Jugadores del destino

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Love Kills Slowly, 13 Noviembre 2011.

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    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    Jugadores del destino
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    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    7
     
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    Prólogo.
    Hace mil años, el mundo volvió a empezar de nuevo. La razón fue una persona, Azamaria Exode Delore, la que con su poder, al que llamaron “Rompedor del sonido”, destruyó y arrasó todo el planeta, casi como una supernova. Por suerte hubo supervivientes, y de cero empezaron a evolucionar de nuevo. Aquel poder tan extraño creó una reacción química con la vegetación y los minerales de la tierra. Gracias a eso nació un nuevo material de aspecto azul liso, un material que podía proporcionar energía eterna, llamado Elx. Aquel material había aparecido por tantas zonas que parecía que hubiera suficiente para toda la humanidad, y además, esta roca dependiendo de las circunstancias podía multiplicarse. La evolución se volvió más fácil, y la población incrementó rápido, a pesar de que las cosas al principio fueron difíciles, ya que todos estaban lamentando tanta cantidad de muerte y destrucción, iban perdidos y no sabían qué hacer. También tuvieron que aprender a defenderse de bestias o nuevas especies que habían aparecido. Así que fueron volviéndose fuertes.
    El poder de Azamaria fue llamado Rompedor del sonido, porqué según las creencias de algunos de los sobrevivientes, aquel poder destructivo venía de una fuerte resonancia y vibraciones que enviaban las ondas del sonido. Ese poder, la única que lo tuvo fue ella, y en mil años no se volvió a ver en nadie más.
    Los más sabios de los supervivientes escogieron a alguien que pudiera controlar la situación, y este fue Juan Luís Jueil Carios, el cual descubrió la utilidad del nuevo mineral Elx. Él llegó a ser apoyado por la mayoría de personas que querían sobrevivir y continuar viviendo a pesar de aquel desastre. Y desde ahí en adelante, los reyes fueron decidiéndose por descendencia de él. Todos los que habían gobernado formaban una línea de sangre.
    La gente volvió a saber qué era vivir sin hambre, con familia, trabajo, una vida cotidiana y pacífica. Eso fue hasta que en el año novecientos ochenta y seis aparecieron unas personas que decían ser los descendientes de Azamaria, la que había sido tachada como demonio. Esa gente mató a muchas personas que se oponían a ellos. Pero, primero empezaron por cargarse a toda la familia real, se instalaron en su palacio y se convirtieron en los nuevos gobernadores. Ahora, Vizard Exode Kaleira era el rey y gobernante, apoyado por la gente que había traído con él. Y causando pánico y miedo.
    Catorce años después, la gente ya se había acostumbrado a vivir con la tiranía de Vizard, pero aún habían muchos que se oponían, ya que ellos creaban muchas muertes innecesarias. Todos opinaban que sus reglas y razonamientos eran injustos.
     
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  2.  
    wasabi

    wasabi Flamer Comentarista empedernido

    Acuario
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    Escritor
    hola amiga! gracias por la invitacion! ^^
    me gusto tu epilogo, se ve buena la trama!
    no note faltas de ortografia, creo que lo unico que se debe corregir es el tipo de letra, pero de ahi en mas todo esta bien
    me has dejado picada por cierto!!
    Espero & me invites a la continuacion! ;D

    ~Sayoo
     
  3.  
    Leonardo Dnevaerc

    Leonardo Dnevaerc Iniciado

    Leo
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    Escritor
    Hola
    Oye antes de cualquier cosa, tengo que decirte que te has equivocado de término: Lo que acabas de escribir no es un Epilogo sino un Prólogo. Mira te explico la diferencia.
    El prólogo viene del griego pro (antes) y logoç -ou (Tratado, estudio, palabra, etc.) Es decir explicación previa o principio. En contexto literario comúnmente definimos al prologo como contenido que ocurre antes de la trama y que puede o no explicar sucesos de esta.

    El epilogo proviene, también del griego epi (sobre, después, a causa de) y logoç -ou (Tratado, estudio, palabra, etc.) es decir conclusión o recapitulación después de una obra o capitulo.

    Para dejarlo en términos simples el prólogo es algo que ocurre ANTES de la historia y el epilogo es algo que ocurre DESPUÉS de la historia. Por eso está mal que digas que escribiste un epilogo si es un prólogo.
    Ahora si entramos en materia. En general es un buen prólogo, suficiente información para entender el contexto pero no lo suficiente como para adivinar toda la trama. Mi imagino será una historia de fantasía con tintes medievales y místicos, pero no puedo adivinar nada más y eso me gusta. Solo encontré curiosa esta parte.



    Digo que es curioso porque hasta el momento habías utilizado narración mas acercada al tipo formal que al informal, pero la palabra “cargarse” suele ser empleada de forma más coloquial, por lo que parecía un poco fuera de contexto, pero no está ni bien ni mal, solo es una cuestión de perspectiva.
    Me gusto tu prólogo, se ve que tienes buenas cosas planeadas y espero nos sorprendas a todos. Tu narración parece más sobria y se oye muy bien en armonía con el contexto. Te seguiré para ver en que se convierte esto.
     
  4.  
    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    Muchas gracias, ahorita lo cambio. En realidad a mí tampoco me cuadraba, pero pensé que si estaba mal que alguien me llamaria la atención y me lo diría. Y lo de "cargarse" lo puse pork no quería repetir tantas veces el verbo "matar" o "asesinar", además de que pensé k le daría un toque de humor. Gracias por el comentario.
     
  5.  
    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    Jugadores del destino
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    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    7
     
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    2459
    Capítulo 1.
    En la ciudad Silvania, como siempre, había buen ambiente. Un lugar lleno de familias felices. Por la calle todos estaban a gusto, quedando con sus amigos, sus parejas, yendo a trabajar, también había personas que iban apuradas, otras que tan solo hacían el vago y caminaban tranquilamente. Así era la ciudad en general, pero la zona más animada de la ciudad, sin duda era la plaza, ya que ahí estaba el mercado.
    Por ahí también se apalancaban con sus instrumentos, músicos que tocaban canciones a cambio de monedas, y al igual que ellos, nuestra protagonista sentada en un banco hacía lo mismo. Sostenía una guitarra eléctrica fabricada con Elx, de un color zafiro, un azul intenso como el cielo a punto de oscurecer. Estaba sentada mirando hacia abajo, llevaba una chaqueta larga y negra, hasta las rodillas, con cremallera y encima de la cremallera una hilera seguida de botones negros, también tenía una capucha, que ocultaba sus ojos, sumándole que tenía la mirada agachada, tan solo se podía ver su largo pelo negro y ligeramente ondulado caer por delante del pecho. Como la chaqueta la llevaba abierta, se podía ver que debajo de ella llevaba unas bermudas tejanas, unas botas negras que se ataban con una hilera seguida de correas con hebillas pequeñas y plateadas, y por último llevaba una camiseta blanca que tenía un dibujo del escudo del gobierno; que estaba formado por una especie de cruz al revés con diferentes decoraciones que salían de las puntas de la cruz y luego cruzándose entre sí formando trenzas.
    El instrumento lo tenía agarrado aprovechando el apoyo de sus piernas, y la funda negra en el suelo tenía un papel en el que había escrito: “Una canción por dos monedas. Dos canciones por tres monedas.”
    A veces la gente que pasaba se la miraba de reojo, probablemente pensarían que estaba durmiendo. También pasaba gente que se paraba para leer el papel, pero casi nadie le pedía una canción. A pesar de que era la única idea que se le había ocurrido para conseguir dinero, no había servido para nada, y ya llevaba un tiempo sin comer. Aún podía aguantar, pero prefería conseguir comida lo antes posible.
    —Hola, ¿sabes? Si estás ahí sin hacer nada, la gente no sabrá si eres buena tocando. Por eso nadie se para a pedir que toques, porque piensan que posiblemente malgastarán el dinero si te pagan algo.
    ¿Y eso? ¿Le estaban hablando a ella? Qué curioso. Sentada a su lado había un muchacho rubio con los ojos color miel, los cuales resaltaban con el sol. Este se la miraba sonriente. ¿Cómo se había sentado allí sin que ella lo notara? Realmente, aquello le despertó el interés.
    El joven, al ver que ella no hablaba, continuó.
    — Eso lo sé porque llevo un buen rato observándote. — ¿y a ella qué?— Por un momento llegué a pensar que estabas dormida, pero ahora, a pesar de que aún sigues con la mirada baja, me doy cuenta de que en verdad no es así. Como yo estoy buscando a alguien, pues me senté en el banco de enfrente, así que aunque no lo quisiera, no pude evitar mirarte, y al ver que no hacías nada para llamar la atención del público no pude resistir y venir a decírtelo, me estaba poniendo de los nervios, además de…
    — ¡Cállate!
    Dijo la chica cortándole de sopetón. Pero que tío más pesado. A ella era difícil hacerla enfadar por algo así, pero ese tío parecía que fuera irritable por naturaleza.
    — Vaya, que ojos más bonitos tienes, parecen dos piedras de Elx. —Hizo una pausa— Desde que me he sentado a tu lado no me has mirado a la cara ni una vez. — ¿Se lo estaba reprochando? ¿Qué eran? ¿Novios o algo?
    — Eres un pesado. —dijo seguido de un suspiro de cansancio.
    Los dos permanecieron en silencio un rato, ella volvió a agachar la cabeza, y el chaval se preguntaba por qué se colocaba así, pero lo único que se le ocurrió era que estaba cansada o tenía sueño. Mientras tanto ella notaba la mirada penetrante del chico. A pesar de que no le veía, sabía perfectamente que él tenía sus ojos clavados en ella. Intentaba aguantarlo, hasta que volvió la mirada hacia él. Este al ver que le miraba le sonrió.
    — ¿Quieres algo? —le preguntó.
    El chico ignorando la pregunta le tendió la mano en forma de saludo.
    — Encantado, me llamo Eliot.
    Ella le agarró la mano devolviéndole el saludo.
    — Igualmente, soy Sora.
    Cuando Sora iba a retirar la mano, no pudo. Eliot la tenía agarrada.
    — Guau. Tienes una piel muy bonita y suave. Con un pequeño toque bronceado. —dijo mientras que con una mano le agarraba la mano y con la otra le acariciaba la piel.
    — Por favor, suéltame. —le pidió amablemente, ya que se dio cuenta de que si lo hubiera intentado a la fuerza no hubiera podido.
    El chico le hizo caso omiso y la soltó amablemente.
    — ¿Qué haces en esta ciudad? —preguntó él, curioso.
    — Tan solo pensaba conseguir dinero y comida.
    — Vaya, ¿eres viajera?
    — Algo así.
    — Yo en cambio, como he dicho antes, he venido a buscar a alguien, y también soy viajero.miró al frente y se levantó— Lo he decidido, te ayudaré a conseguir clientela, así tú luego me ayudarás a mí a buscar esa persona.
    — ¿Ayudarnos mutuamente? ¿Por qué debería?
    — Porque un poco de ayuda no hace daño, además de que las cosas son más fáciles.
    Había que admitir que tenía razón. Bueno, estaba bien.
    — Haz lo que quieras. —dijo dándole un aprobado.
    Dicho eso el chico se plantó casi dos metros en frente de ella y empezó a chillar mirando a la gente que pasaba por la calle, que se quedó mirándole como si él fuera un loco.
    — ¡Chicos y chicas! ¡Mujeres y caballeros! ¡Esta chica de aquí es una música experta y va tocar una canción para ustedes, todo aquel que se pare a escucharla que tire dos monedas a la funda negra!
    Increíble, tan solo dijo eso y la gente se empezó a reunir alrededor formando medio círculo enfrente de ella, también se iban acercando personas a tirar las monedas, y algún que otro niño tímido enviado por sus padres también, los que al mirarla ella les regalaba una sonrisa la que se les contagiaba.
    Cuando vio que ya había suficiente gente observándola, decidió empezar y no hacerles esperar más.
    Empezó con un solfeo suave y dulce, luego fue yendo más rápido y empezó a tocar acordes con un ritmo perfecto y una increíble precisión, estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que todos se la miraban callados, algunos boquiabiertos, ¿no les estaba gustando? No, no podía ser eso, ya que se fijó que cada vez se iba acumulando más gente. Un escalofrío la recorrió entera, estaba feliz. Hacía mucho tiempo que no había tocado para nadie, y esa era la primera vez que lo hacía delante de tanta gente. Incluso en su cabeza se podía imaginar las notas como si fueran reales y estuvieran bailando y flotando por el aire. Se estaba emocionando mucho, aunque incluso se podía decir que demasiado, ya que toda la gente de allí empezó a desmayarse una por una. ¿Qué estaba pasando? Eliot había quedado embelesado por Sora, pero poco después se dio cuenta de que todo el público que se había parado a escucharla se había quedado inconsciente. Todos menos él y Sora. Sora al ver la situación paró de golpe, al ver esa escena se había quedado boquiabierta y pasmada.
    — ¿Qué ha pasado? —preguntó cuidadosamente el chico, casi como un susurro.
    Caminó hacia la chica que permanecía quieta, y de repente le pareció escuchar unas voces.
    — Rodeadla, es ella, es la princesa.
    — Que no escape.
    Dijeron algunos guardias, que les estaban rodeando. ¿Pero qué había pasado allí? Más bien, ¿qué estaba pasando?
    — ¡Corre, vámonos! —le gritó el chico.
    Ella al despertar, cogió la guitarra la metió dentro de la funda y la cerró lo más rápido que pudo, mientras que el chico le decía: “Rápido. Rápido. Rápido. Rápido.” Una y otra vez sin descansar.
    En cuanto ella acabó, los dos echaron a correr como locos, enfrente iba Eliot y detrás le seguía Sora que iba con la guitarra agarrada de la mano. Detrás de ellos les venía un montón de guardias. De repente Eliot se paró, y ella al llegar hasta él también hizo lo mismo.
    — ¿Qué pasa? ¿Por qué te paras?
    Los guardias nada más llegar les rodearon en seguida. Pero no se acercaron, se mantuvieron a una distancia prudente de ellos.
    — Princesa Sora. Venid con nosotros de forma pacífica y su castigo no será tan duro.
    Habló el que parecía el representante de aquella manada.
    — Me niego. —dijo imponentemente.
    — Muy bien, la chica ha hablado. Entonces, ¿qué pensáis hacer? —dijo Eliot con una sonrisa, pero no era una sonrisa como la de antes, más bien parecía la sonrisa traviesa de un niño que quiere gastar una broma pesada a alguien.
    — ¿Y tú quién eres? Si no tienes nada que ver con ella, será mejor que no te involucres. —le advirtió el mismo de antes.
    — Pues es verdad, aún no tengo nada que ver con ella. — ¿Aún? ¿Había oído bien?— Pero de todos modos, tampoco creo que podáis dejarme ir así como así.
    Uno de los guardias entendió perfectamente de lo que estaba hablando, antes no se había dado cuenta, pero ahora lo tenía claro.
    — Señor, —llamó a su general— ya sé por qué dice eso, —al escuchar eso la mayoría le prestaron atención, mientras que los demás seguían vigilando a los dos jóvenes— él es el Demonio rubio. —dijo con la voz temblorosa.
    Al escuchar eso, todos se sorprendieron mucho y parecían asustados, así que por el pánico uno se lanzó al ataque y eso impulsó a los demás a hacer lo mismo.
    Aquel rubio, para la sorpresa de Sora con las manos desnudas los derrumbaba a todos, no de uno en uno, sino que por grupos. Algunos también se dirigieron a Sora, todos iban cargados de armas, se suponía que solo iban a capturarla y ahora por el pánico podrían matarla. Pues ella no se iba a quedar atrás. Dejó el instrumento en el suelo y se apuntó a la juerga. No se dieron cuenta y acabaron con todos. Después los dos (Sora con la guitarra entre los brazos) salieron corriendo y riéndose. Realmente no sabían que les había hecho tanta gracia, posiblemente fue por el hecho de recibir tantas sorpresas juntas. Al parar de correr aún seguían riéndose.
    — Eres increíble, me tienes que contar los detalles de lo que ha pasado, porque creo que no me he enterado muy bien. —dijo Eliot jadeando.
    — Ya, yo también me he quedado un poco rara. Por cierto, gracias a ti ahora tengo dinero, ¿vamos a buscar a esa persona? Te la debo.
    — No, ya no hace falta.
    — ¿Por qué?
    — Porque ya la he encontrado. —dijo sonriendo mientras la señalaba.
    — ¿Yo? ¿Nos conocemos de algo?
    — Para nada. —negó rotundamente— Pero en realidad, lo único que quería era buscar a alguien fuerte.
    — ¿Para qué?
    — Para que me acompañara en el viaje. ¿Me acompañarás?
    Era un tipo bastante interesante, los dos eran fugitivos del gobierno, y encima no tenía nada mejor que hacer.
    — ¿Por qué no?
    — Genial. Primero pasaremos a comprar comida por algún lado, y luego nos iremos de la ciudad.
    Que chico más curioso, y no era la primera vez que lo pensaba.
    — Por cierto, —ella le miró, mientras él le sonreía— me he enamorado de ti.
    Arreglé alguna cosa que me dijeron, así que no os extrañe si se ve diferente de antes. El texto no lo he cambiado.​
     
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  6.  
    Mey Amanda

    Mey Amanda Usuario común

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    Hola, gracias por la invitación, como niña buena mi gusta ayudar.

    En primer lugar al escribir los dialogos de los personajes debes de poner lo guiones largos no los pequeños osea (alt+0151) y debes de ponerles en ambos lados (comienzo y final) ya que en unas escrituras te faltaban los guiones. Con lo demás de ortografia y narración esta bien.

    Bueno yo aqui te dejo...
    ATT: Ama Mely
     
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    Suikocraft

    Suikocraft Entusiasta

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    Jo... interesante muy buen prologo y buen cap. noto cierta similitud al estilo de juegos RPG populares pero leerlo es una historia distinta jaja, en fin me a agradado mucho Sora me gusto el diseño y tiene personalidad para explorar, espero la continuacion y mucho exito!!
     
  8.  
    Leonardo Dnevaerc

    Leonardo Dnevaerc Iniciado

    Leo
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    Hum… Ahora veo de qué se trata. Creo que fue un buen comienzo, al menos para el género. Esta vez hubo otras presentaciones, pero tampoco fueron muy extensas. Hasta el momento conocemos a una princesa, música fugitiva de ojos claros y a un sujeto rubio pelador algo fastidioso. Aunque ahora ya me puedo imaginar la historia.
    Pero algo que me dejo un poco confundido fueron algunas descripciones. Por ejemplo, cuando se pela con los “policías” estos ¿Qué paso? La situación fue algo así como ¡Paz! ¡Pow! ¡Pam! Todos en el suelo. Para mí fue un poco rápido, considerando el ritmo que llevaba hasta el instante la historia fue un poco tajante. Y aquí hubo otra cosa donde me confundí:

    ¿Qué paso aquí? ¿Le hizo caso omiso y no la soltó? ¿O si le hizo caso y la soltó amablemente? Es un poco paradójico el asunto. Si le hizo caso omiso, entonces no le hizo caso. Es un poco confuso.
    En general la historia está bien, solo tiene estos pequeños detalles que yo encontré. En el caso del primero no hace falta que cambies nada si no te apetece, pues es una cuestión de estilos y de preferencias. Pero en el caso del segundo si tendrás que tener un poco de más cuidado, a menos claro que estés haciendo una paradoja a propósito y yo no me haya dado cuenta jaja.
    En cualquier caso si te parece que estoy siendo injusto y quieres desquitarte, entonces pasa a mi micro-relato y critícame todo lo que quieras.
    PD: Iba a poner la dirección en un link, pero creo que eso no está permitido.
     
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  9.  
    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    Jugadores del destino
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    Capítulo 2.
    Pasaron por una tienda que estaba muy alejada del centro de la ciudad. Un lugar atendido por una abuelita de aspecto amable. Vendía tentempiés, como: bolsas de patatas, bocadillos hechos por ella, frutos secos, etc. Eliot cogió una parte del dinero que Sora había conseguido y lo gastó todo, llenando dos bolsas de comida basura hasta arriba.
    A pesar de que estuvieron todo el camino con un silencio muy incómodo el rubio iba con una radiante sonrisa. Parecía tonto. Además, ¿cómo podía alguien enamorarse tan deprisa? ¿Acaso era posible? Bueno, ella no lo sabía, ya que nunca se había enamorado. Pero por historias que había escuchado, el amor era algo que te llegaba cuando conocías bien a esa persona, si nada más sabía un par de cosas de ella seguramente su amor no era real.
    Ambos, cada uno cogiendo una bolsa, iban picando de lo que habían comprado. Posiblemente no era comida muy saludable, pero después de llevar más de tres días sin comer, anda que no lo disfrutaba. Eliot caminaba un paso delante de ella, parecía que mirara de no separarse más de esa distancia. Sora le seguía, después de todo era él el que le había pedido a ella que fuese con él. Él era el único que sabía hacia dónde se dirigían. Y realmente ella no le daba mucha importancia, pero había que admitir que tenía curiosidad.
    Caminaban por calles solitarias, para no ser vistos por los guardias. Finalmente, Eliot se paró justo antes de llegar al límite de una calle, más adelante se veía el mar. Ésta era la segunda vez que lo veía, era impactante, como ver miles y miles de piedras de Elx apiladas.
    — Mira, ven. —la llamó mientras se asomaba cuidadosamente. Ella se acercó y se pegó a él para ver lo que observaba. — ¿Ves aquella escalera? —dijo señalando una escalera para subir a bordo de un enorme barco, que estaba siendo vigilada por un guardia, mientras los pasajeros subían por ella.
    — ¿Qué ocurre con ella? —él la miró con una sonrisa traviesa, así que ya se iba haciendo a la idea de lo que planeaba— ¿Quieres que subamos de polizones? —preguntó con un tono que advertía que no le gustaba nada su idea.
    — No, —dijo alargando la “o” con sarcasmo— para nada. —y siguió con sarcasmo— Pagaremos como un ciudadano normal para que al vernos el guardia se dé cuenta de quienes somos, llamen a más guardias, y al ver que somos nosotros perder la oportunidad de subir a bordo de algún barco de este puerto.
    La chica no le dio importancia a aquel tonito que le había puesto el rubio, en lo que se fijó es que en lugar de decir “…, y nos arresten”, dijo “perder la oportunidad de subir a bordo de algún barco de este puerto”. Una persona normal habría dicho lo primero, pero para ellos eso no se podía considerar ni una opción.
    — Vale, ya lo he pillado. —Le soltó para que cortara el rollo— ¿Y cómo piensas colarnos sin que nos vean?
    — Déjamelo a mí. —dijo confiado. Empezó a rebuscar en la bolsa y de ahí sacó una bolsita llena de golosinas y piruletas. — Toma. —dijo dándole la bolsa, ella la cogió con la mano que tenía libre— Tú espera aquí, cuando veas que se escucha un alboroto y el guardia salga corriendo, aprovechas y entras, yo iré detrás de ti. —le explicó.
    Eliot salió corriendo por donde habían venido y al girar la esquina lo perdió de vista. Ella siguió asomándose. ¿Qué planeaba hacer con unas cuantas golosinas? Ahora se lo preguntaba seriamente, en realidad ese chaval estaba mal de la cabeza, ¿no?
    Bueno, ahora tocaba esperar. Era el momento de pensar. Tenía ganas de preguntarle dos o tres cosas, no podía seguir así sin saber en qué se estaba metiendo.
    Pasó un rato, y al fin empezó a haber algo fuera de lo normal. Se escucharon gritos que decían: “El Demonio rubio está aquí.”, “Auxilio.”, “Que alguien nos ayude que el Demonio rubio nos matará.”,… Madre mía, ¿qué era lo que había hecho? ¿Pero qué no quería pasar desapercibido o qué? Aun así, a pesar de quejarse, Sora vio que el guardia echaba a correr hacia el lugar del que provenían los gritos, Sora aprovechó y se metió una carrerilla hasta llegar a bordo del barco, allí se paró.
    — ¿Por qué te paras? —Escuchó una voz detrás de ella, y vio al rubio— Corre, vamos a las bodegas. Si cuando vuelva nos ve aquí, lo que he hecho no habrá servido de nada.
    Como ella nunca había estado en un barco, no tenía ni idea de hacia a donde ir, así que le dejó a Eliot camino libre para que pasara delante. Sora le siguió, y por lo que vio, parece que bajaron un par de niveles, hasta llegar a una planta en la que casi no había luz, seguramente las bombillas estaban apagadas. Funcionarían con electricidad normal. El barco era grande, había que admitirlo, aunque también debían haber de más grandes. Los dos se colaron en una sala en la que estaba lleno de bidones de vino, eran de madera, los típicos tradicionales. Y había dos que eran la mitad de grandes que un vehículo de cuatro ruedas, los dos tenían enganchado un grifo más o menos un poco antes de llegar al final.
    Eliot ágilmente se subió en uno de ellos y se sentó, Sora hizo lo mismo pero en el otro. Ahora era el momento de preguntar. Ella lo miró, él estaba distraído. Estaría pensando. No se le podía ver claramente, la única luz que tenían era la que entraba por una ventana pequeña, por la cual tan solo cabría una cabeza, dejando a un lado los muy cabezones. Era singular su pelo, a pesar de estar casi a oscuras seguía brillando como si estuviera en pleno sol. De ahí debía venir el apodo de “Demonio rubio”.
    — Oye, —le llamó, él la miró sonriendo— ¿cuál es tu objetivo? ¿Por qué querías a alguien como yo? Y, ¿qué haremos ahora?
    — Mira, tú quieres que yo te responda a todas esas preguntas, pero yo también quiero respuestas, ¿qué te parece si tú me preguntas algo, yo te respondo y luego lo hacemos al revés? —ofreció.
    — Muy bien, pues empiezo yo, te haré una pregunta diferente. ¿Por qué eres un fugitivo?
    La sonrisa del chico desapareció y se la miró aburrido.
    — Vaya, me esperaba algo más excitante, como saber si soy virgen o sobre quién fue mi primer amor… —se detuvo al ver que ella se le quedó mirando raro a la vez que arqueaba una ceja— Por matar a gente, mucha gente. —dijo indiferente, y aunque fuera poca, se le notó una pequeña chispa de compasión. En seguida cambió a su cara de siempre, ansioso para preguntar. — ¿Quién eres? —no se contuvo, realmente tenía ganas de preguntarle eso.
    Resopló.
    — Mi nombre es Sora Exode Freya, soy la hija de Vizard Exode Kaleira.
    — ¿Eres la princesa? —Preguntó sorprendido— Entonces, ¿es cierto mataste a la reina? —ella no le respondió.
    — Pensaba que era mi turno de preguntar. —Él se la miró callado— ¿Cuál es tu objetivo?
    — Quiero venganza, matar a alguien. —Sus ojos enfurecieron, parecía que fuera muy serio con el asunto, ahora ya no parecía tan tonto. — ¿Tú mataste a tu madre? No, espera. Cambiaré la pregunta. ¿Por qué eres una fugitiva?
    — Mi madre, ella la mató mi padre, pero me echó la culpa para tener una excusa y dar libremente órdenes de búsqueda y captura. —al recordar eso sus ojos empezaron a escocerle, sentía mucha rabia, y a la vez estaba triste por la pérdida de su madre, ya que ella apostó todo para dejarla libre, incluso su vida. Pero, no iba a llorar, no lo iba a hacer, aguantaría las lágrimas incluso aunque sus ojos estuvieran por reventar. — ¿Qué nos espera al salir del barco? —preguntó rápido para cambiar de tema.
    — Iremos a buscar mi arma, un amigo mío desapareció y se largó con ella. Así que nos bajaremos en el puerto de Drojein y allí buscaremos pistas de su persona. —Le explicó— ¿Cuáles son tus medidas?
    — No te pienso contestar a eso.
    — Vale. —Dijo alargando la a, vaciló— Realmente no estoy seguro de que deba preguntar. ¿Por qué tu padre mató a tu madre?
    Sora respiró hondo.
    — Por qué ella me ayudó a huir y escapar de él. ¡Ahora yo! Realmente no me interesa, pero ya que estoy, pregunto. ¿Qué te hizo la persona de la que te quieres vengar?
    — Mató a toda mi familia. —contestó rotundamente.
    Bam. Bam. Se empezaron a escuchar golpes fuertes y el barco empezó a balancearse, de poco que Sora y Eliot no se caen. Lo retiro. De poco que Sora no se cae, porque Eliot acabó por los suelos con el bidón también volcado.
    — ¿¡Qué ocurre!? —preguntó Sora sorprendida.
    Parecía que arriba hubiera mucho jaleo. Eliot corrió hacia la ventanita y rompió el cristal de una patada, con el pié quitó los cachos y acabó de quitar los restos con las manos. Cuando no había riesgo de cortarse, sacó la cabeza por la ventana y miró hacia arriba. Había una nave gigantesca flotando encima del barco, parecían ser bandidos.
    — ¡Bien! —Dio un brinco de alegría— Bandidos, me vienen de lujo.
    Sora se lo miraba interrogativa. ¿Qué pretendía ese rubio?
    Eliot al ver como se lo miraba ella, decidió explicárselo.
    — Escúchame. Nos infiltraremos en la nave, y una vez allí, les daremos una paliza y nos haremos con el control de ese cacharro. —explicó emocionado.
    — A ¿Y cómo piensas hacer eso?
    — Fácil, nos meteremos dentro del bidón de vino. Y así nos colaremos sin que se enteren, ya que si son bandidos también robarán provisiones, sobretodo vino y cerveza.
    — Ya, pero, luego oleré a vino.
    — ¿Y qué? Decidiste venir conmigo, acepta las consecuencias.
    Eso era verdad, no podía negarlo.
    — Bueno, de todos modos démonos prisa, que si no nos pillarán.
    Abrió la tapa, del bidón que se había caído, estaba muy pegada, pero él tenía fuerza. Así que consiguió abrirlo.
    El bidón estaba lleno menos de la mitad. Eliot cortésmente y con una sonrisa le cedió paso.
    — Las damas primero.
    Sora puso cara de asco y de un salto se metió dentro. Qué asco, ahora estaba mojada y fría, solo faltaba que se pusiera borracha por culpa del vino. En cambio, Eliot se metió dentro con una sonrisa y justo cuando iba a cerrar.
    — Espera, que pongo la guitarra de forma que los dos estemos cómodos.
    Se la descolgó de la espalda y la puso a un lado, mientras que ella y Eliot estaban irremediablemente pegados. El rubio cerró con la tapa lo más que pudo. El bidón no estaba muy lleno, pero al estar los dos metidos el nivel subió y lo tenían a la altura del pecho, bueno, como Eliot era más alto lo tenía más abajo. Hizo una risa breve.
    — Es la primera vez que me baño en vino, mejor dicho, es la primera vez que me baño en vino con una chica. —dijo juguetón.
    — Yo también, es la primera vez que me baño en vino, y con un chico.
    — ¿Y sin vino? —preguntó curioso.
    — Sí, también sería la primera vez. —admitió sin problemas.
    — Yo no, no es la primera vez que me baño con una chica. —sonrió picarón.
    El eco que hacia aquel lugar cerrado, en cierto modo era agradable.
    — Ahora que lo pienso, ¿cómo lo hacemos para que no se nos gaste el oxígeno? —se preocupó la morena.
    — Ah, sí. Se me había olvidado. —Sacó un machete y justo en el lado en el que se juntaban dos maderas, clavó la hoja en medio e hizo un pequeño agujero. — Por ahora, con esto es suficiente.
    Estuvieron un momento en silencio, lo único que se escuchaban eran sus respiraciones.
    — ¿Por qué… —Eliot rompió el silencio— empezaste a tocar la guitarra? —tenía curiosidad.
    — Mi padre, él me obligó.
    — ¿En serio? —ella asintió— Que raro.
    Pasos, se empezaron a escuchar, y se acercaban. También había voces. Alguien abrió la puerta.
    — ¡Guau! Hoy me emborracharé hasta caerme. —dijo admirando la cantidad de licor que había en la bodega.
    — ¿Qué pasa? —Se escucharon otros pasos acercándose— ¿Has encontrado algo? ¡Venga ya! —exclamó al ver tal cantidad de vino— Y estaban diciendo que no tenían mucho dinero, entonces que vendan el vino, ¿no te digo?
    Los pasos se acercaron más, el primer hombre estaba intentando levantar el bidón en el que precisamente estaban Eliot y Sora. Ellos se quedaron lo más quietos posible.
    Resopló.
    — No puedo, pesa mucho. —se quejó.
    — Serás flojo. —Suspiró— Ya voy a ayudarte.
    Los dos lo intentaron, pero no tenían suficiente fuerza.
    — Ves a llamar a Frank. —dijo el mismo que antes.
    — Sí, seguro que él la levanta fácilmente.
    Los pasos se alejaron rápido. Por otro lado, el hombre que se había quedado parecía estar registrando el lugar, ya que iba dando pasos lentos que iban y volvían. Cogió una botella de vino y la probó.
    — Buenísimo. —dijo después de disfrutar aquel sabor dulzón y exótico— Es la primer vez que pruebo un vino así.
    Volvieron a oírse pasos rápidos, y también unos pasos, que eran más lentos, pero sonaban más fuerte.
    — ¿Os ayudo en algo debiluchos? —se burló.
    — Oh, cállate. Y ayúdanos. —exigió.
    — Sí, sí.
    El hombre se acercó y agarró el barril como un saco de patatas; lo agarró con un brazo mientras lo apoyaba en su hombro.
    Sora cayó encima de Eliot, mientras que encima de ella estaba la guitarra, por lo que le costaba más no caer encima del rubio, mientras que él tenía que incorporarse un poco, si no su cara quedaba hundida en el vino y no podía respirar. Sumándole que el bidón a veces se balanceaba, se hacía difícil el no hacer ningún ruido.
    — Me siento como un niño haciendo una travesura. —dijo en voz baja con su boca muy cerca de la de Sora.
    Shhh. Le dijo ella para que se callara.
    Después de todo el recorrido hasta subir a cubierta, con unas cuerdas lo ataron y lo empezaron a tirar hacia arriba. Se escuchaban algunas voces de mujeres o de hombres chillando. En ese momento, Eliot pensó que fue una suerte que el agujero que había hecho hubiera quedado por la parte que no estaba hundida.
    Cuando llegaron arriba, de un golpe brusco pusieron el bidón derecho, eso también fue suerte, porque los pusieron como estaban inicialmente. Notaron como alguien arrastraba el bidón por el suelo, probablemente lo estaba empujando para llevarlo a su bodega.
    — ¿Ahora qué hacemos? —preguntó Sora lo más silenciosa que pudo.
    — Sigilosamente saldremos del bidón y haremos una estrategia para atacarles. —le respondió de igual forma.
    — Me parece que es lo más inteligente que podríamos hacer.
    El bidón se detuvo. Había mucho jaleo.
    — Bien, fiesta.
    — Hoy tuvimos muy buena cosecha.
    Comentaban algunos felices.
    — ¡Ala! ¿Y eso? —dijo uno.
    — Dentro hay vino. —le respondió el otro.
    — ¿En serio? Pues ábrelo.
    — No, dejemos que lo habrá el jefe.
    O-o. ¿Ahora qué harían?
    — Venga jefe. ¡Ábralo y brindemos para que ya podamos empezar la fiesta! —le animó uno.
    — Vale, chicos. Ya voy.
    Un momento, esa voz. Le sonaba.
    — ¡Venga! ¡Diez, nueve, —empezaron a contar todos juntos la cuenta atrás— ocho, siete, seis, cinco…!
    Por cierto, os dejo el video de un manga que me encanta.​
     
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    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    Jugadores del destino
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    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
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    7
     
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    Para el que le guste leer con música:
    Empezad por este_
    Capítulo 3.
    Eliot y Sora estaban en problemas. ¿Cómo iban a salir de esta? Encima, si iban a pelear, Sora no estaba en muy buenas condiciones para hacerlo, estaba poniéndose borracha. Seguramente los poros de su piel estaban absorbiendo el vino, en cambio, Eliot se veía fresco como una rosa.
    — ¿¡Qué hacemos!? —preguntó Sora exaltada con la voz baja.
    — ¡…cinco, cuatro…! —seguían contando, era como decidir qué hacer cuando una bomba estaba en tus manos a punto de explotar.
    — Olvida lo de ser sigiloso, saldremos de aquí a hostias. —le dijo rápido.
    — ¡…dos, uno…!
    A Sora no le dio tiempo de reaccionar, ya que Eliot con la ayuda de los codos reventó las paredes del bidón y por culpa de eso, el vino se desparramó por el suelo mientras que Eliot y Sora estaban en medio, rodeados de trozos de la madera del bidón.
    Todos se callaron al instante, quedaron boquiabiertos, incluido Eliot, que al ver quién era la persona a la que llamaban jefe, saltó hacia él como un depredador apuntando al cuello de su presa. Este lo esquivó, y los dos se quedaron mirando fijamente.
    — Así que al fin y al cabo eras tú. Ya decía yo que me sonaba esa voz. —le dijo Eliot rabioso.
    Todos observaban en silencio, incluida Sora, la que estaba sentada encima de la base del bidón, toda empapada de vino, de tal forma que se podía ver lo que llevaba debajo de la camiseta blanca. Eliot también estaba empapado, pero en ese momento no le daba importancia.
    — ¿Eliot? —preguntó algo confundido— ¿Qué haces aquí, rubia? —preguntó como la cosa más natural del mundo.
    Eliot al escuchar eso se lanzó de nuevo al ataque y el otro chaval lo esquivó, un derechazo, esquivado, una patada voladora, no esquivada. En aquella patada había tal fuerza que lo mandó a volar unos diez metros de distancia.En la cara del rubio se dibujó una sonrisa arrogante, mientras que los demás no se creían lo que veían, ¿su jefe estaba perdiendo? Eliot se acercó a él paso a paso, tranquilamente.
    — Derek, eres fuerte, pero no lo suficiente. Ahora, quiero que me devuelvas mi espada. —le demandó.
    ¿Ese era su amigo? Qué casualidad. El muchacho estaba tosiendo y se quejaba del dolor, no lo disimulaba nada.
    — ¡Joder! ¡Cómo siempre, nunca te contienes, incluso con tus amigos! —le reprochó mientras sentado en el suelo se quejaba.
    Aquel chaval parecía joven, igual que Eliot, en cambio, él tenía el pelo de un color castaño claro y los ojos (no se los veía muy bien) pero parecían ser oscuros. Él se levantó, poniendo su mano en el torso, ahí le dolía.
    — ¿Me puedes decir por qué desapareciste? —preguntó Eliot, estaba muy furioso, nunca lo había visto así, indudablemente lo que menos le gustaba era que lo traicionasen.
    — Bueno, perdona. Pero necesitaba hacerlo. —parecía arrepentido.
    A pesar de su disculpa, Eliot volvió a darle un golpe muy fuerte, por la espalda, con el pie. El chico aterrizó cerca de Sora, y boca abajo, Derek la miró. Eliot cuando se ponía así no había quien la parase, pero podía dejar que esa chica lo intentara, no perdía nada.
    — Ayúdame, detenlo. Ahora no hay nadie que lo pueda parar, y si me mata, luego se acabará arrepintiendo, igual que con las otras personas que él asesinó. —le rogó mirándola.
    Realmente eso no era su asunto, pero no podía evitar sentir la necesidad de ayudarlo, no podía dejar que Eliot lo destrozara mientras él apenas podía moverse.
    El rubio se iba acercando, Sora se levantó, se sentía mareada, y casi perdía el equilibrio, pero se interpuso entre él y Derek.
    — Déjale, no hagas algo de lo que luego te arrepientas. —le dijo ella.
    El chico con una mano la echó a un lado, Derek pensaba que al menos lo había intentado, ya se estaba despidiendo.
    ¿¡Había pasado de ella!? ¿¡Cómo se atrevía ese niñato idiota!? Parecía que el alcohol ya le estaba afectando incluso en sus pensamientos.
    — ¡Espera! —se lanzó detrás de él y lo agarró con un abrazo.
    Eliot, al notar sus húmedos pechos chocar contra su espalda se paró al instante. Derek se lo miraba desde el suelo sorprendido.
    — Asqueroso, cabrón. ¿Cómo te atreves a pasar de mí? —Sora empezó a llorar, realmente el vino le había afectado— ¿No decías que te habías enamorado de mí? —decía entre sollozos.
    Derek, al escuchar eso se le dibujó una sonrisa en la cara.
    — ¿Sora? —habló Eliot y le desenganchó los brazos, agarrándola por estos para verle bien la cara— ¿Estás borracha? —preguntó con la esperanza de que dijera que no.
    — Creo que sí. —y empezó a reírse como una niña que acaba de cometer una travesura.
    — Vaya, vaya. Con que la rubia se ha enamorado de una morena. —se burló, él, travieso.
    El chaval estaba de pie como si nada, y Sora se lo miraba indignada, pensando que la había engañado como a una tonta.
    — No te preocupes, es un sádico, manipulador y traidor. No se puede confiar en él. —le explicó con ira.
    — Oye, no hables así de mal de mí, que me has roto un par de costillas. —se tocó la zona golpeada e hizo una mueca de dolor.
    Los hombres de alrededor, aún seguían quietos.
    — No, no me ayudéis que estoy perfectamente. —dijo el chico sarcástico.
    Dos de la multitud reaccionaron y se acercaron a él para ayudarle.
    — Jefe, ¿qué quiere que hagamos con ellos? —dijo el chico que le ayudaba a apoyarse.
    Sora y Eliot observaban como a su alrededor, todos esos primates estaban empezando a enseñar sus armas mientras les miraban con miradas hostiles.
    — ¡Si queréis juerga, venid a por mí, que me apunto! —les retó Eliot.
    Antes de que estos se dejaran llevar y les atacaran, Derek les paró.
    — ¡Ya es suficiente! —ordenó con una voz potente— No les toquéis un pelo, son amigos míos.
    ¿Qué? ¿Amigos? ¿Aún le consideraba un amigo? Después de desparecer junto a su preciada espada, ¿aún tenían ese tipo de relación?
    Por el momento decidió seguirle el rollo, tal y como estaba Sora, no podría protegerla de tanta gente.
    Derek, apoyándose en sus dos subordinados, miró a Eliot y Sora.
    — Seguidme. —les dijo mientras apoyado en sus camaradas salía de aquel comedor.
    Ellos le hicieron caso y a paso lento, le siguieron. Después de caminar por el pasillo, habiéndose pasado dos o tres puertas, llegaron a una en la que entraron. Antes de entrar, se veía en la puerta una palabra tallada en plata: “Jefe”. Debía ser su habitación.
    Entraron en ella. Era grande, pero también sencilla, no tenía muchos muebles, parecía tener lo indispensable, eso sí, la cama de matrimonio con techo nunca faltaba.
    Los dos ayudantes, le dejaron estirado en la cama.
    — Voy a por medicinas para aliviar el dolor, tienes suerte de que no sea una fractura con riesgo a que la costilla te perfore el pulmón. —dijo uno de ellos, el cual era un tipo algo bajo, y parecía agradable a simple vista.
    — No, no ha sido solo suerte. —dijo él levantando la cabeza para mirar a Eliot.
    El rubio se mantuvo callado, era como si estuviera de morros.
    El chaval se fue. Pero el otro se quedó.
    — Poli, déjanos solos, por favor. —le pidió Derek amablemente a su compañero.
    — Pero… —titubeó, no estaba seguro de dejarle a solas con alguien que le había roto las costillas.
    — No te preocupes, no me harán nada. Ve y di a los demás que sigan con la fiesta. —le pidió.
    — Está bien. —se fue.
    Los tres estaban solos. La puerta cerrada, y puro silencio.
    — Gracias por tu regalo en nuestro reencuentro. —dijo sarcásticamente el castaño.
    — De nada, era para darte algo a cambio por tu regalo de despedida. —le siguió el juego, el rubio.
    Se volvieron a quedar en silencio. Sora ya estaba algo mejor, podía pensar claramente, y al observar esa situación no hacía nada más que irritarse.
    — Dejad de actuar como críos y vayamos al grano. —dijo con un tono altanero, miró a Derek— Tú eres el que la cagó, así que yo te pregunto en nombre de Eliot, ¿por qué desapareciste con su espada?
    Los dos se habían quedado sorprendidos ante la actuación de la muchacha.
    — Bueno, fue porque necesitaba dinero para mis padres, —al escuchar eso, Eliot ya se esperaba lo peor— mi padre estaba enfermo, y mi madre no aguantaba en el trabajo, era débil y tenía seguidos desmayos. Yo, durante el tiempo que estuve con Eliot, me olvidé de ellos, y el día que juntos nos quedamos en una posada, mientras él no estaba porque se estaba duchando, yo vi a una familia pasando por allí, y precisamente el padre tampoco se encontraba muy bien, en ese momento tuve un shock y recordé la razón por la que inicié el viaje, en lo único que podía pensar era en volver con ellos lo antes posible, así que volví a la habitación y cogí lo primero de valor que encontré, y me fui corriendo desesperado.
    — Entonces, tengo que suponer que vendiste mi espada. —Oh, no. Eliot seguramente iba a explotar. Sora ya se estaba preparando para pararlo.— Entonces, ¿al final que pasó con tus padres? — ¿Qué? ¿En serio iba a aceptar las cosas tal cual?
    Sora miró a Derek, pero no parecía nada sorprendido.
    — En realidad, cuando llegué a mi casa, parecía ser que habían muerto. —hizo una pequeña risa, como si estuviera diciendo: “Qué ironía, ¿no?”— Así que, me di cuenta de que lo que te había hecho estaba muy mal, te había traicionado. Por eso cogí el dinero que había conseguido tras vender tu espada y fui a reclamársela a la persona que la había pagado, pero no me la quería dar, y se la robé. Como aquel señor era un rico coleccionista, me hice famoso, y ahí empezó mi carrera de ladrón o bandido, como me quieras llamar. —se lo miró con una sonrisa— ¿Eso lo explica todo?
    — Realmente me da igual la forma en la que te transformaste en esto, lo único que quiero saber es si conservas la espada. ¿La conservas? —le preguntó esperanzado.
    — Así es.
    — Menos mal. —hizo un suspiro de alivio.
    — Entonces, ¿seguimos siendo amigos? —le preguntó el castaño levantando la mano en forma de amistad.
    Eliot se acercó a él y le cogió la mano.
    — Claro que sí. —le dijo afectuosamente.
    — Perfecto, ahora que lo hemos solucionado, ¿puedo limpiarme del vino en algún sitio? —pidió de forma que se notase que quería ducharse y cambiarse de ropa.
    — Es verdad, estáis empapados de vino. —Dijo el chico mientras miraba de reojo el sujetador de la chica, este se transparentaba notablemente— Bañaros, lo podéis hacer, y os prestaré ropa, pero tú, —dijo señalando a Sora— no tengo nada de ropa de recambio para mujer.
    — No me importa, usaré algo de hombre, mientras podáis limpiar mis ropas y luego me las pueda poner. —advirtió.
    — Claro. —asintió Derek.
    Cuando llegó el chico de antes, el que había ido a buscar los medicamentos, Derek le explicó la situación y le pidió que acompañase a los dos invitados cada uno a una ducha y les diera ropa de recambio. También tuvo que explicarle la situación a sus compañeros, y sobre la salud de su capitán.
    Qué bien. Sora ya temía que no tuvieran agua caliente, pero sí que tenían. Claro, con la tecnología tan eficaz que proporcionaban las piedras Elx hoy en día.
    Después del baño, en el que se tomó su rato, hasta quedar como una pasa, se sentía fresca. Hacía tiempo que no había tenido oportunidad de lavarse el pelo, ya que había carteles con su cara de búsqueda y captura, y con una recompensa, no podía ir a ningún hotel ni nada por el estilo. Los últimos baños que recordaba se los había hecho en una fuente de la ciudad en plena noche o en un río o lago de las montañas. Era una experiencia bastante desagradable, ya que se pasaba un terrible frío, incluso hubo una vez que tuvo que estar un rato golpeándose las extremidades para volver a sentirlas y recuperar su movilidad.
    La ropa que le habían dejado, consistía en una camiseta de manga corta, que le iba grande, y un tejano corto, por las rodillas, y suelto, después de todo era ropa de hombre, por último, de calzado tenía unas sandalias de dedo, que también le iban grandes, ella hacía un treinta y ocho, y eso parecía ser un cuarenta y dos.
    Después de cambiarse, salió de aquel baño, que estaba conectado a su habitación, y de su habitación se salía al pasillo. Todo estaba en silencio. Por allí no había ni un alma. Pero a medida que avanzaba se iban escuchando algunas voces, y si paraba el oído y escuchaba podía saber lo que decían.
    — ¿Y esas patatas?
    — Las saqué de esta bolsa.
    Se escuchaba decirles. Llegó a una cabina que tenía la puerta abierta, de ahí provenían las voces. Miró sin que ellos se dieran cuenta y observó que la bolsa que tenían era una de las dos que antes llevaba. Seguramente se le habrían caído por el camino al ir a la bodega.
    — La encontré por los pasillos del navío que acabamos de asaltar.
    Sora entró, parecía una habitación compartida. Ellos al escucharla entrar se giraron a verla.
    — Vaya, pero si es la invitada. —dijo uno.
    — Buenas. —Sora se acercó a ellos y abrió la bolsa, de allí sacó una bolsa de patatas pequeña, y se la guardó en uno de los bolsillos del pantalón aprovechando que eran grandes.
    — ¡Eh! ¿Qué crees que estás haciendo? No puedes ir por ahí cogiendo nada como si fuera tuyo. —le dijo uno de ellos.
    Sora ya se estaba yendo, pero se volvió hacia él.
    — Lo mismo te digo, además, eso es mío. —dijo señalando la bolsa.
    Ella salió de allí.
    — ¿Pero qué se ha creído? —dijo rabioso.
    — Déjala, tan solo es una bolsa de patatas. —lo calmó el otro sin darle mucha importancia.
    Sora continuó su paseo. De repente notó una brisa de aire fresco. ¿De dónde venía? ¿Qué aquello no era un lugar cerrado? Sora siguió el camino del que provenía el viento. Derecho. Recto. Primero a la derecha, luego a la izquierda, luego por la derecha y todo recto. Finalmente llegó a una puerta que estaba entreabierta. La abrió, y nada más abrirla le golpeó un fuerte aire otoñal. Teniendo el pelo mojado, sentía como si se le fuera a secar de golpe. Salió por la puerta, allí había como una terraza, que estaba rodeada por una barandilla, por seguridad. Nada más se veía el cielo, las nubes volaban alrededor del barco. Sora se acercó a la barandilla y miró hacia abajo.
    — Impresionante.
    Eso fue lo único que pudo decir, estaban increíblemente alto. Desde arriba se veía todo enano. Era todo hermoso. Eso podía pensar de las partes habitadas, ya que se veían viviendas y bosques verdes. Pero después de llegar al límite de esa frondosidad, todo eran tierras áridas y desiertas, con largas carreteras difícilmente distinguidas.
    — Bonito ¿verdad?
    Escuchó una voz detrás de ella. Era Derek. No lo había notado.
    — Sí. Tengo que admitirlo. A pesar de que eres un completo ladrón.
    — Sí, en eso tienes razón. —dijo mientras le enseñaba la bolsa patatas que se había guardado.
    Le cogió la bolsa y se la volvió a guardar.
    — Eres muy hábil.
    — Y tú eres muy famosa.
    Al escuchar eso, Sora alzó una ceja y le miró de reojo.
    — ¿Por qué piensas eso?
    — No sé. Dímelo tú, princesa. —dijo mientras hacía una sonrisa calculadora.
    — Ah. Ya veo. Me has visto en carteles.
    — Sí, pero no sé si lo que dicen de ti es cierto.
    — No tienes porqué saberlo. —le respondió indiferente.
    — ¿Y si te cuento algo a cambio? No sé, dime si te interesa algo que quieras saber.
    — No hay nada.
    El chico se mostró pensativo, estaría buscando una forma para que lo reconsiderara.
    — ¿Y si te cuento cómo nos conocimos Eliot y yo?
    Ella le miró interesada.
    — Vale, parece curioso. —aceptó.
    — Es cierto, es curioso. Muy bien, pues allá voy. —Dijo preparándose para empezar— Nosotros nos conocimos, hace seis años. —Eso era mucho tiempo— Recuerdo que yo estaba empezando el viaje para buscar dinero, desde pequeño empecé a ir a un gimnasio a entrenar artes marciales, por lo que era fuerte. Me hice cazarrecompensas, y estaba dispuesto a cazar a unos bandidos que molestaban a un pueblo cercano. Yo me dirigí, todo valeroso hacia el enemigo, aunque estaba un poco nervioso. Al llegar al sitio en el que vivían, yo destrocé a dos o tres, pero el jefe y todos los demás no estaban. De uno saqué la información, que había ido al pueblo, a robar más, y les fui detrás. Cuando llegué a verlos, desde lejos se observaba una treintena de cuerpos esparcidos por el suelo. Al llegar hasta ellos, vi a un muchacho rubio sentado encima de dos cuerpos apilados, mientras comía tranquilamente, lo que posiblemente era o había sido de propiedad de los ladrones. Ese era Eliot, entonces él ya era famoso, así que como cazarrecompensas lo reconocí a la primera. Le llamé la atención y le reproché el hecho de que me había quitado la presa, aunque luego él me dijo que no le interesaba la recompensa que ofrecían por ellos, que me la podía quedar. Cuando él iba a irse, yo no le dejé, ya que me interesaba bastante su recompensa. Él fue increíble, había dejado su espada a un lado, para estar igualado a mí, iba a luchar con las manos desnudas. Luchamos, él era muy fuerte, pero teníamos las fuerzas igualadas. Peleando con él me lo pasé muy bien, y él sentía lo mismo. Así que nos cogimos simpatía y nos hicimos amigos. Él me pidió que le acompañara en su viaje de venganza, por la muerte de su familia, ya que yo era fuerte y le caía bien. Y así empezamos a viajar juntos. —Cogió aliento— Fin.
    — Vaya, no me lo esperaba. Es una historia algo alocada. Y por cierto, ¿cuántos años tenéis?
    — Pues ahora, yo tengo veintiuno, y Eliot debe tener veinte. Ya que recuerdo que tiene un año menos que yo. Bueno, ahora contéstame a la pregunta. —Cambió de tema— ¿Es cierto lo que dicen de ti?
    — Para nada. —negó rotundamente.
    — Por cierto, ¿Eliot sabe que eres una princesa?
    — Sí, sí que lo sabe.
    — ¿Y tú sabes quién es la persona que mató a su familia?
    — No, para mí es algo irrelevante, ya que seguramente no conozco a esa persona.
    — Cierto. Muy bien, pues yo voy tirando. —dijo yéndose con la bolsa de patatas en las manos, ya que se la había robado otra vez sin que se diera cuenta.
    Vaya, ahora, por fin un poco de tranquilidad. Es cierto que ese tío era bastante manipulador, tal y como había dicho el rubio, pero parecía ser buena persona.
    Después de unos minutos de estar pensando, algo golpeó la nave, ya que hizo un tembleque tan fuerte con el que Sora casi se cayó de ésta. Suerte por la barandilla, que era resistente, ya que quedó colgada de ella. Intentó subir a la nave, para estar más segura, pero no pudo. Algo empezó a arrastrarla del pie. Tenía una cuerda atada en el tobillo. Parecía ser que una pequeña nave para una sola persona le estaba arrastrando. No había chillado al casi caerse. Pero al verse colgando boca abajo, nada más agarrada de una cuerda y por el pie, y por no decir que estaban a miles de metros de altura. No pudo evitar echar a chillar. Eso realmente impactaba, era peor que la caída libre o la montaña rusa, mucho peor.
    Aquel trasto la llevaba colgando hasta una nave gigante, que al parecer, hasta ahora había estado ocultándose entre las nubes.
     
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    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    Pues me ha gustado tu obra, Sora y Eliot, la famosa pareja de acción jaja has cumplido bien con ese término casi obligatorio para los escritos, la verdad tienes muy buenos detalles técnicos y debido a mi enfermedad por ahora no puedo corregirte mucho, pero debo reconocer tu habilidad para narrar en tercera persona. Has sacado un mundo totalmente sobrenatural y llenas la historia como una fantasía nada más, porque tus elementos son todos originales y también creaste un mundo bastante agradable.

    Sora es una protagonista muy cambiante y bien diseñada, hace un buen dúo con Eliot, misterioso, risueño, pervertido y malvado a la vez, me pregunto que será esa navezota que los iba siguiendo, pero jajaja me mató la parte de emborracharse dentro de una caja de vino LOL, eso sí fue awesome, lo mismo con las pocas escenas de lucha, estoy seguro de que veremos más peleas y momentos románticos en el futuro.
     
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  12.  
    Love Kills Slowly

    Love Kills Slowly Iniciado

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    me ha encantado tu comentiario, tu forma de ver mi historia es genial, y jejej gracias
     
  13.  
    Diego

    Diego Iniciado

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    Hola, gracias por invitarme a leer tu fic.
    Dejame decirte que es muy interesante y me ha gustado mucho, tienes una muy buena redaccion,
    La forma en que te expresas y describes, tambien me agrada, un error que note fue lo siguiente:
    Por lo que yo se, es que no es yo y Eliot, si no es: Eliot y yo, Tambien te fallaron unos pocos acentos, aunque en otras cosas no puedo decir por que soy uevo y no se mucho de esto.
    Bueno es todo buena historia... Adios
     
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    Love Kills Slowly

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    Muchas gracias por el comentario, y lo tendré en cuenta, el error. XP
     
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    Título:
    Jugadores del destino
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    7
     
    Palabras:
    3919
    Capítulo 4.
    Después de ser llevada a aquella nave, ella fue inmovilizada, atada de manos y pies. Le pusieron una bolsa en la cabeza, para que se aterrorizara, mientras que a su alrededor se escuchaban voces que le amenazaban de muerte si intentaba algo. Después notó como la ataban en una silla, de forma que no se pudiera mover.
    Por otro lado. Derek ya sabía quién había empezado aquel ataque, había sido su enemigo, el cual conoció al coincidir las dos bandas atracando la casa de un noble rico. Muchas veces habían competido por el territorio, que en principio era Drojein. Habían combatido tantas veces que ya estaba acostumbrado.
    En la sala de mandos, donde estaba lo que se podía llamar “el timón”, Derek estaba allí dando órdenes, preparándose para entrar al ataque. Eliot estaba con él, ya que lo encontró cuando iba camino a dicha sala.
    El gran cristal que había en aquella sala, dejaba ver la situación de fuera, apareció una pantalla, ese era su avanzado sistema de comunicación con otros vehículos aéreos, seguramente era un mensaje de la nave enemiga. En la pantalla, se veía todo negro, luego la imagen se distorsionó y apareció la cara de alguien. Era un hombre rapado que tenía una cicatriz en la mejilla izquierda. También tenía la nariz chafada y los labios regordetes, en cambio, a pesar de que solo se le veía medio cuerpo, se notaba perfectamente que estaba sumamente musculoso.
    — Hola, muy buenas. —dijo el hombre animado, mientras sonreía arrogante— Hoy, yo me llevaré la victoria. He encontrado tu punto débil.
    — Vaya, veo que sigues tan feo como siempre, junto a ese cerebro inactivo que tienes. —le dijo burlón.
    — ¡Cierra la puta boca! —dijo el hombre irritado.
    — Vaya, no te enfades tanto que se te reventará alguna vena. —siguió burlándose— Y por cierto, ¿qué punto débil? —volvió al tema inicial.
    El hombre se empezó a reír.
    — Con tu punto débil, me refiero a esto. —dijo apartándose del punto de vista del videocomunicador, dejando ver a alguien sentado en una silla, atado y con una bolsa que le cubría la cabeza.
    Aquella persona se estaba quieta, parecía ser una mujer, y tenía el pelo negro, que se veía por lo largo que era. Eliot reconoció a esa persona aún con la bolsa en la cabeza.
    El hombre le destapó la cabeza.
    Estaba todo oscuro, y no veía nada, eso sí, escuchaba voces, una conocida, pero las demás no. Notó como alguien empezó a quitarle la bolsa, una luz la cegó, y al abrir los ojos parpadeó unas cinco veces. Cuando ya veía claramente, vio que justo en frente de ella había una pantalla que enseñaba la imagen de Derek junto a Eliot, también se veía algún que otro de los camaradas de Derek.
    — ¡Sora! —Al principio ya se lo temía, pero no quería que fuera verdad— ¿¡Qué le queréis hacer!? —gritó con ira y desesperación.
    Eliot estaba de tal forma que parecía que fuera a matar al primero que le dijera algo.
    El hombre se puso detrás de ella y le puso un machete en el cuello, rodeándola con el brazo y poniendo su cara muy cerca de la de ella. Tenía una mirada viciosa y repugnante.
    — Sencillamente quiero que me entregues todas tus pertenencias, menos tu ropa. —dijo bromista— Y te largues de aquí y nunca más te vuelva a ver, también llévate a tus subordinados contigo. —sonrió maliciosamente.
    Derek lo ignoró.
    — ¿Estás bien, Sora? —le preguntó él, relajado.
    — No, este tipo tiene muy mal aliento. —se quejó ella.
    El hombre enfureció y le metió una torta, tan fuerte que la tiró con la silla y todo. Luego la levantó.
    — ¿Entiendes la situación en la que estás? —quedó un momento pensativo, entonces se la miró lujurioso, de arriba abajo— Podría violarte. —sugirió.
    Se acercó a su cuello y con la lengua le lamió a lo largo, hasta llegar a su mejilla.
    A Sora le estaban entrando arcadas, y Eliot estaba dispuesto a ir y matarlo.
    — ¡Capullo! ¡Cómo te atrevas a tocarla estás muerto! —si no fuera porque podía ver a Sora, hubiera roto la pantalla.
    — Dijiste que este era mi punto débil, ¿verdad? —cuestionó Derek.
    — Así es. —asintió aquel hombre.
    — Pues te equivocas, ya que no es mi punto débil, es el suyo. —dijo señalando al rubio, el cual miraba a la pantalla furioso.
    El hombre se quedó en silencio mirándoselo.
    — Y, ¿sabes quién es este chico? —le miró como un niño inocente— ¿Te suena el nombre del Demonio rubio? —insinuó.
    — ¿Quieres decir que es él? —se lo miró incrédulo y echó a reír— Ni hablar, ¿este canijo? —se burló entre carcajadas.
    Derek se lo miró serio. Aquel, al ver la expresión que tenía el castaño, dejó de reírse.
    — Dame una prueba. —le retó.
    — No es necesario. Si no quieres creértelo, no te lo creas, será tu perdición. —sonrió de lado, arrogante.
    El hombre se mostró enfurecido, como si Derek se hubiera burlado de él. Él se volvió a posicionar al primer plano de la pantalla.
    — Maldito… No me creeré ninguna de tus mentiras, ya se el tipo de persona que eres, no me dejaré manipular por ti. Por cierto, —sonrió— ya sabes, si no haces lo que te he dicho, tu amiguita estará acabada. —volteó para verla.
    Había desparecido. Estaban la silla y las cuerdas rotas, pero ella no. Desde la pantalla, Derek y Eliot veían la situación.
    — ¿¡Dónde!? ¿¡Dónde se ha metido!? —gritó al no entender cómo se había escapado.
    Los hombres que antes estaban en la sala de mandos con él, estaban todos esparcidos por el suelo. No sabía si estaban muertos o inconscientes. Pero el hecho, era que eso no se lo habían hecho ellos, tuvo que haber sido aquella chica.
    Eliot también estaba algo sorprendido, pensaba que ella solo sabía dar dos o tres puñetazos de nada, pero parecía ser que aún no había visto todo su poder.
    Una alarma escandalosa empezó a resonar por toda la nave, y aquel hombre se estaba asustando, algunas luces se fundieron, y el videocomunicador también se apagó. Ahora no podían saber qué era lo que pasaba allí en aquel momento.
    Eliot, Derek y algunos más, salieron a uno de los pequeños balcones, descubiertos, que formaban parte de la nave. Observaron cómo salía humo de aquel cacharro flotante, en el que se produjeron dos o tres explosiones, y este empezó a descender. Empezó a acercarse a su nave, si no hacían nada, chocarían y caerían las dos. El castaño dio la orden de alejarse lo más posible, aunque no sabían que le había pasado a Sora. ¿Eso lo había causado ella?
    Derek se había ido a dirigir los controles. Eliot se quedó solo, en el balcón. Estaba confuso, no sabía qué hacer. Sora seguía dentro de la nave, y debajo de ellos, a muchísimos metros de distancia, estaba tierra firme. Si ella caía junto a la nave, moriría.
    La nave humeante, pasó casi rozando el navío. Eliot, alargaba la mano y casi podía tocarla. Cuando ésta les pasó de largo, Eliot se la miró desde arriba, se subió encima de la delgada valla. Con un perfecto equilibrio, se sostenía derecho en ella, dispuesto a saltar e ir a salvar a la princesa. Y justo cuando iba a saltar…
    — ¿A dónde vas? —escuchó una voz detrás de él.
    Se sorprendió, era ella. Fue tal el alivio, que con un descuido y una fuerte ráfaga de viento, empezó a caer hacia atrás sin poder hacer nada. ¿Iba a caer? ¿Moriría? Ahora que había visto que ella estaba bien, y cuando aún no había cumplido su objetivo.
    Pero no. Eso no iba a pasar. Ya que, Sora, en el último momento le agarró de la mano.
    — Ahora, me debes una. —le dijo ella ayudándole a subir.
    Él no le contestó, y una vez a su lado, le apartó la mirada y entró dentro sin decirle nada. La había ignorado. Parecía molesto.
    — ¿¡Después de salvarte el trasero vas y me ignoras!? —le reprochó mientras se él iba, ni siquiera le había mirado a la cara.
    Tenía frio en los pies, había perdido las sandalias, aunque eso tampoco se los hubiera calentado mucho.
    Sin tener en cuenta el frio o sus necesidades corporales, se paró a pensar, mientras observaba las nubes, cuales flotaban muy cerca de ella.
    Hoy le habían sucedido muchas cosas, desde que había conocido a Eliot, hasta el problema de la nave. Se sentía como si hubiesen pasado meses. El sol hacía poco que se había ido, tan solo quedaba el típico claror antes del cielo volverse negro y con puntitos blancos.
    Entró y cerró la puerta, estaba helada e iba descalza, con manga corta y con pantalones hasta las rodillas. Se encaminó a su cabina, estaba cansada. Ella tenía buena resistencia, pero mentalmente estaba hecha polvo. Sin pensárselo dos veces, fue directa hacia su compartimento. Probablemente allí encontraría algo para calentarse.
    Al llegar, no se había cruzado con nadie, entró y vio que encima de la cama había una gruesa manta plegada y puesta en una esquina. Ella la desplegó y se metió dentro de la cama, encima de las mantas finas, y se cubrió con aquella pieza de ropa sumamente cálida. Era un poco rasposa, pero mientras le sirviera para no morir de una hipotermia, estaba más que bien. Los pies, empezó a restregarlos rápidamente para entrar en calor, igual que las manos. De repente, la puerta se abrió. Sora elevó un poco la cabeza para ver quién era. Derek. Él estaba ahí parado y se la miraba.
    — Hola, me alegro de que estés bien. Me enteré por Eliot. —aclaró.
    Ella se sentó, como un indio, aun manteniendo los pies tapados por la manta.
    — ¿Vienes a cenar con todos? —sugirió.
    — Mi ropa, ¿está limpia y seca?
    — Sí.
    — Vaya, que eficiente. —le elogió.
    — Yo siempre soy eficiente, es una de mis cualidades. —dijo orgulloso— Pero, —cambió de tema— ¿te vienes?
    — Sí, pero primero tráeme mi ropa, y cuando me cambie voy. —exigió.
    Resopló.
    — Está bien. —se giró para marcharse, pero se paró y la volvió a mirar— Por cierto, ¿qué le has hecho a la nave de ese tío?
    — ¿Qué tío?
    — Ya sabes, el que te había secuestrado.
    — Nada, tan solo me deshice de las cuerdas y dejé inconscientes a los de aquella sala, en cambio, lo otro no fue culpa mía, imagino que algo se les estropeó. —le explicó.
    El chico se la miró desconfiado.
    — Por alguna razón, no puedo creérmelo. —y dicho eso, se fue.
    Al cabo de un rato, el joven volvió con la ropa de Sora, limpia, seca y plegada. No estaba nada mal. Antes de irse, le dijo que el lugar en el que estaban cenando era en el que habían aparecido Eliot y ella.
    Sora se tomó su tiempo para ponerse su ropa. Era muy agradable, ya que olía muy bien, y esta no había sido lavada decentemente en semanas. Estaba bien limpia, incluidos los calcetines y la ropa interior. Sí, es cierto que no había llevado ropa interior, debajo de la ropa que le habían dejado, pero se había puesto una tela apretando el pecho para que no se notara tanto y así también sentirse más segura, lo de las bragas no le importó, ya que por lo menos tenía pantalones.
    Se puso las botas y se las ató con aquellas hebillas tan tediosas, era cierto que quedaban genial y aparte de que protegían muy bien, también estaban hechas de un material que aislaba del frio y del calor, pero se necesitaba su tiempo para atarlas todas. Después se puso su chaqueta larga y salió de la habitación.
    Caminó por los pasillos, más o menos recordaba la dirección en la que tenía que ir, ese lugar era enorme, parecía un laberinto. Andando y andando, llegó, se escuchaba mucho jaleo, y también parecía que estuvieran tocando su guitarra. Sonaban cuerdas al azar.
    — Parece que la chica esa se olvidó de esta guitarra. Me pregunto para que la lleva a todas partes, si un trasto así es inútil. Y encima, también necesita un amplificador, sin él no sirve de nada. —le escuchó mencionar a uno.
    — De todos modos, será mejor que la dejes donde estaba, que ella ya está por venir. —dijo Derek.
    Miró a la puerta y ella estaba ahí. Entró y se adentró en el montón que habían hecho alrededor de aquel hombre, le quitó la guitarra de las manos y se la colocó.
    — Todo lo que has dicho son chorradas. —le había herido su orgullo, ahora se iba a enterar.
    — Vaya, ¿vas a tocar algo? —preguntó el castaño.
    — Así es. —mostró una sonrisa orgullosa.
    Este, se giró hacia atrás.
    — ¡Ven Eliot, que Sora tocará algo!
    ¿Eliot estaba ahí? No lo había visto.
    La figura de Eliot se dejó ver entre la multitud y se acercó hasta colocarse al lado de su amigo. Sora le miró, pero él le apartó la mirada. ¿Pero qué le pasaba? Y luego decían que las mujeres eran complicadas. A veces, a los hombres también costaba entenderlos. Dejando a un lado lo de Eliot. Todos, por simple curiosidad, empezaron a prestarle atención. Se preparó para empezar.
    — Espera. —la detuvo, Derek— Tengo una idea. —todos le prestaron atención, era evidente que asumía el mando en aquel lugar— Primero, volved todos a vuestras mesas, después de todo estábamos cenando. —el grupo, aunque un poco dudoso, hizo caso. Ahora estaban todos sentados y observaban desde sus asientos, Derek y Eliot también se sentaron juntos en una mesa que estaba cerca de Sora— Ahora, Sora, súbete en la mesa que tienes detrás. —Sora miró hacia atrás, había una mesa vacía.
    Se subió en ella. Vaya, desde ahí, se veía a todos como si fuera un escenario. Todos la miraban, Eliot también, pero cuando ella le miraba, él agachaba la mirada. Acarició el suave tacto del material con el que estaba hecha la guitarra, Elx, azul como sus ojos. Le gustaba sentir la sensación al tocar aquel material, era una sensación nostálgica y familiar. Un pequeño calambre conectó entre sus dedos y el instrumento. Respiró hondo. Y empezó.
    Empezó con un ritmo lento, relajante, como una nana. Un solfeo harmónico y suave, luego notas más largas y vibrantes, era una mezcla extraña, que a la vez quedaba muy bien. Como siempre, su precisión y perfecto ritmo, no tenían rival. Recordó que hoy era la segunda vez que tocaba, hacía tiempo que no tocaba dos veces seguidas en un día, desde que había escapado de casa, solo había tocado dos o tres veces que estaba sola y le parecía una buena oportunidad. El sentimiento, con los recuerdos que tenía de los días pasados, ella lo negaba, pero muy en el hondo, sabía que anhelaba volver a aquel entonces, como una familia feliz. Con su madre viva, su padre amable y su hermano. Los guardias que protegían a la familia real, también eran muy agradables, alguno era serio, pero siempre acababa sucumbiendo al pequeño encanto que era ella cuando no levantaba un palmo del suelo. Algunos de ellos le enseñaron lo esencial de las artes de pelea, lo demás lo aprendió de su hermano y fue corregido por su padre. Olvidó que estaba rodeada de ojos. Y empezó a dejar fluir su tristeza y su nostalgia a través de las vibraciones de las cuerdas.
    Entonces empezó a cantar. —
    Quieres dejar que la ceguera no te lleve y por fin escuchar,
    las palabras que nunca te llegué a expresar.
    —Era una voz hermosa, Eliot se la miraba muy sorprendido, con los ojos brillantes, era increíble tocando, pero encima de eso, también tenía una magnífica voz, y su afinación era perfecta. Pero aquello, no era tan bonito como parecía, porque al ver la expresión de su cara, vio una terrible angustia, nada más verla o escucharla, te entraban ganas de llorar, era como una diosa de la agonía que podía hacer sucumbir ante aquel sentimiento, a cualquiera.—
    Aquella inmadurez que mostraste al pelear contra la soledad.
    Nunca esperé sentir miedo a tu lealtad,
    ni siquiera cuando dijiste que no me podías tocar.
    — ¿Qué significado tenían aquellas palabras? ¿Tendría que ver con su familia?
    Aunque según su forma de hablar sobre aquel tema, anteriormente, no parecía que le hubiera afectado tanto. Pero, cuando se trataba de familia él sabía qué se sentía, así que la entendía un poco.
    Fue corto, acabó en un momento, pero acabó. Eliot la miró otra vez, y ella después de respirar hondo, cambió a su rostro de siempre, no obstante, juraría que antes de aquello, ella mostraba una expresión en la que parecía que estuviera llorando lágrimas secas.
    Todos estaban mudos, y llorando. Tenían alguna lágrima resbalándose por sus mejillas, algunos tan solo tenían los ojos llorosos, probablemente habían intentado aguantar las lágrimas, Derek también estaba así. Él también había sufrido por su familia, así que seguramente, la desesperación de Sora le había llegado.
    Sora observaba la situación detenidamente. Parecía una pintura, unos mercenarios llorando de tristeza, no de miedo o de alegría, sino que habían tirado su orgullo y lloraban de tristeza. ¿De verdad les había causado ella todo eso? Bajó de la mesa, y Eliot se acercó a ella, iba a hablarle, cuando recordó el comportamiento de él hacia ella, se calló y se lo miró indiferente. Él se la miró arrepentido.
    — Sora, lo siento.
    — ¿Por qué te comportaste así conmigo? —le pidió explicaciones.
    — No lo sé, me sentía raro. Supongo que había tenido miedo de perderte. —dijo un poco tímido— Creo que es lo que debe sentir un padre cuando su hijo se va por libre y se pierde, cuando lo encuentra le echa una bronca y luego lo abraza cariñosamente. —al pronunciar lo último, él apoyó la barbilla cuidadosamente en su hombro, mientras le ponía una mano en la cabeza— Tan solo, no me vuelvas a asustar así, por favor.
    — Vale. —eso fue lo único que le pudo responder.
     
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  16.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    se él iba

    él se iba.

    esta no había sido
    ésta no había sido


    En lo técnico es lo único que puedo remarcarte, de ahí lo hiciste bien.

    Ahora la trama, me ha gustado como Sora derrotó a los tipos, ella es sospechosamente fuerte y algo habrá más adelante que pondrá a prueba sus poderes, los piratas aereos no pudieron vencerlos y Eliot seguramente se siente así, porque no quiere perder a nadie importante. Sora debió darle un buen susto, quizá porque tener miedo de ver morir a alguien amado puede ser tomado como una debilidad, pero estoy seguro de que Eliot encontrará una razón especial para pelear y no la sucia venganza que desea, Sora va por el mismo camino, en su viaje presiento que encontrará algo más por que blandir la espada.

    Muy buen capítulo, ya quiero ver que pasa con ambos en si aventura.
     
  17.  
    Love Kills Slowly

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    Perdón, me disculpo para los que ya lo han leído el capítulo 4. He cometido algunos errores, así que voy a corregirlos, los importantes y que afectan a la historia son estos:
    "La nave humeante, pasó casi rozando el navío. Derek, alargaba la mano y casi podía tocarla. Cuando esta les pasó de largo, Derek se la miró desde arriba, se subió encima de la delgada valla. Con un perfecto equilibrio, se sostenía derecho en ella, dispuesto a saltar e ir a salvar a la princesa. Y justo cuando iba a saltar…"

    En realidad, quería poner "Eliot" en lugar de Derek.

    "Los pies, empezó a fregarlos rápidamente para entrar en calor, igual que las manos. De repente, la puerta se abrió. Sora elevó un poco la cabeza para ver quién era. Drake. Él estaba ahí parado y se la miraba."

    Iba a poner "Derek", pero me equivoqué y puse Drake.

    De verdad, siento haber sido tan despistada.
     
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    Love Kills Slowly

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    Una cosilla. Te has confundido, según sé.

    esta no había sido >>lo he puesto bien, ya que "esta" no lleva accento, el que lleva accento es así: está

    Aún así, sigo agradeciendo tu comentario, me gusta la forma que tienes de ver mi historia, ya que me mola como la gente intenta preveer lo que ocurrirá, ya que es curioso cuando aciertan.
    GRacias.
     
  19.  
    George Asai

    George Asai Maestro del moe

    Aries
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    No, estás confundida tú.

    ésta es pronombre personal, es decir un reemplazo para el sujeto indirecto.
    Está, es una forma pasada del verbo estar.

    Ésta no había sido, la palabra "ésta" es una forma indirecta de indicar al sujeto dentro de la oración. Lo sé porque he leído varios libros de redacción y además es de las reglas ortográficas más básicas.
     
  20.  
    Love Kills Slowly

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    Libra
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    Mmm... Me estoy liando, ya que yo para escrivir los capítulos utilizo el word, y me pone que está bien. Además, ésta (como dices tú) o esta (como digo yo) ¿no es un determinante demostrativo? A lo mejor, es que tenemos diferentes enseñanzas. Pero, lo siento, soy cabezona. jejejej Hasta que no vea una prueba segura, no puedo decir que me he equivocado.
    (pienso que si seguimos discutiendo esto, deberíamos hacerlo iniciando alguna conversación en la bandeja de entrada, que esto no es para estas cosas)
    Si me demuestras de alguna forma, que lo tengo mal. Me retractaré y lo arreglaré.
    Bueno, gracias por la ayuda. (aunk me siento un poco como si hubiera un poco de pique, jejeje, pero yo me lo tomo como una critica constructiva, en serio)
     
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