Long-fic La Partida (The Legend Of Zelda)

Tema en 'Fanfics abandonados de Videojuegos' iniciado por Aramiza, 12 Diciembre 2012.

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    Aramiza

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    La Partida (The Legend Of Zelda)
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    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
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    Acción/Épica
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    Después de la historia de Ocarina Of Time, en un reino muy lejano a Hyrule un joven se entera que en este reino se haya la joven que deberá ser su esposa... pero... aparece una misteriosa mujer. Averigüen que se trae entre manos... (Disculpen si esta muy largo)​
    CAPITULO I: “EL MISTERIO”.
    Primera Parte...
    Verania es llamada la tierra de la ilusión y los dragones, data desde hace 4000 años, escrito en pergaminos antiguos (que ahora yacen en el desván del palacio), la historia de un hechicero que llamado bajo las ordenes del rey, hechizo al reino alojando a varios dragones en las montañas altas y tempestuosas, igualmente desato a miles de hadas, diadres (hadas de los árboles), ninfas y apsaras (mujeres míticas que aparecen con música, enviadas para distraer a los hombres, que le estorben al dios Anul), esparciéndolas por las cuevas, ríos, lagos y bosques de toda Verania.

    Han pasado 4300 años desde lo sucedido, ahora gobierna el rey Shin, su esposa Carry reposa en el cementerio real, su hijo, un joven de aparentemente 20 años, delgado, cabello corto ondulado color azul claro, con ojos en tono gris y piel blanca, sostenía firmemente la mano del viejo rey, cabizbajo el joven aguarda el habla de su padre.

    El rey se halla en una alcoba enorme, en una cama con bastantes edredones, alfombras de finos bordados adornan el suelo que pisan los pies del príncipe, traslucidas cortinas permiten la entrada de calor brindadas por el sol; una figura vieja, pálida y desvalida esta tendida sobre la cama, su cuerpo delgado y un poco arrugado reposa los finos músculos sobre los cojines, el cabello cano, semilargo y sedoso, se encuentra sobre la fina almohada, la piel blanca y tibia no deja de sentir la suave brisa de la mañana, los enormes ojos azules reflejan cansancio y tristeza. Entre recuerdos de los ojos del rey brotan lágrimas y pronuncia delicadamente:

    Shin: Hijo… Marth… en Hyrule encontraras… tu destino.

    El joven elfo levanto la mirada y curiosamente preguntó:

    Marth: Padre, no entiendo que quieres decirme.

    Shin: Ve a Hyrule y busca al rey Casio, dile que ya es tiempo de que…

    Marth: ¡No lo puedo creer! Hasta donde ha llegado tu desesperación por que encuentre esposa que te ha obligado a… - dijo molesto

    Shin: Tu no estas en condiciones de cuestionar mi decisión – dijo exaltado – Tu madre lo acordó y le hubiese gustado que cumplieras con su deseo.

    El joven que estaba de pie junto a la ventana, miró el cielo, después cerró los ojos y respiró profundamente.

    Marth: ¿Por qué perturbas el recuerdo de mi madre? Déjala descansar en paz, no la metas en esto.

    El rey cerró los ojos y luego miro a su hijo, tosió y dijo:

    Shin: Marth sabes que no me queda mucho tiempo y que tú te tienes que hacer cargo de Verania y atender las necesidades del reino entero los hombres necesitan tu sabiduría, ve por favor, te lo suplico, la carta ya fue enviada anunciando tu llegada.

    Marth se acerco a la cama del rey, se inclino y le beso la frente, de ahí camino a la puerta y volteando el rostro dijo:

    Marth: Me iré – dijo respirando profundamente, en el mismo instante en el cual cerro los ojos – mañana partiré al alba, si lo hago es por mi madre no por ti.

    Después el joven salio de la habitación. Afuera se hallaban 2 guardias custodiando firmemente la puerta, el joven salio cabizbajo, pensativo, de pronto levanto la mirada y dirigiéndose a uno de los guardias hablo con voz clara y un poco elevada:

    Marth: Enviare a Calei, traerá comida para mi padre, no quiero problemas, ¡¿has entendido?!

    El guardia no dijo nada solo acento la cabeza. El joven se marcho por el largo y amplio pasillo. Entre más avanzaba más guardias se hallaban cerca, bajo las escaleras muy cuidadosamente, al final de ellas un elfo de edad madura, cabello negro, piel morena, ojos obscuros, vestido de café pardo le habló.

    León: ¿Estas bien? Te veo algo preocupado.

    Marth: No es nada, dile a Leída, Fiora, Odesh y a Sidia que preparen sus cosas partiremos al alba mañana. Iremos a Hyrule. – dijo cuando al fin termino de bajar las escaleras.

    León y Marth caminaban rumbo a los jardines reales, todo el palacio externamente estaba custodiado por guardias e internamente por criados. Antes de salir de la estancia se dirigió a un muchacho y le hablo muy seriamente.

    Marth: Mathew, dile a Calei que le lleve a mi padre sopa, un poco de vino, carne, agua y pan. Dile que no se demore.

    El joven que permanecía estático en una esquina del cuarto, hizo una reverencia y se marcho rápidamente. León observaba al príncipe con profunda extrañeza.

    León: Marth… puedo preguntar ¿a que iremos a Hyrule?

    Marth caminó hacia un jardín muy profundo, con hermosas flores abriéndose ante los rayos delicados del sol, las manos del joven jugueteaban, inhalaba profundamente el aire esparcido y con voz aún más sería dijo:

    Marth: Al despuntar el sol, hable con mi padre y el muy desdichado me ha dicho que en Hyrule aguarda una joven la cual deberá ser mí…

    León: ¿Sí? – dijo lleno de curiosidad, pues su rostro la reflejaba con toda tenuidad.

    Marth: No me gusta la idea, pero pienso que a mi madre le hubiera gustado que cumpliera con mi deber de hombre y caballero que soy.

    León: ¿Estas hablando enserio? ¿En verdad iremos?

    Marth: No es por nada, ¿pero sabes algo?, tengo curiosidad por saber como es ella, creo que es tiempo de aceptar quien soy y lo que soy.

    León: Ya no digas más que me vas a conmover, lo mismo dijiste de Alanis y al final de cuentas no te casaste, pero como sea, tú eres el futuro rey y diga lo que te diga no te va a hacer cambiar de opinión así que no te preocupes que yo mismo me haré cargo de todo. ¿Cuántos días nos quedaremos en tan lejano reino?

    Marth: No lo sé, imagino que 3 o 4 semanas.

    León: ¿Tanto? Yo creí que solo era cuestión de días.

    Marth: ¿Tienes algún problema con mi decisión?

    León: No, de ninguna manera, si me lo permites, iré a hacer los arreglos. – hizo una reverencia y se marcho.

    El príncipe se sentó en una fuente y miró el cielo, mientras suspirando dijo:

    Marth: ¿Cómo serás princesa Hylian? – en ese instante apareció un criado.

    Criado: Alteza, disculpe mi impertinencia pero un mensajero del reino de Sidartha quiere ver a su padre.

    Marth: ¿De Sidartha? Bien, llévale a la estancia, enseguida iré.

    El príncipe se levanto y una suave brisa le paso por su cabello, el joven aspiro gozosamente el aire, las calidas gotas de agua que provenían de la fuente, le mojaron un poco la piel; abrió los ojos y camino sin titubeos a la estancia del palacio, al entrar, una joven alta, pelirroja, de cabello largo y de piel morena le esperaba. La chica se encontraba de pie junto a la chimenea miraba el fuego con una enorme delicadeza y con profunda concentración.

    Marth: Buenos días…

    Meshda: Buenos días tenga, mi lord – dijo haciéndole una reverencia – mi nombre es Meshda y soy la princesa del reino de Sidartha hija de Carlo Mandrag y Arania Dilas.

    Marth: Tome asiento lady, como usted sabe soy el príncipe Marth, dígame a que se debe su visita tan inesperada.

    Meshda: Mi madre me ha enviado para invitarle a mi reino para un baile en honor a la unión de mis padres, el cual será ofrecido dentro de una semana.

    Marth: Mmm… - dijo pensativo – de verdad lo lamento, se hubiera ahorrado el largo viaje, pues me será imposible asistir, tengo asuntos más importantes que una simple fiesta de celebridades absurdas y tontas.

    Meshda: ¿Cómo dice? – dijo en tono molesto - Es erróneo que no asista.

    Marth: ¿Cómo se atreve a hablarme de esa manera? El hecho de que usted sea una princesa no le permite que sea tan altanera y me levante la voz, se ve que sus padres no le han educado lo suficientemente bien.

    Meshda: Tomare como una ofensa personal lo que ha dicho, desde luego lo pasare por alto si usted acepta ir al baile conmigo. – dijo con voz alterada.

    Marth: No crea que soy tan dulce y tierno como otros príncipes, tómelo de la manera que más le convenga, no me importa, no asistiré.

    En ese instante se oye una voz vieja y quebradiza que tomo fuerza y con voz grave dijo:

    Shin: No habrá tal ofensa mi lady.

    Sin duda era el rey de Verania que se había levantado de la cama para ver a su hijo. Marth al verle balanceando sobre el lugar, hizo un gesto de desagrado y su mirada se notaba fría y furiosa.

    Shin: Disculpe a mi hijo…- dijo mientras se balanceaba al tratar de llegar a su trono.

    Meshda: Permítame ayudarle alteza – dijo mientras le sujetaba del brazo y le llevaba hasta el trono.

    Shin: Gracias…y disculpe al maleducado de mi hijo, veo que su tutor no le enseño mucho, dígame bella joven a que ha venido.

    Meshda: Mi caravana y yo hemos venido de Sidartha a invitarle al baile de las flores y…

    Marth: ¿Flores? Ja, no me hagas reír, Sidartha es un desierto niña. – dijo interrumpiendo con los brazos cruzados.

    Shin: Para tu información, se dice que por ese lugar, al pasar Din, la diosa del coraje de Hyrule, dejó caer una chispa cerca de un lago y de ahí brotaron varias semillas y flores, formándose el bosque de los llantos.

    Meshda: Me asombra su gran sabiduría majestad. – dijo haciéndole una reverencia y con gran énfasis en sus palabras.

    Shin: Continúe por favor. – dijo sonriéndole, mientras Marth hacia una gran mueca de desagrado.

    Meshda: Como le dije será el baile de las flores, así mismo festejaremos la unión XIII de mis padres el rey Carlo Mandrag y la reina Arania Dilas.

    El rey, quien tenía una enorme sonrisa, al oír el primer nombre se torno pálido, nervioso y con voz temerosa pregunto:

    Shin: ¿Carlo es tu padre? ¿Conoces a su hermano Ganondorf Mandrag? ¿Sabes si esta vivo?

    Meshda: Si señor mi padre es Carlo y su hermano, el rey de los ladrones conocido como Ganondorf murió a manos del héroe del tiempo hace 3 años.

    Shin: Mmm… comprendo – dijo pensativo

    Meshda: Majestad… quisiera pedirle que nos permita pasar la noche en su palacio.

    Shin: Desde luego, les daré las mejores habitaciones. Marth, lleva a Meshda a la alcoba que pertenecía a tu madre.

    Marth: ¿Te estas volviendo loco? ¿Acaso has perdido la cordura? – dijo furioso.

    Shin: ¡No me hables de esa manera, yo soy tu padre, Shin, rey de Verania y puedo hacer lo que se me antoje!

    Marth: ¡Escúchame bien padre, no permitiré que esta joven se quede en el cuarto de mi madre! Así que mas vale que te vallas enterando Meshda, para mí no eres bienvenida – al termino de decir esto el joven le dio la espalda a su padre.

    Meshda: ¿No te enseñaron a no darle la espalda a tu padre? – dijo algo sorprendida y seria.

    Marth: Por respeto a usted… lady – dijo en tono y con ademanes de burla – le mandaré a limpiar el cuarto de visitas, esta ubicado en la parte este del palacio, para su fortuna tendrá una vista maravillosa; en cuanto a mi padre… ya esta acostumbrado a recibir mi espalda. Con o sin su permiso, me retiro.

    Shin: ¿A dónde vas? – dijo viéndole rencorosamente, con voz profunda y seria.

    Marth el cual estaba a punto de cruzar la puerta, sacó una mano de su bolsillo y la coloco sobre su cabeza, pasó los dedos suave y delicadamente por el cabello, giró de una manera un tanto burlona, ya que frenó el paso y volteó sacudiendo su cabeza de una manera singular, como si hubiese una enorme corriente de aire que le alborotará el cabello.

    Marth: ¿Tan pronto te has olvidado de tu mandato? Mañana al alba te dije que partiré hacia Hyrule.

    Meshda: ¿Hyrule? ¿Puedo saber a que vas? – dijo curiosamente.

    Marth: Tal ves sea de mi desagrado, pero al verle a usted no pienso que cosa sería peor - dijo con una sonrisa maliciosa en el rostro.

    Meshda: ¿Qué quiere decir? – dijo aún más curiosa.

    Marth: Nada podría ser más lógico, en Hyrule habita la joven que será la futura reina de Verania. – dijo con una enorme sonrisa y la frente en alto.

    Meshda: ¿Cómo? ¿Zelda? … ¿Esta usted hablando enserio? - dijo con gran sorpresa, mientras su rostro dibujaba una enorme sonrisa.

    Marth: ¿Así se llama? ¿Le conoce? ¿Cómo? – dijo asombrado

    Shin: ¡Basta ya! Marth, Zelda podrá ser lo que tú quieras, pero no olvides que debe pasar bajo mi supervisión.

    Marth: ¿Cómo dices? – dijo extrañado - Eso solo se hace cuando… ¡Ah, no! – dijo viendo a Meshda - ¡Eso si que no! ¡No pienso permitir que escojas de nuevo mi vida! – dijo molesto

    Shin: Soy tu padre y eh decidido que Meshda será participe de la elección. – dijo con una sonrisa enorme en su rostro.

    Meshda: ¿Qué yo que? Disculpe majestad pero yo… no…

    Marth: ¡¡Al diablo contigo, si tanto te gusta, hazla tu amante!! ¡Al anochecer me marcho! No pienso perder el tiempo con ustedes. – dijo mientras salía rápidamente de la estancia. Su rostro mostraba furia, rabia. - ¡León! ¡León! – dijo gritando.

    León: ¿Qué pasa Marth? – dijo exaltado, pues llegaba corriendo con la espada empuñada.

    Marth: ¿Están listos ya? Partiremos al ocaso no pienso esperar ni un momento más. – dijo con las cejas fruncidas y con voz furiosa.

    León: ¿Cómo? ¿Qué paso, que ha cambiado tan drásticamente tu decisión? – dijo extrañado.

    Marth: ¿Has visto a la chica de Sidartha?

    León: Si, ¿pero que pasa con ella? – dijo curiosamente.

    Marth: Pues, mi padre le ha propuesto ser mí…

    León: No digas nada, lo veo en tu rostro, te provoca repulsión esa chica. No te preocupes, estaremos listos antes del ocaso, y ¿ya has empacado?

    Marth: No, aún no, pero ya sabes que siempre viajo ligero. ¡Deroon! – gritó fuertemente, el sirviente no tardo en llegar – Empaca todas mis cosas, tienes hasta el ocaso para tener listo mi equipaje, apresúrate, no queda mucho tiempo.

    León: Lo bueno es que siempre viajas ligero – dijo asombrado - ¿Nos quedaremos más de lo planeado verdad?

    Marth: No quiero verle la cara al viejo por un buen tiempo, anda ya me escuchaste, tienen solo hasta el ocaso.

    León no dijo nada, simplemente hizo una reverencia y se marchó. Marth miró cabizbajo la fina alfombra que bajaba de la escalera, después levantó la vista y subió los escalones muy lentamente. Mientras en la estancia, el rey hablaba con Meshda.

    Shin: Mañana antes de que te vayas, búscame, tengo algo que darte, ¿entendido? – dijo sonriéndole gozosamente.

    Meshda: Si majestad, mañana le veré, si me lo permite estoy algo cansada por el viaje y la charla, me retiraré a descansar. – dijo haciendo una reverencia.

    Shin: Desde luego, dile a cualquier sirviente que este afuera que venga y después busca a otro y dile que te lleve a la habitación de huéspedes en la parte este.

    Meshda salio más que presurosa de la estancia e inmediatamente se dirigió a una ventana, seguramente por que el aire le hacia falta después de tanta discusión.

    Meshda: ¡Que viejo tan más loco! ¿Casarme con Marth? No, yo amo a Link y solo con él me casaré. – suspiro – Nunca me había humillado así. Padre espero que sepas lo que haces.

    - ¿Se le ofrece algo mi lady? – dijo una voz femenina

    Meshda: ¡Ah! Si, que no me hables por la espalda. – dijo molesta. – El rey le necesita urgentemente.

    La criada se fue presurosa. Meshda subió las escaleras y camino por un largo y estrecho pasillo, en el cual no había guardia.

    Caminaba sigilosamente como si estuviese buscando algo, sin embargo, una habitación la cual tenía la puerta abierta le llamo la atención. Entro un poco para ver el lugar más de cerca.

    La alcoba estaba muy limpia y todo inmueble y retrato familiar se encontraba en buen estado, en una mesa de centro se hallaban colocadas rosas blancas, el viento que entraba alborotando las cortinas esparcía el aroma exquisito de las mismas, había una cama que a leguas se notaba cómoda, sin embargo, hubo una pintura la cual le llamó la atención, era una dama vestida de azul zafiro, lucia delgada y esplendorosa, sus manos sostenían un instrumento musical bastante llamativo, una lira de color azul y los mangos en oro, el cuerpo del instrumento tenía inscrito una escritura antigua y difícil de leer para ciertos elfos y humanos.

    La dama mostraba dulzura y gallardía, sus enormes ojos grises, fijaban su mirada en algo lejano, pero transmitía un deseo por admirar su cabello dorado y sus labios pequeños y rosados. Al acercarse Meshda a la pintura, se oyó la voz de Marth.


    Continuará...
     
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    Lil Shandawn

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    Me va gustando lo que es la historia. Tienes bastante imaginación, te lo digo como gran fan que soy yo también de Zelda... ¡Solo una cosita! Te recomiendo usar el guión largo, ya que con él, así, lo puedes escribir más cómodamente. El guión largo se pone dejando pulsado ALT y luego con los números de tu derecha escribes 0151, y ya lo tendrás puesto ;)



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    Parte 2. Capitulo 1 "El Misterio"


    Marth: ¿Qué haces aquí? — dijo molesto — Retírate antes de que llame a la guardia.

    Meshda: Bonito lugar, ahora entiendo por que no querías que me quedara aquí, debiste amar mucho a tu madre, por aquel retrato puedo ver que sin duda fue muy hermosa. — dijo mientras caminaba hacia él — Aún no puedo creer que estés interesado en Zelda. — dijo con una sonrisa hipócrita.

    Marth: No es asunto tuyo, así que te pido de la manera más cortes que no te metas.

    Meshda: ¿Estas tan seguro de que te corresponderá? Por que tendrás que pasar por muchas cosas para ganarte su afecto. — dijo susurrándole al oído.

    Marth: No necesito su afecto, ella es mí prometida y su obligación y deber es estar a mi lado. — dijo viéndole desagradablemente.

    Meshda: Ya verás te costará trabajo quitarle de la cabeza a Link.

    Marth: ¿Link? — dijo extrañado.

    Meshda: ¿El rumor no le ha llegado? Ja, ja, ja. — dijo riendo gozosa — Link, es ni más ni menos que, el legendario héroe del tiempo, aquel que rescató a la princesa Zelda del rey de los ladrones... Ganondorf.

    Marth: Así que Link es el héroe del tiempo — dijo asombrado y pensativo a la vez — ya había oído hablar de él, pero nunca me imagine que llegaría a rescatar a mi prometida, siendo así habrá que recompensarle por mi parte y gratitud.

    Meshda: Ja. ¿Recompensarle? Por favor si su recompensa la tiene disfrutando ya, desde hace un buen tiempo vive en palacio a lado de la princesa y el rey Casio, y no conforme con eso a enamorado a la misma princesa y no tengo duda de que él no sienta lo mismo por ella. — dijo mientras su rostro mostraba malicia con cada frase que decía.

    Marth: ¿Cómo ha dicho? ¡¡Maldita sea!! No permitiré que un héroe absurdo y tonto me arrebate lo que por derecho es mío ¡lo oye, lo ha oído! — dijo mientras con el puño cerrado golpeaba la mesa en donde se hallaban las rosas, las cuales cayeron del florero, en el instante del golpe.

    Meshda: Si, si, no se enoje, además no digo que toda la culpa sea de Link. Zelda es una joven inteligente, atractiva de ojos azules y cabello largo y dorado, su piel es blanca, es buena con el arco y más o menos con la espada, le gusta leer y tocar la ocarina y la lira. — en ese instante se oye la voz de León.

    León: ¿Marth? ¿Dónde estas? Responde por favor. — dijo mientras gritaba.

    Marth: ¿Qué pasa León? ¿Están listos ya? — León solo asintió la cabeza — Bien, marchémonos de una buena vez, con su permiso Meshda. — dijo mientras le reverenciaba, lo cual provoco el asombro de León y de la misma Meshda, quien se fue al ver lo que el joven príncipe hizo.

    León: Para que tú actúes así, debió haberte dicho algo de sumo interés. ¿Qué fue? — dijo extrañado.

    Marth: Confórmate con saber que ahora más que nunca tenemos que llegar a Hyrule. — dijo con una sonrisa en su rostro. —Por cierto casi lo olvidaba. Espera un momento.

    León: ¿Qué buscas en ese cofre? — dijo extrañado.

    Marth sacaba de un baúl, que estaba en un rincón de la alcoba de su madre algunas sedas de colores, hasta que se levanto con el instrumento que Meshda había visto dibujado en el retrato. León quedo asombrado al ver dicho instrumento en manos de Marth.

    Marth: Esto era de mi madre y apuesto que le hubiera gustado que conociera a Zelda y que además… – dijo tiernamente, mientras su mirada permanecía soñadora en la lira.

    León: ¿Zelda? ¿Quién es Zelda? — dijo extrañado.

    Marth: ¿No te lo había dicho ya? Zelda es el nombre de la chica que aguarda por mí en Hyrule y por lo que la princesa de Sidartha me ha dicho, es muy bella, de igual manera es urgente que lleguemos a Hyrule por que un tal Link…

    León: ¿Quién es Link? — dijo aún más extrañado.

    Marth: Ja, ja. No lo vas a creer. ¿Recuerdas la historia del legendario héroe del tiempo?

    León: Y como no, ha sido una toda una leyenda. ¿Por qué?

    Marth: Link es el héroe del tiempo, aquel que viajo 10 años para rescatar no solo a el reino de Hyrule, si no también a mi prometida. Y el muy infame se ha cobrado la recompensa con mi futura reina. — dijo con un gesto de desagrado, mientras bajaban las escaleras paulatinamente.

    León: Ahora comprendo tu urgencia por irnos y llegar lo más rápido a Hyrule. — dijo con gran asombro.

    No muy tarde llego una joven alta, delgada, de cabello largo color rojo, vestida de color azul rey, con calza cómoda, León al verle quedo extrañado.

    León: ¿Nadesh? ¿Qué haces aquí, por que has roto tu guardia?

    Nadesh: Estamos ya desesperados, no dicen que apresuremos el equipaje y tardan demasiado. — dijo desesperada.

    Marth pasó una de sus manos por la cintura de la chica, la cual venía bien armada; en su espalda traía un arco y flechas, mientras que en la calza, portaba una daga, por debajo de la capa, traía una cimitarra y en la cintura una ligera espada (estilo esgrima). El joven detuvo su mano alrededor de la cintura de Nadesh y empezó a caminar hacia las afueras del palacio, esto provoco que la chica se pusiera roja y bastante nerviosa.

    Marth: Vamos Nadesh, ten consideración, gracias a ti puedo estar a salvo. — dijo con una enorme sonrisa en el rostro.

    León: Marth, deja a tu arquera en paz, anda Nadesh monta tu corcel, partiremos en unos momentos, diles que ya no se desesperen.

    Nadesh: Si señor, con su permiso alteza. — dijo haciéndole una reverencia y se marcho.

    Nadesh bajo apresuradamente las escaleras de la estancia; una vez abajo tres jinetes aguardaban con tres caballos vacíos y un carruaje. El primer jinete era una mujer, tenía una enorme cabellera larga y pelirroja, pertenecía a la raza de los andere, en el reino de Verania, los andere viven en las montañas, visten de blanco y negro en honor al día brillante y la noche oscura y su especialidad en batalla es el onagro. Los ojos de Gena eran violetas, vestía con armadura ligera y en su espalda traía una ballesta.

    El segundo jinete se llamaba Odesh, un joven de cabello castaño claro, ojos verdes, de raza larcil, en Verania viven cerca de los ríos, en la parte sur del reino, donde habitan los phyles, criaturas míticas del agua, los larcil destacan por su habilidad para cocinar y su destreza para fabricar armas de combate. Odesh es de complexión delgada, alto y muy comelón, viste un pantalón azul y camisa morada con botas ligeras y una espada gruesa en su cintura.

    El tercer jinete, era otra mujer, su cabello era azul cielo, al igual que sus ojos, vestía un vestido azul y largo, pertenecía a la raza de los shanan; los shanan viven en la parte más alta de las montañas, en donde viven los dragones de nieve, que hacen llover y nevar, se dice que viven tan alto para estar cerca del dios Anul, su especialidad es la magia, ya que pueden hacer conjuros y controlar el tiempo, según el estado de animo de Anul. Sidia tiene un báculo que nos solo le sirve para la magia, si no que también para golpear fuerte a los enemigos, pues los shanan, son personas muy ágiles y atléticas, saben pelear con los puños y cualquier tipo de espada.

    Odesh: Y bien. ¿Qué les pasa al príncipe y a León? Tenemos mucho tiempo aquí, quiero irme ya. — dijo pues tenía una cara de desesperación y aburrimiento total.

    Nadesh: No te desesperes, venían atrás de mí. — dijo mientras subía al caballo.

    Gena: ¿Cómo va a estar el clima hoy Sidia?

    Sidia: Al parecer bien, Anul no esta molesto hoy. Miren ahí viene el príncipe. ¿El carruaje esta listo?

    Odesh: Si, parece que al fin nos iremos de aquí.

    Marth: Bueno, henos ya aquí. ¿Tienen listo a mi caballo? — dijo con una enorme sonrisa.

    Sidia: ¿Cómo, no vas a viajar en el carruaje? — dijo asombrada.

    Marth: No, eso será cuando estemos cerca de la entrada del palacio de Hyrule, mientras viajaré con ustedes o díganme si les incomoda. — dijo mientras montaba a su caballo.

    Odesh: Como lo prefieras, pero no nos haremos responsables si te ensucias.

    Marth: ¿Tan importante es el que este limpio?

    León: Desde luego, no sea que le vayas a desagradar a la princesa. — dijo en tono burlón.

    Marth: Ja, no creo que le importe. — dijo riendo — Vamonos, tenemos que apresurar el paso para llegar a Racdo antes de que nos caiga la noche.

    León: Racdo es un pueblo en donde dicen que habitan ninfas en sus bosques, lo cual provoca mucho pavor a ciertos jinetes que pasan por la noche.

    Odesh: Ja. ¿Acaso el grande e inteligente, que lo dudo, León Carad tiene miedo a un montón de patrañas en la inmensa noche?

    León: No te burles sus bosques están encantados. Miles de guerreros temen pasar por sus bosques en plena oscuridad.

    Después de tanto discutir si había ninfas o no en los bosques de Racdo, Marth ordeno que se abriera la puerta del palacio y que no dijeran al rey que ya se había marchado hasta el amanecer del próximo día. Así pues, teniendo las praderas y colinas a sus anchas, se embarcaron rumbo al reino de Hyrule, donde muchas cosas tendrán que ponerse a prueba y demostrar que solo un guerrero es el vencedor. El ocaso cayó mientras que los seis viajeros se adentraban con impaciencia al bosque de Racdo, todo parecía muy sereno hasta que uno de los jinetes con gran asombro, comunicó a los demás, una noticia no muy alentadora.

    Sidia: ¡Vaya, esto sí que es grave! — Esto provocó que los demás voltearan a verle. — Anul al parecer, no esta del todo feliz, pues hoy la luna no saldrá, no tendremos guía y el camino aún es largo.

    León: Sin luz de luna no podemos viajar, podríamos perdernos fácilmente. Será mejor que acampemos en este bosque.

    Odesh: ¿A...aquí…? — dijo con voz temerosa y un gesto de angustia y desesperación.

    León: Sí. ¿Por qué? ¿Tienes algún problema o tus bromas te aterrorizaron? — dijo alegremente.

    Odesh: No digas estupideces, soy un caballero de Verania y no le tengo miedo a un montón de absurdas patrañas. — dijo valerosamente. En eso se oye el aullido de un lobo. — Mmm. ¿Qué fue eso?

    León: Déjense de tonterías, desmonten y prepárense para acampar aquí, es una orden. — dijo con voz firme y clara.

    Odesh: El único que manda aquí es Marth.

    Marth: A mi no me metan en sus problemas. Obedezcan a León.

    En ese instante una pequeña luz del tamaño de una pelota pequeña (aprox. 15 cm.) salió de un arbusto con mucha rapidez pasando frente al caballo de Marth, esto provoco que el caballo se asustará y saliera corriendo. León, Odesh, Sidia, Gena y Nadesh, desmontaron y trataron de perseguir al caballo, pero este iba demasiado rápido; Marth iba asustado trataba de detener al corcel; sin embargo, el caballo saltó un tronco lo cual provoco que Marth cayera de él, pues las ramas de un árbol lo detuvieron, el joven cayó en un riachuelo perdiendo el sentido.

    Pasaron algunas horas para que el joven príncipe recuperará el conocimiento, al abrir los ojos desconcertadamente observo el lugar, en el cual se hallaban varios árboles, arbustos enormes y un pequeño riachuelo.

    Marth se acerco al riachuelo, se hincó y con sus manos empezó a coger agua para mojarse el rostro y el cabello, al recoger nuevamente un poco más de agua, miró sorpresivamente la pequeña luz, la cual se disipaba y claramente veía a una joven hada la cual le sonreía; Marth se asustó y con una de sus manos la arrojo como si fuera una especie de bicho, la pequeña hada cayo dentro del riachuelo.

    Rápidamente comenzó a brotar una luz intensa, el joven con temor se recorría hacia atrás mientras veía asombrado tal acto, del agua brotó el hada, con la diferencia de que ya no tenía alas y que se encontraba desnuda y del tamaño de un elfo (1.64 cm.). Marth parecía estar hechizado por el rostro de la chica, el joven se quitó la capa, le cubrió el cuerpo, la tomo en sus brazos y comenzó a caminar sin conocer siquiera el camino. No muy distante se oyeron voces que invadían la tranquilidad del profundo bosque.

    A lo lejos, en el horizonte, el sol comenzaba a salir. Marth hallo a León, quien traía una antorcha en las manos.

    León: ¡Gracias a Anul! ¿Te encuentras bien? — dijo angustiado, no tardó mucho en notar la presencia de la chica. — ¿Quién es la chica?

    Marth: Su nombre lo desconozco, la halle tirada en un riachuelo, ayúdame a llevarla a el carruaje.

    León: ¿Por qué? ¡Ah! Ya veo. Sin duda es hermosa. — dijo mientras admiraba su rostro aún dormido.

    No muy distante se oyeron unos pasos y cortes en los arbustos, León había desenvainado su espada y se preparaba para atacar.

    Nadesh: ¿Marth estas bien? ¿Quién es ella? — dijo mortificada al mismo tiempo que se encontraba desconcertada.

    Marth: Nadesh quiero que le des a esta chica algo de ropa. — Nadesh asentó la cabeza al ver que la chica estaba desnuda. — León llévala al carruaje.

    León tomo en brazos a la chica y camino junto con el príncipe y Nadesh hasta el carruaje, una vez ahí la recostó en el asiento y se retiro. La chica permanecía inconsciente, Nadesh cubrió las ventanas del carruaje y comenzó a vestirla, en el cuerpo blanco y claro le coloco una falda y camisa verde, en los hombros una capa azul rey con la insignia de Verania y en los menudos pies de la chica le coloco unas botas cafés. Nadesh permaneció extrañada al no encontrar cicatriz o herida. Al salir del carruaje Marth, se dirigió con Nadesh.

    Marth: Y bien ¿Cómo esta? — dijo seriamente.

    Nadesh: Bien. No le hallé cicatriz alguna y para serte sincera no parece ser una criada o pordiosera. — dijo extrañada.

    Marth: ¿Por qué lo dices? — dijo curiosamente.

    Nadesh: Su piel es muy suave y tersa, se nota que nunca ha estado bajo los rayos del sol, debido a eso su piel es blanca; tiene el cabello largo y rubio y al menos en varios reinos no se les permite a las criadas tener el cabello hasta la cintura.

    Marth: ¿Qué quieres decir? — dijo aun más extrañado.

    Nadesh: No quiero confirmar nada, pero es posible que… se trate… de una princesa.


    Continuará...


    Espero que les este agradando... Dudas, quejas, comentarios y/o sugerencias son bienvenidas...

     
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    Aramiza

    Aramiza Entusiasta

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    Muchas gracias... dime si ahora si lo usé de la manera correcta y si tienes más recomendaciones, no dudes en decirlas...

    Cuídate mucho y espero leerte pronto.
     
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    Lil Shandawn

    Lil Shandawn Portadora de la Scissorblade - Rolerda en Twitter

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    uyyyy.... Creo que no me has entendido xD tranquila, no te culpo ;) Mira te explico....
    Con lo del guión largo, no me refiero a que lo hagas así:

    Ejemplo (Pongo 2 guiones cortos, porque desde el mac no se puede poner el largo):
    Link: -- Pronto llegaré al castillo, he de prepararme bien... -- Dijo muy entusiasmado
    Si no que lo pongas así:
    --Pronto llegaré al castillo, he de prepararme bien... -- Dijo muy entusiasmado Link.

    Tampoco es cuestión de poner siempre "dijo", puedes poner otras cosas, como: añadió, pronunció,expresó, contestó, questionó, preguntó...

    Pero muy bien!

    Si no lo has entendido muy bien, solo puedes pasarte por las ayudas, o leer uno de mis capítulos de Zelda (WTF?!), eso sí, si te pasas, la primera está hecha a modo teatral, con lo que tendrás que pasar a la 2 pág.



    Atte: Entrenadora canaria.
     
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    Kilter

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    Mmm buena historia, con personajes curioso. Tiene pinta de que puede ser un gran fic de acción. En cuanto a la relación entre el padre y el hijo he de decir que el hijo no se porta muy bien con el padre, pero también es que el padre no debería tratarle así, el hijo debería tener derecho a decidir, pero claro, al ser hijo de un rey y ser una historia en un mundo bastante medieval las cosas eran así. De todas formas, de tal palo tal astilla, como se suele decir.
    Me pregunto quién será la chica y por qué tenía forma de hada, me has dejado intrigado.
    Ánimo con tu primer fic en facficslandia, lo iré viendo y siguiendo. Espero la continuación.
     
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    Aramiza

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    Me encantaría leerlo pero no encuentro el link si fueras tan amable, te lo agradecería mucho... Ya que se me hace un poco complicado estar poniéndolo de la manera en que dices aunque siento que sería más practico y así no parecería como obra de teatro... Es que... de alguna manera me gusta mucho narrar fics... espero poder mostrárselos en algún momento... n.n
     
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    Aramiza

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    La Partida (The Legend Of Zelda)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    6
     
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    Tercera Parte. Capitulo 1.

    Marth con gran asombro y pupilas dilatadas pronunció — ¿Crees que sea posible?


    No lo sé, pero no encuentro alguna otra explicación. — respondió Nadesh

    Viaja con la chica hasta que despierte y después avísame.

    Entendido. — dijo Nadesh haciendo una reverencia mientras subía al carruaje.

    El sol ya había iluminado totalmente el reino de Verania, en donde desde muy temprano se llevaba acabo una reunión entre varios tenientes y capitanes de guerra, quienes trataban de convencer al rey Shin de que combatiera al reino de Genland.

    El consejo de ancianos espera mi veredicto sobre las negociaciones de mercadeo con Termina y la vasta tierra de Freuly. — decía el rey Shin con voz un tanto quebradiza, pues la edad ya le pesaba en los hombros.

    ¿Y si Genland no quiere negociar? Llevamos unos cuantos soldados y los obligaremos a desistir. — interrumpió el general Román.

    No general, esto se negocia con palabras no con fuerza, además mi amigo el rey Casio de Hyrule esta en Termina, si acuden inmediatamente, es posible que nos ayude a pactar la paz con ese reino, Casio puede hacer cambiar de parecer al rey de Termina. — insistió Shin.

    Excelente plan alteza, a mi no se me hubiera ocurrido algo tan sencillo y pacifico, preparare a algunos hombres por cualquier cuestión que no nos favorezca, partiremos enseguida mi lord.

    Recuerden que solo esa armada será por cuestión de honor, una causa de fuerza mayor alertará a nuestras tropas ¿Entendió? – pronunció Shin a los generales y capitanes que asentían la cabeza – Bien, pueden retirarse.

    Todos comenzaron a salir del salón excepto Shin, quien pensativamente moraba en el centro de la mesa, con nostalgia recordaba que es lo que había hecho mal al educar a su hijo. No tardo en llegar un sirviente quien con escoba en la mano y una cubeta con agua en la otra quedara perplejo al observar al rey solo en la enorme habitación.

    Disculpe alteza, no sabia que estaba aquí. ¿Prefiere que venga mas tarde a limpiar? — dijo un criado.

    No, limpia ahora yo… estaba apunto de retirarme, por cierto ¿Sabes si mi hijo ya se fue? — cuestiono Shin.

    Su hijo se fue desde anoche, partió con una guardia de 5 integrantes, uno de ellos era el señor León Carad, al parecer van con destino al reino de Hyrule. — contesto el criado.

    Mi pobre hijo – sonrió Shin por lo bajo — su curiosidad es más fuerte, por desgracia se enfrentará a uno de sus miedos mas fuertes… la derrota. En cuanto a León, quiere sentirse nuevamente como un joven pero ya vivió muchas aventuras a lado del señor Ariel, cuando Rubén nos quiso invadir. — Shin se levanto y se dirigió a la ventana más próxima.

    Creo que esta será la última batalla de León. — después suspiro — Llama inmediatamente al capitán Adma y retírate, luego vendrás a terminar tus labores.

    El criado se fue lento y un tanto cabizbajo, seguramente el tanto sostener el balde con agua le había cansado prontamente. Pasaron cinco minutos para que un guardia anunciara al capitán, el rey hizo una seña indicando que el joven pasará. Al entrar el chico se quito el yelmo plateado, dejando caer una larga y rubia cabellera recogida en una trenza, tenia los labios muy finos y delgados, los ojos grandes en color jade plasmaban furia y rencor, se mostraba robusta y parecía ser bastante ágil y poseía unos guantes de cuero negro en las manos.

    Adma sigues tan hermosa como siempre. — exclamo Shin sonriente.

    Creo que no me llamo solo para decirme eso. — dijo seriamente el capitan.

    Hija toma asiento por favor. — sonreía Shin.

    No gracias así estoy bien y otra cosa más, no quiero que me llame así. Tome su papel como rey y yo como su capitán. — contesto Adma mientras cerraba los ojos fuertemente y apretaba el puño.

    Al parecer ninguno de mis dos hijos me respeta. ¿Puedo preguntar por qué? Y es una orden que me responda. — El rostro del rey le cambio pronto al oír al capitán, pues se puso serio y un tanto disgustado.

    Usted solo uso a mi madre para satisfacerlo una noche en la cual se quería sentir dueño y señor de todas las cosas. ¿Y después que le hizo? ¿Eh? Le arrojo a los perros en cuanto supo que me esperaba — Adma respondía con gran furia

    Sin embargo se me ha grabado el día en el que el conocí y mi madre desde la puerta le dijo que lo que habían tenido fue una mujer, usted le empujo, le golpeo y no conforme le escupió en el rostro diciéndole que su heredero debía haber sido varón. Solo tenia 4 años y por usted mi madre me hizo parecer, sentir, pensar, oler y ser como un hombre, con la gran diferencia que poseo el nombre de una mujer. Le odio, le juro que le odio por haber tenido que ver con mi madre. — irritada apretó su puño.

    ¡Y si me odias tanto! ¿Por qué me proteges? ¿Por qué luchas por mí, por Verania? —pregunto Shin un tanto desconcertado.

    Porque se lo prometí a mi madre, por ella lo hago no por ti.

    Esas palabras las he oído con anterioridad. Pero tú también no entiendes que ame a tu madre. — insistió Shin

    ¡¿Igual que amaste a la madre de Marth?! — giro Adma bruscamente su rostro exaltado — Discúlpame si no lloro, pero gracias a ti, no puedo llorar, no siento compasión de nada ni de nadie, no puedo enamorarme y hace muchos años que no he vuelto a sonreír.

    Adma te llame para encomendarte una misión importante para mí. — menciono Shin mientras se encontraba desfallido sobre el trono. — Quiero que partas a Hyrule para proteger a tu hermano, tengo un mal presentimiento y tú eres joven y muy fuerte. — termino de decir titubeante.

    Lo siento mi promesa no incluye a Marth. — respondió Adma seriamente.

    La chica detrás de aquella armadura metálica y calza dura y negra parecía no tener corazón, a pesar de tener el rostro sucio después de una batalla épica en el reino de Darmon (reino en la parte Noreste de Verania, el cual le había declarado la guerra por tener mejor cosecha y no vendérselas para abastecerse, ya que otro reino en crisis la necesitaba).

    Te lo pido por tu madre nuevamente, parte a Hyrule. — persuadió Shin — Te daré cualquier cosa que me pidas.

    No puedes ofrecerme algo que no tienes. No puedes hacerme una mujer, ser como debí ser, no puedes comprar mi dignidad ahora y arrojarme un hueso. — grito Adma exaltada — Pero esta bien, cumpliré con mi trabajo, pero te advierto que tendrás que cumplir cualquier exigencia mía — sonrió con malicia — cincuenta mil rupias quiero a cambio de la protección de tu hijo.

    ¿Cin… cincuenta mil rupias? Esta bien, te pagare en cuanto Marth regrese sano y salvo con su prometida. — menciono Shin un tanto cabizbajo y serio. — Ahora déjame solo y ve a empacar, me es urgente que lo protejas.

    Como lo ordene su alteza — Adma realizo una reverencia en tono burlón, se colocó nuevamente el yelmo en su brazo izquierdo y salio a prisa.

    Al salir totalmente de la habitación se encontró a Meshda con un vestido rojo bastante seductor y pegado a su cuerpo, asombrada y sonriente saludo a Adma pero este no se tomo la molestia de voltear y mirarle, lo cual provoco que Meshda suspirara larga y tendidamente.

    Que poco hospitalarios son aquí. — se dijo Meshda con un gesto de desagrado.

    Meshda se quedo sentada en un sofá de madera fina. Mientras tanto Adma descansaba cerca de las caballerizas, en una paca de heno, se había quitado el yelmo y se había desecho totalmente la trenza que le sujetaba el cabello, sentada limpiaba la sangre que yacía en su espada, cerca se encontraban alrededor de 15 soldados más quienes reían a carcajadas y se burlaban de ellos mismos, de pronto un chico pelirrojo de aparentemente 22 años y un tanto fornido se acerco a Adma quien permanecía pensativa y cabizbaja; el aire le alborotaba los cabellos quienes al pasar por su rostro le brindaban una belleza natural.

    Deroon fijo su mirada en Adma y camino junto con otros soldados hasta donde se encontraba el capitán. Ningún hombre sabía que su capitán fuera una mujer de tan solo 24 años, algunos lo llegaban a sospechar, pero cuando se atrevían a investigar, una mirada desgarradora y unas cuantas palabras del capitán, podían hacer temblar a cualquier enemigo. Adma era conocida como el capitán sin corazón, pues masacraba sin piedad al enemigo e incluso a los mismos soldados del reino.

    Adma, pareces una indefensa damisela sentada, pensando y tal vez meditando, si fueras mujer besaría tus menudos y delgados labios. — sonrió placido Deroon.

    Adma levanto la vista, mirándolo fríamente; se puso de pie y camino quieta y paulatinamente hasta donde se encontraba Deroon y con voz profunda y seria le tomo por el cuello de la armadura jalándolo.

    ¿Tú piensas que si yo fuera una mujer, me tomaría la molestia de hablar con una escoria como tú, de estar metida en el ejército y proteger a un rey de pacotilla? Deja de decir estupideces si no quieres que te clave esa vara en la parte donde no podrás demostrarle a una mujer tu hombría. — repitió Adma mientras le soltaba de la armadura al mismo tiempo que le arrebataba una vara de fresno que el joven tenía en la mano.

    Perdóname… veo que estas de mal humor, no aguantas ni una broma. — le contesto Deroon sacudiéndose el peto.

    Dile a mi batallón que se preparen porque antes de que el sol este en lo alto partimos a Hyrule. — ordeno Adma.

    ¿Hyrule? Pero eso esta muy lejos. — repico Deroon.

    Adma quien estaba dándole la espalda, al oírle, se volteo rápidamente golpeando su rostro con una vara de fresno y nuevamente le tomo por el cuello de la armadura.

    ¡¡Óyeme bien idiota, no te estoy preguntando que tan lejos esta, te estoy dando una orden y si no quieres acatarla dímelo y mañana te veré en la orca!!

    El joven quien tenía en el rostro una cicatriz desde el ojo izquierdo hasta la parte inferior del labio del eje derecho de la cara, con voz temerosa, mirada en el suelo y tembloroso asentó la cabeza y se fue corriendo, Adma dio media vuelta y quizás por vez primera algunos hombres contemplaron la crueldad y frialdesa que sus ojos mostraban, pues el yelmo impedía ver como sus ojos se tornaban en color jade aceroso y los pómulos se le enrojecían como en las mujeres. Adma siguió pensativa y cabizbaja mientras los 320 soldados preparaban el equipaje, armamento y alimentos para proteger al príncipe.

    Para entonces había pasado un día desde que el príncipe Marth se había marchado, de igual manera transcurrió el mismo tiempo para que la chica que habían hallado reaccionara, Nadesh había permanecido desde entonces en el carruaje, pues temía que despertase y atacase a sus amigos. Cuando la joven guerrera observo que la chica había despertado saco su rostro por la ventanilla del carruaje y silbo, atrayendo de esta manera la atención de todos. León ordeno se detuvieran en la entrada del pueblo de Racdo, una vez entonces Marth bajo serio de su corcel y camino a pausas hasta el carruaje, ahí ordeno que Nadesh bajara a la desconocida y la llevara hasta un árbol enorme y frondoso que se hallaba bastante cerca.

    El joven príncipe permanecía de pie igual que los otros a excepción de la chica de la cual nadie sabía nada. Marth le miraba déspotamente, con poca amabilidad hasta que se atrevió a cuestionar.

    Dinos ¿Cuál es tu nombre? — preguntó Marth con voz altisonante.

    Sin embargo la chica no respondió, solo quedaba perpleja observando a Marth, quien al no obtener una respuesta inmediatamente volvió a cuestionar más gravemente.

    ¡¡ ¿No me oíste?!! Te pregunte ¡¡ ¿Cuál es tu nombre?!! — repitió Marth bastante exaltado, mientras que con el puño cerrado golpeaba nuevamente al árbol.

    No puede hablar, Anul le ha privado su voz. — interrumpió Sidia que se había percatado de algo en la chica que no era normal y desde luego era incomprensible.

    Esto provoco una reacción asombrosa para todos en especial para el príncipe. Sidia coloco su mano derecha en la frente de la chica y de repente pudo adentrar a los pensamientos y recuerdos pasados de la joven, al observar cautelosamente vio a un niño vestido de verde, un árbol enorme y frondoso que entregaba su espíritu a un niño, a un hombre moreno con mirada desgarradora montado en un corcel negro, un símbolo triangular dorado con un águila por debajo y un ojo de la civilización Sheikhan, quienes se habían destruido a causa de una guerra. Sidia parecía no resistir las imágenes, por lo cual quito su mano rápidamente mientras en su rostro el dolor se hacia presente y su cuerpo se desvanecía hacia los brazos de Gena.

    ¡Ah! — grito Sidia con dolor

    ¿Qué viste? — preguntó León

    Un símbolo triangular dorado con un águila debajo. — respondió Sidia en los brazos de Gena.

    Es… Hyrule… ese emblema pertenece al reino de Hyrule. Eso quiere decir que esta chica podría ser… — miró asombrado León a la chica.

    ¡¡ ¿Zelda?!! — pronunció Marth extrañado y perplejo, pues al decir el nombre la joven volteó desconcertada y con una sonrisa enorme en el rostro, dejando muchas interrogantes a los presentes. — Es imposible, suena ilógico ¿pero y si en verdad es ella?

    La chica solo miraba a Marth insinuando probablemente que si se trataba de la princesa Hylian, los presentes se habían quedado estupefactos, no entendían razón alguna. El silencio era más que incomodo, las miradas extrañadas y perplejas parecían no tener fin; la chica pronto se puso de pie, alterada y nerviosa señalo a un grupo de cinco sujetos, quienes con cautela se aproximaban mas y más al lugar, sus intenciones claramente no eran buenas, pues tenían el arco, cimitarra, ballesta e incluso el hacha empuñada.

    Al voltear Marth, alcanzo a esquivar una flecha, la cual pareció penetrar en el cuerpo de la desconocida, sin embargo, una luz fulminante y cegadora invadió el lugar, cayendo tanto la flecha como la chica al suelo, una separada de otra. Inmediatamente León reacciono y ordeno se defendieran a como diera lugar.

    Enormes estruendos de estocadas se oían en las entradas del pueblo mientras las flechas que eran arrojadas por el aire caían tratando de ser letales. León pudo dañar con su espada la pierna de quien al parecer se trataba del líder de los ladrones, mientras que otro ladrón dañaba el brazo del joven Marth, los ladrones empezaban a retroceder, hasta que uno de ello (el líder, el cual había sido herido por León) juraba regresar por venganza.

    Marth se apoyaba en los hombros de León que trataba de ver si la herida había sido de gravedad, Nadesh se hinco y trato de tomar los signos vitales de la joven desconocida pero no sintió alguno, hasta que de repente la joven aspiro aire profundamente y abrió los ojos alterando los nervios de los presentes, pero mayor fue el asombro ya que la chica pronuncio algunas palabras.

    ¡¡Que tonta soy!! — dijo la joven mientras levantaba la vista y observo que Marth había sido herido. — Vamos acérquese debo decirle algo de suma importancia.

    El joven príncipe extrañado y boquiabierto se acerco lentamente, se hinco junto a la chica quien le cubría el brazo con ambas manos y comenzaba a brotar una luz menos cegadora e intensa que la vez anterior.

    Mi nombre es Navi, soy un hada que debió haber ido a Hyrule, mi misión ahora esta en tus manos, desconozco el por que partirás a ese reino, pero ahora ya no importa. Gaste la poca energía que debía mantenerme humana, pero falle… — menciono con melancolía —Use lo que me quedaba para salvarte del monstruo que hirió León y desde luego la estoy gastando en este momento, al curarte tu herida.

    ¿Monstruo? Pero si parecían ser normales. — respondió Marth

    Esta usted equivocado mi lord — inetrrumpio Sidia — los hombres que nos atacaron eran trolls de los bosques negros, buscaban comida y dinero, lo que nosotros vimos fue solo un espejismo, pero si esta diadre (refiriéndose desde luego a Navi) si lo que dice es cierto, los debilito físicamente con una especie de luz más fuerte que la solar.

    ¿Cuál es tu misión? — preguntó Marth soltandolr la mano a Navi.

    En Hyrule habita un chico, el cual es mejor conocido como “el héroe del tiempo”, vive con la princesa Zelda, a la que tanto buscas, por favor... — suplicó Navi hincada a los pies de Marth — Diles que cosas graves pasaran y si él no revela sus sentimientos a tiempo, Link… — de pronto la melancolía y desesperación se apoderaron de ella

    Morirá… sufrirá mucho — insistió Navi con lagrimas en sus ojos — Prométeme que se lo dirás ya que mi misión era protegerlo en forma humana, de diadre no sirvo. ¡Promételo! — exigió Navi una respuesta a Marth.

    Marth permanecía con el rostro serio y sin preocupación alguna reviso su brazo el cual ya no tenía ninguna herida o cicatriz. Navi al verle se levanto furiosa y le tomo por el cuello de la capa que cubría su espalda.

    ¡¡Promételo!! — grito Navi desesperada — Yo… creí en ti — inconsolable cayó al suelo rompiendo en llanto.

    Marth sonrió al ver que la joven se iluminaba nuevamente por una ráfaga de destellos dorados, la luz se hacia mas intensa mientras que del fino rostro de la chica caían lagrimas. Navi poco a poco se hacia mas `pequeña, al igual que la luz y una vez que recupero su forma original (15 cm. de altura), la pequeña luz voló y se perdió en el bosque seguida por un destello de lo que parecían ser lagrimas. Marth sonrió placidamente y volteo para ver la reacción de los presentes, los cuales estaban desconcertados por la falta de hombría que su señor había demostrado con la chica.

    ¡Quiero que entiendan algo! Me tiene sin cuidado lo que piensen de mí. La princesa hylian es mía, mi futura reina y… si Link muere, no solo la tendré a ella, si no que también… su corazón. No quiero oír pretextos, ni tonterías, nos vamos ahora mismo, viajaremos sin descansar, solo nos detendremos para almorzar, comer y cenar, espero haber sido claro. — gritó Marth mientras subía y cerraba la portezuela del carruaje.

    Nadie tuvo el valor para decir nada, la mirada perdida permanecía en los ojos de León, Nadesh, Sidia, Odesh y Gena, quienes habían sido conmovidos por el corazón tierno y noble de Navi. Montaron desvalidos a sus corceles y cabalgaron como espectros el pueblo de Racdo… Así cruzaron sigilosamente y siguieron su camino hacia Hyrule… la tierra del destino.


    FIN DEL CAPITULO 1​
     
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    Jey Vi

    Jey Vi Iniciado

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    hola, gracias por invitarme...
    lei tu fic y me gusto mucho, cuando subes el siguiente capitulo?
    tu historia esta muy interesante estoy ansiosa por seguir leyendo...
     
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  10.  
    Kokoa Barakat

    Kokoa Barakat All Time Low Lover

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    Hola me alegro mucho de leer una historia como esta y me refiero a que el argumento de ella esta muy bien a la vez narrado pero tambien me ha gustado porque me gustan muchisimo los juegos de Zelda ^^

    Me encanto la parte en la que aparecen esa hadita que al principio creian que era Zelda, pero sobretodo la razon por la que estaba alli y cual era su mision. No he notado ningun fallo pero te recomendaria que pusieses alguna pregunta al final de cada capitulo para que así sea más fácil comentar.

    Avisame para la conti ;)
    Sayo~
     
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  11.  
    Aramiza

    Aramiza Entusiasta

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    En este capitulo después de un viaje complicado, el joven príncipe Verano llega a Hyrule para conocer a la princesa del destino... Zelda.


    Espero sea de su agrado y les deseo un FELIZ AÑO 2013. Muchas gracias por leer y espero de nueva cuenta sus comentarios. GRACIAS.


    CAPITULO II: “EL ENCUENTRO”.​


    Lo que ayer fue pasto, hoy es arena… áspera, gruesa, ardiente hasta el minúsculo componente; parda, amarillenta no refleja más que tristeza. El sol yace en lo más alto sus rayos penetran las gruesas ropas de los viajeros quienes con el rostro aún desanimado un tanto sucio y fatigado cruzan por las arenas inclementes su único anhelo es llegar de una vez por todas a la tierra del destino… Hyrule.

    Por el viento corre una aguda voz anunciando que parasen y acampasen cerca del majestuoso templo de la luz. Así pues los viajeros comenzaron a realizar los preparativos para descansar plácidamente así como los alimentos.

    El príncipe yacía dentro de su carruaje, pensativo y sonriente miraba el cielo de manera profunda y paciente, la ternura parecía dibujarse en su rostro, sin embargo, está pareció desvanecerse al entrar Nadesh para anunciarle la cena.

    La oscuridad cubrió totalmente el desierto, la cena y el cansancio había provocado que los viajeros cayeran rendidos ante el calor del fuego, el hombre maduro se había quedado despierto para realizar la primera guardia acomodándose placido en la silla de montar de su corcel.

    Las estrellas llenaron el cielo y ruidos extraños invadían el silencio; el crujir de la leña que avivaba el fuego hizo que la noche pareciera no tener fin, las horas transcurridas no reponían el cansancio sufrido por cada viajero, cada cual se acomodaba como pudiese en el pequeño campamento pues en el carruaje el único que parecía dormir bien era el príncipe.

    Así pues el día llego trayendo consigo al deslumbrante sol; apenas despuntaba el alba y la pequeña caravana cruzaba sin dificultades, es decir, sin tormenta de arena que les impidiese o los demorara llegar a su destino.

    En el aire se apreciaban aromas cálidos los cuales perdían frescura conforme pasaba el tiempo. Las horas seguían corriendo y los viajeros al fin habían salido del gran desierto. Llegaron a las enormes praderas del reino de Hyrule. El príncipe desesperado ordeno apresuraran el paso pues le era muy urgente contemplar el palacio y saber que su posesión se hallaba segura y cerca. Cabalgaron velozmente cruzando los verdes campos, algunos ganados ovinos y siguiendo las indicaciones de algunos campesinos se detuvieron en un rancho. Una chica pelirroja al verles se dispuso a atenderles.

    Buenos días tengan caballeros, mi nombre es Malon, ¿les puedo ayudar en algo?

    Marth bajo del carruaje y déspotamente miro a la chica, analizaba de reojo cada componente de la misma, hasta que altaneramente le hablo.

    — Sí vera, necesito que estos caballos estén limpios y nos permita bañarnos y arreglarnos.

    Disculpe pero aquí no es una posada. — respondió Malon sorprendida — Aquí solo criamos caballos y vendemos leche no hacemos nada de lo que usted requiere.

    Escúchame niña tonta. — hablo Marth más grave. — Hemos… No, pensándolo bien no tengo porque darte ninguna explicación porque soy un príncipe así que o nos atiendes o le ordenare a Zelda que te lleve al calabozo.

    ¿Disculpe? ¿Conoce a la princesa? – contestó Malon sorprendida — Pues permítame decirle que no me intimida con sus amenazas, en todo caso pasen enseguida les muestro la habitación para que hagan lo requerido por ustedes, los caballos estarán listos.

    Malon se sentía incomoda por la presencia de los forasteros quienes habían desmontado, la chica llamo a su tío Ingo para que se llevara a los caballos mientras ella les mostraba a los forasteros el cuarto de baño, no muy lujoso pero al menos desempeñaba su función, y la habitación destinada para el arreglo personal de los mismos. Una vez concluida su labor Malon salió presurosa del lugar dirigiéndose a las caballerizas un tanto disgustada.

    ¿No crees que fuiste muy duro con la chica? — preguntó León.

    De ninguna manera, es una simple pueblerina le atemoriza la idea que le diga a la princesa que le castigue. — respondió Marth

    Pues no creo que pareciera atemorizada, pero en fin. ¿Quién se baña primero? — actuó incrédulo León.

    Los minutos seguían transcurriendo formando a las horas, el sol ya despuntaba en lo alto del cielo y los jinetes se hallaban limpios al igual que el carruaje y los caballos, León dio a la joven campesina una bolsa con 500 ruppias por el servicio y las molestias ocasionadas.

    Marchémonos ya, señorita gracias por su hospitalidad. ¡Apresúrense, no tenemos todo el día! — termino de decir Marth exaltado.

    Marth subió nuevamente al carruaje azotando la portezuela del mismo, los jinetes habían ensillado y comenzaron a salir del rancho, León había azuzado a su caballo para que este cabalgara velozmente dejando a los demás atrás, pues le era necesario reconocer los terrenos del reino para asegurar al heredero del trono Verano.

    De entre una cuesta una caravana les comenzó a dar alcance, al parecer eran 5 sujetos quienes venían custodiando a un heraldo pues en lo alto portaban la bandera Hylian así como varios blasones; cuando al fin la caravana dio alcance al grupo verano ordeno se detuvieran y se identificaran, pero al no recibir respuesta el heraldo habló.

    ¿Y bien acaso no piensa responderme? — habló una voz femenina detrás de una armadura beige, calza dura y espada ligera.

    Mi lord no tiene porque contestarle — interrumpió Nadesh mientras Marth seriamente les miraba altaneramente. — Además… no estamos en zona de guerra para que use tan ridículos atuendos.

    ¿Cómo dice? Por eso los humanos son tan tontos, nunca viajan preparados dejan que el destino y la suerte manipulen sus vidas. — habló el heraldo molestamente.

    Alardeas mucho sobre tu raza sin darte cuenta que somos mejores que ustedes en muchas cosas. — interrumpió Gena.

    ¡Basta ya Nadesh! Deja de discutir, dinos primero tu nombre y nosotros te diremos el nuestro — gritó Marth mientras miraba al heraldo.

    No tengo porque hacerlo, pero si quieres averiguarlo... — reía el heraldo mientras se quitaba el yelmo beige dejando al descubierto su rostro así mismo una larga cabellera roja trenzada — Baja tendrás que preguntárselo a mi espada. Ya veremos si así como hablas sabes blandir el hierro.

    Ja, ja, ja, no sabes ni lo que pides. Mi lord para su deleite verá la derrota de una incrédula y altanera elfa. — dijo Gena


    Marth no decía nada solo se asomaba por la ventanilla, la joven pelirroja bajo de un salto del caballo, con una mano se quito y arrojo la capa blanca que le cubría la espalda, descubriendo que traía un arco y varias flechas, la capa cayó en brazos de un soldado que custodiaba a un heraldo; Odesh al ver tal armamento quedo asombrado y no pudo evitar reír por lo bajo.

    ¿Y tú de que lado estas? — preguntó Sidia a Odesh golpeándole con su báculo en la cabeza.

    ¿Qué pasa? Acaso dejaste tu valor en tu otro vestido. — retó el heraldo a Nadesh quien desmontaba molesta — Óiganme bien, no quiero que intervengan, esta es mi batalla y no quiero que mi hermano se entere. ¿Esta claro? — terminó de decir a los soldados hylians.

    Kador te apuesto 50 ruppias a que la capitana vence a esa escoria. — decía un soldado mientras que de su ropa sacaba un pequeño costal de monedas, provocando que los demás se alertarán.

    Ah, si... Te apuesto 200 a que pateo tu trasero elfico durante todo el día.

    Geos, entiende la pelea es mía, obedece o Link te enseñara a cumplir mis ordenes. — repitió la heraldo.

    ¡Espera! — gritó Marth a la pelirroja — Antes de que asestes el primer golpe y empiece la batalla hagamos más interesantes las cosas.

    ¿Qué quieres decir? — inquirió la heraldo desconcertada.

    Es simple, ya que tus amigos tienen la codicia de los hombres y el afán por apostar, hagamos más interesantes las cosas... — contestó Marth mientras veía el rostro pensativo de la pelirroja — Si tu ganas te daré 250 ruppias y si nosotros ganamos me dirás todo lo que sabes del aclamado “el héroe del tiempo”.

    Mi señor, yo le pagaría a usted 250 ruppias por meterle sus palabras en el trasero antes de hablar de un hylian; pero si quiere apostar lo haremos de la siguiente manera… si usted gana podrá hacerme solo una pregunta del héroe del tiempo y si yo gano ¡¡usted y su guardia deberán partir de inmediato de estas tierras!!

    ¡¡¡Esta usted loca!!! — gritó Marth exasperado — De ninguna manera acepto algo tan estúpido, de una o de otra forma pasaré sobre usted.

    En ese momento Nadesh había asestado el primer golpe en la espada de la pelirroja resonando al instante provocando el ligero acalambramiento de las manos, la pelirroja golpeo el estomago de la chica con su rodilla; Gena había sacado un arco y mientras preparaba la flecha Sidia había sido derribada por la pelirroja tras haber sido sujetada por su cabello y recibido un cabezazo en el rostro quebrando al instante su nariz.

    Gena al fin había disparado desde una distancia considerable a la pelirroja que lanzaba estocadas al escudo de Odesh, tal parecía que la flecha daría en la espalda de la chica sin embargo esta giro lanzando una daga quebrando a pocos metros de distancia la punta y el cuerpo de la flecha.

    Ja, te abras librado de una, pero ¿podrás con cuatro? — rió Gena llena de gozo.

    En el giro la pelirroja había lanzado una patada en la parte alta del escudo que al quebrarse impactó con el rostro de Odesh que perdió levemente el sentido.

    Así solo quedo la figura de dos mujeres; la primera (Gena) sostenía un arco con 4 flechas, el sudor corría por su frente mientras las manos le temblaban por estirar la cuerda, en cuanto a la segunda figura sostenía gallardamente la fina espada, su rostro mostraba alegría y seriedad a la vez; de pronto la pelirroja comenzó a correr directo a Gena que soltó las flechas pero la pelirroja con gran destreza las quebró de un solo tajo.

    Gena sacaba y disparaba flechas tratando de herir a su atacante pero esta destrozaba con cada ondear cualquier cosa que se le atravesara, cuando al fin llego delante de Gena esta le lanzó una ultima flecha la cual se rompió ante sus atónitos ojos, la pelirroja freno agresivamente y cuándo iba a asestar el golpe final en el rostro de Gena, de lo lejos provino una flecha la cual se quebró en la hoja de la espada. La pelirroja pudo contemplar a lo lejos a un hombre que se mostraba serio pero con la sabiduría por encima.

    ¿Puedo saber por qué nos ataca un Heraldo del rey Casio? — interrogó León mientras cabalgaba hasta el lugar donde se hallaba Gena y la pelirroja. — Mi nombre es León Carad soy el guardián del heredero de Veranea. — repitió mientras desmontaba.

    Mi nombre es Mara y en efecto soy el heraldo del Rey Casio como bien lo ha dicho, me dirigía al palacio pero al ver un carruaje que no es de aquí, sin escudo, sin bandera, sin seña alguna que nos informe quienes son los detuvimos para interrogarlos pero al no responder tuvimos un pequeño enfrentamiento. — contestó Mara seria mientras

    ¡No te atrevas a decirme algo! — interrumpió Marth desde el carruaje.

    ¡¡¡Levántense!!! — gritó León furioso a sus guerreros — En cuanto lleguemos al palacio serán severamente castigados.

    Creo que como su guardián y protector esta bien, pero me atrevo a intervenir, el enfrentamiento no fue por defensa propia sino por diversión de su Lord y una apuesta entre mis hombres y los suyos. — intervino Mara

    Con mayor razón, las armas no son para juegos, bien pudo haber matado a alguno de mis hombres, la altanería es mucha y deben de aprender a no desacatar, pero lo que más me sorprende es que un heraldo se preste a esto. — repitió molesto León.

    ¿A qué se dirigen al palacio? — preguntó Mara

    Nuestros asuntos no son de su incumbencia, solo puedo decirle que el Rey y su hija nos esperan. — respondió León

    Ja. Como quiera, ponga los blasones y saque su estandarte, yo... no me comparo con la guardia que les espera dentro. Les escoltaré hasta donde sea necesario. — terminó de decir la pelirroja.

    Los viajeros siguieron la vereda que conducía hacia la puerta levadiza del castillo de Hyrule hasta llegar a otra vereda más que les conduciría a las puertas del palacio.

    Mientras en el palacio la paz parecía reinar, los criados haciendo sus deberes, Link se hallaba fuera del reino pues había marchado junto con el rey Casio a Genland por asuntos urgentes, pues una guerra próxima los involucraba y debían aclarar cualquier ofensa tomada.

    La princesa Zelda se había quedado a cargo de todo asunto relacionado con el reino, precisamente en ese instante tenia una reunión sobre la cosecha mensual de los campesinos de la Villa Kakariko. No podía faltar la presencia de una mujer fornida de descendencia Sheikah (civilización guardiana de la familia real que desapareció debido a la traición de dicha familia) llamada Impa; de pronto dicha junta se vio interrumpida por la presencia de un lacayo que solicitaba hablar con urgencia con la princesa, Impa al verle le saco a empujones y fuera de la habitación de enormes cristales, tallados góticos y puertas de caoba, hablo con él.

    ¿Dime que pasa? ¿Acaso no sabes que no debes de interrumpir en una junta así? Te aseguro que si no es asunto de importancia te mandare a azotar por tu imprudencia... Y bien ¿qué esperas? No tengo todo tu tiempo. – exclamó Impa furiosa.

    La joven Mara se acerca con un carruaje del reino de Verania. — respondió el lacayo

    ¿Ve... Verania? — dijo Impa sorpresiva — Dile a Leída que revise las habitaciones del príncipe y compañía.

    ¿De Link señora? — preguntó el lacayo.

    No seas tonto, del príncipe de Verania, anda dile que se deprisa. —grito exaltada Impa.

    Las puertas se abrieron pasando inmediatamente la joven pelirroja y detrás de ella el carruaje con 2 jinetes en la parte lateral izquierda y derecha y uno detrás del carruaje, al centro venia León portando en lo alto el estandarte de Verania.

    Los caballos se notaban finos y bien nutridos, Impa nerviosa bajo rápidamente las escaleras mientras los jinetes y el carruaje se detenían justo frente a las escaleras que conducían a la entrada principal del palacio.

    Hola Impa. ¿Dónde se encuentra Zel? Es urgente que hable con ella. — decía Mara mientras desmontaba.

    Mara lo siento Zelda no puede atenderte en estos instantes espera por favor. — respondió Impa nerviosa.

    La portezuela del carruaje se abrió bajando un joven vestido de blanco con una tiara de oro colocada en su frente simbolizando su realeza, su rostro mostraba poca amabilidad, irritación, molestia a algo, de reojo miraba curiosamente los recovecos del palacio buscando algo pero sin saber que era fijo su mirada hacia Impa la cual le hizo una reverencia y le hablo calurosamente.

    Bienvenido su alteza al reino de Hyrule. — reverenciaba Impa

    ¿Usted? ¿Acaso usted es la princesa de este reino? — miró Marth extrañado a Impa mientras que su rostro mostraba desagrado

    No su alteza mi nombre es Impa y soy la guardiana personal de la princesa.

    Entonces... ¿Por qué no esta ella aquí? — insistió Marth un tanto exasperado.

    Discúlpela pero el rey se tuvo que ausentar dejando a su hija a cargo del reino y…

    ¿Cómo, acaso el rey tampoco se encuentra? — interrumpió Marth aún mas exaltado — Es la obligación de rey y de la princesa recibir al...

    Por favor no grite — suplicó Impa

    ¿De cuando acá los sirvientes dan ordenes a la realeza? — contestó Marth irritado.

    No fue esa mi intención, por favor si me permite explicarle. — insistió Impa

    ¿Cómo se atreve? Tomare la ausencia de su rey y de la princesa como un insulto sin mencionar su atrevimiento. ¡León! — gritó Marth altanero — ¡Marchémonos, ahora, ya!

    ¿Pero? — respondió León sorprendido

    No mi señor si aguarda tan solo… — intercedió Impa mientras sujetaba el brazo del príncipe.

    ¡¡Suélteme!! — gritó aún más Marth — No pienso permanecer en un lugar donde no...

    Suelta al caballero Impa. — habló una suave voz que provenía desde la cima de la escalera.


    Marth levantó rápidamente la vista y pudo contemplar a una joven de largo cabello dorado, con un vestido semi ajustado color lila. Los rayos del sol le dieron un fulgor único a los ojos del príncipe que parecía estar embelesado.


    El principe ha llegado a la tierra del destino y por fin se ha encontrado con la dama que esta destinado a formar una vida... ¿qué complicaciones habrá? Link... ¿Llegará a tiempo para evitar el encuentro?

    CONTINUARÁ...
     
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    Lil Shandawn

    Lil Shandawn Portadora de la Scissorblade - Rolerda en Twitter

    Libra
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    Parece que ya has entendido el uso de el guión largo!! XD ahora si se lee bien! Muy bien hecho! sigue con esa trama!
     
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    Deu

    Deu Iniciado

    Piscis
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    Capitulo 1, parte 1

    Mmmmmmmmm… Una historia de Zelda, unos de mis títulos preferidos.
    De momento tiene muy buena pinta…


    Capitulo 1, parte 2

    Muy buena y amena esta segunda parte, me esta enganchado bastante…


    Capitulo 1, parte 3

    ¡¡¡DIOS!!! Que asco le estoy cogiendo al tal Marth ese… (XD) no, ahora enserio… me ha encantado y enganchado este primer capitulo de principio a fin.
    Seguiría escribiendo pero… ¡¡¡Quiero leer más!!!


    Capitulo 2, parte 1

    Lo dicho… ¡Que majo es Marth! Todo un príncipe… (XDDD)
    Enserio, hasta ahora me ha gustado mucho la trama y espero con ansias la siguiente parte.

    Un saludo y besos.

    P.D: No se a que te dedicas actualmente pero no dejes de escribir.

    P.D.2: Aunque algo bastante tarde (No me gustan ni celebro estas fiestas pero… es lo que dicen por ahí ¿No?) pero… ¡¡¡FELICES FIESTAS Y QUE TENGAS UN GRAN AÑO NUEVO!!!
     
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    Aramiza

    Aramiza Entusiasta

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    Título:
    La Partida (The Legend Of Zelda)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    2454
    Marth heredero de la corona Verana ha partido a Hyrule con el fin de reclamar lo que por derecho declara suyo... la princesa Zelda. Por fin ha llegado a dicho reino pero el Rey se encuentra ausente, así que ahora esta ansioso de buscar al Héroe del Tiempo.


    Capitulo 2. El encuentro
    Segunda Parte...


    Marth levantó rápidamente la vista y pudo contemplar a una joven de largo cabello dorado, con un vestido semi ajustado color lila. Los rayos del sol le dieron un fulgor único a los ojos del príncipe que parecía estar embelesado.

    ¿Por qué hace tanto ruido, quién se cree usted que es? — habló Zelda mientras bajaba cuidadosa las escaleras deteniéndose justo delante de Marth.

    ¿Y quién es usted para cuestionarme? — contestó Marth irritado.

    Mi nombre es Zelda soy la princesa de Hyrule y heredera al trono. ¿Qué le pasa? ¿Acaso no puede hablar? — miró Zelda sorprendida al príncipe que le miraba incrédulamente.

    Vamos, deje de estar jugando… usted no puede ser la princesa. — respondió Marth con altanería.

    ¿Cómo dice, y por que no? — preguntó Zelda aún más sorpresiva

    Porque no esta arreglada como tal para recibir al príncipe de Verania… — contestó Marth.

    Ahh... así que usted es el petulante príncipe que llega meses tarde a lo acordado. — dijo Zelda molesta.

    ¿Petulante? ¿Cómo se atreve? — exclamó Marth irritado.

    Usted habla de descortesía de parte de mi padre y de mi persona, cuando usted llega un mes tarde pues su carta yace desde la fecha indicada anunciando su llegada. En ese entonces bien pudo haberme contemplado como lo deseaba pero de pronto aparece de la nada exigiendo un banquete por su irresponsabilidad.

    Disculpe pero hace tres días que me entere que vendría. — pareció reparar su excusa Marth.

    Bien, no discutamos esto; por favor perdone cualquier ofensa mostrada en o sin mi presencia ahora síganme sus alcobas aguardan. Impa avisa a los sirvientes que bajen el equipaje y los lleven a sus alcobas correspondientes. — ordenó Zelda.

    Zel debemos hablar. — interrumpió Mara.

    No mi lady nosotros podemos bajar el equipaje solos, no es necesario. — habló Odesh desde lejos al mismo tiempo que Mara.

    Se nota que no ha sido huésped real. — dijo Zelda mientras rió sutilmente por lo bajo — Los deberías sacar mas seguido Marth, déjense de tonterías y síganme por favor pues les veo cansados y un tanto hambrientos. Mara descansa un poco te mando llamar después que los instale y que termine la junta por favor.

    Bien esperaré. — respondió Mara.

    Nos esta diciendo educadamente… ¿mendigos? — susurró León a Marth.

    Si he venido aquí es por un asunto de urgencia y no para que me traten como un simple plebeyo. — habló Marth

    Zelda subió las escaleras sin darle importancia a lo sucedido, ordeno a varios sirvientes mostraran las habitaciones a la guardia del príncipe mientras ella le mostraría la alcoba a Marth.

    Mejor no diga nada y sígame por favor ya habrá tiempo de sobra para discutir después ahora le mostraré su alcoba. — insistió Zelda.

    Marth hizo un gesto de desagrado y vio a Mara quien yacía parada cerca de Zelda, este le sonrió mientras que de su bolsillo del pantalón saco un objeto que cubrió codiciosamente con sus manos, al pasar justo a lado de Mara le arrojo dicho objeto mientras sonreía altaneramente conforme subía las escaleras de la estancia que lo conduciría a su habitación. Mara al abrir su puño descubrió que el objeto era una ruppia.

    Y bien... ¿qué le parece? — preguntó Zelda mientras abría una puerta enorme de caoba y la cruzaba junto con el príncipe.

    Es... bellísima — respondió Marth mientras miraba con asombro.

    Aquel cuarto el cual tenía una enorme cama con edredones de lana, burós de fina madera, cuadros de familias reales, alfombras de lindos bordes y colores, en las ventanas finas cortinas de seda blanca dejaban traspasar finos rayos de luz que brindaban calidez al lugar.

    Sí lo sé, es una de nuestras mejores alcobas. — sonrió Zelda.

    Yo… No me refería a la alcoba mi lady. — decía Marth mientras se colocaba frente a ella y le tomaba de las manos — Me refería a usted. — esto provocó el enrojecimiento de los pómulos de Zelda.

    El sol da un hermoso fulgor a sus ojos, sus labios — Marth pasó una de sus manos en los labios de la dama, lo cual provoco que ella le soltara las manos y le diera la espalda — A... su largo cabello dorado — y con cariño le acarició

    Zelda... es usted tan bella. — giró volteando a la joven nuevamente hacia el frente suyo — Tan hermosa, quisiera hacerte una pregunta. — Zelda más que ruborizada acento la cabeza pues palabras sobraban después de tantas salidas. — Creo merecer una explicación sobre la ausencia de tu padre.

    Ah... — suspiró largo Zelda — Desde luego verá, mi padre viajo a Genland por asuntos urgentes, pues se dice que su padre el rey de Verania le quiere quitar algo de gran valor.

    En parte tiene razón, nosotros no queremos nada, en realidad Genland quiere comida y agua e incluso municiones para continuar luchando con el reino de Carad, mi padre se niega a ser participe de la guerra y creo que su padre solo fue a intervenir. — respondió Marth.

    Si eso creo, con su permiso Marth tengo que atender una junta que deje pendiente, dispénseme. — dijo Zelda algo cortante.

    Hasta luego Zel... — pronunció Marth delicadamente mientras le besaba sutilmente la mano.

    Zelda pareció salir presurosa de la alcoba, una vez que la puerta se cerro Marth se dispuso a revisar minuciosamente la habitación, no mucho tiempo después se oyó que tocaron la puerta y este acudiese al llamado, al abrir León le esperaba placido en la entrada vestido primaveralmente, el joven príncipe le hizo pasar.

    Y bien... ¿cómo ves el lugar? — exclamó León.

    La habitación es digna de mi persona, en cuanto al palacio aún no lo he inspeccionado. — respondió Marth.

    Pues mi habitación también esta muy bien arreglada. — prosiguió León — ¿Y que tal la princesa?

    Sin duda es mas hermosa que Alanis, sin embargo posee un carácter dominante que me atrae, ella es muy diferente a las demás que he conocido.

    ¿Y ya encontraste al tal Link? — preguntó León sin darle importancia a lo antes mencionado.

    No, Zelda aún o me lo presenta, pero ten por seguro que en cuanto lo conozca y lo vea haré hasta lo imposible por alejarlo de ella. — decía Marth rencorosamente.

    De eso no me cabe la menor duda. — dijo León mientras reía por lo bajo.

    Vamos afuera no pienso estar encerrado como un ave que espera a que la dulce y tierna niña le abra la puerta para que esta escape al primer instante. — ordenó el joven verano.

    El príncipe abrió la puerta para salir a husmear con León cada recoveco del palacio y buscar al famosísimo Link. Caminaron largo y tendido cruzando por varias alcobas y pasillos, en un principio parecieron haberse extraviado en el ala este del palacio, pero gracias a la ayuda de un sirviente salieron a los jardines reales, cruzaron un par de rosales y áreas recreativas como un invernadero; caminaron hasta lo que parecía ser un laberinto formado por enormes arbustos.

    León tráeme sangría para beber, el sol esta insoportable y la verdad muero de sed. — ordenó irritado el joven.

    Muy bien enseguida marcho por ella. — respondió León sin muchos ánimos — Si gustas espera debajo de aquel árbol para que el sol no te siga quemando. —repitió en tono burlón.

    Si como digas pero quiero la sangría pronto. — insistió Marth exasperado.

    Si ya te oí, enseguida vuelvo. Además falta poco para el ocaso. — decía León mientras contemplaba el cielo.

    No te pregunte, ¡¡anda ve ya!! — gritó colérico el príncipe.

    León pareció desvanecerse conforme se alejaba, mientras el príncipe se deslizaba hasta el suelo apoyándose en el árbol, una vez allí tendió y cruzó sus brazos detrás de su cabeza, miraba como las nubes comenzaban a tornarse rojas, naranjas; el aire comenzaba a perder frescura trayendo consigo brisas frías, sin duda las horas habían corrido y León nunca había llegado.

    El joven indignado se levanto del césped furioso, caminó aprisa hasta los adentros del palacio, una vez allí recorrió varios pasillos tratando de encontrar la cocina, pues se le hacia inútil e innecesario pedir ayuda a los sirvientes, cruzó varias habitaciones y estancias hasta llegar a una alcoba que tenía la puerta entreabierta, algo le llamó la atención y con cierta cautela miró de reojo su interior hallando que el cuarto era más grande de lo que había pensado.

    La arquitectura gótica, el tallado de las columnas y el arbotante lo habían dejado perplejo; en la habitación las lámparas tenues iluminaban el lugar, gruesas cortinas color vino adornaban los enormes ventanales y se dejaban caer a través de algunos arcos, la inspección del príncipe pareció culminar tras oír unos pasos y murmullos de voces femeninas, asustado se oculto detrás de un pilar mientras asombrado observaba a la joven pelirroja y a la princesa quien se notaba fatigada.

    Disculpa que hasta esta hora te atienda Mara. — decía Zelda — Pero ya has visto que las cosas no son tan sencillas, se nos han juntado muchos asuntos ahora con la guerra de Genland y Carad. ¿Quién diría que no nos afectaría?

    Lo comprendo Zel, no te mortifiques. — respondía la pelirroja

    Si Link estuviera aquí seria todo muy diferente. — pareció decir Zelda desairada.

    Me doy cuenta de que lo extrañas, pero es precisamente de tu padre y de mi hermano sobre lo que quiero hablar. — inquirió Mara.

    ¿Les ha ocurrido algo malo? — dijo la princesa consternada.

    No por el contrario, mañana al atardecer estarán cruzando las puertas de este reino, tu padre me envió para darte la buena nueva y además he de confesarte que Link también te ha extrañado. — exclamó gozosa Mara.

    ¿De verdad? — repitió alegre Zelda — No puedo creer que mañana estén de regreso, enseguida ordenaré que preparen un banquete para recibir a mi padre y a… Link — el rubor tocó sus mejillas.

    Zel, se que este asunto no es de mi incumbencia, pero me puedes decir ¿a que vino el petulante príncipe verano? — preguntó Mara seria.

    Tiene usted razón, no tiene derecho a preguntar, los asuntos que me traen a esta tierra no son de su incumbencia. — exclamó en ese instante Marth quien salía de su escondite y altaneramente se interpuso entre Zelda y Mara.

    ¿Hace cuanto que lleva escuchando nuestra conversación? — decía Zelda en tono molesto.

    Lo suficiente como para considerarme hacerme participe de ella y responderle a su criada mi lady. — contestó el joven verano.

    No le permito que me insulte, ni me agreda, esta vez su guardián no esta aquí sin embargo... — acto seguido sacó una daga de su cintura y la coloco con agilidad y destreza en el cuello de Marth — Mi daga esta lista para defender mi honra, además, usted no esta haciendo buen uso de sus modales como para que este de metiche detrás de un pilar y luego salga a hacerse el ofendido.

    Mara por favor permíteme arreglar este asunto con Marth. — Ordenó Zelda mientras le tomaba a Mara del brazo para que quitará su daga del cuello del verano — Avisa a Impa el resto de tu comunicado y dile que ordene el banquete para mañana, ella me dirá por la noche en mi cuarto el resto de tu comunicado, a menos de que usted decida espiar de nuevo mi lord.

    Es la segunda vez que te salvan principito. — exclamó Mara mientras le dejaba de apuntar en el cuello con la daga — Pero ya llegara el momento en que yo... — enseguida lanzó un objeto pequeño a Marth — Te lo devuelva…

    Marth capturó el objeto pequeño que le había lanzado la joven pelirroja y al abrir su puño descubrió afanosamente que se trataba de una ruppia, rencoroso pareció levantar la vista mientras la chica del cabello rojizo cruzaba mas que gozosa la puerta de la estancia.



    Link se halla lejos y a la vez tan cerca de llegar a ella... a ese lugar donde sus penas son alegrías, donde sus heridas son sanadas con caricias... solo un día... un día...


    Continuará...
    **Disculpen la demora en subir el fic pero de plano eso de ser adulto y tener responsabilidades extras... pero bueno eh aquí la continuación y espero que les agrade... porque ya no tardamos en llegar a lo bueno... enjoy it!**​
     
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    Deu

    Deu Iniciado

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    Gran detalle…
    El segundo capitulo me ha parecido fantástico y muy bien redactado, aunque la pena es que se me ha hecho muy corto ;)
    La verdad se esta poniendo bastante interesante la trama, así que no seas mala y sube pronto el siguiente capitulo, hasta entonces…
    … Un saludo y besos.
     
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    Aramiza

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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La Partida (The Legend Of Zelda)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    4080
    Y a casi un mes de no seguir por actividades y trabajo... he aquí la continuación esperando sea de su agrado... y les advierto... a partir del siguiente capitulo... se pone mejor.... así que les agradezco sus comentarios para ir creciendo como escritora de fics... jejejeje, saludos y buen día a todos. Trataré de no perderme tanto.

    Capitulo II. El encuentro
    Tercera Parte...

    Marth no sé quien se cree que es usted para que me espíe en conversaciones privadas. — dijo Zelda.

    Si usted supiera alteza verdaderamente cual ha sido la intención de venir, le aseguro que usted no me trataría de esta manera. — respondió Marth.

    Le ruego hable claro, este día no ha sido tan sencillo como para que me ponga a reflexionar en sus acertijos.

    Interprételo de la manera en que mas le convenga, pero antes de que lo haga, llame a su criada la chica Mara, creo que así se llama y dígale que me prepare una buena cena, pues la verdad no he sido muy bien recibido que digamos.

    Por si no se ha dado cuenta esa no es la labor de mi amiga y disculpe que no le haya recibido como seguramente un príncipe de su categoría se lo merece, sin embargo sígame en un momento el festín esta por dar inicio. — alegó la princesa.

    ¿Festín? ¿Para mí? — preció Marth sorpresivo.

    Desde luego... será pequeño por falta de tiempo, pero... ¿acaso su protector no le informo? Me encontré con él cerca de la cocina desde antes del ocaso y le anuncie que le informara para que usted y sus amigos estuvieran listos.

    En ese caso mi lady necesito que alguien me lleve a mi alcoba, necesito hacer un par de ajustes con mi protector.
    — ordenó Marth con una gélida sonrisa.


    Muy bien, yo misma le llevare mi alcoba queda cerca de la suya, yo también tengo un asunto que atender con mi guardiana.

    ¿Quiere decir que siempre la he tenido cerca de mí? — dijo Marth con ojos vivaces.

    Bueno no siempre, a partir de hoy hasta el culmino de su estadía.

    Yo no estaría tan seguro, pero olvidémonos de las formalidades a partir de este momento somos amigos… ¿no?

    S… sí — respondió ruborizada y mirada cabizbaja — Te daré la oportunidad de conocerme con la condición de que no andes espiando por ahí. ¿Vale?

    Prometido. — contestó Marth levantando la palma de su mano mientras una sonrisa gozosa se plasmaba en su rostro. — Entonces, ¿nos vamos

    Esta bien, vamos. — la dama sonrió mientras se apoyaba en el brazo del gallardo príncipe y se dirigían a sus alcobas correspondientes.

    Zelda al entrar en su alcoba suspiro largo y tendido al cerrar la puerta Impa le esperaba de pie junto al ventanal que daba a un balcón.

    Mara ya me dijo que mañana Link y tu padre están de regreso. — habló Impa

    Así es, por fin volveré a ver a Link a pesar de que han pasado un par de días extraño que ya no vallamos a montar, que viajemos solos a Termina, que haga que me ruborice cuando se acerca mucho a mí y me abraza... que haga que sienta cositas raras en mi estomago. — exclamó mientras danzaba con ilusión por el cuarto.

    Te has olvidado por completo de tu padre... — decía mientras la miraba tiernamente pues el rostro de Zelda se mostraba risueño.

    No es cierto, también le extraño pero de diferente manera.

    Si tú lo dices... ¿Qué es lo que te pondrás párale festín de esta noche? — terminó de decir Impa a la par en que abría un enorme ropero de caoba el cual tenia un sin fin de vestidos hermosos y coloridos.


    Mientras a miles de millas en dirección al noreste, de entre las montañas se empieza a extinguir el sol.

    Señor Casio sería prudente descansar en este lugar. — habló el comandante Dorian — Ya esta por anochecer y las colinas de Horen son peligrosas. Recuerde que Horen es un pequeño pueblo conocido como la tierra del hielo ya que regularmente no importa la estación en la que estemos caen finas capas de hielo.


    Esta bien Dorian mañana continuaremos a primera hora, ordena que coloquen la tienda y has que avisen a Link que pare y venga a verme. — ordenó el rey a Dorian mientras este se limitó a asentir mientras se alejaba.

    En la pequeña caravana hasta el frente portando en alto el escudo de Hyrule se hallaba Link, distraído, quizás melancólico miraba todo con absoluta hermosura y en instantes la tristeza parecía consumirlo, pero no sabia por qué simplemente en su cabeza retumbaba una sola imagen, un solo nombre encabezaba su lista... Zelda. De pronto escuchó a un soldado llamarle por tercera vez consecutiva, una vez que este entregó el comunicado del comandante Dorian, Link bajo de Epona y se dirigió a la tienda del rey.

    Pasa hijo, toma asiento. — invitó el rey a Link a sentarse a su lado izquierdo en la mesa que estaba siendo puesta por criados. — Te he notado alejado, serio, ahora que no esta Dorian te pido me cuentes la razón.

    Gracias mi señor, la cena se ve bastante buena esta noche... sin embargo le falta una pequeña sonrisa, un pequeño recuerdo me basta para sentirme plácido y...

    Buenas noches alteza, Link. — entró Dorian interrumpiendo la conversación — ¡Vaya! La cocinera hoy se ha esmerado y nos ha deleitado con un festín grato... ¿Sería una imprudencia si comienzo?

    Casio no emitió sonido simplemente asintió y comenzaron a cenar, en pequeños instantes el comandante hacia pequeñas bromas y comentarios sobre el favorable acuerdo con Genland; Link parecía ausente, casi no sonreía.

    Vamos Link, mañana estaremos en Hyrule y descansarás en un lecho más suave. — replicó Dorian.

    De pronto Link se puso de pie, su mirada estaba pérdida solo pronunció delicadamente.

    — Casio... quizás en Hyrule le anuncie mi pena, por ahora debo retirarme pues al parecer soy el único que no ha levantado su tienda y... estoy algo cansado, con vuestro permiso y el de Dorian me retiro, que las diosas le guarden y pase una buena noche, hasta el alba mi señor, Dorian. — hizo una reverencia y se marcho aprisa, Casio le miró desconcertado y dió un largo suspiro tras haberse marchado Link.
    Nuestro héroe esta enamorado. — al término de decir esto Dorian, quien sujetaba una copa de vino de la cual bebía, miró al rey intensamente – Hoy lo ví comprar flores de hielo y las ha mantenido a salvo cuando cabalga... y esa mirada... la tuvimos tu y yo cuando nos enamoramos.

    Tiene razón... ¿Quién cree que sea la afortunada de recibir el amor del héroe del tiempo? Sin duda tiene que ser alguien muy cercano y muy especial.

    Solo diré que hay cosas que no pueden ser cambiadas por más que uno lo desee. Anda terminemos de cenar y descansemos mañana quizás sea un buen día.

    Link no tardó en levantar su tienda cerca de un árbol enorme y frondoso que le recordaba al gran árbol Deku, tendió cerca del árbol una frazada para que Epona descansará también y preparó una abrasadora fogata. Lejos de las tiendas de los soldados y del rey se sentó cerca del fuego que iluminaba parte del lugar; de su bolsillo sacó un pequeño instrumento que sin duda era el tesoro más preciado que la princesa Zelda le obsequiará hace ya varios años. Interpretó en medio del silencio una armoniosa melodía que solamente una persona aparte de Link conociera, el viento tomo los suaves sonidos provenientes del instrumento, de las memorias y del corazón las guío por los rincones del bosque...

    El frío comenzó a sentirse más, la noche se hacia a cada instante mas profunda, el sonido se detuvo tras haber caído una gota de suave rocío en la mano de Link, había rodado por parte de su rostro precipitándose a un vacío no mas profundo que el de su pesar. De pronto sujeto con furia su instrumento y lo guardó, secó los restos que el rocío dejara sobre su rostro y miró melancólicamente el fuego.

    Solo soy el héroe del tiempo, el poseedor de una parte de la trifuerza. La soledad en ocasiones parece consumir mi alma, pero una luz hermosa me hace ver que esto no es mi obligación ni mi deber, que puedo formar una vida, casarme, tener hijos... Pero... sin ella no creo que sea tan hermoso como cuando lo dice. Ansío que el sol se presente para verle, abrazarle y decirle de una vez por todas este secreto que ha empezado a quemar por nostalgia. — dijo Link lúgubre.

    La noche seguía avanzando, las estrellas comenzaban a adornar el manto oscuro, de entre los montes una hermosa luna comenzaba a brotar cual flor al amanecer iluminando aún más el campamento de la pequeña caravana, sus alrededores y un reino que ya se hallaba mas cerca.

    En el palacio de Hyrule había un pequeño festín y una esplendorosa música avivaba el ambiente.

    Zelda, me gustaría que saliéramos al jardín a caminar, veras hay algo que debo decirte. — pronunció Marth al tiempo en que Zelda le sujetaba del brazo dirigiéndose a un jardín, se detuvo cerca de una fuente — Zel... primeramente te ofrezco una disculpa por mi comportamiento, no me comporte como lo que soy, te he pedido que nos conozcamos y que nos llevemos bien... Porque tú... me... me gustas mucho. — un leve rubor se poso en su rostro al igual que una sonrisa en los labios, mientras Zelda le miró de frente y le sujeto las manos.

    Acepto sus más humildes disculpas y de igual manera me gustaría tratarlo a fondo y que nos llevemos bien, he de mencionarle que me halaga mucho su confesión, pero yo...

    No diga nada. — interrumpió cubriéndole los labios.

    El viento sopló y jugueteó con el cabello de la dama provocando un escalofrío y un estornudo, el joven al oírle se quitó la enorme capa que le cubría la espalada y se la colocó.

    Mi capa es caliente así el viento no podrá tocarte — Marth tomó delicadamente del rostro de la joven y levantó su mirada hacia él — Zel, yo quiero decirte tantas cosas... Pero debo esperar, solo puedo decir que desde esta mañana tus ojos, tus labios, tu sonrisa me ha cautivado, que podría morir por ti... por... besarte...

    En ese instante Marth comenzó a acercar su rostro al de Zelda, ambos fueron cerrando los ojos, juntaron más sus cuerpos, sin embargo en pocos instantes algo provocó que Marth soltase a la dama y cayera al suelo, al abrir los ojos descubrieron que Impa había sido la causante, se puso en pie y ayudo al joven a hacerlo.

    Disculpe no fue mi intención tirarle, debí haberme fijado por donde corría pero León es difícil de perder lleva rato tras de mí y me mira como si estuviese loco. — En eso llega León.

    ¿Qué un loco anda por aquí? Ya verá...

    No seas tonto, Impa hablaba de ti, ¿es que acaso no te puedes comportar? Ya no eres un niño, ¡¡madura!! — decía Marth mientras sacudía sus ropas.

    No es para que me avergüences Marth.

    Que hermosa esta la luna el día de hoy, las estrellas aun más... — interrumpió la princesa desfalleciendo en los brazos de Marth.

    Esta dormida, debió haber sido el cansancio... Hoy no fue un día normal. — dijo Impa con alivio tras tomarle el pulso.

    La llevaré a su cuarto. — Así Marth la tomó mejor en sus brazos y subió con Impa hasta la alcoba de la princesa, una vez que la recostó en su cama no pudo evitar mirarla con amor, deseo.

    Gracias Marth ya se puede retirar.
    Cuando Marth estaba apunto de cruzar la puerta Zelda pronunció con una sonrisa el nombre de Link lo cual cambió la ternura de Marth por un rostro más agresivo.

    La noche fue tranquila y presurosa, el cielo no tardo en tornarse en un azul menos intenso que el del anochecer, las estrellas desaparecieron y ahora el trinar de los pájaros iluminaban más el lugar. En las colinas de Horen ya habían sido levantadas casi todas las tiendas solo faltaba la tienda del rey y la del cocinero quien terminaba de repartir avena y pan negro a los soldados.

    Dorian quiero que me dejes a solas un momento con Link. — ordenó el rey de Hyrule — Link... acércate hijo quiero pedirte algo — Link se acercó — Bien sabes que mi esposa la reina Clara, no pudo darme un hijo varón, pero tampoco estoy diciendo que no amo a mi hija, por el contrario estoy muy orgulloso de ella. Lo que quiero decirte es que... aún independientemente de que hayas salvado a Hyrule, eres un muchacho muy fuerte y muy capaz, de igual manera quiero que sepas que en mi puedes tener a un padre porque te quiero como si fueras mi hijo... Es por eso que me gustaría que usaras esa armadura.

    Pero señor es demasiado para alguien como yo — contestó Link con asombro.

    De ninguna manera, compláceme… úsala, así mismo quiero que cabalgues a mi lado. Yo conocí a tus padres y me siento responsable de cuidar de ti y de Mara.

    La mirada de Link pareció iluminarse al oír que Casio conoció a sus padres, un sin fin de preguntas parecieron invadir sus pensamientos. Sin embargo dibujo una enorme sonrisa.

    Esta bien, le complaceré usando la armadura y cabalgando a su lado, pero me temo que no podría llegar a considerarlo como a mi padre, si me lo permite será como mi tío, recibirá mi amor, cariño, confianza. ¿Qué me dice? — Casio rió a carcajadas.

    ¿Tío? Bueno, al menos le quite esa seriedad a tu rostro, no me place verte cabizbajo, si quieres preguntar lo que sea hazlo sin temores lo responderé, de igual manera dime lo que te acongoja, me interesa ayudarte a salir de tus pesares.

    Gracias majestad lo haré pero debo pensar en mis preguntas y respuestas, si me lo permite se las expresare una vez que estemos en Hyrule. Iré a prepararme señor. Con su permiso me retiro. — reverenció y enseguida se marchó.

    Mi señor el rastreador halló huellas de caballo a no mas de una legua — entró Dorian exaltado — Las pisadas son frescas y por el número parece ser una armada que sin temor a equivocarnos se dirigen a Hyrule, desconocemos quienes estén delante nuestro, pero he enviado al vigía para que nos informe si son amigos o enemigos. — Casio pareció exaltarse pues a su mente vino la carta de Verania.

    Apresurémonos, tenemos que darles alcance; es posible que se trate del príncipe de Verania.

    Dorian sonó un cuerno indicando que los guerreros emprendieran el paso nuevamente. Por los cielos un águila gris revoloteaba hasta que se poso en el brazo del vigía que temblaba.

    El tiempo transcurrió lenta y paulatinamente, el día no parecía tener fin; el sol comenzaba a ponerse en lo alto del cielo que estaba muy claro, por las verdes praderas un suave y exquisito aroma corría desde el palacio de Hyrule, en donde la princesa se hallaba desesperada hasta que de pronto en el exterior se empezó a escuchar un cuerno anunciando la llegada del rey. De pronto a lo lejos se vio como las puertas principales del palacio se abrían y miles de trompetas anunciaban a todo pulmón que el rey de Hyrule, el rey Casio había retornado junto con la leyenda Link... El héroe del tiempo.

    — Impa mi padre llegó, anda ve a revisar que todo este en orden. — ordenó la princesa.

    Mi lady el centinela me ha informado que el rey viene acompañado con su escolta y una gran armada del reino de Verania. — dijo un lacayo a la princesa.

    León es tu guarnición — le susurró Marth — ¿Quién diablos les trajo?

    No lo sé... yo soy el único que esta a cargo de ellos. Sin embargo puede que tu padre le haya dicho al capitán Adma...

    Preparen la orquesta para cuando mi padre entre quiero que comiencen a tocar algún vals. Marth, León, por favor vayamos a recibir a mi padre. — exclamó feliz la joven mientras les conducía a las afueras de la estancia.

    Las banderas ondeaban en lo alto mientras Casio veía su castillo todo iluminado, Link quien cabalgaba a su lado se hallaba impaciente y nervioso, podía sentir como su corazón le palpitaba aceleradamente y como le sudaban las manos.

    Los guerreros de Verania eran constantemente invadidos de emociones nunca antes sentidas al maravillarse con las cosas que había en el reino. El sonido de las trompetas seguía anunciando al rey mientras una lluvia de pétalos de rosa les cubría y volaba junto con el viento que era fresco. Fuera del palacio sirvientes, ministros, invitados y la princesa se hallaban esperando a que el rey descendiera de su caballo y en el instante en que eso sucedió todos cayeron de rodillas y algunos hicieron reverencia mientras el rey caminaba hasta las escaleras para subir hasta encontrarse con su hija quien no tardó en aparecerse justo delante de él.


    Mi señor sea usted bienvenido a su casa. — dijo la princesa reverenciandole.

    De pronto su mirada pareció dirigirse a otro individuo que aún yacía montado sobre su corcel; Link no se movía ni emitía algún sonido, sin embargo algo le condujo a bajar y dirigirse con temor al lugar donde se hallaba Zelda. Cuando al fin llego hasta dicho lugar sus manos sujetaban un ramo de flores de hielo que venían aun intactas, parecía que apenas habían sido cortadas.

    Y usted noble caballero, ¿no va a saludarme? — sonrió Zelda.

    ¿Y como no hacerlo mi lady? Zelda... te he traído un obsequio espero que te guste. — dijo mientras le entregaba las flores blancas.

    Son hermosas, ¿tan corto es el viaje de Horen a Hyrule para que se vean recién cortadas? Las pondré en mi alcoba… Gracias — se ruborizó — Vamos pasen, les he preparado un gran banquete.

    Así pues Casio tomó del brazo a su hija y junto con Link caminaba quieto, su mirada pareció clavarse fijamente en un sujeto que les esperaba en lo alto de las escaleras de la estancia, aquel hombre tenía la mirada fija en Link, en ese instante una parvada de palomas fue soltada por algunos criados...

    Un par de miradas normales para muchos, pero sin duda para otros son letales.

    El destino ha sido escrito, pero puede cambiar, para bien o para mal, eso quizás nunca se sabrá... Pero lo que es seguro es que una rivalidad acaba de surgir... Amor u honor. ¿Quién ganará?




    FIN DEL CAPITULO II


     
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