Los dueños de Main Street

Gimme shelter

Pueden llamarme Lou… ¿o tal vez Ed?, no importa. La forma en la que un hombre se convierte en un bastardo… No quieres conocerla. Esta mañana me he despertado con tremendo dolor de cabeza, aún recuerdo mi primer ataque de migraña. Creo que fue durante un examen… o fue en la sinagoga de Lower East. Puedo decirte, amigo lector, que ser un paria es tan productivo como el trabajar en Wall Street, o como tener planta en el congreso. Nada como despertar en un apestoso sofá de un apestoso edificio de Brooklyn, eso es el paraíso un beatnik promedio. Un molesto sabor metálico en mi boca. Salgo de mi elegante lecho, si el casero no molesta hoy, posiblemente hoy sea el mejor día de mi vida.

-¡Hey!, idiota, “hacer reproducciones grotescas de una persona”, trece palabras –cuestionamiento formulad desde la parte más alejada de la cocina, la melodiosa voz de una dama, triste, triste dama.

Cuando era relativamente joven, creí que compartir un apartamento sería divertido. Creo que tal vez lo seria, si Yocasta no fuera una genio obsesionada con los crucigramas del New Yorker. Está sentada en la mesa de la “cocina”. ¡Qué raro!, resuelve uno.

-Ya conoces la respuesta, ¿debes preguntar cuando conoces las respuestas de todos los crucigramas de Tom Pullian? -respondo sereno.

-Odio los crucigramas de The New Yorker, prefiero los del New York Times.- me responde aún más serena, simulando tener el control de la situación.

-Ummm, ¿caricaturizar? –los crucigramas nunca han sido mi fuerte.

-Eres muy suspicaz, pero no lo suficiente -creo que lo tomare como un halago.

Conozco a Yocasta lo suficiente para saber que este día tampoco saldrá de casa. Su rutina: Estar sentada ante la mesa de la “cocina” resolviendo un viejo crucigrama, esperar a que los compradores toquen la puerta, darles su dosis y regresar a sus amados juegos.

-¿Hoy vamos a desayunar? –mi estómago grita con enojo.

-¿Soy acaso tu madre?

Lloriqueos de bebes, gemidos orgásmicos (¿mi vecinos tienen sexo?) y los gritos de un padre de familia alcohólico, son la toccata de mi amado Brooklyn. Nunca ha corrido agua caliente en las tuberías, bañarse con agua fría es una bendición.

Salir sin desayunar y camino a trabajar, dos estúpidos hablan en el subterráneo. Me incomoda escuchar los parloteos de un idiota…

-Te lo digo, el último disco de Cat Stevens es el espíritu libre. Ayer lo escuche con incienso, fue muy místico -el hombre es la estampa perfecta de un hippie, directo de Haight-Ashbury.

-No jodas, se acabó el Summer of love, afróntalo, córtate el cabello y consigue un trabajo -te apuesto a que el idiota es el gerente de un Woolworth.

El vagón siempre está vacío, no sé por qué, creo que nunca lo sabré. Tengo una teoría no tan descabellada, el hecho de que los vagones siempre este vacíos es porque idiotas como aquellos no pueden acercarse a menos de cinco metros de otros idiotas…

-Esto es 1971, no hay gran diferencia con 1967 –el hippie le recrimina al aprendiz de gerente, le apunta su con índice; el vagón vacío cambia sus vibraciones, estamos dentro del mismísimo pandemónium.

No creo que lo haya diferencia, Lennon en el 67 y Thunders en el 71... ¿Ustedes creen que la hay?

-Hippie, no eres más que un hippie –escape solido de mi buen esclavo capitalista, el pobre hippie no tiene más remedio que bajar el dedo.

Odio trabajar en lunes… y en martes… y en miércoles… y en jueves… odio trabajar. Salgo del subterráneo y camino hacia mi esquina, mi amada esquina, nunca me sentí más feliz de estar ahí. Casi llego, Aun me duele la cabeza. Ya casi llego.

Despierto con un dolor aun mayor, pulsante. El vinilo del asiento rechina cuando me muevo, que calor hace, como el horno del panadero Donato, cuando prepara sus famosos canolis.

-Pero si es el “Mighty Ed”, es un honor tenerlo en mi patrulla.

 

The Passenger

I am the passenger and I ride and I ride, I ride through the city's backsides, I see the stars come out of the sky, Yeah, the bright and hollow sky, You know it looks so good tonight,​

I am the passenger, I stay under glass, I look through my window so bright, I see the stars come out tonight, I see the bright and hollow sky, Over the city's ripped backsides, And everything looks good tonight, Singing la la la la la…​

Get into the car, We'll be the passenger, We'll ride through the city tonight, We'll see the city's ripped backsides, We'll see the bright and hollow sky, We'll see the stars that shine so bright,​

Stars made for us tonight.​

Oh, the passenger, How, how he rides, Oh, the passenger, He rides and he rides, He looks through his window, What does he see? He sees the sign and hollow sky, He sees the stars come out tonight, He sees the city's ripped backsides, He sees the winding ocean drive, And everything was made for you and me, All of it was made for you and me, 'Cause it just belongs to you and me, So let's take a ride and see what's mine, Singing la la la la.. lala la la…​

Oh the passenger, He rides and he rides, He sees things from under glass, He looks through his window side, He sees the things that he knows are his, He sees the bright and hollow sky, He sees the city sleep at night, He sees the stars are out tonight, And all of it is yours and mine, And all of it is yours and mine, So let's ride and ride and ride and ride, Oh, oh, Singing la la la la lalalala…​

Iggy Pop​

Sudo, sudo en frio. Maldito aquel que me delato con Marlowe, juro que le partiré el culo en cuanto lo encuentre. El maldito suda como un cerdo, es asqueroso. Miro por la ventanilla. Calles conocidas, es un alivio saber que no podrá tocarme. La última vez que me vi con el infeliz de Marlowe, tuve que tragar todo el snowblind que cargaba. Odio el maldito vinil, su rechinido, apenas te mueves, más lo odio cuando hace el sonido de un gato apareándose. Marlowe es un jodido detective de narcóticos, que irónico que el infeliz necesite esnifar punch antes de atrapar a un dealer. Hablando de punch, busco en mis bolsillos, la cocaína que traía desapareció mágicamente, tiene todo que ver con un policía corrupto.. Dejando de lado que voy sobre la patrulla de un detective de narcóticos, paseando por Hell’s Kitchen, puede que sea el mejor día de mi vida. Tal vez los malditos chinos me delataron, un judío en el territorio de los italianos va a ser como un viaje a Sicilia para los hijos de perra. Los irlandeses me protegen, los negros también y a los latinos le agrado, ni una maldita alianza con Jesús de Nazaret, Ghandi, Gorbachov y Elvis me van a salvar de la golpiza de mi vida.

-Ok Marlowe, ¿quién carajo me vendió? –mi respiración se acelera, esta es una de esas situacines en las que recuerdas viejos enojos.

El cerdo de Marlowe paro en la esquina de la 52th y la novena avenida. Apago el motor, se recargo en el respaldo de su asiento, quedamos cara a cara.

-Bony Maronie…

-Crees que es gracioso, si voy a ir a la cárcel, dime quien me delato –me estoy irritando, no sé si es por mi dolor de cabeza o porque este palurdo se burla de mí.

-Tomate la vida con relax, no todo es lo que parece.

Las calles de Hell’s Kitchen están abarrotadas de vendedores de fruta y restaurantes italianos. Lo más prudente es que me quede callado, darle alas a mi detective favorito es darle alas a un burro.

-Mira pequeño Ed –tomo la iniciativa para hablar-, las reelecciones del comisionado de policía están cerca, ¿sabes qué significa? –Puso una de sus manos en mi quijada, la apretó-, que debo hacer mi trabajo. No puedo darles más protección a los parias como tú.

-Bueno, y que es lo necesita oficial –soy más que amigable con el cerdo, si me toca de nuevo no creo reaccionar amablemente.

Para hablar con Marlowe se debe ser muy delicado, es estúpido pero no demasiado. Di algo que lo irrite y no durara en plantarte dos toneladas de heroína en el culo. Como lo odio.

-Mira niño, quiero información –lo pronunca con tal violencia que me escupe en la ara, asquerosas gotas de saliva que mojan mis parpados.

Si en las calles de New York hay algo más repugnante que Marlowe, eso es un soplón. Pero como decía mi padre, “Los hombres se le identifica con el tipo de decisiones que toman”. Pues tal vez esté es momento de que hable, quince años en Rikers Island no está en mis planes a futuro.

-Los homosexuales no son mi problema, aunque los odie, no molestan a alguien. Si mañana se mueren todos me da igual. Escuche que en las calles el Special K se está haciendo muy popular, los gays la consumen como si fuera azúcar. ¿Quién la introdujo?

-No tengo idea, los clubes gay no están en mi campo. Si quieres saber, maquíllate y ve a coquetearle a alguno de ellos…

Creo que lo enfurecí, me tomo bruscamente del cuello. Su cara se tiño como un tomate, apretó los labios y, por un momento, creí que amanecería golpeado en Coney Island.

-Mira caraculo, no tengo paciencia para soportar tus jodidas burlas. ¡Quiero la verdad!, ¿Quién carajos le vende Ketamina a los maricas? –aprieta más fuerte, la respiración se corta más, creo que estoy a punto de desmayarme, esto pinta mal.

-¡No lo sé!

-Bueno, así cambia todo. Te voy a hacer un favor, y no voy a arrestarte a ti y a la retrasada que llamas roomate. Hay un lugar que debes visitar…

El idiota me soltó. De no ser por su maldita placa, le hubiera dado un derechazo digno de Mohamed Ali. Este es el momento del día en el que me pregunto, ¿Qué estará haciendo Yocasta en este instante? Pregunta estúpida. Está resolviendo un crucigrama, predecible. El perro de Marlowe encendí de nuevo el motor. Las calles se vuelven edificios. Dejamos Hell’s Kitchen y entramos en Times Square. Por la noche es… todo, menos asombroso. Marlowe enciende un cigarrillo, creo que sospecha que quiero uno, me lo ofrece y lo fumo. Es el más deliciosos cigarro que he fumado en semanas, ¿será por qué la cajetilla es nueva o por que no puedo costearme una de calidad?

-Mira niño, nada personal. Si no te comes al león, él te comerá primero. Mi madre es hija de inmigrantes irlandeses, toda su vida trabajó, lloraron y sudaron sangre, para que al final mi abuelo pudiera abrir su carpintería. Pobres, trabajaron tan duro…

No sé a qué viene eso, solo espero el momento en que me deje bajar. Reconozco el camino. Directo a Harlem. Si vamos a donde creo, estoy a salvo. Las calles tan llenas de basura, este no es el New York de Teddy Roosevelt. Basura, indigentes y negros en las banquetas. ¿La revolución es progresista? Tal vez está saliendo un fascista-racista de mi cuerpo. No lo sé. No tengo nada contra los indigentes, ni mucho menos con los negros. Pero claro que estoy enojado con los ricos y los blancos. “Hombres de negocios”, blancos descendientes de holandeses, ingleses, alemanes, franceses, quien sea; con un impecable peinado, un elegante traje y un Cadillac nuevo en el estacionamiento. “Pordioseros adictos”, negros, irlandeses, polacos, italianos, latinos, quien no comparta los ideales capitalistas, que no pueden pagar un plato de sopa caliente, ropa de segunda, tercera o cuarta mano y una adicción que no pueden controlar, heroína, cocaína, marihuana, coca cola, Hollywood, prensa amarillista, deudas por pagar… Marlowe y yo no podemos aspirar a tener una gran cuenta en el Citybank. No podemos aspirar a tomar la iniciativa financiera de una multinacional. Somos los parias. Los perdedores.

-Si crees que los tiempos son malos, la gran depresión jodio a mis abuelos. Perdieron su carpintería, su casa y toda la mierda con valor en sus vidas. Esos fueron malos tiempos.

Si, aun siento asco por Marlowe, lindas palabras no causan apatía en mi. Nunca lo hicieron. ¿No me creen?, pregunten a papá y a mamá. Papá tuvo un sueño, su hijo estudiando derecho, como mi abuelo y bisabuelo. Sus altas expectativas, el tonto rabino, el veneno en el agua, los maestros represivos, sistemas educativos deficientes, estados fallidos, alcohol, chicas superficiales y todas las boberías en la mente de un adolecente me orillaron a terminar el sueño de papá. No me arrepiento…

-… Y mis tres hijos están así de grandes –Marlowe trata torpemente de estimar la altura de sus hijos con su mano derecha- , aún recuerdo cuando podía cargarlos con un solo brazo…

-¿Vamos a ver a “Devil” James?

-Tu jefe tiene lo que necesito para no perder mi empleo.

-¿Sabes lo que el loco de Skip te va a hacer… mejor dicho me va a hacer, si sabe que te estas metiendo en sus negocios?

No creo que Marlowe sepa lo que hace. La historia del nacimiento de Skip “Devil” James, está plagada de leyendas absurdas, pero que de alguna u otra manera todos en Harlem las creen. Unos dicen que nació en un burdel de Mississippi, que vio como era asesinada su madre por uno sus amantes. Otros dicen que nació en las cloacas de Detroit, que le robaba pan rancio a los indigentes. Pero todos estamos seguros de cómo avanzo en el bajo mundo. “La matanza de la noche del diablo”… ¿Les parece familiar?, esa donde doce policías fueron asesinados, solo porque Skip quería darle un aviso a sus rivales. A ese hombre lo he llamado amigo desde que lo conozco.

-Es por eso que no lo sabrá. Mantente callado y las cosas saldrán bien.

-Necesito hacer una llamada…

-Lo se.

-Entonces déjame bajar –“¿Cómo supo el idiota que debo llamar?”.

-No.

-¿Qué?, mierda esto no es un arresto, necesito hacerlo. Es muy importante…

No pude terminar mi argumento. Marlowe paro.

-Baja, haz tu puta llamada y apresúrate a subir de nuevo.

Baje del auto, el vinil me tenía irritable. Tengo solo una moneda y esta llamada es demasiado importante. Me llamaran tonto si les cuento porque es tan importante mi llamada.

-Apresúrate –me grita Marlowe desde su viejo Plymouth.

Dejare la llamada para después. Aplazarla no será tan perjudicial.

-Perdemos tiempo.

Marlowe no está irritado. Esta… tranquilo.

Llegamos a Hamilton Heights, lo que sigue esta fuera de mi control.

 

Cosmic Slop

​

-¡Hey Bootsy!, tu madre ya viene –grito el viejo King.​

Nehemiah Luther “Bootsy” James, el orgulloso hijo de Loretta James. Bootsy deja caer los neumáticos que roba al Cadillac de Mr. Thomas. Es difícil grabar tu nombre en la acera de Harlem, todo a base de robos, extorciones y lágrimas de sangre. El hermano Huey, líder de las panteras les demostró a los hermanos que el camino al respeto está lleno de violencia. El hermano Nehemiah le mostro a su madre que su camino lo llevaría al reformatorio en uno meses. ​

-Sera mejor que corras Bootsy, si tu madre te ve te va a romper el culo –el mejor amigo de Nehemiah, Bobby, lo secunda en la peligrosamente estúpida actividad recreativa.​

La señora Loretta viene de su segundo turno en la tienda de comestibles, lleva una bolsa de papel llena de comida para Bootsy y sus otros tres hermanos. Camina por la acera con la actitud de un soldado abatido, en sus ojos se reflejan las dolorosas cicatrices de la vida en el mundo de “clase baja”. ​

-Skip Nehemiah James, ¿qué rayos haces? –grito la señora James, que esta no es la primera vez que mira las fechorías de Bootsy.​

La señora James ve en sus hijos el destino que ella no pudo tomar. Los mira con amor. Pero no a todos, Bootsy es mirado con temor, pes el fantasma de su padre se tatuó en su frente. Se comporta de forma similar a su padre, un buscapleitos que va a morir en las manos de traficante. Luther la mira fijamente, esta helado. No le teme ni a su madre, pero eso no lo convierte en un monstruo sin sentimientos. Le duele ver a su madre vender la dignidad que le queda, doblar turnos en la tienda de comestibles, salir en las noches a tratar de ganar un poco más de dinero en las casas de citas, le duele que no tenga un buen vestido desde hace años, le duele que lo saque de la comisaria, le duele que su padre la busque cada vez que esta borracho, le duele que mire a sus hermanos con amor, le duele que lo mire con odio y temor. Bootsy, no corrió, Bootsy, no respiro. Yo sé dónde termino esto, mamá lo golpeo esa noche. Visito al ministro, dedico unos dias a la iglesia y se robó algunas monedas de la limosna...​

Una pandilla de negros juega baloncesto en una cancha cerrada, unas colegiadas coquetean con unos traficantes y una anciana sacude su alfombra en la entrada de su casa. Este es el mundo que le ocultan los medios a los jovencitos pre-púber. Amores imposiblemente posibles, amistades a prueba de todo, caballeros que defienden castillos. Pura mierda. Marlowe me trajo hasta Harlem para preguntar a mi jefe si les ha vendido Special K a los maricas de West Village. Es una lata. Los asientos traseros son muy cómodos, pase mi etapa de frustración por el vinil. Acaricio el vinil, estoy tan feliz. Mi jaqueca se esfumo, de hecho, dejo de importarme ese dolorcito, moriré en veinte minutos.

-Ed, debes ser muy precavido, háblale bien. Debes ser suave, ser hipócrita sin sonar hipócrita – Marlowe me mira por el retrovisor, tiene la frente sudorosa y los ojos dilatados, creo que ya esnifó la cocaína que cargaba conmigo.

No quiero hablar, todo lo que pasa es… vertiginoso. Retengo mi cordura mirando por la ventanilla, ningún punto fijo. Levanto mis manos, las miro. Es patético en lo que me estoy convirtiendo. Llevo en las venas la sangre del Rey David, de Abraham, Ezequiel, la sangre real de Salomón, y, aun sabiendo que los padres de Israel están detrás de mí, tengo miedo, miedo a ser lo que mi padre odia. Miro de nuevo a por la ventanilla. Unos niños juegan, creo que están felices, olvide la última vez que jugué, que lo disfrute, que no importo si el mundo terminaba ese día.

-Cuantos hombres se precipitan hacia la luz, no para ver mejor sino para brillar.

-¿Qué? –Marlowe está sorprendido, no hable gran parte del camino y de la nada cito a loco.

Niego con la cabeza, niego esperando que no hable más. Este es el momento de mi miseria en el que me lleno de optimismo, me miento diciendo que mañana el sol brillara. Casi toco esa sensación de tranquilidad, y digo casi por que el idiota de Marlowe detiene de golpe el auto.

-¡Ten cuidado!, maldita estúpida –Marlowe le grita a una anciana que lleva a un niño de la mano.

-Tranquilo viejo. La pobre vieja está llevando a su nieto al parque o regresan e la escuela, no lo sé –siempre he gustado de pensar bien de las personas.

Creo que ahora se cae su castillo de tranquilidad. Se ve tenso, sonrió, por fin el infeliz se está jodiendo como yo. Conduce más rápido, que los niños no se atraviesen. El edificio de la siguiente calle lo conozco. Mis amigos lo llaman la “baticueva”, peo el demonio lo llama hogar. Marlowe se estaciona suavemente frente a la puerta de entrada del sucio edificio. La fachada está hecha pedazos, de hecho, cuando lo conocí pensé que la fachada estaba en construcción. Respiro profundo, sé que no voy a morir, no hoy.

-Bien niño, esta es la misión…

-Calla –interrumpí-, se lo que debo hacer, espera aquí. No hables con alguien, no bajes, no hagas algo estúpido para que nos maten –debo advertirle mientras abro la portezuela, es un detective, un detective lerdo.

Bajo, más por inercia, del Plymouth. Atravieso el arco de entrada. El pasillo de entrada apesta a orines, confió que los orines le hayan pertenecido a algún adicto que vive en el edificio. Camino con cuidado. Little Chuck, un adicto que llego de Detroit, murió de tétanos por pisar un clavo oxidado. Es la rutina de cada mes, llegar al ascensor, recordar que nunca ha funcionado y subir los cinco pisos por las escaleras. Recuerdan aquella parte de 1984, en la que Winston Smith reniega del dolor que le causan sus varices. Cuando sube las escaleras, Smith, siente dolor en sus varices, no sabes cuánto deseo un dolor así. Cuando llego al piso de Skip, sus matones me saludan, me respetan, de no hacerlo, una bala tendría el nombre de su culo.

-Llegas temprano Lou, el hombre te esperaba hasta la semana siguiente –un negro tamaño familiar, grande, “Taille petite fille”, “el hombre más fuerte de Harlem”.

-Hay asuntos que atender Small, déjame pasar. Si el jefe sabe que no lo hiciste…

No me queda más que sonreírle, Big Small ha sido uno de mis mejores amigos. Se la debo, se la debo después de que el me salvo el culo en tres ocasiones. Abre la puerta que custodia, la más cuidada de todas las del edificio. Cuando entro, el fuerte olor a incienso me embriaga. Las paredes perfectamente decoradas con motivos hindúes. Krishna en una orgia con sus gopis. Los sofás de cuero carmesí y un sombrero morado son los artículos que siempre me recodaran que este lado de la ciudad le pertenece a mi mejor amigo.

-Pero miren que trajo el rio, a mi judío –Skip se levanta rápidamente del reclinable sonde fumaba crack, me abrasa- hermano, es un gran honor tenerte en mis aposentos. Llamad a las doncellas y que den la bienvenida a mi hermano, hermano, no de sangre. Del alma.

-Hoy no Skip, las aguas me traen para resolver un problema ajeno.

-Esos problemas no te pertenecen hermano, calma.

Si dios quiere defecar en New York, Skip debe ser el primero en saberlo. Se lo difícil que es ocultarle eso a un matón estafador, pero es más difícil ocultárselo a un amigo.

-Ya lo sabes.

-Lo sé todo, se quien gano la serie mundial del ’32. Se quien mato a Marilyn Monroe. Sé quién robo de la Gioconda… -no quiero interrumpir el discurso de Skip, pero las circunstancias me obligan a romper su transe. Skip es un gran orador.

-…Y la pregunta obligada es…

- Yo tengo más respeto para un hombre que me permite conocer cuál es su posición, incluso si está equivocado. Que el otro que viene como un ángel pero que resulta ser un demonio.

-Hermano, no tengo opción.

-Mira las calles Ed, impera la ley de Herodes.

-Y, ¿Cuál es el punto?

-Que el perro de Marlowe duerme con los peces esta noche.
-Sabes que no es lo que busco.

-Niño, no es lo que buscas, es lo que te toca. Marlowe no vera de nuevo a sus hijo y le llevas su pedido a los maricas, nadie pierde –aun lo respeto, lo respetaría más si no quisiera cambiar la conversación-. No te preocupes si todo sale bien tú y “Madre violencia” verán Filadelfia cada vez más cerca.

... Y pasaron quince años. El diablo esta libre. Unos dicen que Bootsy murió en la cárcel, otros dicen que el padre Woodward no lo quiso exorcizar. La noche del diablo se acerca. Snowblind y yonquis agradecen su presencia. ¡Alabado sea el señor!​