1.  
    Mina Guk

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    Horror
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    4
     
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    **Híbrido**
    **Prefacio**

    Su mano cálida e imperceptible para mí se abraza a mi cintura. La otra, acaricia mi dura piel con ternura. Sus ojos ven fijamente a los míos, me demuestran paz y tranquilidad con tanta dulzura que emanan, a la vez, tú nariz se arruga al recordar mi olor. Sonrío al notar tú ligero descuido.

    Su corazón es hermoso, al punto de enfermarme. Hay ocasiones que quisiera terminar con tan cordial actitud de mala manera, pero recuerdo el amor que le tengo, el cual, supera cualquier otra circunstancia que quiera alejarme e ir por el mal camino.

    Me pego a su pecho y respiro innecesariamente. Al hacer esto, inhalo su desagradable olor, que igual me agrada.

    — Por alguna razón me gustaría que no fueras tan fría— esbozó una sonrisa y de entre sus rellenos labios emanó una carcajada muda. Bufé por el comentario.

    — Y a mí me gustaría morderte la lengua— le contradije con mi frío ser tan común como siempre. Él sonrió de nuevo.

    — Inténtalo— me retó con voz suave y seductora.

    En ese momento fruncí el entrecejo y mostré un poco los dientes aceptando fácilmente su retorica. Pegué mis labios a los suyos dándole un beso con alocado frenesí. En un momento dado yo ya era parte de él y él de mí.

    Este amor que nos teníamos era prohibido, nosotros como seres diferentes no podíamos estar juntos por obvias razones. Nos separaba el tipo de percepción de nuestros olores, la forma de alimentarnos y lo más importante, nuestra raza.

    Este amor es hibrido y crudo, algo que nunca debería de existir. Pero de igual manera lo hace.
     
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    Mina Guk

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    **Sueño o realidad**

    El fastidio de la vida, el horror de seguir viva en un juego que solo concluye con un desastre, ¿Por qué nadie escucha los gritos de agonía de alguien que quiere perder la vida y no lo consigue?

    Mi vida estaba congregada a residir en los bosques, ya que las temperaturas frías han sido grandes factores a que yo quiera seguir su grato ejemplo.

    Era la media noche, el viento soplaba con una intensidad moderada, pero como era de costumbre el viento era frío.

    Recostada en mi cama, me sumí en mis pensamientos y comencé ensimismar que quisiera llegar a ser diferente, totalmente. También que quisiera sentir una muerte como ahora siento mi cama.

    Comencé a saborear la dureza de mis dientes, mientras jugueteaba con mi pierna descubierta de la sabana, justamente mi posición era frontal hacia el techo, aprovechando eso, mi dedo índice delineó las líneas de la madera del techo que igualmente este material formaba toda la casa.

    Así estuve hasta que miré el reloj que estaba en un buró junto a mi cama y marcaba las doce cuarenta. Seguía sin conciliar el sueño, en ese momento solo quería que terminara todo eso ya que era frustrante escuchar los raros sonidos que provenían de afuera, de la inmensa oscuridad. Cada vez aumentaron los crujidos de los arboles que se producen cuando sus ramas chocan; de igual forma, el viento y su choque contra la ventana; el canto de los grillos a la perturban te escena gris de mi habitación, los cuales, me confunden de manera abrumadora.

    Aunque a la vez, la siento tan propia de mí, fría y apartada del calor, una descripción con tanta precisión.

    De momento, el viento sopló un poco más fuerte, así mismo la brutalidad con la que chocaba en mi ventana comenzó a desquiciarme. Ese molesto chasquido de la madera era insoportable, así que, con una mueca en la cara, me levanté en dos movimientos. Me despojé de las sabanas y me levanté indicándole a mis ojos que buscaran mis pantuflas, en lo cual, no demoré mucho.

    Seguí el corto camino que me guiaba a la ventana corrediza. A esta le removí el seguro y la corrí para abrirla. A este acto, el viento me correspondió helando mi rostro con su estrepitosa entrada.

    — ¿Qué diablos…?— me sobresalté.

    Estaba tan molesta por dejarme llevar por mi intriga, nunca me había inquietado tanto el mirar a fuera a media noche, hasta aquella ocasión. Era como si mi subconsciente me indicara que tuviera cuidado, y aun así lo tomé como algo casual.

    Pero, una sombra negruzca me sacó de mis pensamientos, parecía que corría de entre los árboles que rodeaban mi casa. A mi parecer, eran como perros, así que los ignoré.

    Cerré la ventana y me giré para regresar a mi cama. Pero el sonido que golpeteos en mi puerta perturbó mi regreso. Caminé con pesadez en mis pisadas al tiempo en el que respondía al llamado.

    — ¿Qué sucede? — inquirí mientras me acercaba más a la puerta.

    — ¡Jasaret!... soy yo ¿Puedo pasar? —reconocí de inmediato ese tono de voz, tímido y con un toque de dulzura, no había duda, era mi molesta hermana Mousse.

    — ¿Para qué? — Pregunté fríamente—Ya es muy tarde, vete a dormir, lo que sea que quieras, puede esperar a mañana. — coloqué mi mano en la manija y la giré para darle la cara a esa chiquilla insolente.

    Como lo dije, es solo una chiquilla de escasos quince años, y tiene la valentía de una de ocho. Es tan solo dos años menor que yo y me causa extrema vergüenza su extensa cobardía.

    Y allí estaba ella, con su carita de mustia pidiendo con los ojos húmedos un poco de compasión.

    — Hermana, yo… tuve otra vez ese sueño y… tengo miedo de que…— su rostro esbozaba preocupación, tristeza, pedía misericordia. Que absurdo.

    — Ok, entra— me vi obligada a darle paso, ya que si no lo hacía, jamás se marcharía. Ella respondió con una leve sonrisa de satisfacción y un imperceptible ‘gracias’. Pero, al momento en el que ella dio el primer paso, se escuchó un horrible aullido que provenía de afuera. — ¿Qué…? ¿No serán los perros de hace un rato? — dije intentando guardar la calma, aunque para ser sincera, jamás en mi vida había escuchado ese sonido tan espantoso, juro que en ese momento me dieron los perores escalofríos que pude haber sentido en mi corta vida.

    — ¡No puede ser…! ¡NO PUEDE SER!... están aquí, y vienen por mí — temblaba como si fuese a caer en shock, se tiró al suelo temblando de miedo, se colocó en posición fetal al tiempo en el que se jalaba el cabello lamentándose de algo, algo malo que en algún momento realizó y no me informó de ello.

    — ¡Mousse! Reacciona, por favor dime ¿Qué está pasando? ¡Mousse! — intenté tomarla de los hombros para incorporarla, pero parecía ausente, pensando en no sé qué tantas cosas, ella solo divagaba en su memoria.

    Parecía que el ambiente obtenía un giro drástico. Me comenzaban a sofocar los aullidos que más bien parecían gritos desesperados, agonizantes. Cada vez aumentaban y a su vez, me mareaban.

    ¿Acaso esto es un sueño? Ya que, por primera vez tengo miedo, y no solo por mí, temo más por las personas que amo que por mi seguridad.

    — ¡QUE ALGUIEN ME DIGA ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?! — grité en mi desespero.

    Para mi des fortuna, en ese preciso instante, se escuchó como quebraron la puerta trasera, y consiguiente, ladridos y pisadas montoneras.

    — ¡SI! ¡YO LOS MATÉ! — Gritó mi hermana casi para desgarrarme los oídos — ¡Y LO LAMENTO! — rompió en llanto, casi lloraba sangre, se notaba su agonía.

    CONTINUARÁ…….
     
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    Sumi Chan

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    OMG eso me impresiono...¡Pero no le entendí! XD haber lo leeré otra vez, pero me gusta. Me llama mucho la atención, no solo por el nombre, jijiji. Pero sabes me gusta tu forma de narrar, sencilla y de primera persona yp amo esas narraciones. No me defraudes. La verdad si me atrapó y mucho, espero con ansias tu continuación y ojala lo hagas pronto :D Otra cosa: los tildes ten cuidado allí vi uno que otro pero descuida, también a veces sufro de ello así que no te preocupes.

    Espero que sea de acción wiii :D
     
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    Kohome

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    hola, bueno me dejaste perpleja, me encanta tu forma de narrar las cosas ya que metes al lector mucho en la histori, yo por ejemplo no pod{ia dejar de leer me dejaste muy intrigada, espero que de verdad sea de horror como lo clasigiscaste
    avisame cuando lo sigas
     
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  5.  
    Mina Guk

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    De antemano, muchas gracias por prestarle la suficiente atención a esta creación, jejeje y lamento demorar con la continuación, pero espero que les agrade. como podrán notarlo, es la continuacón del primer capitulo, jejejeje lo siento aquí continua.



    — ¡Mousse! Si sabes algo dilo, por favor no te quedes callada — supliqué al temer por lo que estaba pasando, la movía de los hombros intentando que reaccionara Mousse, Tengo miedo susurré pegando su rostro a mi pecho.

    — Alguna vez te preguntaste ¿Qué sueño era? — Musitó casi ahogada — sabes ¿cuál es el motivo de lo que está pasando? — Dichas esas palabras me quitaron el habla, ¿Qué era lo que ella había matado? Cuando terminé de ensimismarme, solo musité su nombre y ella se desternilló — ¿Recuerdas cuando nuestra Madre trajo a su amante tres días después de que nuestro padre murió? — asentí con un sí imperceptible, ella hizo silencio unos segundos — salí corriendo indignada por la acción tan hipócrita de parte de mi madre, entré al cobertizo y tomé todos los cuchillos de caza de mi padre, luego me interné al bosque, al principio lo hice solo para ver si tenía el valor de seguir a papá en el más allá.

    ”Pero, en mi travesía encontré a unos pequeños cachorritos en extremo desarrollados, estaban debajo de un arbusto a medio secar, se veían grotescos jugueteando alegremente entre ellos.

    ”En ese momento no sabía cómo desquitar mi coraje, así que tomé al más pequeño de ellos y al tiempo en el que esa cosa me miraba contento y movía de un lado al otro su pequeña cola, yo metí en su diminuto hocico un afilado cuchillo y le corté la garganta.

    — Mousse… ¿Qué tienes en la cabeza? Pareces una niñita que no rompe ni un plato, y ahora me sales que eres una sádica corta gargantas… — ni siquiera yo había llegado a ese límite, siempre había pensado en la muerte de por medio, fuera mía o la de alguien más, y de verdad me hubiese encantado poder haber estado en ese momento, pero, lo que me consternaba, era que al parecer esos no eran simples cachorros de cualquier perro, por mis conocimientos supuse que eran de lobos…

    Ella se apartó de mi opresión.

    — Hermana, no eres la única que tiene al mundo en su contra… — susurró incorporándose, seguía cabizbaja con sus ojos cubiertos por su flequillo — por primera vez me sentí viva, solo miraba como los demás cachorritos chiloteaban como si supieran lo que acababa de hacer, con esto terminaron con mi paciencia y los ahorqué y, los dejé colgados en un árbol como a esferas de Navidad. — que niña tan más bizarra.

    Continuó ensimismada, en eso, pude oír unos gritos de mi madre pidiendo ayuda. Salí corriendo de mi habitación, justo enfrente tenía un barandal que daba a la arista del primer piso, y en la planta baja se encontraba ella, asustada, parecía llorar con gran temor. Mi labio inferior comenzó a temblar, grité llamándola, esta me miró de soslayo, para después ser arrollada por una sombra gris quien a su paso, arrancó uno de sus brazos. Al observar esta escena quedé en shock total, mis palabras enmudecieron, y sus gritos se suprimieron cuando una nueva sombra desgarró su estomago. Fue ahí cuando la un pedazo de adrenalina mezclada con rencor envergó mi ser.

    — ¡MADRE! — Grité sujetando una mano en el barandal y la otra estirándola en su dirección. — ¡NO!

    Ella solo me miró entristecida. Entre abrió la comisura de sus labios para decir algo, pero sus fuerzas se esfumaron, solo emitió un último suspiro y se quedó totalmente quieta.

    — ¡MADICIÓN! — Lloriqueé.

    Me giré en dirección a mi hermana, en eso, una dificultad se me interpuso. Yo tenía entendido que esta casa era ya muy vieja, y que no debíamos mantenernos en un solo lugar por mucho tiempo, lo cual recordé cuando escuche el chasquido de la madera rompiéndose. Quise dar un paso, pero fue inútil, un gran círculo se desprendió del suelo cayendo a la planta baja y, llevándome consigo.

    Gemí al sentir el gran impacto en mi espalda, y continué quejándome al notar que había caído en la mesa de centro prefabricada de vidrio. Y de este, quedé con fragmentos incrustados en mi cuerpo. Emití un alarido cuando desprendí uno de ellos de mi brazo para poder levantarme.

    — ¡JASARET! — Me aclamó mi hermana con un grito desesperado. Levanté la vista y pude ver a un lobo café gruñéndome. Me veía desde el extremo de donde caí.

    — ¿Qué…? — No terminé de formular la pregunta al ser interrumpida por otros ladridos. Refresqué mí vista con varios pestañeos y descubrí que ese lobo comenzaba a adoptar forma semi-humana, solo que su cuerpo se encorvaba y sus brazos se hacían extremadamente largos.

    — Hombre… lobo— musité.

    — ¡AAAH! ¡JASARET! — gritó nuevamente Mousse, intenté levantarme para acudir a su llamado, pero esa bestia me lo impidió, cada vez ladraba más fuerte. Pero mi hermana me necesitaba, tenía que ayudarla, pero ¿cómo?

    Me levanté como pude, todo mi cuerpo temblaba y sangraba, eran mínimas las heridas, pero no cambiaban el hecho de que eran bastantes.

    — Malditos perros, ni crean que la dejaré sola— intenté hacerme la fuerte.

    Mi equilibrio era malo, no podía mantenerme en pie, así que caí de nuevo al suelo agotada. Volví la mirada al techo, y ese lobo me miraba con recelo. Me tendí en el suelo casi rindiéndome, a la vez, pude escuchar a la bestia reír a carcajadas emitiendo rugidos que parecían palabras.

    — Tonta, y tú que te creías la heroína, me das lastima—

    Levantó uno de sus brazos, y consigo, una enorme navaja ensangrentada, pude ver como la tranzaba y esta se estrellaba con mi ya lastimado cuerpo, lo peor era que cayó justo en mi pecho, haciendo que mis pulmones se comprimieran provocando que expulsara todo el aire que contenían. Al quedarme sin este, comencé a escupir sangre, a sentirme mas débil, sentirme impotente, una pobre estúpida que sólo hizo el ridículo.



    —Mal… dita…se…a — Musité entre un suspiro — Mou… s… s… e



    Escuchaba los ruidos distantes, y gotas carmesí que caían del piso de arriba se deslizaban en mis ya humedecidas mejillas para entrar en la comisura de mis labios. Y no podía hacer nada más que esperar la tonta muerte que me aguardaba. Dejé que ese liquido siguiera entrando por mi boca, ¿Ya qué más podía hacer?



    En ese momento, pude divisar una silueta que se acercaba a mí, quería pedirle ayuda, pero las palabras no se vocalizaban, el aire se me escapaba, mis pulmones se comprimían. Y aun así ya no sentía dolor, solo quería cerrar los ojos y dormir profundamente.



    Esa silueta me tomó en sus brazos en el intervalo en el que yo cerraba los ojos intentando olvidarme de todo.



    Lo siguiente que vi fue una densa oscuridad.
     
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    Kohome

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    o por dios!... como puedes ser tan cruel de dejarlo hay... uy te detesto... eres muy muy muy buena, tal vez demasiado jeje... miento siempre lo digo molestando, espero la conti con ansias no hago más que preguntarme ¡quien o que era esa silueta borrosa que la salvó? ay que emocion, espero que me avises enserio jijiji
     
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    Mina Guk

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    **Despertar**
    “La soledad es mi única aliada, sin ella me sentiría sola”

    La oscuridad era mi única aliada, me hacía sentir tranquila, sin problemas, ya no tenía dolor.
    Me sentía como si estuviera sobre mucho agua caliente, cubriera y curara mis heridas.
    Parecía que mis ojos se encontraban abiertos admirando la oscuridad, hasta que la imagen de unas inmensas llamas se hicieron presentes, pero no eran reales, aparentemente mi propia mente reafirmaba las imágenes recientemente vividas.

    Lo único que percibía era una pesadez en mí corazón, como si no estuviera tranquilo, aun había algo que no tenía sentido, pero no me importaba, me agradaba ese lugar, lo sentía puro, sin molestia, tan grato. Tan mío. Eso ya lo había dicho, amo todo lo que juegue con mi cordura, en mis locos sueños de mortal parece que existirá algo tan grande que pondrá a mi mente en su punto máximo, y quisiera intentarlo.

    Al notar un peculiar movimiento en las imágenes proyectadas de mi mente, pude divisar al joven que, hace unos minutos, me tomó en brazos y no le pude aclamar ayuda. Ahora lo veía con claridad, pude notar su expresión alegre, como si hubiese esperado con ansias esa triste escena, sus ojos estaban cerrados y su boca cubría el resto de su rostro con una sonrisa maquiavélica. Piel cristalina, pálida, amoratada. Cabello negro apilado en pequeñas hebras recostadas sobre su cabeza y una combinación mayoritaria de negro en su ropa.

    Se acercaba con los brazos extendidos, como queriendo abrazarme. Sus labios se movían intentando esbozar palabras, las cuelas no escuchaba. Cuando estuvo a lado mío, quise tocar su rostro, pero este se esfumó, convirtiéndose en polvo y esparciéndose entre la oscuridad. Algo en particular llamó mi atención, un recital de palabras que incluían mi nombre resonó tras la figura que se alejaba en un solo golpe.

    Cada noche, cada oscurecer, cada puesta de sol, será el indicador de tu renacer, hija mía.

    Resonó la voz más estrujante, en ese momento no sentí sentimiento alguno, estaba más concentrada en el calor de mi cuerpo. Esa cálida agua, ahora me quemaba, me estaba sofocando, mi piel percibía el incesante estremecimiento cruel, gritaba con fuerza, pero nadie me escuchaba…
    Podía sentir como el agua se consumía a mí alrededor calentando más el lugar.
    ¿Por qué tenía que sentir esto si hace un rato ya lo había sufrido? Por eso detesto la vida, y ahora también la muerte. Bien dicen “Si la vida es cruel, también lo será la muerte”.

    Abre los ojos sin miedo — Mencionó de nuevo esa voz.

    — Los tengo abiertos — respondí por inercia — Y lo único que veo es mi cuerpo siendo hervido —. Dije al azar.

    No, aun duermes, abre tus ojos y… — la voz se escuchaba en eco profundo, conforme avanzaban las palabras, la voz se ausentaba — disfruta tu nuevo ser.

    — ¿Nuevo ser? Pero yo…

    Cuando quise culminar mis palabras, el desmembramiento de esa zona negruzca interfirió. Parecían caer fragmentos de cristales a mí alrededor. Finos y punzantes cristales que chocaban contra mi cuerpo ya lastimado. ¡¿Y todavía había más dolor para mí?!
    Cerré mis ojos presionándolos con los parpados… y al momento de querer abrirlos una suave luz recibió mi vista.

    Era de nuche, con luna llena, para ser exacta. Y el suelo estaba cubierto por una gruesa capa de nieve.

    — Esto no estaba aquí cuando me fui — Bromeé conmigo misma aun con los ajos testereando.

    Tomé un puño de nieve y la sostuve entre mis dedos, pero no sentía que estas se me entumieran o cualquier otro signo de frío en mi ser. No tenía sensibilidad alguna. Miré mi cuerpo, exento de que mi ropa parecía tiras de tela, todo parecía normal, según mi criterio.

    Me parecía un muy gran alivio el saber que el dolor había desaparecido, si a alguien se le volvía a ocurrir la idea de torturarme de nuevo, por lo menos ya no lo sentiría, para mi fortuna.

    — ¿Cómo te sientes? —

    ¿Eh? ¿Acaso no estaba sola?... un momento esa voz me es familiar pensé, me quise incorporar, pero mis piernas no respondían, seguía en mi posición, recostada en el suelo nevado.

    — No temas, fui yo quien te ayudó — Murmuró la voz masculina a un lado mío, y efectivamente, era ese sujeto, aun así no me sentía segura. Se había aparecido casi enfrente de mí, caminaba despacio, sin prisa alguna.

    — ¿Quién te crees que eres? — Sentencié con voz ronca. — ¿A caso soy un espectro de materia reciclada? Porque no me siento normal… ¿Qué me hiciste? — Guardé la calma, nos palabras no eran tan crueles, sonaron suaves, pero insípidas.

    — No eres nada. Ni ahora, ni nunca— En su fino rostro se marcó una sonrisa.

    Intenté mover poco a poco mis piernas que con dificultad respondían. Al cansarme de mis fallidos intentos, por inercia coloqué mi mano en mi pecho, y en ese instante descubrí que, en el lugar en donde debía encontrarse una gran cicatriz, no había nada. Emití una pequeña vociferación por mi sorpresa.

    — ¡Ssshhh! — Juntó su dedo índice a sus labios en su vocalización — Es muy normal que las heridas cicatricen después de un rato, por fortuna conozco algunas medicinas que eliminan las imperfecciones dejando tu piel sin ninguna marca. — sus labios se arquearon por unos instantes hasta que lo calmé con mis palabras.

    — ¿A caso te crees promotor de comerciales? — Continué aun más molesta — ¿Quién te dio el derecho de tocarme? Ningún ser vivo puede hacerlo. — Extrañamente mi columna se erguió permitiéndole a mis piernas el adoptar la posición de una persona erecta.

    El sujeto no dijo nada, parecía que se había dado cuenta del error que había cometido, aunque este no existiera. En realidad no estaba molesta, más bien, estaba agradecida por la ayuda, pero mi ego no me permitía mostrar gratitud, así que preferí mostrar arrogancia y cinismo.

    — ¡JAJA! Es por eso que pude acercarme a ti — Enarqué una ceja, ese sujeto sí que era raro. Sus facciones eran comunes, solo sus palabras me causaban confusión. — Te ves linda, será una buena hija — Titubeé un poco, me hablaba con tanta familiaridad, no le preocupaba que lo insultara. Podría decir que esta persona es agradable, si no fuera yo a quien estaba desquiciando. — Ambert, eres muy graciosa— Bufé al escuchar mi primer nombre.

    — ¿Cómo conoces mi nombre? — Inquirí, estaba bien que se diera cuenta de que necesitaba ayuda cuando la casa se quemaba, obvio, se ve el humo, pero que se supiera mi nombre y es más, el primero. Ya es bastante coincidencia.

    — Tú me lo dijiste. Ambert Jasaret Mosaito —.Percibí gran seguridad en la pronunciación — En el momento en el que tomé en mis brazos, musitaste tu nombre como un suspiro apagado.
    Efectivamente, ese era mi nombre, raro apellido, pero lo porto con orgullo, ya que es el apellido de mi padre, la persona que admiro con todo mi corazón. Y la única persona con la quien admito mi amor desmedido.

    Volví a mirar mi ropa, en cambio, en ese momento sentí vergüenza. Y a mi mente vino la imagen de mi rostro ruborizado.

    — ¿Cómo terminé así? — volví con otra pregunta. Señalé algunas partes quemadas y rasgadas.

    — Bueno, las partes quemadas fueron por el fuego que había en tu casa… y el que tu ropa se rasgara, fue porque… te arrastré hasta aquí ¡Ha Ha!

    — No le veo lo gracioso — Contuve me furia, y yo que en algún momento creí que era un buen hombre, resultó un pedante. — Pudiste haberme cargado. Ni que pesara tanto

    — De tu peso no tengo problema, lo que no quería era ensuciar mi ropa con sangre, suele ser muy provocador — dijo jugueteando

    Aun más insolente, lo único que buscaba era provocarme el muy imbécil.

    Caminé hacia él y le propiné una cachetada, este sonrió, y solo musitó una pregunta “¿Ya terminaste?” titubee de nuevo, pareciera que ni cosquillas le hice. Tomó mi mano y me hizo caminar, solo mencionó que me llevaría a mi nueva casa, donde me presentaría a su familia, y si a mí me gustaría formar parte de ella. A eso no respondí, solo lo seguí sin siquiera levantar la mirada.

    A mi mente llegaron michas cosas, cosas que jamás abría pensado, solo sé que:
    Ya no puedo ser la de antes, pues estoy maldita…
     
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    Kohome

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    Oh, admirable, muy bueno.

    Em, me parece que... ¡el tipo esta loco!, ¿qué le sucede?, pensaría lo mismo si fuece ella.

    Bueno, cada vez se pone más interesante de lo que creí, ¿cómo que está maldita?, eso me dejó confusa, digo, en nigún momento hubo demostración alguna de eso, así que, tendré que esperar hasta el otro capi, ¿no?. Yo no se bien si lo que digo es cierto, pero si el sueño tiene algo que ver con que ella este maldita, entoncs a entiendo el porqué, sino, fue porque no supe entender el texo y lo releeré.

    Estoy muy ansiosa, ojala y me avíses sobre tu conti, pues comenzaba a asustarme que no publicabas, hasta llegué a pensar que lo habías dejado avandonado.

    Hasta la conti.
     
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