My lovely puppet

Hola os traigo una historia… si, rara ¿Por qué no? Espero que os guste me he basado en muchas cosas para crearla sobretodo en un anuncio de la tele, siempre leí fic en los que había alguien que era muy malo pero al tener amigos que le protegían salía ganando pero he pensado en hacer este fic en relación a uno de esos amigos. Puede que no me hayáis entendido, pero si leéis esta historia seguro que lo entendéis. Que lo disfrutéis ^^ Besos!! ​

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My lovely puppet​

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Marionetas esos juguetes con los que se juega por pura diversión además de manipularlos para que hagan cosas que se encuentran lejos del diálogo de la obra de teatro y tú no tener nada que perder. Yo era uno de esos juguetes manipulados.​

Mi nombre bueno supongo que no importa ya que yo no sirvo de nada solo soy un mueble viejo que cumple las órdenes de otras personas pero si tanto insistes no te lo ocultaré. Me llamo Niall Bell, tengo 16 años soy un chico raro o como dicen algunos de los estudiantes de mi instituto Braun “perrito faldero”. Mi aspecto, tengo el pelo corto castaño algo rojizo también según la luz que halla y mis ojos son azules sin ningún brillo característico aunque se podría decir que lo único que se ve a través de ellos es cierta frialdad. Mi personalidad creo que ya la he mostrado con la descripción anterior, así que no voy a decir nada más.



Era un día como todos, y yo seguía a mi mejor amiga junto a un grupo bastante selecto de chicas. Era muy popular y una chica muy atractiva o eso creo viendo como babean todos por ella, yo en ese caso y en muchos más que ya contaré, si quiero, era un marginado social. Aunque también era algo odiado por ellos ya que yo era la única persona, hombre, que la acompañaba a cualquier parte y en este caso era ella la que ideaba planes para que saliera con ella. Yo los rechazaba de mal gusto por lo que solo se hizo mi amiga y espero que siga así.



Valerie—si así se llamaba mi dueña— te han llegado más cartas de amor de ese chico tan pesado de la clase de enfrente. Es todo un poeta - suspiró la chica, seguro que la gustaría estar en la piel de Valerie, mientras sujetaba unas siete cartas de color plateado pero con un cierto olor a… rosas.



Conozco lo suficiente bien a Valerie para saber lo que piensa "¿Es qué no sabe que existen los móviles? Además la mitad del instituto sabe mi número, no creo que él sea un excepción en este caso... me podría llamar o mandarme el poemita por Whatsapp". Pero por supuesto que no podía decir eso, ya que todas las personas populares tienen alguna que otra rival envidiosa buscando algún trapo sucio.



—Gracias Cassy —contestó mi ama con una sonrisa amistosa pero totalmente falsa mientras cogía las cartas de ese chico completamente perdido en la vida por haberse atrevido a enamorarse de ella, solo por su aspecto físico —las leeré al llegar a casa.



Traducido a la realidad oculta de sus palabras: "Al llegar a casa me reiré de una marioneta ilusa que cree conseguirme con unas estúpidas cartas".



Es cierto que todavía no os he presentado a la protagonista de mi vida, si se le puede llamar a esto vida. Valerie tiene 15 años es una chica con el pelo rubio pero con reflejos en las puntas tan claros que parecen blancos o un dorado descolorido, sus ojos son de color esmeralda y su mirada no sé muy bien lo que desprende pero confianza y ternura esas son las palabras con las que describirías a su rostro pero como la mayoría de las veces las apariencias engañan y esta chica es más que experta en engañar. Su personalidad exterior es cariñosa, risueña y por si parece poco es una chica muy aplicada ya sea en sus estudios o en ayudar a las personas pero en su personalidad interior te encuentras a una chica fría y calculadora, no deja ningún cabo suelto, siempre busca estrategias muy enrevesadas que por su puesto son para su propio beneficio y hacer quedar mal a los que la quieren dejar sin amigos, pero lo que ellos no saben es que ella no tiene amigos ni siquiera yo soy alguien para ella. Solo somos sus fichas de ajedrez y hasta que no haga el Jaque Mate final no se alejará de nosotros ya que el rey en este caso la reina no puede estar indefensa o todo acabaría con una amarga derrota.



Como decía, Valerie metió las cartas en la mochila con cuidado de no arrugarlas. Se me quedo mirando, yo solo la mire con cara de circunstancias, tiene que mantenerse segura, sin cometer ningún error que la bajara de su pedestal de cristal, tan frágil como esos papeles usados y perfumados.



A los pocos segundos sonó el timbre, sabía que cuando terminaban una parte de las clases del día había después de un recreo, donde en este momento nos encontrábamos, por lo que ahora significaba que había más clases pero lo que no entendí fue esa sonrisa disimulada pero para mí fue extrañamente expresiva y se notó mucho, algo tramaba eso ya lo sé pero aunque sea un juguete controlado por unas finas cuerdas de cristal me apetecía averiguar que tramaba.



Como todos los días a esa misma hora nos tocaba clase con nuestra profesora principal, Hannah, una señora de unos 45 años y como la señorita Valerie está también engaña, parece la típica profesora que tú te encuentras por la calle y en vez de decirte Hola te dice Paz, pero no, esta mujer de pelo negro liso y ojos marrones sin nada que destacar de ellos es la profesora más estricta de todo el instituto respecto a las notas pero cuando hablas de temas distintos es como si se quisiese hacer amiga tuya... vamos que la mayoría de la gente es tan pelota que por un estúpido aprobado raspado la agregan al Twitter.



—Buenos días, chicos —saludó la profesora con una sonrisa en su amarga cara — hoy toca tutoría, pero en vez de empezar a contarme los problemas que tenéis con el resto de profesores vamos a hacer las elecciones que teníamos programadas para hoy. Sé que nadie querrá presentarse como pasa todos los años pero voy hacer la prueba. ¿Hay alguien que quiera ser el delegado o delegada de la clase? Recordad que tiene que haber mayoría o sino pasaremos a los papelitos.



—No por favor que no sea lo que estoy pensando...Valerie está vez te ha pasado…mucho —era lo único que podía pensar al ver ese brillo especial en sus ojos que no suele mostrar expresiones o sentimientos.



En ese momento la profesora preguntó al resto de los alumnos —¿Alguien está de acuerdo con qué Sarah sea la nueva delegada? —Todos fijaron su vista en ella era una chica de 16 años, con el pelo marrón claro que de él la destacaban las mechas californianas que se había puesto, luego tenía unos ojos de color aguamarina y pensaréis que es preciosa y creo que no os equivocáis pero sus defectos son muy considerables ya que copia en los exámenes y aunque hayáis pensado que eso no están grave pues... ¿Y si os digo que es la hija de la directora? ¿Y que roba el dinero de la gente cuando están en el gimnasio haciendo Educación Física mientras que ella con sus dos únicas amigas en los vestuarios?. Sorprendente, ¿verdad? pues seguiría contando más cosas pero no me está permitido hablar de personas que son rivales de Valerie así como así.



Os podéis imaginar cuántas personas levantaron la mano, solo las dos únicas chicas que están con ella la mayor parte del tiempo, y aunque parezcan que son marionetas como yo, no son así, Sarah se preocupa por ellas eso nos diferencia, además dos chicos con pinchados levantaron la mano. Con esas tres pero no sumaron los suficientes votos como para que la eligieran. Por lo que la profesora cogió un papel y lo rompió en creo que unos 24 trozos pero no me fije si falta alguien o no, así que solo digo un número al azar. Cada uno escribió un nombre en esa hoja, el mío se quedó de en blanco pues no quería que el plan de Valerie funcionase, la profesora empezó a hacer un recuento con todos los nombres y pareció quedarse muy sorprendida ya que solo miraba al pupitre que compartíamos ella y yo.



—Ya he terminado de contar... Niall eres el nuevo delegado, no sabía que eras tan popular —comentó la profesora algo divertida.



Suspiré, fue un largo suspiro. La conozco desde hace unos meses y ya es tan predecible... ¿Qué la estará pasando? Me la quedé mirando fijamente de nuevo pero esta vez era ella la que ponía la cara de circunstancias juntada con la sonrisa más falsa que jamás la había visto. Ella normalmente oculta las mentiras y sus sonrisas frías como una mujer oculta las arrugas con el maquillaje, pero esta vez, esta vez... era como si la máscara en la que escondía todo lo que no quería mostrar a los demás se fragmentaba. Las lágrimas y el dolor volverían a resurgir pero yo estaré allí ayudándola al igual que ella hizo conmigo en los peores momentos de mi vida.



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Aquí la autora de nuevo llamarme pesada, pero bueno a lo que iba tengo una pregunta que espero que podáis responder:

¿Merece continuación o pierdo el tiempo?