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    pinkprincess

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    Bueno, ya lo había anunciado antes, y aquí está :) Un fanfic de la serie de Inuyasha, donde se encuentran las típicas parejas de la serie ^^

    En cuanto a la historia, se desarrolla a finales del siglo XVIII en Inglaterra. La trama se desarrolla entorno a una familia de la nobleza, los Bialade de Yorkshire. Las aventuras, las luchas, las traiciones, la amistad y, como no, el amor, enmarcarán esta historia llena de sorpresas. El que sea buena o no, se lo dejo a su libre albedrío...



    Capítulo 1



    Una noche espesa y una tormenta terrible eran las que envolvían los sucesos. Un grupo de guardias seguían a un jinete de cabellera plateada a galope tendido. Los resoplidos de los caballos y el ruido de sus cascos eran ensordecidos por los horribles truenos que dominaban la noche.

    - ¡Qué no escape! - Gritó el hombre que parecía estar al mando. Pero el escarpado terreno y la habilidad del furtivo hacían bastante imposible que esta orden fuera cumplida.

    Pronto el terreno escarpado dio paso al llano prado, el cual terminaba en un espeso bosque. El jinete de cabellera plateada espoleó a su montura con mayor decisión, convencido de que una vez en el bosque sus perseguidores se darían por vencidos. Un extraño estruendo atravesó la tormentosa noche, podría haberlo confundido fácilmente por un trueno de no ser porque acto seguido notó una dolorosa punzada en la espalda. Le habían disparado.

    - Maldita sea - Murmuró mientras notaba el agudo dolor propagarse por todo su cuerpo y sintiendo como sus fuerzas se desvanecían poco a poco. Pero no podía parar, no podía dejar que esos hombres lo atrapasen, de ser así, sí que se podía dar por muerto.

    Con esta férrea decisión consiguió mantenerse encima del caballo hasta adentrarse en el bosque.

    El grupo de jinetes que lo habían estado siguiendo intentaron penetrar en el oscuro lugar para seguirlo, pero fueron detenidos por su jefe.

    - ¡Deteneos! - Gritó al mismo tiempo que un terrible trueno atravesaba la oscura noche.

    - Pero... mi capitán... si no lo seguimos se escapará - Se aventuró a decir uno de los jinetes.

    - No creo que con esa herida valla muy lejos - Dijo mientras guardaba el arma causante de la herida del perseguido- Y menos en un bosque como este - Levantó la mirada para observar el tenebroso bosque que se alzaba ante ellos.

    - Entonces... ¿Volvemos, mi capitán? - Cuestionó el mismo hombre de antes.

    - Sí - Respondió en un tono seco mientras tiraba de la rienda derecha para hacer girar a su inquieta montura, que respondió rápidamente al taconazo que le dio su jinete saliendo a galope.

    Sus subordinados le siguieron, no sin antes lanzar una mirada hacia al camino por el que había escapado la malherida figura.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    - Señora, no es bueno que vaya sola por el bosque - Recomendó una anciana de cabello blanco a su querida señora. - Además, no es una actitud correcta para una dama de su rango, señora. - Levantó la mirada para observar a su joven y hermosa ama.

    La joven se encontraba subida sobre una hermosa yegua castaña oscura que se movía inquieta esperando a que su jinete le indicase que ya podían irse. La muchacha, de resplandecientes y cálidos ojos marrones cual chocolate, miró con cariño a su ama de llaves. La suave brisa de la mañana mecía sus oscuros cabellos que contrastaban con la pálida piel de porcelana de su rostro.

    - Kaede... - Cogió las riendas con una sola mano y colocó la otra sobre su cintura. - ¿No crees que ya estoy bastante mayorcita? No es necesario que me estés diciendo constantemente que no debería salir sola. Ya lo sé que no está bien visto, pero... – Se acercó a la anciana y en un susurro continuó- ¿Qué más da lo que piensen cuatro brujas estiradas y cotillas? – Al volver a colocarse no pudo reprimir una carcajada al imaginarse lo que Lady Kettering diría si se enterase de sus cabalgatas, pero lo mejor sería su cara de buitre consternado. - Mientras no se entere nadie, ¿qué más da?

    La anciana sonrió, resignada y feliz al mismo tiempo.

    - Tenéis razón, señora - Era cierto, a su señora le importaba más bien poco lo que pensaban de ella las cuatro buitres cotillas de la corte. - Espero que disfrutéis del paseo, miladi. - Dijo mientras inclinaba la cabeza.

    - Claro, aunque espero no encontrarme ninguna buitre por el camino - Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro mientras decía estas palabras. - Ya me voy, regresaré pronto - Dijo guiñándole un ojo a la anciana al mismo tiempo que apretaba sus talones contra el vientre de la yegua, que reaccionó al instante ante la señal de su dueña saliendo a galope hacia el prado que se extendía delante de la mansión.

    - Esta chiquilla - Sonrió la anciana feliz - Nunca cambiará.

    Se quedó inmóvil en el mismo sitio, hasta que perdió de vista a su señora. Se dio media
    vuelta dispuesta a entrar en la casa para disponer todo lo que la joven necesitaría a su regreso.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    Una figura a caballo atravesaba veloz el prado. Su rostro demostraba una maravillosa sonrisa. Le encantaba montar a caballo por la mañana, el aire golpeando su rostro la despertaba por completo, y la adrenalina le devolvía las fuerzas que su caprichoso padre le hacía perder. Al recordar a su padre, la sonrisa desapareció de su angelical rostro. El recuerdo hizo que dejase de acompañar el ritmo de la yegua, por lo que al notarlo ésta, dio un pequeño bote y un relincho haciendo que la joven saliese de sus tristes pensamientos.

    - Truffles... compórtate - Le susurro a la yegua para que se relajase. Era cierto, no era momento para estar preocupándose por todo eso, ahora era su momento de disfrutar, de olvidar sus obligaciones y deberes. - Vamos pequeña, a ver si hoy llegamos hasta el bosque. - Alentó a la yegua a seguir corriendo colocándose en suspensión y aflojando un poco las riendas, haciendo que ésta notase menos su peso y como resultado acelerase más el galope.

    Todos los que se encontraban en los campos la saludaban al pasar, pues apreciaban mucho a su joven y encantadora señora, y ella les devolvía el saludo intentando mantener el equilibrio encima de su montura.

    Sí, a pesar de que las tierras tenían dueño, su padre, era ella la que se encargaba de que todo marchase como era debido. Pero desde la sombra, pues si alguien se enteraba de la incapacidad de su padre para gobernar la mansión, todos se echarían sobre él para conseguir el dinero, las tierras y, como no, el título. Por lo que ella se encargaba de llevarlo absolutamente todo adelante, junto a Kaede, su ama de llaves, que era como una segunda madre para ella pues la suya había muerto de tuberculosis cuando apenas tenía 5 años.

    Al llegar a las proximidades del bosque se sentó en la silla y tensó un poco las riendas para hacer que la yegua se pusiese a trote. Por un bosque tan espeso era muy peligroso ir a galope, podría engancharse con cualquier rama y caerse. Sentándose con más firmeza en la silla hizo que la yegua trotase de una forma más calmada.

    Una vez dentro del bosque, comenzó a mirar con ojos brillantes todo lo que veía. Ese año había sido lluvioso y, como consecuencia, el bosque estaba en su mayor esplendor. Todo estaba teñido de verde y los animales estaban por todas partes, atareados en recolectar comida o simplemente disfrutando del sol que se colaba entre las espesas ramas de los árboles.

    Todo era paz.

    Mientras se encontraba distraída observando la belleza del bosque, Truffles comenzó a ponerse nerviosa y a dar pequeños botes. La joven no sabía el por qué de la reacción de la yegua hasta que escuchó un relincho. Al levantar la vista vio como un caballo castaño se les acercaba a toda velocidad por el sendero, lo que la extrañó pues por esa zona no había caballos salvajes. Su sorpresa fue mayor cuando al fijarse mejor pudo apreciar que éste estaba ensillado, pero sin jinete.

    Conforme se acercaba a su posición, el caballo fue aminorando el paso hasta pararse a su lado. El pobre animal, bañado en sudor, resoplaba fuertemente mientras temblaba del cansancio. La chica temió que se desplomase ahí mismo, por lo que se bajó rápidamente de Truffles y lo sujetó por las riendas.

    - Tranquilo…- Le susurraba una y otra vez mientras pasaba la palma de su mano por el cuello del animal lentamente. Poco a poco éste se relajó y su cuerpo dejó de temblar bruscamente.- Muy bien…-Lo miró con intriga- ¿De dónde has salido tú? De seguro has dejado tirado a tu jinete por ahí…- Una sonrisita se dibujó en sus labios al imaginarse al pobre hombre tirado en mitad del bosque sin montura y, seguramente, sin comida. Mientras se imaginaba esta chistosa situación, apoyó su mano en la montura del animal.-¿Pero qué..?- Algo cálido y pegajoso se le pegó al hacerlo. Intrigada la retiró para observarla, pero su hermoso rostro se descompuso al ver su mano llena de un líquido granate.- Sangre…- Susurró horrorizada.- Esto no ha sido una simple caída.- Siguió el rastro de sangre que se deslizaba desde el asiento de la montura hasta el vientre del animal. Por la cantidad de sangre que había supo que la herida era grave.- Tengo que ayudarlo.- La decisión y la urgencia se notaron en su voz y en sus movimientos al montarse rápidamente sobre Truffles con las riendas del otro animal en mano.

    Ya llevaba un rato siguiendo el camino del bosque, pero no encontró a nadie.

    "¿Y si no llegó hasta el bosque?" Pensó la joven. "Pero... ¿Y si la encuentro? ¿Qué hago
    con esa persona?". Distraída en esos pensamientos, no se dio cuenta del pequeño barranco que había a su derecha. Al pisar la yegua, las piedras se desmoronaron por el peso haciendo que tropezase y su jinete cayese.

    -¡Ahh!- Un grito salió de su garganta mientras rodaba pendiente abajo. Cuando por fin paró, se levantó lentamente del suelo. - ¡Maldita sea!- Mientras sacudía el polvo de sus pantalones, levantó su vista para ver a Truffles parada todavía en el camino. - Magnífico - Suspiró mientras comenzaba a subir por donde había caído.

    Entonces, un destello llamó su atención. Giró su rostro rápidamente. Allí, en donde había caído ella hacía unos instantes, se encontraba un hombre tirado boca abajo. Su largo pelo plateado se encontraba esparcido y manchado de sangre por su espalda, donde parecía tener la herida.

    - Oh no...- Su rostro se descompuso y sus ojos se abrieron horrorizados. - ¡Sesshomaru!- Gritó mientras se dirigía desesperada hasta el cuerpo, arrodillándose junto a él. - Sesshomaru- Susurró al tiempo que sus ojos comenzaban a humedecerse. Posó su mano temblorosa sobre el robusto hombro y lentamente giró el cuerpo.

    Al hacerlo, el joven soltó un quejido, y cuando por fin lo tuvo totalmente girado sus ojos se abrieron por la sorpresa.

    - Tu...- Apartó el flequillo que cubría el rostro del joven.- No eres Sesshomaru…



    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*



    - Madre mía...- Kaede se movía inquieta de un lado para otro. Hacía ya mucho que su ama tendría que haber llegado.- ¿Dónde se habrá metido esta chiquilla?- Se paró momentáneamente para mirar el reloj de pie que se encontraba en la recepción de la mansión, pero nuevamente comenzó a dar vueltas desesperada. "¿Y si le ha sucedido algo a mi niña?" Su rostro empalideció mientras terribles imágenes no dejaban de aparecerse en su mente.- Dios mío, tengo que salir a buscarla.

    Se dirigió con rapidez y decisión a la puerta para que los mozos la ayudasen a buscarla, pero antes de llegar, ésta se abrió dejando ver a su hermosa señora. Una paz la inundó al verla entrar en casa sana y salva, pero esa paz se convirtió en preocupación cuando vio el rostro de preocupación de ella.

    -Señora, ¿qué es lo que...- No terminó a frase. Detrás de su señora venía un par de mozos que cargaba con un joven de cabellera plateada-¡Señor Sesshomaru!- Se dirigió rápidamente hacia el joven que transportaban los mozos, pero al acercarse se dio cuenta de que no era quien pensaba.- Pero... sino es...

    -Ya lo sé, no es Sesshomaru- La joven había empezado a subir las escaleras que daban a las habitaciones.- Yo cometí el mismo error cuando lo encontré- Le hizo una seña a los mozos para que la siguieran.- Kaede, por favor, llama al doctor para que venga.- Dio media vuelta dispuesta a guiar a los mozos hasta una de las habitaciones, pero las palabras de Kaede la pararon.

    -¿Está muy mal?- Preguntó tragando saliva fuertemente.

    - Tiene una herida de bala en la espalada.- Le dedicó una última mirada de preocupación a Kaede antes de seguir su camino.

    - Dios mío.- La anciana se dirigió hacia la cocina para que uno de los criados fuese a por el médico.- Pobre muchacho...-Susurró mientras cruzaba la puerta que daba a la cocina, no sin antes lanzar una mirada de preocupación hacia lo alto de las escaleras.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    Una joven de pelo lacio y negro se encontraba mirando por la ventana de la biblioteca hacia los espléndidos jardines que rodeaban la mansión. Hacía rato que había dejado al doctor con el joven que encontró en el bosque esa misma mañana. Aún recordaba el momento en el que doctor entró en la habitación para ver al paciente...


    -Por aquí doctor- Lo guió hasta la habitación en la que habían acomodado al joven. Al llegar a la entrada, un criado les abrió la puerta.- Gracias Harold.- Le agradeció la joven. Este hizo una reverencia con la cabeza a modo de respuesta.

    Una vez dentro, el criado cerró la puerta. El doctor se encaminó hacia la cama donde se encontraba el joven recostado boca abajo, sin camisa y con una venda cubriéndole la herida.

    - Hemos conseguido retener la sangre.- Decía mientras observaba como el doctor dejaba su maletín en la mesita de noche que se encontraba al lado de la cama y comenzaba a retirar la venda.- Pero la herida se ve muy profunda, y... bastante fea.

    El doctor terminó de retirar las vendas y las dejó al lado de su maletín. Comenzó a mirar minuciosamente la herida. Su expresión no denotaba nada bueno.

    -Tiene usted razón, Miladi.- Dijo mientras abría su maletín. De él sacó unas pinzas, las cuales introdujo lentamente en la herida. La chica tuvo que mirar hacia otro lado pues comenzó a marearse. Después de un rato, sacó las pinzas y las colocó con cuidado en la mesita, encima de las vendas.- Demasiada razón.- Suspiró pesadamente mientras se acercaba a la dama.- La bala está muy profunda, y no podré sacarla de la forma convencional. Seguramente tenga que operar para extraerla, pero...- Calló mientras bajaba su mirada con preocupación.

    - ¿Qué sucede doctor?- Preguntó alterada y bastante pálida.

    - Una vez que extraiga la bala no garantizo que sobreviva...- Levantó su mirada para mirarla a los ojos.- Puede que la bala haya dañado la columna... en ese caso, solo hay dos opciones...- Hizo una breve pausa.- Que muera, o que no pueda volver a andar... Solo un milagro podría salvarlo.

    La joven sintió como su corazón se encogía.

    - Entiendo doctor.- Bajó lentamente su mirada hasta encontrarse con el frío suelo de mármol blanco.

    - Ahora, sino le importa, voy a empezar con mi trabajo.

    - Claro que sí doctor, ¿necesita algo?- Preguntó desde la puerta.

    - Agua caliente, y vendas.- Le pidió ya de nuevo al lado de la cama del paciente.

    - Harold, por favor, trae lo que el doctor necesita.- Le pidió al criado cuando este había cerrado la puerta.

    - Sí señora- Le dedicó una breve reverencia para después dirigirse rápidamente hacia las escaleras.

    Ella lo observó alejarse. Cuando desapareció tras la puerta de la cocina, se dirigió lentamente hacia la biblioteca a esperar a que el doctor terminase...

    - Que sea lo que Dios quiera.- Dijo antes de doblar una esquina y echar una última ojeada al pasillo...


    Habían transcurrido horas desde que los dejó, y el paso del tiempo solo conseguía impacientarla más todavía. Se alejó de la ventana y comenzó a dar vueltas por la habitación.
    Como veía que nada sucedía decidió ir a su habitación para tomar un baño y cambiarse la ropa, pues la que llevaba estaba manchada de sangre.

    Para llegar hasta su habitación, debía de pasar por enfrente del cuarto en el que se encontraba el médico y el joven herido. Una vez delante de la puerta de roble macizo, se detuvo. Sopesó varias veces la idea de entrar, o de al menos tocar para preguntar cómo iba todo, pero bajó su mirada con resignación, pues sabía que no sería buena idea importunar al doctor, y siguió con su camino.

    Abrió la puerta de su habitación. Mármol blanco recubría el suelo y muebles de roble decoraban el espacio. La cama, amplia y acogedora, se encontraba en medio de la pared que enfrentaba a la puerta, con unos doseles en color pastel y dorado con pequeños toques de blanco, al igual que las cortinas de la ventanas.

    Pasó rápidamente su mirada por la habitación para encontrarse con una bañera con agua caliente, toallas y ropa limpia sobre la cama. Kaede la conocía demasiado bien. Sonrió cálidamente mientras se acercaba a la bañera, para momentos después relajar todo su cuerpo dentro del cálido y a la vez refrescante líquido que lo cubría. Se sumergió completamente para mojarse el pelo, quedándose unos segundos de más dentro. Al salir fijó su mirada en la ventana observando el cielo azul, pensando en todo lo que le había pasado hoy y en lo que sucederá después de que el doctor salga de su casa.

    “-Bueno, si sobrevive… tendré otro paciente más al que cuidar… pequeño precio que pagar a cambio de su vida-” Suspiró pesadamente al imaginarse cuidando de un discapacitado mental y de un parapléjico a la vez que llevaba sus tierras. De seguro a la siguiente que el médico debería de visitar sería a ella.


    --------------------

    Muchas gracias por leer ^^ Espero que os haya gustado, y que me dejéis algún que otro comentario a los cuales responderé gustosa. Un saludo! Nos vemos el próximo sábadooo! ^^
     
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    Taisha StarkTaisho

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    Hola amiga!

    no pude comentar antes porque cmo ya te dije solo estaba de pasada (xq la cosa es que mis hermanos me quitaron la compu -.- ¡pero aora ya la recupere!!! :)) y bueno tu fics me parece super ineterant y misterioso ¡¡Justo cmo a mi me gustan!! pero no puedo dejar d pensar ¿kien es la chica del fics? ¿Es aome o kikyo? ojala sea aome!!! espero con ansias la conti ;)
    me avisas cuando continuas?? bey!!
     
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    pinkprincess

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    Bueno, aquí os traigo el siguiente capítulo. Por fin descubriremos quien nuestra joven protagonista ;) Sin más dilación...


    Capítulo 2



    Unos golpecitos en la puerta la hicieron salir de su mundo, se había quedado hechizada observando el cielo a través de la ventana.

    -¿Si?-Alzó una de sus piernas observando como el agua se escabullía por su delicada y pálida piel. No le apetecía salir de la bañera.

    -Señora, el doctor ha terminado- La palabras de Kaede hicieron que las ganas de salir vinieran a ella como por arte de magia.

    Se levantó rápidamente tomando una de las toallas que se encontraban sobre su cama y con rapidez se secó el cuerpo. Tomó el camisón limpio y se lo colocó.

    -Kaede, por favor, pasa- La llamó amablemente.

    La anciana entró con un semblante cansado. Se notaba que ella también había estado preocupada por el joven que yacía postrado en una cama a la espera de que su suerte decidiese por él. La joven dama tomó el vestido y se lo colocó, sujetándolo por la altura de su pecho. Kaede comenzó a abotonarlo con destreza a pesar de los pequeños y escurridizos botones.

    -¿Sabes algo del estado del joven?- Concentró su mirada en un punto en el espacio a espera de alguna respuesta que le aliviase el nudo que tenía en la garganta.

    -No señora, el doctor solo salió, la mandó llamar, y volvió a la habitación.- Una vez abotonados los botones su señora se sentó en el taburete que se encontraba delante del amplio tocador de madera vieja. Kaede tomó un peine y comenzó a desenredar los nudos del lacio cabello azabache mientras la joven buscaba algo en uno de los joyeros que la rodeaban.

    Después de un rato de búsqueda, dio con ello. Una especie de palillo de plata largo con punta pero redonda y en el otro extremo una flor del mismo material con incrustaciones de piedras preciosas. La anciana dejó el peine y extendió su mano recibiendo el accesorio. Tomando el pelo con una sola mano, la varilla en la otra y unos rápidos movimientos, los cabellos azabaches se encontraban recogidos en un sencillo pero elegante moño sostenidos por la fina varilla.

    -Gracias Kaede.- La joven le dedicó una sincera sonrisa de agradecimiento y se dirigió a la puerta, cerrándola lentamente y dejando tras de sí a Kaede.

    Sus pasos nerviosos resonaban por el ahora solitario pasillo que conducía a las habitaciones de invitados. Por su mente no dejaban de pasar una y otra vez imágenes de lo que podría encontrarse al entrar a esa habitación. Un cuerpo frío cubierto por una manta. Un joven pálido como un muerto aún inconsciente. Ninguna de las dos opciones le aliviaban el peso que se estaba formando en su pecho a medida que se acercaba a la habitación. Ya se encontraba frente a la puerta. Se acercó a ella, dispuesta a tocar. Pero sus nudillos se quedaron a milímetros de la dura madera. Sentía como el aire se le comenzaba a ir de los pulmones, por lo que cerró los ojos y respiró lenta y profundamente. “Relájate, no pasa nada” Se animaba mentalmente. Al abrir sus ojos la determinación brillaba en esos orbes marrones.

    Tocó la puerta.
    Silencio.

    Se extrañó, ¿se habría equivocado de habitación? Imposible. Volvió a repetir el gesto.

    Silencio.

    Volvió a acercar los nudillos a la puerta.

    -Adelante.- No le dio tiempo a llegar a tocar la madera pues esas palabras la detuvieron. Suspiró aliviada y entró.

    Lo que vio la dejó totalmente helada.

    El joven de hace unas horas, el maltrecho y medio moribundo, se encontraba ahora en la repisa de la ventana mirándola fijamente. Tenía el torso descubierto y una venda que se lo rodeaba por completo. Al fijarse mejor en él pudo observar un apuesto joven de cuerpo esculpido y bronceado. Su rostro, duro pero atractivo, estaba… ¿Sorprendido? No supo descifrar lo que sus ojos decían, unos ojos dorados como el sol que la miraban a ella con un brillo extraño.

    -Como puede comprobar.- El doctor la sacó por completo de sus pensamientos, pues se había quedado examinando al estático joven.- El paciente se encuentra bastante bien.- Miró al susodicho con una amplia sonrisa.- Mis pronósticos estaban equivocados. La bala no dañó ningún órgano vital, ni tampoco la columna, fue una operación sencilla.- La sonrisa la dirigió ahora hacia ella.

    -Entonces… ¿Por qué tardó tanto?- Cuestionó extrañada.

    -Pues porque se despertó cuando estaba a punto de extraerle la bala, y digamos… que no fue fácil convencerle de que solo quería ayudarlo.- El aludido soltó un bufido de disgusto y desvió su mirada hacia la ventana. Este gesto le pareció muy gracioso a la dama.- Bueno, mi trabajo aquí ha terminado.- Comenzó a recoger sus cosas y a meterlas en el maletín.- Por hoy. Mañana volveré para ver cómo va todo y para cambiarle el vendaje.- Al terminar de guardarlo todo se dirigió a la puerta, y cuando estuvo a punto de salir, se giró.- Hasta pronto, Miladi.

    Cerró la puerta y silencio.

    Se quedó mirando la puerta por la que había desaparecido el doctor. Estuvo así durante un rato, hasta que sintió una mirada en su nuca. Se giró para encarar esos ojos dorados. Los miraba con decisión al principio, con rudeza en su hermoso rostro, pero al final cedió y todo se transformó en una mezcla de dulzura y comprensión. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa que pilló desprevenido al acechador, haciendo que éste girase su rostro de nuevo a la ventana. El sol del atardecer que se filtraba por la ventana se reflejaba en su plateado pelo, dándole un hermoso brillo entre anaranjado y dorado parecido al de sus ojos.

    “Normal que lo haya confundido con Sesshômaru, son idénticos” Lo siguió mirando por un
    largo rato, recordando a esa persona, y la sonrisa que antes el joven frente a ella le había sacado se fue oscureciendo, hasta no mostrar nada más que tristeza.

    -Deja de mirarme con esa cara, no me gusta.

    -¿Qué?- La joven abrió sus ojos sorprendida. Él la estaba mirando con el ceño fruncido, ¿enfadado? No, molesto.

    -Pues eso, que no pongas esa cara.- Desvió nuevamente sus ojos hacia la ventana.- No te pega.

    ¿Qué no le pegaba?

    -¿Qué quiere decir con eso?- No la conocía de nada y le decía que no le pegaba estar triste, como si la conociera de toda la vida.

    -Los rostros hermosos no deben de estar tristes.- Esta vez ni siquiera se dignó a mirarla. ¿Tan interesante era lo que había al otro lado de la ventana? Miró hacia otro lado incómoda. Él le causaba ese efecto con su forma de actuar.- ¿Por qué?

    Otra vez la pillaba desprevenida, aunque con sus preguntas y afirmaciones era normal.

    -¿A qué se refiere?- Alcanzó a decir para no demostrar que la estaba poniendo nerviosa con sus preguntas.

    -A por qué me salvó la vida, no era su problema y aun así lo hizo.- Esta vez si la miró, directo a los ojos. Se quedó mirando por un largo tiempo esos orbes dorados como el mismo sol, pensando en la respuesta. Era verdad, ¿por qué lo había hecho? ¿Debilidad por las ovejitas indefensas? No, él no era una ovejita indefensa, algo en su interior le decía que no entraba en esa categoría. ¿Entonces?

    -Supongo que era mi deber.- Ni siquiera ella estaba convencida de la veracidad de su respuesta. Él tan solo mostró una sonrisa resignada.

    -Gracias, de todos modos.- Se levantó y se colocó frente a ella, momento en el que pudo apreciar su altura, le sacaba por lo menos una cabeza. Luego de admirar su altura, se percató de la corta distancia entre ambos y dio un paso atrás, para observar su mano tomar la suya y depositar un beso en ella.- Encantado, miladi, Inuyasha Taisho para servirle.- Y para coronar su actuación, una flamante sonrisa de medio lado que le subiría los colores a cualquiera.

    -¡Ah! Claro.- Se había quedado atontada por su brillante cortesía, por lo que tardó un rato en reaccionar a su saludo.- Lady Bialade, hija del conde Bialade de Yorkshire. Lin para los amigos.- Una dulce sonrisa dio por terminada la presentación.



    --------------------------

    Antes de nada, aclaración! xDD Recordad que las parejas son las típicas, así que no penseis que voy a hacer algo raro con Lin e Inuyasha xDD

    Luego, Taishita Taisho. Muchas gracias por tu comentario y por tu "Me gusta". Se que ya te lo dije, pero en serio te estoy muy agradecida, porque me da ánimos para seguir :) Siento decepcionarte en cuanto a la identidad de la chica, pero todo tiene su por qué ;) Así que no te preocupes, Kagome tendrá su aparición! ^^

    Por último, una buena noticia :) Como esta capítulo es más corto que el anterior (es la mitad de corto... xDD ) el próximo lo pondré antes, es decir, lo subiré el miércoles ^^ Así que, hasta entonces!! ;)
     
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    Taisha StarkTaisho

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    Ola amiga!

    bueno pasaba por qui viendo kien era mi chica misteriosa cuando... ¡¡¿Lin?!! :confused: eso si ke no me lo
    esperaba, aunke cuando lo konfundio cn sessho me parecio raro aore beo xq... bueno eso si ke no me lo esperaba pero siges teniendo intriga!! y eso esta buenisimo!!! ojala kagome aparesca pronto!!! ademas me muero!! Inuyasha siempre es precioso pero cmo lo estas poniendo (x aora) en tu fics me enkanta!!!!!!
    espero la conti!!! :D
     
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    pinkprincess

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    Bueno, se que llega un día más tarde de lo que prometí, pero en serio, he estado más liada... u.u Así que ya no les hago esperar más :3 Aquí va! ^^


    Capítulo 3.



    -Y… dígame, señor Inuyasha- Llamó su atención. El joven sentado a su lado levantó la vista de su comida.- Podría preguntar…

    -No - La respuesta fue cortante y clara, no le diría el motivo por el que lo encontró en ese estado en medio del bosque.

    -Entiendo - Lin bajó su mirada hacia su plato. Apenas había comido nada, y esto se estaba convirtiendo en una costumbre.- Entonces, le preguntaré otra cosa.- Esta vez no levantó la mirada.

    -Adelante.- Se llevó una pinchada de pollo asado a su boca.

    -¿Tiene a alguien que lo pueda echar en falta?.- Su tono natural y tranquilo al preguntar semejante cosa hizo que el pollo que Inuyasha se estaba comiendo se le atragantase, provocando una sonora tos.

    -Pe-pero… ¿a qué viene esa pregunta?- Su tono de voz había cambiado, ya no era tranquilo y cortés como el de antes, sino asustado y rudo. Lin lo miró sorprendida, ¿qué se habría pensado que significaba la pregunta?

    -Pues por si debo de enviar una carta para avisar de que se quedará aquí hasta que se recupere de la herida.

    -Ahh… que era eso…- Dio un suspiro aliviado- Por un momento pensé… ¡Bah! Mejor déjalo- Definitivamente su comportamiento había dado un giro por completo.

    “¿Ahora me tutea?” Se quedó un largo rato mirándolo, intentando descubrir que estaba pensando, y quien era en realidad.

    -Debo de decir.- Hizo una pausa para llamar la atención del joven.- Que su comportamiento me sorprende, primero es cortés y ahora me tutea. Extraño.- Frunció un poco el ceño para enfocar mejor su mirada en él.

    -Bu-bueno… es que…- Una campanilla resonó en la habitación. Kaede no tardó mucho en aparecer en el gran salón, donde ellos estaban tomando el almuerzo.- ¡Vaya! El postre.

    “Salvado por la campana” Sonrió divertida. Le pareció gracioso el suspiro de alivio que dio al ver que la conversación terminó. “Tenemos una conversación pendiente, Inuyasha” Se quedó observando como él engullía su postre, pues no tenía otro nombre lo que estaba haciendo.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    Ya había pasado una semana desde que Inuyasha se alojaba en la casa del conde Bialade, por cortesía de su hija. Durante esa semana, Lin se había dado cuenta de cómo era su invitado en realidad. Toda la galantería que le había mostrado en un principio se fue retirando mostrando un carácter tosco e infantil por momentos. Se dio cuenta de eso en la primera visita del doctor para ver al paciente…



    -Bueno, señor Inuyasha, déjeme ver esa herida.- El doctor llevaba un rato intentando que Inuyasha se quedase quieto para que él pudiese ver cómo estaba la herida.

    -¡Ya le dicho que está bien, viejo!- Tanto el doctor como la joven se quedaron de una pieza. Le había dicho viejo al doctor, tal cual haría un niño.

    -¿Vi-viejo?- La cara del señor Totosai se tornó roja, y su expresión se volvió molesta, enfadada.- ¡A mí nadie me llama viejo! ¡Y menos un jovencito maleducado!- Cogió su maletín y se dirigió a la puerta de la habitación.

    -Señor Totosai, espere por favor.- Intentó convencerlo Lin.

    -Volveré más tarde, miladi.- Le dedicó una leve reverencia.- ¡Cuando ese jovencito aprenda a comportarse! – Lo señaló enfadado antes de salir por la puerta con un fuerte portazo que hizo que Lin se asustase.

    Se volvió hacia Inuyasha con el ceño fruncido, mientras que él solo se cruzó de brazos y le dio la espalda como un niño pequeño.

    -¡Feh! No necesito que nadie me cuide, ¡estoy perfectamente!- Lin sustituyó su enfado por una sonrisa pícara y se acercó lentamente a él.

    -¿Si?- Le preguntó ya detrás de él- Entonces, no le importará que haga esto- Rápidamente hundió su dedo índice cerca de donde estaba la herida, con la suficiente fuerza para hacer que Inuyasha diese un salto del dolor.

    -¡¿Estás loca?!- Tenía su mano colocada en la parte de delante de la herida y una expresión de dolor en su rostro. Lin frunció el ceño ante su expresión.

    -Si tanto le duele deje que el doctor se lo cure.- Le dio la espalda y se dirigió hacia la puerta.- Haga el favor, y no sea crío.- Abrió la puerta y al salir dio un golpe parecido al del doctor.



    O cuando se enfrentó al hijo del mozo de cuadra…



    Lin leía tranquilamente un libro en el jardín de atrás, bajo los cálidos rayos del sol.

    Inuyasha pareció entrar en razón después de que ella le dejase solo en la habitación, pues a las pocas horas fue a buscarla para disculparse, y aceptó sin rechistar que el doctor le examinase la herida. Eso había pasado hacía ya dos días, y desde entonces no había tenido otro problema con su “invitado”. Pero entonces…

    -¡Señorita Lin!- Dejó su lectura al escuchar el grito. Cuando levantó la mirada se quedó de piedra.

    Shippo, el hijo menor de su mozo de cuadra y el causante del grito que la desconcentró de su lectura, corría despavorido hacia donde ella se encontraba con lágrimas en el rostro y una expresión de terror. Lo peor de aquella visión era ver al “caballero” que se alojaba por culpa de una herida en su casa, correr detrás del pequeño con los puños alzados y una expresión de enfado que tiraba para atrás.

    -¡No huyas mocoso!- Le gritó mientras se acercaban más hacia ella.

    -¡Socorro, miladi!- El pequeño saltó al regazo de la paralizada joven, haciendo que ella reaccionara y lo rodeara con brazos protectores- Ese cavernícola me quiere matar.- Señaló a su perseguidor con su pequeño dedito.

    -¡¿Cómo que cavernícola?!- Le gritó el joven alzando un puño enfurecido.

    -Inuyasha.- Le frenó Lin, pues él estaba dispuesto a enterrar ese puño en la cabeza del pequeño.-Pare, ¿no ve que tan solo es un niño?- Lo miró con mirada acusadora.

    -¡¿Solo un niño!?-Preguntó incrédulo el acusado-¡Ese monstruo casi me mata!- Volvió a gritar lleno de cólera.

    Lin miró sorprendida hacia el indefenso niño que se encontraba entre sus brazos.

    -¡Mentira! No es mi culpa que sea tan torpe.- El tono del niño pasó de asustado a acusador, y su mirada ahora era burlesca.

    -Un momento.- Esas palabras evitaron que Shippo fuese agredido por Inuyasha, pues este había intentado propinarle un buen puñetazo al ver la burla del niño.- A ver Shippo, cuéntame que fue lo que sucedió.- Interrogó amablemente al niño.

    -Pues verá, miladi, yo estaba ayudando a mi padre a dar de comer a los caballos, cuando este cavernícola.- Nueva mirada acusadora para Inuyasha.

    -Shippo, no lo insultes.

    -Bueno, el caso es que “eso”- Señaló a Inuyasha- Se metió en una de las cuadras. Yo llevaba un cubo con agua sucia y un rastrillo. Mi padre me pidió ayuda pues uno de los caballos, Tempête, se estaba escapando. Yo dejé las cosas en el suelo y fui corriendo a ayudarle.

    -¡Sí! Enfrente de la puerta de la cuadra donde yo estaba.- Bufó Inuyasha enfadado.

    -¡No es mi culpa que no mires por donde pisas!- Le gritó el pequeño haciéndole una burla.- El muy tonto cuando salió no miró bien, y metió el pie en la cubeta.- Lin abrió los ojos sorprendida.- Y para colmo, después de las palabrotas que dijo, posó el otro pie en el rastrillo, y éste le dio en toda la cara de tonto.- Mirada acusadora de nuevo para Inuyasha.

    -¡No me habría pasado eso si lo hubieses dejado en su sitio, mocoso!

    -Pero, Inuyasha, eso fue un accidente, ¿por qué entonces lo perseguía de ese modo?- Cuestionó Lin, pues no entendía el motivo de su agresividad hacia el niño.

    -Pues porque ese demonio lo único que hizo fue reírse de mí y llamarme tonto y torpe en toda mi cara. Me acerqué a él para que se disculpase, y lo único que se le ocurre es echar a correr y tirar un cubo de agua, por lo que me resbalé y casi me parto la cabeza en el suelo.- Explicó furioso y con aspavientos.

    Lin se quedó callada. Pero pronto comenzó a reírse al imaginarse tan cómica escena. Shippo se sorprendió, pues hacía mucho que no veía reír a su joven señora, y lo había hecho ese cavernícola. Inuyasha, por su parte, se enfadó más.

    -No le veo la gracia.- Entrecerró los ojos mirándola fijamente.

    -Perdóneme, Inuyasha, pero no lo he podido evitar.- Nuevas carcajadas.

    El objeto de las risas de Lin y de las nuevas burlas de Shippo cruzó los brazos y se dio media vuelta alejándose del lugar.

    -¡Feh!- Gruñó alto.- Me voy a otro sitio donde se me respete y se me tenga en cuenta.- Giró repentinamente dedicándole una mirada acusadora a Lin, que todavía no podía parar de reír.


    Lin se miró en el espejo de su tocador, pero no se sorprendió en ver una sonrisa adornando su rostro. Desde que Inuyasha había llegado esto era costumbre en ella.

    -Señora, ¿sucede algo?- Preguntó Kaede al tiempo que llegaba con un vestido entre su ancianas manos. Había notado que su señora había cambiado. Lin giró en la silla y le dedicó una cálida sonrisa.

    -Nada Kaede, no te preocupes.- Volvió a mirarse en el espejo apoyando los codos en la madera del tocador. Definitivamente algo había cambiado. Sonrió nuevamente y descansó la cabeza en sus manos, mientras Kaede se debatía por el vestido más apropiado.



    -----------------

    Taishita, no te lo esperabas, ehh? xD Eso me agrada, que no sea predecible :3 Eso crea suspensee! xD Y espero que el Inu de este capi siga siendo de tu agrado, aunque su actitud es la más fácil de hacer, a mi parecer, ya que es como un niño chico con oleadas de madurez, y eso me encataa! ^^

    Si, lo se, este también es corto... me he dado cuenta cuando me he puesto a revisarlo... xD No me lo puedo creer! La buena noticia es que el sábado volverá a haber conti :3 Y el cuarto si es más largo, lo acabo de mirar! xD Bueno, espero que les haya gustado :) Dejen sus comentarios!! ^^
     
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    Taisha StarkTaisho

    Taisha StarkTaisho Usuario común

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    Ola!!

    No solo me gusto este Inu, lo amo esta perfecto y me agrada mucho ;) wow ademas
    me tienes muy intrigada tu fics es d mucho suspenso y ademas me esta gustando esta relacion q ai entre inu y lin (aunke yo soi fanatica del inuXkag) me agrada, pero lamentablemente inu es de aome y lin del señor sesshomaru n.n, ojala sigas cn el fics pronto!! xq esta buenisimo!!!
     
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    pinkprincess

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    En primer lugar... Mil perdones por la demoraa!!! >< En serio, no he podido subir el capi antes :( Así que no me enrollo más y lo pongo ^^ Disfrutadlo! ;)



    Capítulo 4:


    El sol empezó a asomarme por el horizonte, bañando todo lo que alcanzaba de un color anaranjado.

    El frío de la mañana le golpeó suavemente el rostro, pero no le importó, pues estaba sudando debido a la pesadilla que había tenido. Normalmente dormía poco, pero esta vez había sido la peor. Apenas había logrado dormir una hora, y para cuando lo consiguió, las pesadillas volvieron a su mente.

    Miró el sol fijamente, que en ese momento bañaba también sus cabellos negros. Lin se sentó en el murillo de la ventana rodeándose las rodillas con sus delgados brazos. Aún tenía la respiración agitada por la última pesadilla. Siempre las había tenido, pero nunca tan intensas.

    Bajó la mirada apenada. Nunca le gustó recordarlo, eso le dolía mucho. Hacía que se le encogiese el corazón y que se le formase un nudo en la garganta. Antes abría llorado, pero hace tiempo que se le agotó el llanto.

    - Miroku…- Sollozó mientras escondía su rostro entre las rodillas.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    - Lin…- La llamó Inuyasha.- ¿Estás bien?- Su tono era de preocupación.

    - ¿Por qué lo pregunta?- Contestó mientras jugaba con su desayuno. Apenas lo había probado.

    - ¿Por qué? - Repitió incrédulo.- Pues aparte de que no has probado bocado, tienes cara de muerta- Su tono le sacó una sonrisa a Lin.

    - Pues, no tengo mucha hambre, Inuyasha.- Empujó su plato hacia delante mientras se levantaba, dando así la conversación por zanjada. Pero Inuyasha no entendía esas sutilezas que ella usó.

    - ¿Y la mala cara?- Preguntó mirándola de reojo.

    - ¿Le apetece dar un paseo a caballo?

    - No cambies de tema.- Le reclamó ofuscado.

    - Ya sabía que sí.- Le sonrió - Le diré a Kaede que prepare un picnic.- Salió del comedor seguida por Inuyasha.

    - ¿Por qué me …? ¿Picnic?- Preguntó interesado, olvidando el tema por el que la perseguía.

    - Sí.- Sonrió satisfecha. El truco de la comida nunca falla con alguien como Inuyasha. Glotón. A Miroku solo había que mencionarle a una chica bonita. Se detuvo de repente con cara de consternación. ¿Por qué había pensado en él?

    - Lin… ¿sucede algo?- Cuestionó Inuyasha preocupado. Su rostro había cambiado drásticamente.

    - Subo a cambiarme y enseguida vamos a las caballerizas.- Dijo al recuperarse del shock, e inmediatamente reanudó su subida. Claro que sabía por qué había pensado en Miroku. Por Inuyasha.




    *-*…*-*…*-*…*-*…*-*...*-*...*-*...*-*


    Inuyasha llegó primero a las caballerizas, donde, de nuevo, se agarró a pelear con Shippo. Y de no ser por la aparición de Lin, el pequeño se habría llevado un buen golpe.

    -Inuyasha, por favor. Compórtese.- Le regañó Lin.- Parece que tiene la misma edad que Shippo.

    Él tan solo cruzó los brazos y refunfuñó por lo bajo mientras le dirigió una mirada de odio al jovencito.

    - Señorita Lin, ¿es cierto que se va sola de picnic con éste?- Señaló preocupado el pelirrojo.

    - Si, ¿por qué esa preocupación?- Se extrañó Lin.

    - Por qué pregunta.- Susurró Shippo para sí mismo mirando hacia otro lado.- ¿Puedo acompañarlos?.- Inuyasha se giró rápidamente hacia el chico.

    - ¡¡Por supuesto que… !!

    - Sí- Se le adelantó Lin- Claro que puedes venir Shippo.- Le sonrió cálidamente.

    - ¡¿Qué?!- Replicó incrédulo Inuyasha.

    - Bien.- Dijo Shippo emocionado. Si iba podría proteger a la señorita del cavernícola.

    - Bueno, Inuyasha.- Giró hacia el consternado.- ¿Ha elegido que caballo montará?

    - No.- Contestó seco y malhumorado. Si el mocoso iba no podría estar a solas con Lin.

    - ¿Por qué no monta a Tempête?.- Sugirió maliciosamente Shippo.

    - No se Shippo si él podrá con Tempête…- Dudó Lin. Pero Inuyasha no tardó mucho en saltar al ver que sus cualidades de jinete eran puestas en duda. Aunque Lin no dudaba por las cualidades de Inuyasha, sino por otra cosa.

    - ¿Qué quieres decir con eso?.- Espetó Inuyasha herido.

    - Que serás tan malo que duda que seas capaz de montarlo, tonto.- Explicó Shippo.

    - ¡Shippo!- Le regañó Lin- No es eso Inuyasha, no es que dude de sus capacidades como jinete, es tan solo que…

    - Entonces no pasa nada, montaré a Tempête- Aseguró Inuyasha.

    - Pero…- Intentó contrariarlo Lin. ¿Cómo decirle que no, sin herir su orgullo y sin ser descubierta?

    - No pasa nada, señorita.- Gozó Shippo. Su plan marchaba bien.

    - Pues no se hable más.- Lo retó con la mirada Inuyasha. Y ambos desaparecieron para enjaezar sus respectivos caballos.

    Lin suspiró apenada. Más tarde tendría que hablar seriamente con Shippo. Pero en ese momento solo debía preocuparse por enjaezar a su yegua y por que esos dos no se matasen.

    Una vez en el patio de las caballerizas, Lin se subió en Truffles y esperó a que Shippo se subiese en Ciocolat, un caballo pío castaño. Fue cuando se subió que Inuyasha apareció con Tempête, colocándolo en el centro del lugar. El caballo estaba muy tranquilo, algo muy extraño en él.

    - No hace falta.- Le dijo al mozo que se acercó a él con el propósito de sujetar las riendas del animal, pues al hacerlo el caballo se puso nervioso.

    Una vez que el mozo se había retirado, Inuyasha puso su pie en el estribo, y, después de unas palabras susurradas y unas palmadas cariñosas, se subió al imponente semental castaño oscuro como si fuese el más dócil de las ovejitas. Y ese fue el momento en el que a Lin se le encogió el corazón y a Shippo se le abrió la boca como medio metro.

    - Bueno.- Inuyasha se acercó al consternado Shippo.- ¿Nos vamos?- Preguntó arrogante, pues sabía que había ganado.

    Lin no respondió, directamente hizo girar su montura y se puso a galope sin decir nada. No podía seguir viendo a Inuyasha sobre Tempête, pues los dolorosos recuerdos no dejan de asaltarla.

    - ¡Lin!- La llamó Inuyasha extrañado, ¿por qué ese comportamiento?- ¡Espera!.- Y salió a galope detrás de la chica.

    - ¡Esperen!- Gritó Shippo una vez recompuesto.- Siempre me dejan tirado.- Refunfuñaba mientras intentaba seguirles el ritmo a Inuyasha y a Lin, pero sin mucho éxito.

    Lin no detuvo su montura hasta que no estuvo segura que estaba bastante alejada de la casa. Fue entonces que escuchó un relincho tras ella. Inuyasha se les acercaba al galope con cara de preocupación. Lin lo observó consternada. Le recordaba tanto a él… Algo húmedo recorrió su mejilla. Lo limpió sorprendida y miró en su dedo la pequeña gota salada. Cerró el puño con fuerza e impotencia a la vez que volvía a ordenar galope a Truffles. No quería que Inuyasha la viese llorar, pues le preguntaría el por qué y ella no quería hablar de eso.

    -¡Lin!- La llamó por enésima vez. Inuyasha miró molesto como volvía a huir de él, porque eso era lo que le parecía, que huía de él.- ¿Qué le pasa ahora a esta mujer?- Inuyasha espoleó su caballo, que después de rechistar con un bote ante el gesto salió a galope tendido en persecución de la joven. Le costó más de diez minutos conseguir colocarse delante de ella para que se frenase.- ¿Se puede saber que te sucede?- Inquirió molesto y cansado.

    - Nada.- Su voz era agitada, al igual que su respiración, y no por la carrera, sino por haber estado llorando.- No me pasa nada, ¿por qué lo preguntas?

    - ¿Por qué?- Repitió incrédulo, como si ella hubiese hecho la pregunta más tonta del mundo.- Pues porque me tienes a la carrera detrás de ti desde que salimos, y sin ningún motivo.- Le reprochó con seriedad.- Me tenías preocupado.- Esa actitud le volvió a recordar a la persona por la que había estado llorando, él siempre se preocupaba en todo momento por ella.

    - Inuyasha, yo…- Tenía la intención de explicarle el por qué de su comportamiento, pero las palabras no atinaban a salir de sus labios.- Yo quiero decirte que…

    - ¡Por fin los encuentro!- Exclamó un muy cansado Shippo, que al llegar junto a ellos casi se cayó del caballo por el cansancio.

    - Bueno, Lin, ¿qué me querías decir?

    - Esto…- Buscó tiempo nerviosa. En ese momento, delante de Shippo, no se sintió con el mismo valor de hacía unos instantes, así que hizo lo que todo el mundo hace en estas situaciones. Mentir.- Yo creo que este es un lugar perfecto para hacer el picnic.- Rió nerviosa, esperando que funcionase, pero Inuyasha no era tan tonto.

    -¿Cómo se le ocurre traerme así, señorita? Casi me muero en el camino.- Suspiró pesadamente el pequeño mientras se resbalaba hasta el suelo por la silla.

    - No lo hubieses hecho.- Habló por lo bajo Inuyasha para él mismo, pues gracias a su aparición Lin no le contó el motivo de su comportamiento.

    Después de cinco minutos el picnic ya estaba montado, los caballos pastando tranquilamente por el lugar e Inuyasha y Shippo devorando como si la vida les fuese en ello los diferentes pastelitos, frutos y bocadillos que dentro de la cesta se encontraban. Lin se conformó con una manzana, no tenía estómago para mucho más, ni siquiera estaba segura de poder acabársela. Después de darle su manzana a medias a Truffles y de la pelea que tuvieron el par de “hombres” por el último bocadillo, comiéndoselo finalmente Tempête en un descuido de ambos, todo era silencio y paz.

    Inuyasha se tumbó apoyando la cabeza en sus brazos y Shippo se fue a jugar con los caballos, mientras, Lin no dejaba de mirar el horizonte con la mirada perturbada. Todo lo que Inuyasha hacía le recordaba a él… En parte eran parecidos, distintos temperamentos, pero igual de sobre protectores con ella y las mismas habilidades como jinetes.

    - Lin…- La llamó Inuyasha. Ella desvió su mirada hacía él.- ¿Me vas a decir el motivo por el que estás de ese modo?

    Nuevamente, Lin sintió como el aire abandona sus pulmones. Antes había estado decidida ha decírselo, pero… ¿ahora? Fue entonces que vio a Shippo montar sobre Truffles a pelo.

    - ¿Has visto que bien monta Shippo?- Cambió de tema bruscamente.

    - Sí, pero eso no es lo importante, ¿me vas o no…?

    - Incluso se pone en pie, ¡mira!- Señaló efusiva con el dedo a Shippo. Unos ojos dorados se clavaron en ella con fastidio. Le molestaba que cambiase de tema, por lo que refunfuñó y se dio media vuelta dándole la espalda a Lin, quien suspiró aliviada. El carácter infantil de Inuyasha le había salvado de dar explicaciones, de momento.

    Se tumbó de costado intentando descansar lo que por la noche no había podido, pero las pesadillas volvieron a asaltarla…

    - ¿Hola? ¿Hay alguien?- Pregunté asustada. El sitio era todo oscuro, no veía nada. Entonces escuché un ruido a mis espaldas. -¿Quién es?- Me alteré todavía más cuando me di la vuelta y me encontré con él.- Miroku…- Susurré con las lágrimas nublando mi vista. Me lancé a sus brazos rodeándolo fuertemente, pero él no me correspondió.

    - Por tu culpa…- Susurró fríamente.

    - ¿Qué?- Levanté la cabeza consternada.

    - Por tu culpa.- Me apartó de él bruscamente.- Por tu culpa estamos muertos, ella y yo.- Miró hacia nuestra derecha, y ahí, delante de nosotros, se apareció una hermosa mujer de pelo castaño. Me alegré al verla y corrí hacia ella.

    - Sango.- La tomé de la manga.- Dile que no es verdad, no fue mi culpa.- Supliqué. Pero al mirarla a los ojos no vi nada, solo eran unas esferas profundas, oscuras y tristes.

    - Es tu culpa…- Susurró.

    - No…- Me alejé de ella lentamente.- No fue mi culpa.- Me dejé caer al suelo.

    - Tú nos mataste…- Miroku se encontraba delante de mi con acusación en sus ojos.

    - Asesina.- Se unió Sango a Miroku.- Asesina.- Repitió.- Asesina.- Esa vez Miroku se unió a ella, y repetían una y otra vez la misma palabra.

    - No… no… no… ¡No!- Grité desesperada mientras me tapaba los oídos con las manos.- ¡No! ¡Yo no fui!.- Miré suplicante a Miroku.- Miroku, créeme… Por favor, Miroku.- Las lagrimas empapaban por completo mi rostro mientras le suplicaba que me creyese.- ¡¡¡Miroku!!!


    - ¡Lin!- La zarandeó Inuyasha desesperado.- ¡Despierta!

    - ¡¡No!!.- Se despertó gritando. Estaba totalmente empapada en sudor y con la respiración entrecortada. Miró a Inuyasha y lo abrazó fuertemente escondiendo el rostro en su pecho.- Yo no fui.- Susurró.- No fue mi culpa…

    - Lin, tranquila… relájate.- Acarició lentamente su cabeza, mientras Lin intentaba relajarse entre sus protectores brazos. - Lin… ¿qué has soñado?.- Se aventuró a preguntar después de un buen rato en la misma posición.

    Ella se separó bruscamente.

    - No quiero hablar de ello…- Desvió su mirada hacia el horizonte. Inuyasha la observaba preocupado. Su rostro estaba más pálido de lo normal, además de que sus ojos no brillaban, estaban tan apagados como una noche sin estrellas. No podía verla así y no saber el motivo, así que la tomó del mentón con determinación y le hizo que lo mirase a los ojos.

    - Confía en mí.- Su voz sonó seria y determinante, pero envuelta en una capa de dulzura y comprensión.

    Entonces, Lin lo volvió a ver. Inuyasha le recordó tanto en ese momento a su difunto hermano Miroku…


    -----------------------------

    Taishita: gracias de nuevo por tu comentario :) Si te gustó Inuyasha en el anterior, no me imagino en este! Yo, personalmente, me enamoré de él (y mira que soy Sesshomaru 100% xDD). Y claro que Inu es de Kagome y Lien de Sess, eso no lo cambio por nada del mundo!! ^^ Pero pronto descubriremos los "sentimientos" de Inuyasha hacia Lin ;)

    Vuelvo a pedir disculpas por el retraso, y las pido por adelantado, porque no se si podré poner este sábado la continuación... u-u Lo intentaré, pero no prometo nada. Lo que si os puedo asegurar es que el próximo capítulo será laargo, tanto que estoy pensarlo en dividirlo en dos... xDD Además, descubriremos un poco más del misterioso pasado de nuestra Lin y el por qué de muchas cosas ^^

    Nos vemos en el próximo capi!! ^^
     
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    Taisha StarkTaisho

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    Nooo este capitulo estuvo d muerte!!, me kede asi :eek:... me tienes pero super intrigada!!! cmo es ke lin tiene esas pesadillas?!?!?! acaso ella en verdad la asesino o abra algo mas!!??!! :confused: kyya la verdad
    me enamore de este fics super intrigante, llenos d misterio y x lo ke leo con lago d drama y
    espero ke tenga romance y cmo ya te dije me super enamore de este inuyasha ♥♥♥♥ espero
    cn ansias la conti y poder calmar mi intriga!!! espero tu aviso!! bye!
     
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    pinkprincess

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    Por fiiin!! El quinto capítulo de la historia!! No me vayan a matar... u.u Si supiesen por todo lo que he pasado! Pero bueno, no me demoro más :) Aquí está el quinto capítulo, aunque es la primera parte, pues es taaaaan largo que no me coge en uno solo... Intentaré tener la segunda parte lo antes podible ^^


    Capítulo 5. Parte 1.


    Me miro en el espejo sonrojada. El vestido verde esmeralda que llevo puesto es precioso.

    - ¿Te gusta?- Oigo tras de mí. Me giro rápidamente encontrándome sus ojos violetas. Y sonrío.

    - Es precioso hermano- Me acerco y le doy un fuerte abrazo.- Siempre tan acertado con la talla, ¿no Miroku?- Lo miro de forma pícara. No me es desconocido lo mujeriego de mi hermano.

    - Bueno, es normal que conozca tu talla, eres mi hermana- Me guiña un ojo.

    - Pues no te he visto nunca fallar con la talla de tus regalos.- Me dirijo al tocador para colocarme los pendientes de esmeraldas a juego con el vestido.

    - Touché, hermana.- Se acerca a mí y me coloca las manos sobre mis hombros descubiertos a causa del corte del vestido.- Estás preciosa.- Veo su sonrisa reflejada en el espejo. No me extraña que Sango se haya enamorado de él, a pesar de ser un pervertido. La sonrisa que tiene para la gente que le importa le hace ser hermoso, y no lo digo porque sea su hermana.- Bueno, ya todos los invitados deben de estar abajo esperando a la protagonista de la noche.- Se inclina tomando mi mano entre las suyas y depositando un beso en ella.- No los hagas esperar mucho, y disfruta de tu cumpleaños.- Me dedica una última sonrisa antes de salir por la puerta.

    Tiene razón, esta va a ser una noche especial, la noche en que cumplo 16 años…

    - La hija del conde Bialade de Yorkshire, la señorita Lin.- Me anuncian mientras salgo por el arco de mármol blanco. Todos se quedan mirándome, y algunas chicas cuchichean entre ellas. Me da mucha vergüenza y siento deseos de dar media vuelta y salir corriendo. Pero al cruzar la mirada con mi hermano, siento confianza y me mantengo firme hasta llegar donde mi padre.

    - Cariño, estás preciosa- Me abraza con sus enormes brazos.- !Pareces toda una mujercita¡

    - Es que es una mujercita- Sango se aparece a la derecha de mi padre junto a mi hermano. Ella es su prometida. Es una chica muy amable y bella, que además está locamente enamorada del vicioso de mi hermano, tanto como él de ella. En mi opinión, a pesar de sus peleas, son tal para cual. Lo mejor de todo es que me van a dejar ser dama en su boda- Lo has hecho muy bien, aunque por un momento pensé que darías media vuelta y saldrías corriendo.- Me susurra esto último entre risas.

    - Yo también lo creía.- Río aliviada. En ese momento se me acercan dos chicas de pelo negro y tez blanca muy parecidas.

    - ¡Lin!- La más joven se lanza a mis brazos.- ¡Felicidades!- Me da un sonoro beso en la mejilla. Kagome siempre tan alegre y loca. Miro a su hermana mayor, Kykio.

    - Felicidades- Me dice fríamente antes de darse la vuelta y marcharse. Y Kykio siempre tan… siempre tan ella.

    - Bueno, os la voy a robar un momentito de nada.- Les dice a mi padre, a mi hermano y a Sango.

    - ¡Claro Kagome! Todo lo que tu quieras, pero que esté aquí para abrir los regalos.- Le guiña mi padre un ojo.

    - ¡Gracias!- Grita alegre y me arrastra por todo el salón del brazo hasta que considera que nadie nos escucha.- Pero… ¡madre mía!- Se separa un poco de mi para mirarme de arriba abajo.- Miroku, ¿cierto?

    - Si… Me lo ha traído de su último viaje a Paris- Sonrío tontamente mirando el vestido.

    - Lo sabía. Tiene un gusto exquisito para los vestidos. Amiga, ¡qué suerte!- Pega un gritito ahogado.- Yo quiero un hermano como él, y no la sosa de Kykio.

    - No digas eso.- Le reprocho con el ceño fruncido.- Kykio es una buena hermana, solo es un poco reservada.

    - Y caprichosa. ¿Sabes por qué está más fría que de costumbre?- Me pregunta, pero no contesto porque es una de las comunes preguntas retóricas de Kagome, esas que para cuando vas a decir la respuesta ya te ha contestado ella.- Porque su “amado” Sesshomaru no le presta atención.- Dice con cara de asco y enfado. Al escuchar su nombre siento como se me encienden las mejillas y como aumenta mi ritmo cardíaco.- No entiende que él solo tiene ojos para ti.- Termina diciendo con una sonrisa pícara y mirándome de reojo.

    - ¡Kagome! No digas eso.- Me sonrojo aún más y miro para el suelo.

    - ¿Por qué no?.- Se pone las manos en la cintura.- Tú lo quieres, y eres la única chica con la que mantiene una conversación de más de dos minutos sin que mire a otras.- Respiro lentamente, se me está formando un nudo en el estómago.

    - Es cierto que siento algo por él, pero no que el sentimiento sea mutuo. Lo que acabas de decir es tan solo una coincidencia.- Me paso la mano por el brazo mientras miro hacia otro lado.

    - Por favor.- Rueda los ojos incrédula.- Solo hay que ver que no tiene ojos para otra desde que has entrado por la puerta.

    - ¿Qué?- Me sorprendo de su afirmación.

    - Está detrás de ti, rodeado de su séquito de acosadoras, y no deja de mirarte.- Giro la cabeza disimuladamente, y compruebo con el rabillo del ojo que es cierto. No presta atención a las siete chicas que tiene a su alrededor, me mira a mi fijamente.

    - Puede que te esté mirando a ti.- Intento desviar el tema.

    - Por favor, no sé si te habrás dado cuenta que esta noche más de uno se ha resbalado con su baba mientras pasabas por delante con ese despampanante vestido.

    - Kagome.- La regaño mientras le doy un manotazo.

    - ¿Qué?- Se queja sobándose la mano.- Es la verdad. Ese vestido te hace una figura envidiable.- Veo como desvía su mirada del vestido hasta algo que hay por encima de mi hombro.- Y vamos a comprobar mi teoría.- Pero antes de yo poder decirle nada me toma del brazo y me gira rápidamente mientras ella se aleja por el mismo lado que se acerca Sesshomaru.

    Me quedo helada.

    Se acerca a mí lentamente, con pasos elegantes. El traje negro le sienta como siempre, demasiado bien. Lo miro a los ojos, esos ojos dorados como el oro y fríos como el hielo. Me tiemblan las rodillas a más no poder, e incluso empiezo a notar esas mariposas en el estómago. Mis mejillas aumentan de temperatura a cada paso que da hacia mi. Hasta que por fin se termina la insoportable espera. Se para frente a mi mirándome a los ojos, y yo aparto la mirada disimuladamente, encontrándome a Kagome tras de él guiñándome un ojo más feliz que una perdiz.

    - Hola- Doy un pequeño brinco al escuchar su voz.

    - Ho-hola- Miro hacia mis pies avergonzada por haberme temblado la voz. Soy tan patética delante de él. De pronto siento como se inclina sobre mi colocando su mano sobre mi hombro.

    - Felicidades- Susurra. Y antes de poder decir “gracias” me planta un delicado beso en la mejilla que casi provoca que me caiga redonda al suelo, pero saco fuerzas de no se donde y me mantengo de pie.

    - Gracias- Susurro con una leve sonrisa. Me gustaba que hiciese eso, aunque casi me provoque un infarto.

    - De nada, esto es para ti.- Me extiende una cajita de terciopelo azul marino con un lazo plateado que la mantiene cerrada. La tomo con cuidado y retiro el lazo. Dentro encuentro un colgante de plata con una lágrima de cristal.- Espero que te guste.

    - Es precioso…- Se me iluminan los ojos cada vez que lo miro. Sesshomaru lo coge entre sus manos y se coloca detrás de mí.

    - Permíteme.- Al llevar el pelo recogido me da de lleno su respiración en el cuello, lo que me causa un escalofrío que recorre todo mi cuerpo y me deja atontada.

    - Cla-claro…- Susurro mientras noto como me coloca el colgante y lo abrocha con cuidado, rozándome la piel con sus manos. Suelto un pequeño suspiro. Si no me controlo soy capaz de caer redonda al suelo.- De veras, Sesshomaru, es hermoso.- Le sonrío como una tonta a la vez que tomo el colgante delicadamente para verlo mejor.

    - Lin…- Levanto la mirada hasta encontrarme con sus ojos dorados.- Yo quería decirte que…- No sé por qué, pero presiento que es algo importante, así que le presto muchísima atención, como de costumbre. Y justo cuando va a continuar…

    - ¡Cariño! ¿A qué esperas? Los regalos no se van a abrir solos, ¿sabes?- Mi padre tan oportuno como siempre.- ¡Hola Sesshomaru!- Saluda tan contento.

    - Señor- Le dedica una leve reverencia.

    - Deja las formalidades hijo.- Se le acerca y le da una palmadita en la espalda.- Bueno cariño, vamos, tenemos que abrir los regalos.- Me toma de la mano para llevarme con él.

    - ¿Tenemos?- Alzo una ceja y muestro una sonrisa divertida. De seguro a escuchado algo que le gusta.

    - Al parecer la vieja marquesa de Shilfield se ha enterado de que te encantan los bombones y te ha comprado un cofrecito con chocolates de Suiza.- Me susurra al oído.

    - Pero… si los bombones no me gustan.

    - Ya lo sé, pero a tu anciano padre le privan los bombones, sobre todo los de Suiza.- Me río por lo bajo ante su manera de conseguir bombones.

    - Eres increíble.- Le dedico una mirada entre reprocho y diversión, y antes de que siga arrastrando de mi me giro para despedirme de Sesshomaru.- Espero que no te vayas pronto de la fiesta.- Su respuesta, una leve inclinación de cabeza.

    Ya me encuentro ante la enorme mesa donde están todos los regalos, y como todos los años me toca abrir unos cuantos, aparte del que reciba de mi padre.

    - Bueno, ¿por cuál empiezas?- Me insiste una voz a mi lado.

    - No me atosigues Kagome- Sonrío de lado. Todo el mundo está esperando que el regalo abierto sea el suyo, para poder pavonearse delante de los demás de lo caro o exótico que es su presente.

    - Ese verde con el lazo azul tiene muy buena pinta- Me deja caer discretamente, pero se que ese es su regalo, así que le hago el gusto y lo cojo para abrirlo. Me sorprendo un poco al sentir que la caja tiembla, pero más al abrirla y encontrarme un cachorro dentro.

    - ¿Pero qué?- Aunque no me da tiempo a decir nada más porque el cachorro salta de la caja hacia mi, así que suelto la caja y lo cojo al aire, es entonces que aprovecha para darme un lametón en la mejilla. Ante la alegría del cachorro y los susurros de desaprobación de algunas invitadas no puedo dejar de reírme. Kagome tan imprevisible como siempre.

    - ¿Te gusta?- Se pone a mi lado para acariciar la cabeza del cachorro. Ahora que lo veo bien, me doy cuenta de que es un Cocker Spaniel. Es negro y gris oscuro, y bastante pequeño. Corrijo, pequeña.

    - Es preciosa.- Le doy un abrazo con mi brazo libre intentando no aplastar al cachorro entre nosotras.- Gracias.- Sonrío alegre. Siempre había querido un perro, aunque mi padre no me dejaba.- Un criado se acerca hasta mi y le doy la cachorrita, acariciándole la cabecita mientras se queda dormida en brazos del sirviente. Me dispongo a abrir otro regalo, pero antes de decidir cuál será el siguiente, mi hermano comienza a hablar.

    - Un momento, querida hermana, antes de que continúes me gustaría que recibieses algo de parte mía y de mi prometida. Por favor, tráiganla.- Hace un gesto con la mano y al momento escucho un ruido de cascos al otro lado de la sala. Los invitados comienzan a hacer a un lado para dejar paso al domador que lleva de la mano el animal más hermoso que jamás haya visto.

    Ante mi se encuentra una despampanante yegua castaña con las crines y la cola negras como la noche y de apariencia sedosa.

    No soy capaz de articular palabra. Me acerco al imponente animal con pasos lentos. Le acaricio el hocico con la punta de los dedos.

    - Es… preciosa.- Paso mi mano por su cabeza. Esta la baja resoplando.

    - Es una potra Pura Sangre de 4 años.- Mi hermano se coloca a mi lado.- Es una buena yegua, y sé que la enseñarás bien.- Me mira con esa sonrisa que solo conocemos Sango y yo. Le devuelvo la sonrisa junto a un abrazo.

    - Gracias Miroku, me encanta.- Cuando me giro hacia le yegua el domador ya se la estaba llevando. Tiene unos aires magníficos.

    - Bueno, aún te quedan regalos por abrir.- Miroku llama mi atención.- Escoge otro.- Me indica con su mano la mesa donde se encontraban todos los presentes.

    Me acerco pensativa. ¿Cuál abro?. Al final me decanto por una caja burdeos. Seguramente sería alguna joya debido a la forma de la caja. Lo que no me espero es el tipo de joya que hay dentro. La mayoría de los invitados sueltan exclamaciones de asombro. Y no es para menos. El interior de terciopelo negro lo adornaba una gargantilla de diamantes de un tamaño considerable. No sé qué decir. Jamás había recibido un regalo de semejante valor, ni había visto que se lo hubiesen regalado a alguna de las chicas de mi misma edad.

    En un acto reflejo miro a Sesshomaru disimuladamente. Su semblante sería el mismo para cualquier otra persona, pero yo se que algo le molesta. Tiene la mandíbula levemente apretada y su mirada fija en el collar. Algo pasa.


    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

    Ya ha pasado una semana desde mi cumpleaños. Aún no se quien me regaló la gargantilla de diamantes.

    Bajo las escaleras rápidamente a la vez que intento no pisarme el vestido. Cuando ya estoy a punto de salir escucho la voz de mi padre que me llama.

    - Querida, espera, quiero que conozcas a alguien.- Me giro con pesar. Iba a ver que tal estaba Truffles. Sí, así había sido bautizada la yegua que me regaló mi hermano. Y ahora tendría que conocer a algún aburrido amigo de mi padre. Pero no me encuentro con el típico aburrido amigo de mi padre. Es un joven alto de tez pálida y cabello negro, bastante largo. Ambos se acercan a mi, y entonces puedo verlo más de cerca. Es muy atractivo, y sus ojos son de un azul raro, tanto que parecen violetas, sin embargo, tiene algo que no me gusta, sobretodo esa sonrisa que se le forma al verme. Da miedo.- Este es Lord Kendrik, de los Kendrik de Londres.

    - Encantado de conocerla, miladi.- Se acerca y me toma la mano depositando un beso en ella que consigue arrancarme un estremecimiento. El contacto de sus labios con mi piel me resultó desagradable, y aún más su mirada deseosa.- Me habían hablado de su belleza, pero jamás pensé que fuese posible semejante hermosura, y ahora me doy cuenta de lo necio que he sido por no creer a aquellos que me aseguraban que resplandecíais como el propio sol.- Da unos pasos y vuelve a colocarse al lado de mi padre. Con todas mis fuerzas intento no reírme ante sus “halagos” me inclino la cabeza a modo de aceptación.

    - El placer es mío.- Hago como si no hubiese escuchada su sarta de palabrería. Ahora recuerdo quien es. Se llama Naraku. Ganó el título de Duque cuando su padre murió accidentalmente durante una montería. Pero en la corte se oían rumores de que había sido su propio hijo quien lo mató para hacerse con el título. No obstante, era uno de los más allegados al rey, de modo que la gente hacía caso omiso de esos rumores, y se daban de codazos para casar a una de sus hijas con ese ser. Pero a mí lo único que me infunda es repugnancia.- Si me disculpan…- Vuelvo a inclinar la cabeza a modo de despedida y salgo presurosa de allí. Ese hombre me da mala espina.

    - ¿No es una muchacha encantadora?

    - Y muy hermosa…- Le oigo decir a ese señor antes de cerrar por completo la puerta e irme de allí. No supe en ese momento por qué me lo había presentado mi padre, pero sus propósitos quedaron al descubierto en la cena ese mismo día.

    - ¡¿Qué quiere qué?!- Cuestiona Miroku incrédulo a mi padre mientras este se lleva una pinchada de cordero asado a la boca.

    - Pues que el duque quiere casarse con Lin, ¿acaso no escuchas Miroku?- Le contesta antes de llevarse la copa de vino a los labios.

    - Claro que lo he escuchado padre, lo que no me puedo creer es que le hallas dado tu consentimiento.- Le reclama. Yo no puedo ni moverme del asiento. Aún intento asimilar la noticia… ¿Dónde habían quedado esas promesas de que la dejaría casarse por amor?¿Dónde habían quedado todas esas tardes en las que le dijo que jamás haría nada que la afectase sin su consentimiento? Al parecer se habían quedado por ahí tiradas, porque había decidido casarla con ese hombre…

    - Es un joven muy amable y apuesto, todas las chicas en la corte matarían por poder casarse con él.- Siguió comiendo como si nada, aunque no se atrevió a mirar a su hija en ningún momento.- Además, es un buen partido para Lin…- Añadió casi en un susurro.

    - ¿Buen partido?- Miroku se alteraba más a cada palabra que su padre decía.- Por Dios, padre, todavía es una niña. ¡No hace ni una semana que cumplió los dieciséis y ya la estáis casando!- Me señala.- A saber que le hará ese depravado cuando la tenga en sus garras.

    - ¡Le hará lo que le tenga que hacer!- Grita a la vez que golpea la mesa con su puño cerrado.- Ya no es una niña, y tendrá que cumplir con las obligaciones de una esposa cuando el duque lo desee.- Y ya no puedo resistir más.

    Me levanto y salgo corriendo del gran comedor intentando contener las lágrimas. Esto no puede estar pasando, no puede. Tiene que ser una pesadilla. Cierro los ojos fuertemente para intentar despertar, pero no sirve de nada, porque no es ningún sueño, es real. Me van a casar…


    -------------------------------

    Taishita Taisho: Gracias por todo el apoyo :) En serio! ^^ Espero que este capi te haya gustado y que hayas descubierto un par de cosas sobre Lin, aunque no te preocupes si te has quedado con ganas de más, la segunda parte será reveladora... *--*

    Espero ponerlo lo antes posible, así que nos vemos prontooo! :D
     
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    Taisha StarkTaisho

    Taisha StarkTaisho Usuario común

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    Hola, hermana mía que estuvo desaparecida x mucho tiempo!

    Al fin!, pero aun tengo muchas dudas sobre Lin y Aome. Un solo capitulo no fue necesario para tu vuelta. Debiste poner dos al menos, demas ¿Ese era Miroku?!!! No entendi muy bien este capitulo
    ¿Al principio vos contas desde el pasado? Aaah, quiero más hermana, Y una cosa sin ofender: tendrias que separar mas los dialogos de los parrafos... es que todo esta cmo muy junto y me confundo o.o jeje bueno eso, me a gustado mucho tu conti y espero la siguiente con ansias.
     
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    AkoNomura

    AkoNomura Guest

    Hola!

    O_O esto está que arde ¡y cuánto misterio! no entendí mucho, espero que con el paso de los capítulos se entienda mejor, no sé por qué creo que el próximo capítulo será feo (me refiero a los acontecimientos, no a que esté mal escrito) ¡Pero Ako ama los misterios!

    Ya quiero saber que pasará y en serio ¡tienes mucho que explicar!

    Nos leemos!

    ETO TI!
     
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    Anh Peárys

    Anh Peárys Bubbles

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    Saludos.

    Bueno, primero comenzaré con los errores técnicos que logré a ver en el transcurso de la lectura.

    Guión largo: creo yo que se vería mejor y mucho más estético si hicieras el uso de este: (—) ya que, le da ese toque a la historia:

    >- Cariño, estás preciosa-.Me abraza con sus enormes brazos.- !Pareces toda una mujercita¡

    >—Cariño, estás preciosa.—Me abraza con sus enormes brazos.— !Pareces toda una mujercita¡

    Bueno, como muestro ahí, se vería mucho mejor de esa manera. Los signos que te marqué de rojo fue por que así no se usan los signos de exclamación: (¡!) Y la ''m'' subrayada, es por que debería ir en minúscula. Los dos puntos de verde, es el espacio que sueles dejar. En el primero, no es así y el segundo, así debe ir el espacio.

    ~Otra cosa, es que no casi/todo el escrito debe ir en cursiva, solo si es necesario en algunas cosas como explicaciones, recuerdos, susurros o cosas así. Pero tu estás abusando de esto.

    Algún otro punto que noté importante, fue que en algunas partes olvidas tildar los verbos:

    >En un acto reflejo miro a Sesshomaru disimuladamente. Su semblante sería el mismo para cualquier otra persona, pero yo se que algo le molesta. Tiene la mandíbula levemente apretada y su mirada fija en el collar. Algo pasa.

    >En un acto de reflejo miró a Sesshomaru disimuladamente. Su semblante sería el mismo para cualquier otra persona, pero yo sé que algo le molesta. Tiene la mandíbula levemente apretada y su mirada fija en el collar. Algo pasa.

    Ok, ese ''de'' de más que subrayé de rojo, es por que creo que así sería mejor la oración. Y ''miró'' como ves, es un verbo de pasado debe ir tildado. Y ''sé'' también va tildado, pero solo cuando trata de ''saber''

    Y hay otras más, pero creo que así le coges el ritmo.

    Diálogos: Aquí también va lo del guión largo, como ya dije es más para este tipo. Pero también noté algo que, me molesta y es que los diálogos más usados por ti, son los típicos secos y sobrantes. Me explico:

    >- Hola- Doy un pequeño brinco al escuchar su voz.

    —Hola —Doy un pequeño brinco al escuchar su voz.

    Este diálogo, creo que estuvo fuera de lugar. Lo hubieses cambiado por un simple: Me saludó y di un pequeño salto al oír su voz. O algo de ese mismo estilo. Ya que estos diálogos son innecesarios.

    También cambias mucho la forma de tu narración. Los cambias y así es algo confuso.

    Historia: ok, la idea es más larga de lo que muestra en sí, sería mucho mejor si las pensarás un poco más y así ver como la desarrollas; como dije, muchas partes sobran.

    He de decir, que tu narración no está tan mal, además, tu léxico y palabras empleadas no son tan repetidas; buscas la manera de cambiar y me agrada.:)

    Así que surte~
     
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    pinkprincess

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    Muchas gracias por la ayuda. ^^ Intentaré realizar los cambios que me aconsejas en capitulos futuros. En cuanto a los guiones largos... es que no sabía ponerlos hasta hace... 3 días? Algo así, ya te imaginas... XD Pero eso ya se va a arreglar :) Luego, con respecto a lo de los diálogos sobrantes, creo que tienes razón, y que debería de omitir cosas para que quede más corto, o sea, centrarme en lo importante.

    De nuevo, muchas gracias por tu ayuda :)
     

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