La dama y el caballero

Tema en 'Relatos' iniciado por Ayumi Hashimoto, 7 Julio 2012.

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    Ayumi Hashimoto

    Ayumi Hashimoto Iniciado

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    Miembro desde:
    29 Marzo 2012
    Mensajes:
    11
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    La dama y el caballero
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2115
    Como todas las mañanas, Ayumi Hashimoto, la princesa de aquel maravilloso país, salió a pasear. Era su actividad favorita, ir con su cabello rubio, despeinado por el viento, con sus ojos azules entrecerrados por la luz, pero, lo que más le gustaba de ese paseo por el fantástico jardín era él, el dueño de su corazón. Porque, aunque supiera que estaba prohibido juntarse con la plebe, ella siempre intentaba escaparse, para así poder ver a su amor secreto… a su amor prohibido.

    Un suspiro se escapó de su boca. El jardín, repleto de rosas de diferentes colores y cerezos en flor, estaba totalmente en silencio, solo una sola persona caminaba por aquel magnifico lugar, la señorita Hashimoto. Poco a poco, el sol fue saliendo por el este, como cada día.

    -Pronto llegará la hora –se dijo a si misma, mientras salía corriendo en dirección a aquel gran palacio, como los de los cuentos de hadas.

    Todavía estaban durmiendo, ese hecho alegró a Ayumi. Subió las escaleras hasta sus aposentos, y, una vez allí, cogió la ropa que le había quitado a una de sus sirvientas, así parecería otra sirvienta mas, otra plebeya más, que, simplemente pasea por las calles de una ciudad sometida a la tiranía de la monarquía de aquel pequeño país.

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    Una vez logró llegar a la ciudad, como cada día, allí estaba, el chico el cual le había robado el corazón, como siempre.

    -Ese cabello naranja, con esos ojos color esmeralda… -pensaba una soñadora Ayumi, que, si supieran quien era realmente, unos, seguro que se la llevarían al castillo, mientras que los otros la matarían.

    -¿Qué es lo que te pasa, chica? –preguntó, el chico que ocupaba todos los pensamientos de la princesa.

    Vestido con una armadura de escudero, el chico se acercó, con una sonrisa que hizo aparecer un ligero rubor en las mejillas de la joven princesa.

    -Ah… na-nada… que solo pasaba por aquí… -intentó excusarse la chica, mientras negaba con las manos.

    -Y te me has quedado mirando, como estos últimos tres meses, ¿no? –explicó el joven, mientras la miraba a los ojos azules como el océano.

    -¡Ah! –Ayumi hizo un pequeño grito de sorpresa- así que… te has dado cuenta –Ayumi, en ese momento apartó la mirada, sentía una gran vergüenza, entre que estaba hablando con su amor y que, su amado había descubierto que, ella lo había estando viendo…- lo siento si te ha molestado…

    -No, en absoluto –un ligero rubor apareció en la cara del escudero- la verdad… es que, yo también te estaba observando… cuando te girabas, yo aprovechaba para poderte ver… lo-lo siento –se disculpó el chico.

    -No pasa nada –contestó la chica, con una gran sonrisa- ¿Podría tener el honor de saber como se llama?

    -Me llamo Daisuke –dijo, con una amplia sonrisa.

    -¿Y como te apellidas? –quiso saber la joven princesa.

    -No tengo apellido, jamás he sabido quienes son mis padres… así que no tengo apellido –habló, con un semblante un poco triste.

    -Yo… lo siento mucho –intentó disculparse la rubia.

    -No… no tienes ninguna culpa, no lo sabias a fin de cuentas.

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    Ya habían pasado tres años desde el primer momento en que Ayumi conoció a Daisuke, se enteró de que, tenían la misma edad, y que ahora, él tendría dieciséis, puesto que la princesa iba a cumplir años en una semana. El chico se enteró de que pertenecía a la realeza hacia quizá un par de meses, algo que lo sorprendió, ya que el barrio donde él vivía, si es que se podía llamar vivir, era un barrio realmente conflictivo y peligroso para la monarquía, se podría decir que estaban en “familias” rivales.

    Ayumi, aquel día, después de visitar a Daisuke, estaba leyendo tranquilamente un libro, con su vestido de color salmón, en la grandiosa sala de estar, una sala ornamentada de pinturas de la familia, las paredes eran de color beige, y el techo blanco, no habían mucho muebles, una mesa, con algunas sillas, y algunas butacas, una de ellas ocupada por la joven, que, estaba muy concentrada en la lectura.

    -Señorita –una de las criadas le llamó la atención.

    -Dígame –contestó, apartando la vista del libro- ¿Qué es lo que pasa?

    -Hay otra revuelta en el barrio oeste –dijo, para marcharse.

    -Otra vez el barrio oeste, ese barrio, porque precisamente el barrio de él, porque el barrio de Daisuke…

    Unos días después de la revuelta, todo estaba de nuevo como antes. Pero, hubo un cambio en la vida de la pareja.

    -¡T-te quiero! –gritó, muy ruborizado, Daisuke.

    Ayumi, durante unos segundos no supo que decir, pero, ella también lo amaba, una felicidad
    recorrió todo su cuerpo, saber que ella lo amaba, y que sus sentimientos eran correspondidos, la hacia realmente feliz.

    -Te amo –dijo, abrazándolo.

    En ese momento, sus miradas se cruzaron, y, Daisuke, tomó la cara de la princesa entre sus manos, aproximándola a la suya, para segundos después fundirse en un dulce beso. Los sentimientos iban en aumento. Al rato tuvieron que separarse, el oxigeno era necesario para vivir.

    -Me alegra tanto que me correspondas –habló una feliz princesa.

    -A mi también, pero, no podremos estar juntos mucho tiempo… recuerda que tu eres una princesa y yo, soy un simple escudero –explicó el joven, algo triste.

    -Pero, el amor siempre se abre paso –dijo, mientras se despedían, con un suave beso.

    Pasaron un par de días, que, seguían viéndose a escondidas. Uno de esos días, Ayumi fue descubierta por la gente, y como era normal, se la llevaron a palacio, prohibiéndole salir a ver al chico que amaba.

    -¡No pienso dejar que os veáis! –le gritaba constantemente la reina, es decir, su madre.

    La reina era una mujer muy orgullosa, y siempre llevaba su cabello rosa, atado en una cola de caballo, era bastante parecida a Ayumi, por lo cual se podía saber que era su hija. La mujer siempre se ponía un traje de hombre, para no parecer indefensa, e imponer más a la gente.

    -¡Pero yo lo amo! –respondía Ayumi, que solamente llevaba un camisón, ya que no tendría que salir a la calle.

    -¡Pero, él es de la plebe, no te juntarás, jovencita! –exclamó su madre, mientras se giraba a darle la espalda- si te juntas una sola vez mas con él, te aseguro que no llegarás al trono.

    Al finalizar la amenaza, la reina se marchó del lugar, dejando a la joven princesa allí. Las piernas de la joven no le aguantaban el peso, y se derrumbó, cayendo al suelo. Poco a poco las lágrimas florecían, resbalando lentamente por sus mejillas, la mezcla de impotencia, rabia, odio, amor, y tristeza, hacia que, esas lágrimas se multiplicaran por momentos. Pronto, los sollozos fueron más grandes, hasta que, todo el castillo se inundó de gritos de rabia e impotencia. Pero, una cosa estaba clara, Ayumi no se rendiría tan fácilmente.

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    Ayumi estaba tranquilamente sentada en la butaca, leyendo el periódico del día, en la portada se podía leer: “Las revueltas ya no son únicamente en el barrio oeste”.

    -¡Señorita! –dijo, uno de los mayordomos, entrando corriendo en la sala.

    -¿¡Que pasa!? –gritó alterada Ayumi, por la interrupción tan brusca.

    -¡Han rodeado el palacio!

    -¡Para esta revuelta! –gritó la, ahora, reina.

    Es verdad, su madre había muerto hacia dos años, meses después de que le prohibiera salir del castillo a ver a su caballero, se sintió mal, pero, no lloró, jamás pudo perdonarla, para Ayumi, su madre murió cuando le quitó lo que mas amaba de su vida, Daisuke.

    -Señorita… -dijo el hombre, con lágrimas apunto de caer- esto no es una revuelta… es una revolución.

    El hombre se largó, corriendo por su vida, sabia que, si lo encontraban con la tirana, como se solía llamar a la reina, él también seria condenado.

    -Veo, que ahora todos me han dejado –se dijo a si misma, paseando por un solitario palacio-
    creo que es hora de sacar la mejor vestimenta.

    Salió corriendo, subió todas las escaleras, y, una vez llegó a su habitación, cogió su mejor vestido. El vestido con el cual, su madre se casó con su padre, el hombre, que por desgracia, jamás supo como era, ya que se fue a luchar a una batalla y nunca mas volvió.
    Los rebeldes ya habían llegado hasta la habitación de la reina. Ella los esperaba, como si fuera a hacer una fiesta para toda la corte, pero, simplemente, la llevaban a su ejecución.

    -Pronto será tu ejecución –dijo un de los rebeldes, llevándosela.

    -Pero, primero te llevaremos ante el jefe –explicó otro rebelde.

    -Su jefe, al fin, tenia muchas ganas de ver al que ha condenado a todo este país… -los sentimientos de la rubia eran de odio, odio contra la persona que había echo esto, pero, ella no sabia quien era realmente ese hombre.

    Llegaron a una pequeña sala, donde una tenue luz iluminaba, pero, no iluminaba lo suficiente como para poder ver bien donde estaba, quizá estaba en una prisión, quizá en una mazmorra o simplemente en una habitación.

    -Al reina se atreve a venir a verme –dijo una voz que, resultaba muy familiar a Ayumi- claro que, después de tantos años sin venir por el barrio, es normal que no me reconozcas.

    Gracias a la luz, Ayumi pudo ver una cabello, un poco largo, de color naranja, ese color que tanto amaba, y esos ojos que se podían comparar con una esmeralda, realmente, ese chico era Daisuke.

    -¿Daisuke…? –preguntó, sin fuerzas la chica.

    -Bien, creo que me reconoces… -el chico se acercó mas a la reina- tengo un plan para escaparnos y vivir juntos… -empezó a explicarle el chico- te irás de aquí, a algún lado, y yo diré que moriste y que te lancé al mar… y todos se creerán que realmente has muerto… -continuó- y entonces, yo me fugaré contigo…

    -Está bien –sonrió Ayumi.

    Justo en ese instante, uno de los rebeldes la cogió y se la llevó.

    -Es hora de tu ejecución –dijo el hombre, frio.

    La llevaron a una plaza, llena de gente, realmente, estaba a rebosar, todos iban tapados, con una gran túnica negra, que tenia capucha, y con esta también puesta, Ayumi no sabia reconocer a nadie en esa plaza.

    -¿Así es como acaba mi vida? -Ayumi no quería morir, pero, debía pagar por lo
    que había echo… había matado a muchísimas personas, mujeres, niños, hombres, ancianos… había destruido familias… solo por tener dinero, ya sabia lo que le había pasado a su madre, ya sabia todo lo que había pasado en su familia, pero, eso ahora que importaba…

    La dejaron el la guillotina, mientras ella, sonrió de manera arrogante, mientras miraba con superioridad a los allí presentes, y sonreía.

    A su misma vez, Daisuke, en su habitación, lloraba, mientras buscaba un frasco que estaba allí, el frasco que haría que él y su amada estuvieran juntos… Encontró el frasco, y lo abrió, dentro había un líquido marrón y espeso, ese líquido olía a almendras, ese líquido era cianuro.

    Justo cuando las campanas dieron las doce de la noche, Ayumi sonrió, mientras decía sus últimas palabras.

    -¡El poder os consumirá! –al acabar la frase, la cuchilla bajó y, como era de esperar, la chuchilla llegó hasta el final de todo.

    El la habitación, se escuchó el grito de la reina, mientras Daisuke se bebía todo el veneno, para, poco después morir, junto a su amada.

    Y, así, las almas de la reina y de el caballero, se pasaron toda la eternidad juntas, si que la clase social o la gente los separara, juntos para siempre, porque a ellos, la muerte no los separó, a ellos, la muerte, los unió.
     
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  2.  
    kazuki-chan

    kazuki-chan Entusiasta

    Leo
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    Pluma de
    Escritora
    Hola! Gracias por haberme invitado a tu linda historia ^-^
    Está muy buena, tuviste muy pocos errores ortográficos de acentos y en algunos lados te quedaron palabras cortas.
    "[...] dijo el hombre, frio." y sería "[...] dijo el hombre, frío."
    "[...] se acercó mas a la reina [...]" y sería "[...] se acercó más a la reina [...]"
    "[...] si que la clase social [...]" y sería "[...] sin que la clase social [...]"
    Bueno no noté muchos errores más, varios otros de la palabra "mas" que no tienen su acento pero igual no son muchos. Te felicito por tu linda historia ^-^
    Te deseo lo mejor.
    Sayonara
     
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    theblackladie

    theblackladie inocente ángel

    Cáncer
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    Pluma de
    Escritora
    Hola, ya he leido tu histori y me ha encantado, me encantan las tragedias sobre todo las que los dos mueren por amor, es tan bonito. Narras muy bien, los errores ya te los ha corregido la usuaria Kazuki-chan. En serio me ha gustado mucho sobre todo el final, me ha recordado a Romeo y Julieta. Cuando le han cortado la cabza a la princesa me he emocionado mucho
     
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  4.  
    cuki

    cuki Entusiasta

    Cáncer
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    106
    Pluma de
    Escritor
    Buenas, aunque la idea de la historia no es mala, la narración es algo incompleta.
    A parte de que todo sucede como muy rápido, hay como puntos que quedan en el aire, sin quedar bien explicados y que provoca que al lector le quede un mal sabor de boca (por lo menos en mi caso).
    Si consigues solucionar ese pequeño problema, estoy segura de que escribirás grandes historias.
    Por cierto, la frase del final me ha encantado.
     
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