Bueno este es creo que mi quinto cuarto fic aqui, por lo que decidi hacer un segundo fic original, no se si la idea es buena o no, solo adelanto que es de fantasia n_n ------------------------------------------------------------------------------------------------------- Prologo En un mundo mágico en donde se pueden destacar cinco naciones diferentes cada una con una magia diferente pero estas eran usadas por la personalidad de cada persona. Aquellos que eran nacidos del Reino Katon, tenía que tener una personalidad llamativa, apasionada y luchadora dándoles a entender que el poder del elemento fuego era su atributo; para esos que son tranquilos, pacíficos y muy relajados son nacidos del Reino Suiton, llevando esa personalidad pueden manejar a su completo merced el poder del elemento agua. Para todos esos espíritus libres que les gusta la diversión de andar por los aires, observa las nubes y ese tipo de cosas son de personalidad nacida del Reino Fuuton, esos seres puede utilizar con suma facilidad el elemento viento; después están aquellos que tienen una personalidad electrizante, verdaderamente hiperactiva y gusta de un combate amistoso son nacidos del Reino Raiton por lo que su personalidad le permite manejar con suma agilidad el elemento del rayo. Finalmente tenemos a esos seres que tiene la pureza de una roca por esas mentalidades que pueden conllevarlos a resolver acertijos más complicados que puedan existir en este mundo que hasta los mismo sabios dirían que la mayor fuerza que puede tener un hombre es su inteligencia, estos son los nacidos del Reino Doton y pueden tener el perfecto balance de controlar lo que era el elemento tierra. Estos cincos reinos prosperan con mucha armonía que ninguno de ellos se atrevería a destruir el balance de estos, y eso que cada Rey de dicho mundo guarda en un lugar en específico una parte del Cetro de la Divinidad. Ese cetro tiene el poder de unir las cincos personalidades en una dándole al portador de ella poderes inimaginables pero, para poder llegar a poseer este valioso objeto debe tener una personalidad que le permita controlar cada uno de los elementos, cosa que para mucho que lo han intentado ha sido completamente difícil. Hace unos días un sabio que había regresado de su viaje, le dijo al rey del Reino Fuuton: “Ese elegido va a tener la habilidad de poder manipular las grandes tormentas que existen en los alrededores de ese reino que va a ser temido por sus enemigos al buscar derrotarlos con ellos.” Después de recibir tal predicción, le ocurrió también lo mismo al reino vecino que era el Suiton, cuando su sacerdote le dijo a su rey: “Aquel al que ustedes esperan podrá controlar los mares de este reino separándolas por la mitad, abriendo un especie de puente que nos podría permitir viajar hasta el siguiente reino” También asombrado de su noticia, lo que fue el Reino de Katon recibió una predicción semi parecida a esa que decía: “Nuestro señor, el elegido será el que pueda controlar los volcanes de este reino a su antojo, haciendo que entren en erupción estos, pero a la vez que los pueda detener con simplemente chasquear los dedos” Sin palabras ante eso, el reino Doton no parecía tan sorprendido de su profecía porque desde hace muchos tenían la idea de que esto pudiera pasar, pero si los alarmo lo que les dijo su sabio: “Mi señor, ese elegido tendrá el poder de crear terremotos fuerte que tumbaría un edificio de nueve pisos si eso se le es permitido, pues este también conllevara el poder de crear inmensas montañas que taparían a un reino completo al momento de encontrarse en peligro” Parecía escalofriantemente asombrosa la noticia que le decía, que el rey del Reino Raiton parecía contento con la predicción que le diría su brujo: “Vuestro rey, e de informarle que vuestro elegido podrá crear relámpagos incluso más poderosos e intensos que los suyos que hasta vuestra población os podías tenerle miedo, pero os nos preocupéis porque vuestro elegido es aquel que nos salvareis de las más terrible maldad que podéis existir en vuestro mundo” Esa era el único parecido que tenían cada profecía que se les fue contada a cada rey, ese elegido iba a proteger a todos los reino de una maldad que se asecharía pero ¿Cuál era esa maldad? Lo único que podían concebir en estas cinco predicciones es que ese chico o esa chica iba a portar lo que no había sido usado durante muchos tiempo, El Cetro de la Divinidad.
Bueno vamos entonces con el primer capitulo, el Reino Fuuton es el protagonista n_n ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo I En un mundo en donde era dominado por grandes tormentas se podía ver como muchos chicos volaban por los cielos con suma agilidad, alegría y emoción, esos eran conocidos por el elemento viento. Siendo de espíritu libre y con suma emoción podían manejar el viento a su antojo pero claro ellos no podían hacer desaparecer esas tormentas que rodeaban su reino, es más ellos dicen que dentro de poco un chico con la capacidad de manejar las cinco personalidades podrá hacer desaparecer esos tornados y dejaría a la vista de los demás mundo su reino. En lo alto de un castillo se podía ver en la sala superior al rey de ese mundo, un joven de unos 25 años piel blanca como la nieve, cabello castaño oscuro y ojos color verde hoja. Su nombre era Hiashura, la ventisca divina. Hiashura, era el más joven de todos los chicos que habitan el lugar por lo que este por tener mejor dominio del elemento que los otros fue electo el Rey del Reino Fuuton. En estos momentos estaba atendiendo a un anciano que había aparecido a su audiencia ya pedida hace unos días, la única razón por la que se quiso presentar es porque tenía algo que decirle y al ver la forma en cómo se lo decía tenía que atenderlo a toda prisa. —Más le vale que sea importante lo que me tiene que decir —Hablando con una voz ronca, se notaba que era el superior de todos ellos. —Lo es mi señor, lo es… me han dicho los dioses que el elegido va a aparecer entre nosotros un tiempo antes de lo planeado —Anuncio este con la cabeza agachada. En el Reino Fuuton tenía una ley y era que al momento de dirigirse al rey tenían que mantener la cabeza agachada con la vista fija en sus zapatos. — ¿Por qué me dices semejante barbaridad? —Pregunto de forma ofensiva ya que no parecía convencido de su palabra. —Porque mi señor, lo dioses me han hablado y me han confirmado de que ese elegido va a aparecer al momento en que la oscuridad busque el poder de este Reino —Respondió con esa misma confianza el anciano. Hiashura todavía seguía teniéndole desconfianza ya que no estaba seguro si era verdad lo que este anciano le estaba diciendo por lo que le hizo salir de su presencia para llamar a su sabio de confianza. A los pocos minutos llego a su presencia un anciano de unos 80 años piel arrugada de color blanco semi bronceada, cabellos color gris que daba señal de que estaba ya pasando por la tercera edad, poseedor de unos ojos color verde hoja pero estos desde ya hace unos años había perdido su brillo. —Shijaru háblame, dime que no es verdad lo que me había dicho ese anciano —Dijo el rey un poco preocupado aunque con la personalidad que tiene no la hacía visible. —Mi señor… —Saludando a su rey se coloco al frente de la escaleras para hacerle reverencia llevando su cabeza al suelo, fijo esa mirada en sus zapatos. —Quisiera decirle que es mentira lo que dice ese viajero, pero tiene la total razón los dioses de nuestro Reino han decretado que ese elegido llegara más pronto de lo que pensamos —Aseguro el sabio. —No puede ser posible eso. —Se rehusó a creer en su palabra. —No puede ser, si ya habían dado una fecha de que este aparecería en unos 150 años —Espectáculo el rey. —No es así mi señor, se lo estoy diciendo por favor no se rehusé al destino —Pedía el anciano. Una cosa que tenía todos los habitantes de ese reino es que sus ojos eran del mismo color que su elemento por lo que aquellos que tenían los ojos color verde hoja es que pertenecían a ese lugar. Otra cosa que los diferenciaba con ellos pero que a la vez eran semejantes a los del Reino Katon es que eran demasiado orgullosos y cuando le decían una noticia o profecía lo contradecían hasta llegar a darle la razón a la persona que se negaba a aceptar la realidad. —Bueno al dado caso de que así sean las cosas, ¿Cuál es el tiempo exacto de que se cumpla la profecía? —Pregunto Hiashura —Solamente al cabo de que las siete lunas se una la semana que viene sabremos el momento en que nuestro elegido aparecerá —Respondió el anciano. Pensando por unos momentos en cada una de sus palabras se había dado de cuenta que no le quedaba mucho tiempo y eso que cuando este hiciera su acto de presencia el rey de ese reino tenía que cumplir una importante tarea. —Shijaru retírate —Ordeno el castaño. El anciano no le dijo mas nada y le hizo una última reverencia para poder retirarse de la sala de trono, en eso aparece al frente del joven un chico de unos 19 años piel morena, cabello negro y ojos del mismo color del mismo. — ¿Qué ocurre, Rante? —Pregunto en bajo el chico. —Mi señor, tendrá que comenzar a entrenar si quiere estar listo para su llegada —Respondió el muchacho en forma de sugerencia. —Tal vez tengas la razón —Dándole la afirmación a lo que decía de nuevo había desviado la mirada para luego volverla a fijar en su fiel servidor. —Alístame tomo que pronto bajare a la sala de entrenamiento —Ordeno su rey. El azabache se levanto de su lugar y se fue de una vez de la sala a cumplir con la orden que se le fue dada, por otro lado Hiashura pensaba detalladamente en lo que podía llegar a ocurrir ya que con esa advertencia de los dioses se había dado de cuenta que esa oscuridad los iba a asechar más pronto de lo que pensaba.
Reino protagonista: Reino Suiton ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo II Ahora nos ubicamos en el Reino más tranquilo de todos, el Reino Suiton, de estos espíritus tranquilos, adoradores de la paz y sabios pacifista eran identificados por tener los ojos azules como el mismo mar pero también porque gracias a sus calmadas personalidades pueden manejar a su control el poder del agua. Se podía ver que todo su Reino eran inundado por grandes aguas que hasta el castillo en donde esta la reina se podía notar a sus alrededores cascadas de aguas mostrándolo como toda una verdadera naturaleza pacifica. Siendo un hermoso día una mujer de largos cabellos negros como la noche ojos azules mar y piel blanca era conocida como: “Kirara, la doncella de la llovizna”; por su tranquila personalidad eran conocida como la mejor domadora del elemento agua ya que podía hacer cosas que otro no, por lo que fue proclamada como reina del Reino Suiton. A su lado estaba otra joven que tenia los cabellos corto hasta los hombros de cabellos rojos y ojos del mismo color de esta se notaba que miraba con serenidad su reino porque ya era momento de comenzar lo que era su audiencia con el sabio del reino. —Su alteza sigo pensando lo mismo, esto no puede ser verdad —Negándose a los rumores que han corrido por los lugares la joven hacia puño sus manos molesta. —No podemos negarnos al destino, Cosmo —Dijo en seco para tranquilizarla. —De todas maneras no podemos adelantar nada hasta no saber qué es lo que no tienes que decir el gran sabio. —Agrego la azabache tomándose tranquilamente su te de hierba. De repente las grandes puertas del jardín se abren haciendo pasa a un anciano de 85 años piel morena arrugada, ojos del mismo color que las jóvenes y cabellos grises con canas blancas que daban señales de su vejez. Con suma tranquilidad fue hasta el lugar a donde se encontraba las dos jóvenes para mirar con suma serenidad a la que estaba sentada haciéndole una reverencia de respecto ya que era superior a él. —Es un placer verlo, Haruto-sama —Saludo la mujer con una calidad sonrisa. —Mi reina. —Hablo el anciano con una voz ronca. —Me alegra mucho verla, y muchas gracias nuevamente por atenderme. —Dijo con suma tranquilidad mientras que se le acercaba para tomar su mano y besársela. Una de las reglas que tenia este reino es que nunca pero nunca podían ver a su rey o reina a los ojos porque sería una falta de respeto para ellos ya que sentiría la inquietud de que estos los hiciera sentir superiores a ellos. El anciano con suma paciencia se le sentó al frente de la azabache para poder tomar del té que le sirvió una de los sirvientes de la realeza, tomándoselo de forma relajada suspiro del alivio al sentir su paz entrar en todo su cuerpo. —Sí que dicen que los te del Reino son los mejores —Comento de forma tranquila mientras cerraba unos momentos los ojos. —Me alegra mucho que le guste, ahora si vamos a lo importante —Acoto la reina mientras que colocaba la taza en la mesita. — ¿Qué es eso tan importante que me tiene que contar? —Pregunto Kirara mirando de forma seria a su sabio. Haruto busco mirarla pero sabía que no podía hacerlo y mas porque esa mirada que ella mostraba era demasiado seria que daba miedo a aquel que intentase ver. —Mi reina tenemos que prepararnos para su llegada —Anuncio el anciano con esa voz ronca pero que se mostraba algo temblorosa. —El elegido finalmente aparecerá —Dijo. Este asintió. —Pero será antes de lo planeado —Argumento. — ¿Cómo así? —Pregunto confundida. —Al parecer aquello que se convertirá en enemigo del elegido despertara muy pronto —Respondió. —No puede ser posible, si habían acordado los dioses que aparecería eran él 150 años —Dijo completamente aturdida a lo que se le había informado antes. —Mi reina no muchas veces podemos predecir a la perfección que es lo que puede pasar —Aspecto el sabio con serenidad. Con eso la había callado que más bien se puso a pensar en lo que tendría que hacer ahora como reina ya que se le venía encima un fuerte labor que cumplir, cuando el sabio por fin se fue del lugar quedaron Kirara y Cosmo solas pensando en lo siguiente que tenían que hacer. —Kira-chan ya es la hora —Anuncio la pelirroja. —Si lo sé, es momento de que me prepare entonces con el ritual de un mes —Dijo ella en bajo. —Vas a purificar tu personalidad para usarla ¿verdad? —Dijo Cosmo. Esta asintió. —Kira-chan puede ser peligroso —Acoto ella. —Lo sé, pero… por el elegido tengo que hacerlo sino no podre llevar acabo mi misión en este mundo —Aspecto decidida mientras se levantaba para poder irse del lugar. Cosmo suspiro ya que sabía que eso sería un problema muy grande para ella ya que para purificar su personalidad y tener la magnitud completa del elemento agua tenía que dejar salir una cosa que era muy importante para ella.
Siguiente protagonista: Reino Katon ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo III Ubicándonos en los más altos y calurosos volcanes, aquellos con cuya personalidad llamativa, ardiente y apasionada tienen el dominio de lo que es el elemento fuego y la única forma de saber que eran dignos de tal poder es al ver esos ojos de color rojos. Todos estaban haciendo sus habituales labores, aunque vivieran en un reino en donde la temperatura eran más de 23º grados por lo que se quejaban de nada si había mucho calor en ese lugar y es porque ya estaban acostumbrados a vivir de tal forma. En la sala de entrenamiento de los maestros fuegos vemos a un joven de unos 18 años piel blanca como lo era la misma nieve, de cabellos negros oscuros se notaba que era poseedor de unos ojos color rojo intenso como la misma sangre. Siendo el rey del Reino Katon, Souta era conocido como “El Domador de las Llamas ardientes”. Entrenando con su mejor amigo, un chico de su misma edad piel morena semi bronceada, cabello grises y ojos del mismo color que el azabache se notaba la pasión de pelea que tenían porque esas llamas resaltaban con suma exaltación en el lugar que hasta se les podía notar el sudor recorrer sus frentes. Determinando a finalizar, el moreno hace un movimiento que desarma a su oponente al momento en que cae de espalda al piso. —Vas muy bien, Ryunosuke. —Lo halago impresionado de su rendimiento mientras que lo ayudaba a levantarse. —Solo tienes que saber analizar muy bien los movimientos de tu oponente antes de preparar una buena patada de fuego. —Le aconsejo el rey mientras que recibía una toalla por parte de unos de sus sirvientes. —Muchas gracias por su gran consejo, Souta-sama. —Hablando con sumo respecto le hizo a su superior una reverencia. —Deja de hacer eso que sabes que tu y yo somos amigos desde niños. —Acoto fastidiado mientras que se tapaba sus cabellos negros con la toalla. —Discúlpeme pero de todas formas, así seamos amigos de todas maneras es de un rango mayor que yo. —Aspecto el muchacho mientras que se secaba la frente con una toalla. —Se nota que contigo no se puede. —Argumento mientras se sentaba en el piso de piernas cruzadas. De repente llega uno de sus guardias completamente agitado que al momento de pararse al frente de su rey se apoyo desde las rodillas para normalizar su respiración. —Menos mal… que lo encontré… su majestad… —Hablaba de forma agitada, buscando poder informarle a su superior de lo que pasa. — ¿Ocurre algo? —Pregunto este confundido. —Sí, la adivina esta pidiendo una audiencia con usted. —Respondió el guardia. —Es mejor ir, de seguro tiene que hablarnos sobre la profecía. —Hablo esta vez Ryunosuke. Souta sin decirle más nada se levanto del piso y se fue con sus dos acompañantes hasta la sala de trono en donde vio sentada con sus piernas dobladas y junta a una hermosa mujer de piel morena cabello castaño rojizo y ojos color rojo como cada aldeano que habita este reino. Su nombre era Miyu la adivina del reino y la persona que le informaba a su rey de cada profecía que le decían sus dioses. —Me alegra mucho verlo, majestad. —Acoto la chica con una vez serena. —Siempre que sea importante sabe que la atenderé. —Dijo este mientras que se dirigía a su silla. Al momento en que se sentó esta fijo sus ojos en el buscando adivinar lo que iba a ocurrió dentro de los próximos 15 días. — ¿Qué es lo que ves? —Pregunto el azabache. —A usted con el elegido a su lado. —Respondió Miyu. — ¿Haciendo qué? —Pregunto nuevamente. —Entrenando… —Respondió de forma dudosa. Parecía no estar muy conforme con su respuesta. —Al principio los veo a los dos entrenando, pero luego… esta una rivalidad que va a existir entre ustedes dos… —Conto todavía con esa misma duda. — ¿Una rivalidad? —Pregunto completamente dudoso de la palabra que le había mencionado. —Sí, es como si de verdad le molestase que esa persona tenga que salvar a todos del gran peligro que nos asechara. —Respondió de forma afirmativa a la duda que tenia. — ¿Qué más vez en ese futuro? —Pregunto Souta. La joven de ojos rojos hizo un contacto visual con los suyos para poder determinar con suma precisión lo siguiente que iba a ocurrir. —Nuestro reino va a ser asechado por un forastero que intentara quitarlas una de las piedras sagradas. —Dijo ella. — ¿Por qué haría tal cosa? —Pregunto su rey. —Esta… sediento de poder, y sabes que lo único fuerte que existe en estos cinco reinos son las piedras sagradas que conllevan el poder del elemento que ha sido otorgado para cada nación. —Respondió la pelirroja. — ¿Cuándo puede ocurrir tal fechoría? —Pregunto el muchacho. —Dentro de una semana, más o menos el día 7 de este mes a la media noche. —Respondía con tanta seguridad que parecía decirle que va a ocurrir tal cual como ella lo esta diciendo. —Entonces… tendremos que tomar medidas. —Acoto su rey. —No exactamente —Negó la adivina. — ¿Por qué lo dice ahora? —Pregunto todavía confundido. —Porque eso es lo que ese forastero quiere, que pongamos más precaución en la piedra sagrada cuando de igual forma la robara con facilidad. —Respondió ella. Souta se paso las manos por sus cabellos negros buscando aclarar muy bien sus ideas a ver si tenía una buena solución para ello pero nada le llegaba y mas con el anuncio de la llegada del elegido se había olvidado del hecho de que él se convertiría en su maestro para enseñarle todo lo que tiene que conocer sobre el arte de manejar el elemento fuego. —Su majestad, tenga en cuenta que… así haga lo que haga para proteger esa fuente que nos suministra nuestros poderes de todas maneras esta siempre se encontraba en peligro. —Le dijo como advertencia mientras que se levantaba para poder desaparecer de la vista de su rey.
Muy bien cuando te refieres al los diferentes reinos: Fuego: Katon Agua: Suiton Tierra: Doton Viento: Fuuton Rayo: Raiton Me recuerda a varias series XD... pero muy original tu historia; además tienes buena ortografía. Sigue Adelante!!
Bueno aqui tengo el otro capitulo... Reino protagonista: Raiton... ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo IV Adentrándonos a un reino en donde se consigue los espíritus eléctricos de la adrenalina total, emocional y apasionas aquello que tenían energía de más eran conocidos como los maestros del elemento Relámpago. Viendo esos relámpagos caer de forma consecutiva sobre el reino todo lo que habitaban ese lugar actuaba con si no pasara nada ya que ese era su aliado, su elemento, su… energía y ¿Para qué tenerle miedo? Lo que tiene es ser amiga de ella; estas personas eran conocidas como maestros relámpago porque no solo tenían el control de dicho elemento nombrado anteriormente sino que sus ojos eran de un color morado intermedio, algo que decía que no solo tenían una personalidad electrizante sino que también podían manejar ese fruto a su antojo. Estando en el balcón del castillo se podía ver a una joven de unos diecisiete años mirando con suma serenidad ese relampagueante cielo, de largos cabellos rojos sus ojos morados la hacían ver como la Reina de todos aquellos que la rodeaban, y con esa piel semi bronceada se notaba su natural belleza cuando un relámpago cae e ilumina todo un lugar entero. Su nombre era Aoi y era conocida como “La centella morada” ya que su manejo del relámpago era más rápido que el mismo y podía dar atacar críticos sin ser notada por su enemigo. —Su majestad, necesitaos vuestra presencia en la sala de tronos. —Anuncio uno de sus guardias que ha llegado de forma repentina a su habitación. — ¿Qué es lo que esta ocurriendo? —Pregunto de forma serena la joven. —Tenéis que verlo con vuestros propios ojos, su majestad. —Respondió el guardia. Sin perder el tiempo de una vez se fue del balcón con ese hombre a su lado, corriendo a toda velocidad llego a lo que fue al santuario en donde tenía guardada la piedra sagrada, aquella que le portaba sus poderes sus orbes morados quedaron abiertos hasta más no poder al ver la intensa cantidad de relámpagos que destellaba dicha piedra, aunque fuera diminuta el poder que administraba al reino era el cuádruple de su tamaño original por lo que era demasiado extraños que esa fuerza se desprendiera de tal manera. — ¿Qué es lo que está pasando? —Pregunto Aoi. —Su majestad, la piedra sagrada ha estado perdiendo el control de vuestros poderes. —Respondió uno de los sabios. — ¿A qué te réferis con eso? —Pregunto de nuevo pero confundida. —Esta tratando de decirnos algo, pero... no podeos decirle con certeza que es. —Respondió otro de ellos. De repente la piedra se encierra en sí misma en una esfera de relámpago que exalto a todos los presente en el lugar por lo que la joven de orbes morado se intento acercar asustando a los sabios que cuidaban de ella. —Su majestad es peligros os pido que regrese. —Pedía uno de ellos preocupado. —Callaos, siento que la piedra me estad llamando. —Dijo la mujer buscando calmarlos pero sin tener necesidad de detener el paso. Se mantuvieron en silencio por unos minutos viendo como la joven caminaba con suma tranquilidad hasta esa piedra le extendió la mano al tenerla lo suficientemente cerca de ella viendo la reacción que tomaba al ver varios látigos finos que se enrollaban con su mano, notándose también en sus ojos ese brillo intenso aumentar muchos en el lugar se preguntaba qué era lo que estaba diciéndole. —Habladme, decidme que es lo que va a ocurrir. —Recito para sí misma cerrando sus brillantes ojos. De nuevo se mantuvo ese mismo silencio de antes, dejando en espérela a los demás sirvientes la piedra regreso a su flujo natural cuando la joven absorbió todo ese calumbre de poder que destellaba dicho objeto. Se levanto del frio piso en donde se encontraba arrodillada para mirar con suma seriedad a todos esos que se encontraban a su alrededor. — ¿Qué es lo que os ha dicho vuestra piedra sagrada? —Pregunto uno de los sabios que se acercaba a pasos cortos a donde se encontraba. —Tenemos que preparaos para vuestra llegada. —Respondió ella. — ¿A quién se estáis refiriendo, su majestad? —Pregunto otro de ellos. —A vuestro elegido. —Respondió la Reina. — ¿Os queréis decir que ha llegado el momento? —Pregunto el mismo que hablo al principio. La mujer asintió. —Tenemos que estar preparaos para vuestra llegada. —Anunció. Todos los sabios del lugar salieron de una vez a buscar un encargado que necesitaba su reina para poder cumplir una de las cosas que se fue encargada al momento en que tomo el cargo de ser Reina del reino, pero uno de ellos se había quedado en el lugar, un joven de más o menos dieciséis años piel blanca, cabello gris y ojos color morado, se le quedo viendo notando que había otra cosa que le preocupaba a su señora porque se le notaba con suma facilidad en su mirada. — ¿Se encuentra bien, su majestad? —Pregunto el joven. —Sí, estoy bien, no te preocupéis por mí, Naito. —Respondió ella. —La conozco muy bien y sé que algo le molesta, ¿Qué es lo que pasa? —Pregunto de nuevo pero esta vez de forma insistente. —Lo que pasa es que dentro de poco un forastero intentara quitarnos vuestra piedra sagrada. —Respondió la reina. — ¿Por qué no le decís a los demás sabios? —Pregunto Naito. —Prefiero encargarme de esto yo misma y no tener que ponerlos en peligros a vuestra gente. —Respondió de forma serena mientras que se encaminaba a su habitación. El joven sabio no parecía muy convencido de su respuesta pero si ella daba esa orden no había de otra que callarle a los demás esa predicción que dijo.
capitulo nuevo, Reino Doton de protagonista... y... la aparicio del protagonista. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------ Capítulo V Grandes montañas se podían mostrar a los alrededores del reino Doton. Los pobladores de dicho reino eran de mente dura, capaces de analizar cada situación con suma profundidad se hacía ver no solo porque podían manejar a su completo placer el elemento tierra si no que se hacía notar su manejo al ser poseedores de ojos color marrón tierra. En el santuario del Reino se podía casi al fondo del lugar a unos cuantos sacerdotes que estaba sentando con las piernas entrelazadas de un lado a otro, sus manos las tenia ubicada boca arribas en las rodillas y con esos ojos cerrados estaban concentrando todas sus energía elemental a la enorme esfera azul cielo que tenían en los aire. Este contenía el cuerpo de una muchacha de diecisiete años, piel semi broceada y cabellos castaños oscuros que le llegaban hasta la cintura pero lo único que no se le podía ver eran el color de ojos ya que estos los mantenía cerrados. De las escaleras baja un chico de diecinueve años piel semi bronceada, de cabellos grises y ojos marrón tierra era conocido como el rey de su reino Riku aunque muchos también lo conocen como “El Invencible” ya que sus habilidades con el elemento tierra eran demasiado impresionante y muchos de sus adversario dicen que es difícil de derrotar ya que eran tanto duro como una roca. Dirigiéndose a donde se encontraba sus sabios miro de forma serena a la figura femenina que se encontraba inconsciente flotando en los aires. — ¿Todavía no hay señal de que despierte? —Preguntó el chico. —No mi señor, aun no da señales de querer despertar. —Respondió uno que se encontraba detrás de la esfera. —Solo esperemos que esa profecía se cumpla antes de que la fecha acordada. —Murmuró en bajo desviando la mirada hacia abajo. —Mi señor, deje de preocuparse que mientras tengamos a la elegida con nosotros no le pasara nada a nuestro reino. —Dijo uno que se le acercaba para detenerse a su lado. —No es eso, Taichi; lo que me preocupa es que lleguen a robar nuestro flujo de energía. —Habló en bajo fijando su mirada en él. —Deje de preocuparse que todo estará bien, tenemos muchos sabios que saben manejar muy bien el elemento tierra y entre ellos esta usted, el más joven de todos y elegido como rey. —Dijo como palabras de aliento para subirle los ánimos. El chico no dijo nada solamente se mantuvo con esa misma serenidad por un tiempo para luego volverse a ir del lugar. Con eso transcurre dos días desde que hizo visita al santuario para saber el estado de la elegida; siendo ya las nueve de la noche se podía ver a un encapuchado negro divagar sigilosamente por los alrededores del santuario en donde tenían guardada la piedra sagrada del Reino Doton, se asomo antes que nada para ver si los guardias se encontraba custodiando la entrada del lugar pero estos se veían muy fatigados ya que hace mas de una semana que no duerme por lo que en su rostro se noto una sonrisa arrogante ya que tenia fácil acceso para entrar. Camino sin hacer ruido hasta la puerta y la paso sin ser detectado bajando con ese mismo silencio por las escaleras llego al lugar en donde estaba una hermosa piedra semi grande de color marrón tierra que se encontraba conectada a varios látigos mágicos que daban conexión a una especie de torre que manda ondas sonoras que le permite a los aldeanos poder tener el manejo del elemento. Se fue acercando poco a poco hasta ella, sacándose la capucha que cubría su cara se pudo notar que era de piel blanca, cabello color rojos sangre siendo poseedor de unos ojos negros como la misma noche se le hacía ver que no era perteneciente a ninguno de los cincos reinos. —Teniendo el control de las cinco piedras sagradas mi señora por fin tendrá el poder que tanto ha deseado. —Comentó de forma baja estando ya parado al frente de ella. —Pero, para que ella lo pueda conseguir tendrá que vencerme primero. —Dijo el rey del reino que se encontraba recostado en la puerta. Esté volteo la mirada hacia la voz masculina que le estaba hablando para arrugar un poco el rostro completamente enojado. —Pensé que todos los de aquí no eran muy atentos a sus pertenencias. —Dijo con arrogancia mientras que se cruzaba de brazos. —No muchos, pero si aquellos nacidos que han vivido con un solo propósito. —Habló de forma seca mientras extendía su mano al lado correspondiente de esta para hacer que del suelo surgiera una bola de tierra. Con solo ver el color de sus ojos se dio de cuenta que no era perteneciente a su reino y mas lo confirmo al lanzar dicha bola hacia su dirección en donde había aparecido al frente de él un campo magnético de color morado intermedio que desvió la trayectoria de la bola hacia el techo rompiéndola en añicos vio como esté sonreía de forma melancólica. — ¿Quién eres? Y ¿Por qué te quieres robar la piedra sagrada? —Preguntó Riku. —Saber mi existencia no es de su incumbencia y la razón por la que tengo que llevarme la piedra tampoco lo es. —Respondió con esa misma melancolía. Volviendo a crear otra bola de tierra noto como este sacaba dos dagas de las mangas de su camisa negra. — ¿Qué le pasa, su majestad? ¿Tiene miedo que me lleve lo que les brinda a ustedes los sabios su poder elemental? —Preguntó esta vez con arrogancia mientras que lanza una de las dagas que hacia girar con sus manos. Esté se movió con agilidad para ver como se incrustaba en la pared buscando adivinar la sigla que tenia implantada en su agarradera se agacho sin ver cómo le había lanzado la segunda daga que tenía en manos. —Para ser joven se nota que tiene muy buenos reflejos. —Lo hágalo haciendo desaparecer el campo. El chico de cabellos grises se le intento acercar pero el pelirrojo no le permitiría eso por lo extendió su mano hacia él para mandar una red magnética que lo paralizo por completo haciéndolo caer en el piso el joven intento zafarse de tal trampa pero esta de una forma muy extraña le absorbía sus poderes. — ¿Qué… es… lo que… me… hiciste…? —Preguntó con dificultades para hablar. —Es una red que paraliza a mi oponente, neutralizando todo sus poderes. —Respondió el muchacho dándose la vuelta para ir hasta la piedra. —Aléjate… de la… piedra… sagrada… —Dijo nuevamente con dificultades para hablar. —Demasiado tarde, su majestad; la piedra es mía. —Acotó este intentando agarrarla. De repente esta comenzó a brillar con más intensidad que de costumbre, sorprendiendo a sus dos espectadores, este mando un destello de luz a los aires haciendo que todo el cielo de la noche se despejara. No solamente ocurría esto en el Reino Doton sino también en los otros reinos con sus respectivas piedras, por lo visto la profecía estaba a punto de cumplir y la llegada de dicho elegido se acercaba. Cada destello que cada piedra desprendió se uno en una misma convirtiéndola en una esfera de energía que mostraba a sus alrededores diferentes reflejos de arco iris que divagaban por sus alrededores, poco a poco fue descendiendo al lugar en donde se encontraba la joven castaña encerrada en la esfera. Todos los sabios que se encontraba custodiando la esfera se sorprendió al ver como los suelos comenzaron a temblar con suma intensidad que granizos de tierra caían al suelo y el contenedor que tenia a la joven se había comenzado a romper cuando la esfera de poder se intento fusionar con la esfera que encerraba a la joven. Una fuerte explosión se pudo presenciar a las afueras del santuario que el rey y el ladrón miraron con seriedad al lugar haciendo ver en este último una mueca de fastidio. —Perfecto, tenía que pasar justamente hoy esto. —Acotó en bajo para subir hasta el techo que haría roto el destello de luz para desaparecer del lugar. Riku se logro desatar de la red cuando esta perdió sus energía, levantándose con rapidez del suelo corrió en dirección al santuario en donde estaba la elegida para ver al momento en que bajo por las escaleras las dos esferas unirse en una sola. — ¿Qué es lo que esta ocurriendo, Taichi? —Preguntó el joven de cabellos grises. —Mi señor, la profecía se esta cumpliendo. —Respondió esté en un grito. —Eso quiere decir… —Fue interrumpido en seco. —Que la elegida ha de despertar de su profundo sueño. —Habló la sabia que estaba parada al frente de la puerta. Mirando con serenidad todo lo que pasaba la esfera se partió por completo colocando de forma horizontal a la joven que estaba vestida con una vestimenta blanca que cubría todo su cuerpo que antes se encontraba al descubierto y con esos ojos color grises platinado como lo era la luna miraba con suma serenidad a todos los presentes que la observaban sorprendidos de su llegada. —Ha llegado finalmente. —Dijo Taichi aun sin creer lo que sus ojos marrones tierra miraban. —Nuestra elegida finalmente ha llegado. —Dijo otro con la misma impresión. —Aquella que misteriosamente ha caído en nuestro reino encerrada en una esfera de mágica. —Habló esta vez el rey de forma fría. —Cuya personalidad le permitirá manejar los cinco elemento. —Dijo la mujer de la misma forma y que se encontraba todavía recostada en la puerta. —Y se convertirá en la salvadora del mal que nos asechara a todos. —Finalizó Riku en un murmuró.
siguiente capitulo. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo VI Mirando a todo los presente, lo que la castaña se estaba preguntando en estos momento era en cómo es que había llegado a tal sitio, se sentía muy extraña parada al frente de todos porque no había diferencia de ojos sino que poseían un mismo color, la única que los diferenciaba era la misma. — ¿En dónde estoy? —Preguntando con una tonalidad de voz suave, muchos de los sabios que la tenían cerca se sentía extraños ante su presencia. Sin responderle la pregunta estos lo que hicieron fue murmurarse cosas entre sí incomodando así a la joven que retrocedió dos pasos hacia atrás con la mano colocada en su pecho, piso accidentalmente una de los cristales de la esfera azul en la que estaba encerrada. —Mi señor, es mejor que intente hablar con ella parece perdida. —Habló Taichi susurrándoselo al oído. El de cabellos grises asintió a esa propuesta y se le acerco con pasos serenos que fueron detectados por está que desviaba la mirada hacia él. —Bienvenida al Reino Doton, soy el Rey de este Reino Riku es un placer estar a sus servicios. —Se presento con sumo respeto mientras que le hacia una reverencia a la joven que lo miraba de forma extrañada. — ¿Cuál es su nombre, señorita? —Preguntó. —Tsubasa… — ¿Tsubasa? —Repitió uno de los sabios que se encontraba cerca. Ella asintió. —Mi nombre es Tsubasa. —Dijo. — ¿Cómo el de un salvador? —Pregunto la sabia. —Algo así, mi mama dice que me coloco ese nombre porque casi muero al nacer. —Explicó la duda que no solamente ella tenía. El rey quien la miraba con seriedad lo que hacía era sonreírle porque la actitud que mostraba era demasiado seca para la apariencia que muestra. —Disculpe. —Se dirigió a él intentando llamar su atención. — ¿Qué ocurre? —Preguntó. — ¿Cómo es que llegue a este lugar? —Preguntó confundida. — ¿No se acuerda de como llego? —Preguntó extrañado Taichi. Ella negó. —Déjeme a mí y le digo. —Habló uno que se le acercaba. —Usted cayó un día del cielo. —Contestó. Eso la confundió más. — ¿Cómo que caí del cielo? —Preguntó exaltada. —Cayó un día del cielo, encerrada en esa esfera mágica. —Respondió esta vez la mujer que le señalaba los restos de la incubadora que le mantenía encerrada. Desvió la mirada hacia ese lugar para extrañarse aun mas con lo que le contaba Por lo visto se nota muy desorientada, para… confundirse o extrañarse de lo que le estamos diciendo pensó Riku que tenia rato de estar callado. —Mi señor, yo pienso que es mejor que la dejemos descansar por esta noche debe estar muy aturdida con su llegada. —Sugirió uno de sus siervos que se encontraba parado a su lado. —No solamente eso, sino también confundida por lo visto no debe estar familiarizada a ningún reino. —Agregó la mujer. —Akane, te la encargo. —Ordenó esté de forma repentina. —En la mañana pasaras por ella, le proporcionaras una vestimenta adecuada para andar por el pueblo y buscaras hablarle de nuestras costumbres. —Explicó. — ¿Qué hará usted? —Preguntó la mujer. —Tendré unas cuantas cosas de que ocuparme antes de hablar con la elegida. —Respondió desviando la mirada hacia el sabio que tenia al lado. —Mañana en la mañana mándeme a Taichi a mi despacho, hay un delicado tena del que tenemos que hablar. —Pidió esté. Todos los demás sabio lo que hicieron al momento en que la joven fue sacada del santuario fue arreglar el desastre que se había ocasionado incluyendo la destrucción del techo del santuario de la piedra sagrada. Eran ya las nueves de la mañana de un día nuevo, Akane una mujer de piel morena, cabello negro con algunos reflejos morado intermedio y ojos de color marrón tierra al igual que los demás entraba a la habitación en donde se encontraba hospedada la chica; con sumo cuidado abre la puerta para entrar con pasos silenciosos al lugar para no despertarla aunque eso fue en vano al momento en que cerró la puerta porque la había encontrado en la ventana con la misma vestimenta de antes mirando distraída las afueras del castillo. —Tsubasa-sama. —La llamó para hacer un enfrentamiento con sus ojos al momento en que está la miro. —Vengo para traerle una vestimenta apropiada para usted. —Dijo colocándole la ropa en la cama. La castaña no dijo nada al respecto y se acerco a ella para tomarla yéndose esta vez para el baño tardo unas cuantas horas para salir. Al abrirse la puerta, la joven de cabellos azabaches la miro con una serena sonrisa ya que el conjunto que había elegido para ella le quedaba a la perfección, era una túnica cerrada de color marrón claro que tenia consigo un cinturón amarillo dorado amarrado en sus caderas con unas sandalias estilo romanas de color marrón oscuro, y como ley en el reino las mujeres tenían que mantener sus cabellos amarrados en una coleta baja. —Ahora si se ve apropiada para andar por el pueblo. —Dijo. — ¿Cómo es que las mujeres de este reino pueden cargar esto puesto? —Preguntó desconcertada moviéndose de un lado a otro para mirarse. —Tsubasa-san es un decreto que propuso el rey, ya que en el Reino Doton no solo somos conocidos por manejar el elemento tierra sino que también somos conocidos por sabios que podemos resolver hasta los más difíciles acertijos que puedan existir en este mundo. —Respondió la joven mientras que se levantaba. —Bueno es mejor comenzar con nuestro recorrido y tenemos mucho por ver. —Anunció encaminando a la puerta. Primero dejo que la chica saliera primero para después seguirla llevándosela esta vez a los alrededores del pueblo. En el despacho del rey se encontraba dicha persona sentada en su escritorio hablando con el más confiable de sus siervos, de una piel robusta color blanca, y esos cabellos grises sus ojos color marrón tierra ya no tenían tanto brillo como antes. —Tenemos que proponerle más seguridad a la piedra sagrada. —Dijo el chico. —Con esto que usted me acaba de contar es lo más evidente. —Dijo. —Pero… ahora que esta la elegida no cree usted que intente volver a robarla. —Comentó. —Eso es lo que estoy dudando, porque anoche se le notaba la frustración de que Tsubasa despertara. —Citó. —De todas maneras, podemos enviar a los sabios que la cuidaban a proteger nuestra piedra. —Propuso. —Me parece perfecta la idea, hágalo al momento en que estos terminen de limpiar el escombro. —Ordenó. —Como usted diga mi señor. —Dijo Taichi mientras que se levantaba para poder retirarse del despacho. Riku suspiro de forma cansada para luego levantarse de la silla, caminando hasta la ventana miro con seriedad a todos sus aldeanos realizar sus labores del día Solamente espero… que de aquí en adelante las cosas no terminen de empeorar pensó serenamente para volverse a ir a su escritorio en donde comenzó a escribir un pergamino que sería enviado al reino vecino. ~o~ En un lugar en donde grandes fuerzas magnéticas se podían ver a los alrededores de un castillo que flotaba en los aires, se podían ver sentada en el sofá de lo que era la sala de estar un cuerpo femenino de piel blanca como la misma nieve, cabellos color morado índigo largo hasta la cintura con esos ojos color negro como la misma noche miraba con seriedad una esfera blanca que tenia al frente. —Así que finalmente se atrevió a despertar de ese profundo sueño. —Acotó con una sonrisa melancólica. —Mi reina intente robarla la piedra del reino que se me fue asignado pero… —Fue interrumpido en ese momento por la misma. —La mocosa había despertado eso lo sé, creo que coloco un hechizo que no era. —Reprochó enojada. — ¿Por qué lo dice mi señora? —Preguntó esta vez una voz femenina. —Porque ese hechizo tenía que haberla dejado en un profundo sueño que permitirá despertarla. —Respondió la mujer de ojos azabaches. —Recuerde que cuando intento hacerlo eso, esa mujer se interpuso. —Habló otra voz masculina que se encontraba en el lugar. —Aunque digas que fue su madre, no fue así como pasó todo. —Negó la información que le daban. —Era el colgante que tenia la mocosa colgando en su cuello la que la salvo al envolverla por completo en una esfera mágica. —Explicó. — ¿Qué haremos entonces? —Preguntó el pelirrojo. —Yui, Haru. —Llamó a los dos chicos que se le acercaban arrodillándose al frente de ella. —Vayan a los reino que se les fueron asignado e intente traer las piedras sagradas. —Ordenó. —Como ordene, mi señora. —Hablaron al mismo tiempo para después levantarse del piso y desaparecerse del lugar. — ¿Quiere que haga algo por usted? —Pregunto nuevamente el chico de cabellos rojos. —Sí, ve de nuevo a ese reino pero no a robar la piedra sino a examinar los posibles poderes que pueda tener nuestra pequeña elegida. —Respondió está con arrogancia. El chico no dijo nada y se levanto para también desaparecer del lugar, quedando nuevamente sola miraba con suma seriedad su esfera de cristal que le mostraba a la joven castaña caminar por los alrededores del reino con la mujer de cabellos azabaches a su lado. —Ya veremos que tan poderosa puedes llegar a ser. —Acotó fríamente.
Reino a protagonizar: Reino Raiton ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo VII Eran inconcebible lo que estaba pasando, le costaba mucho lograr entender la extraña reacción que había tomado la piedra sagrada y la extraña luz que salió volando por los aires del Reino Raiton, Aoi lo que intentaba era asimilar lo que esta le había dicho hace unos días de que tal vez el elegido finalmente haiga despertado de su profundo sueño Pero, lo que de verdad la inquietaba era la noticia que había recibido del Reino Doton sobre el fallido robo de su piedra, ahora con esa nueva información había duplicado la seguridad de su santuario para que no le pasase lo mismo aunque tampoco tuviera noticias de una actividad paranormal por parte de la misma solo se mantuvo tranquila con eso ya que no se aparecerían otras sorpresa más adelante. Eran las seis de la tarde en el Reino Raito y la Reina Aoi se encontraba en su balcón mirado tranquilamente a sus siervos moverse de un lado a otro realizando sus actividades laborales, llenó sus pulmones con aire fresco para después dejarlos salir en un profundo suspiro. —Os espero que no habéis equivoco al elegirme como reina, padre. —Murmuró para sí misma mientras que se recostaba en los barrotes de piedra. Una reina que pierde a su padre por culpa de una enferma hace dura sus labores reales porque cuando tenía que tomar ejercer su posición despejaba mucho la mente para no sentirse presionada y eso que solo ella puede tener las más sabias decisiones que para muchos eran valiosas porque esta mujer lo que hacía al momento de hablar es pensar en lo que diría su pueblo de su labor y de la forma en cómo la estaba ejerciendo. Naito su fiel siervo abrió la puerta de la habitación de la mujer para verla de reojos dándose de cuenta que todavía seguía distraída, eso se lo hizo notar hace unos días que andaba en otra parte porque cuando se le dirigía la palabra está lo que hacía era mirarlo de reojo como si hubiera estado fuera de su mente por unas cuantas horas; no es que le este molestando algo sino que sentía que una cosa no iba a salir bien y muchos saldrían perjudicados cosa que para la reina iba a ser un gran problema porque desde lo más profundo de su ser lo que deseaba era la paz de los cinco reinos. Entró silenciosamente a la habitación y cerró la puerta con mucho cuidado para no alarmarla, con esos pasos serenos y silenciosos caminó hasta donde se encontraba para quedar al lado de ella quien desvió la mirada hacia su persona al sentir su presencia cerca. — ¿Se encuentra bien? —Preguntó el joven. —No os preocupéis por mí, estaré bien. —Respondió la pelirroja. —Vuestra majestad ha de estar muy distraída todo este tiempo, ¿Pasáis algo? —Dijo el chico de cabellos grises. —Os he dicho que no me pasa nada, dejaos de preocuparte por mí. —Dijo con seriedad para tranquilizarlo. Naito desde la infancia amigo de la reina pero claro ella como era mayor que él por un año lo que hacía era demostrarle que podía cuidarse por sí sola, no es que no le guste que la estén protegiendo ya que era su labor cuidar el bienestar de su Reina, pero a la vez le molestaba porque no dejaban que ella tomase las decisiones más amplias para el mejoramiento de su Reino. De una forma extraña las pupilas de la reina se transformaron en una hermosa figura de una media luna por lo visto de nuevo estaba pasando lo de antes, que la piedra la llamaba como si le estuviera diciendo que la venga a cuidar. Inconscientemente comenzó a caminar en dirección al santuario, dejando completamente extraño al joven de cabellos grises quien s e preguntaba qué era lo que pasaba y del porque su majestad se estaba yendo de la habitación; lo único que pudo hacer fue seguirla a los minutos que había salido de su repentino trance, Aoi todavía caminaba de forma inconsciente como si estuviera siendo guiada hacia dicho lugar anteriormente mencionado. —Su majestad. —La llamó pero no recibía respuesta de su parte. — ¿Para donde pensaos ir? —Preguntó confundido intentando acelerar su paso. La pelirroja no le contestaba solamente seguía caminando, lo bueno es que como estaba anocheciendo todo los alrededores del reino estaba completamente aislado ya que sus aldeanos se metían a dicha hora a sus respectivas casa, estaba tan hipnotizada que no sabía si caminaba de forma correcta porque cada paso que daba eran lento, como si tuviera que tener cuidado en pisar un pedazo de vidrio roto. Llegando a su destino bajo las escaleras con mucho cuidado hasta llegar a donde estaba la piedra, que se encontraba encerrada en una esfera de magia que controlaba las ondas que esta transmitía a sus alrededores para que sus habitantes tenga un perfecto control de su elemento. Esta comenzó a brillar dejando a la vista de sus dos espectadores a un lobo de piel blanca aunque su cola y garras eran de un color morado intenso. La reina se le acerca sin mostrar ninguna expresión en su rostro, señal de que aun estaba bajo el control de este espíritu. —Lord Daiki, me dais un gusto de os verlo. —Dijo ella mientras se sentaba arrodillada en el piso, mostrándole una señal de respeto. —Aoi, ¿Por qué dudáis de vuestras habilidades? —Preguntó directamente sin tener que contesta su saludo. — ¿Cómo os ha dado de cuenta? —Preguntó la Reina en retorno. —Recordad que sos una de las elegidas a entrenar a vuestra elegida que ha de despertar finalmente de vuestro profundo sueño. —Respondió la bestia con una voz serena pero algo ronca. —Entendeos lo que me queréis decir, pero de igual forma no os siento capacidad para tomar tal posición. —Dijo la mujer de ojos morados. —Dejad de dudar de vuestras creencias y buscad la forma de comprendeos vuestra misión. —Acotó en seco. —Os entender eso pero… se lo repito de nuevo, no estoy segura de poder con esta labor que me han de asignar al momento de convertirme en reina. —Habló no muy convencida de sus habilidades. —Mientras no creáis en vos, no vais a poder a lograr tus metas. Pensad en tu pueblo que es tu virtud y lograras muchas cosas. —Sabias eran las palabras que el espirito de la piedra le decía. —Si he hacer eso, igual no llegare a ser tan buena como ha de haber sido mi padre. —Aunque le diera una buena motivación de todas maneras seguía dudando de sí misma. El lobo se le quedo mirando unos minutos como si sus recuerdos de la infancia pasaran por su mente con tan solo mirarla a los ojos, entendiendo la situación por la que pasaba lo único que buscaba era palabras que la motivaran más de lo que estaba porque el mayor miedo que sentía esta mujer era no poder llegar a ser toda una buena Reina, así como lo fue su padre y su abuelos quienes son venerados por sus aldeanos, agradeciéndole todo lo que han hecho para darle un buen camino al Reino. —Aoi… dejaos de pensar en vuestro padres y vuestro abuelo, porque así no podéis descubrir tu verdadera fuerza. —Fue lo primero que dijo luego de terminar de analizarla. La mujer no dijo nada solo dejo que el espíritu de la piedra le hablara. —Tenéis que confiar en ti misma para poder descubrir vuestra fuerza interior, no dejéis que vuestros enemigos descubra esa pequeña debilidad porque lo único que lograreis es… tu destrucción. —Advirtió. Aoi no dijo nada tal vez tenia la razón en lo que le decía, pero de todas maneras tenía que aprender a confiar en si misma si quería seguir adelante con su reinado para no solo demostrarle a todos sus servidores sino también a ella misma de que puede llegar a ser más poderosa que sus antiguos reyes. Naito tenía rato que los veía, como no quería interrumpir tan sagrada conversación prefirió mantenerse callado con tan solo verla se daba cuenta que podía ser una verdadera guerrera si confiara un poco más en sí misma, no es que dude de su fuerza interior sino que el problema que tenia es que se mostraba débil ante los demás y para muchos lo podían tomar como ventaja, solamente se le pedía una cosa que era la confianza; si ella podía tener confianza en sí misma podrá lograr muchas cosas. —Debéis tener cuidado con lo que pensáis hacer. —Habló el espíritu de la piedra. — ¿Qué os tratáis de decidme? —Preguntó la mujer. —Sólo os estoy diciendo que tengas cuidado con lo que pensáis hacer a partir de ahora. —Respondió antes de desaparecer de su presencia. Por lo que le dio a entender las cosas iban a ponerse dura para ella y tenía que tomar medidas drásticas pero… ahora que hablo con el espíritu de la sagrada piedra y esta le allá dado sabias palabras que podía usar como motivación para poder descubrir su fuerza interior ahora lo único que le quedaba era prepararse para la llegada del elegido que de seguro pronto aparecerá en su reino.
Después de mantenerlo un tiempo invernando xD finalmente pude continuarlo con la ayuda de un OST de CCS; que si no fuera por ella no hubiera tenido este loco capítulo. Aclaraciones: 1. Cursiva, significa que esta metida en un sueño. 2. (" "); señal de que esta relatando una historia. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Capítulo VIII Todo el reino había quedado en total silencio, siendo ya las diez de la noche cada uno de los aldeanos se encontraba descansando plácidamente en su cama a excepción de una chica de cabellos castaños oscuros se encontraba moviéndose de un lado a otro como si la estuvieran molestando en sueño porque la inquietud que sentía era inmensa. Quedándose dormida de forma rápida no se comprendía el porqué ahora se encontraba no solamente incomoda sino también con dificultades para dormir. Con un largo vestido blanco puesto, caminaba distraídamente en un lugar que parecía un espacio dimensional, llenas de galaxia y estrellas estaba preguntándose en dónde se encontraba. — ¿En dónde estoy? —Preguntaba en bajo pero su voz hacía eco en este solitario lugar. Se detuvo en seco porque un lobo de piel blanca con garras y cola color morado intenso, asustada por lo que podía hacer, retrocediendo unos cuantos pasos se detuvo en seco al sentir su espíritu comunicarse con el de este animal. — ¿Quién sos? —Preguntó con una voz ronca. —Mi nombre es Tsubasa ¿Usted es…? —Respondió ella formulando al mismo tiempo una pregunta. —Yo soy Daiki, el Soun de la piedra sagrada del relámpago. —Se presento ante la castaña con esa misma ronca voz. — ¿Soun? —Repitió lo único que ni había logrado entender. Antes de responderle esté hizo aparecer por detrás de la joven una silla echa de relámpago invitándola a sentarse está dudo de hacerlo por miedo a electrocutarse pero lo hizo obligatoriamente cuando el lobo le goleo levemente el estomago con su cabeza. —No os preocupéis por este relámpago, que vais a recibir ningún daño. —Comentó para mantenerla un poco tranquila, ya que sentía la desconfianza en su espíritu. —Vosotros sois de otro mundo ¿Verdad? —Dedujo. Ella asintió lentamente con la cabeza. — ¿Cómo llegasteis a este lugar? —Preguntó curioso. —Una hechicera me encerró en una esfera y me mando a este lugar. —Esa respuesta no fue muy concreta para el espíritu. — ¿No recordáis nada de lo que paso? —Preguntó nuevamente. Tsubasa Negó lentamente con la cabeza. —Estáis perdida ¿Verdad? —Dedujo de nuevo a lo que está asintió. —Vos sos la elegida para salvar al mundo de la hechicera que te mando para este mundo. —Anunció. — ¿Elegida? —Repitió confundida. Daiki quería intentar adentrarse en su mente pero, la joven no se lo permitía ya que esas preguntas que rondaba por ese espacio no le permitían pensar con claridad. A los pocos minutos apareció otro Soun más, una tortuga de unos 259 años de un color marrón tierra, caminaba con pasos lentos para llegar al lado de la joven de ojos grises que grito fuertemente por su aparición. —Por favor, muchachita baja la voz que me parteras los tímpanos. —Se quejó el espíritu entre cerrados los ojos. — ¿Quién es usted? —Preguntó confundida. —Que respeto le tienes a tus mayores. —Masculló. —Mi nombre es Kazuki, espíritu sagrado de la piedra de la tierra. —Se presentó a ella con una voz ronca pero, que mostraba sabiduría. Tsubasa confundida de lo que estaba pasando, sólo miraba parpadeando unas cuantas veces a los dos espíritus que la miraban con serenidad. —Como de costumbres esos tres tenéis que llegar tarde a una reunión ¿Verdad? —Comentó Daiki molesto. —Tendremos que esperas así que no quiero escuchar quejas de tu parte. —Aspecto serenamente. Manteniéndose en completo silencio nada más giraba los orbes de un lado hacia los espíritus que conversaban entre sí; dos minutos después apareció una ave fénix de un col0r verde bosque esté Soun era muy tranquila y con mucha serenidad miraba a la joven que se encontraba sentada en la silla. —Jovencita, te presento a la Soun de la piedra sagrada del viento Miu. —Presentó a su compañera la tortuga. —Es un placer conocer finalmente a la elegida de las cinco personalidades. —Con una voz tan suave, era evidente que es una usuaria del viento ya que cada palabra que pronunciaba se la llevaba el viento. —El placer es mío, Miu-sama.—Con sus manos juntas le hizo una reverencia al ave. —Aun no podemos comenzar. —Dijo el Soun. —El agua y el fuego todavía no hacen aparición. —Aspecto Kazuki. —Esos dos, van a escuchadme cuando hagan su aparición.—Masculló Daiki. —Cálmate, no tienes porque enojarte con facilidad. —Habló Miu para tranquilizarlo. Por unos momentos se mantuvieron callados, Tsubasa todavía seguía callada aún no comentaba algo porque se seguía haciendo la misma pregunta que tenía desde que comenzó a tener este extraño sueño, movía sus pies de un lado a otro mirándolos como toda una niña pequeña que esperaba la llegada de sus padres para poder comenzar con su plática. Segundos después un tiburón blanco con destellos azul intermedio hacia su aparición de lomas tranquilo sonriendo a todos los presente aunque la joven se asusto un poco porque miedo le tenía a esos carnívoros que se enrollo un poco en su silla temblando de forma leve el espíritu se dio cuenta de eso y le sonrió mostrando todo sus filosos dientes. —Tranquila que no pienso hacerte daño. —Habló con serenidad para ver sus orbes grises abrirse hasta más no poder. —Llegas tarde, Wataru. —Replicó Miu molesta por su tardanza. —Perdón, es que me perdí de camino para acá. —Montó como excusa riéndose de forma divertida. —Eso no es excusa. —Reprochó Kazuki. —Al menos agradezcan que llegue, ¿Estamos completos? —Preguntó. —Todavía falta uno más. —Contestó el ave. —Vuestro dragón como siempre, llegando tarde en cada reunión que hacemos. —Inquirió Daiki. Suspirando por la tardanza de último espíritu, esa espera termino cuando a los segundo apareció un gran dragón rojo que asusto por completo a la castaña que grito con fuerza. —Tenme más respeto si no es mucho pedir que no pienso hacerte nada.—Replicó molesto la actitud que había tomado. —Discúlpeme, pero no estoy acostumbrada a estar rodeadas de animales místicos y más si hacen aparición en mis sueños. —Dijo en su defensa. —Lord Asahi, nos alegra tenerlo con nosotros. —Habló Miu con mucha admiración. —Tsubasa, el es el Soun de la piedra sagrada del fuego, Asahi. —Presentó el tiburón a la gran bestia mística. —Bueno ya que estamos todos podemos comenzar con nuestra labor. —Anunció Kazuki. Los espíritus rodearon a la joven que viraba su cuerpo de un lado a otro preguntándose el porqué ellos hacían esta repentina aparición. —Se que te preguntaras que es lo que esta ocurriendo pero, permítenos contarte un relato. —Pidió Miu haciendo movimiento a una de sus alas. Una pólvora verde grama giraba en forma orbital para hacer que un remolino verde mostrara lo que fue la primera Guerra Mágica entre los Cincos Reinos. “Hace mucho tiempo, estos cincos reinos vivían en total armonía hasta que una misteriosa hechicera de un mundo paralelo hizo su aparición en lo que fue el Reino Katon con la única intensión de robar el cetro de la Divinidad. Entrando así en guerra cuando está alarmo a los demás Reyes que de una vez brindaron su ayuda al Reino que se encontraba en problemas. Cada reino era representado por un elemento que describía a la perfección su personalidad, entre ellos tenía que existir un elegido que tendría la magnitud de manejar esos cincos elemento sólo si tenía consigo el poder del cetro” — ¿Dónde consigo ese cetro? —Preguntó la chica. “Solo podéis tener bajo tu dominio ese cetro si lográis manipular cada uno de los cinco elementos, con una personalidad superior a la de los grandes reyes seréis capaz de controlar agua, fuego, tierra, viento y relámpago a vuestra propia voluntad. El Cetro de la Divinidad contesta cualquier duda que el portador de ella tenga, mostrándole sus verdadera intensiones sólo aquel que sepa superar el requisito que esté le montáis poded tener acceso a sus increíble poderes...” — ¿Cómo aprenderé a manejar esos elementos? —Preguntó aún con esa misma confusión. “Cada rey de cada reino te enseñara sus más increíbles habilidades, ya que éstos nacieron con un solo propósito, servir a nuestra elegida en toda ayuda que le sea posible. La idea de todos esto, Tsubasa… Es que logres manipular todos los elementos antes del eclipse lunar de las tres lunas que se llevara a cabo en el Reino Fuuton; este eclipse llevara tus poderes al máximo nivel en donde tendrás la oportunidad para poder vencer a la malvada hechicera que ha intentado destruir la paz de este mundo.” Los miraba confundida sin todavía comprender lo que éstos intentaban decirle, parecía muy confuso ya que aparte de despertar en un mundo alterno al suyo tiene un gran labor encima en donde tiene que salvar estos cincos reinos de una hechicera dimensional. — ¿Cómo sabré quien es esa hechicera? —Preguntó en bajo. “La hechicera dimensional, Hanako también conocida como la bruja oscura ha aterrorizado a nuestros reyes ambiciosa de obtener poder, cegada por la ambición esta dispuesta a conseguir la energía elemental de cada piedra sagrada sin importar que tanto daño ocasiones.” —Confiamos en que puedas brindarnos tu ayuda. —Decía el gran dragón de fuego. —Se que te parecerá esto algo repentino porque no estas del todo atenta a lo que tienes que hacer en este mundo pero, nuestro reyes te pondrán al tanto de todo para que estés preparada. —Habló la tortuga. —Y si… No lo consigo. —Se cuestionó a su misma mirando serenamente sus manos. —Tú tenéis un poder asombroso, sólo que aún no lo has descubierto por lo que debéis confiar en vos para despertarlo. —La alentó el lobo. —Pero… —Tsubasa, confía en ti misma y veras que lograras grandes cosas. —Habló el tiburón comenzando a desaparecer. —Esperen…—Se levantó exaltada intentando detenerlos. —Nuestro tiempo ha terminado, lo demás lo dejamos en tus manos y esperamos grandes resultados de tu parte. —Esas fueron las últimas palabras de la tortuga para después desaparecer del lugar. Lentamente fue abriendo sus ojos, intentando incorporarse en su cama miró sus manos intentando comprender el extraño sueño que había tenido. — ¿Eso fue… Real? —Preguntó confundida y en un murmuro.
Capítulo IX Sus ojos se abrieron lentamente, y con un poco de dificultad se sentó en la cama, su mente deambulaba de un lado para otro intentando comprender todo lo que ha ocurrido en ese extraño sueño que ocurrió anoche ¿De verdad ocurrió eso? Pensó confundida la joven. Cuando estaba a punto de levantarse algo la inmovilizo por completo, haciendo que volviese a acostarse en la cama, con esos orbes encerrados sintió que algo estaba moviéndose dentro de ella; un extraño hilo de magia que la envolvía por completo. Durante su meditación mantenía esa tranquila profunda que parecía no encontrarse en el sitio del cual estaba parada, o en este caso, del cual flotaba. Su cuerpo, en esencial su cerebro, quien recibía a cada segundo una información nueva; como si todo lo que tuviera que saber sobre el mundo estuviera dentro de su cabeza. Volviendo a abrir lentamente sus ojos, estos habían tomado un repentino cambio, en vez de ser un color gris, ahora eran de un color marrón tierra como si desde siempre hubiera pertenecido a este reino. Se sentó en la cama con agilidad, notando que su cuerpo tenía un poco más de flexibilidad, al estirarse este parecía una suave pluma ¿Qué raro no? Al despertar su cuerpo parecía dura como una roca porque había dormido en una mala posición, y luego de este extraño cambie se había vuelto tan frágil como una pluma. Intentando visualizar bien su alrededor, con estos nuevos ojos, se llevo una mano al pecho por el susto que sentía al haber mirado a una tortuga marrón parada al frente de ella. Antes de poder decirle algo, quiso hacer una prueba; extendió su mano al frente de ella, y con los dedos desplegados hizo levantarse una piedra de tamaño mediano, sin calcular su fuerza la lanzó hasta la pared. Rompiéndola en mil pedazos, esté no parecía sorprendido de lo que había visto, finalmente había despertado sus poderes y que dada casualidad que el primero de todos fuera el poder de la tierra; eso lo hacía el más importante, aunque la realidad de todo era que, dependiendo del reino en donde se encontrase la castaña iba a desarrollar tal poder. La puerta de su habitación se abrió de golpe, dejando pasar a una chica de cabellera negra de iguales ojos que los de Tsubasa, agitada por el golpe que se había escuchado hace unos minutos. —¿Esta todo bien, Tsubasa-sama? —preguntó agitada. —Perfectamente bien, Akane-chan —respondió con mucha tranquilidad, dirigiendo la mirada hacia ella. La joven con mirarla a los ojos se había sorprendido por completo, con tan sólo verle el cambio en sus ojos, para no ser los mismo de antes eso significaba una cosa, y antes de decirle algo se fue corriendo nuevamente del lugar en busca de su rey para informarle lo que estaba pasando. Un joven de cabellera gris se encontraba muy ocupado, atendiendo unos asuntos laborales con respeto a la comercialización de los cultivos del reino. Teniendo a Taichi ayudándolo, las puertas de su despacho de abren de forma agitada, mostrando a la figura femenina que se encontraba más agitada que antes; primero se calmó al respirar profundamente, después es que con esa compostura firme se acercó a donde estaba su superior. Haciéndole una reverencia, lo miró intentando ocultar su agitada respiración. —¿Por qué vienes de esa manera, Akane? —preguntó Riku. —Su majestad, Tsubasa-sama… Ha finalmente, despertado… El poder de nuestro reino. —respondió la chica agitadamente. Detuvo cualquier clase de movimiento que pudiese llegar a hacer, y con los ojos abiertos de par en par, miró sorprendido y sin creer sus palabras a la chica que intentaba calmar su respiración. —¿Es verdad lo que me estas diciendo? —preguntó dudoso. Ella asintió. —Completamente, con decir que hace unos minutos escuché un golpe proveniente de su habitación, pensando que se había lastimarlo, al llegar la vi demasiado tranquila sentada en su cama mirando la pared. Cuando miré lo mismo que estaba visualizando nuestra elegida, había trozos de piedras regadas en todo el piso —explico la azabache. —Entonces… Eso significa… —fue en ese momento interrumpido. —Que ha llegado el momento en que la señorita Tsubasa sea su aprendiz —completó Taichi su frase. El Rey del reino Doton lo miró de reojo, asintiendo a eso que acababa de decir. Se levantó de su silla para acomodarse su túnica, con intenciones de ir hasta ella, de camino a su habitación pensaba si debía o no enseñarle esa técnica. Tsubasa quien todavía se mantenía en esa posición miraba a la tortuga que tenía rato observándola. —¿Qué es lo que me esta pasando? —preguntó ella. —Finalmente ha comenzado a despertarse tus poderes —respondió el —¿Mis poderes? —lo cuestionó. —Es difícil de explicarlo, pero… Tienes que tomar en cuenta una cosa jovencita, que a partir de este momento, tu verdadera misión da comienzo —acotó la tortuga. —¿Mi verdadera misión? —lo volvió a cuestionar completamente confundida. Kazuki suspiró cansadamente. Era más que obvio que esta niña se encontraba demasiado perdida, y no supiera que es lo que de verdad tenía que hacer; y si de verdad debería saber lo que paso tenía que conocer a sus ancestros, aquellos antiguos guerreros que salvaron más de una vez a los cincos reinos de diferentes catástrofes. Cuando estaba por comenzar el relato, se calló en seco porque vio a su rey quien miraba impresionado a la chica que tenía el mismo color de ojos. Era cierto, ya finalmente su profecía estaba cumpliéndose, y su verdadera labor estaba por comenzar, tendría que entrenar a esta niña para que llegase a ser una excelente maestra del elemento tierra. —Entonces… Es cierto lo que me dijeron —especuló mientras que se le acercaba. La susodicha seguía con esa mirada fija en él, ni una palabra se atrevió decirle. Esté por otro lado, miró a sus siervos para que estos les diera un poco de privacidad, algo en lo que ellos no se atrevieron a decir algo en contra de ello; cuando la puerta estaba cerrada, se acercó a donde se encontraba la joven para poder sentársele a un lado con intenciones de contarle más de una cosa que debería ésta saber. —Tsubasa, quiero que sepas que a partir de este momento, te voy a convertir en mi aprendiz —anunció el chico. —¿Tu aprendiz? —repitió lo último que dijo confundida. Él asintió. —A mí al darme el poder de gobernar este reino, se me encomendó también una misión que debía cumplir al momento en que el elegido, o en este caso elegida despertase sus poderes —explicó. —La misión que me toca cumplir ahora es convertirla en una maestra en el control del elemento tierra. —citó Riku. —¿Ser una maestra del elemento tierra? —preguntaba con tanta confusión que de verdad no podía lograr entender muy bien lo que esté quería decirle. —Esto es un legado que tiene cada reino. —aspecto. —Al momento de hacer la elección del siguiente rey, éste tiene que ser el mejor guerrero que sobre sale de todos los demás que han existido. En otras palabras, yo soy considerado como el mejor guerrero del reino Doton, ya que tengo un buen dominio de dicho elemento, y mi misión es enseñarte a ti todo lo que sé. —explicó. Al poder asimilar bien lo que se le fue contado, ahora comprendía muy bien lo que debería hacer que miro con determinación al chico que estaba fijando sus ojos en los de ella para poder observar el estado de actitud que tenía al despertar primero el poder de la tierra. —Pareces confiada en lo que vas a hacer —comentó en bajo. —No parezco, lo estoy —lo corrigió. —¿Cuándo comenzamos? —preguntó la chica. Riku sonrió al ver la emoción brotar de sus venas. —Mañana mismo, tenemos poco tiempo y en menos de tres meses tienes que estar lista, ya que después de mí tienes que ir a ver al rey de nuestro reino vecino —respondió el de ojos marrones. Durante el resto del día no hubo mucho movimiento por parte de ambos jóvenes. Ya a la siguiente mañana es que había comenzando a entrenar. El chico era un poco estricto con la chica, y era porque la situación lo ameritaba; además de que al momento de pelear contra su enemigo, éste no pensaba tenerle piedad de ella. Tsubasa, no era de las personas que le montaba quejas por ello, más bien, ella exigía casi al extremo un duro entrenamiento que pusiera en las mejores forma su cuerpo; algo debatida mente increíble porque de verdad estaba decidida a cumplir con la misión que se le fue encomendada. Con el pasar de tres meses se había vuelto en toda una maestra del elemento tierra que hasta aprendió a dominar cada una de las técnicas que para muchos guerreros eran fáciles de dominar. Estando en pleno entrenamiento su vestimenta había cambiado por completo, tenía puesto un chaleco y short semi corto a dos tres dedos más arriba de su rodilla, de un color marrón cenizas, con una guarda camisa blanca tenía puesto unos zapatos tipo montañera color negro oscuro. Respiraba agitadamente y era a causa del exceso de energía, y eso que sólo llevaba cinco horas entrenando. Al ser supervisada por su sensei que la miraba con una sonrisa de orgullo dibujada en su rostro, éste sabía que su misión estaba completa, y con ver el progreso que tuvo la castaña durante estos tres meses, era más que obvio que se encontraba preparada para partir. —Ya creo que no tenga que enseñarte más nada —dijo. —¿Esta seguro, sensei? —pregunto dudosa mostrándole respeto al chico. Riku asintió. —Sabes todo lo que aprendí durante cinco años, y eso que para ti con tan sólo entrenar tres meses, los aprendiste como si fueran técnicas fáciles de realizar —respondió. —De todas maneras, éstas tenían su grado de dificultad, ya que en más de una ocasión me desmayé a causa del exceso de energía —comentó la joven. —Es cierto, pero… De igual forma, no te detuvo eso porque ya al día siguiente entrenabas como si nada paso —agregó. Le sonrió levemente al chico de cabellos grises por eso. Desviando la mirada al frente no notó el momento en que el rostro de Riku se tornó a una seria. —Creo que es mejor que vayas empacando, mañana tienes que salir temprano en la mañana —sugirió. Tsubasa no dijo nada, y con retirarse de la sala no antes de hacerle una reverencia a su sensei, se dirigió de una vez para su habitación. Estando en dicho lugar, comenzó a empacar sin darse cuenta que estaba siendo observada por Akane que tenía minutos recostada en la puerta. —Ya te toca irte ¿Verdad? —dijo para llamar su atención. —Mi barco sale a la primera hora del día, y es mejor que tener todo listo —respondió la joven sin dejar de empacar. —Te voy a echar de menos —dijo eso con una voz baja. Sabía que era duro despedirse de una amiga, y eso que conoció a fondo su vida, porque la había considerado su confidente. —Yo también, Akane. Créeme que una de las cosas de las cuales voy a extrañar, es tu acogedora compañía —aspecto mirándola fijamente. La azabache estaba entristecida era cierto, pero… Sabía que a esta jovencita le tocaba cumplir una dura misión, y debía estar preparada para cualquier ataque sorpresa que pretenda hacerle su enemigo. Sólo fueron tres meses, un corto tiempo para llegar a apreciar demasiado a una joven que ni siquiera era de su mismo reino, pero era lo que hacía más atrayente la amistad; conocer las culturas de otros lugares, no muchas veces era aburrido.
