La sirenita

Basado en la historia de "La sirenita", claro a excepción de algunos cambios...

Te he visto desde lejos, te he observado sin impedimento, no soy una acosadora, tampoco estoy loca, yo solo observo lo que nunca he visto desde mi hogar, apresar de estar bajo el encierro de los mares, he buscado formas de verte, de saber como estas, aún así, me siento vacía al no ser yo quien te pregunte por tu estado, al no ser yo quien esta en tus pensamientos. Suspiro con pesadez y te miro por ultima vez.

Tu cabello negro juega con el viento, tus rosados y carnosos labios entre abiertos, tus dorados ojos se mantienen cerrados sintiendo la frescura del viento y escuchando la tranquilidad de las olas rompiendo en la arena, tu morena piel brilla bajo la luz del sol. Muchas veces había visto muchos humano caminar por la orilla que dividía la tierra y el mar, pero esta persona del “cielo” era la que mas me gustaba, era amable cuando lo quería, no se dejaba intimidar por nadie, a pesar de aveces portar un ceño fruncido, el venia a sonreír al mar, muchas veces me he imaginado que esa sonrisa es para mí, pero siempre es mas que una ilusión mía.

“¿Como fue que llegue a esto?, no lo recuerdo, creo que fue algo muy extraño, solo recuerdo la cara desencajadas de mis dos hermanos mayores” Pensé con una sonrisa, mi amado soltó un suspiro y abrió los ojos, miro al mar con algo de tristeza.

—Adiós mar, pues ya no voy a volver a mirar, no vayas a llorar porque nos volveremos a encontrar, yo te ha de mirar, yo te a de admirar—Recito mi amado, entre su ropa saco una caja muy rara, la cual produjo un pequeño destello, mi amado dio un ultimo vistazo al mar y se retiro con algo de pesar, me sumergí rápidamente al agua, nade con prisa a mi hogar en las profundidades, a mi lado nadaban un juguetón delfín que me incitaba a jugar con el.

—Ahora no puedo—Dije con una suave sonrisa—Tengo que hablar con mi hermano—Le respondí al delfín, este no insistió mas y se retiro nadando, cada vez me acercaba al arrecife que nos protegía de los peligrosos botes del cielo, entre a una cueva que estaba oculta entre un arrecife y de allí descendí unos metros, bajo el arrecife estaba mi hogar, el reino de mi padre estaba hecho, todo el reino estaba hecho justamente de coral, iluminado por nuestra magia, las sirenas podíamos controlar distintos elemento, pocas eran las sirenas -o tritones- que poseyeran poderes únicos, las sirenas y tritones que poseyeran iguales poderes se unían en un grupo y trabajaban con ellos.

Seguí nadando hasta el centro del lugar, entrando en el palacio de coral, mi madre decía que el palacio era como un cuento, era irreal ante los ojos de las personas del cielo y tan real y posible para nosotros.

—¿Liel?—Me llamo mi madre—¿Donde estabas?, te estaba buscando, tienes que prepararte para tu fiesta—Mi madre era una mujer de largo cabello largo y rojo, sus ojos eran de un verde esmeralda, su tez era pálida, su pecho era cubierto por un traje especial que nosotros usábamos, consistiendo este en un brasier color verde con decoraciones verde lima, su aleta era del mismo color que sus ojos.

—¿Prepararme?—Pregunte confusa

—Hoy es tu cumpleaños querida, tenemos que arreglarte para que estés preciosa, además tu padre quiere presentarte a alguien—Exclamo alegre mi madre, tomo de mi mano y me comenzó a guiar—Espero hija... Que estés de acuerdo con lo que tu padre te pida, ya que el te tiene una, que digo una, dos sorpresas—

—No me contaras de que trata no es así—Afirme, mi madre río y asintió a lo que dije, mi madre y yo caminamos por unos pasillos hasta mi habitación, ella nado rápidamente a mi armario inspeccionando mi guarda ropa. Reí por lo bajo al ver a mi madre tirar todo tipo de brasier a alguna parte de la habitación, me senté en mi cama, la cual estaba hecha con el caparazón de una almeja gigante de color rosa pastel.

—Pruebate este—Me paso un brasier de color blanco con espirales rojo, me quite el brasier verde que llevaba puesto y me coloque el blanco, no gustándome como lucia con mi aleta azul eléctrico, mi madre negro con la cabeza y volvió a registrar mi guarda ropa, sacando allí uno negro con azul.

—Por los mares, ni que fuera a un funeral—Exclame indignada al ver el brasier, ella río levemente y siguió su búsqueda—Madre, por que no me dejas arreglarme a mi, tu ni siquiera te haz arreglado—Mi habitación estaba hecho un mar de ropa, lo único que podía hacer es pedir que ella se arreglara y me dejara a mi arreglarme, mi madre asintió enérgicamente y salio nadando como una barracuda.

Luego de un suspiro de alivio, me levante de la cama y mire entre las olas de ropa, no veía nada que podría verse bien, removí ropa de todas partes y aún no hallaba nada que sirviera.

—Liel, ¿puedo pasar?—Llamo mi hermano en la puerta

—Claro—Respondí, mi hermano entro en habitación con el semblante triste—¿Sucede algo?—Le pregunte, mi hermano era prácticamente un hombre de 22 años, tez bronceada, cabello negro, ojos azules, el tenia una aleta de color azul oscuro.

—No es nada, Liel, vengo a ver si ya estas lista—Respondió mi hermano con una sonrisa.

—Ya veo... Aun no consigo nada que ponerme—Le dije desmotivada—Tobi, me ayudas a buscar que ponerme—Le mire con un puchero

—Ese no seria el trabajo mio—Dijo Tobi cruzándose de brazos

—Por favor—Le rogué, Tobi suspiro y recorrió mi cuarto con la mirada.

—Ven, sera mejor que vayamos a mi habitación—Dijo y salio de mi habitación, mire la puerta un momento confusa, para luego seguir a mi hermano a su habitación, en el camino pude ver las múltiples decoraciones que llevaban, cosas como flores, comida, cortinas, entre otras cosas—Liel—Me llamo cuando entre a su habitación—Esto nuestra madre me pidió que lo guardara para el día de tu boda—Saco una caja hecha con algas de su armario.

—Mi boda...—Murmure con tristeza

—¿Sucedió algo?—Pregunto el nadando hacia mi—¿Paso algo con aquel humano?—Pregunto, Tobi sabia que yo veía mucho a mi amado, mas no sabia que me gustaba, hace algunos meses el me descubrió viéndolo en la playa, al principio se molesto pero aun así no le dijo nada a nuestros padre, ni tampoco a mi hermano Diego, el estuvo de acuerdo conmigo sin saber mis motivos.

—El se va, lo vi esta tarde despedirse del mar—Dije abrazándome a su pecho—No quiero que se vaya Tobi, el me gusta—Solté de la nada, mi hermano se tenso un momento y luego me abrazo con fuerza.

—El amor con los humanos esta prohibido Liel, debes olvidarte de el—Pidió Tobi, me separe de el y le mire con ojos llorosos—Por el bien tuyo Liel, promete que te olvidaras de ese humano—Ordeno, baje la cabeza.

—Lo prometo—Respondí

—Bien ahora cambiate de ropa y baja, los invitados están por llegar—Se fue luego de darme la caja de algas, aguante las lágrimas, negándome a llorar, saque de la caja un vestido blanco con bordes azul eléctrico, el escote del vestido no era lo suficiente mente abierto como para dejar a la vista mi pecho y las falda del vestido tenia un corte de U invertida por la parte de adelante, para dar mas movimiento al nadar. “Es mi lindo”Pensé con una pequeña sonrisa.