Déjame soñar un poco más

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Kirino Sora, 23 Abril 2012.

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    Kirino Sora

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    Aries
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    Título:
    Déjame soñar un poco más
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3549
    Capítulo I — El héroe al que admiraba

    Eran las 2 de la madrugada, todo el mundo dormía plácidamente, todos excepto yo. Me encontraba despierto, jugando a los videojuegos; me faltaba muy poco para completarlo y así podría añadirlo a mi lista de juegos completados.
    No sé desde cuando me volví un adicto a los videojuegos, ¿desde que me compraron mi primera consola? ¿Desde que noté que tenía un talento innato para completar los juegos más difíciles? No, esto ocurre desde que empecé a faltar a la escuela y me encerré en mi habitación, jugando todo lo que quisiera hasta que no pudiera más con tal de matar mi aburrimiento.
    ¿Por qué ha ocurrido todo esto? —Me tumbé en mi cama, con los ojos algo agotados debido a las horas que me he pasado intentando completarlo; lo único que resonaba en la habitación era la melodía de los créditos.
    Entonces recapitulé los hechos rápidamente, recordando las acciones que me llevaron a tales extremos.
    Todo ocurrió hace 4 años, cuando yo poseía 12 años. Yo, Diam Foster, era el hijo único de la familia Foster, cuyo presidente —que era mi padre— se encargaba de una gran empresa de juguetes y videojuegos mundialmente famosa; hoy en día no había nadie que no conociera este apellido.
    Por supuesto, al pertenecer a una alta clase social, se me prohibió salir de la mansión y mucho menos interactuar con la gente del alrededor; según ellos querían “proteger” a su niñito de los depravados conocidos como “plebeyos”, o eso era como los llamaban ellos. Fui educado para ser perfecto bajo la tutela de los mejores profesores particulares que había por la zona, aunque como mi padre tenía varios juegos bajo su responsabilidad, él me dejaba probarlos un rato, teniendo en cuenta mi criterio y mejorándolo aún más de lo que se podía; en ese tiempo descubrí mi talento con los videojuegos.
    Sin embargo me sentía vacío por dentro, tenía de todo: dinero, fama, poder... Todo lo que cualquier persona vulgar desearía pero... yo era diferente. No deseaba ninguna de esas cosas materiales; no quería ni el dinero, ni heredar la empresa de mi padre, ni siquiera ser reconocido mundialmente, solo deseaba una cosa. Algo llamado “amigos”.
    Siempre lo leía en los cuentos, cómo sus amigos acompañaban al protagonista a todas partes, lo apoyaban y ayudaban, pero sobre todo cómo lo disfrutaban. Yo, que desconocía que era el amor y la amistad, quería conocer esas sensaciones, ¿cómo se sentiría? Le pregunté a mi padre si podía salir al exterior, pero inmediatamente recibí la respuesta; me dio una bofetada tan fuerte que me tiró al suelo y con una voz que me helaba completamente me dijo:
    No debes de salir nunca, Diam. Debes de permanecer aquí, bajo nuestra protección para así convertirte en una persona digna de respeto que sea capaz de liderar la empresa. No te debes de convertir en aquellos plebeyos de clase baja, ¿cuántas veces te lo he dicho ya?
    ¡Pero yo quiero salir al exterior! —repliqué molesto por sus palabras—. ¿Por qué siempre me tengo que quedar en la mansión? Yo quiero salir, sentir la brisa, poder jugar con otros niños y, sobre todo, ¡hacer amigos! ¡Quiero saber qué se siente al ser libre!
    ¿Libre? —Reía aquel hombre con ironía—. Si ya lo eres, ¿acaso no te dejo hacer todo lo que quieras?
    ¿Entonces por qué me mantienes aquí encerrado? ¿Acaso eso es libertad?
    A mi modo de ver, sí —contestó indiferente—. Y tampoco necesitas amigos; eso es algo innecesario, no tiene valor. ¿Para qué sirven, en primer lugar? Sólo son un estorbo; tarde o temprano llegará el día en el que te apuñalarán por la espalda y te traicionarán. No hay nada de bueno en ello.
    ¡Sí lo hay! —insistí, no iba a darme por vencido.
    ¡Ya basta! ¡Fin de la conversación!
    Aquel hombre que decía ser mi padre me obligaba a que volviera a mi habitación, mas yo me negaba. Al final, con la ayuda de unos mayordomos, consiguió que regresara disgustado. No iba a quedarme de brazos cruzados.
    Me aproximé a la ventana, percatándome de que cerca de ella se hallaba un árbol bastante alto y con una rama lo suficientemente larga para trepar por ella. Así que, sin perder un minuto más, salté hacia la rama, me bajé del árbol y, atravesando unos cuantos arbustos, me escapé.
    Corrí lo más rápido posible, lejos de esa “cárcel” a la que llamaba casa. Por fin era libre. Estaba emocionado, ¿así es como lucía fuera de casa?
    Si lo hubiera sabido me habría escapado mucho antes.
    Yo paseaba alegremente hasta llegar a parque, creo; no sabía cómo eran exactamente. Anduve por el sendero hasta llegar a un río; allí cerca se encontraban varios niños dándole patadas a un objeto esférico de color blanco y negro. Parecía que se lo estaban pasando bien.
    ¡Impresionante! —Me emocionaba por cada vez que uno de ellos poseía la esfera mientras que el otro se lo robaba espectacularmente, parecía como magia. No obstante aquel trance fue detenido.
    ¡Cuidado! —gritó uno de los niños.
    No sabía en qué momento había ocurrido pero de repente aquel objeto se encontraba enfrente mía, a punto de golpearle en la cara. Estaba atemorizado, por lo que me caí y cerré los ojos fuertemente, esperando el impacto, pero... éste nunca llegó. En cambio escuché un golpe seco, como si le golpearan a algo.
    ¿Eh? ¿Qué es lo que...? —Estaba desconcertado. Confuso, abrí los ojos, encontrándome con mi salvador.
    Tenía el cabello de color castaño oscuro y éstos se hallaban algo desordenados, ojos oscuros y penetrantes que me daban escalofríos pero que no me proporcionaba miedo alguno pero sobre todo, tenía un físico bastante que desear, unos músculos muy desarrollados pero no por ello demasiado destacables y que resaltaban con su tez morena. Era como un héroe.
    ¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? —preguntó al mismo tiempo que me extendía la mano. Yo la acepté mientras sacudía la cabeza en señal de negación. Me fijé que aquel chico me superaba por una cabeza—. Me alegro.
    Esto... Muchas gracias por salvarme de... esa cosa. —agradeció, señalando el objeto esférico y avergonzado por su ignorancia.
    ¿Acaso nunca has visto un balón de fútbol?
    No... —negué bastante nervioso—. Es la primera vez que veo algo así.
    Qué raro eres. —Se limitó a decir; yo me sentía algo ofendido por sus palabras— Aunque no me extrañaría nada con esa ropa que llevas.
    La verdad es que mi aspecto no era como el de un niño de 12 años normal. Llevaba una camiseta blanca, una corbata roja, una chaqueta negra con detalles dorados en los bordes, unos pantalones a cuadros verde que me llegaban hasta las rodillas, calcetines negros y unos zapatos elegantes y bien lustrados; la vestimenta propia de un millonario de clase alta. Y por supuesto ahí no se acababa todo. Mi cabello poseía una extraña combinación entre castaño y rubio, aparte de lo bien peinado que iba, mis ojos almendrados eran enormes y brillantes y para rematar mi piel era tan anormalmente blanca como si el de un vampiro se tratase, mostrando que nunca había sido dañado o arañado en toda mi vida; estaba perfectamente, sin rasguño alguno.
    Pues sí, me lo dicen muy a menudo —mentí. Era imposible que me hubieran dicho eso si nunca he podido salir de la mansión.
    Entonces me apené un poco, no quería volver pero tampoco podía deambular por las calles de noche; era peligroso. Y por mucho que lo hiciera sería en vano, tan pronto como un policía me encuentre me llevaría a casa, mi padre se enfadaría de nuevo y yo volvería a estar encerrado en esa cárcel, sin comer seguramente por desobedecerlo. No tenía libertad ni escapatoria; no había solución alguna. Era como un laberinto del que nunca podría salir.
    De repente sentí una fuerte palmada golpearme en la espalda, haciendo que soltara un quejido. Entonces me di cuenta que él me había golpeado, intentando animarme junto con su sonrisa.
    Oye, ¿por qué no juegas un poco al fútbol conmigo? Será más divertido si jugamos los dos —me propuso, mas yo rechacé su propuesta.
    Lo siento, pero yo no he jugado nunca al fútbol, o como se llame.
    No te preocupes, yo te enseñaré. ¿Qué me dices?
    Yo asentí, entretanto el chico me arrastraba cuesta abajo; hubo muchas veces en las que estaba a punto de caer pero de alguna manera lo conseguí. Yo iba en dirección al campo en donde se encontraban todos los demás chicos pero él me tiró, guiándome a otro campo a unos metros más separados. Éste era mucho más pequeño y con el suelo lleno de tierra, no como el gran campo de hierba en el que jugaban los otros.
    ¿Por qué no jugamos con los demás? —pregunté inocentemente, sin embargo su rostro mostraba dolor; la prueba era cómo temblaba la mano que me agarraba a la vez que cerraba fuertemente la otra. Me sentía un poco culpable de ello.
    Eso no te incumbe. —Su voz trataba de sonar firme pero eso solo causó que sonara más quebrada de lo que estaba— Por cierto, no sé tu nombre, ¿cómo te llamas? —preguntó, deseando dejar de lado “aquel” tema.
    Bueno, no había nada de malo de decirle mi nombre, ¿no? Pensaba decirle mi nombre completo pero no era buena idea, no quería ser tratado como el niño rico que lo poseía todo, sino quería ser tratado como “Diam”, el verdadero Diam.
    Me llamo Diam —contesté amablemente.
    Con que Diam... Mi nombre es Lans, encantado de conocerte.
    Al acabar las presentaciones, comenzamos a jugar inmediatamente. Yo era bastante torpe y apenas le podía dar dos veces seguidas al balón, sin embargo Lans fue paciente conmigo y me explicó paso a paso. Descubrí que tenía 2 años más que yo y que aspiraba a ser un jugador de fútbol profesional. También de que en su casa no aceptaban su futuro y lo ignoraban constantemente. Según él, piensan que es estúpido ganarse la vida pateando un simple balón, yo no lo veo de ese modo; pienso que es un sueño maravilloso. Y también me percaté de que teníamos algo en común: no les importamos a nuestros padres y tampoco poseemos libertad para hacer lo que queremos; la vida puede llegar a ser injusta. Estuvimos jugando durante horas sin parar, sin embargo algo raro ocurrió mientras jugábamos.
    Había varias chicas reunidas en el borde del campo, tres, para ser exactos. No paraban de gritar emocionadas cada vez que Lans me superaba; al parecer era bastante popular con las chicas. Pero entonces ocurrió algo inesperado. Una de ellas se acercó tímidamente, con un sobre rosa en su mano; seguramente era una carta de amor.
    Esto... Lans, es... ¡es para ti! —gritó a la vez que le extendía el sobre.
    Sin embargo su reacción fue totalmente inesperada. Estaba petrificado, no paraba de sudar y una expresión de terror se mostraba en su cara. Pero al parecer, cuando la chica puso su mano sobre su hombro, éste reaccionó rápidamente, de forma violenta.
    ¡NO ME TOQUES! —Su grito sonó por todo el campo y apartó su mano tan bruscamente que prácticamente la tiró al suelo.
    Ella no paraba de llorar y sus amigas no paraban de criticarle sobre lo insensible que era pero Lans se limitaba a alejarse de ellas, temblando y con el rostro pálido mientras se abrazaba buscando protección. Cuando se alejaron, me acerqué preocupado a él; todavía estaba temblando. Le llamé varias veces pero él no respondía.
    Que se alejen, por favor... Que se alejen —musitaba una y otra vez sin parar, esto era alarmante; le preguntaba, no respondía, lo sacudía, tampoco. Sin poder aguantarlo más, grité con todas mis fuerzas.
    ¡LANS! ¡RESISTE, HOMBRE! —Su rostro cambió de atemorizado a impresionado, por fin había vuelto en sí—. Lans, ¿qué ha ocurrido? Te veías tan... —Pero fui interrumpido por su frío tono de voz.
    Sigamos jugando —ordenó, con sus ojos carentes de vida.
    ¡Pero...!
    ¡Por favor! —me suplicó con cierto pesar.
    Sus ojos se hallaban acuosos, a punto de llorar; me entristecía verlo así de vulnerable, el héroe que me acababa de salvar ahora era débil, convirtiéndose en una persona normal y corriente. Odiaba este sentimiento de incompetencia, ¿qué podía hacer? Al darse cuenta de sus actos, Lans me suplicó de nuevo pero esta vez más suave que antes.
    Lo siento... pero por favor, no me preguntes. ¿Seguimos?
    No quise incomodarle por lo que le obedecí. Por suerte, al cabo de un rato, volvió a ser el que era. Seguíamos robándonos la pelota constantemente, decía que tenía talento para el fútbol, pero no tanto como su habilidad y manejo del balón.
    Parece que falta poco para el anochecer. —Y era cierto, el sol ya se estaba ocultando. Yo me encontraba agitado, con la ropa y más allá de mi cara llena de tierra y con uno o dos rasguños en las rodillas pero no era gran cosa— ¿Quieres que te acompañe a casa?
    Primero pensé en aceptar su invitación pero rápidamente descarté esa idea. Si me acompañaba sabría dónde vivo y eso causaría muchos problemas, sobre todo por parte de mi padre.
    No te preocupes, puedo volver solo —me negué de forma que no sonara grosero.
    ¿Vas a volver mañana?
    Tal vez —me limité a contestar. Me disponía a irme pero antes de hacerlo me giré y le pregunté—: Oye Lans, tú y yo, ¿somos amigos?
    Él rió.
    ¿Pero qué pregunta es ésa? ¡Por supuesto!
    Entonces me despedí de él y me fui con una sonrisa.
    Tenía que llegar ya, si no llegaba y me cambiaba para antes de cenar mi padre sospecharía. Por suerte conseguí llegar a tiempo, entré por el mismo lugar en el que salí y me fui directamente al cuarto de baño para arreglarme; para disimular las rozaduras, me puse unos pantalones y una camisa lo suficientemente largas para ocultarlo, aunque sinceramente, me quedaban algo grandes debido a mi baja estatura.
    Fui a comer sin inconveniente alguno y me fui a dormir pronto. Estaba más agotado de lo normal, pero a la vez una gran felicidad me inundaba por dentro, era la primera vez que hacía un amigo, mi primer amigo. Entonces, nervioso por esperar a que ya fuera mañana, me dormí.
    Ya era hora de irme. Esta vez me coloqué ropa mucho más cómoda en comparación con la de ayer. Repetí lo mismo que hice varias horas atrás: me subí a la rama, bajé del árbol y me escabullí por unos arbustos. La sonrisa no se me borraba del rostro, quería verlo pronto. Sin embargo, al llegar, me encontré con Lans siendo acorralado por otros chicos más mayores que él y, por supuesto, muchísimo más altos que yo. Me acerqué sin que se percataran de mi presencia y en alguna parte del trayecto empecé a escuchar su conversación.
    Eh, ¿desde cuándo te has convertido en un cobarde? Tú no eras así —replicó el chico de la derecha.
    ¡Es cierto! ¿Qué es lo que te ha hecho cambiar tanto? ¡Vuelve, el equipo de fútbol te necesita! —insistió el que estaba más a la izquierda.
    Lo siento... Ya he tomado mi decisión —se disculpaba Lans, su rostro mostraba una inmensa amargura imposible de describir.
    Todavía no lo has olvidado, ¿cierto? —Lans abrió los ojos pero seguía sin formular palabra y escondía la miraba. El del centro le cogió furioso del cuello, intentarlo ahorcarlo mas él seguía impasible en el mismo sitio—. ¡Nunca pensé que fueras un cobarde! ¿Acaso tú no eras el que siempre tenía esperanzas cuando las cosas se ponían feas? ¿¡Dónde se ha ido ese Lans que nosotros admirábamos!? —Le soltó bruscamente para después dirigirse al balón que tenía detrás suya—. Me has decepcionado.
    Y sin más, le dio una patada al balón y éste iba en dirección a Lans. Estaba a punto de gritarle pero no fue necesario: cuando los chicos se disponían a marcharse, él le da una patada tan fuerte con su pierna izquierda capaz de devolver el tiro, haciendo que el balón le rozara al chico del medio. No obstante ellos hicieron caso omiso a aquel tiro y abandonaron el lugar.
    Tan pronto como se fueron, Lans cayó de rodillas al suelo, jadeando sin parar y con sudor en su cuerpo; seguramente estaba practicando hasta que ellos le interrumpieron pero ese comportamiento no era normal, no después de llevarse las manos en la cabeza, temblar, gritar como loco y llorar sin control, lleno de agonía y sufrimiento.
    ¡LANS! —grité preocupado. Él se giró sorprendido, intentando ocultar sus lágrimas pero ya era tarde; ya las había visto.
    Déjame solo... —rogaba con la voz quebrada, sin embargo yo no hacía caso a sus palabras; en este momento necesitaba a alguien a su lado, alguien que le salvara de ese dolor desconocido al igual que él hizo con su soledad.
    Así que, impulsivamente, posé mi mano sobre sus cabellos y empecé a acariciarlos suavemente como haría una madre. Él paró de llorar al instante debido a la impresión causada.
    ¿Pero qué...?
    Shh... —Callé al chico en un intento por tranquilizarlo—. No digas nada por ahora, eso será mejor, así podrás soltar tus lágrimas abiertamente.
    Los pequeños sollozos de Lans se escuchaban por todo el campo. Me afligía verlo así, tan desprotegido como yo lucía ayer, pero mucho más débil que en aquel entonces. Entonces se me ocurrió una idea para animarlo.
    Lans —le llamé—, yo... no sé por lo que has tenido que pasar, no sé nada sobre ti pero, aunque nos hayamos conocido ayer, déjame contarte mi historia. De cómo alguien me ha salvado de mi antiguo mundo.
    Él me observaba fijamente, con las lágrimas aún en los ojos, ¿qué le iba a contar exactamente?
    Pero primero, déjame decirte mi nombre completo.
    Tragué saliva, era demasiado pronto pero ya había llegado de contarle quién era en realidad; en su interior rezaba para que, después de aquello, no cambiara respecto a su opinión que tenía sobre él.
    Mi nombre es...

    Continuará...

    Aquí está el primer capítulo de esta historia para la actividad "Asustémonos juntos". Dentro de poco subiré el segundo y último capítulo, espero que os haya gustado.
     
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    Kei

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    ¿En serio esto lo usarás para una actividad?
    ¡Es muy bueno!
    Demasiado para ser de una act, y de dos capitulos :/!
    Me gustó mucho, tiene de todo: buena trama, accion, romance, superación, excelente ortografía :'3

    Me gustaría que lo alargaras más, ¡es más! ¡Te lo pido!

    Dos chicos diferentes, pero con situaciones que los juntan :'3

    Quiero más C:



    Error técnico:
    —Esto... Muchas gracias por salvarme de... esa cosa. —agradeció, señalando el objeto esférico y avergonzado por su ignorancia.

    Usas tercera persona ;3 y es primera nwnU
     
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    Kirino Sora

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    Aries
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    Me alegro de que te haya gustado, en realidad pensaba hacer un one-shot pero sería demasiado largo (por las 6000 palabras por ahí) y no quiero que la gente se aburriera, así que le pregunté a Circe y lo dividí en dos. También me habría gustado presentarlo en otra cosa como en un concurso, pero aún no llego a los 100 mensajes xD
    Gracias por decirme el fallo, intento todo lo que puedo por no combinarlos pero algunas veces se me pasa (lo tengo que mirar siempre con lupa). Espero que la próxima vez puedas leer algo mío :D
     
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    Kirino Sora

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    Aries
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    Déjame soñar un poco más
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    Capítulo II — Mientras tanto... ¿Puedo?

    Mi nombre es...
    Al fin y al cabo, no podía, aún no me sentía preparado. Me invadía la inquietud, el nerviosismo, los latidos de mi corazón pero, por encima de estas cosas, el miedo. Tenía mucho miedo, miedo de perderlo, miedo de perder a mi primer y tal vez único amigo.
    Mi nombre... —No podía, mi voz se apagaba cada vez más, notando cómo se me iba el tan poco coraje que poseía.
    De repente sentí algo cálido agarrarme la mano, era la mano de Lans. Sabía lo que me intentaba decir, lo que quería expresar y, bajo el suave y firme agarre que me proporcionaba, sabía que me intentaba tranquilizar, como si me dijera que él me escucharía de principio a fin. Eso me relajaba.
    Así que volví a empezar con más coraje del que he llegado a poseer durante toda mi vida.
    Mi nombre es Diam Foster y... soy el hijo del presidente Foster —confesé nervioso.
    Por supuesto él se sorprendió mucho, tal vez demasiado, sin embargo intentó mostrarse sereno y estuvo atento a mis próximas palabras.
    Para empezar, yo... nunca pude salir de la mansión. —Me gané otra expresión de sorpresa por parte de Lans mas yo proseguí— Mi madre tenía una salud bastante débil así que cuando nací ella murió al instante; nunca pude ver su rostro en persona, solamente la podía apreciar a través de las fotos. Sin embargo mi padre me cuidó con cariño aún cuando había perdido a la persona que más amaba. Pero todo eso cambió cuando cumplí los 5 años.
    Me paré durante unos segundos eternos. Ahora venía la parte más difícil de contar; tal vez con esto se mancharía la perfecta reputación de mi padre, pero ahora ya no había vuelta atrás. Tragué saliva y continué con el relato.
    Ese... Ese día fue mi cumpleaños; escuché de parte de los sirvientes que mi padre me sacaría al exterior por primera vez, estaba emocionado. No obstante, antes de que mi padre volviera, unos ladrones se colaron y me capturaron, siendo su prisionero durante 3 días; todavía no sé el motivo de aquel acto. Fue una tortura: apenas recibía alimento alguno y no paraban de golpearme con tal de verme llorar. Por suerte mi padre consiguió rescatarme pero... pero todo cambió desde aquel entonces.
    No sé cuando las lágrimas se apoderaron de mis ojos pero mis labios se negaban a parar, recordando otra vez esos dolorosos recuerdos que mantuve guardados en todos estos años. Lo que más me dolía no fue el secuestro, sino el rostro apagado de mi padre al verme sano y salvo después de varios días sin saber nada de mí, un rostro de arrepentimiento hacia su ser, culpándose de que debería de haberme protegido mejor.
    Mi padre se volvió en un ser frío y sin corazón. Desde entonces él me prohibió rotundamente salir; sé que lo hacía para protegerme pero odiaba estar encerrado, como un pájaro enjaulado y sin libertad para volar. Deseaba salir al exterior, quería jugar con los demás niños que disfrutaban cada vez que los veía por la ventana. Quería ser libre, así que desde ayer estuve escapándome de casa y saliendo a este mundo que desconozco. ¿Por qué mi padre no puede entenderlo?
    No podía parar de llorar, con sentimientos negativos y de los que me quería deshacer, abracé mis piernas con miedo y oculté mi rostro sobre ellas, temblando a la vez que mis lágrimas caían sobre mis rodillas. Quería escapar de este abismo al que estaba sometido, a esta tristeza que estaba perdurando demasiado. Quería salir. Entonces sentía una cálida mano posarse sobre mi cabeza; era nuevamente la mano de Lans, que estaba imitando mi anterior acto acariciándome el cabello. Su rostro mostraba compasión y comprensión, ¿acaso me entendía?
    Has tenido que pasar por mucho, ¿cierto? —Yo, sin poder formular palabra alguna, asentí—. Entonces no hay problema en contarte mi historia. Del porqué reacciono así cuando se me acerca una chica. Verás, le tengo fobia a las mujeres.
    Al principio pensé que eso era un poco ridículo, incluso algo gracioso pero, al ver el rostro sereno de mi amigo, no pude evitar volverme serio también. Si por algo lo ocultaba es que sería bastante serio, aunque lo veía bastante raro, ¿por qué tenía ese gran rechazo hacia las mujeres? Eso es algo que descubriría ahora mismo.
    Bueno, todo empezó cuando tenía 8 años. Mi madre y yo nos encontrábamos en la estación, esperando el tren que nos conduciría a nuestra nueva casa después de que ella se hubiese divorciado de mi padre. Me dijo que no me moviera por nada del mundo de mi asiento, que volvería pronto... pero nunca regresó.
    ¿Por qué? —pregunté, la curiosidad hacía que no llegara a medir mis insensibles palabras, no obstante Lans no se veía enojado; solo se podía apreciar la opacidad de sus ojos.
    No lo sé, nunca lo pude descubrir. —Fue lo único que se dignó a decirme— Yo... la estuve esperando, estuve aguantando los comentarios compasivos de los adultos que pasaban por ahí pero ella nunca regresó; me abandonó. En ese momento adquirí cierto odio hacia las mujeres.
    ¿Odio? ¿Qué acaso no tenías miedo de ellas? —Otro golpe bajo por mi parte, ¿es que acaso mi boca no puede callarse o qué?
    No seas impaciente, todo llegará a su tiempo —espetó el mayor, al parecer le ofendió un poco, como si me riera de él, aunque no lo hacía con mala intención—. Fui llevado a un orfanato por varios policías. Todos me acogieron con los brazos abiertos, sin embargo yo mantenía mi vacía mirada sobre los ojos. Me sentía traicionado, abandonado... Por eso no quería relacionarme con nadie; no quería que me hicieran daño. Siempre me escondía en la esquina de la habitación, no hablaba, apenas probaba bocado y siempre que los otros niños se acercaban, sobre todo las chicas, les lanzaba una siniestra mirada; era un completo asocial. Sin embargo, hubo alguien que no me abandonó.
    Lans sonrió levemente, con unos ojos llenos de profunda oscuridad pero con una sonrisa melancólica y sin dolor alguno; una sonrisa sincera.
    Ella se llamaba María, una chica que tenía la misma edad que yo. Llegó al orfanato un año después que yo pero por algún motivo ella no se separaba de mí e intentaba que me relacionara con los demás. Era insoportable, así que un día le pregunté el porqué de su insistencia; “Porque estar solo es muy triste, ¿no piensas lo mismo?”, fue lo que me dijo en aquel entonces. Me quedé impresionado por aquellas palabras, pero por muy amable que fuera, no podría cambiar mi odio, o eso era lo que pensaba. Gracias a ella, pude salir de mi solitario mundo, pude dar el primer paso y así conseguir llevarme bien con los demás, y todo por que ella estuvo a mi lado. Nos dimos cuenta que los dos amábamos el fútbol así que jugábamos todos los días; éramos los mejores amigos que hubiera existido en el mundo. Pero... por mi culpa todo eso cambió.
    >>Hace 2 años, estábamos haciendo un partido de práctica; yo estaba en el equipo rojo y ella en el blanco. Era el segundo tiempo y el marcador iba 0-0. Aunque fuera una práctica, ninguno quería perder. Sin embargo, cometí un error fatal. Yo poseía el balón y ella, en un intento por robármelo, se tiró al suelo en mi dirección, pero... pero accidentalmente le di en su pierna y, para cuando ella me quitó el balón...
    ¿Has visto eso Lans? —gritaba ella emocionada mas yo la miraba con una mueca de terror—. ¿Qué pasa?
    Ma...María —susurré horrorizado a la vez que señalaba su pierna—. Tu... Tu pierna...
    >>Ella sin comprender nada observó su pierna con tranquilidad, no obstante su felicidad se convirtió en miedo; su pierna estaba doblada de una manera extraña y no la podía mover, ella gritó. Todavía recuerdo su rostro lleno de lágrimas. Quería pedirle perdón pero no me atrevía; tenía miedo de que si me veía nuestra amistad desaparecería, así que me distancié de ella, buscando el momento perfecto para pedirle disculpas. Pero nunca lo conseguí. Para cuando me di cuenta, ya había sido adoptado y ella también en familias distintas, unas lejos de otras, siendo la última vez que nos vimos. Nunca le pude pedir perdón. En ese tiempo, adquirí cierto miedo hacia las mujeres y al deporte que amo; tenía miedo de herir de nuevo a alguien con el deporte que más amo al igual que hice con ella, pero no podía dejar el fútbol por nada del mundo, tomando una decisión: alejarme de los demás.
    Silencio. El silencio se había reinado del lugar. Nadie hablaba, solo el suave silbido del viento que azotaba en nuestras caras. Lans tenía los ojos algo rojos y siniestros, dando a entender que estuvo llorando en todo el relato pero yo no me di cuenta; mi cabeza estuvo escondida entre mis piernas todo el rato.
    Él es igual que yo. —Pensé para mí mismo— Él ha tenido que pasar una soledad innecesaria igual a la mía; hiriéndonos durante todo aquel trayecto lleno de espinas, llorando por lo que deseábamos... Él tuvo que estar bastante solo, como yo...
    Así que ya sabes mi historia, patético, ¿cierto? —Lans reía alegremente, como si quisiera que esta charla no durara más tiempo y se quedara olvidada en el pasado. Su sonrisa era la de siempre, pero con cierto vacío en su voz.
    ¿Cómo podía reír en estos momentos de tristeza? ¿Cómo... podía ser tan fuerte?
    Qué odioso... —musité inconscientemente, por suerte él no alcanzó a escucharme.
    ¿Has dicho algo? —Enojado, me levanté bruscamente del suelo, mirándolo con cierta desaprobación.
    ¡Qué odioso es esto! ¿¡Cómo puedes reír tan felizmente, como si no pasara nada!? —Le agarré de la camisa; él me miraba sorprendido al igual que yo por aquel acto, pero la rabia se apoderaba de mi ser.
    Será porque es lo único que sé hacer: esconderme bajo esta máscara.
    Odiaba el héroe que se encontraba enfrente mía, ¿por qué lo llamaba héroe, en primer lugar? Pero algo me afirmaba que no era así, ¿o si no cómo me ha podido salvar de esta soledad? Entonces me di cuenta, del porqué lo seguía llamando de esta manera.
    Enojado conmigo mismo, le solté y susurré:
    ¿Desde cuando un héroe es tan patéticamente débil?
    ¿Héroe dices? Yo nunca lo he sido; lo siento, parece que has tenido una idea equivocada de mí —Los sentimientos se apoderaron de mí nuevamente y le empecé a gritar.
    ¡No es cierto! ¡Tú eres un verdadero héroe, lo sé!
    ¿Tú que ves de héroe en este cobarde? —espetó, ya cansado de esto.
    Entonces alcé mi brazo y con un dedo señalé el lugar de la respuesta.
    Tu corazón —Lans me habría llamado loco si no fuera porque su sorpresa no le dejaba formular ninguna palabra—. Tienes un corazón bondadoso, ¿o si no por qué te has alejado de todo? ¿Cómo has podido sacarme de esta vida llena de soledad? Admítelo, eres un héroe que se preocupa por los demás; eso es lo que te hace ser Lans, el héro al que admiro.
    El silencio volvió a reinar el campo pero varias risas por parte de Lans lo sustituyeron.
    No sé por qué sigues a este héroe tan patético —bromeó a la vez que las risas se apoderaban de él.
    Bueno, al fin y al cabo éste es el héroe que he elegido admirar.
    Las risas eran lo único que se podían escuchar, unas risas llenas de felicidad y satisfacción.
    Ha pasado un año desde todo aquello; por fin pudimos superar nuestros miedos. En este intervalo de tiempo yo conseguí abandonar aquel mundo de soledad aparte de encontrar mi sueño: jugar al fútbol junto a Lans y enfrentarnos al mundo. En cambio él ha estado cambiando poco a poco; los cambios no han sido automáticos ni demasiado satisfactorios pero por lo menos ha conseguido volver a su antiguo equipo. Muchos se acercan a mí con motivos no muy nobles que digamos pero Lans consigue espantarlos por mí, diciendo que no debo acercarme mucho a ellos si no quiero salir perjudicado. Ya lo sabía; ellos solo buscan el dinero pero siempre aparecen cuando menos me lo espero. Yo sigo sin poder decirle la verdad a mi padre — sobre que durante un año me he estado escapando de casa a través de la ventana — aunque pienso que últimamente ha sospechado de mí; cada vez que cenamos me ve fijamente y con desconfianza. “Ojalá esto siga así”, o eso era lo que creía.
    Diam —me llamó Lans—, hoy no he podido dormir por las finales, ¡qué emocionado estoy!
    Es verdad, su equipo estaba participando en la liga nacional y hoy se encontrarían en la final, luchando por conseguir la copa, y yo — por la insistencia de mi amigo — iré a verlo jugar por primera vez en un verdadero campo. Yo no jugaré junto a él pero iré a animarlo; sé que ganarán, estoy seguro.
    ¡Estoy seguro de que ganaréis! —dije con una sonrisa.
    Diam... Muchas gracias —me agradeció de repente.
    ¿Gracias? ¿A qué viene eso? —Reí, extrañado por su comportamiento de hoy.
    Por todo. Si no te hubiera conocido en aquel entonces yo no estaría aquí. Te agradezco enormemente por haberme ayudado y apoyado en todo durante un año entero.
    ¿Pero qué estás diciendo? ¡No necesitas darme las gracias! Al fin y al cabo, para eso están los amigos.
    Amigos”, una palabra que hace un año desconocía y que ahora me alegraba de utilizarla.
    Lans, prométeme que seremos amigos para siempre.
    Sí, y también te prometo que cuando consigas ser completamente libre jugaremos juntos y llegaremos a ser los mejores jugadores del mundo. ¿Prometido? —Él alzó la mano, el dedo meñique, para ser exactos.
    ¡Sí! —Asentí a la vez que aceptaba su gesto, juntando su dedo meñique con el mío y sellando aquella promesa.
    Sin embargo aquello no duró mucho, lo único que recuerdo después de perder la conciencia es el ruido de un camión ordenando que nos apartásemos, el tacto de las barras de acero impactar contra nosotros y el grito de Lans junto a unos brazos que me alejaban y protegían de todo. Después todo se volvió de color negro.
    ¿Dónde estoy? —Pensé.
    Abrí los ojos lentamente pero los cerré inmediatamente al sentir una punzada en la cabeza. Posé mis dedos sobre la frente y noté que algo la rodeaba; eran unas vendas. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Entonces recordé lo ocurrido: un camión se había salido de control y todo su cargamento cayó sobre nosotros.
    Me dolía todo el cuerpo. Me observé a mi mismo y noté cómo las vendas rodeaban mis manos, mi pecho y parte del abdomen. Tenía una especie de aguja clavada en mi brazo que me pasaba una especie de líquido que desconocía. Apenas me podía mover, pero eso no era lo que me importaba ahora mismo.
    Veo que ha despertado —Giré, buscando la poseedora de aquella voz femenina; era la de la enfermera que se hallaba a mi lado.
    ¿Dónde estoy?
    En el hospital —Se limitó a decirme el doctor con tranquilidad—. Pudimos rescatarle a tiempo después de que haya sido enterrado bajo varias barras de acero. Por suerte su estado no es muy grave; en un mes estará completamente recuperado.
    Entonces noté algo extraño, ¿dónde estaba Lans? Lo único que recuerdo es cómo me protegía, llevándose la mayor parte del impacto. Estaba asustado. ¿Y si le había ocurrido algo?
    Lans... ¿¡Dónde está Lans!? —pregunté, o mejor dicho grité, esperando que no le hubiera pasado nada grave.
    Quería volver a reír y jugar al fútbol con él. Tenía que estar perfectamente, ahora mismo estaría riéndose en su habitación sobre lo ocurrido, ¿cierto?
    Pero el rostro serio de la enfermera le decía todo lo contrario.
    Si habla sobre el chico que se hallaba a su lado cuando le encontramos, bueno, desgraciadamente él...
    Nada. No podía escuchar nada. ¿O es que tal vez no lo deseaba? Con solo ver los labios de la enfermera moverse sabía lo que intentaba decirme, las palabras que con tanto miedo no quería oír. No era cierto, ¿verdad? Estaba mintiendo, él no puede estar... Es imposible.
    Sin darme cuenta de mis actos, me quité bruscamente el aparato que tenía conectado en mi brazo y me levanté; ya no sentía dolor alguno, ya no tenía control sobre mí mismo, solo sentía un profundo vacío, uno del que nunca desaparecería.
    ¡No puede levantarse! —me exigía la enfermera pero yo hacía caso omiso a sus palabras; había perdido el control.
    ¡MIENTE! ¡Es imposible que él haya... QUÉ ÉL HAYA...! —La enfermera me agarraba en un intento por no escaparme, en cambio yo me resistía; pero entonces el doctor me dio una fuerte bofetada en la mejilla, haciendo que dejara de forcejear.
    ¡ESTÚPIDO! —me gritó, aunque su enojo fue sustituido por palabras de consuelo—. ¿Acaso quieres desperdiciar la vida que te ha regalado? Aprovéchala... La vida que él no pudo vivir...
    No quería creerlo, aún no... Pero sentía cómo las fuerzas me abandonaban. Caí de rodillas y, con todo el dolor de mi corazón, lloré ruidosamente hasta que se me agotaron las lágrimas.
    Realmente no quería creerlo.
    Ya había pasado un mes desde que él desapareció de este mundo. Las palabras de la enfermera resonaban una y otra vez, atormentándome cada noche.
    <<Si habla sobre el chico que se hallaba a su lado cuando le encontramos, bueno, desgraciadamente él...>>
    Él está muerto —susurré para después pensar lo siguiente—: ¿Por qué? ¿Por qué a él?
    Alguien tocaba la puerta, yo le dije que entrara para después mirarlo con una mirada gélida y sin sentimientos; era mi padre. Seguramente era para llevarme a casa, ya que hoy me darán el alta.
    ¿Cómo estás hijo mío?
    Bien —contesté fríamente, ¿después de no sacarme de casa durante 12 años y sin visitarme en todo el tiempo que estuve hospitalizado ahora se atrevía a visitarme? Aquello ya no tenía lógica—. Si no tienes nada que hacer aquí largo, ¿o acaso no estás bastante ocupado con tu trabajo?
    Pero me sorprendió al sentir el cálido abrazo que aquel hombre me brindaba.
    Siento no haberte visitado en todo este tiempo. Todo esto ha sido por mi culpa, si te hubiera vigilado como es debido, nada de esto habría ocurrido —Unas gruesas lágrimas caían de sus ojos, ¿de verdad estaba arrepentido?—. A partir de ahora prometo ser un buen padre.
    Después de estar llorando durante horas y lamentándose cada vez más se marchó a tomar un poco el aire. Por un momento sentí pena por aquel hombre que decía ser mi padre pero aquello se desvaneció como si de una estrella fugaz se tratase. Yo me disponía a ir al baño hasta que escuché su voz, pero en vez de la calidez que me mostró hace rato, ésta sonaba aún más fría.
    Qué hijo más estúpido tengo. ¿Arrepentido? En primer lugar él no tuvo que haberme desobedecido, así no habría salido de casa y yo no tendría que haber causado una muerte innecesaria. Así yo no tendría que haberlo matado.
    Y con una siniestra sonrisa, él se dispuso a marcharse del lugar.
    Los créditos acababan de terminar después de recordar lo sucedido. Desde aquel día me encerré en mi habitación, sin poder ver los rayos de sol ni poder sentir la brisa golpear mi cara. Por mi culpa, por mi culpa Lans había muerto. Si nunca hubiera salido de casa esto nunca habría pasado y yo no tendría que soportar esta agonía; si me hubiera quedado como él me exigía, Lans seguiría vivo.
    Otra vez volvía aquel dolor sobre mi pecho. Tenía miedo, miedo de salir de casa y volver a robarle la vida a alguien por culpa de mi padre egoísta. Tenía miedo de sentirme otra vez de esta manera; tenía miedo de la realidad que había destruido mi vida por completo.
    Mis ojos llenos de lágrimas me rogaban descanso ya que eran más de las 2 de la madrugada. Tal vez algún día tendré que afrontar a mi padre y a la cruel realidad de la que estaba sometido y de la que quería huir. Tengo miedo de herir y ser herido. No quería despertar de este sueño, no quería enfrentarme al mundo exterior.
    Hasta el día que pueda salir y enfrentarme a la realidad, hasta que pueda abrir los ojos de nuevo, déjame huir de ella y disfrutar en esta fantasía que he creado con tal de aislarme del exterior. Por favor, déjame soñar un poco más.
    Y, sin fuerza alguna para mantenerme despierto, caí en el mundo de los sueños, en donde espero cerrar los ojos y no despertar nunca más.

    Fin

    ¡Ya he terminado! Espero que sea lo que se pide para la actividad. Aunque siento que me ha salido algo raro e incluso cutre :S
    ¡Espero que os haya gustado!
     
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  5.  
    Kagamine Len

    Kagamine Len El chico sin interés

    Sagitario
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    Primera en comentar


    Hola, ¿Como estas?

    Me encanta como dijo Kei tiene de todo es una muy buena historia, solo note esto

    Creo que quisiste poner antisocial, ¿verdad? Si te preguntas done esta el error pues esta en algún lado del relato de Lans si por ahí a de estar xD perdón por no especificar Q-Q pero estoy a lo rapido por que tengo muchas cosas que hacer pero eso no evito que comente tu historia =D mi considerarte una amiga, y yo hacer cual quier cosas por mi amigos =D y si te preguntas por que escribí así pues por que así hablamos aquí de vez cuando xD Lo se... Yo... Yo tampoco lo entiendo pero bueno... Como te he dicho me gusto mucho, pobre Lans Q-Q no me merecía por el egoismo del padre de Diam y bueno sin mas que decir me despido. (que insensible soy xD)

    Bye-Bye
     
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  6.  
    Kirino Sora

    Kirino Sora Entusiasta

    Aries
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    Muchas gracias por leerlo, la verdad me alegra mucho leer vuestros comentarios. :D Y sobre lo de asocial en realidad no me había equivocado; pero por si acaso ya miré en el diccionario y sí, está bien; la palabra existe. Espero que no te haya molestado y espero que sigas leyendo como hasta ahora, ¡que yo también leeré los tuyos! xD
     
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  7.  
    Sheccid

    Sheccid Usuario común

    Géminis
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    A mi me gusto mucho, la idea de dos chicos apartados de la sociedad por dos diferentes causas.
    Al final Lans si fue un verdadero heroe al dar su vida por el de su amigo verdadero, realmente irrepetible, aunque el doctor haya cacheteado al pobre chiquillo, pero bueno.
    Esta muy bien, y no es sólo un miedo, sino dos
     
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  8.  
    Kei

    Kei Usuario popular

    Virgo
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    Nouuuu Lans nooo D':
    Me encantó mucho, en serio que sí.
    Los miedos nos encierran en algo inevitable D:
    Todos odiamos tener miedo :(
    Me gustó la trama, los dialogos, TODO.

    Checa, relee tu escrito. Vi fallas en tanto a si es ( ; ) o ( , )

    Mi parte favorita:

    —Qué hijo más estúpido tengo. ¿Arrepentido? En primer lugar él no tuvo que haberme desobedecido, así no habría salido de casa y yo no tendría que haber causado una muerte innecesaria. Así yo no tendría que haberlo matado.



    XD amo lo siniestro :'3
     
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  9.  
    Taisha StarkTaisho

    Taisha StarkTaisho Usuario común

    Virgo
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    Hello!!

    Perdon!! tarde en comentar jeje, tu fics esta muy bueno y super entretenido lastima ke termine de esa manera ademas me senti identificada por lo d antisocial xD
    —Qué hijo más estúpido tengo. ¿Arrepentido? En primer lugar él no tuvo que haberme desobedecido, así no habría salido de casa y yo no tendría que haber causado una muerte innecesaria. Así yo no tendría que haberlo matado.
    ese dialogo me mato! increible, me gusto mucho y te felicito!
     
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  10.  
    Izarbe

    Izarbe Iniciado

    Aries
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    pfffff¡¡¡¡ pero... en verdad me han entrado ganas de llorarrr >^<
    es una historia demasiado hermosaaa... demasiado trágica ME ENCANTA¡¡¡
    KOMO ODIO al padre ese lo odio¡¡¡ XD si no fuera por el, al menos su hijo hubiera sido feliz...
    impacta mucho el final, justo entonces cuando todo parecía que iba a acabar bien...
    que gran trabajo¡¡¡ ojalá algún día se me ocurran idas tan buenas como a ti¡¡¡
    PD: adoro la historia de Lans, bueno, en realidad lo adoro a él¡¡¡ si existiera realmente, ya estaria prendada de el (L)

    haber si encuentro tiempo pa leer las otras historias¡¡¡
    bsss
     
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  11.  
    Kourei

    Kourei Acosando a Gray-sama (kagome-chan) ;D

    Tauro
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    Kya, hermoso aunque me molestó un poquito el leer todo encimado a lo otro, con eso de que necesito lentes acabas de matarme la vista ¬.¬U Nah, usaré fondo de botella xD Yo y mi pervertida imaginación se hicieron de otra historia diferente en cuánto leí el primer capítulo, a veces me vuela la cabeza demasiado xD Maldito padre, yo creí que tendría un desorden obsesivo-compulsivo por resguardar al niñato y resulta que va y lo mata. Oh, genial escrito, ¡Lans, no!
     
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  12.  
    Kohome

    Kohome Fanático Comentarista destacado

    Libra
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    TT-TT ¡no me gustó el final! ¿¡cómo es eso de que Lans muere!? ¿¡qué clase de persona es así de cruel!? ¿¡Qué tienes en la cabeza!? ¿¡ESTAS LOCA O QUE!?

    Fuuuuu... calma... serénate kohome. :( pero esque no me cabe, no puedo asimilarlo. De verdad no puedo, es demasiado triste ¡juro que lloré!

    Pobre, nunca más podra jugar futbol.

    TT-TT bueno, me tengo que ir.

    Gracias por invitarme.

    Sayito.
     
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  13.  
    Tubbiefox

    Tubbiefox Entusiasta

    Virgo
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    ¡No! No, no, no, no, no, no, NO D: Qué rayos… ¡qué rayos D:!

    Ehh… En serio que ese final… no resultó -w-. La historia fue bien durante todo el primer capítulo hasta llegar al final. De ahí en adelante, por más comprensivo que traté de ser por toda la situación, no pude hacer que me agradara. Eso de “te voy a contar una historia de cómo me salvaste”. Se entiende que el niño había estado alejado de la sociedad desde que nació, y nunca había establecido una relación emocional con nadie, o eso aparenta, pero… lo siento un poco exagerado, ese sobre apego a Lans, cuando han convivido juntos tan poco.

    Desafortunadamente, eso es lo que menos me molestó. Luego viene la parte de las historias. La del protagonista está bien y se entiende, se lo robaron más probablemente para sacarle dinero al papá, y éste queda traumado. Pero la de Lans… no me cuadra. Su miedo a las mujeres no está justificado. Dice que odió a las mujeres porque su madre lo abandonó y que les sintió miedo tras haber herido a su mejor amiga. Los sucesos que narra en su historia, el abandono y lo otro, no justifican por qué lo generalizó a todo el sexo femenino. Su padre lo abandonó también, en cierta forma, se divorció de su madre, y si ellos fueron los que se tuvieron que mudar... no, simplemente si se tuvieron que mudar, es porque su padre no era buena persona, o algo malo traía la relación. Pero él no odia a los hombres, ¿o sí? Si en lugar de tener una mejor amigA hubiera sido un mejor amigO, y hubiera herido a su amigO, dudo que le tuviera miedo a los hombres luego de eso. El suceso de él hiriendo a su amiga no tiene, por ningún motivo, que causarle miedo al sexo femenino. En todo caso, tuvo que causarle un trauma que se aplique a ambos sexos. Que él por haber herido a su amiga terminara aislándose de ambos sexos, de las personas en general. Porque quebrarle una pata a una mujer o quebrarle una pata a un hombre es exactamente lo mismo: quebrar patas.

    Algo más razonable hubiera sido que más de una mujer le causara un trauma. Una más aparte de su madre. O dos, o tres. Así sería más fácil que él generalizara su miedo a toda la población hembra. Pero quebrar patas no te causa miedo a las mujeres, ni a los hombres.

    “Tenía miedo de volver a herir a alguien”. Eso sí es una repuesta normal ante el suceso. “Decidí alejarme de los demás”, eso también. Pero por “demás”: hombres y mujeres. No sólo mujeres. “Miedo hacia el deporte que amo”, y esa también es normal.

    Sólo falto algo de mayor impacto. Y que tuviera una cierta… “distinción”, algo que se aplicara más a las mujeres que a los hombres. Un ejemplo sencillo, aunque no tan aplicable en tu historia por la edad del personaje para ese entonces, es que tuviera una relación de noviazgo con una mujer, y ésta terminara “rompiéndole el corazón” muy fuertemente. ¡Pero quebrarle una pata no D:!

    Desafortunadamente… esto tampoco fue lo que más me disgustó. Lo que más me disgustó fue la “bomba” del final. Ese diálogo que los que comentaron antes que mí tanto amaron, fue lo más terrible y asesino en tu historia. Por dos detalles: 1) la locura del padre. “Hijo, si salís de la casa, mato a tus amigos, literalmente”… ¿Qué rayos? No tengo muchas palabras para extenderme en lo… lo… ¿¡qué rayos D:!? ¡Eran sólo amigos D:! ¡Solamente jugaban futbol y ya! ¡No matás a alguien porque juega futbol a escondidas con tu hijo D:! Aunque te haya desobedecido y salido de la casa sin permiso por un año, matar es algo demasiadísimo extremo. ¡Pero falta aún! Viene la parte más loca, que hace a la historia súper loca: 2) Si Lans murió protegiendo al protagonista, es porque éste estaba en peligro de morir. Y cómo rayos no iba a estar en peligro de morir si su subnormal padre decidió, por alguna subnormal razón, que tirar un pinche camión encima es la mejor forma de matar a alguien. ¿Qué acaso trataba de matarlos a los dos? ¿Qué acaso su locura y sobreprotección llegó a tal extremo que debía matar a su hijo para protegerlo?, ¿o es sólo que no consideró el peligro que su hijo podía correr si le tiraba un piche camión encima?

    Padre del protagonista: ¿conocés las pistolas? Unas cosas metálicas, que disparan cosas metálicas más pequeñas, y que tienen un buen índice de matación… No, parece que no. Pues bien padre loco, existen. Y fácilmente pudiste haber hecho que ese tipo -loco también- que se ofreció a ayudarte a llevar a cabo un plan tan… loco, matara a Lans, con una pistola, de un disparo. Y esa es la forma más sencilla, hay otras, que son menos delatadoras, y más originales, pero tirarles encima un camión… no es una de ellas.

    Ahora dejame dar un gran suspiro, o exploto…

    ~

    Dios, si escribiera historias con la misma fluidez que escribo comentarios D:. Sora, expuestos esos tres puntos quiero felicitarte por tu historia. Se siente el empeño que debiste poner en ella sólo con ver lo larga que es, ¿pero sabés? Ha sido de las historias que más cortas se me han hecho. Y creo que de las poquísimas que he podido leer seguidas, sin parar, sin revisar otras páginas mientras leo, sin distraerme. Tu fuerte está en expresar el sentimiento de los personajes, realmente los sentí y me encariñé con ambos. Te veo como una escritora de romance y poesía.

    Encontré el link por la actividad. Eso me causó algo de problemas, y aquí fue totalmente mi culpa, que estaba impaciente por que llegaras a la parte donde relacionás a tu historia con lo que la actividad pide. Porque en el primer capítulo no había señal de que lo hicieras, y estaba medio, ¿y cuál era el temor? ¿Y cuándo viene la parte donde dicen “si nunca hubiera hecho tal cosa esto nunca hubiera pasado”? Que, obviamente, estaba hasta el final. Pero me la pasé de impaciente y no me hizo disfrutar al 100% la historia.

    ¡Joder! Por ponerme a comentar tanto se me quemó el elote que había puesto a hervir D:

    -w-

    En fin. Fue buena historia. ¡Suerte en la actividad!

    P.D.: Yo sé que no les tiró encima un camión, sino las barras de acero que éste cargaba, pero suena más divertido decir que les tiró un camión .-.

    lol...
     
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  14.  
    Circe

    Circe Usuario popular

    Leo
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    ¡Hola Sora! Lamento mucho la tardanza, hace días que tenía que leer tu fic ._. pero bueno, acá estoy finalmente :3 Te agradezco que hayas participado en esta actividad y que hayas entregado taan rápido.

    Bien, pasando al fic me pareció raro que no sepa que es una pelota de futbol, teniendo en cuenta que se la pasaban jugando videojuegos y hay muchos que tratar sobre futbol y todo eso. Me pareció un poco exagerado, se vieron una sola vez en la vida y ya eran mejores amigos, lo cual no es tan así. A Diam lo entiendo pero a Lans no tanto, él ya había tenido amigos y no creo que confiase tan rápido, o quizás solo me parece así por lo desconfiada que soy x'D
    Me sorprendió el robo aunque así de alguna forma se "explica" el comportamiento del padre de Diam aunque evidentemente tenía que ser un neurótico y paranoico para actuar así. La fobia y el odio de Lans fue un poco exagerado, como ya te dijeron, deberías haberlo explicado más, sumarle más causas (ejemplo: fue abandonado varias veces por madres sustitutas o su madre volvió para abandonarlo de nuevo o lo trataban mal, no sé). Está frase de María me encantó

    Creo que es más fácil dejar un deporte que alejarte de todas las personas, suena medio raro para mí. También la conversación acerca de Lans como héroe me pareció que era demasiado madura para ellos. Me conmovió que Lans se haya sacrificado por Diam. La confesión de padre de Diam fue algo forzada y de verdad que fue extraño, demasiado exagerado ¿a quién le hablaba? ¿A Lans o a otra persona? Por que parecía que estaba hablando con otra persona pero nunca lo mencionaste. Lo del camión fue, en cierta forma, original aunque algo complicado, hay formas más simples, más “seguras” y originales para matar pero estuvo bueno igual. El final me encantó, el hecho de que Diam prefiera vivir en un sueño antes que en esa realidad tan horrible que le creaste; la verdad que Diam y Lans estaban bastante traumados, pobres x’D

    Casi no tuviste errores, solo noté que a veces la narración pasaba del pasado al presente y que luego de los puntos suspensivos se escribe en minúscula. La verdad que fue un gran escrito, se nota que te esforzaste y fue muy original. Escribes muy bien, pudiste explicar detalladamente todos los sentimientos de Diam y, a pesar de que fue una historia larga, se leía fácilmente y fue muy entretenida. La consigna de la actividad la cumpliste al final pero no mucho, ya que pedía que, por un miedo haya consecuencias mientras que vos explicaste las causas de este miedo. Sin embargo, lo acepto por que trabajaste mucho en ello y por que tiene que ver:3

    Bueno, ya no tengo más que decir. Espero que te hayas divertido escribiendo y participando en la actividad. ¡Suerte!
     
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