Pero si todavía falta una hora, puedes desayunar tranquilo — replico, sorprendido por su actitud.

— Lo siento tío, prometo acompañarte en tu desayuno mañana. ¡Nos vemos luego! — contesté y desaparecí instantáneamente antes de que mi tío empiece a interrogarme.

—Bien, ya supere el almuerzo ahora solo debo…

— ¡Isamu! ¡Que agradable sorpresa poder recibirte tan temprano! — el muchacho de cabello verde se encontraba esperando en la esquina como lo hacia diariamente pero esta vez acompañado por cinco “mastodontes”.

—Lo siento amigos, quizá mañana — dije guiñándoles un ojo y corriendo en dirección opuesta a donde se encontraban.

— ¡Isamu! ¡Vuelve aquí idiota! — grito mientras veía como este desaparecía a lo lejos.

—Perfecto, tomare el atajo la escuela y así po….

— ¿A dónde crees que vas Isamu Ekiguchi? — Dos muchachos más me esperaban por la calle contraria.

— ¿Nunca van a dejarme tranquilo? — mire hacia atrás y pude ver que los otros seis estaban detrás de mi, estaba rodeado — demonios nunca tuve una pelea con ocho al mismo tiempo, esto es un abuso.

— Claro que es un abuso, y es por eso que es tan divertido — balbuceó el muchacho de los cabellos verdes que se encontraba detrás de mí.

—Creo que se están tomando esto demasiado en serio, ¿no seria mejor si usaran este tiempo para estudiar, hablar con chicas o algo por el estilo? — susurré, intentando distraerlos mientras ideaba un plan para escapar.

—Tranquilo amigo, tenemos suficiente tiempo para golpearte y hablar con todas las chicas que queramos — contesto uno de los rufianes.

—Bien, creo que no podré hacerlos razonar — tome posición de defensa, vigilando todos los ángulos posibles pero igualmente resultaba imposible cubrirse de los ocho al mismo tiempo..

—Eso es intenta defenderte, será mas placentero ver como esa esperanza se borra de tu cara.

—Como digas. — Los dos que estaban delante se lanzaron sobre mi, logre esquivar a uno de ellos y darle un golpe en la cara al otro pero rápidamente me tomaron por detrás.

— ¿No puedes hacer tus fantásticos movimientos ahora Isamu? — dijo el líder, al mismo tiempo en que una desagradable sonrisa de formo en su rostro.

—Veo que te gusta hablar.

—Sabes que no puedes hacer nada pero de todas maneras te das el gusto de hacerte el gracioso, interesante y también… ¡¡Estupido!! — comenzó a golpearme fuertemente en el estomago pero no pude hacer nada debido a que me estaban sujetando.

— ¿Por qué no escapas Isamu? — pregunto mientras continuaba golpeándome — vamos chicos ayúdenme, será mas divertido — luego de dar su orden, todos empezaron a golpearme y patearme en el suelo hasta que finalmente se cansaron de hacerlo y se fueron.

Mi nariz sangraba bastante, me dolía demasiado el cuerpo pero prometí a Haru que iría por ella, me levante con algo de esfuerzo y mire el reloj, todavía estoy a tiempo.
Hacia mucho calor y cada ves se me hacia mas difícil caminar, tenia dificultad para respirar pero de todas maneras seguí caminando hasta que ya no pude seguir. Perdí el control de mi cuerpo y caí al suelo, todo se volvió borroso.

…

—Hey, ¿Te sientes mejor?

—Había alguien frente a mí, no podía ver bien pero por el tono de su voz supe que era una mujer.

—Tranquilo, descansa un poco mas — susurró la suave voz.

Sentí ganas de moverme, Haru me esperaba pero no pude. Mis ojos volvieron a cerrarse.
Luego de un tiempo abrí los ojos nuevamente, me encontraba recostado sobre una cama y unas suaves sabanas me cubrían pero, no era mi habitación.

—Veo que has despertado — comentó una joven niña de cabello rojizo, estaba sentada a mi lado y sonreía.

— ¿Dónde estoy? — pregunte al mismo tiempo en que intente levantarme, mis esfuerzos no surtieron efecto.

—No intentes moverte tu cuerpo esta demasiado golpeado, te encontré inconsciente en la calle y te traje hasta mi casa. Por cierto, mi nombre es Akemi — tenia una radiante sonrisa en su rostro, su cabello era rojizo y estaba algo desprolijo pero su color llamaba demasiado la atención.

—Muchas gracias por la ayuda pero debo irme, hice una promesa a alguien muy especial para mi. — Intente levantarme de manera natural para no preocuparla pero no pude fingir por mucho tiempo, mis expresiones de dolor eran incontenibles.

— ¡No te levantes, debes descansar! — exclamo tomándome de la mano y mirándome fijamente con sus ojos color café, nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, al notarlo ella se sonrojo y rápidamente soltó mi mano.

—Bueno…Descansare un poco — dije de manera cortante.

—Bien… — contestó ella mirando hacia otro lado, parecía avergonzada.

—Gracias por haberme ayudado…Mi nombre es Isamu, es un gusto conocerte Akemi

—No debes agradecérmelo…Y es un placer — el momento era verdaderamente incomodo, por lo que decidí intentar aliviar la tensión entablando una conversación.

—Bueno Akemi ¿Por qué me ayudaste?

—Estabas inconsciente en el medio de la calle… ¿No hubieras hecho lo mismo? — al parecer mi idea funcionaba, ya que ahora me miraba nuevamente a los ojos.

—Si, pero ¿Como sabias que no era un extraño? suele haber varios vagabundos por esas calles.

—No parecías un vagabundo estabas sangrando, era obvio que te habían dado una paliza, además tienes el mismo uniforme escolar que mi hermana menor por lo note que eres un estudiante.

—Ya veo, ¿Cómo se llama tu hermana Akemi? — seguramente no conozco a su hermana ya que es la menor, y ella no parece tener mas de trece años, pero igualmente pregunte para no perder el hilo de la conversación.

—Su nombre es Haru ¿la conoces?

— ¿¡Haru!? — me sobresalte, no pude evitar reaccionar de esa manera.

— ¿Ocurre algo malo?

—No, disculpa ¿Qué edad tienes Akemi?

Haru tiene 16 años, ¿como puede ser la mayor? No logre comprenderlo, bueno puede que se haya equivocado me dije a mi mismo.

—Tengo 18 años, mi hermana Haru tiene 16 y tu pareces ser de la misma edad por eso creí que podrías conocerla, aunque creo que estoy en lo cierto por la manera en que reaccionaste cuando dije su nombre.

No me esperaba eso, parecía ser menor que yo y resulto ser 2 años mayor.
Las apariencias engañan.

—Si la conozco, pero es solo una amiga — en ese momento alguien comenzó a golpear la puerta.

—Discúlpame es ella, iré a abrirle la puerta pero regresare en un minuto.

— ¿Ella?

— Mi hermana, son las doce, dormiste varias horas — dijo ella sonriendo.

De acuerdo esta situación no es muy agradable que digamos, no se como pueda reaccionar Haru al saber que su hermana mayor cuidaba de mi mientras ella estaba en la escuela y tampoco quiero saberlo. Puede que no se moleste pero también puede enojarse, y no creo que decirle que me dieron una golpiza sea suficiente para calmarla si esto sucede. Esto no puede ser peor.

—Un segundo… ¿¡como!?...¿¡cuando!?... ¡¡¡Donde esta mi ropa!!!

¿¡Como no me di cuenta antes!? ¡Solo llevo mi ropa interior!
Pero… ¿¡En que momento!?... ¡Juraría que en el primer momento en que desperté estaba completamente vestido!...Akemi debe…habérmela quitado cuando me dormí…

—Si, el dice que eres su amiga, quizá lo reconozcas — se escucho al otro lado de la puerta, el picaporte comenzó a girar hacia abajo lentamente.

—Ok, las cosas si podían volverse peores…