Microrrelato "Lluvia desde mi Ventana" Decisión.

La luz érronea y fátidica centelleaba hasta su completo exilio, que pronto no tardó en llegar. Sentí como mi sufrimiento se prolongaba y es que cuando menos lo esperaba la lluvia comenzó a caer.

Mis pensamientos se conectaron con ella y ante cada gota un nuevo recuerdo: mi infancia, mi adolescencia, mi adultez. Todo me hacía daño pues nada ha sido como hubiese querido. Maltratos, abuso y dolor, siempre han estado presentes y no se me ha permitido huir.

El martirio continuaba pues el goteo incesante golpeaba con fuerza la blanca ventana de mi habitación; y mi corazón, que hasta ese entonces se había mantenido a raya, comenzaba a acelerarse, a acelerarse y a alentarse por no tener siquiera una esperanza a la que pudiera aferrarse.

Allí comprendí que debía alejarme de ella y de sus chillidos abrasadores. Me levanté del sillón junto a la ventana y con lentitud caminé hacia la cocina, abrí una gaveta y saqué un cuchillo lustroso, brillaba tanto que podía ver mi reflejo en él... un rostro varonil demacrado por el que los años han pasado dejando huellas y que sin embargo, conservaba el ápice de picardía de la niñez, quizá por lo que pretendía hacer.

Con el cuchillo sostenido con fuerza en mi mano derecha hice un corte muy preciso, un corte limpio que cualquier carnicero me podría admirar... un corte directo a la yugular.

Y entonces recordé lo que había visto en la ventana. Aquél poste cuya luz se extinguió, aquellas gotas de agua que caían con furia y velocidad sobre el suelo, tal como ahora caí yo mientras mi febril sangre se derramaba por toda la cocina, tal como desaparecía el brillo y consigo la vida misma de mis ojos.

Ese fue mi adiós a todo lo que había conocido: 4 paredes de las que nunca escapé.